Hola lectores. Primero, quiero disculparme por no haber actualizado el martes, es que Fanfiction no me dejaba entrar porque me salía el "503 internal server error", así que deduje que la página estaba en mantenimiento y pues decidí que mejor el viernes lo actaulizara, y heme aquí. :D Y gracias de verdad a todos los que han comentado. Jamás pensé que tendría a tantos lectores que les diera flojera comentar jaaja. Como sea, su apoyo y comentarios son de vital importancia para que este fic sea cada día mejor.
Un tío sin compu: El Negai no me gusta jaja. De Ash, mis favoritos son el Advance y el Amour, aunque eso no signifique que voy a tener más de esos shippings en el fic.
Daniel: Muchas gracias por tus palabras, Daniel :) No abandonaré el fic. Y gracias por las palabras por el capítulo, espero ver más de tus reviews lector :)
jorgelatina148: Gracias Gonzalo :) Sé que eres unf iel seguidor y te agradezco por eso, en serio.:)
Electrotrek: Jaja a veces sucede que tecleas algo incorrecto y pasa, pero no te preocupes. Muchas gracias por el comentario.
Matt1dicand1: No te preocupes, Matt. La escuela es primero, así que no te presiones por leer el fic, que siempre estará aquí. Muchas gracias por tus palabras :)
baraka108: Un año xD No creo que tarde tanto en actualizar. Cynthia es una perra jaja. A Gary le dieron mucha libertad, pues porque en el mundo real no tiene mucho caso el estar vigilando, además de que es el nieto de Oak, por lo que Giovanni no tiene mucha atención en él tanto como Ash.
Azumi: Muchas gracias por el detalle. Sí lo sabía, pero conforme pasaba el tiempo me dic on la idea de que eran esmeralda, lo corregiré después. Gracias por tus palabras y espero que te agrade mucho el fic.
Kuroi: Gracias por las palabras Kuroi. Sé que tú eres un fiel lector desde hace tiempo :) Gracias amigo. Espero que disfrutes de este cap.
Larekin: Jajaja.
Ghellato: Gracias por las palabras :) Significan mucho para mí.
colmillodedragón: Gracias lector; ten por seguro que nunca abandonaré el fic. Gracias por el review.
Bueno, este capítulo es mucha narrativa, puesto que decribiré la ciudad. Espero lo disfruten.
VIDEO 1: Game of Thrones - Soundtrack House Targaryen
VIDEO 2: [RPG Suspense] Within the Mist - The Witcher 2
Capítulo 65
Ciudad Subterránea
Ash
El desnivel de las montañas comenzaba a ser bastante cansado. El riachuelo serpenteaba por todo el paisaje, subiendo, bajando y escondiéndose por las montañas hasta perderse de vista en un horizonte que poco a poco era iluminado por los primeros rayos del astro rey. Lo más extraño era que aquellos montes por los que caminaba no tenían ningún árbol decorando el ambiente, y si por alguna extraña razón alguno de ellos se aparecía en medio de nosotros, carecía de hojas y de vida alguna, yaciendo muertos en medio de un paisaje no tan verde como imaginaba. El césped estaba en su totalidad muerto, y la tierra seca y agrietada abundaba más en los contornos de las montañas, mientras los setos aun trataban de luchar contra aquel árido suelo, intentando difícilmente sobrevivir robando agua del pequeño río calmado y con corrientes apacibles.
Finalmente cuando pensé que el camino iba a ser interminable, vi una gran montaña que rebasaba un manto de nubes postradas sobre el firmamento. Una montaña alpina seca y de un color marrón que ocultaba el sol del amanecer, con varios picos amenazantes en la cima. Pero ese no era nuestro objetivo, sino que más adelante, un tanto más cerca de nuestra posición, ahí donde la gran cordillera empezaba apenas, una gran saliente rocosa mostraba una diminuta torre extraña, solitaria y vieja. La torre era más una base que cualquier otra cosa, formada por una torre vigía, un pequeño muro para protegerla y algo más que una casa donde yacían unos cuantos guardias. A pesar de que aquella insignificante edificación no estaba justo en el corazón de las cordilleras alpinas, la gran saliente que la alzaba trazaba un camino serpenteante y largo por el cual debíamos subir para llegar hasta él. El camino fue peligroso, traicionero y cauteloso; tuvimos que sujetarnos a tientas del muro rocoso, puesto que la subida era estrecha y sin orilla que nos protegiese de la caída. Cuando estábamos a una altura considerable, noté que el riachuelo tenía más longitud de la que creía, escondiéndose mucho más entre las entrañas de toda la cordillera. Pronto el astro rey se hizo presente en medio de un manto de neblina mañanera, ocasionando un extraño y hermoso efecto donde los rayos se colaban y se esparcían tanto por toda esa neblina así como por toda la cordillera. No obstante, la torre a la cual nos dirigíamos seguía cubierta por la gran sombra de la montaña más alta que estaba más adelante.
Cuando llegamos a la cima de la pequeña base, pude sentirme el hombre más alto del mundo, aunque eso no era verdad. Todo se veía muy pequeño desde mi posición, pero no quería ni imaginarme lo que se sentiría el estar más allá, en la cima de la montaña alpina. No obstante, al echar un fugaz vistazo al horizonte donde las cordilleras se extendían con libertad, noté algo extraño: un gran vacío había en medio de las cordilleras, puesto que la neblina de la mañana se colaba sigilosamente por ahí. ¿Acaso lo que veía era una gran grieta? No sabría decirlo. En un principio mi mente me indicó que podía tratarse de una fisura tan grande como la que Ruby había provocado en el Torneo Esmeralda, pero sabía que era mucho más que eso. Era un vacío mucho más amplio y hondo del que hubiese imaginado, pero no podía saber con certeza lo que podría haber sido, puesto que tanto el sol como el manto de neblina me impedían observar con claridad el entorno.
