De acuerdo. Antes que todo quiero expresar mi opinión acerca de algo que he notado, o que a lo mejor estoy equivocado, pero quiero decirlo de todas maneras. Siento que alguno de ustedes (lectores), han abandonado el fic debido a que asumen que éste es intermibale. Es cierto, llevo poco más de 60 capítulos y aun no se ve siquiera la conclusión de la trama, ni siquiera va a mitad de temporada. Debo confesar que es algo pesado el seguir el hilo de una novela extensa, y siento que algunos han dejado a medias este fic porque la principal razón es que presienten que tarde o temprano no lo continuaré. "¿Para qué leo esta novela que no tiene fin si a final de cuentas tarde o temprano lo abandonará?" o "¿Para qué sigo si nunca va a acabar este fic?" Cierto, la historia ha sido larga y creo que apenas va por la mitad. Mi plan es dividir la historia en cinco arcos argumentales, y ya vamos por la tercera parte. Cierto, es algo pesado y ojalá yo quisiera terminar antes, y si puedo juntar el cuarto y quinto arco en uno solo qué mejor, pero no sé si sea posible. Entiendo que es fastidioso el seguir una historia que tiene dos capítulos por semana, o a veces uno semanal, y se van atrasando o bien dejan la historia inconclusa debido a la extensión. Pero quiero pedirles de favor: que no piensen que yo no abandonaré el fic. YO JAMÁS LO VOY A ABANDONAR, A PESAR DE QUE TENGA OTRAS PRIORIDADES COMO LA UNIVERSIDAD Y MI VIDA PERSONAL. A veces debo sacrificar las fiestas, las salidas con los amigos, para escribir estos capítulos. A veces tengo que dormirme hasta muy noche para terminar un capítulo o plantear la historia, y mira que un capítulo me lleva a lo mucho unas cinco o seis horas. POR FAVOR, NO PIENSEN QUE ABANDONARÉ EL FIC, Y AUNQUE SÉ QUE ES ALGO EXTENSO TENDRÁ UN FINAL. SE LOS PROMETO. :) Y aunque pierda lectores, si hay uno que siga comentando, terminaré el fic por él. No... No... terminaré el fic porque tengo que terminarlo. El fic ya es como una parte de mi vida, que si dejo inconclusa, no sé que sería de mí. Lo terminaré, y aunque sé que es algo pesado el leer varios capítulos, les prometo que ninguno será aburrido. Sólo necesito parte de su tiempo, aunque no quiero decir que los presione. Sólo que no dejen el fic a medias, pensando que tarde o temprano lo abandonaré. ¿De acuerdo? :D

Un tio sin compu: En efecto, el capítulo será en parte de Drew. Mi shipping favorito... Me la pones difícil, pero creo que es el OldRivalshipping y el MangaQuest

Oshe cy q cy: Jaja a mí también me costó el imaginarmelo sonriendo.

MatchMon: Imagina que este tercer arco argumental es el de HP y la Orden del Fénix (no te lo imagens tal cual xD no tienes tantas páginas). Es la temporada más larga :O Y tengo planeado otras dos más, aunque quiero hacer todo lo posible para reducirla a una para que no se haga tan pesado el fic.

Larekin: No :P Aunque tendrá algo que ver. Es algo complicado de explicar.

baraka 108: En el hospital sólo estaban los padres de Dawn, así que sólo de ellos se vio su reacción :P

Poker Kinght: Maldito Paul hdp :(

Kuroi: Iris se ve muy sospechosa. ¿Acaso será traidora? ¿Y Yellow qué se tendrá entre manos?

Bueno, disfruten y nos vemos el martes.

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VIDEO 2: One Piece OST - Luffy Punches Tenryuubito

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Capítulo 63

Loco por poder


Trip

El plato estaba delicioso, pero simplemente no me podía concentrar con la presencia de aquel sujeto frente a mí. Paul me miraba de vez en cuando, pero la mayoría de las veces intentaba ganarse el afecto de los padres de Hikari o reía falsamente. ¿Por qué lo hacía? ¿Qué ganaba con obtener el cariño de sus padres? No lo entendía.

— ¡Qué gracioso! —Johanna reía mientras se levantaba y recogía los platos de la mesa. El padre de Dawn también reía por lo que había dicho Paul. ¿Y qué era lo que dijo? No lo sé. Estaba más concentrado en mis pensamientos que en la plática en sí. El único que había estado serio en ese momento era yo, y los dueños de la casa se dieron cuenta de ello.

— Y cuéntanos Trip… —intervino el hombre— ¿Qué tienes pensado estudiar en la universidad?

— Oh… —sinceramente no he pensado en eso últimamente. De hecho, no hay nada que pensar por ahora sobre el futuro real. El único propósito que tenía era salvar a todos los de PBO, pero por obvias razones no podía contarles a los padres de Hikari que estaba intentando salvar miles de vidas, y que era un jugador de PBO que había pasado tiempo con su hija—. No lo sé. Creo que Leyes.

— Interesante carrera —confesó Paul, que finalmente me dirigió la palabra— ¿En qué universidad?

— No lo sé —le contesté secamente.

— La Universidad de Luminalia es muy buena —Johanna regresó con las manos vacías para llevarse otro conjunto de platos sucios.

— Sí, yo pienso estudiar ahí —Paul sonrió— Sin duda estoy seguro de que seré el mejor de la clase.

— ¿Mucha confianza, eh? —el hombre rió, mientras agarraba de las caderas a su esposa.

— Sí, bueno, no quiero ser presumido pero soy el mejor en lo que hago.

— Da la casualidad que yo también soy el mejor —comenté y mi mirada duró bastante tiempo en los ojos de Paul.

