Jajaja, antes que nada quiero contarles una anécdota que me pasó la semana pasada. Un profesor me encargó una tarea de un ensayo sobre mi carrera, y cuando alguien preguntó de cuántas palabras tenían que hacer, él dijo que máximo tenían que ser de 300 a 400 palabras. Y yo así de LOOOOOOL NOVATOS, UN CAPÍTULO DE MI FIC NO ES NI UN QUINTO DE ESO. Bueno, eventualmente exageré como siempr elo hice y tuve que borrar palabras, pero no me tardé más de 10 minutos en hacer esa tarea, jaja. Como sea, disfruten del capítulo.

Poker Knight: Brendan aun no es miembro de la UEO. El único que se unió es Gary, pero éste no se lo ha dicho ni a Ciprés, ni a Ash ni a Brendan (éste estaba desmayado, por lo tanto no lo sabe). El único que por ahora lo sabe es Gary xD

Oshe cy q cy: Más adelante contaré qué pasó con el gremio esmeralda. Si incluía una batalla de Ash, el capítulo sería demasiado extenso, por eso no quise que él interviniera.

Larekin: Gracias por decirme que Cintia se escribía "Cynthia". De hecho se puede escribir de las dos maneras, pero creo que el segundo se ve más cool xD Y bueno, el hecho de que ellos dos sean mis personajes favoritos no cambia el hecho de que no mueran. Ellos así como todos los personajes tienen las mismas posibilidades de morir; no subestimes mis capacidades frías al momento de escribir.

baraka108: Gary es un traidor pero por una buena causa c: Pues el Nidoking es de Gary ¿No?

jaspec: Sí, he considerado el que Ash atrape a un tercer Pokemon. EDIT: Y sí, el Pokeshipping se acerca xD

Kuroi: Gracias por el error de Hippodown C: Y nuevamente acertaste, Gary es de la UEO. Y este capítulo te asustará :) Y de hoy en adelante serás mi beta reader porque siempre te das cuenta de mis errores xd

MatchMon: LOL, buscaré a amigos que dibujen bien,a ver si así :P Y cierto, las parejas te hacen gastar mucho. Es mejor ahorita disfrutar de la vida en fiestas e invitar tragos a ls mujeres en los antros (así se dice en México xD jaja). Hasta ahorita Cynthia ha sido el mejor personaje que he mostrado, pero puede que haya más... no lo sé. Hoy tengo tarea y será una noche larga, pero actualicé el fic por ti ¬¬

no tengo cuenta: Alain podrá aparecer, aun no lo sé :P Y descargar mi fic, no lo sé jaja si quieres te puedo enviar los capítulos a tu correo o algo. Y cierto, de hecho Cynthia está basado en Azula :P

Bueno, como verán tengo mucha tarea pero tendré que desvelarme. Mientras tanto ustedes desvélense leyendo el capítulo que contiene un poco de todos los sentimientos disponibles. Ahora sí la tarea que tengo está muy cargada, por lo que el viernes me será imposible actualizar, así que el martes próximo vendré de nuevo :P Sólo que si me dejan ensayos, esos son pan comido, jajajá. Bueno, bye.

VIDEO 1 - Legend of Korra, Book 3 - Red Lotus Theme Music


Capítulo 62

La rehén de N


May

Mis pasos resonaban por el pequeño pueblo solitario. La gente encendía las luces de sus habitaciones y levantaban levemente las cortinas de sus ventanas para darse cuenta de que no éramos nada más que un grupo de jugadores desesperados en busca de un refugio. Los jadeos pronto comenzaron a ser más sonoros que los pasos, y por un momento no supe si los latidos de mi corazón eran los más inquietos.

La luna menguante acompañada de varios Pokemon voladores que adornaban el firmamento nebuloso ennegrecido daba de lleno con sus rayos blanquecinos en todo el pueblo. No había ninguna luz artificial que iluminara los oscuros senderos, ni siquiera alguna antorcha solitaria que se dignara a iluminar alguna posada.

Cuando llegamos a una posada que ya tenía cerrada sus puertas, toqué a la puerta desesperada pero cautelosamente. La encargada del inmueble, la chica pelirroja NPC llamada Joy, nos abrió adormecida, pero pronto nos mencionó que había una habitación disponible, aunque no estaba segura si todos nosotros cabríamos dentro. Eso no nos importo a nadie y subimos los peldaños de madera para ir hacia una de las habitaciones de la posada. Al cerrar la puerta, cada quién se recargó en la pared y se tiró al suelo con exhaustividad.

Yo caí rendida en la cama, mientras miraba a través de las cortinas mugrientas y desgastadas de lana que cubrían el cielo oscuro de la noche. Mi subconsciente me decía que debía de correr las cortinas para que la luz tenue de la media luna entrara e iluminara la habitación, pero sabía que no debía de hacerlo. Por el momento, teníamos que permanecer así hasta que se calmaran las cosas, si es que se iban a calmar tarde o temprano.

Pero también debía actuar. Tenía que ir a salvar a mi hermano cueste lo que cueste. Recuerdo que una mujer de cabellos rubios había irrumpido en mi habitación, cuando sorpresivamente la vi en el balcón. Brendan había llegado poco después y éste intentó detenerla, pero la jugadora era fuerte. No pude articular palabra alguna cuando noté a mi amigo tirado en el suelo, inconsciente.

— Lamento interrumpirte —me había dicho la mujer desconocida— Pero tu hermano tiene la culpa de todo esto. Espero que tu muerte no lo haga delirar después.

Y cuando me arrinconé hacia una esquina del aula, Shigeru y Satoshi habían venido a salvarme.

Aun no comprendía nada. ¿Quién era aquella mujer? ¿Por qué conocía a mi hermano? ¿A qué se refería cuando me había dicho aquello? Tenía muchas preguntas en mi cabeza, pero la que más me importaba era encontrar a Max. No me importaba lo que ocultara, ni me importaba que haya actuado sospechosamente en un pasado no muy lejano; lo único que quería era verlo.

— Debemos pasar la noche aquí por ahora —dijo Ash, el chico que había estado en mi instituto.

Lo recuerdo vagamente como un chico tímido que no hablaba con nadie. Aquí sin duda era otra persona diferente.

— ¡¿Puedes explicarme lo que sucedió?! —Roxanne gritó y su voz resonó secamente por toda la habitación. Hubo unos susurros molestos afuera del aula.

— Silencio —Ash quería tranquilizarla, aunque parecía que él también estaba en un estado alterado.

— Satoshi, ¿quiénes eran esas personas? ¿Acaso lo sabes? —Flannery se acercó al muchacho y lo miró con unos ojos carmesíes preocupantes.

— Yo… —el azabache desvió la mirada hacia el suelo. Apretó los puños con fuerza y luego levantó la mirada hacia las cortinas que permitían unos cuantos rayos débiles de luz lunar—. Venían… venían por May.

