Hola lectores. Bueno, les agradezco a todos por sus reviews, así como por sus visitas. Lamentablemente no podré contestar los reviews, ya que en estos momentos estoy en mi celular, y les juro que editar desde aquí el capítulo es un martirio y un infierno D: Bueno solo respondo unas dudas para que no se confundan y son las de quién batalla con quién.

Dawn vs Ursula

Zoey vs Nando

Kenny vs Delos

Lectro y Barry vs Fausto

Candice vs Gaia

Gold, Silver y Crystal vs Paul

Eureka y Citron vs Cintia

Trip y Ash vs Mirto

Bueno, sin más, os dejo con el cap y les prometo que el próximo capítulo contestaré los reviews. Aprovechen para comentar todo lo que puedan porque el siguiente cap es el último de la segunda temporada :0

Música: The Legend Of Korra: Book 4 Soundtrack - Balance (Extended Version)


Capítulo 51

Batallas Complicadas Parte II


Las flechas me pasaban de largo. A su paso, dejaban una pequeña corriente de agua potente que presenciaba con cada ataque que pasaba. Esquivaba, atacaba, esquivaba y volvía a atacar. Mi respiración se acabó de repente, y mis pulmones me indicaban que debía de salir nuevamente a la superficie; sin embargo, era imposible. El río comenzaba a ser más fuerte y estrecho. La corriente me tragaba entre su camino con cada segundo que pasaba, y Úrsula también había notado aquello. Me quedé sin flechas, y Úrsula aun tenía en su poder unas cuantas, pero su MP seguía a medio llenar. La situación empeoraba para mí, pero debía de planear una estrategia. Tenía que hacerlo, o estaría acabada.

Mi Prinplup no podía salvarme ésta vez, puesto que estaba ocupado con el Gabite de mi enemiga luchando a varios metros detrás de nosotras. Inclusive los perdí de vista, ya que ellos podían resistir más la corriente debido a su fuerza e iban más lento que nosotras.

Quise pensar en algo, pero la docena de flechas que iban hacia mi dirección me impedían pensar con claridad. Mis pulmones suplicaban por aire, y Úrsula también parecía pedir oxígeno. La novata no resistió, y fue cuando ambas salimos a la superficie. Tomé una gran bocanada de aire, y suspiré de alivio.

— Oh, no —el ceño fruncido de mi enemiga se vio afectado por un semblante de preocupación. Yo volteé a mis espaldas para saber lo que sucedía. Entonces, me di cuenta de que las paredes de la meseta iban disminuyendo de altura, pero el río se iba haciendo más ancho cada vez. Pronto, el gran río tenía una corriente tan potente y poderosa que al final terminaría en una cascada donde al final había un grupo de piedras mortales. No era nada bueno.

Empecé a nadar contracorriente, y Úrsula me imitó, pero el agua era más fuerte que nosotras. No había nada que hacer. El río era demasiado ancho como para poder alcanzar una de las orillas del muro de los acantilados. No había nada de donde sujetarse para resistir la corriente, y sabía que ambas íbamos a caer… pero… pero necesitaba una estrategia.

Úrsula aceptó su destino, y no tuvo otra opción mas que seguir atacando. Sus flechas por entre la superficie fueron con más velocidad por el aire, y yo me hundí para poder esquivarlas. Sin embargo, ella también lanzó flechas por debajo, y tuve que saltar con un pequeño impulso de mi aura, pero nada más. Súbitamente me sumergí todo lo posible sobre el agua… y ahí fue cuando una idea surgió en mi cabeza.

Las flechas de Úrsula seguían molestándome, pero entonces, intencionalmente me paralicé en mi sitio, y una de sus flechas de madera dio de lleno en mi abdomen. Mi vida bajó un 20%, pero la potencia con la que la flecha me lastimó fue tal que pude salir de la superficie y me estrellé contra el acantilado. Mi cabeza se golpeó contra las rocas, y debido al aturdimiento no pude sujetarme a tiempo, por lo que comencé a caer nuevamente hacia el río. No obstante, mi fuerza de voluntad me indicó que debía de reaccionar, y cuando abrí los ojos y recuperé el sentido de la orientación, me sujeté de lo primero que vi, que fue una saliente en la pared del barranco. La fuerza que soportaba mi mano era todo mi peso completo, pero entonces, mi mano libre pudo notar otra saliente, y la sujeté para no caer nuevamente. Mis pies buscaron a tientas alguna otra saliente, y arduamente pude quedarme ahí, mientras notaba que Úrsula estaba siendo atraída hacia la cascada imposible de esquivar. Ella iba a morir cayendo hacia el vacío.

— ¡Perfecto! ¡Qué estúpida, Hikari! ¡Me estás dando la ventaja! —la chica rió en medio de la corriente, y con dificultad alzó su arco, tensó una flecha y apuntó hacia mi dirección. Yo no podía esquivar la flecha que estaba a punto de dar de nuevo conmigo. Sin lugar a dudas, ese ataque daría justo en mi sien, ya que Úrsula se especializaba tanto en ser francotirador como en ser una arquera ligera. No había forma de que esquivara el siguiente ataque…

La flecha se destensó de su arco, pero ésta vez fue con más potencia y más velocidad que antes. Noté que toda su energía se había ido en la última flecha que le quedaba en su carcaj. Sin lugar a dudas, iba a morir… Iba a morir con una flecha atravesada en mi sien.

Pero era la arquera estratega. Mi plan estaba saliendo a la perfección, y sabía que el plan saldría si no hacía ningún movimiento en falso. Cerré los ojos, y mi mente fue hacia el pasado.

Varios destellos pasaron por mi mente. Unos ojos carmesí, una cabellera blanca, una flecha siendo detenida. Entonces, recordé exactamente cómo Ruby había detenido una de mis flechas en un ágil movimiento. Cuando abrí los ojos, no necesite siquiera ver el ataque de Úrsula para poder capturar la flecha con una de mis manos, mientras con la otra seguía sujetada.

No me sorprendí al notar que lo había logrado. Estruje la flecha entre mis manos, pero no la rompí. No quise hacerlo… ¿Por qué?

