En el capítulo anterior de Pokémon Battle Online:
Dawn corrió junto a mi con lágrimas en los ojos, traía entre sus manos un pequeño objeto que despertó mi curiosidad.
-¡Ash! -Dijo mirándome a los ojos directamente. -Tengo algo que decirte.
-Puedes decirme lo que sea, Hikari. -Respondí un tanto preocupado por su actitud.
-Es que yo... ¡Estoy embarazada! -Gritó alzando el test de embarazo virtual, en efecto, era positivo. -Sé que es tuyo.
-¡N-no! ¡¿Cómo pasó esto?! ¡Es un juego online! -Tomé mi cabeza con mis manos, realmente no podía entenderlo.
-Tu madre debió explicarte que cada acción tiene sus consecuencias. -Respondió de forma inocente.
Intentaba procesar toda la información que me había llegado de golpe ¿Cómo era posible? ¿Sólo era un juego, verdad? No terminaba de asimilar la situación cuando otra voz se escuchó a lo lejos, al levantar la mirada del pequeño objeto que me condenaba, me sorprendí al ver a Serena junto a su Braixen correr hacia mi.
-¡Ash Ketchum! -Gritó la joven del cabello color miel elevando otro test de embarazo, el cual también era positivo.
Tras mi espalda apareció Misty, lo cual me sorprendió aún más, en sus manos... No podía creerlo, era otro de esos objetos del mal. Y del lago salió May, la chica más lista de la clase, oh bueno... Lo era jejeje. Venía con su propio test de embarazo, también salió Iris con uno de esos. Braixen lanzó una llamarada y elevó también un test de embarazo.
Estaba totalmente impactado ¿Dónde se podían conseguir esos items? Bueno, no importaba ahora, esperaba no tener que hacer alguna misión para que ellas dieran a luz o algo por el estilo. Solté un suspiro, las cosas no podrían salir peor. Desgraciadamente me equivoqué, apareció pikachu con unos huevos y más atrás los pokémon hembras de aquellas chicas, a excepción de Braixen, claro. Por si fuera poco apareció de la nada Mirto quien comenzó a reír.
Y este ha sido mi fanfic acerca del fanfic, ahora, no pierdan el tiempo leyendo mis estupideces que el capitulo está bien Zukhulemto
Oh, y esta música va de fondo:Shingeki No Kyojin OST 9 - Kyojin Shinkou
Capítulo 49
El verdadero objetivo
Inhalaba, exhalaba, inhalaba, volvía a exhalar. Mi mente poco a poco se sumergía en una meditación constante. Pronto podía presenciar un aura fluir por todo mi cuerpo, y volviéndose fuerte cada vez más. Nada podía distraerme en ese momento en el cual el aura iba no sólo incrementando con cada segundo de meditación, sino que iba formando una sola parte de mí. Cada tiempo era valioso, y cada respiración era vital. No debía distraerme con nada; mi aura estaba incrementando, fluyendo con más facilidad y velocidad. Notaba la fuerza apoderarse de mí; el poder siendo absorbido por mí.
Súbitamente, el carraspeo sutil de una voz me interrumpió. La meditación que había estado tratando de realizar arduamente se vio interrumpida por Dawn, que estaba detrás de mí. Me molesté un poco, pero cuando noté que se trataba de ella, me avergoncé por recordar lo que había sucedido la noche pasada.
— Hola —dijo, también con algo de pena.
— Hola.
— Oye, quiero… disculparme —se sonrojó, pero sabía que era por pena y no porque se sentía nerviosa.
— No, Dawn. Yo tengo la culpa. No debí de haberte besado. Sé que hay cosas más importantes por ahora.
— Entiendo, pero fui una egoísta contigo. No es tu culpa; sé que aun amas a Serena, y no quiero intervenir en su relación.
— Ella… ella ya no quiere verme. Lo sabes bien. Ahora lo mejor será olvidarla.
— ¿Qué? ¿Y no piensas buscarla?
— Dawn, no sé si haya tiempo para eso. La UEO es más importante ahora.
— Cierto, pero…
— Satoshi tiene razón —Trip llegó inesperadamente debajo de la sombra de árbol donde había meditado—. Ahora lo más importante para todos es que Ash conozca a nuestro líder.
— ¿Y cuándo lo haré? Citron ni siquiera ha regresado —dije molesto.
— De hecho, hoy mismo lo conocerás —al decir Trip aquello, una punzada en mi corazón se hizo presente. ¿Quién sería aquel sujeto? ¿Por qué me conocerá? ¿Acaso lo he visto?
— ¿De verdad? ¡¿Y qué esperamos?! —pregunté ansioso. Quería hacerle muchas preguntas al líder; quería ver si ella sabía algo del Gremio Rocket que me llevara a mi madre, Delia.
— Paciente, niño —se molestó— Cuando vuelva Citron de su misión, que lo hará durante el día, te desconectarás.
— Un momento —aquella ansiedad alegre se tornó en un instante en preocupación— ¿Cómo que me desconectaré?
— Nuestro líder nos controla desde afuera. Tendrás que verlo en la vida real.
— ¿Y no puede venir aquí?
— Sí, pero sería muy arriesgado.
— Pero… No sé ni dónde estoy en la vida real. ¿Qué pasará después? ¿Cómo sé dónde estará su líder? ¿Cómo…?
