Hola gente. Finalmente es martes y eso significa un nuevo capítulo. Como notarán he decidido poner al principio de cada narración en específico quién es el que narrará el capítulo. Hago esto a partir de ahora porque en esta temporada los capítulos serán contados a partir de muchos puntos de vista y la historia no sólo será contada por un personaje, como solía ser en la primera temporada; así que hago esto para que no se confundan, puesto que luego hay muchas confusiones al respecto.
En el capítulo anterior la primera narración que da el inicio de la tercera temporada es algo que paso exactamente como con el inicio de la segunda temporada, donde Ash estaba a punto de morir, pero nadie sabía por qué. Los capítulos fueron avanzando y al final cobró sentido aquella narración. Lo mismo sucede con el anterior capítulo, donde se ve que alguien despierta de un hospital y piensa en todas las desgracias que le sucedió, etc, etc, llevandolo a tomar acciones que en un principio el lector no comprende. La tercera temporada avanzará y aquello irá tomando sentido... aunque no les diré quién es el que narra el capítulo, pero puede ser algo obvio.
Oh, algo más... cuando es necesario dejar en misterio quién es el que narra el capítulo, en vez de poner el nombre, colocaré un "¿?". Edité el capítulo anterior para que vean a lo que me refiero.
no tengo cuenta: Estoy pensando si colocar a Alain en un próximo futuro, aunque confesaré que esta temporada no aparecerá. Saludos.
Kuroi: Gracias viejo. Siempre me hacen sonreír tus reviews hype y emocionantes. Aunque debo confesar que lo que más me hacne reír son las supocisiones erróneas que piensas que habrán en el próximo capítulo... aunque úede que de vez en cuando atines a lo que suceda. Uno nunca sabe. Gracias por el cumplido, pero sólo soy un humilde escritor. Este capítulo te resolverá muchas dudas; no me asesines D: Un saludo.
Cata Plox: Yo nunca vi tutoriales para el guión largo. Fue lo primero que se me vino a la mente: CopyPaste. xD Y puedes estar tranquila, o emocionada, como desees: Ruby tendrá bastante protagonismo esta temporada. Saludos.
Prietar: Es algo que lo descubrirás con el paso de los capítulos. Aunque no lo dejé tan difícil !Qué va!. Gracias y saludos.
Ryder: Al final tanto jugar GTA V le ha servido a Gold de algo. xD En efecto mi querido Ryder, habrá capítulos en el mundo real y también habrá capítulos un poco extensos, incluso de hasta 8 mil palabras si mal no recuerdo. Y trabajo en una veterinaria :P Saludos.
Colmillo Dragón: ¡Gracias! Un gran saludo desde mi casa, xD.
Bueno, jamás pensé que diría esto, pero este capítulo contiene mucha información que resolverá varias de sus dudas. Sabrán a lo que me refiero. Si hay alguna duda o comentario acerca de lo que se explique en el capítulo, no duden en escribirla en un review para poder contestarles. Gracias a todos, y nos vemos dentro de una semana, ya que no podré publicar el viernes ): Sin más os dejo y que tengan un buen día, semana o momento, lo que sea. N.N
Jovat fueeera.
VIDEO: Game of Thrones Season 4 Soundtrack - Watchers on the Wall.
Capítulo 54
Los orígenes de la Virtual Console
Red
El camino fue más pacífico de lo que creí. Habíamos llegado a un pequeño pueblo, el cual no pude recordar su nombre. El nivel 20 del juego era grande; tan grande que había demasiados pueblos sin importancia, justo como en el que nos encontrábamos. Era muy pequeño, pero admiré el ver que había demasiadas casas de piedra amontonadas unas a las otras, como si trataran de ganar su propio terreno. Las calles eran sumamente estrechas, e inclusive tuvimos que pasar por un camino con el pecho pegado a la pared y a trastabillas. También eran sucias, con Pokemon siniestros y roedores que se asustaban con nuestra presencia. Las tuberías de los techos expulsaban un chorro de agua mugrienta, y ésta comenzaba a formar un gran charco por las calles, y el nivel del agua nos llegaba hasta los talones. Suerte que el pueblo sufría un desnivel en el que los charcos podían navegar de poco en poco hasta formar un río allá en el inicio de los bosques siniestros. La altura comenzó a afectarme, y jadeé al ver que habíamos caminado mucho; Yellow se detuvo en medio de la estrecha calle, donde un par de personas nos observaron con cautela y poco después siguieron su camino.
— ¿Quieres descansar? —me preguntó.
Yo negué, apoyándome en mis rodillas. Ya habíamos caminado todo el día, sin siquiera el rastro de la jugadora que quería encontrar. No sé cómo iba a ser posible el encontrarla; y la ayuda de Yellow no me iba a facilitar el trabajo. Ni siquiera le había dicho su nombre, y aunque sería más fácil si le daba el nombre de su jugador, no quería dárselo. No quería ayuda en esta misión; sólo yo podía encontrarla. Sin embargo, Yellow se había visto tan asustada en el momento en que la conocí por primera vez, que tuve lástima de ella. ¿Por qué mierdas tuve compasión? ¿Por qué acepté que me acompañara? Eso me sucede por ser un chico débil y de corazón. Pero no puedo quejarme; aunque no quería aceptarlo, la chica me daba momentos de compañía cuando me sentía solo, y a pesar de que era muy parlanchín, me estaba acostumbrando a su personalidad y testarudez.
— Hay que seguir —dije con voz grave.
La chica no dijo nada; ella me siguió por los caminos estrechos del pueblo hecho en su mayoría por piedra y charcos mugrientos. Pero entonces, cuando pensé que aquel pueblo no tendría mucho por donde ver, unas voces comenzaron a invadir el ambiente.