Noté que la mirada de Úrsula se había vuelto atónita. La chica comenzó a desesperarse al ver que no me había asesinado, y que no le quedaban flechas para poder seguir atacándome. Ella comenzó a nadar contracorriente en vano, y estaba a metros de caer sobre una cascada que parecía la perdición para cualquier jugador.

— ¡Ayuda! ¡Por favor! —suplicó. Quería salvarla, y era por eso que no había roto la flecha en su totalidad. ¿Acaso aquella flecha salvaría a Úrsula? Bueno… mi estrategia me indicaba que sí. ¿Cómo?

Con la mano aun en torno a la flecha, me di vuelta difícilmente, teniendo cuidado de no caerme. Y entonces, lancé la flecha lo más fuerte que pude a una dirección que vi cercana a Úrsula. La flecha iba intencionalmente hacia el final del muro del acantilado, justo antes de que terminara el río y comenzara la cascada. La flecha se insertó y se atoró en una diminuta grieta que había en el muro. Ésta vez, me sorprendí al notar que inclusive lanzando cosas, tenía una puntería perfecta. El entrenamiento ha rendido sus frutos.

— ¡Nada hacia la orilla, y sujétate de la flecha! —le avisé a Úrsula, que asintió desesperada, y empezó a nadar rápidamente.

Poco a poco, mi enemiga comenzó a acercarse a la orilla, pero la corriente iba tomando fuerza y ella se iba a acercando al final. No sé si iba a ser capaz de logarlo. Sin embargo, todo el plan que había ideado me indicaba que Prinplup y Gabite debían de aparecer justo ahora, en la curva final del río, pero ellos no aparecían. A lo mejor mi predicción me indicaba que mi Prinplup había muerto, o que aun seguían batallando sobre el río, yendo lentamente por la corriente.

— Vamos… Prinplup… aparece. ¡Vamos! —la alenté a mi Pokemon, pero el horizonte sólo me mostraba nada.

Quise esperar unos momentos más para poder aterrizar en el lomo de mi Pokemon y poder nadar hacia Úrsula, pero mi compañero parecía no dar señales de que siguiera vivo.

— Maldita sea…

Sin pensarlo, me aventé nuevamente hacia el río, y ésta ves fui nadando en torno a la corriente y en dirección diagonal, para poder alcanzar el final de la orilla con suma rapidez. Úrsula estaba tratando de nadar de lado, pero la corriente no podía permitírselo. Unos segundos después, yo y Úrsula cruzamos caminos, y ella tomó mi mano sin pensarlo. Entonces, cuando estuvimos unidas, estiré mi mano hacia la flecha, que tanto mi dedo índice como el medio pudieron sujetarse de la flecha. Úrsula presenció la orilla de la cascada, y notó que eran varios metros de caída libre hacia un archipiélago de varias rocas puntiagudas. Esto no era parte del plan, y ni siquiera sabía qué hacer después. Gracias a que había estrujado la flecha un poco antes, el arma comenzó a tronarse debido al peso que soportaba, y de un momento a otro, la flecha se tronó por completo.

Ambas caímos, sabiendo que podría ser el fin. Antes de caer por completo, miré hacia el horizonte para ver si en aquella curva no aparecía Prinplup, y milagrosamente, noté a mi Pokemon que salió hacia la superficie, buscándome.

Úrsula comenzó a gritar y a caer junto conmigo. Sin embargo, una silueta apareció en el inicio de la cascada, y descendió a una velocidad impresionante. Mi Prinplup me sujetó, y le ordené que también lo hiciera con mi enemiga.

— ¡Chorro de agua! —le ordené, y mi Pokemon lanzó un chorro hacia la pared de la cascada. El impulso del chorro nos empujó más allá y después mi Pokemon lanzó otro chorro de agua hacia abajo, para disminuir la caída. De repente, aterrizamos bruscamente en un pequeño lago que se había formado. Mi vida bajó un 40% más, y ahora estaba crítica. Úrsula también había tenido vida crítica al aterrizar sobre el agua después de una caída de más de quinientos metros. Cuando salí a la superficie, algo atónita por el golpe, me dirigí hacia la orilla, y comencé a toser. Agradecí a mi Prinplup, pero éste tomó posición de batalla al notar que Úrsula me estaba mirando de una manera extraña. La chica no sabía qué decir o cómo reaccionar ante lo sucedido.

— Yo…

— Vete —le ordené—. Es lo menos que puedes hacer.

Ella asintió y desapareció teletransportándose a otro lugar. Tomé eso como un agradecimiento, y caí rendida ante la arena de un bosque que se formaba ahí donde la cascada terminaba. Sin embargo, a pesar de estar sumamente crítica, sabía que esto aun no terminaba…


El mago alzó el arpa brillante, pero fue lo último que vi, puesto hubo un súbito cambio de ambiente. De una meseta desértica llena de fisuras enormes, llegué a una oscuridad completa, en donde en el centro había un muchacho. Caminé hasta él, sin pensar en quién o qué podría ser. Pero cuando toqué uno de sus hombros, el sujeto volteó a mirarme, y me sorprendí al ver que no tenía rostro. Grité y me tiré al suelo aterrada, y entonces, nuevamente la escena cambió.

Ahora, me encontraba en un hospital. Varias enfermeras y doctores iban y venían por un pasillo lleno de puertas donde dentro estaban muchos pacientes que necesitaban ayuda. Mientras caminaba por el pasillo, oía sollozos y gritos debido al dolor que los pacientes tenían.

Pero mi atención se detuvo en una habitación donde un llanto se me hacía conocido. Era mi madre, y al lado, yacía mi padre también con un semblante depresivo. Ambos veían a una chica con un casco puesto, y mi madre sujetaba la mano pálida de la chica inerte. La máquina que indicaba los latidos de su corazón, pronto dejo de hacerlo, y supieron que su hija había muerto en el acto. Los llantos tanto de la madre como del padre comenzaron a destrozarme, ya que supe que yo era la chica que estaba sobre ese casco.

— No… mamá…

— ¡Zoey! ¿Por qué? ¡¿Por qué?! —la mujer se hundió entre las sábanas que me cubrieron, y lloró desconsolada.

