¡Hola! Nuevamente gracias a todos por sus reviews, visitas y demás. He estado algo relajado en lo que va de la semana, así que debo de aprovechar en terminar la tercera temporada antes de que entre a la universidad, que será oficialmente el 10 de agosto. Como sea, el final de temporada será... mmm... mejor no digo nada. Mis manos no quieren escribir el final de la temporada ya que se reusan a escribir algo de tal magnitud.
Cutesaralisa: El Gremio Caballeros de Sangre de SAO xD jaja, no... no creo que el Gremio Esmeralda sea aun el más fuerte. Pronto nombraré a otros gremios que sin duda son mucho más fuertes.
Oshe cy q cy: Masato es el Chapo Guzmán, cómo lo descubriste o.o
no tengo cuenta: Es algo que no puedo decir u.u Lo siento
baraka108: A mí también me cae bien Drew xD Vegeta y Goku eran la coña, y Dragon Ball era lo mejor del mundo. No sé si ocurra ese tipo de alianza, tendrás que esperar a ver si sucede
Cata Plox: Es un "#$%&/()&/()&/(/(&&$&%%$"
Kuroi: ¿Gary confirmado para la UEO? No . No sé si suceda. Buen análisis de Drew, aunque como dices, cualquier cosa inesperada puede suceder.
Guest: Rayos xD El review más acertado que he leído, aunque hay casos raros en los que las personas salen de la friendzone.
jorgelatina148: Gracias, no me había dado cuenta. Creo que fue error de dedo, pero ya corregí el número del capitulo.
Larekin: A mí me pareció exactamente lo mismo xD Drew para próximo presidente de PBO.
Ryder: Gracias por las felicitaciones! Sin duda a Ash se le complicarán las cosas de ahora en adelante, pero habrá que ver cómo resuelve todo ello. Aquí se verá sin duda el por qué de todo en el Gremio Esmeralda.
Bueno, como ando en un buen humor, aquí se explicarán un par de dudas, aunque no sé si surgan otras. Creo que es algo común en mi fic u.u rayos... Por cierto, poco a poco se acerca uno de mis capítulos favortios super épicos, pero obviamente no les diré de qué trata. Como sea, gracias y disfruten.
Capítulo 56
Cena de bienvenida
Ash
Finalmente había terminado de arreglarme. Llevaba puesto ésta vez un par de guanteletes de cuero, una camisa de seda aceitunada que cubría una cota de malla plateada. Unas hombreras metálicas, resplandecientes y blanquecinas como la nieve eran cubiertas en su mayor parte por la capa de seda esmeralda que caía sobre mi espalda. Un cinturón marrón mantenía en su lugar el chaleco también de un color césped, y un par de botas de cuero que llegaban hasta la rodilla eran decoradas por unas grebas blanquecinas que hacían juego con las hombreras.
Me sentí raro cuando me observé hacia el espejo que tenía en frente. Era yo, el Destello Eléctrico, pero ahora ya no irradiaba un brillo blanquecino como solía hacerlo; ya no tenía aquellos ropajes claros que me distinguían, y en su lugar ahora estaba bañado de un color esmeralda. Me sentía extraño, pero no sólo porque vestía de un color y atuendos diferentes, sino porque ahora ya no tenía en mi posesión a mi espada eléctrica "Thunderbolt". Me llevé una mano a la cintura, sabiendo que no iba a encontrar la vaina blanca que contenía la espada.
Recuerdo cuando Mirto la rompió en pedazos, y ésta desapareció para siempre en brillos que me hirieron por dentro. ¿Y ahora cómo iba a pelear? Qué irónico: Ahora yo era el "Espadachín Esmeralda", si se podría llamarle de esa manera, pero no tenía una espada con la cual pelear; tan sólo mis puños.
"Pensaré en eso después" —pensé, y salí de mi nueva habitación. No le había echado un vistazo detallado desde que entré, pero tendría mucho tiempo para ello. Demasiado.
Bajé las grandes escaleras de mármol de la entrada, y me encaminé hacia un pasillo de la derecha. Grandes cuadros de paisajes hermosos colgaban de las paredes tapizadas con mosaicos uniformes y fluorescentes. Al final del pasillo, se alzaba una gran puerta voluminosa y circular de caoba, con detalles exuberantes tallados en ella, simulando varias gemas y los cinco tipos de jugadores que había en PBO. Las grandes manijas circulares y brillosas estaban hechas de la misma piedra esmeralda la cual el gremio había robado el nombre; éstas brillaban sin que hubiese una luz en el pasillo, y sus reflejos bailaban al compás de los rombos tapizados en las paredes. Seguí su brillo y volteé para ver hasta dónde podían llegar, pero me vi sorprendido por una silueta que estaba a mis espaldas. Ésta había dado zancadas tan sigilosas, que no me di cuenta de su presencia.
— Hola —me saludó. Era uno de los miembros que no conocía. Un sujeto de cabellos tan chillones como el color de la mansión, sólo que más claros y más sedosos. Sus patillas largas y quebradizas formaban un extraño relámpago y le llegaban hasta el cuello, y sus ojos del mismo color también eran tan brillosos como las empuñaduras de las puertas. Tenía rasgos tan finos, que por un momento lo habría podido confundir con una mujer, si no fuese por su voz. El hombre era alto, flacucho y parecía amigable. Llevaba una gran túnica esmeralda de cuello largo que cubría la mayoría de sus ropajes ligeros, exceptuando por los pantalones apretados y esmeraldas que llevaba y un gran turbante blanco que le rodeaba la cabeza.