Un guardia apareció por la ventana de la torre vigía. Éste asomó su cabeza y notó la presencia de seis sujetos de humildes ropajes de lana marrón, envueltos en túnicas deshilachadas. Entonces, frente a nosotros había una puerta de madera no tan grande como habría imaginado, pero sí lo suficientemente grande como para que dos personas pasaran al mismo tiempo. En medio de la puerta había una mirilla de madera, la cual se abrió al instante para que los ojos cubiertos por el yelmo de un guardia vieran más de cerca a los sujetos que estábamos frente a la torre. Éste exigió saber nuestros nombres y por qué veníamos hasta aquel sitio, a lo que uno de nosotros respondió:
— Somos novatos —respondió el rubio, que tenía el rostro cubierto— Vinimos a Ciudad Subterránea sólo de paseo, para celebrar que el nivel 37 del juego fue vencido.
— Así que vienen a la celebración… — el guardia estuvo dudoso por un instante, observando a cada uno de nosotros.
Encima de mí, había unas estadísticas completamente diferentes a las que tenía en PBO. Mi nombre Satoshi era reemplazado por un nombre cualquiera: "Draco"; era nivel 24, y mi "HP" tenía mucho menos puntos de los que había tenido anteriormente. Igualmente todos tenían estadísticas diferentes, aunque el nombre de Citron era un bastante peculiar: "Rubios Locos". Sí, sí. Después de que le hice saber a Ciprés que no había otra alternativa y que iba a rescatar a Masato a pesar de que ya no era necesario, él aceptó de mala gana y nos hizo escoger nuestros nuevos nombres temporales, haciendo quedar en ridículo a Citron, que decía que su nombre era el mejor que había elegido desde tiempos inmemorables.
También nuestros rostros habían sido un poco cambiados, pero no tanto como para cambiarnos por completo nuestra apariencia. Mi pelo esta vez era más corto, dejando al descubierto mi frente, mis hombros y mis orejas. El fleco corto se levantaba sobre mi cabeza y me hacía tener un peinado un tanto apuesto y algo irreconocible, aunque no debía confiarme. Citron por su parte había reemplazado sus greñas rubias a una diminuta capa de cabellos amarillos, dejando ver casi por completo la tez de su cráneo. Por su parte, May había recogido ambas coletas en una sola, y ésta caía por su espalda. Wallace había dejado de llevar aquel extraño turbante, Flannery se había dejado el cabello suelto y Roxanne había cortado su cabello hasta los hombros. Todos teníamos peinados distintos, y aunque eso no iba a cambiar por completo nuestra apariencia, sabíamos que podía ser de ayuda. No muchos novatos nos reconocerían al instante de vernos, pero no debíamos arriesgarnos demasiado.
— Bienvenidos —nos dijo el guardia. Cerró nuevamente la abertura que había en la puerta y varios candados se oyeron detrás de ésta, intentando abrirlos para que nos permitieran el paso. Cuando la puerta se abrió, un guardia de atuendos púrpuras y grisáceos se hizo presente. Su cota de malla era plateada, y tanto sus botas como sus guanteletes eran violetas, combinados con la túnica de aquel color chillón. Tanto su yelmo como sus hombreras eran de un gris claro, y el broche que sujetaba la capa era el escudo del gremio al cual pertenecía: un círculo plateado que formaba una cruz, y en los espacios que la cruz dejaba, un color marrón se hacía presente. Sin duda sabía que se trataba del gremio Alma de Piedra.
El interior de la base era más grande de lo que creía, con un patio rocoso vacío y con sus muros vigilados por un par de guardias más. Entramos a la torre vigía, y ahí dentro había unas escaleras que te descendían varios metros hasta que te perdías dentro de una oscuridad desconocida. Después de varios peldaños descendiendo, llegamos a un piso alumbrado por una débil antorcha donde se podía ver una puerta vigilada por un jugador que parecía estar adormecido. Cuando se dio cuenta de nuestra presencia, sacó de entre sus ropajes una llave que tenía colgando y abrió la puerta después de varios segundos en que la llave intentó forcejear con el candado. Los seis, acompañados por el guardia de la torre, caminamos por un pasillo oscuro, subterráneo y lleno de antorchas con una luz insignificantemente pobre. Y fue como si hubiésemos ido por otra larga travesía, ya que el camino duró varios minutos más donde mis piernas suplicaban ya que descansara. Al final del oscuro pasillo una luz se apoderó de nosotros. La oscuridad del sendero subterráneo desapareció, al igual que los muros rocosos decorados de humedad, antorchas y tierra. Habíamos salido a una superficie totalmente desconocida para mí.