— Pues eso tendrá que verse… —dijo sabiendo que estaba lanzando una indirecta.

— ¡Oh, aquí tenemos a unos niños competitivos! ¿No, Johanna?

— Cierto —la mujer soltó varias risitas.

— Dawn siempre eligió bien a sus amigos —finalmente nombró a su hija, que no lo había hecho durante un buen rato—… Ella estaría orgullosa de ustedes dos.

— Y también de ustedes —confesó Paul— Nadie soportaría tanta paciencia para permanecer en un hospital.

— Sólo ha sido un año y unos meses más. No es nada —el padre de Dawn pronto se vio entristecido, aunque intentó disimularlo.

— En serio. Sé que ella está muy orgullosa.

— ¿Cómo lo sabes? —le cuestioné. Un silencio instantáneo se propagó por la sala.

—Yo la conozco muy bien.

— ¿Qué? Si hace poco dijiste que hace mucho que no la veías —dibujé una leve comisura en mis labios— ¿Cómo es que puedes conocerla muy bien?

— Hablas como si también la conocieras del todo.

— No. No la conozco tan bien. Nunca pensé que ella fuese a tener amigos como tú.

— ¿Cómo yo? —Paul se avergonzó al ver que el padre y la madre de Hikari nos veían con confusión— Perdónenlo pero no sabe de lo que…

— ¿Cómo tú? Perdón. Me he equivocado —solté un bufido— Quise decir a gente que la apuñala por las espaldas.

El silencio nuevamente se hizo bastante largo esta vez. La indirecta había llegado justo hacia Paul, sabiendo que él había triacionado al gremio de Hikari y a todos sus miembros. El chico se enfureció pero intentó disimular el entrecejo, puesto que los padres se quedaron sorprendidos por lo que sucedía.

— Disculpen… —Johanna levantó la mano y quiso saber lo que sucedía— Pero no entiendo qué…

— Oh, no es nada —sonreí y tomé un sorbo de agua— Problemas amorosos.

— ¿Q-qué? —el padre intentó mantener la compostura y se ajustó la corbata y el cuello de la camisa.

Paul se sonrojó levemente, pero pronto jadeó de rabia.

— No, no es lo que creen —el de mata púrpura vio a los señores— Son solo malentendidos. Su hija y yo no hemos tenido nada.

— Como digas —dije, sabiendo que él tenía razón. Yo de hecho me refería a su traición, pero obviamente los señores no iban a entender de lo que hablábamos— He escuchado mucho de ti Paul, aunque no lo creas. Antes de que Dawn jugara ese juego, ella y yo hablábamos, y me decía que tu padre viajaba mucho… de aquí hacia allá, de allá hacia aquí. La cuestión es que ahora se encuentra en Ciudad Luminalia, ¿no es así?

— ¿Mi… mi padre?

— Sí… tu padre —y entonces le lancé una mirada, entendiendo que me refería a Giovanni, su líder— ¿Dónde está él ahora? —el silencio se hizo prolongado— ¿Dónde está? —repetí.

Paul sonrió. Sabía que entendía mis indirectas, pero también yo tenía el presentimiento de que él no iba a responderlas así como así.

— Sinceramente… no lo sé.

Paul rápidamente se levantó de la silla, no sin antes despedirse de sus padres.

— Tengo que irme —dijo ahora sin una sonrisa.

Los padres aun seguían consternados por la conversación que había tomado lugar. Yo imité a Paul y extendí una mano para despedirme de sus padres, que se sorprendieron.

— Pero… pero aun falta el postre —avisaba Johanna.

— Ha surgido una complicación —se despidió Paul.

— Bueno, de todas maneras… eh… —el padre de Dawn no sabía qué decir— Gracias.

— Gracias a usted, por invitarme a su cena. Estuvo deliciosa. Ojalá mi padre hubiese venido, pero me dijo que estaba algo ocupado con una empresa de nombre UEO. Como sea, gracias —Paul intentó forzar una sonrisa y desapareció por la entrada del comedor, mientras una puerta se abría y se cerraba.

Mi corazón se agitó. ¿Cómo es que sabía de la UEO? ¿Cómo es que él y Giovanni sabían de la UEO? El sudor comenzó a emanar por mi frente y pronto el color de mi tez se tornó pálida. La madre de Dawn se dio cuenta de mi repentina y extraña actitud, pero la detuve levantando una mano y luego le agradecí.

— Gracias —les agradecí, pero Johanna me detuvo por la manga del saco elegante que traía.

— Chico… —la mujer se veía algo entristecida— Sé que parece que no nos preocupamos por nuestra hija, pero no es así —le mujer fue abrazada por el hombre, y ambos cerraron los ojos— Estoy segura de que algún día ella despertará, como lo hizo el chico de hace poco, Ash Ketchum. Aún no perdemos las esperanzas… aún no las perdemos.

Quise consolarlos, pero no había tiempo. Me tragué las palabras que iba a decir, asentí algo nervioso y avergonzado por la actitud que estaba tomando, y me encaminé hacia la puerta, donde ellos me acompañaron. El cielo estaba despejado ésta vez, aunque todavía había humedad por la gran tormenta que tomó lugar el día anterior. Los padres se despidieron de mí con la mirada, pero antes de bajar las escaleras de la entrada hacia su casa, me detuve en seco.

— Ella despertará. Se los prometo.

Caminé por las calles hasta que noté que ellos cerraron la puerta de su hogar. Cuando lo hicieron, vi una silueta más adelante, por lo que corrí hacia ella con suma velocidad y cuando estuve a sus espaldas, lo jalé del hombro para voltearlo hacia mí. El peinado de Paul se vio alborotado por la súbita y brusca vuelta, aunque estaba sonriendo misteriosamente y reía como si algún chiste gracioso hubiera escuchado.