Yo lo saludé con la mirada, algo desconfiado porque aun no lo conocía.
— No nos hemos presentado aún —dijo como si yo no lo supiera— Soy Wallace.
— Satoshi —dije tímidamente.
— Lo sé. Todos te conocen, o la mayoría.
— Ah —solté sin más, pero entonces las otras dos chicas llegaron interrumpiéndonos.
— ¡Wallace! —mencionó la chica de moño rosado y cabellera azabache. Llevaba un vestido de manga larga verde y unas mallas de un tono más claro, con unos zapatos pequeños oscuros y brillantes. Sobre el vestido, llevaba un moño rosado que hacía juego con el de la cabeza. La chica miró al sujeto con aquellos ojos rosados—. ¿Hemos llegado tarde? —parecía furiosa.
— Por supuesto que no, Roxanne —mencionó la otra muchacha, más alta que la chica que se encontraba a su costado. Era la muchacha pelirroja; llevaba unos pantalones esmeralda largos, desajustados y tan abiertos que sus zapatos se ocultaban entre ellos. Sólo llevaba una pequeña blusa verde y ajustada que terminaba a la altura de su ombligo. Parecía que venía muy informal.
— Sólo preguntaba, Flannery.
— Tranquilas, chicas. No han llegado tarde —dijo Wallace y les sonrió—. De hecho, llegan justo a tiempo, al igual que yo y nuestro nuevo miembro.
— ¿Así que tú también eres nuevo, eh? —preguntó Roxanne y llegó hasta mí para examinarme de pies a cabeza— Eres más apuesto de lo que pensé, pero con esa cara de inútil no llegarás a ningún lado.
Me ruboricé y enojé al mismo tiempo.
— Oh, disculpa a Roxanne. Suele ser muy grosera con la gente que no conoce —y entonces, Flannery le dio un puño en el brazo a su pequeña compañera.
— ¡Oye! —le espetó y estuvieron a punto de pelear, pero Wallace las separó.
— Ya, ya. Tenemos que comportarnos allá adentro. Ha sido muy considerado Drew al organizarnos esta cena a los nuevos miembros.
— Espera… —mencioné algo confundido—. ¿Nuevos? ¿Entonces ustedes también…?
— Sí, llegamos hace un par de días. Al parecer nosotros tres fuimos lo bastante listos como para unirnos un par de días antes del supuesto anuncio del Gremio Esmeralda. Si no lo hacíamos, Drew no nos iba a aceptar debido a la gran demanda.
— Cierto Wallace, pero me enoja un poco que éste chico apuesto se haya unido hoy. Tuvo suerte de que Drew lo aceptara —Roxanne frunció el ceño. En cierta parte me recordaba un poco a… Casey.
— Pues porque es un beta. Sería un error el no haberlo dejado unirse.
— Sí, al igual que tú Wallace. ¿Por qué no esperaste un par de días más y te hubieses unido junto con Satoshi hoy mismo? Al fin de cuentas también te hubiesen aceptado —Flannery sonrió y le guiñó un ojo al hombre, al tiempo en que le daba un golpe en su brazo.
— Podría haber sido así, pero no quise llamar mucho la atención.
— ¡Já! Aun así te hubieras unido hoy, no habrías llamado la atención. Nadie se hubiese fijado en ti cuando tienen en frente a un beta que hace mucho no se mostraba ante el público —Roxanne tenía razón, y cuando sacó el tema sobre mi desaparición, traté de no ponerme nervioso.
— Cierto. ¿Por qué habías desaparecido, Satoshi? —me preguntó Flannery y se acercó a mí.
— Oh… yo… yo estaba… entrenando.
— ¡¿Entrenando tanto tiempo?! —me cuestionó, y tanto su rostro como sus ojos cambiaron a unos de admiración.
— Oh, sí… es que… es que…
— ¡Admiro tu pasión, Destello Eléctrico! ¡Me agradan los chicos que se esfuerzan cada día!
— Sí, sí, como digas —Roxanne le jaló de la oreja—. Ya, anda. Tenemos que entrar.
Y entonces, Wallace empujó la gran puerta de caoba. El sonido majestuoso y rechinante de la puerta resonó por el gran comedor. Un gran comedor de extendía unas cuantas varas de distancia en una amplia habitación, donde una alfombra esmeralda nos guiaba hasta el centro del comedor. Ahí, sólo uno de los cuatro lados de la habitación estaba tapizado por aquel verde característico y era el lado por el que habíamos entrado; a ambos costados de aquel lado tapizado había dos cuadros distintos que decoraban la habitación; uno de ellos era el retrato del desaparecido Masato que estaba sentado en un trono, apoyando sus manos en la empuñadura de su espada esmeralda, mientras mantenía una mirada misteriosa y extraña; el otro cuadro era un Pokemon hermoso, que parecía mirar hacia quien observara el retrato; un Ralts danzaba en el retrato y al mismo tiempo se podía presenciar su gran hermosura y poder; al parecer, aquel Pokemon era de Masato. Los tres restantes lados de la habitación eran una capa de cristal en donde entraba la mayoría de la oscuridad de la noche; sin embargo, podía apreciarse allá a lo lejos a través de los tres lados del cristal el pequeño poblado esmeralda que irradiaba luces tintineantes, combinadas con las luces de los astros y con algunos pequeños planetas extraños del juego, seguido de Pokemon voladores que estaban programados para decorar una noche solitaria. El paisaje sin duda era hermoso para una vista nocturna. Un gran candelabro estaba sobre el comedor esmeralda, alumbrando la mayoría de la habitación, pero no tanto para que se pudiera apreciar la vista que se tenía en frente. Encima del comedor, había tantos platillos y tanta variedad que con sólo ver la comida, se me hacía agua la boca.