— ¿Por qué? —cuestioné con una voz entrecortada. Un par de mis mechones castaños recorrían mi frente sudorosa, mientras aun seguía con mi camisón para dormir. Ni siquiera había tenido tiempo para cambiarme, al igual que Roxanne y Flannery. Wallace y Ash estaban con sus respectivos atuendos de día, aunque el del Destello Eléctrico parecía alejar cualquier indicio de oscuridad alrededor de él con sus ropajes esmeraldas.

— May, poco antes de que esa mujer estuviera a punto de matarte… antes de que todos aquellos tipos invadieran el castillo, Kasumi le dijo a Drew en las afueras de Ciudad Esmeralda que te iban a matar. No me dijo el por qué, pero también me confesó que Masato… —cuando nombró a mi hermano, sentí una corazonada en el pecho—… está en Ciudad Subterránea. Lo tienen preso ahí. No sé por qué, no sé lo que hizo, y tampoco Kasumi lo sabe.

— Pero… Kasumi… ¿por qué lo sabe? ¿Acaso ella vio a mi hermano?

— Seguramente, aunque no tengo idea de por qué estaba con ella. Dijo que estaba en el Castillo Dragón, pero ahora deberá de estar en Ciudad Subterránea.

— Pues… pues si queremos respuestas, debemos ir a rescatarlo —me levanté de la cama. Apenas cabía ahí dentro con todos los demás, pero me encaminé hacia la puerta y me volteé hacia ellos. Estaba decidida.

— No… no creo que sea posible —Wallace intervino— Ciudad Subterránea es la ciudad más confusa de todo PBO. Ahí mismo se encuentran unas mazmorras donde encierran a jugadores que causan conflictos en PBO, para que haya justicia en el juego. Muchos han querido atrapar a los responsables han estado matando a los novatos, pero no han podido dar con ellos.

— Mi hermano… mi hermano me dijo que él era uno de ellos. Bueno, de hecho Shigeru fue el que me lo dijo. A lo mejor por eso lo han encerrado ahí.

— Y seguramente si había estado antes en el Castillo Dragón, Lance impartió justicia y lo mandó a las celdas de Ciudad Subterránea —confirmó Flannery.

— Pero aun no entiendo qué tengo que ver con esto. ¿Por qué esa mujer quería matarme? ¿Quién era ella? ¿Por qué conoce a mi hermano?

— No lo sé —susurró Ash, aunque noté que tenía la mirada perdida.

— De todas maneras, sería imposible ir a Ciudad Subterránea y rescatar nosotros cuatro a un sujeto que seguramente tendrá mucha seguridad consigo.

— Parece que sabes mucho —intervino Roxanne con el ceño fruncido, señalándolo con el dedo índice— Sé que nos ocultas algo, Wallace, no lo niegues. ¿Qué es?

— Sí, ¿qué es? No me apasiona la gente que oculta secretos —confesó Flannery y se cruzó de brazos algo molesta.

— ¿Ya has estado ahí? —presioné al chico de cabellos turquesa.

Wallace suspiró, abrió la puerta de la habitación un par de palmos y sacó la cabeza hacia el exterior para mirar de un lado a otro, para cerciorarse de que no había nadie a nuestro alrededor escuchando. Cuando cerró la puerta, ésta vez con candado, nos dirigió una rápida mirada a cada uno de nosotros. Su semblante cambió a uno serio… uno que nunca había visto. ¿Quién era en realidad aquel sujeto?

— Escuchen… —el sujeto caminó misteriosamente hacia las cortinas, las abrió con un par de dedos y asomó la cabeza para ver a través del cristal frío y con una fina capa de vapor, dándose cuenta de que no había nada más que un viento solitario inundando las calles—… Yo no me uní a este gremio realmente porque quise.

— ¿Qué? —Roxanne fue la primera sorprendida. Ash simplemente se dedicó a mirar con algo de confusión, al igual que Flannery, que dejó de fruncir el ceño.

— He estado en Ciudad Subterránea, sí. No es una ciudad común y corriente. Con el paso de los meses, se ha vuelto mucho más misteriosa y peligrosa. Sólo estuve ahí algunos par de días, semanas… no lo recuerdo. No podía arriesgarme el estar ahí por mucho tiempo.

— ¿De qué hablas? ¿Por qué es peligrosa? —lo invadí de preguntas.

— Cuando me enteré de que en esa ciudad, uno de los líderes de Los Aliados había construido ahí mismo su base central del gremio, supe que estaba en peligro. Eventualmente escapé de aquella ciudad, pero un par de días después me atraparon. Permanecí en las celdas durante mucho tiempo… no supe en realidad cuanto, puesto que uno pierde la noción del tiempo en medio de una oscuridad que te vuelve loco, sin siquiera la luz de una antorcha que te haga compañía, el goteo de alguna fuga, o la luz de alguna pequeña ventana. En esas celdas solo hay frío, oscuridad y silencio. Son la peor tortura que puede haber para alguien, y más cuando uno se encuentre en un mundo virtual. No puedes desconectarte ni huir, puesto que también estás atado a unas cadenas que impiden moverte con libertad. Ni siquiera puedes sacar a tus Pokemon, ya que no puedes siquiera abrir el menú de tu juego.

— ¿Q-qué? ¿Por qué… por qué has estado ahí? ¿Cómo lograste escapar? —Flannery se acercó a Wallace, aunque también quiso alejarse debido al miedo.

— Alguien logró liberarme… una jugadora con la que he estado en contacto desde hace mucho tiempo. Cuando logré escapar, quise ocultarme en algún gremio; me enteré de que el Gremio Esmeralda iba a hacer su resurrección y logré unirme lo más pronto posible. Sólo así, en un gremio que tenía varios reflectores, él no podría atraparme, incluso si luchaba junto a él en las mazmorras de los niveles.

— ¿Quién? ¿Por qué te quiere prisionero? —Ash preguntó fríamente.

— Steven Stone —su nombre dejó un silencio momentáneo en el que nadie dijo nada— Y él y yo hemos tenido un pasado complicado… eso no importa ahora. Lo importante es hacerles saber que él no permitirá que unos cuantos jugadores traten de rescatar a alguien. A pesar de que él forma parte de Los Aliados, hará lo posible por mantener su reputación. Él seguirá impartiendo justicia, seguirá luchando en las mazmorras al lado de Lance y no dejará que nadie estropeé su ciudad y manche su reputación. No dejará que alguien se cuele en sus prisiones y libere a los jugadores que han causado estragos en PBO. El sentido de justicia para Steven es muy importante, e incluso podría decirse que la justicia y el honor son una misma palabra para él.

— Entonces… ¿cómo… cómo podremos rescatarlo? —dije. Estaba asustada. Quería ser valiente, pero el hecho de pensar que no podría ver a mi hermano nunca más me hacía entrar en un trance de desesperación.

