Bien, es casi la una de la madrugada y yo posteando el capítulo T.T Lo siento. Además, tengo que levantarme temprano mañana, pero más vale cumplir con la actualización del fic :D
Kuroi: Buenas deducciones :P Gracias por desearme suerte. Me fue bien, aunque aún no sé los resultados xD
Asurax1: No sabía que Paul er atu psj favorito :D Aparecerá más a menudo estos capítulos, así que estás de suerte.
Poker Knight: Te extrañé xD jajaja okno. Cierto, me faltó la canción épica, pero este capítulo tendrá canción épica C:
baraka108: No lo sabremos hasta verlo :P Tal vez Paul sea enemigo, o amigo.
Cata-chan1: Una buena noticia. Tal vez alguien que ames aparezca en este capítulo, auqnue sea por algunos segundos xD... ! Gracias por desearme suerte. Espero que me haya ido bien C:
Larekin1: Oh, ya veo. Sí, tal vez nunca haya Harem. En cierto modo si habrá shipping variados, pero no al mismo tiempo. Y con respecto a lo de Alekran y Paul, tranquilo... ya verás el verdadero poder de Alekran después... que tiene una parte importante ;D
FreyliaRK: Gracias por el review! :D En serio me alegra saber que ahayas analizado tan bien todo. Con respecto a las dudas, pues Serena se comporta así con Ash por ambas cosas. Y estás de suerte, porque a partir de este capítulo será un punto de vista diferente al de Ash y Serena, que sólo se dedicaron a esconderse. Aquí, verás lo que es salir adelante y vovlerse fuerte... No se verá mucho sobre los jefes, ahí concentraré más a May, pero eso será luego. Y sí, no sólo la universidad, sino que también hay problemas personales por delante y demás, ya sabes (el trabajo, familia, etc etc) que no me dejan avanzar con el fic, pero llevo muchos capítulos avanzado, por lo que habrá PBO por más tiempo C: Y nuevamente, gracias por el review largo. Me gustan esos reviews. Y también desearía que hicieras una opinión estricta, para ver qué errores puedo corregir xD
emmanuellopez: Tal vez se cumpla tu sueño ;p
Bueno, los dejo con el capítulo. Para que el final sea más épico, entren a Youtube, y pongan en el buscador "Game of Thrones - Mhysa" y la primera opción. Yo les indico cuando la reproduzcan. Pero enserio, háganlo o sentiré que elgio la canción adeucada en vano T-T Disfruten.
Capítulo 41
Una Reputación Inesperada
Y sin haberlo esperado, la chica se me quedó mirando con unos ojos que no pude comprender. No, yo debía de comprender esto. Tenía que entender que ella me miraba de aquella forma, porque jamás se esperó que yo fuese quien en realidad ella, y viceversa. Mejor dicho, nadie se esperó que esto fuese un lugar arriesgado, cuando hace unos minutos era sólo un lugar más donde la gente podía dejar de pensar por un momento en la realidad. Ahora, esto era la realidad. No había más ni menos. No servía ya de nada pensar en las calificaciones de la escuela, en los problemas familiares o en buscar algún trabajo. No servía de nada pensar en la gente de afuera, cuando jamás ibas a volver a verla. Y ano había escapatoria, y la chica frente a mis ojos lo decía con su mirada.
Súbitamente, la joven, que en un principio era mi mejor amiga aquí, se transformó de un segundo a otro en una completa desconocida, pero a la vez, en alguien que conocía muy bien. Misako… o mejor dicho, Serena, huyó sin decir palabra alguna. El golpeteo de su voz entre su garganta fue el único sonido que salió de sus labios, y con suma inquietud e impacto, huyó hacia las oscuridades de los callejones.
Y ahí me quedé. Ahí permanecí, sin saber qué hacer, pero teniendo en cuenta que si no hacía nada, nadie lo iba a hacer. Y a pesar de que era una chica que conocía, no sólo debía de actuar para salvarla a pesar de odiarla, sino que tenía que salvar a todos los involucrados. Debía de hacerlo, o sino… ¿Quién más lo haría? ¿Qué novato estaría dispuesto a salvar a los demás?
Salí de mis pensamientos por algunos instantes. El volver a aquel lugar me forzó a recordar el momento en que vi cómo Serena huía y muchos más la imitaban. El estar ahí, frente a la gran estatua de un Arceus que se erguía intimidantemente, me hacía sentir alguien débil. Es curioso que aquel Pokemon me hiciera sentir de aquella forma, a pesar de no haberlo visto nunca, saber nada de él y que sólo sea un rumor impregnado en una roca esculpida. Supongo, que él será el último jefe del más difícil nivel. Pero sólo son alucinaciones mías, nada más. Quién sabe qué nos aguarde en el centésimo piso, y quién sabe si lleguemos hacia él vivos y en cuánto tiempo. Sinceramente, tenía que ocuparme de cosas mucho más importantes como pensar en un futuro muy lejano. Y ésta era una de las muchas cosas de suma importancia que debía de hacer ahora. Me coloqué frente al Arceus, mostrándole mi espalda. Tanto NPC´s como jugadores pasaban de un lado a otro, sin siquiera mirarme en lo mínimo. Había muy pocos ahí, pero eso no tenía que impedirme el poder hablar con voz clara, y con un modo persuasivo y tan convincente. Debía de hacerlo o sino nunca llegaré lejos. Nadie lo hará. Aclaré mi garganta lo más que pude, y miré por unos segundos a Brock, que asintió de igual manera, significando que debía de comenzar.