Ruby y May ya se encontraban ahí, uno en cada respectivo lugar. Ambos parecían estar en silencio, y con la mirada perdida en el paisaje, pero en realidad parecían estar perdidos en sus pensamientos. Cuando entramos, voltearon a vernos y no nos dirigieron palabra alguna. Tanto el arquero como la hermosa maga estaban vestidos con túnicas elegantes y atuendos correspondientes a la alta nobleza. Todos de un color esmeralda. Una gran diadema y un par de moños verdes cubrían las coletas castañas de la chica, mientras un vestido tintineante como las luces del pueblo, sedoso y largo le llegaba hasta los muslos, mientras lucía un par de zapatillas cristalinas y unos guantes esmeraldas que terminaban hasta sus codos. El arquero llevaba una camisa esmeralda de seda, con un moño carmesí en el cuello y un jubón de cuero que le cubría la mayor parte de la camisa; unas botas elegantes de un verde oscuro y largas cubrían la mayor parte del pantalón que portaba, mientras una gran capa esmeralda por un lado y carmesí por otra caía sobre su espalda ancha, mientras sus cabellos azabaches estaban arreglados y sin aquel gorro blanquecino característico de él.
Los cuatro nos sentamos en un asiento al azar, tocándome al lado de Haruka. Nadie dijo nada por un momento, y todos esperamos que los demás miembros llegaran. Poco después, Gary entró y se sentó frente a mí. El chico llevaba una gran túnica verde que le cubría sus ropajes elegantes, y sólo se dedicó a mirar la comida que tenía en frente. Unos minutos más tarde, Drew entró con una armadura ésta vez de un color más resplandeciente que la anterior, pero lo que lo distinguía esta vez era una gran capa larga y dorada que se arrastraba por la alfombra, y una corona en su mata aceitunada, que tenía esmeraldas incrustadas en cada uno de sus lados.
Nadie dijo nada. El sujeto se sentó en la cabecera de la mesa, teniendo detrás el paisaje nocturno del pequeño poblado. El chico sonrió, y entonces miró a los nuevos miembros.
— Antes que nada quiero darles la cordial bienvenida al Gremio Esmeralda. No había tenido la oportunidad de recibirlos como era adecuado, pero finalmente esta es la ocasión. ¿Y esos atuendos? No son los apropiados para una cena elegante —le preguntó súbitamente a Flannery, que se ruborizó— Como sea, les doy la bienvenida.
— Gracias, Drew —mencionó Wallace, pero fue el único que agradeció. Las otras dos chicas simplemente sonrieron, y yo tuve que forzar una sonrisa tímida e irónica. Parece que aquellos tres nuevos miembros le tenían un gran respeto al "Nuevo Rey"; ellos no discutieron cuando él se nombró líder del gremio, ni discutieron cuando él se enfurecía. Sin embargo, no los puedo culpar. Tal vez hayan llegado ya cuando Drew tenía los hilos del gremio bajo sus manos, así que lo veían como la máxima autoridad. Además, Drew era un beta fuerte y poderoso, por lo que se hacía más comprensible su respeto hacia él. Sin embargo, yo no pensaba rebajarme a ese nivel…
— Bueno, la cena no se comerá sola —el sujeto soltó una risa molesta, se levantó y se sirvió una copa de vino— A su honor. Por el Gremio Esmeralda.
Él, Wallace, Roxanne, Flannery y yo fuimos los únicos que lo acompañamos con un sorbo de nuestros cálices con incrustaciones de piedras esmeralda. Gary, Ruby y Haruka le dedicaron una mirada fría y rabiosa a Drew, que no pudo darse cuenta de ello debido a que disfrutaba de la uva fina del vino.
Entonces, comenzamos a cenar. Los cubiertos sonaron y pronto las mordisqueadas discretas sonaban también. Yo agarré una ensalada de patatas que estaba a mi alcance, un filete bañado en salsa de chiles rojos, una hogaza de pan y mi copa de vino. A pesar de que quería disimularlo, me moría de hambre. No había comido desde… no lo recordaba. Mi platillo estaba limpio después de un rato, y también noté que Drew tenía limpio pero su copa de vino repetidas veces. Llevaba tres cuartos de una botella él solo.
— ¿Y bien? —dijo para romper el silencio que nadie estaba disfrutando, pero tampoco se quería hablar en la mesa— ¿Nos contarán sus historias, compañeros? Sería interesante saber por qué quisieron unirse y qué es lo que hacían antes de haber venido a este gremio. Si lo desean, también pueden contarnos un poco de su vida antes de PBO.
Nadie quería empezar.
— ¿Wallace? —Drew lo miró, y no le quedó otra opción más al hombre que comenzar.
— Será un gusto —sonrió—. Yo quise unirme a este gremio porque anteriormente tuve un percance al ver que un compañero y amigo mío desapareció de PBO. No sé si murió, pero pude ver cómo caía en un abismo luchando contra un Steelix. Después de eso, me propuse el unirme a un gremio fuerte para poder mejorar todo lo posible.
— Oh, interesante —Drew tenía un poco de modestia en su voz— Pero eres un beta ¿No es así?
— Sí, pero no soy lo suficientemente fuerte. Quiero volverme más fuerte; más de lo que ya soy.
— Y has elegido la opción correcta. Aquí con gusto recibirás todo el poder que quieres.
— Gracias, Alteza…
— Nada de "alteza" —rió— No soy como Masato —al decir aquello, miró a Haruka misteriosamente— Llámame Drew.