Y en una calle más amplia, pudimos ver que un grupo de personas estaban reunidas en pos de tres siluetas que no alcanzaba a ver con detalle. No obstante, parecían ser unos sujetos bastante ruidosos y muy llamativos. Quise acercarme, y Yellow me siguió los pasos. Una multitud de veinte personas aproximadamente estaban observando a tres sujetos que estaban paradas sobre unas cajas de madera. Mejor dicho, eran dos personas y un Pokemon. Lo sorprendente fue cuando aquel Pokemon comenzó a hablar, y al parecer aquello era lo que fascinaba a la muchedumbre, además de los gritos que esparcían a todo el público.
— ¡…y lo repetiremos de nuevo! —mencionó el Pokemon, que era un Meowth.
La gente sonreía y estaba atenta al ver al primer Pokemon de PBO poder hablar.
— ¡Acérquense! ¡Presencien todos lo que tenemos que decirles! —mencionó uno de ellos, un sujeto de mata azulada que le llegaba hasta los hombros, con rasgos finos, tez pálida y unos ojos cobalto. En un principio, no supe si se trataba de un hombre o una mujer, aunque poco después supe que era un chico.
— ¡Pronto comenzará una nueva era en Pokemon Battle Online! Muy pronto, todo lo que conocerán será parte del pasado —dijo la persona restante. Era una mujer de cabellos carmesí largos y ondulados; su cabello formaba una ondulación larga que le caía hasta las caderas. Sus ojos también de un color cascada podían afirmar la exaltación que sentía al hablar de aquello—. Muy pronto, sólo existirá una única opción: ¡La Conspiración Plasma!
— Red… —Yellow me jaló del brazo— No hay nada que ver aquí; ¿por qué no nos vamos?
Yo ignoré su advertencia. Quería escuchar más sobre aquella tal conspiración.
— Así es. La Conspiración Plasma marcará una nueva era en PBO. No es un gremio, no es una organización. Es un nuevo comienzo, donde ustedes pueden formar parte de ella. ¡La nueva era en donde sólo sobreviven los más astutos! —decía el Pokemon felino.
— ¡No los débiles! —soltó el chico de cabellos azules.
— ¡Tampoco los fuertes! —dijo la chica pelirroja.
— ¡Simplemente los que tengan más valentía, audacia, inteligencia y sobretodo… discreción!
Pero poco a poco, la gente que estaba a su alrededor comenzó a alardear, con burlas, abucheos y susurros que hacían ridiculizar a los sujetos que estaban ahí.
— Red, por favor. Vámonos —la chica rubia parecía nerviosa.
— ¿Hay algo malo en esto?
— Esos tres me dan mala espina —la chica se cubrió más con el sombrero de paja.
Sin reclamar, ambos salimos de la multitud, más con rapidez que con discreción. La chica una vez que dobló esquina en otra calle encharcada, suspiró.
— Qué tontería —solté.
— ¿La Conspiración Plasma?
— Sí. ¿Qué traerán esos tres entre manos? —me cuestioné a mí mismo—. ¿Qué es eso de que sólo sobreviven los más astutos?
— No lo sé —Yellow se notaba sumida en sus pensamientos—. Creo que sólo quieren hacerle saber al pueblo que aun hay esperanzas de que no todo está perdido.
— Puede que tengas razón —admití—. Sólo que tengo curiosidad.
— No es más que un movimiento creado por estos tres tipos. No hay de qué preocuparse —mencionó.
— No es eso—reí—. El Meowth. ¿Cómo rayos ha podido hablar?
Ash
La fiebre comenzó a aumentar. Los jadeos ya eran notorios y los mareos se hicieron presentes. El sol a través de la ventana me hervía la piel, o no sé si la temperatura de mi cuerpo era la culpable. Cuando estaba nauseabundo, finalmente sentí como el movimiento del automóvil dejó de presenciarse.
— Tranquilo, Ash. Hemos llegado —mencionó Ciprés, mientras yo trataba de hacerme el fuerte y hacer como si todo estuviese bien—. Ayúdame con él.
Citron y Ciprés me bajaron de la minivan, y me colocaron en el suelo. Mis pies descalzos sintieron un césped amarillento, cálido y seco. Una brisa me sacudió los cabellos azabaches, y el sol daba de lleno con sus rayos ardientes…
Todo se sentía tan real esta vez.
Entonces, vi que aun nos encontrábamos en una zona rural, pero la autopista ya había sido dejada muy atrás. La minivan había ido por un camino zigzagueante, polvoriento y apenas visible. Varias hectáreas de campo arado, abandonadas y en mal estado se encontraban a nuestro alrededor, pero frente a nosotros estaba una pequeña casa, y al lado de ella una gran granja se alzaba, mientras un par de vacas mugían adentro de la granja, y un par de perros se daban cuenta de nuestra presencia.
— Se la compré a un humilde granjero hace no mucho —mencionó Ciprés— Nos servirá como escondite.
Sin perder tiempo, entré a la casa con su ayuda. El sitio a simple vista era cómodo. En la sala había una mesa de caoba pequeña, y al lado se encontraba la cocina con un par de ventanas sobre ella que iluminaban la estancia. Arriba estaban los cuartos, y cuando subimos, fuimos a la habitación del fondo. Dentro tan sólo estaba una cama y una gran ventana que también iluminaba el cuarto vacío, pero lo que me sorprendió ahí, es que había un casco virtual, y al lado había una máquina operativa parecida a las que tenían en el hospital.
— He vaciado todos los muebles —dijo y me acostó ahí— Citron, ve al baño y busca una medicina para la fiebre. Tendré que cerrarle la herida a Ash. Trae mis utensilios.
