Hola, muchas gracias a Cata-chan por publicar los capítulos de mi parte. No tengo mucho tiempo para hablar, pero los dejo con el capítulo. A lo mejor no será posible el publicar le martes pero haré lo posible. Bueno, nos vemos. (Lamento no contestar los reviwes T.T, pero no he tenido tiempo). PD: Pongan la música que quieran :P


Capítulo 50

Batallas Complicadas


Estaba jadeando, y un hilo de sangre recorría mi frente. Un dolor punzante se hizo presente en mi estómago, y por un momento pensé que había muerto. Sin embargo, cuando abrí los ojos súbitamente, me había equivocado. Seguía dentro del juego, y seguía en aquel mismo nivel, donde había estado luchando contra el jefe del Gremio Rocket. Poco después, el sujeto se colocó frente a mí, mientras yo permanecía tirado en el suelo, besando los charcos mugrientos de aquel callejón sin salida.

— ¿Y bien? —susurró fríamente.

No quería unirme. No quería pertenecer a ese estúpido gremio, pero no había otra opción. Había decidido el luchar hasta matar a aquel sujeto, pero había sido todo lo contrario. Él me iba a matar a mí. ¿De dónde había obtenido aquella fuerza? ¿Por qué no tenía algún nombre en su avatar? ¿Por qué no tenía ni siquiera un nivel que mostrar? ¿Acaso era un beater? ¿Quién era aquel sujeto?

Traté de pararme, pero su pie me azotó la espalda, llevándome nuevamente al piso.

— Necesito que respondas —dijo con furia.

— Yo… —sinceramente, no había otra opción. O decía que sí, o me mataba y después mataba a la persona de la cual me quería vengar en el mundo real— Acepto.

— Bien… —sonrió plácidamente— Así es como me gustan las cosas, Paul. Ahora serás un miembro del Gremio Rocket —mencionó, y quitó su pie de mi espalda. Yo aun quería seguir luchando, y todavía podía, pero no era sabio el hacerlo—. De hecho, hay una misión para ti. Hace poco, uno de nuestros miembros huyó. No podemos permitir que siga por ahí, libre y contándole a todos sobre nosotros. Necesito que lo atrapes.

— ¿Quién es?

— Es Satoshi. Sé que lo conoces. Sin embargo, ha estado desaparecido todo este tiempo. Uno de nuestros miembros, Mirto, ha estado en su búsqueda, pero tal parece que no ha tenido éxito alguno. Pero… pero no sé cómo…

— Yo tal vez sepa —confesé— Pero tienes que prometerme algo antes.

El sujeto calló, y me miró esperando una respuesta.

— ¿Cumplirás… cumplirás ese deseo? ¿Encontrarás a esa persona en el mundo real y la llevaras ante mí?

— Puedo cumplir lo que sea. Dalo por hecho.

— Excelente —sonreí— Sé de alguien que también está buscando a Satoshi. La Novata Índigo. Me uniré a su gremio como espía, y ten por seguro que Satoshi se aparecerá en cualquier momento con ella.

— ¿Cómo lo sabes?

— La UEO lo busca. Es la Unidad Especial Online, que ha estado tratando de salvar al juego desde otro punto de vista. Pero sé que su líder quiere a Ash.

— ¿Y quién es su líder?

Al decir el nombre, las pupilas de aquel sujeto se dilataron. Parecía estar sorprendido.

— Tranquilo. Yo me encargaré del resto. Dile a Mirto que si ambos nos cruzamos con Satoshi, que me deje a mí hacer las cosas. No quiero que por su culpa me descubran siendo un espía. Cuando sea el momento, le avisaré a uno de tus miembros más fuertes que vaya a por Ash. Tengo el plan perfecto…


Y ahí estábamos todos. De un lado, se encontraba el Gremio Sinnoh, el Gremio Diamante y Perla y dos miembros de la UEO capturados, Cintia, Mirto que estaba reincorporándose, y Paul. Del otro, se encontraban Hikari, Trip, Citron, sus nuevos refuerzos y yo. Sabía que estábamos a punto de presenciar una lucha bastante difícil.

— ¿Están listos? —preguntó Citron, que adoptó posición de batalla.

Todos asentimos. El viento rondando por la gran meseta llena de figuras voluminosas e irregulares era el único sonido que podía presenciarse sobre nosotros. Volteé mi mirada hacia los ojos de Dawn; estaba preocupado de que fuese a morir, pero debía confiar en ella. Tenía que confiar en todos ellos. No había visto nunca sus poderes, pero sabía que eran fuertes.

Nadie se atrevía a moverse, debido a que tenía miedo de cómo reaccionarían los demás. La tensión podía sentirse en el aire, y el miedo podía olerse incluso en los miembros más novatos del Gremio Sinnoh. Respiré hondo, y exhalé tranquilamente. Estaba nervioso al ver la mirada de Mirto dirigirse hacia mí; sabía que aquel sujeto estaba ansioso por matarme, pero eso no ocurriría.

No hoy.

Cintia hizo el primer movimiento. La rubia tenía una bola de fuego azul en su mano, que a la hora de lanzarla, ésta comenzó a adquirir volumen y forma, hasta que pronto la llamarada de fuego azul adquirió un dragón que cobró vida. Sin mucho problema, todos nos apartamos de aquel lugar, pero Citron había cerrado los ojos, respiró profundamente, y un aura amarilla rodeó al ser humano. Cuando el dragón de fuego abrió el hocico para abrazar al rubio, éste dio un golpe al aire. Un aura amarillenta salió disparada al ser de fuego, y se desintegró al instante.