— Lo siento —Wallace se rascó la nuca— Con respecto a mi vida antes de PBO, era un sujeto normal y con mucho dinero, aunque humilde. No tenía familia, pero me hubiese gustado tenerla.
— Hablas como si ya todo estuviese perdido —le recriminó Ruby, que intervino en la plática.
— Bueno, tal vez lo esté. Tal vez no. No sabría qué pensar.
— Te aseguro que el juego será completado. Este gremio ayudará mucho a PBO, ya lo verás —Drew animó y miró a Ruby con un aire de frialdad, y nuevamente ambos tuvieron una batalla corta de miradas—. ¿Roxanne?
— Bueno, yo quise unirme al gremio por la misma razón que Wallace, pare volverme fuerte. Sin embargo, mi caso fue algo especial: yo había estado en un gremio, pero un día quisimos hacer una misión para poder adquirir un objeto único y raro.
— ¿Qué clase de objeto?
— No era un objeto, sino un Pokemon. Un Pokemon Legendario.
— Oh, vaya. Eso sí que es interesante. ¿Qué pasó?
— Yo le insistí a mi líder que no realizáramos la misión, pero él no estuvo de acuerdo. Al final… bueno… yo fui la única que pudo escapar de un tal Suicune.
— ¿Suicune, eh? Según he oído rumores de que es un Pokemon bastante difícil de vencer.
— Sí, y vaya que lo era. El líder no sólo quería al Pokemon, sino también un objeto extraño que se te otorga cuando lo vences. Pero eso quedará en duda por el resto de mi vida.
— Te aseguro que cuando crezcamos como gremio, podremos ir a vencer a ese Suicune, y podrás vengarte de tu gremio. Sé lo que se siente.
"¿Sé lo que se siente?" Drew que yo sepa ni siquiera ha formado parte de un maldito gremio. ¿Cómo puede decir eso? Parecía que aquel sujeto hablaba hipócritamente.
— Gracias, Drew —sonrió, aunque frunció el ceño debido a que no quería mostrar debilidad— Y bueno, con respecto a mi vida pasada, yo era una chica que vivía únicamente con mi padre. Él me crió y me dio todo lo necesario, hasta que bueno… ustedes saben.
— Tu padre te verá muy pronto, Roxanne. ¿Qué hay de ti Flannery?
— Oh, yo. Yo… yo era una chica solitaria —rió y entonces golpeó a Roxanne en un acto de nerviosismo— Y cuando vi los carteles de su resurrección, quería ir por simple curiosidad. De hecho, yo participé en el Torneo Esmeralda, y no pude pasar a la siguiente ronda. Entonces, decidí que debía de entrenar diario con mucha pasión y entrega. ¡Mucha! —el grito sobresaltó a Ruby, que se atragantó un poco—. Este gremio fue siempre mi admiración debido a la pasión con la que se había formado, y siempre quise formar parte de él, pero hasta ahora me voy dando cuenta de que Masato...
— Pero Masato ya no está aquí más con nosotros. Este gremio ha cambiado.
— Espero que tengas razón —sonrió y golpeó la mesa en un acto de emoción— Y antes de PBO, ¡Bah! Supongo que era una chica muy apasionada al circo.
— ¿Al circo?
— Sí, en mi infancia iba mucho al circo y admiraba a las personas que hacían malabares con antorchas. El fuego me llamaba mucho la atención, y bueno, eso explica por qué tengo a Pokemon de fuego únicamente.
— Eso me alegra —Drew sonrió y se llevó un bocado de estofado a la boca, seguido de un sorbo de vino— ¿Satoshi?
Ahora era mi momento. ¿Qué le decía? Estaba claro que no tenía que mencionarle toda la verdad, porque no era la ocasión, no era necesario, y no deberían saberlo. Tenía que inventar algo.
— Yo… quise unirme al gremio para enmendar mis errores del pasado.
— Oh vamos, no seas egoísta —me recriminó el de mata esmeralda— Ya sabemos que no fue así. Sabemos que atacaste el Torneo Esmeralda y luego desapareciste. ¿Por qué?
— Yo…
Hubo un momento de silencio. Miré a Haruka, que también me miraba con atención. De hecho, todos me miraron con suma importancia en ese momento, y nuevamente un retortijón en mi estómago se hizo presente. Quería desaparecer en ese momento, pero no podía.
— Es lógico —intervino Shigeru súbitamente— Masato era tan egoísta y prepotente que Ash quería darle una paliza y arruinar su torneo. Después de ello, su desaparición habrá sido a que no quería ser odiado por todos los novatos que admiraran al Espadachín Esmeralda.
Nuevamente el silencio fue breve por unos instantes, y entonces observé a Gary, que no me miró pero que sabía que me estaba ayudando a mentir. ¿Acaso él sabía algo sobre mí? ¿Por qué me defendía? ¿Será porque ya nos conocíamos desde antes? Entonces, traté de seguirle la corriente.
— C-cierto… —asentí y miré hacia mi plato vació con restos de ensalada en él; no quería parecer nervioso, pero no podía evitarlo. Nunca había sido bueno controlando mis emociones— Me molestaba tanto su actitud, que quise arruinarle su estúpido torneo. Después de ello, todos los novatos se lanzaron contra mí y quise desaparecer por un buen tiempo, para que se calmaran las cosas.
— Oh —bufó el líder del gremio. Su rostro no estaba tan convencido como deseaba que estuviera, pero entonces dejó el tema a un lado— Bueno, pues funcionó tu plan. Masato ahora es odiado por todos. ¿Y cómo era tu vida antes de PBO?