— Él sabe dónde te encuentras. Te irá a buscar lo más pronto posible después de que te desconectes. Te explicará Citron con más detalle cuando vuelva.
— No —negué— Lo siento, Trip. No puedo hacerlo.
— ¿Qué? ¿De qué hablas, Ash? —Dawn se confundió.
— No puedo abandonarte, Dawn. No puedo abandonar a todos los jugadores de este juego que no pueden salir. No puedo abandonarlos. No quiero salirme del juego.
— Será por algunos días. No será mucho —confesó Trip.
— ¿Y qué? Además, tal parece que Citron todo este tiempo se ha estado haciendo el estúpido con esa tal misión. ¿Por qué no nos dice qué está haciendo? Ni siquiera puede mencionártelo a ti, que eres un miembro de la UEO.
— ¿Eso qué tiene que ver?
— A lo mejor la UEO no es más que un tonto intento de tratar de salvar algo que ya está muerto ¿No lo crees, Trip?
— ¡Ash…! —gritó Dawn, sabiendo que al instante me había arrepentido de haber dicho aquello.
Trip me miró de una manera misteriosa, y pensé que estaba a punto de golpearme. Sin embargo, el sujeto se dio media vuelta y comenzó a irse.
— Trip… —intenté disculparme.
— Tienes suerte de que yo no sea el líder. Por mí te hubieras ido a la mierda —declaró mientras se alejaba— Te desconectarás quieras o no. Espera a que Citron regrese, Destello Eléctrico.
Abrí la puerta mugrienta, otra vez. Pensé que nunca volvería a visitar este sitio, pero en lo más profundo también sabía que volvería. El cuarto estaba a medio iluminar, justo como lo había recordado la última vez que me fui de ahí. Paul estaba sentado en una silla, sin dejar de mirar a un Alecrán que no hacía nada más que mirar hacia la nada, aun con las manos y pies atados en otra silla; sin embargo, su boca estaba atada con un pañuelo, al igual que sus ojos.
— Oh, sigue vivo. Me sorprende que lo dejases intacto, Paul —confesé.
— Tranquilo. Sé cómo controlarme, Citron.
— ¿Y bien? ¿Ya le pudiste sacar más información?
— No fue necesario. Sé que él es el culpable de todo.
— ¿Pudiste averiguar quién fue el sujeto que lo amenazó?
Alecrán trataba de decir algo, pero Paul lo miró con curiosidad.
— ¿Puedo…? —miré a Paul, y éste negó.
— Sólo trata de confesar que es inocente. No conseguirás nada.
— Pero se ve muy desesperado. ¿Estas seguro? —Alecrán trataba de zafarse y comenzó a forcejear; su actitud extraña me impresionó no por la forma súbita en que trataba de zafarse, sino que lo hizo cuando oyó mi voz.
— Insisto —Paul sonrió fríamente— El chico no sabe nada más.
— De acuerdo —dije finalmente, aunque no dejé de mirar a Alecrán.
— ¿Y bien? ¿Qué va después?
— Se reunirán con Eureka. Ella está con tres miembros de tu gremio. Están escondidos en el nivel 13. No ha pasado nada extraño; sin embargo, no hay que arriesgarnos tanto al juntar a todos los miembros de nuevo. Por el momento, sólo tú y Alecrán irán con Eureka y los que estén con ella.
— ¿No será algo arriesgado? Lo digo por este imbécil traidor.
— Bueno, supongo que merece el odio de los demás miembros. Sólo diles que no lo maten. Lo necesitamos.
— Está bien —se paró de su asiento— ¿Y Satoshi? ¿Dónde está?
— No puedo decirte. A ninguno de los miembros les he dicho.
— ¿Tan secreta es su ubicación?
— No, pero tú sabes… —le dirigí una mirada a Alecrán— Este chico se puede enterar de cualquier forma. Uno nunca sabe cuándo se puede poner en contacto con Cintia y cuándo no. Es por la seguridad de todos.
— Comprendo.
— Entonces… nos veremos pronto —dije, aliviado de que no volvería a pisar esta habitación oscura… o eso creo—. Te mandaré la ubicación exacta de donde se encuentre mi hermana. No se metan en problemas.
— ¿Cuánto tiempo más vamos a estar encerrados aquí?
Por enésima vez, había escuchado aquella pregunta. Aquellos sujetos comenzaban a hartarme. No sé por qué Citron me encerró con estos tipos. ¿Por qué no estuve con los demás? De seguro Eureka ha de estar muy tranquila con los miembros restantes del gremio Diamante y Perla. En cambio, yo estaba dentro de un manicomio encerrado con tres sujetos que no paraban de hacer preguntas.
— ¿Qué pasó con Dawn? —mencionó el chico hiperactivo, Barry.
— Lo he dicho muchas veces —bufé, y fruncí el ceño.
— ¿Y Citron? ¿Cuándo vendrá aquí?
— ¡Ya te dije, Candice! Él vendrá pronto y nos avisará de la situación.
— Me siento sofocado aquí dentro. Necesito aire libre —pensó en voz alta Kenny.