El chico salió quejándose. Gold, Silver y Crystal habían estado abajo en la cocina, preparándose algo para comer. ¿Acaso era así todos los días? ¿Acaso la UEO tenía estas comodidades, mientras todos los demás estaban atrapados en un mundo virtual? ¿Acaso ellos habían vivido normalmente todo este tiempo? Me dio un poco de envidia el pensar en ello, pero deseché esas ideas de mi cabeza, ya que el dolor en mi cuerpo no me dejaba concentrarme. Citron regresó poco después con una pastilla, un vaso de agua, un par de guantes de látex, y varios utensilios que se necesitaban para poder coser la herida.
— Gracias —dijo y Citron abandonó la estancia cerrando la puerta. El profesor se sentó en una silla que había en el cuarto, mientras encendía una linterna, la acercaba hacia él y comenzaba con su labor. Yo tragué la pastilla con ayuda del agua, y esperé a que comenzara a coser la herida ahí donde Mirto me había apuñalado—. Suerte que tus órganos ya están curados. El cuchillo te había dañado varios músculos y parte de tu estómago. Sólo queda cerrar la herida.
Hubo un momento de silencio, en donde vi cómo el profesor se concentraba en coser la herida, con ayuda de la linterna, aunque poco después tuve que sostenerla yo para ayudarle. La fiebre comenzó a desaparecer, y el sol se colocó en medio del horizonte, bañando la habitación con tonos anaranjados y púrpuras.
— ¿Y bien? —dije de un momento a otro— ¿Me contarás qué es lo que ha pasado?
— Estaba esperando el momento en que lo dijeras —confesó, mientras seguía muy concentrado tratando de cocer la herida, que poco a poco dejaba de expulsar sangre—. Bueno, te he mencionado que el líder del Gremio Rocket se llama Giovanni ¿No es así?
Asentí, y me mordí el labio a causa del dolor que sentía cuando las agujas penetraban mi herida.
— Él es uno de los creadores de la Virtual Console y de Pokemon Battle Online, Ash. Él, y seis científicos más: El Profesor Oak, Elm, Birch, Rowan, la profesora Encina, y yo. Los siete trabajamos mucho para poder crear por lo menos una imagen virtual, que pudiese ser captada por los neurotransmisores del cerebro. A final de cuentas, cuando tuvimos el prototipo final del casco, lo probamos en cada uno de nosotros. Sin embargo, hubo un inconveniente: el juego causaba una adicción. ¿Por qué? Según mis investigaciones, las imágenes virtuales que eran mandadas a los neurotransmisores eran tan potentes, que en un momento determinado las señales comienzan a ser de vital importancia no sólo para los neurotransmisores, sino para todo tu cerebro. Al final, los demás profesores y yo habíamos decidido que era prácticamente imposible crear un juego virtual independientemente de que si tuviese mejoras o fallas en los prototipos; el cerebro humano por naturaleza no está capacitado para vivir en su propio mundo, sino que está diseñado para captar el mundo real en el que viven los humanos. Así, si obligas a tu cerebro a estar en otra realidad que no es otra, las señales que se mandan a los neurotransmisores para que puedas ser transportado un mundo bastante real, pero a final de cuentas virtual, va a desarrollar una adicción incapaz de controlar; inclusive ésta adicción es más fuerte que la heroína o la cocaína —el profesor se limpió el sudor de su frente con la manga blanquecina de su bata, mientras seguía cociendo la herida—. Entonces, decidimos que no podíamos lanzar al mercado un videojuego de realidad virtual debido al peligro que conllevaba, y a pesar de que los ocho estábamos decepcionados con lo que habíamos concluido, Giovanni no estaba de acuerdo. Él quería no sólo vender el casco virtual, sino que quería poder, fama y todo lo que podíamos haber conseguido con el inicio de una nueva era de los videojuegos.
Sin embargo, en un momento inesperado, Giovanni lanzó al mercado la Virtual Console, por lo que nosotros nos molestamos con él. Hicimos lo que pudimos para poder parar la venta de los cascos, pero éstos se vendieron cual carne fresca. Pudimos evitar que los proveedores hicieran más cascos, pero ya se habían vendido mil de ellos, y los chicos que habían comprado nuestra consola sin duda serían un gran problema que afrontar.
— La versión beta —dije.
— Así es. Mil vidas estaban en peligro, y nosotros quisimos hacer algo al respecto. Después de un par de semanas, pudimos hallar una cura al problema. ¿Qué clase de cura? Descubrimos que el cerebro de los afectados ya estaba tan acostumbrado a las señales que mandaba el casco, que si enviábamos unas señales completamente diferentes y con menos potencia y frecuencia, el cerebro humano iba a dejar de sufrir la adicción. Es decir, los jugadores estaban tan acostumbrados a un mismo tipo de señales y a una poderosa frecuencia, que si cambiábamos el patrón, frecuencia y longitud de las señales a una menor, pero que aun se pudiese presenciar un mundo virtual, el daño al cerebro iba a ser nulo, puesto que no iba causar gran conflicto en él. Es como si por varias semanas yo te doy un dulce de mango con picante que te genera adicción y ardor en la lengua; si de repente cambio tu dulce a uno de sandía, el ardor en tu lengua va a ser nulo debido a que estabas acostumbrado al chile, y el sabor ya no va a ser tan placentero, ya que estabas acostumbrado al mango.
— Comprendo.
