¡Oh, Jigglypuffs reventados!De verdad que soy una persona muy disraída, y lo digo en serio. Primero, me despisté al no poner el momento en que debían reproducir el video en el capítulo anterior, una disculpa por ello y gracias a los que lo hicieron notar. Segundo, gracias a Kuroi y su magnífico sentido de la lógico, se me olvidó por completo que Brock no sabía que Satoshi era Ash, puesto que ambos no se han visto de nuevo por el juego después de que ambos tuvieran sus verdaderas apariencias. Con respecto a ello, edité una pequeña parte del párrafo en la que Brock omite los comentarios que hizo sobre Ash... en realidad no cambia mucho, pero si quieren checarlo, adelante. Y tampoco eso cambia en nada lo que yo tenía planeado para Brock. De hecho, Brock sólo menciona a Ash en ese pequeña parte y no vuelve a pensar en él, debido a que tiene más preguntas acerca de N y lo que scuede después. Y cierto, N resulta ser frío, pero ¿acaso no es así con todos los personajes al principio? Digo, son tiempos difíciles y desconfiables en PBO, por lo que yo también actuaría de esa manera. Pero tranquilos para los fanáticos de N, su personalidad no es como la de Citron, que esa sí es originalidad mía xD.
Fatimasand: N es frío, pero se revelará su personalidad verdadera conforme pasen los capítulos. Saludos :)
Oshe cy q cy: El Brockas is back :D
MatchMon: n.n Sólo diré que esos tres pájaros legendarios fueron mi infancia. Si tú o alguien más puede conseguir a alguien que sepa dibujar digitalmente o en DevianArt a mis personajes, se lo agradecería mucho... incluso estoy dispuesto a hacer transferencias bancarias o pagarles de alguna manera si ayudan a hacer mis dibujos ): De hecho el Growlithe es el Arcanine de Green (Contraparte de Gary), pero lo he puesto en su primera evolución. Gracias por ver que no puse video xD Soy un distraído de primera, y nuevamente gracias por la música... poco a poco se me está acabando mi playlist. Y cierto, la entrada de Lance que mencionas pudo ser épica ): Lo aplicaré en algún otro momento.
baraka108: Misty shiny xDDDDD
Kuroi: Viejo, nuevamente gracias por hacerme ver mi error xD De verdad es complicado el no cometer error cuando no todo el tiempo estás pensando en el fanfic. Y alguna de tus spocisiones pueden ser muy reales, aunque otras, no. ¿Y quién era esa tipa? Oh vamos, no lo puse tan difícil ¿O sí? Checa Wikidex a ver si le atinas. Y el capítulo al que te refieres, si mal no recuerdo es el 43.
jorgelatina148: Gracias por la música :D Está épica. De hecho ya me suscribí a tu canal de Youtube xDDD Y lamento si Serena no aparecerá mucho :c
Guest: No lo puse, se me olvidó. Pero ya lo edité para los que no han leído el capítulo LOL
Cata Plox: Y Ruby también dará muchas señales de vida E.E
Bueno, si alguien conoce a una persona que dibuje muy bien en DevianArt o haga dibujos digitales, avíseme porque estaría dispuesto a dar todo mi salario para que haga representaciones gráficas de mi fic, aunque claro está que no todo es posible en esta vida U.U Como sea, estoy algo nervioso porque el lunes entro a mi uni, y espero que el tiempo y los deberes para con mi uni no me impidan actualizar seguido. De cualquier manera, ya terminé la tercera temporada (la cual escribí los capítulos finales con corazón de piedra xD). Mi plan es actualizar durante estos meses los capítulos de la 3ra temporada, y en periodos vacacionales pensar en lo que va de la 4ta y planearla. Pero bueno, falta mucho para eso. Disfruten y ésta vez sí pondré la música, lo prometo xD Nos vemos el martes c:
VIDEO: Game of Thrones OST 5 - Son of Harpy
Capítulo 59
Las súplicas del prisionero
Yellow
Cuando arribamos al bosque espeso que estaba frente a nosotros, tuve miedo por un momento. No quería entrar, pero él no me lo iba a permitir: tenía que seguir el camino a como diera lugar. El chico no titubeó cuando entró a la espesura repentina frente a nosotros, aunque a mí me costó trabajo el hacerlo. La nieve tampoco era de mucha ayuda en ese momento, y la tormenta parecía incrementar su brusquedad cuando los segundos avanzaban. La neblina no nos permitía ver más allá de nuestro campo limitado de visión, y pudimos notar a pequeños Pokemon salvajes esconderse entre las ramas de los árboles escasos de hojas y llenos de nieve.
— ¿Por qué no descansamos? —le pregunté.
— No Yellow. No hay tiempo —dijo en tono seco — Y ya te habías tardado en hacer de nuevo preguntas sin sentido.
— ¿Sin sentido? —Me rasqué la nuca y dibujé una sonrisa; me sujeté el sombrero de paja para que no se volara debido a la ventisca de nieve — Llevamos horas y horas caminando por rincones que no sabía que existían en PBO. ¿Por qué no paramos y descansamos? De cualquier manera tu hermana podrá esperar, si es que se encuentra por este tenebroso bosque, que dudo mucho que deambule solitariamente por aquí. ¿Sabes que yo no andaría por aquí si estuviera perdida? Porque si no, creo que estaría muerta y…
— Hablas mucho —me confesó y frunció el ceño. Abrió el menú de su juego y se envolvió en una capa de lana color escarlata oscura, llevándose la capucha a la cabeza.
— Lo sé, me lo has dicho muchas veces —dije avergonzada.
De un momento a otro mi sombrero no resistió la ventisca y éste salió disparado siguiendo las corrientes de aire que había por el lugar. Solté un grito que alertó a Red, y éste hábilmente lo atrapó sin mayor complicación alzando uno de sus brazos. El chico me dedicó una mirada seria.
— Gracias —le dije y me llevé de nuevo el sombrero de paja a la cabeza.
— Se te volará si te lo vuelves a poner —me confesó.
— ¿Sabes? Siempre me he preguntado por qué eres tan serio. Últimamente me he cruzado con muchos jugadores fríos y serios.
— Yo no soy serio —me dijo en un tono rabioso; su semblante demostraba lo contrario — Tan sólo estoy preocupado.