— ¡Mamá! —comencé a llorar, pero sacudí mi cabeza al instante—. Esto no es real… No lo es. Es sólo una ilusión. Esto no es real.

Traté de concentrarme lo más que pude, y cuando cerré los ojos, tratando de inhalar, exhalar y mantener la calma, nuevamente me encontré sobre la meseta desértica. Nando se sorprendió, y sonrió.

— Vaya… Saliste de mi ilusión. ¿Qué te pareció?

— Me parece que ahora es mi turno —mencioné, y saqué unos lentes oscuros de mi bolsillo. Al colocármelos, Nando los había mirado fijamente, pero él reaccionó colocando más potencia sobre su arpa, por lo que entonces ambos nos sumergimos en un duelo mental e ilusionista.

Una luz me iluminó en medio de una oscuridad. No… no era una luz. Era fuego. Un incendio estaba ocurriendo frente a mí, pero no podía hacer nada. Sólo abrazar a mi compañero… Sólo abrazar a mi peluche que siempre me protegía de todo.

— ¡Zoey ¿dónde estás?! —una voz apareció en medio de aquella oscuridad. Las puertas de un armario se abrieron, y la luz de todo el fuego entró repentinamente sobre la oscuridad que trataba de protegerme. Mi madre estaba ahí, y me cargó mientras me protegía del incendio que había en nuestra casa. Ella pudo lograr esquivar un par de tablas de madera ardiendo que estaban en mi cuarto, pero yo no me di cuenta, puesto que cerré los ojos lo más que pude debido al miedo.

Ambas salimos, con mi gato peluche aun entre mis brazos. La policía entró a mi casa, los bomberos comenzaron a apagar el fuego, y un doctor me revisó por si no tenía traumatismos algunos. Comencé a tocer, debido al humo que había respirado, pero eso no me sorprendía. Lo que lo hizo fue el llanto tanto de mi padre como de mi madre. Ambos veían la casa con suma tristeza, pero sabía que faltaba algo…

Me escapé del doctor que me estaba checando, y abracé a mi mamá con todas las fuerzas.

— ¿Y mi hermano? —pregunté muy preocupada, pero ella negó con la cabeza, y no dijo nada.

Nadie dijo nada.

Y entonces, comencé a recordarlo. Todo ha sido por mi culpa. Él ha muerto por mi culpa. Si no hubiese dejado al fuego la comida, nada hubiese pasado. Pero era una pequeña. No tenía uso de razón en ese entonces. ¿Cómo iba a ser mi culpa?

La escena cambió. Ahora, nuevamente era una oscuridad completa, donde había un chico en el centro. Caminé lentamente hacia él, y cuando toqué su hombro, el chico ya tenía un rostro, pero era una cara desfigurada, incinerada y herida por las quemaduras que el mismo incendio le había dejado.

— ¿Por qué… Zoey? ¿Por qué dejaste que muriera? —susurró con una boca desfigurada y calcinada—. ¿por qué?...

— ¡No…! ¡NO FUE MI CULPA! ¡NOO!

Mi mente comenzó a colapsar, y entonces cerré los ojos para llorar.

Mi campo de visión me indicaba que mi vida estaba bajando. 20%, 15%, 10%. Sólo me quedaba eso. Entonces, cerré los ojos, me calmé, respiré profundamente, y comencé a repetir:

— Esto no es real… —susurré hacia mis adentros— Esto no es real. No lo es. Esto no es real…

Ahora, la escena cambió, pero ésta vez, Nando se encontraba en una escena donde el chico tenía un cuchillo entre sus manos. Mi magia me hizo saber el pasado del chico, y me indicó que él había asesinado accidentalmente a una persona, que era nada más y nada menos que un ladrón que había querido robar una tienda. Pero poco después, el chico se arrepintió por haber quitado una vida humana. Yo podía manipular sus pensamientos justo ahora. Estaba dentro de su mente, y podía hacer lo que se me plazca.

Me imaginé al ladrón entrando a su casa, y matando a toda su familia. Nando se trasladó a la imagen que pensé, y notó cómo su madre era asesinada por el ladrón que había resucitado de entre la muerte.

— ¡NOOO! —gritó el chico, que parecía ser más chico en ese entonces que en el juego— ¡NOOO, MAMÁ!

El ladrón rió macabramente, y sus ojos se hundieron entre una sombra siniestra. El cuchillo salió del abdomen de la madre, goteando sangre por todas partes.

— Ahora es tu turno —susurró.

— ¡NOOO! ¡NO QUIERO MORIR! ¡NO QUIERO! —el grito era tan horripilante, que quise parar la imagen, pero no sabía qué hacer.

Mi magia me indicó que Nando había caído por completo en mi ilusión y que su vida estaba bajando drásticamente. 50%, 30%, 15%, 5%.

— ¡NO QUIERO MORIR, PERDÓN! ¡NO QUIERO MORIR, POR FAVOR! ¡NOOO!

Esos gritos me hicieron recapacitar. Si seguía con la ilusión, el chico iba a morir realmente, y yo me iba a convertir en una asesina. Cerré los ojos y bloqué todo tipo de ilusión y magia que hubiese a su alrededor.

Nuevamente, nos encontramos sobre la meseta, pero él estaba tirado, apenas con las fuerzas suficientes para mantenerse de pie. Caminé hasta su posición, levanté el arpa que había tirado al suelo, y se la di nuevamente. El chico de cabellos azabaches me miró muy confundido, pero no había nada que decir.

— Anda… huye de aquí —dije, sintiendo lástima por él.

El sujeto asintió, aun desconcertado por la ilusión que había tenido. ¿Quién diría que mi ilusión descubriría su más grande miedo: la muerte? Nando escapó de ahí, no sin antes tomar su arpa y el sombrero que había estado también tratando de huir de él con ayuda del viento.


Iba esquivando los ataques que tanto mi Alakazam como el Bronzong de Delos me iban lanzando. Mi Pokemon no paraba de lanzarme Piscorrayos y Piscocortes, que apenas si podía esquivar. Saltaba, me agachaba, corría y me alejaba de mi propio Pokemon, que seguía sumergido en el ataque Confusión del Pokemon enemigo. Sin embargo, si la pelea seguía así, iba a cansarme tarde o temprano, y eso no era nada bueno.