— Bien. Después de que encontramos la cura, tuvimos que ir a la versión beta para poder colocarla en la base central de datos, y que de ahí fuese a todos los cascos de los jugadores. Sin embargo, Giovanni tenía custodiada la base de datos. Ahí, él nos sorprendió con algo que nadie predijo: había mencionado que creó un casco nuevo capaz de poder matar a cualquier jugador, y además, había modificado los archivos del juego para volverse invencible y poderoso. No pudimos vencerlo, y todos los científicos, incluyendo Oak, murieron a manos de Giovanni. Lo pude presenciar con mis propios ojos —el hombre se quedó cabizbajo por unos momentos, y apretó los puños con fuerza— Pero pude meter la cura; de hecho, Oak fue el que la metió, y me dio tiempo para poder escapar de ahí. Y al final, los jugadores fueron curados.
— Es por eso que la adicción no les genera nada a los beta —ahora comprendía todo.
— Cierto. Hubo un momento de paz dentro de mí por algún tiempo, a pesar de que ahora todos mis colegas estaban muertos. Sin embargo, cuando regresé a la realidad, era el único sólo ahí en el laboratorio. Mis compañeros habían desaparecido; no sé si Giovanni se los llevó a todos, los desapareció o en realidad murieron. Quiero creer que no, pero no sé qué pensar. Después de ello, Giovanni me culpó de la muerte de los profesores, y lógicamente le creyeron más a él, puesto que yo estaba con ellos en el laboratorio en el momento en que desaparecieron. Cuando escapé de la base central de datos y volví al mundo real, ya no estaban; lo único que quedaba de ellos era su casco. No pude explicarle a la gente sobre su desaparición, y antes de que la policía llegara a mi casa a arrestarme, escapé. Ahora, me culpan del asesinato de Oak y los demás profesores, por eso soy buscado por la policía.
— Pero… ¿qué pasó después? ¿Por qué aun hay una adicción entre los jugadores?
— Giovanni tenía su as bajo la manga, claro estaba. Después de que implementé la cura en los beta, él ya había creado un casco nuevo, revirtiendo completamente la cura.
— ¿El casco que mató a los profesores?
— No, otro diferente. Ese sujeto tiene todo planeado, Ash. Ha creado dos cascos: uno para los jugadores actuales que están atrapados en PBO, donde un chip se insertó en su cerebro y en el momento en que se desconecten y el casco deje de mandar señales al microchip, éste explotará. El otro, es el que te dio él en las oficinas centrales de Virtual Console, el cual él utilizó contra mis compañeros: el casco capaz de matar a la gente y capaz de matar a los novatos sin en realidad asesinarlos.
Después de que me acusó del asesinato, lanzó al mercado oficialmente Pokemon Battle Online, pero dándole el crédito al profesor Oak por su creación, mientras él recibía todo el dinero del mundo por el videojuego que en un abrir y cerrar de ojos ya tenía bastantes ventas. Yo no podía hacer nada ya; estaba huyendo y además no podía hacer una cura, puesto que en cualquier momento Giovanni podía decidir si destruir la base central de PBO y hacer que todos los cascos se apagaran, causando que el chip explotara en la cabeza de los jugadores, excepto claro, en los betas, porque ellos conservaban el casco antiguo. Y así fue como él creó el Gremio Rocket, con la intención de desaparecer a cualquier beta posible, y para deshacerse más rápido de ellos, dio el anuncio de que el juego era mortal, haciendo desaparecer varios betas debido al miedo.
— ¿Y por qué le tiene miedo a los beta?
— Porque teme que alguno de ellos logre pasar el juego. Las estadísticas de los beta se reiniciaron en la versión alfa, pero su experiencia y poder seguían siendo el mismo. Giovanni no sólo teme que alguno de ellos llegue al nivel 100, sino que les teme por su inmunidad a la adicción.
— ¿Y en qué le afecta eso a él?
— Cuando uno pasa el nivel 100 del juego, se llega a la base central de datos. Giovanni en esa ocasión teme que algún beta llegue y altere la base de datos, ya que ahí se puede desactivar el chip en los cerebros de los jugadores. Sin embargo, no sé por qué tiene tanto miedo de ellos; a lo mejor tiene un plan oculto, uno en donde necesita que todos estén bajo la adicción al juego, y los beta podrían ser un problema.
— ¿Pero por qué tiene a varios beta de su lado?
— Bueno, supongo que él no puede contra todos. Necesita de gente poderosa para poder cumplir lo que sea que tenga planeado cumplir. Como sea, después de que dio el anuncio, comenzó a hacer que varias personas se unieran a su gremio, y una de ellas fuiste tú, Ash.
— Es cierto —mencioné— Él… él me amenazó con… —me dolía pensar en ella—… con mi madre.
— ¿Tu madre?
— Sí. Dijo que si no me unía, la iba a matar. Incluso la nombró.
— No sé cómo sabe de ella.
— Pensé que tú sabrías dónde está ahora —lo miré esperanzado— ¿Acaso sabes?
— La última vez que hablé con ella fue para que me ordenara que debía recibirte en tu nuevo hogar. No sé nada más de ella.
Hubo un silencio incómodo dentro de la habitación.
— Giovanni ahora está desaparecido en el mundo real. Claro, después de que la gente se alborotara con enterarse de que la Virtual Console era mortal, mucha gente se iría contra él, pero él lo predijo, y ahora es un hombre buscado, al igual que yo. He querido dar con él, para ver que planea, pero sería muy arriesgado. Por ahora, lo único que nos queda es que vayas al juego, te unas al Gremio Esmeralda y te ganes la confianza de Masato, para que sea el espía entre el Gremio Rocket y la UEO. Sólo así sabremos los futuros planes que tiene contra el mundo tanto virtual como el real.
— Yo… —tan sólo de pensar en Masato, me hacía sentir rabia— De acuerdo.
El profesor terminó con las puntadas y suspiró de alivio.