— Un chico normal, con una madre que me criaba. Nada fuera de lo normal —mentí y traté de sostener la mirada hacia el "Nuevo Rey" — ¿Y tú?—lancé la pregunta al aire— ¿Qué hay de ti? ¿Por qué te uniste al gremio? ¿Cuál es tu historia antes de unirte al gremio? ¿Antes de PBO?
— Oh, yo… —sonrió, pero hubo un silencio en el que pude notar que no sabía qué decir— Yo… yo era un beta.
— Eso lo sé.
— Y ayudaba a las mazmorras para pasar los juegos. Pero un día quise unirme a su gremio.
— ¿Por qué?
— Pues porque vi lo poderoso que eran mis camaradas —y entonces volteó a ver a Ruby, Haruka y a Gary y les sonrió— Ellos me aceptaron, pero cuando llegué Masato ya no estaba, así que decidí quedarme para ayudar a que el gremio se mantuviera unido.
— Sí, claro —Ruby bufó.
— ¿Y entonces por qué me aceptaron?
— No sabíamos que ibas a ser tan…
— ¿Tan qué? ¿Tan majestuoso? ¿Tan cooperativo? ¿Tan solidario?
Ruby no se atrevió a responderle y sólo se dedicó a mirar a May, que le indicaba con una mirada que no causara una riña.
— Como sea, aun así no sigo creyendo tu historia, Satoshi. Aunque debo reconocer que Gary se ha sacado una buena excusa para ayudarte.
Aquello me sorprendió. Sentí un nudo en la garganta, y una rabia invadió mis venas. Entonces, mi instinto le respondió.
— ¿Y tú crees que alguien se va a creer también tu estúpida historia? Sé que te uniste por una razón; una la cual no le quieres decir a nadie.
— Cuidado con tus palabras, niños chispitas. Estás hablando con el que te defendió ante un centenar de novatos y el que te dio la oportunidad de unirse a mi gremio.
— ¿Tu gremio? Este gremio es de todos.
— Pero yo lo he restaurado y yo soy el líder, te guste o no.
— Eres el único que está en acuerdo con eso. Nadie te quiere aquí —entonces, me levanté bruscamente de mi asiento.
— ¿Ah sí? —al parecer había un rubor en las mejillas de Drew, a causa del vino. El chico también se paró agitadamente de su silla— ¿Y qué vas a hacer? ¿Matarme? ¡Anda, quiero verlo!
Lo hubiese hecho; sólo que no tenía una espada con la cual luchar. Podría haberlo vencido a puños, si se tratara de un novato sin experiencia, pero él también era un beta y puede que más fuerte que yo. No hice nada, y me dediqué a mirarlo aun con enojo.
— Eso creí —se burló, agitó su cabellera y se reacomodó la corona que tenía en la cabeza— Nadie se atrevería a atacar al rey. Al Nuevo Rey. Puede que aquí sea un mundo diferente, pero sigues siendo el mismo estúpido niño imbécil del instituto.
Y no me importó que no tuviese espada. Me lancé por encima de la mesa y un gran puño lleno de fuerza fue directo hacia su rostro a una velocidad eléctrica que nadie pudo presenciar. Haruka se sobresaltó al igual que los tres nuevos miembros. La comida se esparció por toda la mesa y se derramó por el suelo. Drew no se movió de su lugar, a pesar de que mi puño iba con gran fuerza. Entonces, noté que alguien se había interpuesto entre nosotros. Gary había detenido mi golpe con su antebrazo. Éste estaba rodeado de un aura blanquecina, y había parado mi puño como si fuese un diminuto Pidgey intentando chocar contra un gran Reggisteel. Sus cabellos castaños se movieron con una corriente de aire que se produjo debido al golpe que había hecho. Su mirada oscura me vio con suma serenidad. Drew simplemente sonreía, a sabiendas de que veía cómo Gary lo defendía.
Todos estaban sorprendidos, excepto Ruby, que habría deseado que mi golpe se hundiera en el rostro de Drew. Entonces, Gary quitó su antebrazo y los dos estuvimos sobre una mesa desordenada y sucia. Noté una gran grieta en medio de la mesa, debido a la gran fuerza con la que mi puño chocó contra el brazo de Gary.
— ¿Q-qué…? —yo estaba sorprendido.
— Él es nuestro líder —confesó— A pesar de que lo odiemos, él es el líder del Gremio Esmeralda.
— ¿Y eso qué? —le espeté—. ¿Acaso no ves que poco a poco está llevando este gremio a donde él quiere? ¡Los está manejando a su placer! Está controlándolos a ustedes como él quiere.
— Te equivocas —dijo y entonces su brazo dejó de brillar. El chico se bajó de la mesa, al tiempo que yo también lo hacía— Pero hay reglas, Ash. Hay reglas que toda persona debe de respetar.
— ¿Qué?
— Esto sigue siendo un gremio. Por mucho que nadie quiera a Drew de líder, él tenía razón: nadie quiso asumir esa responsabilidad, y él lo hizo sin dudarlo. Ahora, él es nuestro líder te guste o no. Y a pesar de que lo odiemos, no puedo permitir que hieran a nuestro líder.
— ¿Bromeas?
— No. No bromeo. Plantéate esta pregunta, Satoshi: ¿Qué pasaría si le pegaras al líder de tu gremio? Puede que en ese momento te hayas desquitado, pero ¿qué pasará con los siguientes líderes? ¿Con tus futuros gremios, si es que tuvieras otro gremio? ¿Qué pasaría la próxima vez? ¿Qué asesines al líder porque no estés de acuerdo con él? ¿Qué te vuelvas alguien que se deja llevar por las emociones? Este es un gremio, y si no sabes respetarlo, puedes marcharte por la puerta. Hay reglas que se deben respetar, Satoshi; pero además de las reglas, también hay un honor el cual debes de considerar.