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En un principio pensé que estábamos de vuelta en la superficie del paisaje, pero en realidad estábamos mucho más abajo. La grieta que había divisado en el corazón de las grandes cordilleras era sin lugar a dudas el lugar en donde ahora estábamos. Habíamos llegado a un terreno muy por debajo de la tierra, pero a pesar de ello el cielo podía verse a simple vista, invadido en su mayoría por las cordilleras que desde aquel punto de vista, parecían ser mucho más altas de lo que ya eran. El terreno se extendía varios metros, con un suelo árido y agrietado, y más allá éste terminaba para dejar un vacío incluso mucho más profundo, donde al final podía observarse neblina, un suelo mucho más seco del normal, y el río que habíamos visto hace poco, que seguía colándose por entre la oscuridad hasta perderse de vista. A un lado de aquel terreno colgante que parecía ser más un puente enorme y seco que una explanada árida, había dos lados a los cuales podías dirigirte. Si te dirigías a la derecha, después de varios minutos de caminata, llegarías a un agujero que formaba parte de la montaña más alta del nivel, y ahí supuse que te llevaría al centro de Ciudad Subterránea. En cambio, si te dirigías hacia la izquierda, el terreno terminaría en un gran agujero entre las enormes cordilleras, el cual te permitía ver todo el paisaje del nivel 25, con los rayos del sol ahora sí colándose por aquel enorme hoyo. Por un momento pensé en por qué no habíamos entrado por aquel enorme agujero, pero entonces noté algo que se interponía entre el agujero y el paisaje más allá: una fina y extraña capa invisible que desfiguraba lo que tuviese en frente, y no sólo aquel agujero era rodeado por aquella capa, sino todo el ambiente, incluso hasta el firmamento, era invadido por aquel campo de fuerza invisible que impedía el paso libre hacia el lugar donde estábamos. Ahora entendía el por qué debíamos entrar forzosamente por la base pequeña que se encontraba lejos de las cordilleras.
Y no sólo noté que había sólo un agujero, o sólo un gran puente colgante que te llevaba a dos caminos distintos, sino que más terrenos áridos y secos se encontraban a diferentes niveles mucho más allá, donde un gran vacío invadido por el río era el divisor entre aquellos terrenos hechos por la naturaleza virtual. Unos se extendían por arriba de nosotros, otros por debajo y otros por nuestras espaldas. Y todos y cada uno de ellos te llevaban al mismo sitio: hacia los agujeros oscuros que te llevaban hacia el corazón de Ciudad Subterránea, o hacia fuera de las entrañas donde nos encontrábamos, aunque éste último camino era imposible debido a la fina capa invisible que le impedía el paso libre a cualquiera.
Pero a medida que nos íbamos acercando al gran muro de las montañas que nos llevaban hacia la cueva misteriosa de Ciudad Subterránea, las casas comenzaron a presentarse. Los pasillos iban siendo más estrechos, y los NPC empezaron a aparecer cual Pokemon salvajes. Varios tenían sus puestos fuera de Ciudad Subterránea, mientras otros tantos iban y venían en sus labores de campesinos diarias. Otros tantos suplicaban por agua, mientras algunos otros intentaban comerciar por vegetales frescos y verdes, ya que en ese ambiente árido escaseaban tanto líquidos como vegetales.
— Agua… agua —un niño se me acercó al tiempo en que caminábamos por aquel terreno seco lleno de casas de madera en mal estado. El chico agarró la manga de mi túnica y noté sus labios resecos y su rostro demacrado.
De pronto de alejó y siguió suplicando por líquidos. No entendía por qué simplemente no iba al río que se encontraba al final del vacío, pero supuse que algo malo debía pasarle a aquellos que intentaban ir a los cauces del río que se alcanzaba a oír si asomabas la cabeza por las orillas de los terrenos colgantes. Noté una docena más de terrenos que estaban aleatoriamente unidos entre las cordilleras, con varias casas de madera y torres en construcción, y todas con una nube fina de contaminación y tierra rodeando el aire.
— ¿Acaso todo esto es Ciudad Subterránea? —pregunté al guardia, a lo que él respondió.
— Este es Pueblo Subterráneo. Ciudad Subterránea está dentro de las cordilleras y mucho más abajo. Entraremos por la gran cueva que está al principio del muro.
Y no dudé que aquel pueblo dividido en partes y terrenos colgantes era sin duda miserable y pobre. Si alguien reinaba tanto en el pueblo como en la ciudad, sabía que no lo hacía de manera justa.
Y finalmente habíamos llegado al gran muro de la cordillera, donde frente a nosotros estaba una cueva por donde iban y venían muchas personas. El guardia paró ahí y nos indicó que si seguíamos todo el camino derecho íbamos a llegar a Ciudad Subterránea; después de unos segundos desapareció nuevamente entre la multitud de NPC y habíamos quedado por fin solos.
— Estén atentos —nos indicó Wallace, que estaba cubierto por la túnica de lana y sus cabellos verde agua le caían sobre la frente y la espalda.
Nos adentramos a la cueva, donde varias lámparas de aceite colgaban de la pared e iluminaba ésta vez con un brillo incesable, alejando cualquier atisbo de oscuridad por la cueva. Demasiadas personas inundaban la cueva, siguiendo el camino hacia el exterior o bien, hacia el interior de ésta. Inclusive noté que la cueva se dividía en varios caminos, hasta llegar a tener siete pasadizos frente a nosotros, pero como el guardia nos había dicho, seguimos el camino central. Docenas de caminos, puertas y callejones aparecían a nuestros costados, como si algún Diglett gigante hubiese cavado todos aquellos pasadizos. Si el camino principal que te llevaba a la ciudad era sumamente confuso, no quería ni imaginarme lo que sería la prisión donde Masato estaba.