Pero en ese momento, se me ocurrió algo. El Alakazam trataba de cazarme, y a veces inclusive se atacaba a sí mismo. Su vida ya estaba crítica, y no iba a tardar mucho tiempo en que la vida de mi propio compañero se esfumara. Bronzong me atacaba al mismo tiempo que Delos con sus golpes, pero yo era tan ágil que podía esquivar a los tres al mismo tiempo. Pero cuando trataba de escapar, sólo mi Pokemon estaba ansioso por perseguirme, así que planeé algo.

Me situé cerca del Brozong, y comencé a propinarle varios golpes y patadas. Delos trató de intervenir, pero entonces, el Alakazam que aun seguía confuso, lanzó varios Psicorrayos a diestra y siniestra que nos dio a los tres que nos encontrábamos cerca. Mi vida bajó un 30%, y la vida de Delos un poco menos. Pero mi verdadero objetivo era que el Pokemon enemigo resultara herido, y por ende la Confusión terminó en Alakazam.

— ¡Alakazam, utiliza Teltransporte! —el Pokemon volvió en sí, y cuando escuchó mi orden, el Pokemon apareció repentinamente detrás del Pokemon campana. Sin perder tiempo, me reincorporé y con mucha concentración aumenté todo su MP posible. No necesité ordenarle al Alakazam que utilizara su más poderoso ataque a espaldas de su enemigo que había estado distraído y apenas trataba de recomponerse.

Un voluminoso y poderoso Psicorrayo invadió todo el ambiente. El Pokemon de Delos se vio envuelto en el gran ataque en el cual mi Alakazam había gastado todo el MP que tenía. El Psicorrayo gastó tanto MP que el Bronzong desapareció entre destellos. Delos quiso intervenir golpeando a mi Pokemon, pero cuando terminó su ataque, Alakazam se teletransportó y nuevamente regeneré todo su MP. Como si nada hubiese pasado, Alakazam lanzó un Piscocorte hacia el chico de cabellos púrpuras y traje carmesí. Delos pudo esquivarlo, y se envolvió en un aura cobalto más potente. El sujeto quiso golpear a Alakazam con todo el MP que tenía, pero mi Pokemon utilizó el ataque Reflejo, y una fina capa de cristal apareció delante de Delos. El muchacho golpeó el escudo, y su golpe no afectó en lo más mínimo a nadie.

— Se terminó, Delos —finalicé. Estaba detrás de él mientras el beta estaba distraído golpeando el ataque Reflejo de mi Alakazam. No dudé ni un instante, y lo golpeé con tal fuerza, que el sujeto se alzó por los aires. Sin pasar ni unos segundos, mi Alakazam se envolvió en una fina aura rojiza, sabiendo que utilizaría su ataque Psíquico.

Delos flotó en el aire, envuelto también en el aura que mi Alakazam estaba provocando. Las cucharas de mi Pokemon se movieron de una forma en la cual podía controlar a mi enemigo. Y entonces, Delos se estrelló en la tierra varias veces como mi Alakazam quiso, hasta que finalmente se mantuvo quieto en el aire, aun controlado por mi Pokemon.

Su vida estaba en un 5%, y bastaba con un Piscorrayo potente para terminar con él.

— Anda, hazlo —sonrió Delos. Su traje estaba desgarrado y sucio, y sus lentes rotos y en el suelo.

Fruncí el ceño, y le ordené a mi Pokemon que terminara con él. Un gran Psicorrayo envolvió al sujeto, y desapareció entre destellos que se mecieron con el viento desértico del paisaje...


Barry y yo adoptamos posición de batalla, y sin pensarlo demasiado, fuimos hacia Fausto, que tenía una espada ardiente y con sed de sangre.

Barry saltó por los aires, y aterrizó justo sobre Fausto, que se cubrió con la espada. El puño del rubio se calentó debido a que su espada estaba hirviendo. Barry retrocedió con dolor en sus nudillos. Entonces, con un aura esmeralda, comencé a lanzar patadas al aire a diestra y siniestra.

— ¡Raichu! —nombré, y el Pokemon, que estaba batallando contra el Infernape de Fausto, lanzó varios rayos hacia el jugador.

Los rayos se combinaron con las patadas aurales esmeralda que lancé que también iban hacia el jugador. Pronto, unos golpes aurales rodeados de electricidad fueron potentemente hacia el jugador pelirrojo, que no le sirvió de nada el cubrirse con su espada. El sujeto salió disparado, pero Barry ya estaba detrás de él, y lo recibió con un golpe envuelto en un aura anaranjada que lo mandó de regreso hacia mí.

— Lo siento, imbécil —sonreí, y envolví todo mi cuerpo con más de aquella aura esmeralda.

Preparé un golpe, pero entonces, noté que Fausto estaba sonriendo.

El sujeto en medio del aire, lanzó una onda de calor con su espada, a pesar de estar aun algo aturdido por el golpe que Barry le había propinado en el rostro. La onda de calor me dio justo en el abdomen, y salí disparado hacia el suelo, arrastrando conmigo escombros y polvo.

— ¡Lectro! —gritó Barry al verme caer.

Me sorprendí al ver que el suelo había terminado, y con suma reacción, me sujeté en la orilla del suelo. A voltear hacia abajo, la fisura me mostraba unas nubes que estaban sumamente grisáceas y llenas de electromagnetismo que aun no se hacía presente. Sabía que si caía y cruzaba aquel manto grisáceo de nubes, iba a ser el final para mí. El frío me invadió debido a la altura tan drástica a la que estábamos ahí, en la meseta, y pronto la desesperación comenzó a formar parte de mí. Mis manos comenzaron a resbalarse de la orilla, y quería que alguien me rescatase, pero no era lo suficientemente fuerte como para poder sujetarme más tiempo, o mejor dicho, la onda de calor me había quemado la zona del abdomen, que estaba lo bastante débil como para poner fuerza en otra parte. Caí hacia el manto de nubes, y de un momento a otro, noté que dentro de la nebulosa gris, mis cabellos mieles se erizaron, así como los bellos de mis brazos desnudos. Noté una gran cantidad de energía eléctrica sobre unas nubes que avisaban una tormenta. Y en ese momento, se me ocurrió una idea.