— ¡¿Saben qué?! ¡Ustedes son muy molestos! ¿Lo sabían? —me paré del sofá, y señalé a la pequeña cabaña donde nos encontrábamos— ¡No podemos salir de aquí, ¿comprenden?! ¡No pueden hacer preguntas, no pueden ir a ningún lado, y no pueden tomar aire libre!
— Tranquilo, viejo. No te enfurezcas. Sólo que estamos desesperados.
— ¡Pues el desesperado soy yo! Debería de estar investigando sobre el Gremio Rocket, o haciendo cualquier otra misión. Maldito Citron.
— Gold, sólo dinos cuánto tiempo más estaremos aquí —Candice me tocó el brazo, y me miró de una manera tranquila.
— Oh… sinceramente, no lo sé. Puede que… puede que Citron…
Entonces, escuché algo fuera de la cabaña. El crujir de unas hojas; unas pisadas se iban acercando hasta la cabaña donde estábamos escondidos. Antes de que sucediera cualquier otra cosa, les indiqué a los tipos que guardaran silencio. Maldita sea; maldigo a Citron, a Eureka, a Trip y a nuestro líder por ponerme esta misión estúpida. No… me maldigo a mí mismo por haber nacido. ¿Qué? ¿Por qué digo cosas sin sentido? ¿Por qué comienzo a insultarme a mí mismo y…?
El sonido paró. Sabía que había algún sujeto detrás de la puerta. El sonido de la puerta tocando sonó tres veces. Coloqué un dedo en mis labios para señalarles a los demás que no hicieran ruido. A lo mejor, era Citron. Sí… debía de serlo. Al fin llegó y me diría que finalmente el custodiar a estos sujetos había finalizado. Al fin terminaría esta misión estúpida.
Candice se asomó entre las cortinas cerradas de la única ventana que había en la pequeña cabaña. Sin embargo, no podía verse al sujeto que estaba detrás de la puerta, por lo que no pude hacer nada más que hablar.
— ¿Quién es? —grité, más con desesperación por seguir con estos chicos que con confusión por saber quién era aquel sujeto.
Nadie respondió.
— ¿Quién es? —repetí. Esto comenzaba a preocuparme.
Nuevamente, sólo recibí el silencio detrás de la puerta. Barry insistió en abrir, pero los demás sabían que podía ser peligroso.
— ¡Oh, vamos! Puede ser Citron.
El chico se escabulló entre los brazos de Candice y Kenny, que trataban de detenerlo. Su velocidad fue tal, que nadie pudo detener cuando el rubio abrió la puerta y se alegró al saber que podría ser Citron.
Pero su sonrisa se borró del rostro al ver quién era.
Maldita sea…
La habitación comenzaba a ser desesperante. Ni siquiera podíamos salir a hacer cualquier cosa. A pesar de todo, la niña que nos custodiaba era irónicamente la que ordenaba dentro del aula. Y no le hacíamos caso porque fuese más poderosa que nosotros, sino porque sabíamos que ella estaba en lo correcto. Tal vez el Gremio Rocket, Cintia, Mirto, o quienquiera que nos quisiera asesinar, estaba acechando y esperando el momento perfecto para que nos reuniéramos y nos atacaran a todos al mismo tiempo.
Los ruidos de la gente ebria detrás de la puerta eran el único sonido que había. La taberna tenía un cuarto sólo para nosotros. Claro que el dueño recibió algún par de Pokemonedas de oro, aunque no sabía de dónde demonios Eureka había sacado tanto dinero. Y sin lugar a dudas, éste era el perfecto escondite para nosotros. Una taberna habitada de gente que bebía hasta dormir, mientras que la enfermera Joy cuidaba de que nadie pasase a nuestro escondite. Aunque debo de aceptar que también tenía miedo de que alguien nos descubriera, porque mucha gente iba y venía a la taberna durante el día y la noche.
Entonces, mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando todos voltearon al ver que alguien entraba por la puerta. El sonido de los gritos ebrios se coló más por la habitación, y sentí que mis oídos iban a reventar debido a que no habían estado acostumbrados a un sonido tan ensordecedor.
Lo que nos impresionó no fue eso, sino que dos siluetas habían entrado. Una de ellas, era Paul, pero la otra me hizo sentir furiosa: Alecrán.
Lectro fue hacia él, pero Paul lo detuvo al instante.
— ¡Maldito! —gritó, y pude estar segura de que el grito se había escuchado fuera de la habitación.
— ¡Tranquilo, Lectro! —Paul se impuso, y el chico le obedeció.
— Paul… ¿Qué pasó? ¿Dónde habías estado? —pregunté.
— Igual que ustedes, Zoey. Encerrado en una habitación, sólo que al lado de este traidor.
— Paul, lo siento. Tenías razón. Alecrán era un traidor, y…
— No hay de qué disculparse. Entiendo que confiaran en él por algún momento. Se veía muy inocente.
El chico, con moretones leves en el rostro, estaba atado tanto de la vista, la boca, manos y pies, que era imposible saber dónde demonios estaba. Sin embargo, el chico quería zafarse o al menos hablar, pero no podía.
— Lo ha confesado todo. Confesó que él era el traidor —mencionó finalmente Paul— Confesó que él era un espía, aunque la historia que nos contó fue cierta.
— ¿Qué? ¿Entonces cómo…?