— ¿Preocupado? ¡Já! —me risa voló por los aires y por un momento tuve miedo de que algún Pokemon salvaje se diera cuenta de nuestra presencia y nos atacara.
— Escucha —el chico paró en el camino. El ceño lo tenía tan fruncido que pensé que sus cejas iban a reventar del esfuerzo — ¡No soy serio y no creo que seas la persona indicada para decirlo!
— Oh… parece que tampoco soportas que te digan verdades —reí avergonzada.
— ¿Verdades? ¿De qué? Simplemente me estás juzgando sin siquiera conocerme del todo. ¿Y por qué no hablamos de ti? Parece que todo el tiempo sonríes. ¿Qué no puedes callarte por unos segundos al menos? ¿Qué no puedes dejar de sonreír al menos un minuto? Vaya que tu actitud es…
Pero paró al ver que sus deseos se habían vuelto realidad. Mi sonrisa de oreja a oreja que tenía acostumbrada a tener se había esfumado.
— L-lo siento —dijo titubeando, aunque de una manera furiosa aun — Pero tú te lo buscaste.
— Sí —asentí y comencé a caminar, dejándolo atrás — Yo me lo busqué. Perdón por juzgarte de esa manera.
— Eh… —el chico se quedó paralizado en su lugar, pero no quise voltear a ver su rostro.
Sentí una mano en mi hombro, señalándome que parara en el camino. Al voltear, Red estaba con una túnica de lana oscura en la mano; al parecer tenía dos de esas en su inventario, sólo que ésta era más oscura que la penumbra del bosque.
— Hace frío —dijo aun con el ceño fruncido — Creo que lo mejor será descansar.
Le sonreí y tomé la capa para cubrirme del frío. Por suerte pudimos encontrar un enorme tronco hueco en el que un par de Snorunt y Glalie estaban descansando. Red tuvo que echarlos fuera para que pudiésemos descansar, aunque yo hubiese preferido matarlos para adquirir experiencia. Él y yo apenas cabíamos ahí; la hoguera que prendimos con ayuda de su voluminoso Charizard iluminaba débilmente el gran agujero que nos servía de refugio. Sus débiles flamas a veces eran sacudidas por las ventiscas que se colaban dentro, pero no lo suficiente como para extinguir el corazón de la hoguera. El sol ni siquiera daba señales de haber salido por ahí, ya que me costó un poco de trabajo diferenciar el día de la noche, pero cuando pasó un rato la oscuridad había aumentado considerablemente sobre la espesura, y las capas de nieve resaltaban más entre la tierra húmeda. Red estaba de espaldas, recostado en una saliente del agujero que le servía de almohada; respiraba tranquilamente, aunque se notaba incómodo dentro del refugio. Yo también lo estaba, puesto que estaba de la misma manera acomodada que Red, sólo que boca arriba. Súbitamente Red se movió debido a los sueños que tenía, y entonces volteó su cuerpo completo hacia mi posición; su rostro estaba a centímetros del mío, y pude sentir su respiración. El chico olía a humedad, perfume y a tierra. Me sonrojé un poco al notar que estaba tan cerca de él, y decidí entonces que lo mejor era salir.
Cuando estuve fuera del agujero, me di cuenta de que la ventisca había disminuido a un nivel en el que se podía caminar con más facilidad y la vista mejoraba hasta ver los árboles próximos que había delante de mí. Caminé por un buen rato para quitar ese molesto insomnio que me invadía, sin alejarme mucho de donde estaba Red.
El chico era una buena persona, aunque era muy gruñón y frío a veces, pero si no hubiese tenido corazón, no me hubiera aceptado como compañía. Sé que era molesta a veces, pero él ha aguantado más que otros jugadores a los que les he pedido compañía. Recuerdo que iba de pueblo en pueblo viendo quién podía protegerme. Un mago y su Jolteon fueron mi primera compañía; ambos pudieron soportarme un par de días, pero poco después me suplicaron que me alejara de ellos, hasta que cedí a su petición. El segundo fue una sanadora y su Jigglypuff, que duré más tiempo con ella, pero lamentablemente me di cuenta de que no era tan poderosa como creía, y terminé abandonándola antes de que me encariñara con ella. El tercero era un luchador rudo, con un Steelix grande; sin duda pensé que él era el indicado para protegerme de lo que tenía miedo, pero un par de días después desperté en un bosque sola, sabiendo que me había abandonado. Red es el cuarto, pero espero que todo vaya bien; parece que él es poderoso y buen chico, aunque aun no lo conozco del todo. Sin embargo, tengo el presentimiento de que él me protegerá… Me protegerá de él y su Pokemon.
La imagen de aquel Pokemon siniestro me erizó los bellos de la piel. Recuerdo las amenazas, los gritos y la locura que había invadido a aquel sujeto. Nunca olvidaré esa mirada y cómo estaba obsesionado con el plan que quería llevar a cabo. Recuerdo aquel sentimiento: uno lleno de temor, miedo y agonía que fue creado en mí gracias a su Pokemon. Pero sobretodo recuerdo que a pesar de todo sentía una presencia extraña cada vez que sentía a su Pokemon cerca…
Mis pensamientos se vieron interrumpidos debido a algo que al principio pensé que era una alucinación de mi parte, pero cuando paré de caminar y cuando creí que no había sido nada, aquel presentimiento me alertó de nuevo.
Mis ojos se movieron cual bala hacia todas direcciones. Sostuve mi sobrero de paja, que estaba cubierto por la capucha ennegrecida que Red me había prestado. Miré hacia arriba, hacia un lado, hacia atrás, sobre las ramas cubiertas de nieve, más allá de la ventisca, incluso miré hacia abajo, pero no había nada.
Mi respiración se vio agitada y el sudor cubrió mi frente, aun habiendo bajas temperaturas en la espesura: era un sudor causado por el miedo y temor que sentía.