— No lo sé. No creo que…

— Me vale una mierda —Ash se paró al instante. Todos se sorprendieron por lo que dijo, mas nadie mencionó nada cuando vieron su repentina actitud— Wallace, no sé quién seas y no sé lo que hayas pasado en esas malditas celdas, pero yo iré a rescatar a Masato.

— Satoshi…

— No me importa. Ahora, me dices de una buena vez todo lo que sepas de las mazmorras, quién te ayudó a escapar y dónde podemos encontrar a esa persona —Ash se acercó al sujeto alto y escuálido, aunque éste retrocedió algunos pasos, dubitativo de las acciones de Ash— O lo haces, o a pesar de que seas del mismo gremio que yo, tendré que obligarte a decirme—el chico miró a Wallace de una manera fría… extraña.

Wallace suspiró levemente.

— No me gusta decir esto, pero es muy arriesgado. ¡No sabes lo que…!

— ¿Y qué? Le prometí a Haruka que iba a rescatar a su hermano, y también se lo prometí a Kasumi. No me vengas con mierdas.

— Yo… —Wallace notó que la mano de Ash iba hacia la empuñadura de su espada nueva. El hombre retrocedió unos cuantos pasos más, hasta que se recargó en la pared de madera de la posada. Finalmente cerró los ojos, sabiendo que no tenía alternativa alguna— No digan que no les advertí —suspiró— Lo primero que debemos de hacer es infiltrarnos en Ciudad Subterránea como guardias del Gremio Alma de Piedra… el gremio de Steven.

— No suena tan difícil —confesó Roxanne, que parecía entretenida con la escena de Ash y Wallace.

— No —Wallace levantó las cejas con confusión— Sólo que hay un problema: nuestros nombres aun aparecen sobre nosotros —y cuando yo volteé hacia arriba, la barra de mi vida se encontraba sobre mí, al igual que mi nivel, mi poder mágico… y mi nombre: "Haruka" — De nada serviría infiltrarnos si tarde o temprano verán los nombres sobre nuestras cabezas.

— Tranquilo —Satoshi sonrió— Conozco a alguien que puede arreglar ese problema…


Blue

— ¡Conspiración Plasma! ¡Lo repetiremos una vez más!

Y lo habían repetido un centenar de veces. Cada día se volvían más odiosos. Ellos no se separaban de nuestro grupo ni un día; ni siquiera cuando dormíamos podían callarse con aquella tal conspiración de la que mencionaban. Red era cada vez más cascarrabias debido al trío imposible de callar; Green estaba a punto de abandonar el gremio, pero mi insistencia lo hacía quedarse hasta el día siguiente, y volvía a insistir el día siguiente y así hasta que finalmente se dio por rendido, cediendo un par de meses más el acompañarme a mí y al grupo que se había formado.

Habían sido los tres meses más felices que había tenido en PBO. Ni siquiera en la vida real me había sentido tan bien como aquí. Hace un par de ayeres, cuando aun ni siquiera se había inventado PBO, me sentía demasiado sola. Había vivido con mis tíos desde que tengo memoria, puesto que mis padres murieron en un accidente de coche; ellos me criaron y me llenaron de cosas de las que no me puedo quejar, sólo que ellos no tenía tiempo para mí. Usualmente estaban de viaje la mayoría de las ocasiones, dejándome al cuidado de mi primo. Incluso aquel pequeño se había convertido en un hermano para mí, mientras mis tíos, aunque no frecuentaba mucho con ellos, reemplazaron a mis padres en su papel; ni siquiera recuerdo el rostro de ellos, aunque los he visto en fotos, pero no es lo mismo. Como sea, cuando descubrí PBO y el juego se convirtió en mortal, estaba bastante asustada debido a que quería regresar con mi pequeño primo. Deambulé por todo PBO escondiéndome de cualquier Pokemon salvaje, esperando a que el juego fuese superado, pero cuando conocí a un par de chicos que me incluyeron en un gremio pequeño y desconocido para la mayoría de PBO, comencé a pensar que aquello no había sido tan malo. Así como muchas personas que han pasado por lo mismo que yo, mi gremio se separó por algún par de muertes, diferencias y/o metas individuales, abandonándome por completo. No recuerdo hace cuanto me separé de aquel absurdo gremio, pero lo único que sé es que desde ese momento había estado deambulando por los niveles, yendo de pueblo en pueblo, cruzándolos a pie para poder vencer a Pokemon salvajes que se cruzaran por mi camino, hasta que me volví un tanto fuerte; no tan fuerte como varios jugadores, pero al menos puede defenderme yo sola.

Lo malo de todo ello es que no había conocido realmente a alguien que me hiciera sacar una sonrisa, o por lo menos alguien con el que disfrutara su compañía. Mi gremio antiguo no eran más que compañeros, y había aceptado porque tenía miedo de estar sola. Pero cuando me encontré a Green en medio de la ventisca, y cuando conocí tanto a Red como a Yellow, los tres se volvieron una parte importante de mí. Puede que ellos no lo sepan, pero yo ya los quería y esperaba que los cuatro viajáramos juntos por todos los niveles hasta que estos fuesen superados.

Red al principio era un chico frío y serio, pero con el paso del tiempo lograba sacar su lado cascarrabias e irritante. Usualmente la mayoría del tiempo siempre estaba quejándose o refunfuñando, debido a la necedad de Yellow. Por su parte, mi amiga no hacía otra cosa más que hablar, sonreír o comportarse de una manera extraña al lado de los tres tipos que alardeaban acerca de la nueva era que estaba por venir. Incluso notaba que había algo entre Red y Yellow que comenzó a inquietarme, aunque no quise intervenir puesto que era cosa de dos.

En cambio, desde el momento en que había visto a Green, el sujeto me parecía alguien más frío de lo normal. En un principio pensé que aquel tipo tenía el corazón de piedra, y puede que también sea algo más callado de lo normal, pero sabía que en fondo tenía un buen corazón. Siempre me llevaba a lomos de su Growlithe, me daba su túnica de lana o a veces permitía que recargara su cabeza cuando no encontrábamos posada alguna en la que dormir y pasábamos la noche bajo alguna cueva. Lo que me hacía reír de él eran sus constantes discusiones con Red; ambos peleaban por cualquier cosa, mientras yo y Yellow interveníamos cuando veíamos que ambos estaban a punto de luchar. Afortunadamente los dos no habían llegado nunca a una lucha en serio, pero tenía miedo de que sí lo hicieran. Como sea, a pesar de sus constantes discusiones, sé que en el fondo ellos comenzaron a agradarse y lo expresaban molestándose uno al otro.