Caía y descendía poco a poco sobre la gran fisura, pero entonces, me estrellé intencionalmente sobre el muro del acantilado. Clavé mis uñas en la pared para poder sujetarme; noté que la sangre en mis dedos se hizo presente al instante, pero no me importó. El Staraptor de Barry apareció poco después, y me monté en su lomo. Nuevamente, cruzamos el manto de nubes tormentosas de la fisura, pero le ordené al Pokemon de Barry que se detuviera justo ahí.

Súbitamente, el Pokemon no confió en lo que dije, pero le insistí que permaneciera en la zona peligrosa, donde los rayos comenzaron a sentir nuestra presencia y la electricidad trató de matarnos. Staraptor empezó a esquivar uno a uno varios rayos que trataban de acertarle, pero repentinamente, mi aura esmeralda comenzó a recibir los rayos con tal hambre, que noté una gran fuerza dentro de mí. Después de que percibí que ya había la electricidad suficiente dentro e mí, el Staraptor y yo habíamos salido y vuelto hacia la escena de combate, donde Barry, mi Raichu, Fausto e Infernape seguían luchando.

Fausto lanzó una onda de calor, que dio de lleno en un Barry que había estado soportando sus ataques. Su vida estaba en un 10%, y sabía que si no recibía ayuda, iba a morir a manos de su enemigo.

Y bastó con una mirada de mi parte para intimidar al sujeto. Lancé un gran golpe aural que fue directo hacia el sujeto. Fausto se cubrió con su espada, pero la electricidad incluida en el golpe aural electrocutaron al enemigo. Varios golpes aurales más comencé a sacar de mis puños, que iban a una velocidad impresionante. Docenas de esferas esmeraldas iban hacia un Fausto que sólo se dedicaba a esquivar, y en un ocasión a cubrirse con la espada metálica y ardiente. Cuando finalmente noté que los rayos de las nubes habían desaparecido de mi interior, el pelirrojo del afro rió.

— ¿Es todo lo que tienes? —jadeó.

— Anda, mata a Barry —le ordené.

— ¡¿Qué?! —el rubio se sorprendió.

— Bien, si así lo deseas… —Fausto volteó hacia el rubio, que estaba bastante débil. El del afro sonrió misteriosamente y preparó su ataque más potente. La espada de metal comenzó a absorber el calor del sol que se asomaba por entre el horizonte. La espada comenzó a adquirir un brillo carmesí, y cuando expulsó una onda de calor, Barry notó que iba a ser su final.

Sin embargo, la espada había tenido tanto electromagnetismo en su interior, que la onda calorífica colisionó a la hora de ser expulsada, y la espada se vio envuelto en electricidad pura. Una gran explosión cubrió a Fausto, acompañada de una onda eléctrica que nos hirió a todos los que lo rodeaban. Barry sobrevivió milagrosamente, y yo estaba en un estado crítico. Su Infernape desapareció, al igual que nuestros Pokemon. Sin embargo, cuando la majestuosa explosión de calor y electricidad desaparecieron, también lo hizo aquel sujeto. Los polvos destellantes habían sido testigo de que no debía de meterse en nuestras peleas estúpidas. Nadie debía de hacerlo…


Me reincorporé y jadeé debido a los golpes que había recibido. Ciertamente comenzaba hartarme de que la anciana lo único que hiciera fuese el trasladarse por debajo de la tierra ya apareciera en una posición inesperada para poder golpearme. Mi Froslass también estaba crítico, puesto que el Hippodown también imitaba los movimientos de su entrenadora.

— Rayos… —dije, y nuevamente alcé mi espada para atacar.

Corrí hacia la anciana, y lancé un tajo que desprendió una onda fría y helada, pero que dio hacia la nada. La vieja se había sumergido nuevamente en el suelo, y apreció súbitamente a mis espaldas. No sé cómo logré esquivar uno de sus golpes aurales, pero lo hice al hacer un ágil movimiento. Con mi espada, nuevamente lancé un tajo hacia mi enemiga, pero ella se sumergía en la tierra tan fácil y rápidamente, que no tenía tiempo de nada.

Ella aparecía cual Digglet en un lugar, desaparecía y aparecía nuevamente en otro completamente diferente. Yo iba de un lugar a otro, tratando de cazarla con algún corte o con una onda helada que me permitieran bajarle su vida, pero me era imposible.

Y cuando estaba en mis últimas energías, quise darle un golpe crítico, pero lo único que hice fue aterrizar justo en el lugar donde ella se sumergió nuevamente. Mi espada se clavó en la tierra, y lo único que pudo hacer fue congelar una parte del suelo sin éxito alguno. Pero entonces… aquella acción me hizo tener una idea.

— ¡Eso es!

Y cuando la anciana apareció de nuevo sobre otro lugar, ésta vez se cansó de jugar conmigo, y lanzó una patada potente llena de tierra y aura esmeralda, y me dio de lleno en la espalda. Solté mi arma y escudo en el acto, y me arrastré varios metros por el suelo lleno de agujeros. Mi vida bajó un 20%, y ahora sólo quedaba un diez por ciento restante. Me reincorporé lo más rápido que pude, y quise agarrar nuevamente mis armas, pero la anciana se interpuso en el camino apareciendo por la tierra.

— Lo siento, Candice. Eres muy joven para morir. Qué lástima —mencionó, y preparó otro de sus golpes.

Súbitamente, mi Froslass intervino con una ventisca que mandó a volar a la anciana lejos de mí, pero en aquel ataque, el Pokemon tierra de mi enemiga tacleó a una Froslass distraída y ésta desapareció al instante.

No hubo tiempo para lamentarme. Corrí hacia mi espada, pero Gaia se dio cuenta de ello, y cuando se reincorporó, se sumergió nuevamente en la tierra, y supe que iba a alcanzarme, a pesar de estar muy lejos de mí.