Mis pies reaccionaron cuando supe que no estaba a salvo en ese lugar; debía regresar con Red. Me encaminé hacia el refugio, pero me di cuenta de la ventisca no me había permitido ver el lugar de regreso, y aun así no hubiese neblina, estaba perdida de todas maneras. Corrí lo más que pude hacia cualquier lugar, lejos del sitio donde había estado. La presencia seguía erizando mi piel; mis pies corrían y se alejaban de todo. Las ramas repentinas que aparecían por mi camino me asustaban, pensando que era aquel Pokemon al cual temía, con el sujeto a unos metros delante de mí. Pero todo debían ser alucinaciones… todo tendrían que ser alucinaciones.
No obstante, detrás de un árbol lo vi. Una sombra grande, negra, enorme. No… sabía que no era una alucinación. Era el mismo Pokemon con el cual el sujeto me había amenazado; el mismo con el que había sentido un miedo inigualable. Era ese Pokemon sin lugar a dudas.
Mi pie se hundió en un desnivel cubierto de nieve, y entonces caí por un enorme barranco. La capa se envolvió en manchas de nieve y mi cuerpo dio varias volteretas. El barranco descendía mucho, y cuando sentí un golpe en el suelo y me detuve arrastrando varias cantidades de capas de nieve, traté de reincorporarme sin perder tiempo. Intenté reaccionar con los pies, pero el peso de la nieve en mi capa lo impidió.
— Viene por mí —dije en un tono de voz irreconocible, y sentí el peso del miedo en mis orbes color miel.
Cuando me paré, sin sacudirme la nieve del cuerpo, intenté correr nuevamente, pero entonces choqué con algo o con alguien, no estuve muy segura de ello. Cuando aparté varios mechones de mi cabello rubio, mi vista dio con una silueta que estaba pidiendo disculpas y otra persona que estaba a sus espaldas.
— ¿Estás bien? —me mencionó preocupadamente.
— Viene por mí… —dije aun en tono atónito.
— Tranquila —me dijo y se agachó para detenerme con sus manos — ¿Qué pasó? ¿Te lastimaste?
— Viene por…
— No hay nadie —la jugadora alzó la mirada por el barranco por el que había caído.
Al voltear hacia atrás, sólo la ventisca era testigo de ver al Pokemon que había aparecido por allá arriba. Sabía que ese Pokemon ya había desaparecido, debido a que la presencia dejó de presentarse en mí. Aun así, debía de volver con Red para que éste me protegiera. ¿O… o todo habría sido una alucinación? No lo sé.
— Lo siento —confesé y me paré, sacudiéndome la capa.
— Esto es tuyo —dijo con una sonrisa la jugadora.
— Gracias —dije y acepté nuevamente mi sombrero de paja.
— ¿Qué pasó? ¿Por qué estabas cayendo? —mencionó la chica.
— Oh, fue un descuido de mi parte.
— Pero acabas de decir "Viene por mí" ¿O me equivoco?
— Oh… sí… ¿dije eso? No, no puede ser. Yo…
— Como sea, soy Blue —se presentó. Era una chica de cabellos castaños, envuelta en una túnica de lana grisácea.
Me quité la capucha para descubrir mi rostro, que comenzó a congelarse al momento.
— Yellow.
Miré al chico que tenía detrás de ella. Él simplemente se dedicó a mirar, desconfiando de mí y de lo que había dicho hace unos momentos.
— ¿Quién venía por ti? —preguntó inesperadamente. Su mirada me intimidó, debido a los ojos esmeraldas tan brillantes que relucían a través de la oscuridad de su capucha de lana marrón.
— Oh, un Pokemon salvaje. Es todo… Lo que pasa es que soy débil, y la verdad tenía miedo de que me matara.
— ¿Qué? Es peligroso —me dijo Blue con preocupación — ¿Por qué estás sola por estos rumbos? Puedes unirte a nosotros si quieres.
— Blue, no creo que… —intervino el chico de ojos esmeralda.
— Green, por favor. Sólo llegamos al pueblo y podrás separarte. Tan sólo haz el favor de guiarnos a la salida. Ya hemos descansado un poco, y lo mejor será reanudar el viaje.
— De acuerdo —bufó — Pero sólo las guío y hasta ahí.
— Sí.
— Oh, un momento… —intervine algo avergonzada — Bueno, lo que pasa es que no vengo sola. Hay un compañero mío, que… estaba por allá en el bosque. De hecho, lo perdí de vista y ahora lo estoy buscando, y…
Me callé al ver que una silueta apareció con otro de sus Pokemon. Ésta vez, tanto un Blastoise como un Poliwhirl iban acompañados del Red. El chico montó en el lomo de su Pokemon tortuga, y junto con el Poliwhirl descendieron a través del barranco hasta llegar a nuestra posición. El azabache, aun con la túnica escarlata puesta, descendió bruscamente en el suelo, pero con Blastoise en posición de ataque, apuntando con el par de cañones que tenía sobre los hombros; Poliwhirl también con el ceño fruncido adoptó posición de ataque. Sin haberlo previsto, el sujeto de orbes verdes, Green, ya tenía a su lado a un Growlithe que gruñía furiosamente y a su otro costado a un ave tan grande como el canino: un Pidgeotto alzó unas alas de tres metros que alejaron una gran cantidad de ventisca que había estado alrededor de nosotros.
— Yellow, aléjate de ellos —me mencionó bruscamente Red.
El Growlithe gruñía a un Blastoise que tenía a punto de lanzar sus cañones de agua, mientras que el Pidgeotto magistral estaba listo para recibir las órdenes de atacar a un Poliwhirl igual de grande pero no menos que el Blastoise.
Blue y yo nos sorprendimos por la inesperada actitud de ambos, y entonces tuve que interponerme entre ellos para que no comenzaran una pelea.
— ¡Alto! —Dije — Red… no son peligrosos. Ellos no me atacarán.
— ¿Segura? Porque recuerdo bien que dijiste que tenía que protegerte de…
— Ellos no. Son buenas personas.
— Green —Blue fue hacia él —… no lo hagas —rió nerviosamente.
— Como sea —bufó el de cabellos castaños, y guardó a su Pidgeotto, mientras montaba a lomos de su Growlithe y le tendía la mano a Blue.
— Bueno, ¿no vienen? —me preguntó Blue. Yo asentí, pero volteé hacia Red, que parecía desconfiado.
— Sólo nos llevarán al próximo pueblo —le confesé — ¿O no quieres seguir con la búsqueda?