Lo que me extrañaba de Jessie, James y Meowth era que los tres sujetos no habían explicado más allá de su susodicha conspiración. Los tres aun irradiaban misterio y nunca decían cómo es que había empezado todo ello. Cuando les preguntábamos sobre aquello o intentaban cambiar de tema, o Yellow intervenía diciendo que los tres estaban locos. Y puede que suene algo extraño, pero aunque eran algo odiosos y molestos debido a que no paraban de esparcir su maldita conspiración en cada pueblo que pasábamos, los tres eran graciosos en cierta forma. A veces peleaban por la mínima estupidez o por alguna discusión absurda, y tanto Red como Green se unían a su discusión hasta que se convertía en un océano de voces rabiosas y sin sentido.

Y aunque parecía que deambulábamos sin sentido de un lugar a otro, en realidad intentábamos ayudar a Red a encontrar a su hermana pequeña. El chico no parecía tan preocupado como debería estar, pero siempre se decía una y otra vez que ella estaba viva en algún lugar de PBO. Al final nos había dicho que tenía los ojos castaños, el cabello del mismo color y una tez tan pálida como la de Green; por un momento pensé en si no estaba describiendo a la hermana de Green, pero deseché esa absurda idea. Aun así, la descripción de su físico no era de mucha ayuda, y cuando intentábamos hacerle confesar el nombre de su hermana, él decía que no lo recordaba.

— Tengo mala memoria —confesaba y se rascaba la nuca.

— Yo creo que mientes.

— ¡No es cierto! —Red frunció el ceño y le recriminó a Yellow, mientras ésta reía— ¡Sólo que su nombre en el juego es algo bastante difícil de recordar!

— Oh, ya veo… —Yellow se cubría la boca a causa de la risa— LaChicaPerdidaYSolitara123 es un nombre bastante difícil de recordar, lo admito.

— ¡Basta!

— Bueno, al menos dinos su nombre real… bobo —Replicaba el Meowth.

— Como si sirviera su nombre en este juego.

Pasaron más de tres meses sin pista alguna. Lo más chistoso e interesante que ha sucedido en todo este tiempo ha sido la gran historia de por qué aquel Meowth podía hablar: según Jessie y Meowth, cuando capturaron al felino, lo habían hecho justo al mismo tiempo. Ambos ni siquiera se conocían y peleaban por derrotar a aquel Pokemon, pero cuando los dos lanzaron su pokébola al aire, las dos esferas habían atrapado en el preciso momento al Pokemon y el juego tuvo una falla; por consiguiente, Meowth sufrió de un "bug" que lo hizo hablar en nuestro idioma. Algo interesante, pero también chistoso.

Como sea, también nos hemos enterado de que el juego ha estado siendo pasado a una velocidad interesante. Sobre todo los novatos replican que el Nuevo Rey, Drew, del Gremio Esmeralda, ha sido de vital importancia en las mazmorras. Diez u once niveles, no logro recordarlo, han sido pasados a lo largo de estos tres meses. Eso sin duda es algo impresionante.

— Nadie es más fuerte que nosotros —dijo James, con un aire modesto pero cómico.

— Sí ¡Drew no podrá sobrevivir a la Conspiración Plasma!

— ¡Bien dicho, Meowth! Es demasiado fuerte para la nueva era.

— Idiotas… —susurraba Green.

Después de haber estado viajando por varios pueblos, en busca de la supuesta hermana perdida de Red, y de haber estado entrenando venciendo a varios Pokemon salvajes, finalmente habíamos encontrado algo fuera de lo común: cuando llegamos a un pequeño pueblo en las afueras del nivel 26, había un gran festival Pokemon. En él, había varias extensiones de llanuras donde había varios puestos que vendían adornos, objetos, armas, incluso Pokemon, y también tenían juegos de destreza. Sin embargo, lo que más me había emocionado era el evento principal del festival, donde demostrabas la belleza de tu Pokemon por medio de sus ataques, sólo que se debía participar por parejas.

— ¡Hay que participar! —mencioné, y Yellow estuvo de acuerdo conmigo.

— Yo paso… —Red hizo una mueca de disgusto.

— Yo prefiero ver desde aquí —Green y su Growlithe asintieron, mientras le acariciaba el lomo.

— ¡Bah, par de amargados! ¡Nosotros ganaremos el concurso! —el Meowth se subió a la gran plataforma de madera donde había dos chicos que aún no terminaban de realizar sus actos con sus Pokemon— ¡Damas y caballeros, Pokemon y Pokemonas, NPC hombre y NPC mujeres, espectros virtuales, programadores y cualquier tipo de persona que se encuentre aquí… ha llegado el ganador!

Jessie y James se subieron al escenario empujando a la pareja que estaba sobre la plataforma. Los chicos saludaron ruborizados al ver todas las miradas puestas en ellos.

— ¡Meowth, usa Gruñido! —gritó Jessie.

El felino dio un tierno y grato maullido que hizo callar a la gente por un momento, pero entonces vitoreó de alegría y ternura.

— ¡Gracias! ¡Seguro que ganaremos! Pero antes queremos decirles sobre la Conspiración Plas…

— ¡Apártate! —de repente, vi que Yellow había subido al escenario forzando también a Red, que no tenía muchas ganas de participar. Sin embargo, cuando ambos subieron e hicieron que el trío cayera abajo del escenario, Red se escondió entre la capa que portaba, ruborizado.

La gente se les quedó mirando, pero de pronto Yellow sacó a un Pokemon.

— ¡"Chuchu", sal! —un Pikachu salió de la pokébola.

— ¿Chuchu? ¿Qué clase… qué clase de…? —Red comenzó a reír, pero Yellow intentó callarlo con un golpe en su brazo.

— ¡Cállate, es el nombre que lo puse!

— ¡JÁ!

La gente comenzó a abuchearlos cuando Red se tiró al piso debido a la risa. Yellow se ruborizó.

— ¡De acuerdo, de acuerdo! Sacaré también a mi Pokemon, sólo porque tengo lástima del ridículo nombre de tu Pik…

Un golpe en su nuca se llevó por parte de Yellow, sin siquiera terminar la frase.

Red sacó también a un Pikachu, aunque éste se veía mucho más experimentado y temeroso, mientras que el de Yellow era una hembra con unas largas pestañas y unas chapas más rosadas, mientras una flor adornaba una de sus orejas amarillentas y negras.

Ambos comenzaron a danzar al compás de los ataque de sus Pokemon, que iban hacia el cielo cual brillos resplandecientes. Los relámpagos de los Pikachu parecían luces brillantes, desprendiendo destellos polvorientos y brillantes sobre los espectadores, que estaban boquiabiertos por su actuación. Cuando terminaron, Red se ruborizó por lo que había hecho.

— ¡Y demos un aplauso a los concursantes! —mencionaba el anunciador.

El rubor en Yellow se hizo presente cuando miró a Red y le agradeció, aunque poco después desvió la mirada con algo de confusión.

— Green… —nombré mientras el chico salía de sus pensamientos.

— ¿Qué pasa?

— ¿Quieres… quieres participar?

— No, gracias —sabía que diría eso.

— Por favor.