Ahora era el turno de Trip. El sujeto comenzó a correr rápidamente hacia la orilla de la fisura, y dio un gran salto que apenas si pudo cruzar toda la fisura entera, pero de un momento a otro, algo me sorprendió de él. Un aura rosada comenzó a rodearlo, y pronto sus pies se vieron rodeados por unos propulsores que lo ayudaban a volar por el aire; sin embargo, aquellos propulsores no eran nada más que el poder de su aura rosa, que le ayudaba a flotar por el aire y a encaminarse hacia los enemigos. El sujeto fue a una velocidad impresionante, y se estrelló sin pensarlo contra todos. Un gran puño de su parte partió a la mitad varios metros de la meseta, y una nube de polvo se alzó por el aire.

Hikari, que seguía sin hacer algún tipo de movimiento, tensó una de sus flechas. Cerró los ojos y se concentró. Entonces, en medio del denso polvo que había del otro lado, la chica soltó la flecha, y sucedió algo que no pude ver.

Cuando la nube de polvo su hubo disipado, Mirto y Trip estaban luchando intensamente, esquivando puños a diestra y siniestra. Pero lo que más me sorprendió fue que la flecha de Hikari había dado justo en un Disparo Démora que apresaba a uno de nuestros amigos. Gold era el sujeto que se vio libre gracias al tiro preciso de la Novata Índigo, que despertó al instante de ser liberado. El chico rió ansioso al ver que todos estaban batallando y sacó su arco. El miembro de la UEO imitó a Hikari, y liberó de un tiro a dos miembros más, cortando las cuerdas que los mantenían. A pesar de estar inconscientes, Eureka y Zoey habían sido liberadas. Antes de que fuera a suceder alguna otra cosa, Paul intervino con Gold, y el tipo le propino un golpe tan fuerte, que Gold cayó hacia el lago hundido cual proyectil. Sin dudarlo, el chico de cabellos púrpuras lo siguió como si fuese su carnada, y bajó impulsándose con el poder de su aura en los pies. Crystal y Silver siguieron el enemigo, para poder defender a un Gold que había salido a la superficie algo atónito.

Mientras tanto, yo saqué mi espada eléctrica, y también a mi Pikachu. Ambos comenzamos a correr hacia la fisura, y le ordené a mi Pokemon que lanzara un impactrueno hacia las orillas del otro muro. El rayo dio con éxito en el muro de la fisura, y varias rocas comenzaron a caer hacia el abismo. Sin embargo, cuando salté, comencé a descender y me apoyé en una de las rocas que caían, y nuevamente di un gran salto. Sin dudarlo ni un instante, realicé un giro con mi espada, y un aura eléctrica se lanzó hacia los demás enemigos; nadie pudo esquivar mi ataque, pero Mirto que estaba con Trip luchando, y Cintia, que seguía observando los acontecimientos, habían esquivado mi ataque sin problemas.

Súbitamente, cuando aterricé del otro lado, Cintia ya me esperaba con una sonrisa siniestra. Su mirada me intimidó, y pronto comenzó a lanzar golpes rápidos que apenas si era capaz de esquivar. Su gabardina negra se balanceaba con el viento y al compás de cada fugaz golpe que trataba de darme. Su velocidad era impresionante, pero el entrenamiento que había hecho con Hikari me había servido para reaccionar a cada uno de sus movimientos.

De un momento a otro, uno de los del Gremio Sinnoh intervino; era un chico de un afro, y venía directo con una espada extraña directo para lanzarme un tajo; parecía una espada de un metal ardiente, ya que cuando esquivé el ataque del sujeto, noté un aura de calor desintegrar una parte de mi capa blanquecina. Nuevamente, el chico pelirrojo lanzó otro tajo, pero ésta vez dio justo en mi hombro, ya que había estado más atento a los golpes veloces que Cintia trataba de obsequiarme. Noté que el metal de su espada ardía, y entonces noté un agudo dolor en el hombro; sollocé, y el sujeto sonrió.

Y entonces, a lo lejos noté que Citron había estado meditando. ¿Quién diablos meditaba en un momento como éste? De un momento a otro, estuve rodeado de un aura amarillenta, y pronto, todos lo estuvimos excepto los enemigos. La herida seguía doliendo, pero noté una energía excesiva en mí; mi espada, en un ágil movimiento, lanzó un tajo que mandó a volar al pelirrojo varios metros levantando una nube de polvo.

Cintia se apartó de mi lado, puesto que borró una sonrisa y se notó furiosa al ver que Citron estaba llenando la energía de todos. La chica se impulsó en unos propulsores de fuego azul, y a una velocidad más impresionante de lo que había visto jamás, la chica fue hacia un Citron que seguía con los ojos cerrados.

Cintia estuvo a un par de centímetros de golpear al chico, pero súbitamente, Eureka había despertado y antes de que todos nos hubiésemos dado cuenta, golpeó a la rubia siniestra justo en el rostro, antes de que ella dañara al miembro de la UEO.

— ¡Tonta! —la pequeña sonrió y le sacó la lengua a Cintia, que yacía aun aturdida sobre el suelo—. Nadie se mete con mi hermano.