— El chico, después de escapar, omitió una parte donde un sujeto se cruzó con él y lo amenazó de que se ofreciera como espía entre el Gremio Rocket y nuestro Gremio. No le quedó más alternativa.
— ¿Así que él avisó a Cintia?
— Ciertamente, pero él dice que no. Confesó que él nunca tuvo contacto con Cintia, pero aquellos sujetos, Úrsula y Nando, no dijeron lo mismo cuando atacaron el castillo —dijo y se sentó en una silla— Si quieren, pueden golpearlo. Me da igual. Pero no lo maten. Citron me dijo que es de importancia que siga dentro del juego.
— ¿Citron? ¿Dónde está mi hermano? —Preguntó Eureka— No soporto estar aquí. ¡Es muy aburrido estar aquí, sin hacer nada!
— Él no me dijo a dónde iba.
—Oh, ¿de verdad? Tonto hermano. ¡Tonto! —Se enojó y cruzó los brazos— Pensé que te diría a ti. A mí no me dijo tampoco.
— ¿Cómo? ¿Ya lo has contactado?
— ¡Sí! ¡Me envió un mensaje!
— ¿Y qué decía? —pregunté yo, curiosa sobre el asunto.
— Oh, no puedo decirles. Es… algo secreto. Es algo de la UEO —la chica se avergonzó.
— ¡Por favor, dinos! —Lectro se veía desesperado— Es lo menos que puedes hacer por nosotros. Ni siquiera nos has dicho nada sobre qué ha pasado con Hikari, o cuándo podremos salir de aquí.
— Pero es que mi herma…
— Anda, dilo —la mirada de Paul fría y serena intimidó a la muchacha, que desvió la mirada hacia el suelo.
— Pero…
Entre el forcejeo de un Alecrán que quería mencionar algo, la mirada fría de Paul, y el sonido certero de los ebrios fuera de la habitación, la chica confesó:
— Bueno, me dijo que hoy mismo Ash iba a desconectarse del juego para conocer a nuestro líder. Además, Citron está seguro de que ya pronto se van a poder reunirse todos. No por nada le dijo a Paul que viniera aquí con nosotros.
— ¡Genial, al fin podremos salir de aquí! —sonreí, pero era la única que lo hacía.
— ¿Dices que Ash se va a desconectar hoy? —preguntó Paul.
— Sí —asintió Eureka.
Sin embargo, antes de que sucediera cualquier otra cosa, alguien tocó la puerta nuevamente. Aquel sonido nos dejó en silencio a todos. ¿Quién podría ser? Eureka intentó abrir la puerta, pero me interpuse en su camino y la detuve. No queríamos correr riesgo alguno. Puede… puede que estuviéramos en peligro. O tal vez, era simplemente la enfermera Joy.
— ¿Quién es? —dijo Eureka en voz inocente.
Nadie respondió.
Y cuando todos estábamos mirando hacia la puerta, ahí ocurrió algo inesperado. Alecrán aprovechó la oportunidad de que todos estábamos distraídos, y golpeó a Paul en los pies con su mismo cuerpo para que éste perdiera el equilibrio y cayera. Súbitamente, un Pokemon del chico traidor salió automáticamente de su pokébola, y con un gran ataque, el Skorupi abrió un gran agujero en la pared de la habitación que dio al exterior, donde varios jugadores miraron con confusión la explosión que había ocurrido. Skorupi cortó los Disparos Démoras que impedían la movilidad del chico.
— ¡Está escapando! —grité, y traté de alcanzarlo, pero Paul me detuvo.
— ¡No, yo me encargo, Zoey! —el sujeto comenzó a correr. Alecrán se convirtió en un Scyther y guardó a su Skorupi en su pokebola. Paul corrió lo más que pudo, y desapareció entre la multitud y las calles.
Eureka estaba herida debido al ataque del Pokemon de Alecrán, y tanto Lectro como yo fuimos a socorrerla. No obstante, nuevamente el sonido de la puerta al tocar se hizo presente. Nos habíamos olvidado de que había alguien detrás de la puerta. Sin embargo… seguía impresionada. ¿Quién tocaría otra vez, después de que oyera el muro haber colapsado en esta habitación? Si fuera un NPC, saldría huyendo al oír cómo el Skorupi había derribado el muro. Si fuese un jugador sin malas intenciones, hubiese huido o hubiese entrado sin permiso para ver si todo estaba bien. Pero la opción más probable era la que temía… Si fuese un jugador con malas intenciones, seguiría ahí, esperando a que nos sorprendiéramos al ver que seguía tocando, como si fuese un invitado sorpresa que nunca esperaríamos.
— No… —negué, y Lectro también pensó lo mismo que yo.
Quise huir, pero Eureka abrió la puerta y no hubo tiempo para nada más.
Esquivé una flecha. Apenas si rosó mi rostro, y enseguida fui directo hacia Hikari, que estaba distraída sacando otra de sus flechas. Sin embargo, lo hizo de una manera tan rápida que la lanzó y en vez de atacar, tuve que defenderme con mi espada, cortando ésta en dos. Súbitamente, ella comenzó a correr por todo el campo, pero antes de que sucediera algo más, alguien nos detuvo en nuestro entrenamiento.
— Alto —era Trip. El chico aparecía misteriosamente como solía hacerlo. No obstante, ésta vez parecía preocupado.
— ¿Qué sucede? —pregunté.