Y entonces una luz tenue y extraña se coló por la gran salida de la cueva. Cuando llegamos a ella, tanto yo como May paramos a ver lo majestuoso que se encontraba frente a nuestros ojos. Los demás siguieron, pero no pudieron evitar echar un vistazo a la gran ciudad que había frente de ellos. La gente nos empujaba para seguir su paso, pero a mí no me importaba.
Frente a nosotros la gran Ciudad Subterránea se alzaba majestuosa y brillante. El interior de las cordilleras era sumamente grande, pero me sorprendía que no había siquiera un rastro de oscuridad en algún punto del interior. El techo ni siquiera se podía presenciar, pero todo estaba rodeado de muros de tierra iluminados por pequeñas luces que sin duda eran antorchas. La ciudad era sumamente gigante, compuesta en su mayoría por torres, casas y calles que parecían estrellas brillantes en medio de un entorno carente de luz solar. Varias columnas de roca inmensas y más grandes de lo que había visto jamás servían de pilar para que el interior no se derrumbara, siendo el esqueleto principal de la civilización. Lo más sorprendente era que aquellos pilares de tierra no sólo servían como pilares, sino que también eran torres vigías y había muchas ventanas que permitían ver que había construcción y luces iluminando salas y habitaciones dentro de ellas. Por si fuera poco, aquellos pilares eran conectados unos a otros de forma serpenteante y extraña por una docena de puentes que iban y venían de un pilar lejano a otro cercano, inundando el ambiente no sólo de la luz radiante de la gran ciudad, sino de varios puentes que por increíble que fuera, no chocaban entre sí a pesar de había un centenar de ellos en medio del vacío.
— Mira…
May se impresionó más por lo que había en el centro de la ciudad. Es cierto, la ciudad era la más grande que había visto jamás, debido a que se extendía millas y millas como si fueran parte de las grandes cordilleras, pero más allá, en lo que se suponía era el corazón de la ciudad, un enorme castillo se alzaba imponente y radiante, expulsando luces de colores amarillentos que tintineaban en medio de las torres y los muros. La edificación se extendía hasta llegar a lo más alto del techo; no pude ver siquiera la torre más alta del gran castillo, puesto que la oscuridad invadía más allá. Solamente mi vista fue capaz de ver una débil y diminuta luz en la sombra… una luz extraña que parecía ser una estrella en medio del techo subterráneo, pensando que esa podría ser la torre más alta. El castillo no era tan extenso en lo ancho, pero sí largo en su longitud, con varias torres amontonadas unas sobre las otras, cual brazos serpenteantes que se extendían y trataban de llegar a lo más alto sin éxito, y entre más alto, había menos torres. Lo más impresionante de todo, es que la docena de puentes que iban de un pilar de roca a otro, no tocaban la gran edificación que rebasaba la oscuridad del lugar.
Descendimos por el sendero que nos adentraba más hacia Ciudad Subterránea. Me di cuenta que las casas eran de piedra fina, alumbradas por muchas luces escondidas entre los alfeizares de las ventanas. Noté los pilares de piedra que formaban parte del interior de las cordilleras, y éstos efectivamente estaban habitados por jugadores, puesto que pasamos delante de una de las grandes columnas, dándome cuenta de que ésta tenía una gran puerta de metal en la entrada, vigilada por dos miembros de uniformes grisáceos y violetas.
Y lo más impresionante de todo, es que había jugadores con aquellos uniformes por doquier. Pasaban a nuestro lado, entraban a las casas, se les permitía entrar a las columnas de piedra, comerciaban con algunos otros, charlaban entre sí, salían de tabernas decentes y de posadas de calidad. Ciudad Subterránea estaba en su mayoría inundada de los miembros del gremio Alma de Piedra, y la pequeña parte restante era formada por nosotros, los curiosos que visitaban sus interiores.
Le seguimos los pasos a Wallace, que una vez que nos adentró bastante en la ciudad, comenzamos a ir hacia los lados más oscuros de las calles, donde la luz de las antorchas no podía alcanzar en su plenitud aquellas solitarias calles. Dimos la vuelta en una esquina inhóspita, estrecha y con olor a agua mugrienta. El sujeto nos dio la señal de que lo siguiéramos y tuve que abrir bien los ojos, debido a que ahí sí era muy fácil que la oscuridad se colara entre todo el ambiente. El de cabellos esmeraldas llegó finalmente a una puerta que abrió sin tocar, entrando discretamente con la capucha aun puesta. Al mirar el letrero del inmueble, noté que se trataba de una taberna humilde y siniestra, aunque no tan deteriorada como las edificaciones de Pueblo Subterráneo. Le seguimos el paso y cuando estuvimos dentro, nos sentamos en la mesa más alejada de la habitación, donde la oscuridad acompañada de una vela en el centro de la mesa nos daba la bienvenida. Los seis tomamos asiento, llamando la atención de un sujeto tosco que era el encargado de la taberna, con uniformes púrpuras que tenían bordado en el centro de su pecho el símbolo del gremio. Me impresionó que un sujeto viejo, calvo, de rasgos toscos y maloliente pudiera formar parte de aquel gremio. Si pensaba que el Gremio Esmeralda estaba comenzando a hacerse enorme, sin duda se quedaba chico ante aquel gremio que tenía miembros hasta en los lugares más inesperados.