Milagrosamente, pude tomar mi espada, y sin pensarlo dos veces la clavé en el suelo, liberando todo el poder de mi MP, que era el doble que el de la anciana. Mi MP se trasladó a la espada, y una gruesa capa de hielo cubrió la mayor parte de toda la meseta que estaba a mi alrededor. La anciana había salido a medias, a centímetros de que un golpe conectara con mi rostro. Sin embargo, el hielo pudo congelarla en el acto, y sus ojos comenzaron a moverse desesperadamente. De igual manera, y con mucha suerte, el Hipperdown también se congeló debido a que estaba por debajo de la tierra, también con intenciones de haberme querer atacado.

Comencé a jadear, y miré con más tranquilidad a Gaia, que su mirada me suplicaba que la liberara.

— Tienes razón, soy muy joven para morir —confesé— Es por eso que no debo de morir ahora. En cambio, creo que tú eres algo vieja para este tipo de juegos. Lo lamento.

Sin embargo, no sabía si un tajo de mi parte iba a poder matarla, puesto que aun le quedaba varia vida por delante. Antes de dudar sobre algo más, Kenny apareció a mi lado, indicándome que él ya había vencido a su oponente.

— ¡Kenny! —nombré felizmente.

El chico sonrió, y restauró mi MP, a pesar de estar bastante cansado y crítico. Cuando ocurrió aquello, mi espada comenzó a emanar un aura helada y fría, y supe que debía de descargar nuevamente todo mi MP en un corte poderoso. Bastó con un tajo lleno de frialdad, hielo y poder justo en el cuello de la anciana. El hielo se quebró, junto con su cabeza, pero antes de que una escena desagradable y macabra se viera ante nosotros, la anciana ya había desaparecido en el acto.


Estaba sumergido entre los escombros, aun con un dolor soportable sobre mi pecho. Primero, pensé que aquel golpe me había matado, pero después de recobrar la conciencia por completo, aparté las rocas que me cubrían, y sujeté mi arco con más fuerza. Me mantuve en el pequeño agujero de la pared del acantilado que se había formado cuando me estrellé, y a lo lejos pude ver a Paul, que me miraba de una manera fría.

Ahora se veía más poderoso que antes. Había activado la tercera fase de su aura. El chico tenía una aura celeste, lo que significaba que su velocidad era la más impresionante de todo PBO. No sé cómo iba a vencerlo; no sé cómo íbamos a vencerlo. Ojalá tuviera la cualidad de estrategia, pero sólo poseía el ser un francotirador y un arquero ligero. Tal vez pudiera atacar sus veloces golpes, pero no iba a ser posible de detenerlos todo el tiempo. Necesitábamos un plan.

Crystal y Silver ya se habían reincorporado, y me situé con ellos, justo sobre una montaña de escombros que habían rebasado el nivel del lago que poco a poco se iba deteriorando con los desastres que la pelea dejaba.

— Necesitamos un plan —les dije a mis compañeros, pero ellos se mantuvieron en silencio—. ¿Me escuchan?

Crystal sonrió, y Silver la imitó. Sabía que ocultaban algo entre manos, y yo no estaba enterado de ello.

— Tranquilo, chico… ¿Cuál era tu nombre? —Silver me preguntó, con un semblante inexpresivo.

— Gold.

— Gold… Sé que no conoces realmente nuestros poderes, y tampoco nuestro enemigo. Ya verás de lo que soy capaz —mencionó el beta, y la otra beta, Crystal, adoptó una posición de batalla.

Súbitamente, el MP de la chica comenzó a disminuir, debido a que sobre las rocas comenzó a hacer varias posiciones inesperadas. La jugadora comenzó a danzar entre los escombros, dejándose llevar por la brisa y el momento. Las posiciones extrañas paralizaron a Paul, que estaba confundido por las posturas que su enemiga estaba realizando. Sin embargo, el sujeto de cabellos púrpuras no tuvo tiempo para seguir observando, y en ese momento, en un abrir y cerrar de ojos, trató de ir hacia Crystal e interrumpir con lo que sea que estuviese haciendo.

— Silver… —nombró la muchacha, que no dejaba de mover sus pies de un lado a otro, y levantar las manos, estirándolas y adquiriendo posiciones extrañas.

— Estoy en eso —mencionó, y rápidamente, el joven clavó su espada de plata sobre los escombros.

El pelirrojo cerró los ojos, y se dejo llevar por el momento. Entonces, supe que su espada estaba sintiendo las vibraciones de la tierra. Supe, que no sólo su espada podía absorber el aura y los ataques de las demás personas, sino que también podía sentir las vibraciones de la tierra, y por ende podía sentir hacia qué dirección iba Paul.

Cuando Silver abrió los ojos, supo el próximo movimiento de Paul. El sujeto dejó su espada en el suelo, y con un simple puño, golpeó hacia el aire, detrás de las espaldas de Crystal. Pero unas milésimas de segundo después, Paul había aparecido justo ahí, donde el puño de Silver ya estaba golpeando hacia la nada. El rostro del enemigo recibió el golpe, y cayó bruscamente hacia el lago.

Yo no quise quedarme ahí, paralizado sin hacer nada, por lo que cuando noté que Paul había caído al lago, agarré una de mis flechas, y la tensé sobre mi arco. Cerré los ojos, inhalé y exhalé tranquilamente, y en un súbito momento, mi flecha de oro, comenzó a recibir una gran parte de mi MP. Sabía que si aquella flecha le daba a Paul, tal vez terminaría con su vida. Aunque de hecho, era un tiro muy arriesgado. Debía de acertar, o la mayor parte de mi MP se habrá ido en vano.

— Silver, quiero que me digas su próximo movimiento —le ordené al sujeto, y éste asintió y volvió a tomar la espada entre sus manos, se arrodilló entre los escombros y cerró los ojos.

— Está en el agua —mencionó— Y… y… —el sujeto paró, pero entonces abrió los ojos con las pupilas dilatadas. Sabía que algo estaba pasando—. ¡Cuidado! ¡Esta sobre nosotros!

— ¡Salten! —mencioné, sabiendo que los escombros en donde estábamos parados iban a colisionar de un momento a otro, o bien, Paul aparecería sobre nosotros, sorprendiéndonos a todos.