— ¿Cuál es la gracia? —dije enfurecido— ¿Dónde está? ¿Dónde está tu líder?

— ¿Qué no ves? —Paul reía, y pronto su risa fue una carcajada— Todo está perdido para ti y para Ciprés.

Ciprés… ¿Qué? ¿Cómo lo sabía? ¡¿De dónde ha obtenido todo aquello?!

— ¿C-cómo…?

— Ya, ya… no pasa nada, Trip —el chico no paraba de reír— Ya no hay nada que hacer. ¿Por qué no mejor vas a estudiar Leyes? Ya no hay nada que puedas hacer dentro de PBO.

— ¡Maldito imbé…!

— Ya no tendrás ayuda. Hikari está desaparecida, y sé todo el plan sobre Masato. No hay nada que puedas hacer ahora…

El chico se alejó riendo por la oscuridad de la noche donde los faroles de la calle alumbraban un vecindario apacible e inocente. Me quedé ahí, aun agitado por todo lo que pasaba. No comprendía nada, y no sabía qué iba a hacer ahora. Si era cierto que Giovanni sabía sobre el plan de la UEO, sobre la identidad de nuestro líder y sobre todos nuestros planes, estábamos totalmente perdidos. No había duda de ello.

Agarré temblorosamente el teléfono de mi bolsillo y marqué un número. Mi voz estaba entrecortada…

— Ciprés… —nombré cuando alguien me contestó al teléfono— Habla Trip. Tenemos serios problemas.


May

— Deberías dormir.

Su voz repentinamente me llenó de sorpresa. Había estado tan sumergida en lo que podría haber pasado con Brendan, con Shigeru o con los demás miembros novatos que no tenían nada que ver con esto, que la voz de Ash me sorprendió por completo.

El chico se acercó hacia mí tímidamente, con sus ropajes esmeraldas resplandeciendo a la luz de la luna que se asomaba por la cordillera oscura en el horizonte. El paisaje era hermoso, no lo niego: una milla de llanura y césped grueso y verde se extendía hasta perderse en donde comenzaban los árboles que inundaban el gran horizonte, la luna resplandecía totalmente iluminando una noche solitaria, y varios Pokemon voladores estaban suspendidos en el aire programados para acompañarme en esta noche. Lo único malo de todo ello era que no prestaba siquiera atención a ello, debido a que estaba más al pendiente de mis pensamientos que de otra cosa.

Mis piernas colgaban del acantilado en el que me encontraba, mientras me apoyaba sobre una roca de musgo y más atrás había un par de árboles que nos cubrían del frío, con una hoguera en la que ya se encontraban todos dormitando. Los ronquidos de Citron eran los más notorios, por lo que tuve miedo de que alguien nos descubriese debido a sus ruidos.

Ash se colocó a mi lado y comenzó a menear sus pies de un lado a otro en el vacío del barranco, donde el final del vacío eran más pinos altos y oscuros. El chico esperó a que le respondiera, pero yo estaba tan confundida por todo, que no sabía qué responder.

— Él está bien —me repitió por enésima vez, mientras yo asentía indecisa.

— ¿Quién? ¿Mi hermano?

— No… —negó— Brendan.

Ash me miró y sonrió, aunque sabía que él estaba también preocupado tanto por su compañero como por Gary.

El chico se había comportado de manera tan normal desde el momento en que me había contado todo sobre la UEO, la misión que tenía y la razón por la cual se había hecho parte del gremio. Al momento en que regresó después de que había hablado con su líder y me había comentado todo, reaccioné menos desesperada de lo que creí. No me importaba que Ash ocultara cosas sobre él, sino que me preocupaba más lo que había mencionado de Masato.

— Él es un miembro del Gremio Rocket, uno de los gremios secretos que ha estado matando a los novatos. Aun no sabemos su verdadero plan ni su verdadero propósito, pero tu hermano ha estado eliminando a gente y también ha estado reclutando a personas. Teníamos el presentimiento de que él no estaba haciendo esto por gusto, por lo que decidimos que él sería una buena opción para que nos ayudase a la UEO a salvar a todo PBO, siendo el espía intermediario entre su gremio y la UEO —las palabras de Ash resonaban en mi cabeza.

Los días siguientes no había hablado mucho. En ocasiones me pasaba la mayor parte del tiempo pensando en las cosas que mi hermano me había estado ocultando todo este tiempo, y en la mirada y los sollozos que me había dedicado momentos antes de desaparecer. Un par de días después, uno de los miembros de la UEO había hecho su aparición y confesó que iba a ser de ahora en adelante tanto mi protector como el de los demás, así como el encargado de llevarnos a Ciudad Subterránea y rescatar a mi hermano. Citrón parecía ser una buena persona, aunque en su mayor parte era algo parlanchín e intentaba animar un ambiente decaído. Flannery también ha apoyado al rubio en animar el ambiente, aunque sin éxito alguno; Roxanne sólo se dedica a quejarse, insultar y dar cumplidos a Ash y a molestar a Wallace; éste ha permanecido la mayoría de las veces en silencio, sabiendo que tenía un pasado que nadie quería que se supiera; Ash por su parte intentaba no mostrar debilidad alguna a pesar de tener en mente que él estaba siendo buscado, que su madre había estado raptada y tal vez asesinada por ese gremio, que una de las chicas del instituto, Serena, ha huido por su culpa, que ha matado a varios jugadores sin intención alguna y que casi pierde la vida a manos de un jugador maniático, además de que la UEO le hizo romper la relación que tenía con la Novata Índigo. Sin duda su positiva actitud y la manera en la que me apoyaba eran de elogiarse, sabiendo que él estaba más destrozado por dentro que cualquiera de nosotros.