— Blue, ¿por qué no vas tú?

— Necesito una pareja.

— James se ve bueno. Míralo —el chico peleaba con el Meowth por la pésima actuación que habían hecho.

— Oh… —es lo único que alcancé a decir.

Me di la media vuelta y comencé a caminar lejos. No sabía a dónde iba, pero quería distraerme con otra cosa que me entretuviera en el festival.

¿Cómo es posible que aquel sujeto fuese tan egoísta? ¿Qué no ve que me interesa? ¿Qué no se da cuenta de que quería concursar a su lado? Al parecer su frialdad y seriedad están comenzando a molestarme. Fruncí el ceño algo enojada mientras caminaba hacia un puesto donde había algo de comida.

— Ese estúpido de Green… —refunfuñé, mientras el NPC encargado del puesto me miraba confundido.

Sin embargo, antes de ordenar una brocheta de carne, sentí el lengüeteó de un Pokemon sobre mi brazo. Cuando me di media vuelta, el Growlithe estaba con la lengua de fuera, jadeando de alegría. Green estaba con un semblante molesto.

— No participaremos, pero te invitaré una de esas brochetas. ¿Te parece?

Me ruboricé, aunque traté de evitarlo.

Bueno, después de todo no era tenía frío como supuse. A final de cuentas, sabía que tenía algo de cariño dentro de su corazón.


Ciprés

El despertador sonó. Me tallé los ojos y estiré mi cuerpo; la luz del sol entraba por la ventana e hizo salirme de aquel trance somnoliento que había tenido. Bajé las escaleras, me preparé un café casero y lo herví en la tetera. Di un gran bostezo, serví el café en una taza y comencé a subir las escaleras para ir nuevamente a mi habitación, acompañado de grandes bostezos.

— ¡Ciprés!

La voz de Ash me sobresaltó e hizo que mi café se derramara en mi camisón de noche. Lancé una maldición por los aires y luego sentí un gran ardor en la piel debido a las quemaduras del café.

— ¡¿Por qué siempre me han de asustar?!

— Lo siento… pero… pero es que han pasado muchas cosas.

— ¿Qué?

— Justo anoche Cynthia atacó el Castillo Esmeralda. Iba a por Haruka, aunque en realidad también iba por mí. Shigeru y los demás miembros entretuvieron al Gremio Sinnoh, aunque pude escapar junto con Haruka y otros miembros más hacia un pueblo.

— ¿Bromeas?

— Lo más importante de todo es que antes de ello, Kasumi, una miembro del Gremio Escama de Dragón, había hablado con Masato y éste le dijo que Haruka, su hermana, estaba en problemas. También mencionó que él iba a ser enviado a Ciudad Subterránea y…

— ¡Hey, ¿no quieres ir más despacio?! Pasaron muchas cosas.

— Lo sé —confesó.

— Entonces… Iris sabía sobre esto.

— ¿Iris?

— Dices que Masato estaba custodiado por el Gremio Escama de Dragón —tenía lógica, ya que Iris pertenecía a aquel gremio— Iris debe de haberlo visto seguramente.

— No lo sé, pero…

— ¿Y dices que Cynthia te atacó? Diablos… debería haber mandado a Citron a defenderte.

— Tranquilo, ya todo está bien. O eso creo; no sé cómo esté el estado de los demás miembros.

— Creo que iba a suceder tarde o temprano; el tener varios reflectores en ti por ser de un gremio cada vez más popular iba a ser llamativo.

— ¿Y me lo dices ahorita?

— Lo siento, a veces no planeo muy bien las cosas.

— Se nota —el chico frunció el ceño, aunque me sorprendí al ver que ya podía pararse con más tranquilidad. Su herida había sanado ya para estas fechas, pero seguía costándole trabajo el mover sus articulaciones, puesto que estaba inmóvil durante un par de semanas— Como sea, ahora sabemos el paradero de Masato. He decidido ir a rescatarlo. Sólo así podré cumplir la misión.

— Ash, no sé si sea buena idea…

El chico bajó todas las escaleras y llegó hasta la sala de estar, mientras veía el campo arado adornado de unas cuantas vacas y gallinas que paseaban en el exterior.

— No me importa. Lo iré a rescatar.

Suspiré. Sé que podría ser peligroso, ¿pero qué podía hacer con un niño tan terco como él?

— Le diré a Citron que te ayude en el rescate.

—Gracias —el chico sonrió, pero aun había noticias— Y necesito tu ayuda.

— ¿Qué?

— Si queremos rescatarlo, primero debemos infiltrarnos como miembros del Gremio Alma de Piedra.

— He escuchado sobre ese gremio. Se dice que es fuerte y que ha ayudado mucho en las mazmorras.

— Lo sé, pero no permitirán que rescatemos a alguien de sus celdas. No quieren que arruinemos su reputación. Para infiltrarnos, debemos de cambiar los nombres de nuestros avatares temporalmente.

Al decir aquello, recordé que tu nombre aparecía sobre tu cabeza. No serviría de nada tener ropas de un gremio ajeno, si tu identidad era descubierta con tan sólo ver el nombre sobre tu cabeza. Además, también debían cambiar su apariencia.

— Intentaré hacer algo al respecto —confesé y él cerró los puños de alegría— Trataré de hackear sus nombres y cambiarlo, así como un poco de su apariencia, aunque me costará un tiempo. Mientras tanto, deberán mantenerse escondidos durante un tiempo, aunque no veo mucho problema con ello, puesto que Citron es experto encontrando escondites.

— ¿Cuánto tiempo tardarás?

— No lo sé. Un par de semanas, tres, cuatro. Depende. Como sea, eso significa que Haruka deberá saber lo que pasa realmente con su hermano. Deberás contarle sobre la UEO, el Gremio Rocket y también a los demás miembros que te ayudarán. Deberás contarle sobre tu verdadera misión como miembro del Gremio Esmeralda.

— Planeaba hacerlo de todos modos.

— Tengan cuidado de Cynthia. Ella está en tu búsqueda y la de Haruka, según tú me has dicho ¿No es así? No vuelvan al Castillo Esmeralda y no quiero que llamen la atención hasta que haya logrado cambiar sus nombres temporales y un tanto de su apariencia. ¿Sabes si el nieto del Profesor Oak está a salvo?

— Él luchó con Cynthia, pero no sé qué fue de él.

— Espero que no haya sucedido nada malo. Bueno, le avisaré a Citron que los cuide y que los acompañe a Ciudad Subterránea. Mientras tanto, te ordeno que busquen un lugar seguro alejado de todos.

— Tranquilo, ya estoy acostumbrado a ese tipo de órdenes.


Gold

La arena se colaba por mis ropajes medievales. El manto que cubría mi rostro ni siquiera me protegía de los diminutos granos que golpeaban de vez en cuando mis orbes dorados y las mejillas enrojecidas por las altas temperaturas.