— De acuerdo, pero iremos a pie. —Dijo — No quiero subirme en esa cosa.
— ¿Te ha intimidado, eh? —sonrió Green con molestia.
— No… no quiero que me pase las pulgas —le contestó Red, y entonces supe en ese momento que ambos habían creado una rival, aunque yo tenía la culpa de ello en cierta forma.
Masato
El golpe en el rostro que Kasumi me había dejado había causado una gran mancha púrpura alrededor de mi ojo derecho. No podía ver con claridad lo que me rodeaba, ya que mi párpado estaba hinchado. Pero a pesar de no poder ver con suma claridad, podía presenciar las ondas de viento que el Dragonite realizaba alrededor de la habitación, allá afuera en el cielo; podía ver que el escarlata de la armadura del sujeto brillaba con mucho resplandor y podía ver que sin lugar a dudas se trataba de Lance.
Cuando Kasumi e Iris nos dejaron a solas, tuve un presentimiento extraño. Puede que le diera batalla justo ahora, pero sin lugar a dudas mi nueva verdadera apariencia no me iba a ayudar mucho.
— Ahora que estamos a solas… —la voz de Lance se acercó y el tipo se colocó justo frente a mí, se inclinó a mi nivel, puesto que yo aún estaba de rodillas en el suelo—… tenemos algo de qué hablar.
— No tengo nada que hablar contigo —confesé con rabia.
—La primera cuestión de todas… ¿Dónde has estado?
— No te incumbe.
— Oh, ¿así me respondes? Te recuerdo que no estás en una posición favorable, Masato.
Me quedé en silencio. Lance tenía razón.
— Bueno, entonces vas a responderme. ¿Dónde has estado? ¿Por qué no te has aparecido por las juntas?
Nuevamente mi voz no se atrevió a responder. El único sonido era el del Pokemon dragón que se aparecía bruscamente por afuera de las ventanas en forma de ojo de dragón. El Dragonite volaba a una fuerza tan potente y a una velocidad tan rápida que tuve la certeza de que los cristales iban a quebrarse en algún momento.
— No quieres responder… —susurró Lance; el tipo se levantó y caminó hacia la boca del dragón de la torre. Lance se situó a orillas del vacío y miró hacia el cielo con suma tranquilidad.
Yo me levanté levemente. Tenía pensado escapar, pero quería hacerlo de una manera rápida y que no llamase mucho la atención. El sonido de mi armadura esmeralda oxidada traqueteó y realizó un par de sonidos que Lance no pudo escuchar.
[VIDEO]
— No me gusta hacer esto, Masato. Giovanni ha estado muy enfadado contigo, lo sabes de sobra.
Empecé a acercarme levemente hacia él. Daba paso a paso con mucha cautela. Tenía que aventarme al vacío… era la única forma de escapar.
— Se te ordenó unas cuantas simples misiones que no pudiste hacer con valor. ¿Y en cambio qué hiciste? Huiste cual niño cobarde que eres. Ahora entiendo el por qué Giovanni te quitó tu apariencia en el juego. Todos verán ahora que no sólo eres un estúpido niño inocente, sino también una cobarde y débil persona.
Cuando Lance volteó, yo estaba a unos metros de él. Sin embargo no lo pensé más: Corrí hacia el vacío y me lancé. El viento pronto azotó con mi cara y todo mi cuerpo, pero sólo fue por algunos segundos. Una sombra intervino entre mí y mi caída y entonces sentí un golpe en mi armadura tan fuerte que me quitó todo el aire del estómago. Hace un par de segundos estaba cayendo por el cielo pero ahora iba nuevamente hacia la torre a una velocidad mucho mayor, estando sobre una silueta negra que no pude identificar.
La silueta me estaba ascendiendo de nuevo hacia la torre, y cuando entré bruscamente por la boca del dragón de piedra, salí disparado hacia la gran puerta de caoba por la que había entrado hace un par de minutos. Sentí que la sangre manó de mi boca al momento de estrellarme con la puerta. Caí sin apoyo alguno en el suelo, noqueado por completo pero aun consciente. Me llevé las manos hacia mi cintura, pero no sentí entre ellas mi espada esmeralda. ¿Qué había pasado con ella? ¿Dónde estaba? Sin lugar a dudas Kasumi me la había arrebatado al momento de dejarme inconsciente, por lo que no tenía arma alguna para luchar contra Lance.
Pero eso no me importó.
Aun con dolor en la cabeza y con sangre demarrándose de mis labios, me levanté y fui hacia la silueta negra que estaba interponiéndose entre Lance y yo. Aquel Dragonite fue el que me había enviado de vuelta dentro de la torre. Saqué una de mis pokébolas y de ella salió un Ralts que sin esperar un segundo éste mi teletransportó detrás del Dragonite, para seguir corriendo hacia un Lance que se dedicaba a ver la escena.
El pelirrojo rió. Cuando un puño con toda mi fuerza iba hacia su rostro, otro puño intervino pero dirigiéndose a mi mentón. El Dragonite había sido lo suficientemente veloz para llegar hasta mí a pesar de que me había teletransportado. Su puño iba envuelto en un aura eléctrica y al momento de hacer contacto con mi rostro, salí disparado hacia un muro. El impacto no detuvo mi vuelo, ya que el muro se rompió. Sin pensarlo demasiado, me agarré de lo primero que pude ver para no caer aturdido en el cielo. Mi mano se alcanzó a sujetar de las orillas de la habitación pero no logré sujetarme con fuerza y seguí cayendo junto con varios escombros que habían sido parte de los muros.
Mi mente me pedía a gritos que reaccionara, pero cuando abrí los ojos, el Dragonite de piel oscura estaba con una mirada amenazante a centímetros de mí, descendiendo por el cielo a mi nivel y ésta vez con un Puño de fuego cambió mi dirección descendente. Ahora, volaba en línea recta por el cielo, pero no supe decir a ciencia cierta lo que sucedió, puesto que sentí otro de los golpes del Dragonite por el cielo. Uno, dos, tres, cuatro golpes. El Dragonite danzaba conmigo por el cielo como si fuese su marioneta, sólo que ésta lo hacía a golpes. Cuando sentí que todo mi rostro estaba totalmente herido y deformado, un golpe brusco en el suelo me detuvo. Había parado en uno de los puentes del castillo que unían un torreón con otro. El viento azotaba como si no hubiese mañana, y poco a poco me iba empujando hacia las orillas del puente. El Pokemon Dragón aterrizó ésta vez con Lance en su lomo. Por un momento pensé que el puente se iba a derrumbar por el peso del dragón, pero no fue así.