— ¡Venga, es hora de levantarse! —recordaba cada mañana la voz de Citron— ¡Es hora de ir a un nuevo refugio, venga! ¡Levántense, malditos perezosos! —Flannery era siempre la que le hacía caso, mientras Roxanne maldecía por lo bajo y era la última y más difícil de levantar.

Estas dos semanas hemos ido de un lugar a otro, a lugares sumamente reducidos e inhóspitos. Hubo un día en el que Citron nos dirigió por un bosque de hojas oscuras, donde había varios Pokemon salvajes sumamente poderosos, que si hubiese ido yo por mi cuenta, no habría sido capaz de sobrevivir. Otro día pasamos la noche en un burdel que apareció milagrosamente en un camino río abajo, aunque al entrar tuve miedo cuando noté la mirada de un par de jugadores siniestros que susurraron por lo bajo. Eso sí, Citron podía ser cómico, parlanchín y bastante alegre, pero cuando aquellos dos sujetos nos miraron, la simple presencia de su Diggersby y la mirada amenazante que lanzó a través de sus lentes fueron suficiente para que ellos nos volvieran a vernos nunca más, huyendo del lugar cuanto antes.

Y ahora estábamos aquí, en un bosque tratando de conciliar el sueño, esperando nuevas noticias sobre el líder de la UEO para que nos indicara cuándo es que podíamos infiltrarnos en Ciudad Subterránea.

Y aunque Max era mi primera prioridad, no podía evitar el preocuparme por Brendan. No sabía nada de él ni de Shigeru, ni siquiera nada de Drew. ¿Qué había pasado con el Gremio Esmeralda? ¿Qué pasó con todos los novatos que alababan al Nuevo Rey y a su gremio? ¿Fueron realmente asesinados? ¿Drew seguirá en el poder? ¿Brendan… no estará ya más en el juego, o estará aprisionado en el Castillo Esmeralda? Aquella chica… Cynthia… ¿qué pasó con ella?

Pero estábamos tan apartados de la sociedad virtual que no tenía nuevas noticias de nadie. Citron ni siquiera podía contactar a su líder, puesto que él sería el que se contactaría con nosotros. Ash tampoco podía saber nada de nadie, porque nosotros dos sobretodo, éramos buscados por el Gremio Rocket. Él para ser secuestrado, y yo para ser asesinada. De cierta manera no tenía mucho miedo sobre aquella idea; no tenía miedo a la muerte, no obstante, tenía miedo a que alguien más muriera por mí, y sin duda Brendan podría haber sido esa persona, o mi hermano, o Shigeru. Y claro, todos son betas y no pueden morir realmente, pero aun así no estaban seguros en la vida real. Nadie lo estaba.

— Él está bien… —me volvió a repetir cuando notó que me había vuelto a sumergir en mis pensamientos. Sus cabellos azabaches fueron agitados por un repentino viento que inundó el barranco. La hoguera detrás de nosotros se apagó y dejó un par de cenizas carmesí que dejaron brillos débiles que carcomían las mismas.

Lo único que hice fue mirarlo a los ojos y sonreírle. Me desajusté la pañoleta esmeralda que estaba sobre mi cabeza y mis cabellos castaños danzaron con el viento. Los ronquidos de Citron se fueron apagando, aunque la voz sonámbula de Roxanne insultando a Ash se hizo presente. Satoshi rió y yo lo imité, pero entonces supe que era el momento para preguntarle lo que había estado pensando durante este tiempo deambulando por todo PBO.

— Ash… —y entonces, me quité la pañoleta cuando ésta estuvo totalmente desajustada en mi cabeza; me la llevé a la mano y la estrujé con todas mis fuerzas, sintiendo una impotencia inexplicable— Necesito… necesito ir a ver qué es lo que pasó con mi amigo.

El chico no se sorprendió. Él sabía que todo este tiempo he estado tratando de averiguar la conclusión de la batalla entre él y Shigeru contra el Gremio Sinnoh. El azabache se quedó inexpresivo, mirando hacia el vacío, ahí donde los pinos se mecían con el viento.

— May… —el chico trató de impedir que aquellos pensamientos pasaran por mi cabeza— Citron no nos lo permitirá. Es muy arriesgado y no… no quiero que mueras. No quiero que…

— Por favor —y tomé una de sus manos, la entrelacé con la mía y le lancé una mirada de súplica. A pesar de que sus ojos eran oscuros como la noche, pude verme reflejada en ellos, con un rostro tan inocente y herido, que por un momento sentí lástima de mí misma. Las gotas salinas aparecieron lubricando mis orbes esmeraldas, pero cerré mis párpados con fuerza para evitar llorar, puesto que quería verme fuerte y valiente— Olvídalo… iré yo sola. Voy a ver qué es lo que sucedió.

Me paré, sacudí mis ropajes ligeros que tenía, sintiendo un frío repentino en mis extremidades. Me alejé a pasos sigilosos para no despertar a los demás miembros y comencé a adentrarme en el bosque de la montaña, descendiendo hacia la llanura. Pero entonces, noté que Ash me seguía… sabía que iba a impedir que me fuera.

— May… —susurró para no causar un alboroto.

Cerré mis puños por la ira.

— Lo siento, pero no puedo permitirme que a Brendan le pase algo. Necesitamos saber qué pasó con él. Necesitamos saber qué pasó con Shigeru y…

— Escucha —él suspiró, tomándome del brazo y levantando mi barbilla para que lo observara fijamente— Voy contigo, pero sólo vamos por Brendan y huimos de ahí. ¿Entendido?

— De acuerdo —sonreí tristemente, aunque por alguna extraña razón no me alejé de su rostro.