Caminaba hacia la nada, o eso es lo que había creído. Cuando durante un par de minutos había caminado a tientas con un brazo levantado protegiéndome de la tormenta de arena, sentí la madera caliente y seca de una puerta. Con ayuda del sentido de mi tacto, toqué la manija y abrí la puerta para que entrara en un refugio. Silver y Crystal siguieron mis pasos, y cuando los tres estuvimos finalmente dentro, nos quitamos la capucha y la bufanda que cubrían nuestros rostros. Entonces, nos dimos cuenta de que habíamos entrado a una taberna un tanto siniestra, donde había más jugadores misteriosos de lo normal, con turbantes y bufandas escondiendo su verdadera identidad. Los sujetos, que yacían con un tarro de cerveza en sus mesas, nos miraron durante un momento para después seguir con sus pláticas susurrantes.

Quise decir algo, pero me tragué las palabras y nos encaminamos hacia una mesa vacía, donde pedí una jarra de cerveza fría y helada para este terrible calor que estaba haciendo en este horrible y gran desierto.

Los tres nos dedicamos a mirar hacia nuestros alrededores, sabiendo que no había sido un buen lugar en el cual refugiarnos. A veces alguno de los sujetos que teníamos a un costado nos lanzaba miradas amenazantes, mientras otros susurraban algo a nuestras espaldas y nos señalaban. Tragué saliva a causa de nerviosismo, aunque poco después cuando la jarra de cerveza llegó hacia mi junto con un tarro vacío, me serví el líquido amarillento y espumoso sin pensarlo y lo pasé por mi garganta cual hombre sediento.

— Este lugar no me agrada mucho —dijo finalmente Crystal, que se daba cuenta de que varios sujetos la miraban por mucho tiempo. Aquello me molestó, pero no me atrevía a causar una revuelta por ahí.

— Lo sé, a mí tampoco, pero es necesario —confesé y me coloqué la gorra negra y amarillenta hacia atrás, mientras un par de mechones azabaches caían por mi frente— Si queremos descubrir quienes forman parte de ese gremio, tenemos que ir por los lugares más siniestros.

— ¿Y qué hemos logrado con ello? —Silver refunfuñó, como solía hacer siempre.

—Oye, tranquilo viejo —le dije— ¿Por qué no tomas un tarro de cerveza? Te vendría bien.

— A la mierda tu tarro de cerveza —dijo el pelirrojo, aunque levantó un poco la voz.

— Silver… —Crystal, ruborizada por la escena que estaba haciendo, intentó calmarlo pero no pudo.

— Aceptémoslo —el chico puso un puño sobre la mesa llena de astillas— Han pasado más de tres meses y no hemos tenido una mínima idea de nada. A este paso no conseguiremos nada y nos sacarán de la UEO.

— Silver —reí nervioso mirando hacia los jugadores que nos observaban con atención— ¿Quieres bajar un poco la voz? Estás avergonzándonos ¡Tranquilos, mi amigo está bajo efecto del alcohol y…!

— Cállate —el chico finalmente tiró el tarro de cerveza que le había servido, y mojó mis ropajes.

— ¡¿Qué te sucede?! —levanté la voz y entonces me valió que la gente nos mirase. Me había levantado tan brusco de mi asiento que Crystal intentó sentarme de nuevo, pero forcejé.

— Chicos… por favor…

— ¡¿Qué me sucede?! No hemos conseguido nada. ¡Nada! Tienes suerte de que Ciprés sea bondadoso y paciente, si no ya nadie te querría dentro de la UEO.

— Te recuerdo que los tres se nos ha asignado esta misión.

— Pero tú te crees el líder de nosotros tres, y nos has guiado a donde tú quieres. Gracias a ti no hemos podido conseguir nada.

— Chicos… —Crystal me ponía una mano en el brazo.

— ¡¿Y por qué tú no haces algo, eh?! ¿Por qué el gran Silver no hace algo al respecto? ¡También obtendrías los mismos resultados!

— No… todo sería diferente si tú no estuvieses con nosotros. ¿O no, Crystal?

La chica bajó la mirada. No quería intervenir, aunque se ruborizó por lo que había dicho Silver. La peli-azul titubeó durante unos instantes, pero ahora entendía lo que trataba de decir.

— Es cierto… no… no hemos conseguido nada… pero no es culpa de Gold. Los tres tenemos que…

— Sí —interrumpí furioso— ¿Quién dijo que iba a ser fácil, Silver?

— Nadie, pero por lo menos deberíamos de obtener algo ya ¿No? —el chico azotó su mano sobre la mesa y ésta se rompió.

— Pues si no te gusta ¿por qué no vas con Ciprés y le dices que te asigne otra misión? Sería mucho más fácil.

— Me largo… —confesó y pronto abandonó la estancia, abriendo la puerta y dejando que la tormenta de arena invadiera por unos segundos la taberna.

— Silver… —Crystal lo siguió y yo me uní a ella. Ambos salimos en una tormenta donde arena en la que el sujeto ya no podía apreciarse— ¡Silver!

Súbitamente la cólera dentro de mis venas fue tanta e iba a una velocidad tan impresionante, que saqué mi arco y tensé una de mis flechas de oro. Ésta viajó por la tormenta de arena y desapareció entre la capa marrón del ambiente. Una onda de aire se hizo presente en el ambiente, y pronto toda la arena que atormentaba el viento se desvaneció y nuestra vista nos permitió ver todo el pueblo en el que nos encontrábamos. La flecha había chocado con la espada plateada de Silver, que pudo recibir el impacto de la flecha y absorbió su poder con suma tranquilidad. Poco después, la arena comenzó a invadir de nuevo el ambiente, aunque ya podíamos ver con más claridad a Silver. El chico ahora estaba más que furioso; refunfuñó, y colocó ambas manos en su espada y fue directo hacia mí, mientras yo colocaba otra de mis flechas tensada al arco dorado.

— ¡PAREN YA!

Crystal levantó un muro de arena sobre nosotros. El muro se separó en dos y viajó cual grandes olas hacia mí y Silver, despidiéndonos varios metros, hasta que sentí el muro destrozado de unas ruinas que había en el pueblo en el que estábamos. Sentí un gran dolor de espalda, pero no era comparado con la rabia que había sentido.

Crystal ahora estaba furiosa, pero cuando Silver se reincorporó, no dijo nada y se alejó como si nada hubiese pasado. El pelirrojo desapareció nuevamente entre una tormenta de arena que comenzó a ser más espesa, hasta que Crystal se arrodilló y hundió las manos en la arena caliente. Unas gotas salinas trataron de humedecer la arena, pero lo único que hacían era humedecer las mejillas pálidas de la peli-azul. Levanté mi gorra del suelo y me la volví a colocar, mientras veía cómo Crystal había estado llorando por la huida de Silver, sabiendo que él ocultaba algo… Silver no huía así porque sí. Sé que ocultaba algo. Por mí hubiese sido fantástico que Silver ya no estuviese más con nosotros, puesto que además de todo estaría a solas con Crystal, pero me equivocaba.