— No… no… por favor…
— Aun así estés bajo amenaza, sigues siendo terco —me dijo una voz furiosa. El viento se cruzaba entre las palabras de Lance. El Dragonite estaba con sed de sangre y su mirada daba miedo, pero no más que la de Lance— ¿Por qué hay un nuevo líder en el Gremio Esmeralda? ¿Por qué te desapareciste?
No respondí. Mi boca no podía hacerlo debido a los golpes que comenzaron a hincharse por todo mi rostro. Apenas si podía ver la armadura escarlata del Dragón Indomable y a su Pokemon imponente y voluminoso.
— Lo siento, pero tendrás que decirle adiós a tu hermana.
— N-no… —al oír aquello, sentí un retortijón en mi pecho— Ash… Satoshi está en el gremio. Él está ahí. Sé que Giovanni lo está buscando; él está ahí.
— Gracias. Me servirá de ayuda tu confesión.
— N-no mates a…
— Pero aun así mataré a tu hermana, imbécil.
— N-no… por favor…
— Descuida. Te sentirás peor cuando te enteres en las celdas de Ciudad Subterránea que la Maga Esmeralda ha muerto —rió de una manera fría al mismo tiempo que la lluvia azotó con el castillo y un rayo iluminó su gran silueta… su gran e imponente silueta. Pronto un par de guardias que salieron por las puertas de un torreón me levantaron— Llévenlo a Ciudad Subterránea. Te pudrirás en sus celdas.
Brock
Al recapitular el viaje que emprendí al lado del jugador más que misterioso, lo único que hemos estado haciendo ha sido vagar nulamente por niveles. Y nulamente era sólo en ocasiones; las escasas veces que recorríamos un pueblo inhóspito o un ambiente peligroso lleno de Pokemon salvajes, descubríamos afortunadamente las mazmorras del nivel. Yo siempre he tenido la certeza de que las descubríamos por obra del destino, pero mi subconsciente me susurraba que aquel sujeto ya sabía dónde se encontraban; no habría otra explicación. ¿O por qué demonios descubría las mazmorras de los niveles a una velocidad increíble? Habíamos empezado más o menos por el quinto o sexto nivel del juego, pero justo ahora, con un poco de mi ayuda, había descubierto las demás mazmorras como si fuese una gran montaña con un enorme letrero que dijera Aquí se encuentran. Y en el camino nunca rompió su promesa: me iba contando acerca de las técnicas avanzadas de PBO, me decía que había una cantidad considerable de luchadores con distintos tipos de auras, me aconsejaba en el camino y corregía mis posturas a la hora de luchar cuerpo a cuerpo con un Pokemon o se ofrecía a pelear conmigo, obviando el resultado a su favor. En un principio pensé que el chico era frío, misterioso y siempre estaba de malhumor, pero finalmente él me había confesado, una vez que ya había adquirido mi confianza, que se comportaba así al principio con todos, porque en PBO no se podía confiar en nadie y lo único que podías hacer era intimidar a los demás. El chico la mayoría del tiempo hablaba acerca de los lazos entre los Pokemon y humanos, y de vez en cuando reía de las bromas que él mismo decía, pero siempre lo hacía con un atisbo de misterio en su semblante. Sin mencionar que todo el tiempo se comportaba amablemente conmigo. ¿Quién iba a imaginar que un sujeto frío y sombrío al principio iba a revelar una identidad misteriosa y apacible conforme pasaba el tiempo?
Lo único misterioso que N dejaba era que aun no podía revelarme el verdadero propósito por el que hacía esto. ¿Por qué descubríamos las mazmorras de los niveles? ¿Por qué se veía tan apresurado en hacerlo? Ni siquiera podía nombrarme la jugadora que era la responsable de los rumores que rondaban por PBO —la jugadora que casi me mataba aquella noche en la taberna—. Sin duda N conocía a la chica y estaba también a un nivel increíblemente mayor al que yo poseía, debido a que en mi cabeza siempre rondaba la imagen de su pálida mano deteniendo el golpe que iba a acabar con mi vida virtual, aunque en realidad iba a reaparecer de nuevo. Había cuestionado enésimas veces acerca de quién era aquella persona, por qué descubre las mazmorras velozmente y cuál es su verdadero propósito, pero siempre recibo un silencio acompañado de la sonrisa misteriosa en su rostro.
Es decir, me parece inverosímil y útil el que le ayude a desnudar los calabozos secretos de cada nivel, pero es algo misterioso que él lo haga en solitario. ¿Por qué no se une a Los Aliados? ¿Por qué solo las descubre mas no batalla contra los peligros que hay dentro de ella? Sé que tiene una razón, pero sé que no recibiré respuesta alguna.
Y así ha sido hasta el día de hoy. Ambos caminábamos por el nivel 27 del juego. Sentía que el ambiente aumentaba de penumbra cada vez que incrementábamos de nivel. El nivel uno del juego era muy apacible, pero conforme avanzábamos, la sombría alrededor nuestro y el peligro que se presenciaba era cada vez mayor; ya no era seguro el deambular solo por aquellos rumbos, y tanto N como yo lo sabíamos. Y lo más impresionante de todo, conforma avanzábamos en los niveles, N se apresuraba más a descubrir la localización de las mazmorras, como si algo lo esperara ansiosamente en un nivel lejano.