— ¡Jugadores! —mi voz parecía el chillar de un pequeño Rattata entre una noche llena de Pokemon nocturnos inquietos y hambrientos—. ¡ESCUCHEN! ¿Podría tener su atención un momento, por favor?
Uno de ellos, se paró mientras deambulaba por la plaza central. Se acercó a mi posición, pero esperé a que mis gritos inocentes y tímidos atrajeran a más personas. Unos minutos después, reuní por lo menos a diez jugadores y algunas personas virtuales también tenían curiosidad, aunque no entiendo el por qué lo hacían, si después de todo a ellos no les interesaba en lo más mínimo lo que sucediera por aquí. ¿O me equivoco?
— Hola… —dije tratando de mantener la calma. Los jugadores me rodearon en un círculo, en el que yo era el centro de atención. Brock se perdió entre los jugadores, por lo que me costó más trabajo el localizarlo. Él indicó que inhalara profundamente, y exhalara con lentitud y calma. Lo hice; no estoy segura si aquello me sirvió de algo—. ¿Qué tal? Gracias a los que se acercaron. Soy Hikari… o Dawn, como prefieran llamarme. Después de todo, aquí los nombres virtuales no importan ya —hubo un momento de silencio en el que uno de los chicos le murmuró algo a otro, y ambos rieron. Aquello me hizo sentir más nerviosa, pero no me importó; tenía que seguir hablando— Escuchen. Sé que apenas somos novatos. O bien, la mayoría de nosotros. Sin embargo, no suelo decirle mucho esto a las personas. De hecho, nadie se lo he mencionado.
— ¡Ve al grano! —dijo uno de ellos furioso.
— Como sea —carraspeé de nuevo mi garganta—. Mi amigo Brock y yo —lo señalé a él. Éste trató de esconderse más entre las personas, y comenzó a saludar nerviosamente y soltando risas de incomodidad, aunque al final le dije que parara con una mirada amenazante—, iremos a las mazmorras del nivel dos. Sin embargo, cómo se habrán dado cuenta, hemos perdido gente durante estos días. Antes de que se diera el anuncio, teníamos gente de sobra que quería luchar a nuestro lado, tratando de superar los niveles día con día. Ahora, sólo somos nosotros dos y un grupo de personas que se ha estado reuniendo en el nivel dos. Nosotros queremos que nos presten sus fuerzas, si no es mucho pedir. No podemos solos, pero si nos ayudan, podremos derrotar las mazmorras y por ende, al jefe. Juntos podemos hacer la diferencia. Juntos, podremos pasar los noventa y nueve pisos restantes del juego, pero sólo, si se unen a nuestra causa. ¿Qué dicen?
El silencio abrumó la plaza. Sin embargo, me di cuenta de que aquel silencio no era nada. De hecho, la plaza seguía con sus mismos sonidos de antes. Gente platicando, Pokemon rondando por ahí con sus jugadores, y los NPC´s platicando como de costumbre como si no tuviesen ninguna preocupación. De los diez jugadores más los NPC que habían prestado su atención, nadie dijo nada, y se alejaron soltando tanto insultos, risas, murmullos y desaprobaciones hacia mi persona. Escuché a uno mencionar que era una simple ilusa, que no tenía nada mejor que hacer; otro dijo que era imposible pasar esto, y que acepte que éste sería nuestro nuevo mundo. Una parte de mí fue invadida por la rabia, y quise golpear a alguno de ellos; pero a decir verdad, la desilusión y tristeza que sentí al saber que era imposible el convencer a los novatos, me hizo paralizarme en mi lugar. Esto era un caso perdido.
— Dawn, no importa —Brock se acercó—. Al fin que ni los necesitamos. Somos más fuertes —esto último ni él se lo creyó—. Bueno, velo de esta manera. Al menos tú tienes la convicción de hacer algo. Ellos ya no tienen esperanzas. Se ve que no los quisieron mucho en sus casas —el chico rió, pero para mí no era gracioso.
— Ese es el problema. Lo que quiero es recobrar las esperanzas en ellos. Eso quiero.
El joven agachó la cabeza, sin poder encontrar las palabras para reconfortarme.