— Lo siento, Satoshi, pero deberás desconectarte ahora. Citron ha sufrido un pequeño retraso.
— ¿Qué? —me impresioné. Dawn también lo estaba.
— Ya escuchaste. Tenemos que desconectarnos ambos enseguida. No hay que perder tiempo.
— Espera, espera —dije, y guardé mi espada— ¿Qué pasó con Citron? ¿Dónde está él?
— Aun no termina su misión, y dudo mucho que lo haga hoy mismo. Además, Gold y Eureka no me responden. No sé si estén bien, o qué haya sucedido con ellos. Lo único que sé, es que debo de protegerte, y es por eso que no puedo permitir que pase más tiempo. Nos debemos de desconectar ahora.
— ¿Y Hikari? ¿Qué sucederá con ella? —volteé a ver a la peli-azul, que había estado jadeando por el entrenamiento, pero tenía una mirada preocupante. Me acerqué a ella, y tomé su mano. Ella no la soltó… Sabía que aun estaba preocupada por mí, a pesar de que no quería interferir entre Serena y yo. Sin embargo, no se atrevía a decir nada.
— Se supone que tiene que ir con Eureka a reunirse con la mayoría de su gremio, pero no sé dónde está.
— ¿Ya rastreaste su ubicación? —le pregunté a Trip.
— Sí, pero hay algo raro —aquello me paralizó en mi lugar— Ella se supone que sigue ahí, justo en el escondite donde debe de estar.
— ¿Entonces… qué significa? ¿Qué está a salvo?
— No lo sé. No responde mis mensajes.
— Tal vez esté dormida, o simplemente ocupada, Trip —quiso ser optimista Dawn—. Espera, yo puedo enviarle un mensaje a mis compañeros. Tal vez ellos me digan qué sucede realmente.
— Rastrea la ubicación de tus miembros—le ordené a Hikari.
— Ya lo hice desde el primer día en que estuvimos aquí —confesó— Sé que Kenny, Candice y Barry están con Gold aunque éste no aparece en mi mapa, debido a que es un beta; el mapa me dice que están en una zona del nivel 6 donde no se puede rastrear a los jugadores.
— ¿Estarán en una mazmorra? —pregunté.
— No, pero sé que Citron los escondió en un lugar cerca de las mazmorras del nivel seis. Es por eso que no puedo rastrearlos con exactitud —se calló por unos momentos, pero después su semblante cambió a uno más confuso— Pero… no entiendo qué sucede con los demás. Paul no puedo rastrearlo porque es otro beta.
— ¿Y Alecrán?
— Él ya no es más del gremio. No puedo rastrearlo; además también es un beta.
— Yo estaba con ellos—confesó Trip— Paul y Alecrán se quedaron solos en una habitación. Pero hace poco Citron me mandó un mensaje que ellos se reunieron con Eureka y los demás.
En ese momento, Trip abrió un gran mapa virtual, que se extendió a lo largo y mostró el nivel donde estábamos. Sin embargo, había algo distinto con aquel mapa… Era un mapa diferente al que tenían los jugadores de PBO. ¿Cómo…?
— ¿Qué es esto? —pregunté muy curioso.
— Es un mapa que me permite rastrear a cualquier jugador, sin que sea mi amigo, que no se a de mi gremio e inclusive siendo un beta. Aquí, puedo rastrear a quien sea.
— ¿Y cómo conseguiste esa habilidad? —no comprendía.
— Somos de la UEO, Satoshi. Nos hemos preparado para todo.
El sujeto comenzó a investigar qué diablos pasaba. Dawn le indicó que rastreara primeramente a sus amigos.
—Un momento… —la chica miró al gigantesco virtual que se extendió ante ella. Había dos puntos rojos, que indicaban la posición de tanto Zoey como de Lectro. Ambos estaban avanzando lentamente en una zona salvaje del nivel 13, con un par de jugadores más a su lado— Trip… ¿Citron les ordenó que se movieran de su lugar?
— No que yo sepa.
— ¿Y Gold y los demás? —dije, sabiendo que algo no andaba bien.
El chico rastreó a los otros tres jugadores. El mapa cambió a un nivel menos extenso que el anterior, pero aun así era grande. Se trataba del nivel seis, y tres puntos rojos también estaban avanzando por el lugar, pero había más jugadores con ellos.
— ¿Quiénes son esos jugadores? —dije curioso.
— Es la única desventaja que tiene este mapa —confesó Trip— Sólo puedo rastrear a los jugadores que me sepa su nombre. Tampoco puedo rastrear al Gremio Rocket y sus miembros por alguna extraña razón…
Hikari fue hacia Trip, y miró el mapa con más detenimiento. El chico comenzó a preocuparse, ya que Citron no le avisó nada sobre que los demás podían moverse de su refugio.
— ¿Qué hay de Paul? ¿Dónde está él? ¿O Alecrán?