— Tengo una pregunta —mencioné— ¿Cómo es que comenzó la UEO?
— Oh, olvidé decirte eso —rió— Después de todo lo que te conté, necesitaba a gente dentro del juego para poder saber lo que Giovanni hacía ahí. Yo no podía meterme al juego, ya que si me descubre, iría a matarme seguramente. Necesitaba a alguien; alguien con quién idear planes dentro y fuera del juego, entonces necesariamente tendría que ser un beta. Cuando se me acusó del asesinato, yo vivía en un departamento. Sin embargo, los policías me habían sorprendido por su temprana llegada, y supe que venían a arrestarme. Cuando salí de mi apartamento apresuradamente, bajando las escaleras del edificio me crucé con un chico. Él me escondió en su apartamento cuando le dije que era uno de los creadores de PBO, y después descubrí que él era un beta de PBO. Ese chico era Citron —sonrió— A partir de ahí nació la Unidad Especial Online. Él ha reunido a los demás miembros.
— Ya veo —ahora todo tenía sentido— ¿Y este casco? —miré el casco que estaba a mi lado.
— Oh, es el casco que te dio Giovanni cuando formaste parte del Gremio Rocket.
— ¿Qué?
— Lo robé de tu casa, espero no te moleste.
— ¿Cómo? Si antes de conectarme a PBO para siempre, noté que dos policías irrumpían en mi casa porque no les abría.
— De hecho, éramos Citron y yo —el profesor esbozó una sonrisa cómica— Nos disfrazamos de policía para que nadie sospechara que irrumpíamos en tu casa y para que no me descubriesen. Cuando vimos que te habías conectado, no había tiempo para más. De hecho, íbamos por ti para mencionarte sobre la UEO, pero vimos que ya te habías conectado. Por suerte nos encontramos con el casco en tu cabeza, y resulta que era el casco de los del Gremio Rocket, el cual alcancé a rescatar del hospital cuando huimos. Aun estoy investigando cómo diablos funciona y por qué puede matar a los novatos sin matarlos realmente. He estado investigando mucho, Ash. Y también me he podido conseguir algunos archivos del juego con este casco, como por ejemplo la información de todos los jugadores, por eso recurrí a Hikari para poder encontrarte, ya que noté que ambos vivían por la zona e iban en el mismo instituto.
— ¿Hay información de nosotros en el juego?
— No, pero sí en el mundo real. El gobierno reunió toda la información posible de cada uno de los jugadores atrapados en PBO, y astutamente Giovanni pudo robar dicha información y meterla al juego. Yo por supuesto logré hackear uno de los miles de archivos de PBO, y ese archivo fue los datos personales de todos los jugadores.
— Si tan sólo me hubiese tardado un poco más en conectarme al juego —dije pensando en el momento en que me había conectado para no volver nunca más a la realidad. Si eso no hubiese pasado, me hubiera unido más temprano a la UEO, habría menos peligro y no hubiese matado a todo el Gremio Novato. Pero ya no servía de nada pensar en eso.
Antes de que pasara otra cosa, la puerta se abrió, y ahí apareció alguien a quien no había visto desde hace mucho.
— ¡Trip! —me sobresalté.
El chico de cabellos miel me dedicó una mirada fría y serena.
— La buena noticia es que no meterán a la cárcel a Ash —parecía enojado— Pero la mala…
— No me digas —Ciprés parecía incómodo—. Sé que ahora todos somos fugitivos por escapar de la policía.
— Todos menos yo —Trip golpeó la pared con rabia—. ¡Mierda, Ciprés!
— Lo siento, pero era necesario.
— ¿Te das cuenta ahora que todos estarán buscándote y también a Ash?
— ¿Qué querías que hiciera? No podía dejarlo ahí.
— No lo sé. Sabíamos que no podíamos dejarlo ahí, pero esa no era la manera de irrumpir en el hospital.
— No soy bueno para los planes, Trip. Improvisar es mi fuerte.
— Se nota. Tienes suerte que los padres de Crystal tengan dinero, sino tu estúpida granja no habría sido comprada y el idiota del abogado no hubiese respondido por Ash.
— Lo lamento. ¿Cuántas veces tengo que decirlo?
En ese momento, todos los demás aparecieron en la habitación, viendo que ya estaba mejorando mi salud.
— ¡Oh, Ash! Ahora sí podemos platicar a gusto —Citron estaba más relajado— ¿Sabes? Esta granja me hace recordar mi infancia. Sí, no tuve una granja, ni tampoco una infancia en una granja, pero el aire libre, los animales y el ocaso en el horizonte me hacen pensar que…
— Cállate, por favor —le espeté.
— Bien, ahora que están todos reunidos aquí, necesito decirles sus nuevas misiones —Ciprés se levantó de su lugar, se quitó los guantes de látex, y fue hacia la ventana para ver los últimos rayos del sol—. Crystal, Gold y Silver —los tres prestaron atención— Necesito que investiguen acerca de quién más integra el Gremio Rocket. Ya vimos a Masato, a Cintia y a Mirto, pero éste ya no nos sirve de nada. También está Paul, que sin duda ya había estado en contacto antes con Giovanni. Sin embargo, su tarea más importante es ver qué gremios están siendo convencidos entre las sombras por el Gremio Rocket. Sé que Giovanni sólo con su gremio no podrá realizar los planes que tenga pensados, pero si quiere que su gremio obtenga fuerza entre PBO, necesitará de subordinados y de gremios menores que le ayuden.
Los tres asintieron.