¿Qué le iba a decir a los demás? ¿Qué le iba a decir a Misty, que había podido convencer al Gremio Esmeralda de pelear a nuestro lado, sin que Masato haya estado de acuerdo? ¿Qué le diré a los cuatro betas más fuertes que están al mando? ¿Cómo me sentiré al respecto? Bueno, al menos lo descubriré pronto, ya que estoy a punto de dirigirme hacia el segundo nivel para informar sobre el asunto.
— Tal vez puede que yo los ayude.
Una voz me detuvo en el camino. Al voltear, noté a un chico de cabellera rubia, un uniforme cerúleo extraño y unos lentes que le daban forma a su ovalado rostro. Citrón se encontraba recargado sobre la estatua del Arceus, y sonrió con misterio, pero en un tono bromista al que estaba acostumbrado a sonreír. Y en ese momento, me di cuenta de que él había escuchado el inútil y patético discurso que había preparado.
Ocupé una silla. La enfermera Joy me sirvió una taza de café, que al hacer contacto instantáneo con la taza de porcelana, noté el calor fluir sobre el sólido. El adorno floral en el centro de la mesa llena de claveles que ondearon con un viento friolento que se coló por la ventana mugrienta y mohosa del establecimiento. Fuera de ella, no se podía observar nada más que NPC pasando una y otra vez, sobre un callejón abastecido de cosas que no pude procesar al instante. Lo único que mi vista podía notar era botes de basura tirados en el suelo, ropa colgada en las paredes altas frente a la ventana, la tapa de una coladera a medio abrir por donde se escapaba un hedor desagradable, y varios NPC que no podía juzgar si en realidad eran personas que querían asesinar a cualquier tipo que se le cruzara, o simplemente eran personas sin hogar que dormían bajo las sombras de una casa hecha de un cartón húmedo y mugroso, suplicando mientras tanto por alguna moneda milagrosa que cayera sobre sus manos.
Dentro del establecimiento, la enfermera Joy había subido las escaleras y escondido dentro de su habitación. Ella era la única que estaba arreglada y decente, pero la única. La chica pelirroja, a pesar de ser una persona virtual, sentía miedo al ver las miradas acosadoras de hombres ebrios, los piropos que recibía y algún que otro pequeño golpeteo en la parte baja de su espalda. El lugar en sí me daba asco, no porque los claveles marchitados llevaban varios días ahí, aunque no entiendo cómo es que una flor tenía vida dentro de este mundo. El punto es, que el lugar era horripilante por la gente y la zona a la que un Citron que se sentó sutilmente en la silla restante de la mesa más alejada, nos trajo. Mujeres con dientes chuecos, y con mal higiene, hombres corpulentos, azoando tarros de cerveza sobre la mesa mugrienta, y vagos que entraban como si fuese su casa, permitiendo que el hedor de las coladeras se colaba y se encerrara en la posada para acompañar a todos los que la habitaban. Ni siquiera había jugadores por la zona, y eso me impresionaba más aún.
Los tres teníamos una capa oscura que cubría nuestras identidades. Citron nos había mencionado que era mejor el llevarlas, o podríamos sufrir de algún asalto. Sumamente estaba molesta por el lugar en el que me encontraba, pero antes de que dijera alguna otra cosa, el rubio, aún con la capucha puesta, comenzó a hablar.
— ¿Café? —preguntó, mientras miraba cómo yo le daba un sorbo a mi taza de porcelana desgastada.
No respondí. Yo quería ir al grano, y él lo sabía perfectamente.
— ¿Por qué pedir café en un lugar como éste? —el chico rió. Al parecer el intentar parecer alguien misterioso sobre esa capucha no era la habilidad del rubio. Parecía más bien una persona amable y carismática, con una capa puesta.
— En primer lugar… ¿Por qué llevarnos a un lugar cómo este?
— Creí que lo adivinarías, Hikari.
— Lamento decepcionarte.
—Bueno, supongo que no puedo discutir ante eso. Los novatos no suelen ser muy listos dentro de este juego.
— Y henos aquí. Un beta con un par de novatos que han sido de los únicos que han querido salvar a los 50 mil jugadores, o lo que queda de ellos.