La chica los próximos días comenzó a llorar por las noches, y cada que intentaba alegrarla, me respondía a secas o con la mirada perdida en el suelo. No sabíamos cómo decirle a Citron que Silver había renunciado a la UEO, o eso era lo que ambos creíamos. Tal vez Silver regrese pidiéndonos perdón, o tal vez nunca regresara. De lo que estaba seguro, es que Crystal sentía algo por Silver, puesto que no dejaba ni un momento de estar triste por su partida.

Una gran luz iluminaba la oscura habitación que habíamos alquilado para pasar la noche. El mapa beta de todo PBO estaba siendo examinado por Crystal, donde veía la posición de cada uno de los jugadores de PBO, excepto claro, de los del Gremio Rocket y/o sus aliados. Cuando Ciprés había creado aquel mapa que había costado bastante tiempo realizar, pensé que era el mejor invento del mundo; ahora, sólo quería que aquel mapa desapareciera de la faz de la tierra, ya que no me dejaba dormir y Crystal lo único que hacía era ver un punto rojizo deambular por los niveles de PBO, sabiendo que se trataba de Silver.

La chica quería convencerlo de regresar, pero tenía miedo. Además, sabía de sobra que él no regresaría debido a mi presencia y a, según él, mi estúpida manera de realizar las misiones que la UEO nos asignaba.

Cerré mis ojos nuevamente, pero entonces oí el llanto de Crystal mientras ésta cerraba el mapa beta de la UEO y miraba a través del cristal de la ventana. La chica finalmente se acostó en otra de las camas de la habitación y se quedó contemplando el techo.

Cuando recargué mi cabeza de lado en la almohada, la miré desde el otro lecho en el que me encontraba. La chica seguía con la mirada perdida; se veía tan linda y hermosa a pesar de estar triste. Además, tenía una gran personalidad. Recuerdo que en varias ocasiones se reía de mis chistes, o se preocupaba cada vez que hacía algo indebido; lo malo de todo, es que aceptaba que había sentido algo por ella. No obstante, también recuerdo cómo ella miraba a un Silver que se dedicaba a estar en silencio la mayoría del tiempo y a quejarse de todo; notaba cómo ella lo miraba a él, y sin duda sabía que la moza no sentía lo mismo por mí. Maldita sea…

De pronto, vi que Crystal me había estado mirando, y traté de esconder mi rostro en las sábanas blanquecinas de la cama, aunque ella rió.

— ¿En qué piensas? —me preguntó.

— En nada.

La chica se quedó en silencio, pero súbitamente comenzó a hablar.

— Recuerdo cuando Citron nos había convencido de unirnos a mí y a Silver a la UEO. Yo había sido una chica solitaria, aunque beta después de todo. Cuando escuché el rumor de que un Gyrados rojo estaba en la laguna del nivel 5, quise ir a por él para ver si los rumores eran ciertos. Sin embargo, a orillas de la laguna me encontré con Silver. Él confesó que también venía por el Gyrados para capturarlo, puesto que no era un Pokemon muy común por PBO. Ambos luchamos con todo lo que teníamos y finalmente dejamos al Pokemon acuático en un estado crítico. Ni siquiera nos costó trabajo el derrotarlo, a lo que sería caso contrario si un novato o jugador promedio luchaba con el Pokemon. El problema fue cuando decidimos quién debería haber capturado al Gyrados —la chica rió, aunque dio un bostezo— Nadie de nosotros pudo conseguirlo, puesto que alguien había rematado al Pokemon hasta desaparecerlo en pixeles. Citron había contemplado toda la batalla, y cuando nos contó sobre la UEO, ambos no sabíamos si era seguro el unirnos a una unidad que tenía como misión salvar todo el juego. A final de cuentas, el rubio nos convenció no sólo por todo lo que nos había confesado, sino porque Silver en cierta parte me había agradado, y quería pasar tiempo con él a su lado. El chico se unió a la UEO después de pensarlo, por lo que yo también acepté. Esa es la historia… —la chica se quedó en silencio y me miró. Tenía los ojos más hermosos y cristalinos que había visto jamás—… Nunca te la había contado. ¿Cierto?

— No —ambos reímos, aunque por dentro yo estaba destrozado.

La chica finalmente después de un rato cayó rendida ante el sueño. Yo me quedé contemplando su rostro desde mi cama durante un rato más. Di un gran suspiro y después de grabarme aquel rostro apacible en mi mente, supe que debía de hacer lo correcto.

Me paré sigilosamente de la cama y me vestí. Abrí la puerta y salí de la habitación para caminar por las tranquilidades del pueblo. Poco después, abrí el mapa beta y vi que Silver estaba en un lugar frío del nivel 22.

Como sea. Aun así iría y le diría que Crystal estaba enamorada de él. Sé que sólo así regresaría a nuestro grupo y seguiría con nosotros.

Sentí una capa cristalina en mis ojos, y una gota salada cayó de mis mejillas, pero la limpié rápidamente con la manga de mi túnica. Volteé rápido a ver si alguien me había visto llorar, pero cuando noté que no había ni un alma en el pueblo que dormía tranquilamente, suspiré de alivio.

Debía hacer lo correcto.

No soportaría ver triste a Crystal una vez más, a pesar de que sabía que el que iba a estar realmente destrozado iba a ser yo.

— Estúpido Silver —dije— Estúpido amor.


Brock

No había descansado adecuadamente en el tiempo que había pasado con N. El entrenamiento era duro, pero el descubrir las mazmorras era aun más. Sentía que el poder en mí era cada vez mayor, y sobre todo la inteligencia de saber dónde estaban las mazmorras comenzaba a ser más fácil para mí. Hubo ocasiones en las que sin la ayuda de N, podía descubrir yo solo las mazmorras. El de mata esmeralda me felicitaba y sabía que estaba haciendo bien con el entrenamiento que me daba. Cada vez íbamos a una velocidad más rápida de lo normal, descubriendo las mazmorras de los niveles. Cada vez me sorprendía más, aunque el misterio en N era cada vez mayor.

Ambos estábamos en el último nivel del juego, como siempre descubriendo lo que sería la próxima mazmorra. Era el nivel 37. El sol estaba escondiéndose por el ocaso, causando que los rayos se iluminaran de un gran color carmesí y anaranjado. Las nubes pronto tenían una capa fina amarillenta y las montañas también parecían ser del mismo color debido a los arboles otoñales que abundaban en el gran bosque que nos encontrábamos. Los robles nos rodeaban a lo largo de un sendero que seguíamos, mientras varias hojas carmesí muertas danzaban al compás del viento y caían cubriendo el sendero que seguíamos.