— Y si odian a Drew tanto… —le repliqué furioso— …¿Por qué no se marchan?
— Sí… ¿por qué no se marchan? Si no les gustan mis reglas, la puerta está allá. Son libres de irse todos ustedes —Drew sonrió, aun parado en su silla.
Y entonces, nadie respondió.
— Eso pensé —Drew se encaminó hacia la puerta, salió y la cerró produciendo un eco que resonó por toda la habitación.
Un silencio abrumador invadió la sala; tan sólo los jadeos repentinos que yo expulsaba eran los únicos que se oían por la habitación. Miré a cada uno de los miembros furioso y sabiendo que esto no era correcto.
— ¿Por qué se unió?—pregunté jadeando por la ira— ¿Dónde está Masato? ¿Qué pasó con él? ¿Por qué no se van de este gremio si no les parece que Drew sea el líder?
— La cena ha terminado —Gary mencionó, y le dedicó una mirada a Haruka— Haruka, lleva al nuevo miembro a su nueva habitación. Ruby, acompaña a los otros miembros a sus instancias.
El chico salió, sin responder ninguna de mis preguntas, mientras notaba que había sucedido un desorden en la mesa.
May
El camino fue lento, silencioso e incómodo por todo lo que había pasado. Cuando subimos las escaleras y pasamos unos cuantos pasillos, llegamos a su habitación.
— Buenas noches —le dije y comencé a caminar, pero el chico no entró a su dormitorio, mas me nombró y me miró.
— Haruka… —el chico de mi instituto, que al verlo me recordaba a un sujeto tímido y callado, me detuvo de la manga de mi vestido esmeralda, donde se habían derramado líquidos y comida por la escena que había sucedido— Lo siento… siento lo que pasó ahí, pero…
— Está bien —sonreí algo preocupada— No es tu culpa.
— Sí lo es. Pero ¿es que por qué él entró al gremio? ¿Por qué Masato no está?
— Yo…
— Haruka —el chico me miró con unos ojos confusos y tímidos— ¿Q-qué pasó? ¿Qué pasó con Masato?
Suspiré. Satoshi era un nuevo miembro del Gremio Esmeralda, por lo que debía de saber la verdad.
— De acuerdo, tal vez sea una historia larga.
Entré a su alcoba y salimos a la terraza de ésta, mientras miraba el paisaje nocturno que había delante de mí. El chico se colocó a un costado y esperó a que comenzara con la historia.
— Todo comenzó prácticamente desde que Kasumi nos convenció de luchar en las mazmorras. Masato no estaba de acuerdo con eso, y desde ese momento él comenzó a comportarse extraño. No iba a las mazmorras y se pasaba varios días fuera de la mansión. Nosotros (Brendan, Shigeru y yo) estábamos tan ocupados con las juntas de los Aliados, que no nos habíamos dado cuenta de ello. No obstante, su ausencia fue tan notoria que fue imposible que no nos diéramos cuenta tarde o temprano. Brendan y Shigeru estaban hartos de que no nos diera explicaciones, y por un momento habían decidido abandonar el gremio, pero yo traté de convencerlos de permanecer, prometiéndoles que hablaría con él… con mi hermano.
— ¿Tu hermano?
— Sí. Les confesé a ambos que era mi hermano, y ellos se sorprendieron, aunque no tanto debido a que a veces veían cómo Masato… Max… me trataba. El caso es que les dije que hablaría con él, y pensé que entendería la situación.
Recordé aquel día en que a hurtadillas llegaba a la mansión a altas horas de la noche. El silencio era tan abismal, que sus pisadas metálicas podían oírse desde el otro lado del pasillo. Cuando entró a su enorme habitación, yo lo había estado esperando desde un sillón que había por ahí.
El chico se sorprendió, y con aquella figura esbelta trató de disimular que todo estaba normal.
— Hola —susurré furiosa.
— ¡May! ¿Q-qué haces en mi habitación? ¿Qué haces despierta?
— Debería preguntar lo mismo —respondí enojada, como era costumbre entre nosotros dos.
— ¿Acaso… acaso entraste a mi alcoba sin mi permiso?
— Soy tu hermana.
— ¿Y qué? Soy el líder de…
— Max, escucha: Shigeru y Ruby han estado a punto de abandonar el gremio.
— ¿En serio? ¿Por qué?
— ¿Por qué? ¿En serio estás preguntando el por qué? —mi enfado comenzó a ser notorio.
— Lo siento, May. He estado algo cansado y la verdad quisiera dormir un poco.
— Deja de evitar el tema, Max. Nunca estás con nosotros, y cuando estás, sólo llegas para dormir. No nos has dirigido la palabra en un mes entero. ¡En un mes! ¿Qué quieres que piense al respecto? ¿Qué todo está bien? Además, nunca nos has dicho por qué sigues teniendo tu apariencia del juego y no la real.
— May, yo…
— Max, por favor dime. Dime qué está pasando.
— He estado entrenando —confesó— La verdad, no me siento aun cómodo con el gremio, y con esta nueva mansión.
— Max…
— Perdón, May. Prometo que estaré más tiempo con ustedes; estaré más tiempo en la mansión.
— ¿Y lucharás con nosotros en las mazmorras?
— Lo prometo —sonrió, pero no supe decir si era una sonrisa falsa, verdadera, llena de miedo o llena de tranquilidad.