—Tienes una boca muy grande, Hikari —mencionó el chico y se rió. Tomó un gran sorbo a su tarro, y le ofreció una a Brock, que negó con la cabeza tímidamente. Sin siquiera pedir aprobación por parte del moreno, el rubio llamó a una enfermera que lidiaba con las miradas acosadoras y los silbidos. Después de unos minutos, la pelirroja trajo otro tarro que Brock tomó y se lo llevó a la boca. Parecía más sediento que forzado, aunque al final el chico disfrutó que su garganta estuviese fresca de nuevo—. ¿Ves? Siempre tengo la razón, Brock. Sé que estabas sediento. Mi abuelo siempre me decía eso —el chico rió por lo bajo y su risa duró varios segundos, como si hubiese sido algún chiste muy bueno—. Lo siento, pero es que ese viejo era un imbécil. Me hizo tomar cerveza sin siquiera haber cumplido la mayoría de edad. Quiero decir, eso es lo único bueno que ha hecho por mí. Por lo demás, ha sido un imbécil, y murió justo antes de que descubriera PBO. Pero bueno, así es la vida. Como digo siempre… Bebe un tarro de cerveza siempre que tengas la oportunidad, porque nunca sabes cuándo será la última —el chic rió, y se reajustó los lentes entre la capucha. Un brillo luminoso se reflejó en el cristal, y cegó mi vista unas milésimas de segundo— ¿En qué estaba? ¡Oh sí! Que la novata suele decir mucho lo que piensa. ¿O me equivoco? No contestes. Antes de que me interrumpieras iba a decir que no todos los novatos son estúpidos. Es por eso que ustedes dos están aquí conmigo. Kasumi también ha demostrado ser lista, pero sé que ella está ocupada convenciendo al Espadachín Mierdameralda en luchar con nosotros. Acá entre nos… había un rumor de que ese tipo era un simple niño dentro del juego… pero ¡Oh sorpresa! Resulta que su apariencia nunca cambió —Al parecer, el rubio no paraba de hablar hasta que bebió otro trago de su cerveza— Bien. Los he traído aquí porque como ven, ningún jugador viene por estas zonas. El Pueblo de los Inicios es muy grande ¿Lo saben, cierto? Hay lugares inhóspitos que ningún jugador se atrevería a descubrir. E imagínense, apenas es el primer pueblo. Dudo que alguien llegue a descubrir PBO por completo.
— ¿Y qué tiene que no haya ningún jugador aquí? —preguntó el moreno.
— Es justo a lo que iba, ojos de rendija —el chico rió en tono bromista, pero la gente comenzó a voltear a nuestra posición—. Lo sé, lo sé. Debería callarme. Suelo reír alto y mucho instintivamente. Como sea. Aquí nadie… ningún jugador podrá escuchar lo que estamos a punto de hablar.
— ¿Qué se supone que significa eso? ¿En qué me ayudará para convencer a los novatos?
— Escucha, chica. Este juego no es sólo un juego. ¿Entendido? Los he reunido aquí para que sepan a lo que se enfrentan.
— ¿Pokemon y mazmorras? ¿La muerte, quizás? —traté de adivinar sin ninguna sorpresa.
— Es más complicado que eso —el chico se quedó el líquido espumoso de su tarro a través de sus lentes— No sólo se enfrentarán a eso. Escuchen… si quieren volverse fuertes, deben de hacer lazos. No sólo gremios, raids, partys o cualquier otro tipo de organización que ayude a pasar niveles. No… esto va más allá. Hagan amistades, contactos. Formen una reputación entre ustedes.
— ¿A qué quieres llegar con esto, Citron? Quiero decir, yo he tratado de hacer eso. Quiero ser una novata que se vuelva fuerte. Inclusive más que algún beta. Quiero ser fuerte, pero no puedo; no…
— Claro que puedes, Hikari —el chico sonrió.
— ¿Cómo?
— Ya lo he dicho.
— Pero… pero hace unos instantes. Allá en la plaza central…
— Vamos, sé que eres más persuasiva que eso.
— Pero…
— Confío en que podrás obtener una reputación entre los novatos, Hikari. Takeshi, tú también podrás hacerlo. Los dos pueden. Ustedes son listos. No son como cualquier otro novato, y tú Brock, me lo demostraste al descubrir las mazmorras. Hikari, tú podrás demostrármelo si convences a novatos de pelear a tu lado.
— Citrón, sé que tienes expectativas en mí. Sé que las minoría de personas que quieren pasar el juego tienen expectativas en mí, pero… pero no sé cómo.
— No sólo se trata de decir un discurso, Hikari. Se trata de sentir lo que dices.
— Entiendo. ¿Pero cómo decirles? ¿Cómo decirles que los necesito?
— Hikari, sé que encontrarás la respuesta. Ahorita, lo única importante es que hagan reputación. Hagan amistades, y protéjanse la espalda mutuamente.
— ¿Por qué? ¿Qué es lo que quieres decirnos? —intervino Brock.
— PBO no es seguro —la mirada del rubio se sumergió entre la ventana mohosa. Un reflejo rubio apareció delante de él, y ahí, parecía ser otro sujeto que el que se encontraba frente a nosotros. Parecía como si aquel reflejo fuese a traicionar al mismo Citron, y pude comprender a lo que se referiría entonces—. No sólo hablo de Pokemon fuertes, o mazmorras imposibles. La gente ya no se siente segura. Jamás lo ha hecho —su sonrisa característica se borró se su semblante—. Y menos aquí, dentro de una realidad distorsionada. La gente comienza a olvidar quién es, y quién era allá afuera. El instinto de supervivencia es algo así como un sexto sentido, y la gente podría llegar a hacer lo imposible para sobrevivir. Puede acuchillarte por la espalda. Hikari… Takeshi… Elijan bien quiénes son sus compañeros, y qué reputación es la que quieren tener. Yo no puedo darme el lujo de tener una reputación ahorita. Ningún beta la puede tener. Vean lo que le sucedió al Destello Eléctrico. Es por eso que muy pocos betas han sobre salido en el juego.