— Citron, quiero que tú y Eureka… —cuando mencionó a la pequeña, recordé que ella no podía desconectarse, ya que era una novata—… estén al tanto de Hikari y su gremio. Por ahora Eureka está con ellos en el Castillo Índigo, y me ha informado que no ha habido algo fuera de lo normal, pero no podemos confiarnos. Cintia está detrás de Ash, y sabemos que puede atacar de nuevo el Gremio Diamante y Perla para tratar de conseguirlo —el chico asintió y cambió su semblante a uno serio— Trip, tú me ayudarás aquí, en el mundo real. Como tú ahora no eres un chico buscado por lo policía, necesito que investigues todo lo que puedas acerca de dónde se encuentra Giovanni. No sé cómo podrías empezar la búsqueda, pero te las ingeniarás —el chico no asintió, ni movió un músculo de su cuerpo— Y por último, Ash. Sé que no has estado en PBO durante un par de semanas, pero ya mucho ha cambiado desde la última vez que te desconectaste. Ahora, los jugadores son más cautelosos, y no podrás ir caminando por las noches tú solo, a menos de que quieras ser asesinado. El rumor de los asesinos que matan novatos ya se ha expandido por todo el juego por lo que ha generado mucha desconfianza, miedo y locura entre todos. Además, no sé si sepas, pero se rumorea de que el Gremio Esmeralda hará un tipo de "reencuentro". No sé qué signifique eso, pero lo investigarás y te unirás a su gremio, cueste lo que cueste.
— ¿E Iris? No sabemos nada de ella —intervino Citron.
— Yo tampoco —admitió Ciprés— Ya pensaré en ella después.
Antes de saber qué es lo que sucedía con Iris, por qué no estaba aquí y por qué nunca se había reunido con la UEO a pesar de ser un miembro oficial, me surgió una duda más importante, aunque más que duda era un deseo.
— Quisiera… quisiera primero visitar a Hikari. Quiero verla —le dije a Ciprés.
— De acuerdo. Pero necesitas primero unirte a la UEO oficialmente.
— Acepto —esbocé una sonrisa.
— Tienes sólo esta noche, ya que mañana será el tal reencuentro del Gremio Esmeralda —entonces, Ciprés volteó hacia todos nosotros— Pueden irse y… vayan con cuidado.
Dawn
El viento arrebató varios mechones cobaltos de mi rostro. La vista era agradable; varios Wingull posaban sobre el alfeizar de las ventanas del enorme castillo de piedra y de tonos azul claro. El cielo, de igual color, mostraba un sol que daba de lleno en todo el lugar, aunque no sabría decir si en verdad aquellos eran rayos solares. De hecho, no podía saber si el horizonte más allá del océano podía ser real. La arena que se levantaba a lo lejos; las diminutas manchas blanquecinas que se formaban en el cielo; la espuma del mar que se formaba en la orilla del acantilado; no sabría decir con exactitud si aquello real, pero vaya que no parecía tan distinto de la realidad.
— Hikari.
Una voz apareció a mis espaldas. Cuando volteé, noté a un chico rubio portando un chaleco de cuero acompañado de una cota de malla. Unos pantalones rotos que le llegaban hasta la rodilla y unas botas de cuero oscuras, mientras una bufanda anaranjada le rodeaba el cuello. El chico parecía más esbelto y fornido desde la primera vez que lo vi. Sin duda había mejorado su fuerza. Barry me había llamado, entrando a mi habitación sin permiso. ¿Qué era tan importante como para interrumpirme en un momento como este? Cierto, no estaba haciendo nada, pero estaba tan asustada y había tantas cosas que meditar, que no quería que nadie me molestara.
Le dediqué una mirada recia, a lo que él supo que había hecho mal en interrumpirme.
— Es Satoshi —cuando dijo aquel nombre, me arrepentí de haberle dedicado aquella mirada— Ha llegado.
Y sin dudarlo, mis pies se movieron fugaces hacia la entrada del castillo. Una sonrisa de oreja a oreja se esbozó en mi rostro, sabiendo que finalmente podría verlo, después de que Citron me hubiese dicho que había sido apuñalado por Mirto. Cuando me dijo aquello, no pude dormir las noches siguientes; estaba tan preocupada por él, que no quería ni imaginarme lo que le podría pasar si las cosas empeoraban.
Pasé por varios pasillos, bajé varios peldaños y escaleras de caracol, y pasé varios espejos, en donde me detuve a verme. Estaba un poco desarreglada, pero seguro no lo notaría. Llevaba puesto atuendos ligeros en una arquera: un chaleco índigo de cuero que también se convertía en falda y llegaba hasta mis muslos, unas hombreras livianas de un metal azul brillante, unos guantes de un grosor delgado que llegaban hasta mis muñecas, mientras portaba una cota de malla que sólo era visible en los antebrazos, unas botas oscuras de cuero que terminaban en mis rodillas y unas mallas de un azul oscuro que cubrían el resto de mis piernas, una diadema dorada que relamía los mechones sueltos de mi cabello, mientras la cabellera se movía libremente por toda mi espalda, confundiéndose con la capa de seda cobalto por delante, y carmesí por detrás, cubriendo un gran arco hecho de caoba que era sujetado por un cinturón marrón que pasaba en medio de mi torso.
Las grandes puertas del Castillo Índigo se abrieron al compás, mientras yo salía; los demás miembros importantes de mi gremio aparecieron detrás de mí. Entonces, la luz repentina del sol y del ambiente bañó toda la sala principal de la estancia azulada, cegándonos a todos por un momento. Dos siluetas se aparecieron cual sombras repentinas y pudimos ver que poco a poco se acercaban y delimitaban su contorno. Pero una de ellas, era más clara que la otra; una de ellas, era tan blanca como la misma luz que había pasado en el castillo, y entonces supe que era el chico de atuendos blancos: el Destello Eléctrico. Corrí hacia sus brazos, y me aventé directo hacia sus labios. Después, vi esos ojos azabaches que me miraron con alegría, y entonces pude concluir que todo estaba bien.