Drew

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Esta vez ya no era lo mismo. Ya no era lo mismo deambular por los pasillos de mi castillo sintiendo que era la máxima autoridad de todas. Ahora me sentía inseguro, volteando a todos lados para ver si nadie me agarraba por desprevenido. Pero no… no podía permitir que me vieran de esa manera.

Las antorchas esmeraldas iluminaban mi cabello, resaltando su color aun mucho más de lo que ya era. Caminé por un par de pasillos, mientras veía a un costado que un jardín totalmente destruido adornaba los aposentos de la edificación. Varios herreros realizaban sus labores construyendo tanto escaleras, puentes, las torres destruidas, losetas fuera de su lugar y finalmente iban a dejar al último el jardín donde el césped había sido convertido en cenizas. ¿Por qué hasta el último el jardín? ¿Por qué hasta el último la parte que más me gustaba del castillo?

Cuando llegué a una sala grande, de hecho, la sala más grande de todo el castillo, al final de ésta había un trono de hierro, con piedras esmeraldas resplandeciendo por toda la silla. Una alfombra del mismo color me dirigía hacia allá, y cuando llegué al final de ésta, me senté finalmente en el trono, con la corona de incrustaciones esmeralda haciéndose notar en mi mata verdosa.

Qué rara sensación.

Había tenido todo ya: Poder, fama, gloria, un gremio, liderazgo. Y con todo ello, era controlado bajo los hilos de alguien que tenía mucho más liderazgo que yo. Su poder, misterio y manera de manipularme eran mucho mayores a lo que yo jamás había imaginado, y sin duda ella había ganado. Esa mujer rubia finalmente había ganado, maldita sea.

Aun no entiendo cómo es que había ganado siendo nosotros mayoría, pero lo último que recuerdo fue que en medio de la batalla, cuatro enemigos aguantaban, alejándonos del castillo hasta que desaparecían en las afueras de éste. Mientras tanto, yo peleaba con Paul hasta que perdí la consciencia y aparecía en la torre más alta del castillo, siendo amenazada por aquella mujer y viendo cómo Shigeru se unía a un gremio del cual no tenía ni idea.

Y vaya que aquella jugadora era sumamente lista: Ahora los que habían atacado Ciudad Esmeralda y su castillo, eran parte del Gremio Esmeralda. Después del ataque inesperado y de la huida de varios jugadores novatos que vieron sus rostros, sin duda muchos los odiarían, pero ahora formaban parte del gremio. ¡Ahora eran de mi gremio! Cynthia me había forzado a decirle a todos mis subordinados que ellos sólo venían por Satoshi, porque planeaba traicionar al Gremio Esmeralda, y vaya que los novatos son muy ilusos. Bueno, a final de cuentas ahora veo por qué me costó mucha facilidad el obtener su confianza.

Cynthia no sólo me obligó a hacerles creer a mis miembros que Delos, Fausto, Gaia, Úrsula y Nando eran buenas personas después de todo, sino que también me obligó a hacerlos miembros nuevos. Y vaya que era lista: ahora ella tenía al gremio bajo su mando oculta entre las sombras, había hecho que la gente odiara de nuevo a Satoshi, y tenía bajo amenaza tanto a mí como a Brendan encerrándonos en el castillo, mientras sus malditos subordinados me trataban como la gran mierda, haciendo lo que quisieran y obteniendo el reconocimiento de todos los novatos ilusos y estúpidos que poco a poco veían que el Gremio Esmeralda iba adquiriendo fuerza y reconocimiento después del ataque.

Y lo peor de todo es que ella no había movido un solo dedo.

Oh, y por si fuera poco ahora el Sanador Invencible era reconocido por todo PBO como el aliado del Destello Eléctrico, siendo también un traidor del gremio. Es por eso de su supuesta "desaparición" y abandono del gremio, al igual que la Maga Esmeralda y Masato. Tuve que mencionarles a todos públicamente que ellos cuatro planeaban entre las sombras conspirar contra mí, aunque claro está que todo eso no era cierto.

¡Yo sólo quería poder! ¡Yo sólo quería heredar lo que Masato me había dejado! Pero él me advirtió… él me dijo que esto no era sencillo, y es ahora cuando le creo. Justo en este momento estoy en la posición de Masato, sintiéndome culpable por todo y sin poder hacer ni un solo movimiento por mi cuenta. Justo ahora me siento cual títere, como si no tuviese algún tipo de autoridad, y si hacía algo al respecto, Cynthia y sus estúpidos títeres menores me iban a matar o destituir del poder, convenciendo a los novatos que yo también era un traidor o algo por el estilo.

El Nuevo Rey estaba sentado en el trono, pero no me sentía como uno. Qué ironía.

Levanté mis pies y los coloqué sobre el asiento del trono. Hundí mi cabeza sobre las rodillas y sentí que la corona resplandeciente rodó sobre la sala vacía, llena de antorchas en las paredes de piedra mohosa. La corona rodó, rodó y se paró súbitamente.

Me dejé de agarrar los cabellos esmeraldas debido a la tensión que estaba sintiendo, puesto que decidí que debía hacer lo correcto. Abrí el menú de mi juego, y vi esa opción; esa la cual nadie quería atreverse a presionar, aunque a fin y al cabo te liberaba de todo.

Huir de PBO… Eso estaría bien. Me libraría de todo y de todos. No quería más el poder, no quería más reputación, no quería más fama. Todo quedaría en el olvido.

La corona de incrustaciones esmeraldas paró en la suela de una bota de cuero. Levanté mi vista y cerré el menú de mi juego, cuando de pronto noté que una chica se había agachado para recoger la corona y verla con suma curiosidad. Sus cabellos parecían esmeraldas desde el trono de hierro, pero era sólo el brillo de las antorchas que desprendían un halo aceitunado; en realidad, sus cabellos eran nada más que castaños, excepto sus orbes, que sí poseían ese color que comenzaba a sacarme de quicio.