Crystal saltó a tiempo, y siguió danzando sobre el aire. Su MP la hacía flotar sobre el aire, y se dirigió muy lejos de ahí, nuevamente hacia la llanura verde, para poder concentrarse y seguir haciendo unos movimientos extraños. Yo, por mi parte, había saltado tan alto, debido a mi peso ligero, y me mantuve por el aire para comenzar a descender. Silver no pudo lograr saltar a tiempo, puesto que un haz de luz cobalto atravesó la tierra, y lastimó a mi compañero. Paul apareció repentinamente por entre los escombros, y ahora era más veloz que antes. El sujeto de cabellos púrpuras lanzó haces de luz azules filosos, a un Silver que había estado distraído y herido por el primer haz de luz que se lanzó inesperadamente. Silver comenzó a estar en un estado crítico, mientras Paul lo atacaba por encima de mí. Y entonces, apunté con mi flecha en medio del aire.

Silver reaccionó y trató de esquivar sus ataques, mientras contrarrestaba uno de sus golpes envueltos en un aura azulada, con su espada de plata. Los movimientos de ambos eran tan rápidos, que mi flecha dudaba de acertar en el blanco correcto. No quería que Silver muriera debido a mi flecha, pero tampoco quería seguir ahí, sin poder atacar a Paul.

Después de unas milésimas de segundo de concentración, lancé la flecha, dejando rastros dorados de aura. La flecha fue cual proyectil dorado hacia el suelo. Silver se apartó de ahí, sabiendo que había lanzado la flecha, y ésta dio justo en el brazo de Paul. Su vida bajó un 30%, y una de sus manos estaba inhabilitada. Pero cuando la flecha se insertó bruscamente sobre su mano, una onda expansiva de aire y de destellos de oro explotaron sobre él. El sujeto salió disparado más veloz que su misma velocidad, y se estrelló nuevamente contra el muro, pero ésta vez más profundo y más fuerte.

La laguna ya estaba totalmente cubierta de rocas debido a la pelea. Paul apareció por entre el agujero de la pared del acantilado que él mismo había formado con su choque, y ahora se encontraba furioso. El viento lo rodeó y su aura color celeste empujó todo el viento; tanto Silver como yo habíamos perdido el equilibrio por el viento provocado por Paul, y nos lanzó rodando por los escombros, hasta detenernos en la llanura verdosa que también estaba desapareciendo por entre las rocas que caían inesperadamente de un muro que estaba siendo poco a poco destruido. Pero entonces, notamos a Crystal. La chica seguía danzando, pero ésta vez, sentimos temblores debajo de ella.

Primero, supuse que Paul sería el causante de todo aquello, pero después, los ojos de Crystal brillaron. La chica terminó con su danza, e inesperadamente levantó las manos con gran fuerza hacia delante. Como si fuese algún tipo de controladora, sus manos habían controlado la tierra con tal fuerza, que una columna de rocas se alzó por la llanura, y avanzó rápidamente hacia Paul. Éste pudo esquivar el ataque sorpresivo de Crystal. Crystal lanzó una patada al aire, pero ésta vez no sólo una columna irregular de piedra se alzó para atacar al joven, sino que tanto una columna de oro, de hierro, de acero y de cristal se alzaron por el lugar y fueron cual serpientes hacia un Paul que intentaba nulamente esquivar los ataques. Varias rocas más comenzaron a flotar por el aire, y fueron cual proyectiles hacia Paul, que recibió los ataques de Crystal. Sin perder tiempo, Silver fue hacia el enemigo, y realizó un tajo hacia el aire. Las rocas que estaban flotando fueron empujadas por el tajo de su espada, y otra vez Paul recibió un golpe sumamente potente. Silver empujaba las rocas y minerales que Crystal levantaba, y ambos comenzaron a trabajar en equipo como nunca había visto.

— ¡Termínalo! —me gritó Silver.

Entonces, tensé una flecha sobre mi arco, y coloqué todo el MP posible que tenía. Paul estaba paralizado en el aire, recibiendo los golpes críticos de varias rocas. Y entonces, cuando destensé una flecha de oro que expulsó una onda fuerte de aire, ésta atravesó rocas, minerales, y finalmente dio en la sien de Paul, que desapareció al momento.

Finalmente la lucha había terminado, y los tres jadeamos de cansancio. Paul había muerto, pero sabía que pronto regresaría, puesto que era un beta, un traidor, y lo más importante… era otro miembro de ese maldito gremio Rocket.


La lucha había comenzado. Mi hermana se mantenía protegida con uno de los Citron que mi aura había creado. Mientras tanto, yo y el otro Citron fueron hacia Cintia. Los golpes rápidos comenzaron a ser presentes tanto en mí como en la otra copia. Golpes, patadas, saltos, puños… Cintia era tan rápida, que sólo se dedicaba a esquivar fácilmente los ataque que el Citron y yo estábamos tratando de dar. Pero… pero sabía que si seguía esto, ella se cansaría de un momento a otro, mientras Eureka y el otro Citron nos respaldaban, restaurando nuestras energías.

[REPRODUCIR]

— ¿Es todo? —susurró fríamente la rubia. Y entonces, unas esferas de fuego azul rodearon los puños de la rubia. La chica comenzó a atacar súbitamente, pero ambos fuimos capaces de esquivar sus ataques— Deberías ser más rápido que eso —confesó, y entonces, la rubia se agachó. Levantó sus pies sobre el aire, y de sus tacones negros unas pequeñas flamas azules comenzaron a salir. Pero de un momento a otro, aquellas diminutas flamas se convirtieron en unos propulsores que fueron aumentando de volumen, hasta que formaron unas inmensas lenguas de fuego imposibles de esquivar. Una de mis copias desapareció al momento, y yo recibí las quemaduras de los golpes; mi vida bajó un 20%, pero aun tenía a mi otra copia para ayudarme, sólo que ésta vez Eureka estaría desprotegida.