— Yo quiero una cerveza —ordenó Citron con un intento de voz grave, aunque carraspeó y tosió después de que agravó su garganta— Con mucha espuma. Oh, y fría… Fría está bien. Y en un tarro de…
Flannery le dio un codazo en las costillas. El rubio calló y el sujeto voluminoso nos analizó a todos. Después desapareció para servir la bebida de Citron y un par más que habíamos ordenado discretamente. Más allá, había dos sujetos platicando apaciblemente en una mesa alejada, mientras otros tres estaban discutiendo algo en voz baja, no muy lejos de nosotros.
— ¿Y ahora? —susurró Citron.
— Debemos de ir esta noche por él —la voz de Wallace apenas sí podía escucharse— Pero antes debemos de tener uniformes y una identidad conocida por el gremio.
Cuando Wallace volteó a ver a los demás sujetos desconocidos que había en la taberna, supe que teníamos que atacar a cada uno de ellos para robarles los atuendos, y encerrarlos en alguna parte. Y vaya que era coincidencia que fueran seis sujetos, los mismos que nosotros.
El encargado de la taberna regresó con una bandeja y tres cervezas encima de ella. Azotó cada una en la mesa, tirando una espuma líquida verde sobre la madera podrida. Citron examinó la bebida y sintió nauseas al instante.
— ¿Qué es esto? —Citron rió y se quitó la capucha.
— Es cerveza. Si no os gusta ve a tomar por el culo, ricitos de oro.
— ¿C-cómo me llamaste?
— Ri…
Pero a pesar de que la apariencia del sujeto era intimidante, el rubio ya había soltado el primer puño. La rabia que sintió al escuchar aquel apodo fue tal, que el puño hizo que el sujeto saliera disparado hacia una estantería llena de tarros de madera y vasos de vidrio. El cristal se hizo añicos mientras las repisas se quebraron junto con la pared de la posada; el viejo perdió la consciencia al instante, mientras los dos sujetos en la mesa lejana se sorprendieron, al igual que el trío que estaba discutiendo en voz baja a nuestras espaldas. Nadie esperó a que pasaran más segundos; atacamos a los jugadores hasta dejarlos inconscientes, los dejamos en prendas interiores, nos cambiamos en el baño de la taberna y los arrastramos fuera del inmueble. Al parecer nadie se había percatado del ruido que Citron había hecho, ya que aquel lugar estaba solo como la oscuridad en sí. Wallace nos indicó que arrastráramos los cuerpos hasta otro callejón, y el Silcoon de May enredó a los seis cuerpos en sus hilos potentes para que no pudiesen moverse. Los llevamos hasta una casa oscura y solitaria que encontramos casualmente, y los encerramos ahí, que no era más que un cuarto donde apenas cabían cuatro personas. Al salir, Wallace siguió con el plan.
— Bien, ahora el plan es algo difícil —confesó el miembro del gremio esmeralda— Para ir a rescatar a Masato, debemos ir a la prisión, que se encuentra muy por debajo de Ciudad Subterránea, y la entrada está en el Castillo Ascendente. Pero hay tres niveles en la prisión: el primero donde están los que han ocasionado problemas tanto en Ciudad como Pueblo Subterráneo; el segundo posee a los prisioneros que han ocasionado problemas en todo PBO; el tercero es el último y más oscuro nivel, donde encierran a los prisioneros de más alto riesgo.
— ¿Y cómo llegamos a ese nivel? —pregunté.
— Ese es el problema. Podemos bajar hasta ese nivel, pero hay una puerta hecha de hueso dragón, que es más duro que el diamante, que nos impide el paso libre a las celdas. Sólo puede abrirse con una llave… una llave que puede abrir esa puerta y todas las celdas de ese nivel.
— ¿Y la llave dónde está?
— Colgada en el cuello del líder del gremio.
Al oír aquello, sentí un retortijón en mi estómago. ¿Cómo iba a ser posible el obtener la llave?
— Tenemos todo el día para pensarlo. Mientras tanto, Citron, guarda aquí tu ubicación y desconéctate, para que le menciones a Ciprés que ya tenemos los nombres de los miembros que derrotamos hace poco, para que pueda implementarlos en nuestro avatar.
El rubio asintió y guardó su ubicación para que no volviese a pasar por todo el camino entrante hacia la ciudad. El chico desapareció por un momento, y minutos después volvió a reaparecer ahí; al darme cuenta del nombre de mi avatar, "Draco" había sido reemplazado por "Craig".
— ¡JÁ! —Citron rió descaradamente, mientras Wallace lo callaba— Qué nombre tan ridículo tengo… Jake Stubborn.
— Como sea —Wallace dio unos pasos hacia adelante— Tengo que ir a ver a alguien. Nos vemos aquí al anochecer y les contaré todo con más detalle. Para que sepan cuándo anochece, las antorchas y las luces de la ciudad cambian a un azul oscuro.
— ¿Qué? ¿A quién irás a…?
— Ya lo verán.
El sujeto desapareció por otra calle. Todos nos quedamos sin saber que hacer por un momento, hasta que el sub-líder de la UEO habló.
— Bueno, lo mejor será separarse para no llamar la atención —el chico comenzó a caminar— No hagan destrozos, a menos de que no quieran volver a ver a Masato nunca más.
— Pero si tú eres experto en hacer destrozos —le confesé.
— Sí, pero yo soy yo —el chico se adentró más en las entrañas de la ciudad, dejándonos a solas a mí y a las chicas.