Los dos pasamos por las ruinas de lo que parecía haber sido una torre de piedra. Había escombros por aquí y por allá. El fuego iba carcomiendo las piedras a un paso lento, y las corrientes de viento complicaban la misión de las llamas, sin mencionar que la tierra era húmeda y con finas capas de charcos helados por doquier. Al dar un paso, mi pié se hundía por completo en el lodazal. Mis próximos pasos fueron a dar a los escombros, en donde mis pies podían sentir finalmente un suelo sólido, aunque tenía que mantener el equilibrio al pisar las rocas destrozadas. N imitó mis pasos, pero cuando los escombros terminaron y la torre se dejó atrás, ya no había nada más. Un enorme abismo lleno de neblina dispersada nos separaba de un acantilado que debíamos alcanzar. De hecho, el abismo era una gran franja que partía el terreno en dos y medía más que cinco de mis Onix estirados por completo. Era imposible saltar y llegar al otro lado del acantilado sano y salvo. N se detuvo justo en la orilla, tirando diminutas piedrecillas que desaparecían por la neblina, produciendo un eco que viajó por toda la franja siniestra.
— ¿Cómo cruzaremos? —Cuestioné bajando mi vista hacia lo que supondría nuestro final si se nos ocurría saltar—. ¿No tienes algún Pokemon volador?
— No, y si por alguna razón tuviese alguno, no podría cruzar —Confesó y señaló hacia abajo— Hay Pokemon allá abajo que cazan a otros. El Pokemon que cruce este vacío será devorado por los que están esperando algún manjar.
Súbitamente, N se agachó para tomar una piedra del tamaño de la palma de su mano, y de un momento a otro lanzó la roca lo más lejos que pudo. Mi sorpresa fue exuberante al darme cuenta que un Tyrantrum había saltado lo suficiente como para tragarse la roca, aunque se vio decepcionado poco después de saber que no era carne Pokemon. El Pokemon dinosaurio desapareció por el abismo, y alcancé a oír varios sollozos de más Pokemon que solo el del que había mordisqueado la roca. Sin duda aquel abismo estaba lleno de Pokemon fósiles o de cualquier otro tipo. Mi piel se erizaba de tan solo pensar el caer en aquella voluminosa franja.
— Tendremos que aventarnos —al decir aquello con un semblante despreocupado, me sobresalté.
— ¿Estás loco?
— No. Es lógico. Ahí mismo deberán encontrarse las mazmorras del nivel 27.
— Un momento —dije y me coloqué frente a él, antes de que hiciera algún acto demente— Seguramente están al otro lado… deben de estar allá. Sólo tenemos que cruzar y…
— No, Brock —sonrió amable y misteriosamente— Hazte a un lado.
— Pero…
— ¿Es que acaso no me dijiste que querías volverte fuerte? ¿Qué esa era tu misión?
— Sí.
— Entonces no tengas miedo. Alguien fuerte nunca tiene miedo de nada.
Asentí, pero entonces algo en mi interior me dijo que estaba ansioso por saber el por qué N se comportaba de aquella manera, por lo que tuve que preguntarle por enésima vez, aunque esperaba su silencio normal como respuesta.
— ¿Por qué hacemos esto?
— Quiero atrapar a un Pokemon —su respuesta me sorprendió en lo absoluto.
— ¿Un Pokemon? ¿Qué tiene que ver con las mazmorras?
— Es un Pokemon Legendario. Él se encuentra en un nivel muy superior, aunque no falta mucho para poder conseguirlo.
— ¿Cuántos niveles faltan?
— No lo sé, pero sé que está cerca.
— ¿Y qué Pokemon es?
— Aun así te dijera sobre él, no sabrías quién es. Sólo alguien que haya visitado el mundo aural puede verlo, y para ello debes de ser sanador.
— ¿Mundo aural? ¿Qué…?
— Ahí se encuentran el Ying y el Yang. El sanador que sea capaz de entrar a ese mundo, sin duda se volverá mucho más fuerte de lo que es. Muy pocos sanadores han entrado… pero yo quiero conseguir algo más que solo poder.
— ¿Haces todo esto por poder?
— No, lo hago por justicia. Ya te dije: no lo entenderías aun así te lo explicara. Esto es más que solo poder… No quiero ser un jugador poderoso ni mucho menos. Es algo personal.
El chico sacó una Master Ball, pero sólo me la enseñó por unos momentos; acto seguido, la guardó en su bolsillo y sin dudarlo se aventó al abismo, como si fuese algún tipo de piscina. N desapareció por ahí, mientras mi cabeza me suplicaba a gritos que no hiciera cosas estúpidas.
Tenía mucho más dudas: Desconocía si la Master Ball que me enseñó tenía un Pokemon o si era el arma con el que iba a atrapar a su objetivo; no sabía aun por qué N conocía a la jugadora que estaba a punto de matarme en aquella taberna, y tampoco entendía cuál era su verdadero objetivo, a pesar de que ya me había contado una mínima parte de él.
Respiré hondo, cerré mis ojos y supliqué que nada extraño me sucediera allá abajo. Pero cuando me aventé, la adrenalina me hizo sentir fuerte de nuevo. Sabía que poco a poco estaba adquiriendo más fuerza y velocidad.
N seguía siendo misterioso, pero no era estúpido: las mazmorras se encontraban debajo de aquel abismo, aunque iba a costar trabajo el eliminar a los que vigilaran sus puertas…
Yellow
El bosque dejaba entrever unas diminutas luces que iluminaban la mayor parte del cielo. Los árboles escaseaban cada vez que avanzábamos, aunque mis piernas ya no podían dar un paso más. Red y Green parecían estar como si nada, con los pies hundidos entre la nieve. Por su parte, Blue y yo no podíamos dar un paso más. ¡¿Por qué Red tuvo que abrir su maldita boca y decir que fuéramos a pie?! Era mucho más fácil ir en el Growlithe de Green y nos hubiésemos ahorrado mucho tiempo. ¡Pero Red tenía que ser orgulloso!
El pueblo parecía diminuto desde las orillas por donde contemplábamos el paisaje. La ventisca cada vez era menor conforme salíamos de las entrañas de la espesura y bajábamos a un nivel mucho más habitable y transitable. Sin embargo, cuando Blue cayó rendida de rodillas al suelo, Green tuvo que sacar a su Growlithe de nuevo para que el resto del sendero ella fuera sobre su lomo; yo no me quedé atrás y la imité. Sin embargo, el Growlithe gemía, debido a que Green nos había contado que le costaba trabajo caminar, puesto que la noche anterior se había torcido el pie y aun no estaba cien por ciento recuperado del todo.