— Haruka —nombré con un tono de voz exasperante.

— ¿Dónde está? —preguntó con suma valentía. Parecía furiosa.

— No… no estás a salvo aquí. Ellos están en el castillo. El Gremio Sinnoh puede descubrirte y…

— ¿Dónde está? —repitió.

— ¿Q-quién? Oh… Ruby… No importa eso —me paré del trono. Me acerqué hacia ella, pero sus puños se rodearon de unos hechizos que tenían toda la intención de herirme.

— No volveré a preguntarlo.

— Él ha huido —confesé finalmente— Él no está aquí. Ella se lo advirtió, pero no escuchó. Nos hicieron borrar a todos nuestros amigos del inventario para que no te localizáramos, pero a él no le importó. Ahora está tratando de buscarte a ti y a los demás. No sé dónde está.

— ¿Qué? ¿Por qué ha…?

— Pero eso no importa —repetí— Lo importante es que estás sana y salva.

— ¿Y desde cuándo te importa el cómo esté yo?

— Es que él… tu hermano —recordé la promesa que había hecho con Masato, a cambio de brindarme el poder— Sé que soy un hombre de palabra, y debo cumplir la promesa que hice con Masato.

— ¿Q-qué…? —la castaña se sorprendió.

— Lo siento, Haruka. Debes quedarte. Debes estar a mi lado —sonreí de una manera extraña, y entonces comencé a reír de una manera maniática— Estar a mi lado… sí… protegerte. Debo protegerte. Le prometí eso a Masato a cambio del poder.

— ¿Tú… tú ya habías hablado con mi hermano?

— Sí —me acerqué hacia ella y le arrebaté la corona de las manos, colocándola de nuevo sobre mi cabeza— Él… él llegó hasta mí cuando había perdido la cordura de todo. Me ofreció el liderazgo del Gremio Esmeralda a cambio de mantenerte a salvo, porque Masato sabía que estabas en peligro, y ahora todos sabemos que él tenía razón.

— ¿Por… por qué estoy en peligro?

— Por su culpa. No me quiso dar detalles, pero se veía muy preocupado por ti. Sin embargo nada de esto importa ya —le sujeté uno de sus brazos, pero ella intentó forcejear, sólo que ya estaba sujetada a una de mis enredaderas que creció sobre el suelo—Ahora ya no tengo poder, ya no tengo reputación… Masato sabía que eso iba a pasarme, pero no le hice caso a sus estúpidas advertencias. Pero eso no importa ya. ¡Nada de eso importa! ¡Tú te quedarás aquí, y harás lo que diga! ¡Ahora estoy en un grave problema, bajo el mando de esa estúpida mujer, y bajo el mando de su estúpido gremio, pero no me importa! ¡Tú te quedarás aquí y obedecerás mis órdenes cueste lo que cueste!

Y entonces una de mis enredaderas se alzó hasta el techo, descendiendo con fuerza y brusquedad hacia la sien de Haruka. Se supone que debo de mantenerla protegida, ¿pero de qué servía ahora? ¿De qué servían las promesas que hice con Masato, si él ya no tenía importancia en todo esto? Él me prometió poder en el gremio, el cual no tengo. Él me prometió que me mantendría alejado de sus estúpidos problemas, pero los atrajo hacia mí. Ahora yo le iba a quitar lo más preciado que tenía, por todo lo que me está haciendo pasar. Ahora él iba a sufrir las consec…

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Una espada impidió el golpe de mis plantas contra el rostro de Haruka. Una espada que desprendía un aura eléctrica y a la vez emanaba un pequeño aura de calor que flameaba las plantas hasta desintegrarlas. Un sujeto de ropajes esmeraldas envuelto en una túnica blanquecina y verdosa me miró de una manera furiosa. El chico no pasó ni medio segundo deteniendo el ataque, cuando con la mano libre que tenía llevó uno de sus puños hacia mi rostro. Inclusive sentí varias descargas eléctricas sobre los nudillos enguantados del sujeto. Mi rostro se hundió y ni tiempo me dio de lanzar un gemido cuando fui a estrellar fugazmente dejando un rastro de polvo en el aire hacia el trono esmeralda, que se partió en pedazos y me acompañó hacia el muro que había detrás, rompiéndose también en escombros y levantando una nube de polvo…


Ash

Mi puño ardía debido al golpe que le lancé. Mi espada luchaba contra las plantas que cesaron al ver que el mago esmeralda se fue a estrellar contra el trono y más allá.

Jadeé de rabia y May me miró de una manera sorprendida. Había estado deambulando por el castillo sigilosamente, buscando a Brendan por mi parte mientras Haruka se separaba de mi camino. Pero oí voces… oí voces furiosas y una risa maniaca, y cuando noté en la entrada a Haruka estando a punto de ser asesinada por las plantas carnívoras de Drew, supe que había sido mala idea venir. Lo había sabido todo este tiempo. Y sin embargo, sentía un gran placer al ver que finalmente le había propinado un placentero y gran golpe en el rostro a alguien que desde hace tiempo tenía ganas de herir.

— Desde hace tiempo he querido hacer eso —confesé, y Haruka sonrió al verme, pero se alarmó repentinamente.

— Debemos huir —me avisó— Brendan huyó del castillo.

— ¿Y Shigeru? — cuestioné.

— No lo sé, pero dudo mucho que esté en el castillo.

— Tienes razón. He visto al Gremio Sinnoh deambular por aquí sin que me vieran —dije, cuando recordé que pasaba por un pasillo y noté a Gaia caminando lentamente a lo lejos, al otro lado en un puente exterior de la edificación— Al parecer Cynthia se apoderó del castillo.