La pequeña se rodeó de un aura amarilla, al igual que su hermano. Sin embargo, todo su poder curativo fue hacia Citron, que ésta vez se iluminó por completo de un aura amarillenta más cegadora de lo que pude presenciar. Sabía que Citron poco a poco estaba realizando algo… algo que nadie estaba imaginando.

Mientras tanto, Hikari lanzaba flechas a diestra y siniestra a los otros miembros del Gremio Sinnoh. Sus flechas eran tan rápidas, que aquellos no habían hecho nada más que esquivarlas desde que comenzó la batalla. Zoey había despertado, y en un momento de distracción liberó a los demás rehenes, y les brindó una poción que curó tanto su vida como sus energías. Lectro, Barry, Kenny y Candice habían despertado. La mala noticia es que a Hikari se le habían acabado las flechas y su MP, por lo que no tenía con qué atacar después.

Kenny se dio cuenta de ello, y pronto se vio rodeado de un aura azul que comenzó a rodear a la Novata Índigo. Su MP se rellenó unos segundos después, aunque no lo suficiente como para estar por lo menos al 50%, ya que intervino un sujeto de cabellos púrpuras, y lo golpeó en el rostro. Lectro quiso intervenir, pero el sujeto el cual había golpeado con mi espada eléctrica, el chico del afro pelirrojo, intervino en su camino; Lectro apenas si pudo esquivar un tajo fugaz que iba directo hacia su cuello, pero Barry se cruzó en su camino y ambos iban a luchar contra aquel chico del afro pelirrojo. Candice y una vieja que parecía débil, se miraron una a la otra, sabiendo que iba a ser rivales. Un chico de un sombrero esmeralda, sacó un arpa de su espalda, pero entonces Zoey se cruzó en su camino, y supe que una rivalidad había surgido entre ellos. Una mujer de coletas rosadas trató de jugar sucio y atacar la espalda de la maga pelirroja, pero en ese momento Hikari ya se encontraba ahí, y golpeó a la enemiga en el abdomen. La chica de cabellos rosados había salido disparada varios metros, llevando consigo polvo y tierra.

Mientras tanto, Trip y Mirto seguían repartiendo golpes que no podían acertar a su objetivo. Golpes aurales iban al aire en grupos de docenas, ya que con cada segundo que pasaba, cinco golpes eran repartidos al aire debido a la velocidad con la que lo hacían. Ambos se iban hacia arriba, impulsados por su misma aura. Mirto estaba rodeado de un aura carmesí, mientras que Trip lo hacía con la rosada. Y sin embargo, me sorprendía que Mirto aun siguiera en su primera fase, y pudiera pelear contra Trip sin problema alguno… Necesitaba ayuda.

— Pikachu… —nombré a mi Pokemon, y éste asintió. Ambos comenzamos a correr, el Pokemon se paró de manos, y levantó su cola al aire; ésta brillo, y cuando di un salto y aterricé en ella, el Pokemon eléctrico me impulsó con su cola de hierro.

El aire me lastimó debido a la velocidad con la que iba. Mi capa estuvo a punto de zafarse de mí, y me costó trabajo el mantener mi espada en un eje vertical, pero finalmente logré hacerlo. Iba cual proyectil hacia un Mirto que había estado distraído, y pronto, sólo pudo ver cómo un proyectil, envuelto en un aura eléctrica, iba justo hacia él.

Una explosión ocurrió de repente, y Trip pudo salir del campo eléctrico a tiempo. Una nube de humo y polvo se hizo presente, pero Mirto seguía de pie, sólo que con un hilo de sangre sobre la frente, y con una de sus piernas sumamente herida. El sujeto había perdido 20% de su vida, pero lo malo es que detuvo mi espada con su mano, a pesar de que la punta le había clavado la palma de la misma. Me separé de él, y pronto supe que Trip y yo íbamos a luchar contra aquel sujeto…


Úrsula sonreía de una manera que no pude comprender. La chica sacó su arco después de que reincorporó al haberle dado un golpe. Entonces, antes de comenzar la pelea, ella habló.

— Lo siento, Novata índigo. Aquí te demostraré que no eres tan fuerte como suelen decir los demás.

— ¿Quién te crees que eres? —le pregunté.

— No eres más que una chica ilusa. Nada podrá salvarte. Nada podrá salvarnos.

— Lo siento, pero yo no pienso de la misma forma.

La jugadora comenzó a hartarme. Su mirada era escalofriante, pero más que nada era una mirada furiosa, llena de envidia y de ego. La chica portaba una cota de malla púrpura, un chaleco de cuero y una falda carmesí que hacía juego con los moños que llevaba en sus coletas onduladas y rosadas. La muchacha sacó el arco, pero hubo algo que llamó mi atención. Las flechas que estaban a punto de utilizar eran de madera. ¿Acaso creía que con eso iba a matarme de un solo tiro? Bueno, no debía de subestimarla. No tenía que subestimar a ningún enemigo, a pesar de que se viera débil. Úrsula sacó a un Pokemon que rugió al instante; se trataba de Gabite. Yo hice lo mismo con mi Prinplup, que adoptó una posición de batalla al momento en que salió. Y ahí, antes de que la chica lanzara alguna flecha, comencé a analizarla. Debido a sus atuendos ligeros, tal vez podría ser una arquera que se especializara en la velocidad, pero no podía estar muy segura. Puede que fuese una francotiradora, pero estaba segura de que una arquera pesada no era. Lo que llamaba mi atención eran las flechas que tenía sobre su arco.