— Él está… —el jugador beta pulsó el nombre dentro del buscador del mapa, y pronto el mapa cambió a un nivel conocido. Bastante conocido para los tres. Un par de segundos después, las pupilas de Trip se dilataron. El punto rojo que señalaba a Paul, estaba avanzando a una velocidad impresionante. Hikari se sobresaltó, y Trip comenzó a ver más de cerca el mapa, pero fue demasiado tarde cuando nos dimos cuenta de que el nivel que mostraba el mapa virtual era el 10, justo donde los tres nos encontrábamos. Paul iba directo hacia nosotros, y estaba persiguiendo a otro punto rojo, que era nada más y nada menos que Alecrán…
Alguien cayó a la laguna en un estruendo. El sonido del agua salpicar nos sobresaltó, y nos colocamos en posición de batalla. Sin embargo, después de unos momentos, el agua se calmó nuevamente, como si nada hubiese pasado. Comencé a acercarme a las orillas de la laguna, para ver a través del agua qué es lo que había pasado, pero no podía ver con claridad.
— Ash… —Dawn trataba de advertirme que me alejara de ahí, pero lo señalé que tenía todo bajo control.
Y súbitamente, un Pokemon insecto salió de la superficie bruscamente. Era un Scyther, que al verme, comenzó a ir rápidamente hacia mí. Otra silueta salió de ahí; era Paul, y había estado rodeado de un aura amarillenta. El chico me advirtió que me alejara de ahí, pero no tuve tiempo para hacerlo. El Pokemon insecto me tacleó y ambos caímos por el suelo, rodando bruscamente.
Trip intervino, y bastó con un golpe hacia el Pokemon distraído para que volviera a su forma original. Me sorprendí al ver que era Alecrán. El chico estaba sudando, con varios moretones sobre sus mejillas, y con varios rasguños. Sin embargo, lo que más me impresionó fue que estaba tan exaltado que sus pupilas estaban sumamente contraídas.
— ¡Satoshi! —gritó preocupadamente.
— Alto ahí —Trip lo sujetó de la playera, y el chico intentó forcejear.
Paul llegó hacia nuestra posición, jadeando por haber perseguido al jugador.
— Tú… maldito traidor —Hikari repentinamente cambió su semblante a uno rabioso— ¡¿Cómo nos encontraste?! ¿Paul, tú sabes qué sucede?
— Él escapó del escondite donde estaban Eureka y los demás, y vino hasta aquí para tratar de matarte, Hikari.
— Eso lo sé. ¿No sabes qué pasó con Eureka y los demás? ¿Qué pasó con Gold?
— No. Pero… —su voz se tornó fría— Había alguien que quería entrar el escondite, antes de que Alecrán escapara. No pude saber quién era.
— Significa que los descubrieron —Trip intervino, y lanzó a Alecrán al suelo.
— ¡Hikari! ¡Hikari, necesito decirte algo! ¡Escucha…! —el jugador de cabellos verdes estaba bastante ansioso y preocupado. Su rostro lo decía todo.
— No hay nada que decir… —mencionó decepcionada y furiosa— Sé que tú eras el espía.
— Sí, pero escúchame. ¡Yo…!
— ¡Cállate! —gritó.
— ¡Hay algo que necesitan saber…!
Y entonces, Trip cambió su semblante a uno que nunca había visto. Quise saber qué es lo que sucedía, pero el chico de cabellos miel señaló hacia la cima de una de las mesetas que nos rodeaban. Todos volteamos, e inclusive Alecrán no dijo nada cuando notó que había viarias siluetas ahí. Sentí una punzada en mi estómago, debido al miedo que sentí al ver ahí a Mirto. Noté que el hombre sonreía misteriosamente, a pesar de estar a una distancia lejana de nosotros.
— No… —negó Hikari, sin poder creer lo que veía.
No sólo Mirto se encontraba ahí, sino que Cintia, y el supuesto gremio Sinnoh del que tanto se hablaba, también estaban ahí, descubriendo nuestro verdadero escondite. Los sujetos sonreían; todos ellos lo hacían. ¿Pero por qué? ¿Por qué habían descubierto nuestro escondite?... Había otros chicos más. Habían otras personas más con ellos, y era por eso que la mirada de Hikari se dilató al notarlos. Los miembros de su gremio, así como Gold y Eureka, estaban atados en un Disparo Démora, y estaban inconscientes. Todos estaban afortunadamente sanos y salvos, sólo que eran rehenes de los del Gremio Rocket… de Mirto y Cintia.
— ¡NO! —Dawn sacó su arco, y apuntó hacia la rubia de atuendos oscuros— ¡Déjalos ir! —su voz produjo un eco, que Cintia apenas y pudo escuchar.
— Lo siento, niña ¡Já! —Mirto rió como lo hacía: seca y bruscamente— Pero todos tus amigos morirán, justo como lo he hecho con los amigos del chico Ketchum.
— ¡Suéltenlos! ¡O sino…!
— ¡¿Sino qué?! —una chica de coletas rosadas miró a la chica con rabia. Parecía que ambas tenían una gran rivalidad— Un movimiento en falso, y despídete de tus amigos.
— ¡Lo siento, niña! ¡JÁ! ¡Pero venimos por Satoshi! ¡No vamos a dejar que se desconecte!
— ¿Cómo…? ¿Cómo saben que…? —Trip se impresionó, y comenzó a sudar.
¿Quién diablos les había mencionado que iba a desconectarme hoy? ¿Acaso Alecrán lo había sabido todo este tiempo? ¿Acaso él seguía manteniendo contacto con el Gremio Rocket? ¿Qué diablos estaba pasando?