Ambos salimos de las estancias donde Drew se encontraba. No valía la pena luchar con él, y si lo hacía, el Gremio Sinnoh iba a venir e íbamos a estar en desventaja. Viendo todo ello, sabía que Cynthia había ganado la batalla, aunque no sabía con certeza si tanto Shigeru como Brendan seguían con vida.

— Me dijo que Brendan escapó —confesó May mientras corríamos por los pasillos. El golpe que le di a Drew seguramente se había escuchado por todas las torres, por lo que tratarán de buscarnos.

— ¿A dónde?

— Es lo que no sé.

— Si él escapó, seguramente Shigeru también lo habrá hecho.

— Bueno, por lo menos sabemos que él está a salvo… espero —dijo y tomó mi mano para que yo la jalara con más velocidad.

Ambos corrimos por pasillos, puentes y bajamos varias escaleras, hasta que finalmente estuvimos nuevamente en la entrada del castillo. El rastrillo estaba levantado, debido a que habíamos dejado inconscientes a los guardias de la entrada y había levantado la puerta por mí mismo. Afortunadamente no apareció nadie que nos impidiera la salida del castillo, aunque poco después sonó una alarma que inundó todo el lugar. Nos adentramos a Ciudad Esmeralda como dos Rattatas en la alcantarilla, esquivando tanto casas, cúpulas, tabernas y personas que se nos quedaba mirando por ahí, aunque no eran demasiadas debido a las horas tan altas de la noche. Pronto todos los jugadores que habitaban la ciudad se despertaban y salían de sus aposentos al oír la gran alarma que había en el castillo, y cuando notaron nuestra presencia, nos lanzaban maldiciones y nos gritaban "Traidores". No entiendo el por qué lo hacían, pero seguramente era obra de Drew o del Gremio Sinnoh. La gente entonces empezó en nuestra persecución, pero finalmente tuve que usar como último recurso el cristal de teletransportación que nos mandó nuevamente hacia la hoguera donde Citron y compañía estaban durmiendo apaciblemente.

Nuestra súbita aparición azotándonos sobre hoja y ramas secas los despertó de golpe. Citron se ahogó con sus propios ronquidos y luego intentó sacar a su Diggersby al ver que estaba en peligro, pero cuando se dio cuenta aun algo dormitado, se trataba de nosotros, se vio exaltado. Wallace y Roxxane y Flannery también estaban en un trance sorprendido.

— ¡¿Qué rayos pasa aquí?! ¿A dónde fueron? —Citron me agarró de los hombros.

Yo no quise responder y entonces el rubio se enfureció esta vez de verdad.

— No me digan… — el tipo rió y pronto frunció el ceño. El chico se agarró los cabellos de la rabia— ¡¿Fueron a tomar cerveza sin mí?!

Un silencio abrumador invadió la espesura, pero poco después Wallace intervino.

— ¿Fueron al castillo, cierto?

May asintió avergonzada.

— Oh, sólo eso… —Citron se vio aliviado, aunque sopesándolo un poco más de tiempo se tornó más furioso de lo que había estado— ¡¿QUÉ?! ¿Están de mente? ¡¿A qué mierdas fueron?! ¿No ven que ustedes dos están en peligro? ¡¿Acaso quieren matarse?! ¡¿Qué diablos les sucede?! ¡Necesito una cerveza justo ahora!

— Fuimos a rescatar a Brendan —confesó May— Pero él ya no estaba…

— Por supuesto… a rescatar a tu amigo —Citron rió, pero de manera desesperada— ¡Su vida es más importante, carajo!

— Lo siento, pero debíamos de hacerlo —finalmente intervine, aunque el rubio no estuvo de acuerdo.

— Si algo les pasa, Ciprés no me lo perdonará.

— Y también queríamos ver si Shigeru estaba bien —confesé.

— ¿Y dónde están los dos? Yo no los veo —dijo Roxanne adormecida.

— Ellos no estaban. Sólo Drew, el Gremio Sinnoh y muchos miembros que han apoyado al gremio.

— ¿El Gremio Sinnoh? ¿Por qué ellos siguen ahí?

— Supongo que ahora son parte del Gremio Esmeralda, aunque no sabría decir con claridad lo que…

Pero una voz a nuestras espaldas, allá donde la luna iluminaba el final del barranco, ahí donde una silueta de capa negra hizo su aparición y era rodeada por el gran contorno de la luna y las cordilleras.

— Drew fue forzado a que fueran parte de su gremio —la voz hizo que todos volteáramos.

El sujeto se quitó la capucha, y sus ojos azabaches, su tez pálida y sus cabellos castaños me hicieron saber de quién se trataba, aunque gracias a la luna me costó trabajo el ver a contraluz su rostro.

— Gary… —dije sorprendido.

— Cynthia ahora tiene bajo su mando al Gremio Esmeralda y a Drew en su totalidad, aunque lo hace a escondidas.

— ¡Shigeru! —May se sorprendió y quiso ir hasta él, aunque se paró en el acto— ¿Y Brendan? ¿Sabes algo de él? ¿Qué ha pasado?

— No sé sobre él —dijo decepcionando a Haruka, pero entonces volteó a ver a Citron, que miraba perplejo al chico— Ya hablé con Ciprés.

— ¿Qué? —se exaltó el rubio.

— Ahora soy un miembro oficial de la UEO.

Aquello me hizo retroceder un par de metros; tanto Citrón como Haruka, Flannery, Roxanne y Wallace también se veían bastante pasmados por la noticia. El rubio no sabía qué decir, pero Gary siguió hablando.