— No eres la única que piensa que es fuerte ¿Lo sabías? —mencionó.

En ese momento, una de sus flechas fue directo hacia mí. La esquivé sin problemas, pero la siguiente flecha iba directo hacia mi abdomen, y no fui capaz de esquivarla. La velocidad con la que había disparado la segunda flecha me impidió el moverme con libertad. Cuando la flecha de madera dio justo en mi abdomen, noté que aunque fuese una simple flecha de madera, me dio con una gran fuerza, que salí disparada varios metros, y noté que mi vida había bajado un 20%. Mientras iba rodando por el suelo, me di cuenta de que había estado a punto de caer en otra de las fisuras del gran desierto rocoso. Con suma destreza, traté de detenerme en un intento de no caer, y me sujeté a la orilla, para no desaparecer por el abismo de la fisura. La chica de coletas rosadas ya se encontraba ahí, y me piso la mano con suma potencia para que me soltara, pero poco después mi Prinplup entró en acción y lanzó un potente chorro de agua que la mandó hacia el abismo de la fisura.

El Gabite tacleó a mi Pokemon y también fue directo hacia el abismo. En un intento de rescatar a mi Pokemon, caí sin dudarlo y me monté en él. El Prinplup descendió y cayó justo en el río que viajaba tranquilamente al final de la fisura. Úrsula había aterrizado bruscamente sobre el río, y eso le costó un 10% más de vida. El Gabite aterrizó sobre las orillas del río, y rugió fuertemente. Úrsula salió de ahí al instante, con una flecha más tensada en el arco. Cuando la disparó, yo seguía bajo el agua, con mi Prinplup siguiendo la corriente del río. Varias flechas más pasaron cual agujas en medio del río, y se estrellaban estruendosamente en el fondo del agua, causando que una onda de polvo y lodo contaminara el río y salpicara bruscamente. Mi Prinplup salió de la superficie súbitamente, y lanzó un chorro de agua que mandó al Gabite a estrellarse sobre el muro del acantilado; Úrsula había estado en el lomo del Gabite que la transportaba, y cuando el Pokemon salió disparado, ella descendió y cayó nuevamente al río. Aproveché mi oportunidad, y me lancé un clavado nuevamente al río, no sin antes indicarle a mi Prinplup que se encargara de su Pokemon enemigo.

Entonces, tensé varias flechas y comencé a lanzarlas en medio de la corriente brusca que poseía el río. Úrsula, aun tratando de reincorporarse, trató de esquivar las flechas que le lanzaba, y lo hacía con éxito. Ella contraatacó con varias flechas más; al cerrar los ojos, pude sentir cada una de sus flechas, y las esquivé en medio del agua. Súbitamente, comenzó una batalla de flechas en medio del río. Izquierda, derecha, nuevamente izquierda, arriba, abajo. Las flechas pasaban cual agujas hambrientas de sangre y ansiosas por dar en algún blanco, pero ninguna de ellas daba ciertamente en uno. Ahora, me daba cuenta de que Úrsula tenía dos características primordiales… Ella era una arquera ligera, y una francotiradora. Su puntería era tan exacta, que al momento de tratar de esquivarlas, se llevaba consigo algunos cabellos azules. Pero no contaba con algo… No contaba que yo tenía la cuarta característica de los arqueros. No contaba con que yo iba a planear una estrategia…


Nando sacó su arpa, e inmediatamente supe que se trataba de un mago ilusionista. Qué casualidad. Ambos éramos magos y ambos teníamos la magia de ilusión. Una sensación de placer recorrió mi cuerpo. Tenía ganas de demostrarle a aquel tipo quién era el verdadero mago, y quién era más fuerte.

— ¿Así que eres la subcomandante? —preguntó Nando.

— Te metiste con la persona equivocada —le mencioné.

— Oh, Zoey… ¿Cierto? No tienes idea del poder que tengo —el sujeto sonrió, y nuevamente sentí que debía de vencerlo, para demostrarle que estaba equivocado.

Entonces, comenzó la batalla. El sujeto se movió al compás del aire y de su sombrero esmeralda que cubría la mayor parte de su siniestro rostro. Levantó unas cuantas rocas de la llanura rocosa, y los lanzó hacia mí. Yo me defendí de su ataque, levantando una muralla de roca que impidió el paso de sus ataques. Salté por encima de la muralla, y lancé un hechizo de aire que lo mandó lejos. Después, con un hechizo débil de luz, lo cegué y pronto me situé detrás de él. Sin embargo, se agachó al notar que iba a acuchillarlo con un puño de fuego, y lanzó una patada hacia mis pies y me hizo perder el equilibrio. El sujeto envolvió uno de sus puños con un bloque de hielo y golpeó mi abdomen. Grité de dolor, pero reaccioné al momento, y levanté uno de mis pies para empujar su pecho y hacer que retrocediera. Súbitamente, una batalla de hechizos invadió el ambiente. Tanto hechizos de luz, como de tierra, iban directo hacia ambos. Esquivaba, me agachaba y volvía a lanzar hechizos. Poco a poco, me iba acercando a él para luchar cuerpo a cuerpo; cuando lo hice, envolví mis puños en un haz de luz, y comenzaron a golpear al sujeto. Los golpes dejaban una estela de luz en el camino, que se combinaban con las gotas de sangre que venían del rostro de Nando. Pero en un momento de distracción, el sujeto había tenido su arpa en una de sus manos, y bloqueó uno de mis puños de luz con su arpa. El instante siguiente, envolvió una de sus piernas en una extremidad de roca que surgió del suelo, y con ella me golpeó y me mandó a volar varios metros. Al reincorporarme, ambos estábamos jadeando, ya que la pelea era exhaustiva. Lo más sorprendente de todo es que aun nadie de nosotros demostraba su verdadero poder, pero él lo estaba a punto de hacer.