Pero nada había sido real. Ninguna de sus promesas había sido real.
— Pasaron los días —le seguí contando a Satoshi, que escuchaba con atención— Yo hablé con él, pero entonces ahora lo único que hacía era estar encerrado en su habitación. Horas y horas encerrado; incluso hasta días, sin siquiera salir al pasillo o a su misma terraza. Sentí que en efecto, algo no andaba bien; algo lo asustaba. Los tres entrabamos para ver lo que sucedía, pero él estaba siempre en el mismo lugar, y decía siempre lo mismo.
— No pasa nada. Estoy bien. No me molestes, por favor —la voz de Max resonaba en mi cabeza, mientras lo visualizaba en su escritorio de mármol, con las manos hundidas en su mata azabache y y con la cabeza hundida en el escritorio.
— Max, yo…
— ¡SAL MAY, POR FAVOR! —su voz se oía ronca, extraña. Una voz que no reconocía, a pesar de que ésta era más grave en el juego que en la vida real, pero ésa vez era una voz completamente desconocida para mí.
Su mirada era otra; sus ojeras, su rostro acabado. Ya no era el Masato de PBO, y ya no era el Max que había conocido antes y después de PBO. Era otro sujeto diferente.
— Y entonces, noté que la situación era más extraña cada vez —dije— Hasta que un día… un día entré a altas horas de la noche para darle un ultimátum a Max; sin embargo, cuando vi que su escritorio estaba vació, así como la alcoba, supe que mi hermano no estaba. Y entonces, nuevamente comenzó con sus extrañas desapariciones. A veces duraban un día; otras veces, duraban un par de horas y volvía de nuevo a su habitación a encerrarse, mientras Shigeru, Brendan y yo luchábamos en las mazmorras y adquiríamos más experiencia. Sin embargo, la gente nos preguntaba sobre Masato, a lo que no sabíamos qué responder. Como sea, finalmente un día pude coincidir con una de sus salidas. Lo seguí sigilosamente hasta el jardín de la mansión, a altas horas de la noche. Pude notar que el chico tenía como destino el nivel 7 del juego, a lo que lo seguí. Max llegó a un lugar tan escondido e inhóspito de un pequeño pueblo en un gran desierto seco, que comencé a asustarme de lo que planeaba. Max esperó ahí un rato, y cuando un sujeto salió de una puerta escondida entre un callejón, el tipo comenzó a tener un diálogo con mi hermano. No podía oír muy bien de lo que se trataba, pero al parecer Max quería convencer al sujeto de que se uniera a un tal gremio que no pude identificar. ¿Acaso habría sido el nuestro? No lo sé, pero cuando noté que aquel tipo y mi hermano comenzaron a batallar, escapé de ahí muy asustada. Volví a la mansión para avisarles a Shigeru y Brendan sobre lo que había visto.
— ¡Brendan! ¡Brendan! —aparecí súbitamente en el jardín de la mansión, mientras la luna iluminaba el césped húmedo.
Mi voz estaba tan quebradiza y asustada, que el chico apareció unos instantes después, junto con Shigeru. Ambos estaban algo dormitados aun.
— ¿May? Qué… ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
— Haruka… —Gary nombró, pero decidió guardarse lo que tenía para sí y permitió que hablara.
— Es Masato. Mi hermano. Él… él…
— ¿Él qué? ¿Qué pasó? —Brendan comenzaba a desesperarse.
— Lo seguí. Lo seguí hasta el nivel siete, y entonces habló con un sujeto. Le dijo algo de que debía unirse a su gremio.
— ¿Nuestro gremio?
— No, al parecer hablaban de otro. No pude oír muy bien la conversación, pero… entonces comenzaron ambos a luchar… y… y el otro sujeto llevaba la ventaja.
— ¿Y qué pasó?
— Escapé. No pude ver más. Quería defenderlo, pero al parecer ese tipo… era fuerte.
— Haruka —nombró de nuevo Shigeru; parecía que sabía algo al respecto— ¿Escuchaste bien la conversación? ¿Masato mató a alguien?
— ¿Acaso sabes algo?
— Yo puede… puede que sepa algo —hubo un momento de silencio—Haruka, he tenido mis sospechas desde hace algún tiempo, y no sé si deba decirte esto.
— ¿Qué?
— Yo…
— ¡Shigeru!
— Tal vez Masato sea uno de los que maten a los novatos en el juego. Tal vez tu hermano sea de los que matan a los jugadores sin en realidad matarlos; es por eso que nunca está en la mansión.
— ¿Q-qué? ¿El que mata a los novatos? ¿Cómo? No… no… debes estar equivocado. Él no está haciendo eso.
— Quisiera equivocarme Haruka, pero he estado analizando la situación y…
Sin embargo, recuerdo que un sonido nos interrumpió. Una luz temporal nos iluminó a los tres, y entonces ahí nos iluminaron los pixeles de un sujeto que apareció en el jardín. Era Masato; el chico estaba cojeando, con sangre en la ceja y con la capa rota. Su armadura estaba en muy mal estado, y tenía un ojo hinchado. El chico tosía y estaban tan herido, que ni siquiera le sorprendió nuestra presencia.
— ¡Max! —fui a socorrerlo.
— May… May… —el chico nombraba.
— ¿Qué pasó? Max, estás herido. ¿Quién era él? ¿Qué quería? ¿Por qué lucharon?
— ¿Q-qué? ¿C-cómo s-sabes que…?
— ¡¿Quién era?!
— P-pa… —iba a decir su nombre, pero se detuvo y cambió de tema— Eso no importa… P-por ahora, debes… debes escapar.