Eureka corrió hacia los brazos de su hermano, que la recibió cargándola y haciéndola girar en el aire. Los demás miembros saludaron a ambos, y los dos fueron directo al grano.
— ¿Ha habido noticias nuevas? —preguntó Citron.
— No —negué algo consternada por pensar en el próximo movimiento de Cintia— No se ha aparecido por aquí ella ni nadie. Ni siquiera sabemos nada de nadie, sólo que han podido vencer el nivel 25 del juego y de la supuesta resurrección del Gremio Esmeralda. Sólo eso.
— Lo lamento, Hikari. Pero el tenerlos aquí encerrados por un tiempo es necesario.
— Lo sé, Citron. Lo bueno es que Ash esté de nuevo con nosotros.
— Sobre eso… —el chico quería decir algo, pero tenía miedo de decirlo.
— ¿Qué? ¿Qué sucede?
Él me contó acerca de la nueva misión que se le había asignado. En un principio, yo no estuve muy de acuerdo con el plan, ya que quería estar al lado de Ash más tiempo y también Masato no era una persona en la cual confiar. No sé si iba a resultar el plan o no, y no sabía si Masato iba a querer aceptarlo dentro de su gremio, pero sin duda lo que más me entristecía es que sólo tenía una noche para estar con él, ya que después de ello iría a la Mansión Esmeralda para comenzar su misión como nuevo miembro de la UEO.
El resto del día fue apacible y tranquilo, justo como los otros días en los que he estado encerrada aquí. Ash me contó acerca de la persecución de los policías que habían tratado de capturarlos a él y al líder de la UEO, Ciprés. Sí; Citron ya depositaba una tal confianza en mí, que incluso le permitió a Ash el poder revelarme la identidad de su líder y también la identidad del que estaba al mando del Gremio Rocket. También me comentó todo lo que Ciprés le había dicho acerca de los ocho profesores del juego, cómo funcionaba el casco, y el plan supuesto de Giovanni. Sin duda, estaba confusa por todo ello, ya que había recibido tanta información en un solo día.
La noche cayó rápidamente. Me deprimí un poco al ver qué rápido había pasado el día con Ash; después de todo, yo quería que el tiempo con él fuese lento, pero eso parecía ser imposible. El chico se quedó dormido en mi cama al instante. Sabía que estaba cansado después de un largo y extraño día en el que le sucedieron muchas cosas, así que no quise despertarlo y simplemente me dediqué a acompañarlo, hasta caer dormida en sus brazos.
Ash
La luz de la luna me despertó. El aire que corría por la habitación era tenue, susurrante y fresco. Las cortinas azules de la ventana danzaban al ritmo de la pequeña brisa, y cuando salí a la terraza de la habitación para contemplar el ambiente, el viento sopló con más fuerza. Apoyé mis manos en el barandal de piedra, y emití un gran suspiro que ni siquiera yo mismo pude entender. Todo había pasado tan rápido. Recuerdo la primera vez que comencé a jugar el juego, y recuerdo como si fuese ayer cuando me despedí de mi madre.
No. No fueron los soplos susurrantes del viento los que me despertaron. La imagen en mi cabeza de Delia aun me carcomía las neuronas como un parásito que intentaba devorar mi cerebro; la imagen de Giovanni en el supermercado amenazándome con mi madre; la imagen de Serena abandonándome a orillas del acantilado; la imagen de Ritchie, siendo asesinado y destruido en pixeles por una espada eléctrica que ahora ya no era nada más que un recuerdo; la imagen de unos ojos sombríos y temerosos de un Mirto que estaba a centímetros de mí con la pistola y con el cuchillo.
— Soy... soy un asesino —susurré y las palabras se fueron como el viento. Débiles, con un eco que apenas y se pudo escuchar, y sin significado alguno para este inmenso mundo virtual. Sin embargo, las palabras eran reales. A pesar de que Mirto era una persona mala, había quitado una vida, y no sólo esa, sino que la de Ritchie, la del Gremio Novato, y había provocado la huida de Serena, que no sé dónde podría estar ahora. Lo peor de todo, es que tal vez yo sea el culpable de que mi madre pudiese estar muerta, si es que había estado custodiada por Giovanni en algún lugar del mundo.
— No lo eres —Hikari me sobresaltó a mis espaldas, y rodeó sus manos en mi cintura, mientras apoyaba su cabeza en mi hombro.
— Lo siento… —dije instintivamente— Sólo que… tengo miedo.
— Todos tenemos miedo, Ash —me mencionó— Pero los más valientes saben ocultarlo mejor que los cobardes. Tú eres valiente, eso lo sé. Mañana Masato te aceptará en su gremio, y te ganarás su confianza. Sé que lo harás.
— ¿Y si no lo hace? ¿Qué pasa si no me acepta? Le habré fallado a la UEO, y a mí mismo.
— No tienes que pensar en eso.
— Ciprés me dijo que había una chica… —recordé el momento—… Una chica que iba en nuestra escuela. Su nombre era May.
— Oh, sí la conozco.
— Ella resulta ser Haruka, la Maga Esmeralda. ¿Crees que…? ¿Crees que ella pueda estar de acuerdo en que me una?
— Ella, y los demás miembros estarán de acuerdo.
— ¿Y qué será eso de la resurrección? ¿Qué habrá pasado?
— Lo averiguaremos mañana. Por ahora sólo queda descansar. Anda, que mañana será un buen día.