— Y tú, niña, morirás ahora ¡JÁ JÁ JÁ! —Mirto rió macabramente, pero nadie entendió a lo que se refería. ¿Qué Dawn iba a morir justo ahora?
[REPRODUCIR]
Y ahí, fue que Alecrán trataba de decir lo que quería a decir. Ahí fue cuando el chico trataba de decir algo que nadie quería escuchar; es por eso que estaba tan preocupado y tan nervioso. El sujeto quería advertirnos de algo que nadie había creído, pero fue demasiado tarde para darnos cuenta.
Paul cambió su mirada a una siniestra. Esbozó una leve sonrisa macabra, y un aura azul se rodeó en su puño. El chico estaba a punto de golpear a Dawn en el rostro. Él estaba a punto de matar a su propia compañera; a su líder.
Pero Trip fue más rápido de lo que todos pensamos. El sujeto intervino, y el puño fue recibido por el chico de la UEO. Trip salió disparado hacia el muro del acantilado donde se encontraban Mirto, Cintia y compañía. Un estruendo sonó, y varios escombros cayeron a la laguna.
— ¡Huyan! ¡Paul es el verdadero traidor! ¡HUYAN! —Alecrán gritó, pero fue lo último que dijo. Paul preparó otro de sus puños, y le dio de lleno justo en el rostro al chico, que salió disparado nuevamente a otro punto diferente, sólo que recibiendo el mismo destino que era otro de los muros del acantilado. Sin embargo, pude ver a lo lejos destellos brillantes. Alecrán había muerto.
— Paul… No… No puede ser —Hikari estaba impresionada, pero antes de que Paul preparara otro de sus ataques, la sujeté del brazo y a una velocidad impresionante comencé a salta piedra por piedra, saliente por saliente, la cima de un muro que estaba derrumbándose debido al choque de Trip y de Alecrán. Con suma agilidad, coloqué a Dawn en mis brazos, y comencé a escalar las rocas que caían hacia el lago. No sé cómo lo había hecho, pero sabía que fue gracias al producto del entrenamiento. Y entonces, cuando aterricé en la última roca que caía, di un gran salto, y llegué hasta la cima del muro más rápido de lo que creí. Dawn seguía impresionada y atónita, y cuando salió de mis brazos, se arrodilló y clavó las uñas en la tierra seca.
— No… ¿Cómo…? ¿Por qué él?
Paul se situó al otro lado, donde se encontraban los demás enemigos. Lo único que nos separaba era la gran fisura donde al fondo se encontraba uno de los riachuelos, pero nada más.
— ¿Por qué? ¡¿Por qué lo hiciste, Paul?! ¡Confié en ti!
El sujeto se mantuvo sereno y misterioso, pero entonces comenzó a hablar.
— Fue sencillo, Hikari. Tuve que echarle la culpa a Alecrán para que no sospechara de mí. Era el plan ideal ¿No te das cuenta? Masato y el líder del Gremio Rocket me convencieron de unirme, y yo tuve que ir con Alecrán para amenazarlo de que se uniera a tu estúpido gremio. El idiota no supo quién lo había amenazado, pero le dije que fuera un espía entre tu gremio y el mío. Le dije que su misión era el contactar a Cintia cuando tu gremio estuviese vulnerable, y así poder asesinarte. Pero ese realmente no era el objetivo. El verdadero objetivo lo tenía yo… Era el ver dónde demonios estabas, Ash, y cuando Hikari nos mencionó que teníamos que encontrarte, sabía que era la oportunidad perfecta para capturarte. Yo fui el que advirtió a Cintia sobre que debía de atacar a Ash cuando estuviese vulnerable, no a tu tonto gremio. Yo fui quien le dijo a Alecrán que se uniera a tu gremio y tu verdadera ubicación Hikari, puesto que aun somos amigos y puedo localizarte. Fue así como él llegó hasta aquí. Yo fui quien les reveló a Cintia y Mirto dónde estaban los demás, ya que también puedo rastrearlos en el mapa. No supe donde estaban realmente, pero con saber la ubicación cercana bastó para los demás para que pudiesen raptar a tus estúpidos compañeros. Y después, la tonta niña de la UEO me reveló que hoy mismo Ash iba a desconectarse, por lo que les alerté a todos y henos aquí.
— Tú… Maldito… —Hikari no podía creerlo.
— Hubieses visto la cara de Alecrán cuando le confesé en nuestro escondite que yo era el verdadero espía. Citron me tiene mucha confianza como para dejarme sólo con el supuesto traidor. Ese tipo me había ofrecido unirme a la UEO, pero yo lo rechacé, porque sinceramente, este mundo está más que muerto. Sin embargo, el Gremio Rocket me ha hecho cambiar de opinión. No todo está muerto, Hikari. ¿Lo sabías? Aun puedo cumplir mis deseos… aun puedo vengarme de la gente de afuera, y este gremio me ha dado esa oportunidad. Citron hizo mal en revelarme todos los objetivos que su unidad secreta tenía, ya que él estaba seguro que iba a unirme, pero se equivocó. Yo ya sabía sobre la existencia de la UEO, y yo ya sabía que tu misión era el buscar a Ash… por eso me uní a tu gremio.