— Aún no entiendo qué es lo que pasa —comencé a confundirme.
— Escuchen… Hay gente mala. Hay gente dentro del juego que me quiere a mí. Que nos quiere a los beta. Y esa gente, está tratando de llegar a nosotros por medio de ustedes, los novatos.
— ¿Qué? —El sorbo que estaba a punto de tener, permaneció a centímetros de mis labios—. ¿Cómo sabes eso? ¿Por qué quieren a los beta?
— Sé que tienen muchas preguntas, Hikari. Pero es lo único que sé. Lo que puedo decirles, es que esa gente tiene otra forma muy distinta de matar —antes de volver a hacer otra pregunta, el chico me detuvo—. Ellos tienen un casco diferente. A todos los novatos los matarán, sin poder haberlos matado realmente. Es decir, morirán como si nada hubiese pasado. Revivirán en otro sitio, y seguirán jugando PBO normalmente.
— ¿Y de qué les sirve el casco, entonces?
— Cuando matan a algún novato, estarán controlados bajo las órdenes de alguien. No puedo decirles quién, pero lo que sé es que hay gente que está comenzando a matar a novatos poco a poco. Gente muy poderosa, inclusive más que yo o cualquier otro beta que se haya visto.
— Citron —dejé mi taza de café sobre su plato, y me paré de mi lugar— ¿Cómo sabes esto? ¿Quién te lo dijo?
— Formo parte de una organización secreta. Aunque claro, ya no es secreta del todo para ustedes, porque se los acabo de decir —el chico rió, como si todo lo que mencionó no hubiese sido enserio.
— ¿Organización?
— No puedo darles muchos detalles. Lo único que les puedo decir ahora, es que se cuiden. Entrenen duro, vuélvanse fuertes, pero háganlo juntos. Manténganse unidos, siempre vigilando sus espaldas. El enemigo no sólo es el juego en sí, sino las personas que lo conforman.
— Un momento —mencioné— ¿Cómo sé que dices la verdad? ¿Por qué confiar en ti?
— Entiendo que estén confundidos. Si yo fuera ustedes, tampoco confiaría en un sujeto que comienza a decir cosas sin sentido. Si quieren no me crean, pero cuando comiencen a ver que los rumores son ciertos de que un grupo de personas comienza a matar a la gente, pensarán en mí después.
No dije nada. El chico tenía razón. Además, por qué otra razón podría mentirnos. ¿Qué ganaría con ello?
El chico se tomó el final de su tarro, y lo azotó contra la mesa. Se paró se su silla, pero antes de encaminarse hacia la puerta, lo detuve.
— ¿Por qué? ¿Por qué nos dices eso a nosotros… unos novatos?
El joven se quedó pensando por un momento.
— Porque confío en ustedes —el rubio sonrió— Puede que lleguen a ser una parte importante del juego. Y sinceramente, puede que lleguen a ser parte de la organización la cual formo parte, pero aún les falta experiencia y confianza para que lo hagan.
— Citron… —nombré.
— Sé que encontrarás a la gente indicada. Sé que te volverás fuerte, Hikari. Sé que convencerás a los novatos con las palabras que dice tu corazón. Sé que formarás parte importante de este juego. Pero no lo olvides… mantente alerta. Ambos.
El chico desapareció por la puerta que aun seguía deprendiendo un hedor desagradable de afuera. La gente se le quedó mirando tanto a él como a nosotros, pero no llegó a más que a miradas acosadoras. Uno de los NPC se me acercó, pero mi mirada intimidante lo alejó. Después de todo, estaba en mi naturaleza el parecer fuerte y valiente…
El sitio era oscuro, pero sobre la mesa había un gran mapa e iluminaba a varias personas. Una de ellas, era Paul, y examinaba el mapa con suma atención. Iris le explicaba instrucciones sobre cómo atacar la mazmorra, y la chica de nuestro salón, que también me impresionó que estará, May, intervino en el acto. La joven parecía tener más convicción de la que creía. Parecía una chica fuerte y una líder, a pesar de que no era ella la que mandaba sobre el Gremio Esmeralda. Sus otros dos miembros estaban ahí. Un chico de cabellos castaños y otro que también parecía estar en nuestro instituto… el rival que me había fijado desde el torneo esmeralda, Ruby. ¿Quién lo diría? Después de todo, el mundo me resultó bastante pequeño.
Misty estaba atenta, a las instrucciones que se indicaban, y los demás que permanecían escuchando, tenían dentro de sus mentes el saber si saldrían vivos de ahí.