Green y Red no se dirigieron la palabra desde que partimos, mas solo se lanzaban unas cuantas miradas de amenaza. Blue y yo habíamos estado platicando la mayor parte del camino; de hecho, yo era la que no paraba de hablar, mientras Blue hacía el papel de receptora. La chica me agradó, y sé que yo a ella le agradé también. Por un momento no quise pensar en que debíamos separarnos al llegar al pueblo; una idea llegó a mi cabeza, indicándome que tenía que decirle a Blue que se uniera a nosotros. Sin embargo, Red no iba a tomar muy a calma mi sugerencia.
Cuando llegamos al pueblo, éste estaba menos poblado de lo que pensaba. La noche había arribado ya desde hace varias horas, por lo que supusimos que todos estarían debajo de sus techos, protegiéndose del frío. Las calles habían sido abarrotadas de la nieve que había dejado una devastadora ventisca. Los copos de nieve ahora sólo estaban suspendidos en el aire, intentando descansar después de las grandes corrientes. Los faroles en cada cuadra iluminaban las calles oscuras, creando un haz de luz amarillenta y apacible, haciendo que la nieve se viera más resaltante de lo que ya era. No había ni una sola voz en aquel pueblo, por lo que nos extrañó que estuviese así.
— Creo que aquí nos separamos —Green mencionó, mientras ayudaba a Blue y a mí a bajar de su canino.
—Green… —Blue intervino. Ella no quería separarse del chico.
—Lo siento, Blue. Habíamos quedado en un acuerdo. Has llegado al pueblo más próximo y he cumplido mi parte de traerte. No puedo hacer nada más.
— Tengo una idea —mencioné, y noté que el entrecejo de Red se tensaba debido a que yo había abierto la boca— ¿Por qué no se nos unen? Sería más seguro si los cuatro viajamos juntos.
— Sería una buena idea —mencionó Blue con una sonrisa, y se quitó la capucha, ya que ya no había ningún viento que nos molestara.
— Gracias por la petición, pero me niego —Confesó Green, acariciando a su Growlithe que se veía más hermoso debido a la luz de los faroles que daba con su pelaje.
— Yo también me niego —Red intervino, y me sujetó de la manga con algo de molestia— Yellow… no creo que sea buena idea que…
Pero entonces, algo sucedió. Unas voces irrumpieron con nuestra conversación. El sonido provenía de bastante lejos, que poco a poco iba acercándose a nosotros. Eran unas voces bastante llamativas y que fácilmente podían despertar al pueblo entero. Al callarnos, las voces iban aumentando de tono, hasta que aparecieron por una cuadra y dieron con nosotros. Eran tres siluetas que me resultaban bastante conocidas, ya que cuando las vi las recordé al instante. Los tres sujetos parecían no hacer caso de nuestra presencia, puesto que siguieron por la calle perpendicular a la que nos encontrábamos. Estos anunciaban algo con una campana sujetada por una de los sujetos, tratando de despertar a medio mundo.
— ¡Ya lo han oído! ¡Despierten! ¡Despierten! ¡La Conspiración Plasma está aquí! —el Meowth hacía sonar la campana que anunciaba su susodicha conspiración.
Miré a Red de reojo, y éste no pudo contener la curiosidad. El chico corrió hacia ellos, aunque traté de detenerlo. No quería que les hablara… no quería que nos cruzáramos con ese trío.
— ¡Red! —Mi advertencia fue nula.
El azabache llegó hasta ellos, y en un contagio de curiosidad Green y Blue también lo hicieron. No tuve otra opción más que acercarme para jalar del brazo a mi protector y tratar de huir, pero no lo hice debido a que él ya les estaba hablando.
— Acérquense, acérquense —decía un sujeto de cabellos azules.
— ¿Qué es lo que dicen? —Cuestionó Blue con un semblante confuso.
— Oh niña. Estamos haciéndole saber a toda la gente acerca de la Conspiración Plasma. Nuestra misión es expandir el rumor de que una nueva era está por comenzar.
— ¿Una nueva era? —Green se vio interesado.
— Sí —asintió la mujer de cabellos carmesíes— La era en donde los más débiles no sobrevivirán, pero tampoco los más fuertes se aprovecharán de los demás. Una era de paz.
— ¿Qué se supone que habrá en esa era? —Red parecía serio, pero eso al Meowth no le importó.
— Todos los débiles morirán, y también los más fuertes. Deben prepararse, o si no la muerte virtual les dará la bienvenida a sus aposentos. ¡Vaya que sí! ¿No es cierto, James?
— ¡Sí, prepárense para los problemas!
— Y más vale que teman —la chica de cabellos escarlatas finalmente cruzó su vista conmigo— Un momento…
La chica le dio un codazo a James, y éste entonces me miró y se sorprendió.
— ¿Están diciendo que los más débiles y los más fuertes morirán? ¿Quién los matará? —Blue cambió su rostro a uno preocupante.
— Oh, de eso no tienes que preocuparte jovencita. Aun falta mucho para la nueva era, pero debes prepararte para… —el Meowth se calló cuando dirigió su vista hacia mí.
— Yo creo que es una estupidez —Opinó Green y su Growlithe gruñó asintiendo.
— Tenías razón, Yellow. No son más que unos parlanchines —dijo Red.
Sin embargo, Meowth también ya había estado sorprendido. Los tres estaban paralizados al verme ahí, junto a los demás chicos. Sentí una punzada en mi estómago y el rubor subió a mis mejillas más rápido de lo que creía haber previsto. Todos entonces me miraron algo confundidos, pero para mí no era nada más que un momento incómodo y preocupante.
— ¡Tú e…!
Cual relámpago fui hacia el Meowth antes de que dijera alguna otra cosa.
— Oh, si… tienes razón Red —sonreí de oreja a oreja, y me sujeté el sombrero de paja para que no se volara debido a mis movimientos bruscos.
— Oh… ya veo lo que sucede aquí, Jessie —James sonrió de una manera burlona.
— Estoy pensando lo mismo que tú —la chica me miró, que estaba forcejeando con el Meowth y la campana en su mano—. ¿Por qué no nos unimos a su viaje?
— ¿Qué? —Red se vio sorprendido.
— Nos unimos a ustedes cuatro —fue más una afirmación de James que una pregunta.
— Yo voy solo —dijo Green.