La chica se impresionó por el plan perfecto que tanto el líder del Gremio Rocket como Paul habían realizado. Mirto y Cintia sonrieron al ver cómo Dawn comenzaba a enfurecerse cada vez más, y entonces trató de atacar, pero la detuve. Necesitábamos un plan. ¿Debería saltar lo más que podía, y situarme al otro lado, para luchar contra ellos? No… no iba a ser capaz de ganar. Ni Dawn ni yo éramos suficientes rivales para ellos. Súbitamente, Trip aterrizó a mi lado, con un hilo de sangre corriendo por su frente. El chico tenía un 15% de vida baja, pero ya tenía un aura rosada alrededor de su cuerpo.
— Ash, quiero que te desconectes ahora—mencionó fríamente.
— No —negué— No podrás sólo contra ellos.
— Ellos intentarán atraparte, y evitarán que te reúnas con nuestro líder. Es lo que quieren.
— Lo sé, pero no puedo abandonar a Dawn.
— ¡Escúchame! —gritó el sujeto, y sabía que debía de desconectarme, pero si lo hacía, no me lo iba a perdonar nunca.
— Lo siento, Trip. Pero pelearé a tu lado.
— No podremos ganar. Sólo ganaré algo de tiempo, para que puedas desconectarte —confesó.
— Yo… yo también ganaré algo de tiempo —Hikari ahora se veía furiosa— Ash, tienes que irte ahora.
— Dawn… no… tú morirás. Eres una novata. No…
— ¡Hazlo! No moriré —mencionó, y sacó una flecha de su arco.
El Gremio Rocket se situó justo al otro lado, a orillas de la fisura, y tanto Trip como Hikari los imitaron.
— Son muy pocos enemigos ¿No crees? ¡JÁ! —Mirto le dijo a una Cintia que parecía no dejar de sonreír fríamente.
— No podrán ganar esta vez —Súbitamente, un gran fuego azul salió de las manos de Cintia, y una onda de calor se sintió por todo el lugar.
Y entonces, una gran llamarada salió de su mano. Fue como si una gran ola de fuego azul nos cubriera a todos. Grandes lenguas de un fuego violento y con ganas de asesinar iban directo hacia nosotros, pero Trip las rechazó con un gran puño, y la ola se dividió en dos. Afortunadamente salimos ilesos de ese poderoso ataque, pero desafortunadamente, detrás de la gran llamarada, Mirto ya se encaminaba hacia Trip, con un puño potente en ambas manos. El sujeto saltó la fisura sin mayor problema, y Trip, que había estado distraído desviando el ataque de Cintia, no pudo reaccionar a tiempo.
— ¡Cuidado! —gritó Dawn, pero sabíamos que el miembro de la UEO iba a recibir el ataque de lleno.
Y en ese momento, una silueta apareció y mandó a Mirto a volar de nuevo por donde había venido. La gran patada con la que lo mandó de vuelta hacia el otro lado de la meseta fue tal, que levantó una nube de polvo cuando Mirto se estrelló.
Todos se impresionaron, pero Cintia seguía con la misma sonrisa de siempre.
— Vaya, vaya. ¿Así que has traído refuerzos? —preguntó la chica, pero sin impresión alguna.
— Lamento la tardanza —Citron ignoró la pregunta de Cintia, y sonrió como si nada pasara— Pero finalmente he terminado mi misión.
Y cuando vimos a dos sujetos detrás de él, supe cual había sido su misión todo este tiempo.
— ¿Así que tu misión era traer refuerzos? —preguntó Trip, tomando posición de ataque.
— Técnicamente, ahora son miembros de la UEO. Pero me ha costado trabajo ¿sabes? No puedo revelarle nuestros objetivos a cualquiera. La persona que menos esperas puede traicionarte. Hice mal en pensar que Paul se nos uniría —el chico miró con rabia hacia el de cabellos púrpura, que seguía serio y frío como de costumbre.
Entonces, miré a los nuevos miembros de la UEO. Uno de ellos, era una chica de tez pálida, ojos azules así como un cabello recogido en dos coletas; llevaba una pañoleta amarilla que combinaba con unas mallas que le llegaban hasta las rodillas, mientras portaba una cota de malla carmesí que hacía juego con un chaleco blanco. El otro sujeto era un chico serio, de cabellos rojizos largos, unos ojos del mismo color que irradiaban misterio, y un abrigo oscuro que hacía juego tanto con su cabello como con sus pantalones púrpuras. Ambos sonreían debido a que tenían ganas de luchar.
— Oh, se me ha olvidado presentarles al nuevo miembro —Les dirigió la palabra a los dos nuevos personajes— Crystal, Silver, él es Trip. Espero que se lleven bien, porque estaremos a punto de pelear como un equipo…
¡¿Qué fue eso?! Pero que intenso, arceus mio, que intenso O.o
No se ustedes pero yo estoy realmente impresionada con este capítulo ¿Qué pasará con Ash ahora? Bueno, no tengo idea QwQ
Ya no volveré a molestar, su querido autor volverá y a mi pueden decirme adiós, no olviden que al menos les traje sus capítulos por una vez en mi vida QnQ
Espero que les haya gustado el capítulo y que mis estupideces arruina-momentos no le hayan quitado mucha emoción al relato xD bueno, volveré a dejar review e.e
¡Nos leemos!
Próximo capítulo: Batallas complicadas