—…Atacaremos mañana, al amanecer —finalizó uno de los líderes de un gran gremio que se estaba formando. Todos sabíamos qué gremio era, y todos sabíamos su nombre. Iris, inclusive lo respetaba mucho, puesto que ella era parte de su gremio. Era el líder de ese gremio, pero antes de examinarlo con más atención, noté que Paul me había estado hablando— Hikari… —su mirada no parecía tan agradable.
— Lo siento… —dije, saliendo de mis pensamientos.
— Nada. Sólo decía que se nos dificultará un poco más el derrotar apenas a la mazmorra, ya que te dimos dos días para que lo hicieras, junto con los demás.
— Lo siento. Takeshi y yo hicimos el intento.
— ¿Takeshi y tú? ¿Qué pasa con los demás que indique que fueran contigo?
— Fue mi error. Les mencioné que nos dispersáramos para ver si así lograríamos conseguir a novatos más rápido.
— Y vaya que lo hicieron —Paul sonó sarcástico—. Qué se puede esperar de una novata que sólo alardea y no hace nada. En fin. La sesión se termina. Partiremos a las mazmorras al amanecer. Descansen bien todos hoy.
— Gracias, Paul —dijo el líder del gremio de Iris—. Ya lo oyeron. La sesión se termina.
La mayoría de las personas comenzaron a salir de la habitación oscura. Takeshi esperó a que saliera con él, pero yo estaba de un humor muy diferente al que me encontraba hace pocos segundos. Él lo notó y los demás también, y todos se fueron y me dejaron ahí, sola junto con Paul, que estaba recogiendo el mapa de la mesa. No sé por qué lo hice, pero la rabia me susurró que debía de enfrentarlo. No iba a permitir que un tipo como él me insultara de esa manera. Es lo que menos soportaría de alguien.
— ¿Crees que sólo alardeo? ¿Crees que mis palabras no son nada más que eso?
— Dije que la sesión terminaba —dijo con voz seria como de costumbre, sin siquiera mirarme al rostro.
— Pues estás en lo equivocado, Paul. Creo que estás cometiendo un error al subestimarme.
El chico se dirigió a la puerta de la oscura habitación, si siquiera prestar atención. Yo comencé a seguirlo, y él no paró a pesar de ello.
— Oye, detente —traté de hacerlo, pero no funcionaba.
Ambos pasamos por un pequeño pasillo, que se separó en varios más. Los pasillos estaban cubiertos de tierra, y de paredes desgastadas que pronto iban a derrumbarse. Las antorchas viejas también daban su último respiro de fuego. El chico optó por un pasillo al azar, y cuando llegó al final, subió unas escaleras de caracol que lo llevaron a una posada cualquiera del nivel dos. Ahí, al final de las escaleras, una gran tabla impedía su camino, pero al abrió para ver que era un pasadizo secreto que llevaba a una habitación de la posada. El chico salió de la habitación, y bajó las escaleras para llegar a una taberna, donde había pocas personas. Después, abrió la puerta de la taberna y salió al exterior de uno de los pueblos del nivel dos.
— ¡Alto! —dije esta vez sin ningún respeto. El chico paró, y esperó a que hablara—. Dame hoy. Antes del amanecer, llevará a más novatos de los que crees a las mazmorras. Si no logro hacerlo, me saldré de la party para siempre y no volveré a molestarte a ti ni a los demás.
— Suerte con eso—fue lo único que dijo mientras sin siquiera mirarme, siguió su camino.
Y ahí me encontraba, de nuevo frente a la estatua del gran Arceus; sólo que esta vez, ahora me sentía yo más intimidante que el mismo Pokemon que tal vez nunca podría llegar a ver. No… ¿tal vez? Eso era un pensamiento ridículo. Yo sabía que era el último Pokemon al cual enfrentarme, y sabía que lo iba a lograr. Le iba a demostrar a todos que no era débil. Le iba a demostrar a todos, que podía ser una gran novata, que llegaría lejos, obtendría una buena reputación, un gran gremio, ayudaría a pasar a los jefes de nivel, y le haría saber a Paul que estaba equivocado. Pero lo más importante, me haría demostrar a mí mismo que tenía razón… Que era capaz de pasar el juego y volver al mundo real. Supongo que mis padres ahora sí estaban preocupados por mí, o quién sabe. Sin embargo, quería volver a ver su rostro, para hacerles saber que me había vuelto fuerte sin la ayuda de ellos. Que me había vuelto fuerte yo sola, y que había convencido a una multitud yo sola.
Brock asintió esta vez, junto con los demás novatos que habían estado en la reunión de Paul. Todos asintieron.
Y esta vez, saqué mi arco. Sí… puede que la flecha que tensé sobre la cuerda del arco no fuese la más pesada, o la de mejor calidad, pero en ese momento, la flecha se abalanzó contra la sien del Arceus, que se rompió en pedazos. La gran cabeza del Pokemon cayó y un estruendo se oyó en toda la plaza. Una gran nube de polvo se alzó sobre nosotros, y esta vez, toda la gente que se encontraba ahí prestó su atención. Después de unos segundos, me subí en los escombros de la estatua, como si fuese alguna especie de podio donde presentaban al ganador. Lo más curioso de todo es que no eran ninguna ganadora… aún.