— ¿Qué? ¿A qué te refieres?
— May… soy parte de un gremio… de un gremio secreto —estaba tan sorprendida, que no articulé palabra alguna— Y… y necesito… necesito que se unan a ese gremio. Por favor… necesitan unirse. Cintia ya logró unir a su gremio; sólo… sólo faltó yo y…
— ¡No entiendo! ¿De qué estás hablando?
— ¡Soy parte del Gremio Rocket! ¡Necesito que se unan, o sino estaré muerto! Ruby… Shigeru… por favor.
Ruby no sabía qué decir, pero Shigeru negó.
— Lo siento, Masato. No puedo hacerlo.
— ¿Qué? ¿Por qué? —dije atónita— Ya oíste a Max… Si no nos unimos…
— No puedo hacerlo.
— Brendan… —miré al chico, que no sabía qué decir.
— May, yo… —el joven negó con la cabeza, recordando la advertencia de Shigeru.
— ¡P-por favor…! —Masato suplicaba, y su vida estaba en un 4%— Si no lo hacen, me matarán. May, por favor. Tienes que entender. Él me está forzando; el líder del gremio. Por favor.
— Pero… si me uno… ¿no… no mataré personas?
Max se quedó en silencio.
— Ruby, Shigeru —nombró el Espadachín Esmeralda— Únanse. May, tú escapa. Escapa de aquí. No quiero que te hagan daño, yo… —el sujeto ya había perdido la cordura— Yo… por favor, únanse. May, escapa… te he metido en un gran lío. Si no se unen, estaré muerto; pero si no hago lo que tengo que hacer, también lo estaré yo… y tú… May. May, por favor. Ayúdame. Únanse, ayúdenme… p-por…por favor —y entonces, el gran espadachín esmeralda, el jugador más poderoso de PBO, el sujeto que era un gran ejemplo para todos los novatos, se lanzó a llorar al suelo. Sus gemidos eran de un terror tan extraño, que nadie sabía cómo comportarse. El chico golpeó de rabia el césped, y sus gritos se escuchaban por toda la mansión.
— M-max… —no sabía cómo reaccionar. ¿Qué debía hacer? Ni siquiera entendía la situación por completo.
Shigeru lo miró fríamente, y Brendan estaba tan confuso como yo. De un momento a otro, quise acercarme a él y tomarlo del hombro, pero cuando lo hice, se sacudió y me miró con sus ojos llorosos.
— ¡Aléjense! —gritó horrorizado— No… no están seguros conmigo. ¡No!
Y entonces, desapareció con un cristal de teletransportación. Quise tomar su mano para que no se fuera, pero me tiré al suelo debido a la súbita huida de mi hermano. Y los tres, nos quedamos perplejos ante la escena que se había dado.
— Y desde ese momento no hemos sabido nada de él —dije a Satoshi, con un par de lágrimas saliendo de mis orbes esmeralda— Después de un par de semanas, Drew llegó y quiso unirse al gremio. Nosotros aceptamos, pero nunca pensamos que tuviera aquella personalidad oculta y ese egoísmo. De hecho, cuando Drew se unió, comenzó a luchar a nuestro lado, a anunciar la resurrección del gremio y a defendernos de los novatos que insultaban al gremio; inclusive él mismo convenció a Wallace, Roxanne y Flannery de unirse al gremio, a pesar de que estos tres ya querían hacerlo. Nunca pensamos que fuera a autoproclamarse líder del gremio; por eso estuve tan sorprendida hoy. Nunca pensamos que fuese a tratarnos de esa manera.
— ¿Y por qué no te sales del gremio? —me preguntó.
— No… no tengo a dónde más ir —mencioné con la cabeza mirando hacia el barandal de la terraza— No hay otro lugar al que quiera ir. Aun tengo esperanzas de que Max regrese y me dé una buena explicación. No sé dónde pueda estar, y si quiero encontrarlo, éste es el único lugar el que se me ocurre que pueda reaparecerse. Sé que es poco probable que se reaparezca por aquí, pero aun tengo la mínima esperanza de que regrese.
— Sé que lo hará —Satoshi quiso consolarme.
— Espero que sí.
— ¿Y por qué Ruby y Shigeru no han abandonan el gremio?
— Brendan no quiere dejarme sola, ya que ambos éramos amigos desde que nos metiéramos a PBO —le confesé— Y Shigeru… no lo sé. No sé por qué aun no abandona el gremio. De hecho, él me confesó que ya sabía sobre que Masato mataba a los jugadores… ¿Acaso… acaso él sabrá algo de todo esto?
— ¿Lo sabe?
— No lo sé. Me mencionó que era obvio que Masato estaba metido en algo, porque analizó la situación. Bueno, creo que Shigeru es muy listo, después de todo.
— Tal vez, aunque aun no entiendo por qué no abandona al gremio.
— ¿Será porque no quiere dejarnos? ¿O por cuestiones personales? —pregunté.
— No lo sé, pero hay algo de misterioso en él…
Si odiaban a Mirto, Drew ha llegado (Aunque a mi me cae bien). Shigeru me da un poco de misterio ¿Qué ocultará? ¿Y se esperaban la aparición Wallace, Roxanne y Flannery? ¿Batalla épica en el comedor confirmado xD? ¿Qué rayos con Masato? ¿Qué estará pasando con Red y Yellow? ¡Que alguien me explique! Oh, perdón, yo ya sé todo lo que viene. SOY CRUEL.
Gracias por su tiempo, y nos veremos el Martes. :) !Nos leemos!
Próximo capítulo: Atacar por la espalda