Y la noche se hizo eterna. No pude dormir bien; no concilié el sueño y estaba pensando en las cosas que podría decirle a Masato. "Oye, sé que hemos tenido nuestras diferencias en el pasado pero… ¿me dejarías unirte a tu gremio?" No. Eso no. "Masato, quiero pedirte perdón, y quiero que olvidemos todo lo que ha ocurrido en el pasado. Puedo ayudarte a ser mejor si me dejas unirte a tu gremio" No. Tampoco.
Ni siquiera recordé cuando Citron, Eureka y los demás miembros se despidieron de mí en la salida del Castillo Índigo.
— Suerte, Ash. Recuerda, hazle saber a Masato que te necesita en su gremio. Yo estaré aquí cuidando del gremio de Hikari —Citron me dio unas cuantas palmas en la espalda.
Como si no supiera eso. Apreté el botón de teletransportación, y tomé la mano de Hikari. Súbitamente, ambos aparecimos en el nivel uno del juego, sólo que en un pueblo más pequeño, donde todas las casas eran de un color mohoso y verde. De hecho, todo lo que veíamos a nuestro alrededor era de un color verdoso. Así como el Castillo índigo, todo estaba bañado de un color monótono, pero en esta ocasión era un esmeralda oscuro y brillante. Las antorchas que colgaban al lado de los caminos de tierra eran de un tono aceitunado; el césped que crecía alrededor de los caminos también lo era, al igual que los atuendos de muchas personas que iban y venían por los pasillos del pueblo. Entonces, pudimos ver a lo lejos una gran reja brillante que se alzaba entre el pueblo. Sin duda era la entrada a la mansión Esmeralda, por lo que nos encaminamos hacia allá.
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En cada casa había una docena de carteles pegados que anunciaban "La Resurrección del Gremio Esmeralda. Asiste y presencia el inicio de una nueva era". Y abajo estaba la imagen del escudo del gremio, que consistía en una piedra de esmeralda atravesada por una espada del mismo color. Cuando entramos, la reja ya estaba abierta, y no pudimos presenciar siquiera la mansión, debido a la cantidad de gente con atuendos ya de distintos colores, que estaban afuera en el inmenso jardín. Entonces, pudimos escuchar un vitoreo fuerte, aunque no pude saber si se trataban de abucheos o gritos de euforia. Quise abrirme paso entre los jugadores. Algunos estaban furiosos, y lanzaban maldiciones al Espadachín Esmeralda, que no se aparecía por la mansión. Algunos simplemente habían venido por curiosidad por saber sobre lo que podría ser la susodicha resurrección, mientras otros tenían esperanzas de ver lo que había pasado en el Gremio Esmeralda. Pero mi duda era esa. ¿Qué había pasado con aquel gremio?
— Disculpa —mencioné, con mi capucha blanquecina cubriendo mi rostro, para que no se revelara mi identidad— ¿Sabes qué pasó con el gremio?
— Es una vil mentira. ¡Una vil mentira! —dijo el jugador, que parecía furioso— Recordarás cuando hizo el Torneo Esmeralda ¿No es así? En esos momentos, Masato había ilusionado a todos con que ese gremio iba a ser el más poderoso de todos, y vaya que vendió bien la idea. En un principio todos pensábamos que iba a ser así, con los tres miembros que habían ganado un puesto en el torneo; de hecho, pensé que con el paso del tiempo Masato se iba a ver más abierto y aceptaría a más novatos en gremio, pero cuán equivocado estábamos todos. Ahora, lo único que hemos escuchado del Gremio Esmeralda es que ha habido conflictos internos, que Masato no se ha aparecido desde el momento en que termino el torneo, que sus miembros quieren separarse, y que ese tal espadachín no quiere ayudar en las mazmorras. Una gran decepción, y es por eso que lo odiamos todos. Más que odio, da lástima. Muchos hemos venido hoy para ver lo que va a decir, a ver qué excusa barata nos tiene.
Sin embargo, no pude oír más. Los gritos de abucheo se hicieron presentes, y de la gran mansión verdosa aparecieron allá arriba, en la terraza principal, seis siluetas. Una de ellas que era Haruka, parecía que iba a tomar la palabra, pero en ese momento la gente empezó a abuchear más y más, sin cesar.
— ¡¿Y Masato?!
— ¡¿Dónde está ese cobarde?!
— ¡Que aparezca ese estúpido!
— ¡Que dé la cara ante los novatos!
Y en efecto, él no estaba ahí. Sólo había seis personas. Una de ellas sin duda era la chica de cabellos castaños que estaba en mi escuela, pero no tuve tiempo para fijarme en las demás personas, ya que una de ellas llamó completamente mi atención.
— ¿Ash? —Dawn notó que mi semblante había cambiado.
Mis pupilas se dilataron, y mi boca estaba entreabierta.
— No… —Dawn se sorprendió al ver a una persona adelantarse de entre el Gremio Esmeralda.
Aquella persona levantó las manos en señal de calma; su cabellera brillaba tan verde como sus atuendos y como la mansión.
— Drew — Hikari estaba impresionada; aquel chico, que también iba en nuestro instituto, parecía haber tomado un lugar en el Gremio. El chico que me molestaba y era un cretino— ¿Dónde está Masato? ¿Por qué Drew está ahí?
Pero sus preguntas eran irrelevantes para mí. Yo no me había fijado en Drew, ni mucho menos en los demás miembros. Mi vista estaba concentrada en sólo un chico: un sujeto que había vivido conmigo en mi infancia, en Pueblo Paleta. Un sujeto el cual su nieto era el Profesor Oak, el creador del juego. Un sujeto que hace mucho no veía y sin embargo, estaba ahí: Gary Oak.
Próximo capítulo: El Nuevo Rey