— ¡¿Ven esto?! — mi voz esta vez resonaba como un gran Lugia frente a un océano calmado—. Esto… esto es lo que voy a hacer. ¡Sí! ¡JUZGUENME! ¡Ustedes pensarán: Vaya novata loca! Ha roto la estatua del Arceus! ¿Y qué? Eso es lo que sucederá muy pronto. Ese Pokemon, está aguardando ahí, en el nivel cien del juego. Y eso es lo que haré.
La gente aún seguía confundida, y murmullos comenzaron a esparcirse por el ambiente. Sin embargo, lo que a mi realmente me importaba fue el que más novatos de otras partes comenzaron a aparecer sobre el sitio. Ahora estaba llamando verdaderamente la atención.
— Quisiera hacerle una pregunta a todos los novatos que se encuentran aquí.
El silencio reinó.
— ¡¿Quién estaría dispuesto a ir conmigo a las mazmorras del nivel dos al amanecer?!
Y como esperé, nadie levantó la mano más que Brock y los novatos que estaban con él.
— Lo supuse. Sólo algunos —me di un tiempo para callar, y luego señalé a un novato cualquiera—. ¿Tú? ¿Acaso no quieres ir de vuelta al mundo real?
El chico se extrañó, y asintió con timidez.
— Sí… sí… claro que quiero. Lo que pasa es que…
— Es que ¿qué? ¿Qué pasa? ¿No eres lo suficientemente fuerte?
El chico negó, sabiendo que tenía razón.
— La chica de allá. ¿Acaso no tienes algún familiar que espera tu regreso a la realidad? —señalé a una jugadora.
La joven se quedó callada, y apretó los puños de la molestia.
— Lo sé. Yo también tengo a gente esperando allá afuera —mencioné— Mis padres ni siquiera me hacen caso, pero quiero verlos. Quiero ver de vuelta un verdadero amanecer, o tener de vuelta la educación. Quiero leer un gran libro, o aunque sea mirar mi programa favorito por la noche, antes de dormir. Quiero comer comida verdadera, y quiero sentir de nuevo la sal del mar. Quiero todo eso… ¿Acaso ustedes no lo quieren?
Algunos asintieron, pero la mayoría seguía sin estar seguro.
[REPRODUCIR]
— Sé que la mayoría entró a este juego por varias razones. Aunque de hecho, seré sincera. Yo entré a PBO para evitar la realidad. Mi vida no era la mejor, debo aceptarlo. Estuve sola durante mucho tiempo, y quería evadir esos problemas y pensamientos. Y este juego, me ofreció todo lo que no había experimentado. Pero ahora… ahora todo es distinto. Ahora, en mi situación, jamás pensé que quería de vuelta estar en la realidad. Jamás deseé tanto tener mi vida de vuelta, aunque no fuese la más feliz. ¿Pero les digo algo? Yo… yo prefiero volver a la realidad y enfrentar esos problemas, porque de eso se trata la vida. ¿Acaso querían una vida sin complicaciones? ¿O acaso no quieren saber lo que les deparara el futuro? Ustedes pueden construirlo. Pueden dejar de sufrir si se lo proponen. Los problemas son inevitables, pero el sufrimiento es opcional. ¿No quieren ver de nuevo a su madre? ¿A su novio? ¿Novia? ¿No quieren ver de nuevo a sus seres queridos? ¿O no quieren ver qué personas tiene el futuro para ustedes? ¿No quieren volver a la realidad? Porque yo sí. Pero sé… sé que no podré hacer nada si me quedó aquí, esperando a que mágicamente los cien niveles se pasen solos. ¡Y yo sé que uno solo no podrá salvarse! ¡LOS ESTÁN MANIPULANDO! ¡Eso es una vil mentira para mantenerlos donde están! ¡Es sólo un impedimento para que sigan ahí, sin hacer nada! Sé que el camino no será fácil, y que tal vez haya muchos sacrificios… pero yo prefiero luchar y morir en el intento, a quedarme en una posada esperando a pudrirme y preguntándome cómo hubiese sido el resto de mi vida en la realidad. Prefiero ser reconocida por lo que fui, a por lo que pude ser. Pero lo más importante, es que no puedo hacer esto sola… Necesito la ayuda de todos ustedes. El volverse fuerte será complicado, pero si luchamos todos juntos, nos volveremos más fuertes de lo que creen. Uno solo no podrá con todo, pero si unimos fuerzas, nadie podrá con nosotros. Seremos invencibles. Yo quiero volver a la realidad, y también quiero salvar la vida de todos ustedes, a pesar de que sean unos completos extraños para mí. ¿Por qué? Porque eso es lo que hacen las personas. El protegerse mutuamente. Eso es lo que hacen los demás… el luchar juntos, para llegar a una meta que parece estar muy lejos de nosotros, pero en realidad está más cerca de lo que creen. Así que volveré a decirlo. El Arceus de aquí estará muy pronto de esta manera, pero sólo si me prestan sus fuerzas, novatos. Yo también soy una novata que aspira a ser fuerte, pero no podré sin su ayuda. ¿Así que qué dicen? ¡¿QUIÉN IRÁ CONMIGO MAÑANA A LAS MAZMORRAS?!