Roxanne y Flannery decidieron separarse y tomar un camino diferente; la de cabellos azabaches iba con el ceño fruncido por tener que soportar tener que estar en esta ciudad desconocida, mientras Flannery iba alardeando a sí misma que sus habitantes tenía mucha pasión en ellos mismos. May yo nos miramos durante unos segundos, hasta que confesé:
— Será mejor que estemos juntos. Esta ciudad me da mala espina.
— Iba a decir lo mismo.
Ambos caminamos durante todo el día por las calles. Al principio sólo queríamos vagar, preguntándonos qué secretos podría ocultar el poblado, pero no obtuvimos respuestas. Era muy arriesgado ir a hablar con la gente, ya que podría reconocernos a pesar de que teníamos un poco cambiada nuestras apariencias. En el transcurso del día vimos a varios NPC que provenían del pueblo, intentando suplicar por agua y comida, a varios miembros lanzando bromas entre sí y poco después, por ahí del atardecer, un gran festejo en medio de las calles debido a que se celebraba el pase al siguiente nivel. Según habíamos escuchado, Ciudad Subterránea siempre festejaba el que un nivel se haya pasado, y vaya que lo festejaba en grande. La ciudad era júbilo, gritos de alegría y borrachería por todos lados, pareciendo como si éstos hubiesen terminado PBO finalmente. Los ebrios molestaban a los NPC humildes, caminaban ruborizados y tambaleantes por las calles, ponían en alto el nombre de su líder y el de varios más, mientras las tabernas decentes estaban llenas de celebraciones y gritos. May y yo inclusive pudimos disfrutar de aquel gran ambiente, bebiendo un par de cervezas en una taberna en la que nadie nos reconoció. El tiempo pasó bastante rápido, puesto que me sorprendí al ver que la oscuridad reinó tanto dentro como fuera de la taberna, y las antorchas cambiaron su color atardecer a un repentino color cobalto.
Sin embargo, antes de que nos encamináramos hacia el callejón donde Wallace nos había citado, un sonido extraño invadió mis oídos. Una alarma alertó a toda la ciudad; una sirena que duró varios segundos, aunque nunca pude saber de dónde provenía realmente aquel ruido, pero antes de que supiera, la sirena paró, y tanto los turistas como los del gremio Alma de Piedra prestaron atención. Un altavoz invadió toda la ciudad.
— Atención, miembros del gremio Alma de Piedra —la voz producía un eco por la enorme caverna— Todos se dirigirán a sus respectivas torres, sin objeción alguna. La razón de ello es que se realizará mañana en la mañana un interrogatorio a todos los miembros. Esto es para reforzar las medidas de seguridad; por su atención, gracias.
Y súbitamente noté un apretón en mi pecho. ¿Un interrogatorio? ¿Qué debíamos hacer entonces? ¿Ir con Wallace o tener que ir a ese interrogatorio? ¿Pero y si descubrían que realmente no era el tal "Craig"? ¿Acaso sabían que estábamos infiltrados? ¿Por eso iban a hacer el interrogatorio?
Mi mente me dijo que debíamos ir con Wallace, pero entonces unos sujetos de mayor rango, con uniformes de diferente modelo pero del mismo color, comenzaron a guiar a la gente hacia sus respectivas habitaciones.
— Por aquí… ¡Hey, Craig! ¡¿Qué esperas?! —el sujeto tenía un yelmo puesto y una espada en su vaina, mientras me indicaba que fuera hacia mi destino. ¿Pero dónde era?
Caminé siguiendo a la docena de miembros que avanzaban con el flujo de la multitud. May me tomó de la mano entre la cantidad inmensa de uniformes púrpuras y tuve miedo de lo que fuese a suceder. Pronto noté que la gente se introducía dentro de los grandes pilares de tierra que sostenían la cueva, mientras la puerta de metal se abría eléctricamente. May y yo entramos a una de las torres, sin siquiera saber si esa era mi correcto destino. Al entrar, me di cuenta de que la gente subía por unos peldaños pegados a las paredes de la torre, y ahí, en el interior de las paredes, se encontraban muchas puertas de metal intercaladas uniformemente unas a las otras, ascendiendo conforme los peldaños lo hacían. Los miembros se metían dentro, introduciendo una clave en un aparato, para poder abrir sus respectivas puertas. Seguí subiendo con Haruka tomando mi mano, hasta que me invadió la idea de no saber qué hacer.
No obstante, un letrero apareció sobre mi vista. Citron me había enviado un mensaje, y lo abrí rápidamente.
"Habitación número 3241, torre Norte, clave: D3F5H8".
Noté que May había recibido también un mensaje parecido, sólo que con distinta información. Afortunadamente estábamos en la torre Norte, y también agradecí que tanto la habitación de May como la mía estaban dentro de la misma torre de roca. No sé cómo Citron sabía aquella información, pero lo más seguro es que hubiese despertado a los prisioneros y los hizo hablar, para salvar nuestros pellejos.
Me detuve en mi habitación, mientras May seguía más arriba. Le dediqué una mirada rápida y supe que ella quería estar cerca de mí, pero no había nada que hacer. Entré a la habitación, que el interior constaba de una cama con sábanas púrpuras, un librero y una ventana que parecía más bien un agujero en la pared. Una antorcha azul decoraba la habitación, pero minutos después ésta bajó de intensidad significando que la ciudad estaba ya a altas horas de la noche. No recuerdo cuando me dormí bajo las sábanas, pero cuando abrí los ojos nuevamente, estuve rodeado de un gran silencio y una gran soledad.