El sombrero esmeralda del chico se había caído en consecuencia de los movimientos ágiles que habíamos hecho cuando batallamos, y el viento se lo llevó muy lejos. Nando levantó su arpa, y pronto la luz del sol que había estado cubierta por las nubes grisáceas del ambiente, iluminó su arma y desprendió destellos cegadores e instantáneos.

— Ahora verás el verdadero poder —sonrió, y de un momento a otro, mi mente se sumergió en otro lugar…


El chico de lentes y cabellos púrpuras estaba sonriendo. Sin embargo, lo hacía de una manera alegre y placentera. ¿Por qué estaba tan feliz? Diablos… esa sonrisa estúpida me distrae y sobretodo esos lentes púrpuras que hacían difícil el ver su mirada. El chico llevaba un traje elegante carmesí, que inclusive brillaba sin la luz del sol.

— Soy Delos… un gusto —sonrió— Prepárate a desaparecer.

— ¿Qué insinúas? —pregunté y reí en mis adentros.

— PBO es bastante pequeño para uno de los dos. Además, eres un novato y yo un beta. No tendrás oportunidad contra mí. Es como si un Pokemon legendario batallara contra un Pidgey —el sujeto sonrió con esa sonrisa molesta que me comenzaba a hartar.

— Lamento decepcionarte, pero yo no he estado perdiendo el tiempo. Ahora verás el poder que poseo. Yo, Kenny, te derrotaré —súbitamente, un aura azul comenzó a rodearme, mi MP se rellenó al máximo, y él también se rodeó con un aura azul. Excelente… sería una batalla de sanadores del mismo color de aura. Esto será interesante.

Entonces, él hizo el primer movimiento. El sujeto de cabellos púrpuras corrió hacia mí, y me lanzó un puño que esquivé con los ojos cerrados. En ese momento, mi Pokemon ya había salido de su pokébola, y bastó con un piscorrayo para que mi Alakazam mandara al tal Delos, volar varios metros hacia la nada. Pero en un momento inesperado, Delos se detuvo en el aire como si nada hubiese pasado, y uno de sus Pokemon, un Bronzong, salió y se rodeó de un aura azul. El Pokemon metálico en forma de campana lanzó una Pisco Onda. Las ondas fueron a una velocidad impresionante y una magnitud tan fuerte, que Alakazam no pudo detener su ataque, y salió disparado, estrellándose contra el suelo y rodando hasta inclusive estrellarse contra uno de los muros de una fisura que había por el lugar.

Y súbitamente, cerré los ojos. Traté de concentrarme, y pronto rodeé a mi Pokemon en un aura cobalto. El Pokemon notó que su MP incrementaba, y de entre la pequeña cueva que mi Pokemon había formado al haberse estrellado en uno de los muros, salió y lanzó otro de sus Piscorrayos que fue directo hacia el Bronzong.

— ¡Esquiva, y usa confusión! —el Pokemon apenas si pudo esquivar el gran Piscorrayo, y entonces el Pokemon campana se rodeó ahora en un pequeño y fino manto púrpura y casi invisible. Súbitamente, mi Alakazam se vio afectado por aquello, y comenzó a dar vueltas por doquier, completamente confundido. Sin haberlo planeado, ahora el Pokemon se puso en mi contra, y comenzó a atacarme a diestra y siniestra, con Piscorrayos que trataba de esquivar difícilmente. Por si fuera peor, su Bronzong también me trataba de lanzar ataques psíquicos como Pisco Ondas, Rayos confusos y demás poderes. Claramente estaba en desventaja, y si aumentaba el MP de mi Pokemon, sólo lo haría tener ataque más fuertes que me acabarían en cualquier segundo… No… debía de tener yo la ventaja. No él. Si perdía, todo el entrenamiento y todos los miembros estarían decepcionados de mí. Debía de ganar, y para eso, pronto llegó a mi cabeza una idea y una estrategia que podrían darme la victoria…


Odio a aquel tipo. No… no al enemigo que estaba frente a nosotros, con un afro ridículo y un rostro cómico. Sino el compañero que estaba a mi costado. Una pelea súbita surgió entre nosotros, y una discusión interminable comenzó como era de esperarse. Barry quería atacar primero, pero yo no se lo iba a permitir. No le iba a permitir que interfiriera en mi camino, con mi único oponente. Yo debía de vencerlo, no aquel chico idiota.

— ¡Cállate, yo tengo que vencerlo! —gritó el rubio hiperactivo.

— ¡No, tú cállate! —entonces, un aura esmeralda apareció rodeando mi cuerpo, y Barry hizo lo mismo con un aura morada.

El sujeto que estaba frente a nosotros comenzó a reír.

— ¿Acaso ustedes dos son mis oponentes? —Cuestionó y rió— Bueno, qué más da. Morirán antes de que ustedes dos se maten a sí mismo.

El sujeto había dicho su nombre, pero sinceramente nadie de nosotros dos habíamos puesto atención a su nombre, ni a lo que había dicho. Barry y yo comenzamos a pelear, como solíamos hacerlo en el bar, en el castillo, y la mayoría de las veces.