El silencio se hizo incómodo. Algunos parecían estar inspirados, pero la mayoría de las personas se quedó en silencio. El sosiego se prolongó… se prolongó… se prolongó tanto, que sabía que nadie iba a apoyar mi causa. Sin más remedio, les di al espalda, para bajarme del podio de escombros, pero en ese momento, oí una voz. Era de Brock.
— ¡YO IRÉ!
El chico levantó el puño. Segundos después, los novatos que nos habían acompañado también levantaron el puño, y entonces, varios novatos más comenzaron a mencionar que vendrían. Y súbitamente, inclusive las personas que parecían desanimadas, fueron contagiadas por la gran exaltación y el coraje de las personas que levantaban la mano.
Esbocé una sonrisa en mi rostro, pero lo que erizó los bellos de mis brazos fue el cántico de mi nombre. Pero no el de Hikari. Un gran apodo se alzaba entre la plaza central. Un apodo que surcó los cielos y rebasó los límites de la ciudad. Incluso pude pensar que hasta en el volcán del gran Charizard también escuchaba el eco que producía el eco simultáneo que sólo decía dos palabras: Novata Índigo.
El sol comenzó a asomarse por el gran pastizal del nivel dos. Paul y los demás estaban a punto de entrar hacia el interior de las mazmorras, debajo del gran césped. May y sus miembros estaban nerviosos, pero también podía comprender sus sentimientos. De hecho, todos estábamos nerviosos, porque esto era un asunto de vida o muerte. Me coloqué uno de mis guantes, y un aura anaranjada apareció sobre mi mano. Estaba lista. Estaba preparada para lo que se avecinaba.
No obstante, algo me detuvo en el camino. Antes de que cualquier sujeto se introdujera dentro de las cavernas de la entrada hacia la mazmorra, sabía que faltaba alguien. Sabía que Brock, ese estúpido cabeza hueca, y Dawn, faltaban.
— Paul… un momento —mencioné. El chico volteó a verme—. Faltan Hikari y Takeshi.
— Oh… descuida, Kasumi. Esa novata tonta está tratando de conseguir novatos justo ahora. Estoy realmente seguro de que no lleva ninguno de su lado. Al parecer, no vendrá.
Y como si las fuerzas del destino contradijeran al chico de mata púrpura, a lo lejos, a través del pastizal, apareció una figura. La figura fue opacada por el ocaso, pero una cabellera celeste mas una armadura índigo vislumbraba los primeros rayos de luz solar. Y entonces, ahí fue cuando Paul miró a la figura, que permaneció ahí por unos momentos.
— ¡Es… es Dawn! —comenté.
— Sí, pero… —May también estaba impresionada. Inclusive pude notar a Brendan, que parecía exaltado.
Y cuando miré a Paul, por primera vez pude notar una sorpresa en su semblante.
Takeshi apareció a su lado, pero a su costado aparecieron más figuras sobre el pastizal, que también lucían como sombras iluminadas por el astro rey. Y pronto, muchas siluetas aparecieron sobre su costado. Varias siluetas. Cien… doscientas… trescientas. Más de quinientos novatos estaban detrás de ella. Y lo que más me sorprendió, es que gritaban un nombre. Un nombre que jamás había escuchado, pero suponía que era el nuevo nombre de la silueta celeste de Dawn.
Y por un momento, pensé que aquel sol de la mañana, se tornó a un azul que me cegó los ojos. Desde ese momento, supe que Dawn, con aquella cabellera azulada y esa armadura con un arco celeste, había sido subestimada no sólo por Paul, sino por todos. Ella, había reunido a más novatos de los que alguien podría reunir. Ella era La novata Índigo.
Bien. Dawn se volvió más épica que Aragorn del señor de los anillos llevando refuerzos en una guerra LOL Bueno, espero sus comentarios. Ojalá haya algún comentario constructivo, indicándome los errores que debo de mejorar, ya que no he visot alguno en mucho tiempo T.T Es para hacerme mejor escritor. Bueno, sin más me voy a dormir con el soundtrack de Game of Thrones, o a leer el cuarto libro. No lo sé. Tengo que levantarme temprano mañana, pero mejor decido leer xD Luego me culpo de que me salen ojeras de la nada. ¡Nos leemos el viernes!
Próximo Capítulo: La UEO.