Sin embargo, oí unos pasos apresurados fuera de la puerta de metal, y entonces oí un susurro que decía mi nombre. Abrí la puerta, con la espada en la mano, pero sólo era May. La chica se abalanzó contra mi pecho, y entonces cerré la puerta para que nadie sospechara.
— May… —dije algo feliz de que estaba a mi lado.
— Ash… ¿qué hacemos? No podemos ir a ese interrogatorio.
— No lo sé —confesé— Pero si Citron nos mandó esos mensajes, seguramente no tenemos otra opción.
— ¿Eso crees?
Asentí. La chica estaba bastante asustada como para pasar la noche bajo su propia habitación, por lo que se durmió bajo mi regazo. Comencé a mirarla… sus cabellos castaños sueltos, su tez pálida y sus mejillas rosadas. No sé por qué, pero a pesar de que sentía miedo por el interrogatorio de mañana, el ver su rostro me hacía estar tranquilo…
Misty
Caminaba sola por el pasillo, pero con el más mínimo sonido de algún eco o alguna pisada, me erizaba la piel de los nervios. En aquel momento tenía miedo, y el día anterior, y el anterior, y el anterior, y aquel día, donde había escuchado a Lance y a otro sujeto hablar de cosas extrañas. Jamás imaginé que Lance fuera parte de algo que nadie sabía, y aunque no comprendía mucho sobre el tema, tenía el presentimiento de que él no era quien demostraba ser en PBO. Y a partir de ese momento, me volví bastante cautelosa, revisando cada pasillo, cada torre, esperando a que Lance no me hiciera algo malo. No he hablado con él desde que me aceptó en el gremio, pero no volvería a hacerlo después de que lo espié. Inclusive estaba aún más confundida sobre el tema cuando me había encontrado a Iris momentos después de que había huido hábilmente de la torre Dragón. Yo corría por un pasillo de la torre, cuando casualmente ella había aparecido y se sorprendió por mi presencia.
— ¿Dónde estabas?
— ¿Qué dónde estaba? ¡Le avisé…! —bajé la voz y la metí en un armario lleno de utensilios de limpieza— Le avisé a Ash sobre Masato, y cuando regresé aquí para decirte que él estaba en problemas porque su gremio era atacado, descubrí algo… Lance…
— ¿Quieres ir más despacio?
— Un tal… gremio Sinnoh ha atacado el Castillo Esmeralda y…
— Lo sé —me mencionó como si ella hubiese estado presente.
— ¿Qué? ¿Cómo lo sabes?
— Bueno, en realidad no lo sé. Pero gracias por avisarme de todas maneras.
— ¡Satoshi me dijo que te dijera…!
— ¿Y a mí de qué me sirve ello? Que se lo diga a Citron o a Ciprés.
— ¿Eh? ¿Ciprés? ¿Quién es…?
— Olvídalo. Yo no puedo hacer nada…
— ¿Por qué?
— Porque no. Olvida lo que dije, ¿qué es lo que ibas a decir de…? —bajó la voz para pronunciar aquel nombre—¿…Lance?
— Oh, sí… él… él no es quién crees que es.
— Eso lo sé —pero de pronto había cubierto mi boca con su mano— Pero baja la voz ¿quieres? No podemos hablar aquí de ese tema. Ven, te contaré en mi alcoba.
Y me sorprendí cuando ella me dijo que formaba parte de la UEO. Ciprés, el líder de aquella unidad secreta, le había encargado una misión bastante complicada desde el principio: encontrar a nuevos miembros del Gremio Rocket. Sin embargo, Iris había sido lista desde el comienzo. Ella tenía sospechas de que Lance podía tener algo que ver en ello, por lo que se unió a su gremio desde un inicio.
— Pero me di cuenta de algo… —confesaba al mismo tiempo que me contaba sobre ello—… Lance es demasiado cauteloso. Yo tenía mis sospechas. Yo sabía que él formaba parte del Gremio Rocket, lo presentía. ¿Por qué? Date cuenta de esto, Kasumi. ¿Vencer él solo a un Pokemon Legendario sin ayuda? ¿Ser uno de los jugadores más fuertes de PBO? ¿Tener el gremio más fuerte de todos? Son interrogantes complicadas de analizar, pero sé que él tuvo la ayuda de alguien… y ese alguien es Giovanni. Además, nadie de la UEO sospecharía de alguien que ayuda en las mazmorras y es ovacionado por todos en PBO. Pero yo me di cuenta: él en ocasiones la pasa la mayoría de las veces en su habitación, con la guardia de su Dragonite alrededor de la torre, pidiendo el secuestro del Espadachín Esmeralda, que también era del Gremio Rocket. ¿No lo ves? Él es uno de los miembros de ese gremio secreto.
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— Y… ¿Y por qué no te has contactado con el líder de la UEO, o por lo menos con Citron?
La chica se quedó en silencio durante unos momentos, con la mirada perdida en su ventana nocturna, para después preguntar algo que no tenía nada que ver con el tema.
— ¿Conoces el hueso de Dragón?
— ¿El escudo de Lance?
— No, no. El hueso de dragón. El material más resistente y duro de todo PBO. Basta con un golpe en la sien de un hueso pequeño de un Pokemon dragón para que baje la vida completa de un jugador intermedio. Es muy difícil de conseguir, pero es posible conseguirlo sólo si eres poderoso y tienes los medios para hacerlo —la chica suspiró—. He visto la espada de Lance… la espada más poderosa de todas. He visto su mirada antes de asesinar a un jugador novato que una vez estuvo en su contra; he visto incluso cómo salía de una casa asesinando a novatos sin en realidad matarlos, con una sed de sangre incomprensible. Niña, Lance no es quien cree la gente que es. Eso es cierto… pero ¿en realidad lo conocemos? ¿En realidad lo conoces?