— Malditos idiotas, deberían poner atención a su rival —el sujeto sacó a su Pokemon, que se trataba de un Infernape, y éste lanzó una llamarada que fue directo hacia nosotros. Debido a nuestra distracción, el ataque nos dio de lleno a ambos, y nuestra vida bajó un 10%. Sin embargo, no hubo tiempo siquiera de dar un respiro. Fausto ya venía directo hacia mí, con una espada de un metal ardiente que emanaba un aura de calor. Pude esquivar el tajo, pero noté que cuando la espada tocó el suelo, la tierra comenzó a derretirse debido al calor que había en el acero de la espada.

— Barry —nombré y el chico asintió.

— Lo sé. Nadie se mete en nuestra pelea…

Ambos sacamos a nuestros Pokemon. Por mi parte, un Raichu apareció y el Staraptor de Barry surcó los cielos. El Infernape comenzó a correr en s cuatro patas y súbitamente comenzó a girar para formar una esfera de fuego que rodeó al mono. Raichu saltó para esquivar el ataque, pero el Pokemon de fuego, a pesar de no detenerse, también saltó y alcanzó increíblemente al Staraptor de Barry. El ave cayó y aterrizó bruscamente en el suelo. Sin embargo, mi Raichu ya había preparado una tacleada de volteos, e Infernape recibió el ataque con éxito. La criatura de fuego salió disparada, hacia la tierra, pero Staraptor se reincorporó, comenzó a volar fugazmente cerca del suelo, y recibió a un Infernape que iba cayendo con violencia, y bastó con un Ataque Ala para mandarlo de vuelta al aire, y envolverlo en un impactrueno que mi Raichu realizó. El cielo comenzó a contaminarse de electricidad, y las nubes comenzaron a lanzar rayos inesperados. El Infernape le quedaba poco de vida, y Fausto estaba furioso.

— Bien, claramente me están subestimando —dijo, rió y adoptó nuevamente posición de batalla.

La velocidad con la que corrió hacia nosotros fue tal, que Barry no pudo reaccionar, y el sujeto lanzó un tajo hacia el rubio que emanó una onda invisible. Barry desapareció de mi vista, puesto que la velocidad con la que el golpe lo mandó a volar fue tal que mi compañero ahora sólo tenía un 50% de vida. Estaba confundido por lo que había sucedido. ¿Acaso un tajo hacia la nada lo había lastimado? ¿Qué diablos había pasado?

— Esta espada no es cualquier espada —rió, y entonces lanzó otro tajo hacia mi posición. Nuevamente noté como algo invisible se acercaba a mí, y entonces noté que un ardor y un claro impresionantes me golpearon el abdomen con suma potencia, que salí igual que Barry. Rodé por el suelo, y pronto noté varios rasguños debido a todas las pequeñas rocas que se habían cruzado por mi camino. Cuando me reincorporé, noté que nuestros Pokemon seguían luchando con el Infernape, y Fausto estaba riendo—. Mi espada expulsa ondas de calor. Es imposible que las esquiven.

Aun jadeando, sonreí. Fausto se impresionó por la sonrisa que había esbozado. Barry también se había reincorporado, y nos dirigimos una mirada mutua, asentimos, y tanto su aura como la mía incrementaron de poder. Ahora vería el verdadero poder de luchador que teníamos…


La anciana, a pesar de tener un semblante calmado e inocente, seguía en su mismo lugar. Ella estaba esperando a que atacara, pero no me atrevía a hacerlo. Quería ver realmente su poder.

— Vamos… niña… ataca —su voz era débil, pero sonreía inocentemente—. No te haré daño.

Aquella frase me inculco miedo. Seguramente era una anciana terriblemente misteriosa y macabra. No debía confiarme. Desenvainé mi espada de hielo, "IceMaker", y ésta hecha de un acero inoxidable, emanó un aire helado y pequeños destellos de hielos. Saqué mi escudo, que era un escudo circular y hecho también de hielo. Me coloqué un yelmo de un color blanquecino, y me quité la capa cobalto que tenía en mi espalda. Saqué a mi Pokemon, Froslass, y le indiqué que no se confiara.

— Oh, vaya… así que eres una espadachín. ¿Cuál es tu nombre, niña?

— Soy Candice.

— Mucho gusto. Yo soy Gaia. Lamento lo que voy a hacerte. Eres muy joven para morir, pero no puedo hacer otra cosa más que matarte… —súbitamente, la anciana se quitó la bufanda marrón para tener más movilidad. Envuelta en una gabardina blanquecina que cubría todo su cuerpo, dejó al descubierto una mano, que estaba rodeada de un aura esmeralda. En ese momento, lanzó un golpe aural que fue directo hacia mí, pero bastó con mi escudo de hielo para poder cubrirme. Tal parece que tenía el mismo poder que Lectro. Era una luchadora de aura esmeralda… Iba a ser sencillo el vencerla.

Pero cuando volteé al frente para poder ver cuál sería su próximo movimiento, la anciana ya no se encontraba ahí. Comencé a voltear a todos lados. Izquierda, derecha, arriba… Ella no estaba por ningún lado. ¿Qué rayos…?