Pero pronto N paró en el camino; N podía hacerse notar a varios metros de distancia, debido a que su mata esmeralda y sus atuendos blanquecinos resaltaban en un ambiente escarlata y anaranjado. El mozo se detuvo cuando vio un gran puente que servía de conexión entre un acantilado y otro; el puente era de madera y estaba adornado en su mayor parte por varias hojas que se habían situado ahí a causa del viento; algunas cuantas sufrían un destino cruel y caían por el vacío que había sobre el puente, mientras otras pasaban de largo y seguían por las penumbras escarlatas de los robles que había al otro lado del puente mohoso y rojizo de piedra.

— ¿Aquí están las mazmorras? —Cuestioné al ver que el chico había parado bruscamente.

— No…

— ¿Entonces?

Pero no obtuve respuesta. El sujeto miró más allá del puente, cuando de pronto tanto él como yo sentimos una extraña presencia aparecer sobre el sendero que había más allá. Un jugador con una túnica blanquecina por una mitad y negra por otra, apareció sobre el otro lado y se paró para examinarnos de pies a cabeza.

— ¿Quién es? —volvía a preguntar, pero no obtuve respuesta. Lo único que pude ver de aquella persona fue que la túnica era única, debido a que dos colores partían a la mitad la capa que caía por su espalda; en medio de la túnica, un signo peculiar me resultó familiar, aunque a decir verdad jamás había visto aquel escudo en mi vida.

—Ese símbolo…—mencionó N con las pupilas grisáceas contraídas cuando vio que el Ying y el Yang estaban bordados en medio de la túnica de la persona que también se sorprendió al ver a N.

En un acto súbito y sorpresivo, N se rodeó en un aura blanquecina. El sujeto corrió hacia ella, dejando a su paso varias hojas que se levantaron agitadamente por el aire. La chica intentó reaccionar, envolviéndose también en un aura carmesí como las hojas. N fue directo hacia la jugadora, pero ésta dio una voltereta en el aire y un golpe potente se incrustó en el vientre de N, aunque supe que no había sido un golpe característico de algún luchador.

Di un grito ahogado, puesto que jamás había visto tal movimiento por parte de alguien. La chica sonrió en medio de una gorra que le cubría la tez pálida, pero cuando N dibujó una comisura en sus labios, supo que no había pasado nada. N agarró su muñeca entre sus manos y volvió a zafársela del vientre. Éste no mostró señales de dolor, debido al aura sanadora que tenía sobre él.

— Tú… —dijo la chica sorprendida.

— Irás con nosotros —N sujetó la mano derecha de la chica con suma fuerza, y dobló su antebrazo, mientras la chica se desplomaba al suelo para gritar— Nos servirás de rehén.

No entendía lo que sucedía, pero sabía que N y el gremio de la chica traían algo en común… Sin duda cada vez aquel sujeto guardaba más misterios de los que ya tenía.


¿?

[VIDEO 1]

Mis pasos crujían encima del césped seco y ocre que se extendía varios metros. El pueblo comenzó a ser más notorio a medida que avanzaba; las casas eran más abundantes, varias carretas estaban estacionadas, y varios puestos de NPC habían estado solitarios. Lo diferente de este pueblo a muchos que abundaban en PBO, es que estaba completamente invadido de varias cenizas que desprendían un tono brillante y carmesí, con una hilera de humo perdiéndose en un firmamento tormentoso y lluvioso. Las gotas del cielo iban apagando poco a poco las cenizas que habían sido testigos del desastre que sucedió sobre el pueblo. Unas pequeñas llamas se hicieron notar en los restos de un par de muros de piedra que quedaban aun de pie, mientras que el césped color oro comenzaba a ennegrecerse debido a que la fila de llamas débiles iba carcomiendo todo a su paso.

La capucha me cubría de la lluvia y los rayos que adornaban lejanamente el cielo. El singo de Ying y Yang estaba bordado en mi túnica bicolor, comenzándose a humedecer a causa de la briza brusca de la tormenta. Cuando me adentré mucho más sobre el pueblo, noté a un jugador que estaba frente a una persona que suplicaba por su vida. No dije nada y ni reaccioné indebidamente cuando ésta lo terminó de un golpe, desapareciéndolo en pixeles.

El jugador, envuelto en un aura blanquecina, dejó de iluminar todo el pueblo el cual había arrasado él mismo. Cuando volvió a su estado normal, se quitó la capucha negra que le cubría la cabeza, y un par de mechones cortos azabaches empezaban a humedecerse en su cabeza.

No pude ver su rostro, pero sabía que estaba sonriendo debido al placer que sentía al haber arrasado con un pueblo entero lleno de jugadores novicios. Cuando se quitó la túnica negra para quela jugadora fuese mojada por la lluvia que comenzaba a ser más brusca y abundante, un par de atuendos blanquecinos sobresaltaban sus cabellos azabaches. Tenía una playera pequeña que le hacía resaltas las curvas de sus pechos, mientras unos pantalones cortos le hacían resaltar los muslos pálidos de sus piernas, usando unas botas cortas y una túnica blanca que no rebasaba sus cinturas, acompañada de una bufanda bastante esponjada, asemejando un par de nubes, con un collarín blanquecino adornando su cuello.

— ¿Qué quieres? —preguntó.

— Lo… lo lamento —titubeé. Su presencia daba miedo, pero debía ser valiente al darle la noticia—… pero hay algo urgente que debe saber, mi señora.

— ¿Qué es más urgente que interpretar mi papel de asesina? Estaba saliendo a la perfección —rió para sí misma, mientras recordaba cómo había matado al último novato del pueblo.

— Es… es White —nombré y la mujer se sorprendió.

— ¿Qué pasa con ella? —cuestionó, al mismo tiempo en que varios de mis mechones carmesíes se pegaban a mi rostro.

— Lleva varios días desaparecida. Al parecer alguien la ha secuestrado.

La mujer suspiró, aunque no supe si de rabia, desesperación o preocupación.

— Algo no me gusta de esto, Skyla —confesó y volteó hacia mí. Sus ojos cristalinos estaban rodeados de un pequeño maquillaje que le hacía resaltar la comisura de sus párpados— Dile a Black que vaya a buscarla. Yo tengo muchas cosas que hacer, como actuar, por ejemplo —rió nuevamente de una manera fría e inocente.

— Lamento interrumpirla en su actuación.

— No te preocupes, Skyla. Ha que me ha salido maravilloso, ¿no es así? —asentí— No por nada soy la mejor actriz del mundo.

— Tiene razón, mi señora. El Gremio Equilibrio siempre se lo ha dicho.

— Lo sé, lo sé. Ahora, vete y no me molestes. Tengo mucha gente aun por matar. Necesito concentrarme en mi papel.

— Sí, mi señora Diantha.

Pestañeé durante unas milésimas de segundo, pero cuando volví a abrir los ojos, ella ya no estaba.


Próximo capítulo: Padres preocupados