— Bueno, si no quieren nuestra compañía, tendremos que…
— ¡No, alto! ¡Red, es una gran idea! —Sonreí, aunque esperaba a que creyeran mi sonrisa falsa—. ¿Por qué no nos acompañan? ¡Será una maravillosa idea! ¿Qué digo maravillosa? ¡Es una estupenda idea! Pueden acompañarnos.
— Yellow, ¿qué…?
— Red, tengo el presentimiento de que ellos serán de utilidad para el viaje. Entre más personas reclutemos, más te ayudarán en tu búsqueda.
— ¿Búsqueda? —Blue había puesto atención a nuestra discusión.
— Red ha perdido a su hermana, y quiere encontrarla. Ella está viva deambulando por algún lugar de PBO.
— Oh, bueno. Yo me apunto —sonrió Blue— Además… yo había viajado sola anteriormente. Si me aceptan en su grupo, les prometo que no seré un estorbo.
— ¡Pues bienvenida! —Dije aun cubriéndole el hocico a un Meowth que intentaba decir algo— ¿Y tú Green, qué dices?
— Perdón —dijo fríamente, pero la mirada de Blue se tornó entristecida y el chico pudo notarlo.— Aunque puedo acompañarlos durante un par de días —confesó y Blue sonrió con rubor en sus mejillas—. Sólo un par de días… no más.
El único enfurecido ahí era Red.
— Red, juntos podríamos encontrar a tu hermana.
— No me interesa… yo sólo te había aceptado a ti, no a todos ustedes.
— ¡Oh, vamos enojón! ¡¿Acaso no te alegra la compañía?! ¡Será divertido! ¿No es así… niña? —Jessie me lanzó unos ojos despectivos, y asentí nerviosamente.
— Sí —asentí— Sólo espero que no hablen tanto como yo —dije de un modo irónico y Blue rió. Sin embargo, más que una expresión irónica, era una indirecta para este trío de estúpidos sujetos, que espero no hablen más de lo necesario.
Kasumi
El guardia me permitió la entrada a la mazmorra. El ambiente era oscuro, y hacía un frío insoportable ahí, tal como en el punto más alto del castillo Dragón. Las antorchas se alzaban uniformemente en la pared húmeda y mohosa. Al otro lado estaban las celdas. Comencé a caminar por el calabozo, en donde había varios sujetos que se sorprendían con mi visita, pero no se mostraban a la luz de las antorchas. Sin embargo, en una de ellas, justo al final del pasillo, estaba una celda con mayor seguridad que las demás. Ahí había dos sujetos, que al indicarse que se retiraran para hablar a solas con el prisionero, se largaron y nos dejaron a ambos a solas. Yo suspiré, al ver al estado macabro en el que el niño se encontraba. Incluso en medio de la oscuridad de la celda podía ver los golpes que había recibido, pero cuando se arrastró un par de metros hacia la luz de las antorchas y me observó, sentí lástima por él.
— ¿A qué se debe tu visita, Dragona novata?
— No me digas así, soy Kasumi —dije algo furiosa, como solía ser siempre.
— Es… es un apodo digno para ti —su rostro moreteado no le permitía hablar con libertad.
— Como sea, sólo he venido por una cosa. Sabes muy bien de qué se trata, Masato.
— Oh, sí. Lo recuerdo —el chico apenas si movió su brazo y abrió el menú de su juego. Varios hilos de sangre recorrían su rostro, moretones por sus mejillas, mentón y pómulos; noté que tenía una pierna rota. En un pasado puede que el Espadachín Esmeralda tuviese una imagen respetable, pero esto era peor que lamentable.
Abrió su inventario y acto seguido, un letrero apareció sobre mí.
"El jugador Masato te ha obsequiado algo. ¿Deseas aceptarlo?"
Dudé por un instante, aunque no sé por qué lo hice. Al aceptar, una Master Ball apareció sobre la palma de mi mano. Sinceramente esto no era lo que esperaba.
— Acéptalo como un regalo adicional de mi parte. El haberme desafiado en el Torneo Esmeralda fue más que suficiente para demostrar tu valentía y valor. Ya que nunca hubo un ganador oficial en el torneo, tú eres la ganadora. He ahí tu premio. Felicidades.
— Yo…
— No necesitas decir nada —dijo y noté su mirada perdida en la oscuridad. El mozo estaba destrozado físicamente, pero tenía la certeza de que su estado emocional estuviera peor.
— Gracias —dije y enseguida saqué a mi Togepi de ahí. El Pokemon me recordó al instante y me envolvió en un abrazo en el que las risas invadieron el ambiente sombrío; aquello me hizo sentir extraña. Guardé a mi Togepi en una pokébola normal, mientras guardaba en otro bolsillo la Master Ball—. Sé que no tengo que decir esto, pero espero que no te pase nada malo. Adiós imbécil.
Y cuando estaba a punto de irme, el chico rio de una manera irónica, pero adolorida.
— ¿Te…te refieres a lo que me pase a mí en Ciudad Subterránea? —bufó, aunque luego sintió un ardor en la pierna que le quitó el rostro divertido que tenía— No… olvídate de mí. Yo ya estoy perdido. Yo no saldré de esa maldita ciudad jamás. Me pudriré ahí. De hecho, yo estaba perdido desde antes. De mí… de mí no te preocupes en lo absoluto —al ver una gota caer en el suelo de piedra, me sobresalté: estaba llorando— Deberías preocuparte por alguien más.
— ¿Qué? ¿De qué hablas?
— Ella… ella corre grave peligro por mi culpa —y entonces, sus manos sujetaron las barras oxidadas de la celda, y me miró con esa tristeza que sabía que era real, aunque no supe reconocer si era de Masato o de alguien más, debido al rostro desfigurado— Mi hermana… May… Haruka, la Maga Esmeralda, ella corre grave peligro. La van a matar por mi culpa. Ayúdame Kasumi. Por favor, sé que eres su amiga. Sálvala, es lo único que te pido —sollozó cual niño inocente, perdiendo cualquier pizca de honor, con varias lágrimas recorriendo su rostro ennegrecido y sangrado— Sálvala…
Próximo capítulo: ¿La novata o el gremio? (Tssss, esto me suena a conflicto Pearl)