Noté un gran terremoto debajo de mí. Fue demasiado tarde para reaccionar. La anciana había salido de la tierra y me había golpeado con un golpe aural, y salí disparada hacia el cielo, aturdida por el golpe. Mi vida bajó un 30%, y solté tanto mi espada como mi escudo en el acto. Froslass quería reaccionar, pero el Pokemon de la anciana, un Hippodown, había cubierto su vista con un Ataque Arena y después mordió a mi Pokemon y lo lanzó igualmente hacia el aire. Cuando finalmente había recuperado el sentido de la orientación, el frío comenzó a invadirme, debido a que la anciana me había lanzado muy arriba… Lo suficiente como para pensar en una estrategia. Mi Pokemon también estaba por los aires, herido por el ataque del Hippodown. Con suma destreza, comencé a descender más rápido no sólo para alcanzar mi espada y mi escudo que caían libremente por el cielo, sino que quería acercarme a mi Froslass para sujetarlo del cuello. El Pokemon se reincorporó y ambos descendíamos por el cielo, pero después de unos segundos, Froslass lanzó un rayo de hielo hacia la nada, y pronto comenzamos a viajar por el camino de hielo que mi Pokemon estaba formando. Súbitamente, solté al Froslass, que seguía trazando una línea descendente con el rayo de hielo hasta el suelo. Me deslicé por el tobogán de granizo a una velocidad que incrementaba con cada segundo. Y entonces, cuando estuve sobre el suelo, clavé mi espada sobre la tierra a una potencia increíble. Unos picos de hielo se alzaron por la tierra, y viajaron fugazmente hacia la anciana, que sólo se dedicó a ver cómo la lastimaba mi ataque. El Hippodown también se vio afectado. La anciana rodó por el suelo desértico, pero mientras lo hacía, se hundió en la tierra como si fuese agua, y comenzó a viajar por debajo de ella hasta que nuevamente un aura esmeralda salió del suelo y me golpeó otra vez, dando de lleno justo en mi abdomen… Ahora sólo me quedaba 30% de vida, y podía ver la muerte cerca, pero debía de realizar una estrategia. Tenía que hacer algo que impidiera el que la anciana se volviera a meter por debajo de la tierra. Debía de hacer algo…


El agua me había inundado después de un gran golpe que recibí por parte de Paul. Noté a varios Pokemon acuáticos ver con confusión como me hundía bruscamente sobre el lago, y cuando recuperé la compostura, salí hacia la superficie.

Sin embargo, no hubo tiempo para nada más. Un golpe aural color cobalto iba directo hacia mí, pero pude sacar una flecha de mi carcaj de oro, y la apunté justo en el centro del golpe aural. Ciertamente y debido a la apresuramiento de mi disparo, la flecha no pudo dar en el centro para poder desintegrar el golpe, pero al fin y al cabo la flecha acertó al golpe aural y ésta se debió para estrellarse en el lago que provocó una ola que me transportó bruscamente hacia una llanura verde donde había una cabaña que se destrozó al momento en que la ola golpeó con todas sus fuerzas todo lo que se encontraba a su paso. Me arrodillé en la llanura después de que la ola terminó y el agua volvió al lago, y comencé a toser debido a que el agua se metió en mi garganta. Sin embargo, me sobresalté cuando a unos metros de mí, Paul estaba entretenido batallando con dos sujetos completamente desconocidos para mí. Uno de ellos era un espadachín con una espada de plata brillante, mientras que la otra chica de cabellos azules era una maga que comenzó a destruir la llanura al levantar rocas del suelo.

Los tres se separaron, puesto que Paul comenzó a cansarse, pero sabía que aún le quedaba mucha energía. La chica me ayudó a pararme, y me dijo que eran nuevos miembros de la UEO. Así que Citron los reclutó… bueno, al fin sirve de algo ese cabrón.

Noté que Crystal era una maga, y debido a las rocas que había controlado, supuse que era una maga elemental que se había especializado en el control de la tierra. Mientras tanto, el otro chico, Silver, era un espadachín. Sin embargo, su espada parecía común y corriente, sólo que hecha de plata. No sabría decir con exactitud qué tipo de poder tenía su arma.

— Bueno, ¿quién diría que pelearíamos contra un traidor? —dije y Paul siguió con la mirada fría de siempre—. Tengan cuidado con este tipo… es uno de los luchadores más poderosos que he visto —les avisé y asintieron.

En un abrir y cerrar de ojos, la pelea dio inicio. Paul se vio envuelto en la tercera y más poderosa de sus fases, un aura cobalto que aumentaba sin duda la velocidad del jugador. Lo peor de todo es que aquella sería la velocidad más impresionante que cualquier jugador de PBO podría tener.

Antes de que nos diéramos cuenta, Paul ya se encontraba sobre nosotros. Fue como si Paul se convirtiera en la brisa que había por el lugar y se hubiese teletransportado a nuestras espaldas. El sujeto no dudo ni un momento, y trató de golpearnos a los tres, pero intervino el chico pelirrojo, Silver. Colocó su espada de plata sobre el puño potente de Paul. Silver sonrió, y Paul no entendió lo que pasaba. En ese momento, la espada había absorbido el poder que Paul colocó en su puño, y la espada regresó su ataque al doble en forma de un corte aural que cortó su abdomen. El beta salió disparado y se estrelló en el muro de la meseta. Sin pasar ni un segundo, Paul se había reincorporado y trataba de lanzar otro de sus golpes aurales, pero Crystal, con su magia elemental, atacó a Paul levantando un gran muro irregular que salió súbitamente del lago. Paul salió disparado nuevamente hacia la pared del acantilado inmenso, pero ésta vez se estrelló a una altura mayor.