— Después de la batalla contra Cynthia, me forzó a rendirme porque tenía bajo amenaza a Drew y Ruby. Me forzó unirme al Gremio Rocket, pero fui más astuto.

— Eso significa que… —Citron sonrió.

— Así es. Ya no necesitarán a Masato como el espía que tanto querían.

— Pero… —May quiso intervenir, pero el chico de la túnica negra prosiguió.

— Como sea, ya le he advertido de todo lo que ha sucedido. Hikari estaba en peligro, pero Trip pudo hacer algo al respecto, aunque ahora se rumorea su desaparición en PBO, pero Giovanni me ha dicho que Paul la ha puesto bajo amenaza.

Pensé en Dawn, sintiendo un retortijón en el estómago.

— Como sea, aun ha problemas mayores… El Gremio Rocket ahora sabe todo acerca de ustedes. Hikari tuvo que contarle a Paul todo lo que sabía, porque la tenía bajo amenaza. Giovanni sabe acerca de Ciprés, de ti y de todos los miembros, aunque claro… no sabe que yo soy el espía.

— ¿Y por qué no me lo dijo?

— Porque me acaba de avisar —susurró Gary— Y yo he venido a avisarles.

— Entonces… el espía… el espía eres tú —Citrón dibujó una sonrisa en la comisura de sus labios— ¡Excelente!

El rubio me abrazó y yo sonreí, mientras los demás miembros también se contagiaban de la felicidad. Sin embargo, la única que estaba en desánimos era May. La chica cayó de rodillas al suelo, y clavó sus uñas en la tierra. Entonces, miró a Gary.

— ¿Y Masato?

La pregunta hizo callar a todos. El castaño sabía de antemano, al igual que todos los demás, que él ya no sería necesario el ir a rescatarlo. Ya no debía de arriesgarse nadie a ir hacia su celda y convencerlo de que fuera el espía entre la UEO y el Gremio Rocket. Masato ya no estaba en nuestros planes, y Haruka lo sabía perfectamente.

— Lo siento, pero él ya no…

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Ni siquiera pudo terminar la frase. La chica se derrumbó al suelo y sus lágrimas humedecieron el suelo seco de la espesura. Sus sollozos fueron un martirio tanto para los demás como para mí, excepto para Gary que se mantuvo sereno ante la situación. Flannery quiso acercarse, pero May se sacudió al sentir sus manos sobre su espalda, y entonces estrelló repetidamente sus puños contra la tierra, llena de rabia e impotencia.

— ¡No…! ¡Debemos…! ¡Debemos hacer algo! ¡Es mi hermano!

Sus lágrimas recorrieron sus mejillas, sus coletas castañas se ensuciaron al poner su frente sobre la tierra, y sus sollozos automáticamente destruyeron mi alma en pedazos.

— Haruka, es muy arriesgado el… —Citron intervino, pero no pudo terminar su frase.

— Cállate.

Mi voz lo sorprendió.

— Ash… —Citron intentó calmarme, pero yo ya había tomado mi decisión.

— Le prometí a May que iría a salvar a su hermano.

— No, Ash… no dejaremos que hagas eso.

Pero lo ignoré. Caminé hacia una May derrumbada y la levanté con mis brazos. La chica finalmente dejó al descubierto su rostro, lleno de tierra y lágrimas, y cuando me miró con esos orbes esmeralda, supe que necesitaba de mi ayuda.

— Todo estará bien —le prometí— Aun iremos a salvar a tu hermano.

La chica no mencionó nada, mas se quedó perpleja por lo que había dicho.

— Satoshi… —Citron intentó detenerme, pero ya era muy tarde— ¡No…! ¡No dejaré que lo hagas! ¡Hemos llegado muy lejos como para que te sacrifiques en Ciudad Subterránea y…!

— No quiero luchar contigo, Citron.

La oración calló al rubio por completo. Mi mirada lo intimidó, y por primera vez en mucho tiempo, el sujeto se había intimidado por mí, a pesar de que él tenía mayor autoridad en la UEO.

— El Gremio Rocket sabe sobre el rescate de Masato —intervino Gary.

— ¿Y? —sonreí con rabia, mientras ayudaba por completo a parar a Haruka. La chica me tomó de la mano— Iré a salvar a Masato, les guste o no.

Shigeru suspiró, mientras Citron lo imitaba. Flannery se ruborizó al ver la valentía que poseía, y Roxanne sonrió decidida, mientras Wallace sabía que no había otra alternativa.

— Pero… Dawn… Dawn no sabía algo —confesó Gary— Ella no sabía que Ciprés les iba a cambiar el nombre a ustedes una vez que se infiltraran en Ciudad Subterránea. Aun… aun pueden lograrlo. Además, Ciprés me confesó que estaba a punto de avisarles que ya había descubierto el cómo hackear sus nombres.

Citron se llevó una palma hacia el rostro.

— Hablaré con Ciprés. Lo convenceré de que nos dé los nuevos nombres —confesó y desapareció de ahí.

— Bien, yo no tengo nada más que hacer aquí. Si ustedes van a Ciudad Subterránea, será por su cuenta. Mientras tanto, yo seguiré siendo el espía. Suerte con eso, Ash. Prométeme que no morirás.

Asentí y luego vi cómo desaparecía de ahí. Wallace nos indicó que debíamos hacer un plan más detallado, aunque yo le dije que iría en un momento. Tanto él como Roxanne y Flannery se alejaron del lugar, dejándonos a solas a mí y a May, que aun estaba llorando.

La chica me tomó de las manos y se recargó en mi regazo.

— Gracias —dijo entre sollozos.

— No tienes que agradecer. Yo hice una promesa y la voy a cumplir— confesé.

Es hora de ir a rescatar a Masato.


Próximo capítulo: Ciudad Subterránea