Mi otra copia llegó, y ambas nos dirigimos nuevamente hacia Cintia, que retrocedió lanzando unos golpes de fuego azul. Mi copia y yo atacamos tanto por su frente como por su espalda, y súbitamente, uno de mis golpes dio de lleno en su espalda. La chica salió volando, pero ya se había reincorporado en el aire y clavó las uñas de su mano izquierda sobre la tierra, para detenerse. La rubia se detuvo, aun con su mano clavada sobre el suelo hundido, y noté que se había parado en una sola mano. Entonces, comenzó a girar en el aire, con la mano clavada en la tierra, y un aura de fuego rodeó los pies que giraban rápidamente. Una cuchilla de fuego fue directo hacia nosotros, a una velocidad impresionante. Ambos saltamos, pero el ataque pudo acertar en los pies de mi copia. Bastó con eso para que ésta pudiera desaparecer.

Cintia se reincorporó después de realizar su ataque, y sonrió al ver que había estado solo nuevamente.

— Tal parece que tus meditaciones no sirvieron de nada —confesó.

Yo estaba enojado. Y sin pensarlo corrí hacia ella, para tener un combate cuerpo a cuerpo nuevamente. Pero ésta vez, comencé a luchar como nunca. Primero, daba un par de golpes que ella esquivaba, luego saltaba en una voltereta y me situaba a sus espaldas, para dar un par de patadas que también ella esquivaba impresionantemente. Y entonces, después de uno segundos de ardua y tensa pelea cuerpo a cuerpo, ella lanzó una llamarada de fuego azul.

Cerré los ojos, respiré profundamente, y el aura amarillenta incrementó en mí. Entonces, su gran llamarada se encerró en un aura amarilla, y poco después el ataque de Cintia volvió con la misma velocidad hacia su dueña, que se sorprendió al ver que pude regresar su propio ataque con mi aura. La chica recibió el golpe, y finalmente pude quitarle un poco de vida.

Sus atuendos estaban rasgados y sucios, y varios de sus mechones trataban de ocultar un rostro frío y desesperado. Y entonces, Cintia saltó por los aires y se situó a orillas de una de las fisuras. Ahí abajo, había varias nubes grisáceas, y ella levantó dos de sus dedos hacia abajo, donde se encontraban las nubes. Súbitamente un sonido destellante y electrizante comenzó a invadir el manto grisáceo, y de un momento a otro, un gran rayo potente y azul se atrajo hacia los dedos de Cintia. La electricidad del rayo pasó por todo su cuerpo, y ella extendió el otro brazo en torno a mí, y de sus otros dos dedos, el rayo pasó y fue directo hacia mí a una velocidad inimaginable. El rayo me dio de lleno justo en mi pecho, y mi vida bajó un 50%. Pronto, supe que este sería el fin, ya que Cintia llegó y me pisó el pecho quemado. El dolor era insoportable, y no pude pensar en nada más que en que éste parara de una buena vez. Eureka comenzó gritar, y Cintia sólo se dedicó a mirarme. La jugadora levantó su mano, y una esfera de fuego celeste rodeó la palma de su mano.

Pero antes de que terminara conmigo, volteó hacia el frente. Ahí, estaban todos mis aliados. Gold, Silver, Crystal, Hikari, Zoey, Lectro, Barry, Kenny y Candice estaban parados a orillas de la fisura. A pesar de estar débiles, todos estaban dispuestos a seguir luchando. Cintia paró, y se alejó poco a poco.

— Se terminó, Cintia —mencionó Hikari con mucha autoridad.

— Te han salvado tus amigos, Citron. Tienes suerte esta vez, pero no terminará esto aquí —dijo, sabiendo que no podría contra tantos jugadores; esbozó una sonrisa, y se teletransportó, dejando rastros de pequeñas llamaradas azules a su paso…

Hikari fue hacia mí, y Zoey llegó con una poción para poder curarme. El dolor en mi pecho era insoportable, y quería que de una buena vez parara.

— G-gracias —mencioné, pero cuando levanté mi vista hacia los demás, mi vista no vio a dos aliados restantes. Mi mirada cambió a una preocupante—… ¿Y T-trip y S-satoshi?

— No… no lo sé —Dawn se acordó de que ambos faltaban— ¿Qué…?

Pero algo nos sorprendió a todos. Un gran terremoto comenzó a abrir más las fisuras de la meseta. Pronto, las fisuras se agrietaron tanto, y el movimiento era tan brusco, que la meseta colapso, y las grietas comenzaron a abrirse más de lo normal. Hikari tropezó en una grieta, y el terremoto le hizo imposible el sujetarse de algo. Zoey pudo reaccionar a tiempo, y agarró el brazo de la novata, que estaba a punto de caer en un lago de magma que se vía a lo lejos. Sabía… sabía que algo estaba pasando. Sabía… que Mirto era el causante de todo esto.

— ¡Sujétate! —gritó Zoey, y cuando el terremoto finalizó, Hikari volvió al suelo, pero todo comenzó a derrumbarse; Gold, con ayuda de Silver, me ayudaron y todos comenzamos a correr lejos del suelo que estaba colapsando y cayendo hacia el manto de la tierra. Y entonces, antes de que llegáramos al final de otra grieta que nos impedía seguir corriendo, el terremoto se detuvo.

— Qué suerte —Barry rió.

— ¿Qué… qué pasó? —Candice estaba sorprendida.

— No lo sé, pero… pero tal vez Mirto… haya activado la tercera fase de su aura —confesé.

— ¿Qué? ¿Y eso qué significa? —preguntó Hikari, preocupada.

— Que espero que Ash y Trip estén bien…


Bueno, ¿Qué les pareció? ¿Cuál ha sido su pelea favorita hasta ahora? El capítulo siguiente será el momento de Ash de demostrar su fuerza. ¿Logrará vencer a Mirto? ¿Cuál será el final? ¿Se desatará la furia de Mirto?

Gracias a todos por los reviews, y los que no se han animado a comentar, aprovechen la oportunidad para resolver sus dudas de lo que ha pasado, ya que será la última vez que responda reviews hasta que empiece la 3er temporada. ¡Muchas gracias y nos leemos el Domingo! (Publicaré ese día el capítulo final para darle más tiempo a los que van atrasados en el fic).

Próximo capítulo: Mirto: El luchador terremoto.