Y para finalizar, al momento en que se había estrellado, una flecha de oro de mi parte fue lanzado justo al lugar donde Paul había sido lanzado. La flecha destruyó por completo el muro, y varias rocas comenzaron a caer hasta inundar por completo el lago y formar una torre de polvo y escombros.

— Formamos un gran equipo —sonreí, aunque Silver se mantuvo serio y Crystal quiso sonreír también, pero algo la impresionó.

Un leve terremoto comenzó as entirse sobre la llanura. Pasaron un par de segundos, y los escombros fueron lanzados a todas partes. Paul estaba furioso, con un aura llameante de color azul cubriendo todo su cuerpo, mientras un viento misterioso lo rodeaba también. La velocidad con que voló no la pudo percibir el ojo humano. El sujeto lanzó un golpe aural que acertó en Silver. El chico nuevamente absorbió el golpe aural, pero Paul fue más rápido y lanzó un par de golpes más al chico, que no pudo hacer nada más y salió disparado. Sin pasar otro segundo, Paul ya se encontraba frente a Crystal. El chico golpeó el abdomen de la chica y desapareció de mi vista para ser igualmente lanzada hacia cualquier parte. Yo reaccioné lanzando una flecha, pero cuando la lancé, Paul la sostuvo entre sus manos, y la rompió. El sujeto se colocó atrás de mí; sin embargo, pude predecir su movimiento, y con un cuchillo que saqué de mi cinturón quise golpearlo, pero el sujeto se movió fácilmente hacia atrás, esquivando mi ataque y poco después golpeándome en el rostro, mientras sentía que mi cara se había hundido con el golpe. Noté cómo podía viajar más rápido que el sonido, y mi espalda se acalambró al sentir el estruendo de la pared de la meseta que nos rodeaba. Al parecer, esto no iba a ser nada sencillo…


— Vamos, hermano. ¿Cuánto tiempo falta? —pregunté. Los golpes de Cintia que había esquivado me habían dejado exhausta, y la mujer cada vez se enfurecía más. Su mirada comenzaba a intimidarme, y esos ojos grisáceos pronto se sintieron como una apuñalada al pecho.

— Basta niña. Estoy harta de ti —su voz era fría, pero entre una combinación de misterio, miedo y rabia.

Súbitamente, la chica giró en el suelo y sus pies se alzaron en torno hacia el cielo. La gabardina negra que usaba de prenda se incineró al instante, debido a una gran lengua de fuego azul que salió disparada hacia todos lados. Salté para poder esquivar la lengua de fuego vertical, y nuevamente concentré mi aura amarillenta para poder recuperar energías. Sinceramente, estaba muy exhausta, a pesar de que yo mismo podía sanarme. No sé cuánto tiempo más debía de cubrir a Citron, que seguía meditando.

— Vamos… hermano…

Cintia se reincorporó al ver que su ataque no había hecho nada. SU gabardina negra estaba con agujeros incinerados, y pronto se quitó aquella gabardina que cubría su cuerpo entero. Entonces, una camisa azul sin mangas y unos pantalones oscuros dejaron ver con más notoriedad el cuerpo de Cintia, que parecía ser más libre en cuanto a los ataques.

— Lo siento, estúpida niña. Morirás aquí.

Súbitamente, la mujer formó unas cuchillas de fuego azul en ambos brazos, y comenzó a lanzar golpes al aire. EL fuego se propagó por el ambiente en forma de cuchillas. Yo traté de esquivarlas, pero eran demasiadas, y entonces, una de ellas me golpeó en la pierna. Noté cómo mi pequeño muslo había sido quemado. Me dolía mucho la pierna, pero no podía hacer nada. Yo sólo podía recobrar energías, mas no curar heridas. Cintia, al ver que había acertado, se tranquilizó, y caminó hacia mi dirección, olvidándose de un Citron que en esos momentos era inservible.

La chica no dijo nada. Simplemente se acercó, y sonrió entre dientes de una forma macabra. Su mirada se hundió entre los mechones sueltos de su cabello rubio, y una llamarada apareció sobre su mano. AL momento en que la iba a lanzar, supe que ella había cometido un error: Había perdido de vista a Citron, que abrió los ojos finalmente.

Citron, con el aura más amarilla extendiéndose por el lugar, pudo dividir su aura en dos. EL poder incomparable de su aura comenzó a multiplicarse, hasta que hubo tres Citron idénticos. Uno de ellos, fue hacia Cintia y le propinó un golpe en el rostro. La mujer salió disparada, y yo sin duda quise escapar de ahí.

— Gracias, Bonnie. Te debo una —comentó, mientras sus otras dos siluetas adoptaban posición de ataque.

— ¡Te tardaste mucho!

— Lo siento… Tuve que negociar dentro del mundo aural para que se me pudiera proporcionar un aura más poderosa. Ahora, escapa. No quiero que mueras.

— No… no puedo abandonarte.

— Bien, como quieras. Servirás de distracción.

Me coloqué al lado de los tres Citron, que estaban llenos de energía y rodeados de una aura más cegadora que la mía. Mi pierna me dolía, pero eso no me impediría el luchar con todo lo que tuviera.

Cintia se reincorporó, y entonces su furia se vio más notoria al ver que Citron había despertado. Jamás había visto a una mujer con una mirada tan siniestra…


Próximo capítulo: Batallas Complicadas Parte II.