Permanecí en silencio. Iris soltó una risa miedosa.
— Ni yo, y aun así tengo miedo de él, y tengo miedo de lo que le haga a los demás si se entera de que lo traicionamos. Sé que puede llegar a matar a mi familia, e incluso puede llegar a cosas peores —la chica tuvo la mirada perdida— Es por eso que estoy atrapada. No en este castillo… no. Estoy atrapada en la locura del sujeto… Hubo un beta que traicionó al gremio hace no mucho, en los inicios de PBO, y cuando me enteré de lo que le hizo Lance a su familia, no me atreví a contactar más a la UEO.
El miedo erizó nuevamente mi piel una vez más. Oí unos ruidos extraños que invadieron la esquina de un pasillo, y pensé que podría ser Lance. Inclusive Iris, que pertenecía a una unidad secreta y era una beta poderosa, tenía miedo de él. Sabía que debía de decirle a Ash, a Citron y a su líder que Lance era parte del gremio secreto, pero no podía ser capaz de decirle nada a nadie durante estas dos semanas que pasaron. No… no podía. ¿Y si Lance se enteraba de que lo traicionaba? ¿Qué iba a hacerme? ¿Me asesinaría? ¿Asesinaría a mis hermanas en el mundo real, a pesar de que las odiaba y al mismo tiempo las echaba justo ahora de menos? No…
Me envolví en un aura anaranjada al notar que los ruidos se hacían mayores al final del pasillo iluminado por un par de llamas. Unos pasos se acercaban con misterio, y producían un eco débil y apresurado.
Y entonces un sujeto apareció ahí. Un chico de ropajes esmeraldas, con un gorro albino y con un arco en la mano, apuntando con una flecha de piedras rubíes hacia mi sien.
— ¿Dónde está?
No supe qué responder. ¿Acaso él no era el Arquero Estratega? ¿Acaso no era el compañero de May? ¿Qué había pasado con ella? ¿Por qué estaba él aquí? ¿Qué pasó en la invasión del Castillo Esmeralda? Según escuché que Drew y su gremio se estaban reconstruyendo nuevamente la ciudad, pero no había tenido noticias ni de ella ni de Ash, ni de Shigeru.
— ¿Q-qué?
— ¿Dónde está Masato?
Su flecha se tensó más. Estaba furioso y tenía una mirada intimidante.
— Él…
— ¡Sé que estuvo aquí! —su grito se escuchó por todo el pasillo, y tuve miedo de que se escuchara hasta la torre donde dormía Lance, si es que estaba ahí.
— ¿Cómo lo sabes?
— Shigeru me dijo. Ahora, dime dónde está.
— ¿Para qué lo quieres?
— Eso no te incumbe. Son asuntos personales.
De pronto, sentí una extraña presencia a mis espaldas. Un aire gélido invadió el ambiente y el traqueteo de una armadura se hizo presente. Al voltear, sentí un miedo mayor al ver la figura esbelta de Lance, que había aparecido ahí de la nada.
— Él no está aquí —sonrió con una sonrisa siniestra que nunca había visto, mientras sus cabellos carmesíes se agitaban debido al viento que él mismo había provocado— Pero con gusto puedes hacerle compañía en su celda.
Gary
Abrí la puerta de la posada con suma calma. El último brillo de pixeles había desaparecido en un ambiente donde las antorchas se habían esfumado, así como los novatos que había dentro de ella. Suspiré y salí al exterior.
Las aguas calmadas relamían las orillas de los puentes con suma tranquilidad. Los botes aparcados sobre los puertos se mecían con el viento apacible. Caminaba por varios puentes, que servían de conexión entre varias casas y pasillos de madera, que colgaban sobre el gran lago que formaba parte del nivel 36. Era tanta la cantidad de puentes que por un momento me perdí, aunque en realidad, estaba más perdido en lo que había sucedido un par de días.
Me recordaba ahí, parado en medio de una oscuridad incomprensible dentro de una habitación la cual no recordaba su ubicación exacta. Ahí habían varias siluetas, y todas ellas, iluminadas por el candelabro débil de la mesa alargada; me observaban como si fuese algún espécimen extraño.
— Él es el nuevo integrante —mencionaba Giovanni, al tiempo en que los demás se mantenían fríos y serenos, excepto la mujer de atuendos blanquecinos y cabellos azabaches cortos, que al hacer contacto con mi mirada, sonrió de una manera extraña.
— ¿El Sanador Invencible, eh? —preguntó Diantha.
Yo no dije nada. No quería volver a verla a los ojos, pero era inevitable.
— Sabía que tarde o temprano te unirías —confesó— Ya que ahora no tienes un gremio oficial, ¿por qué no vuelves al Gremio Equilibrio?
Recordé aquella vez. Recordé a Diantha confesando a sus miembros a unirse al Gremio Rocket. Me recordé a mí negándome y saliendo del lugar… Me recordé a mí como un miembro de aquel que fue mi gremio alguna vez, sintiendo algo extraño por dentro. Una capa con el Ying y Yang ondeando con el viento, atuendos blancos y negros portando mi persona…
—Gracias por la invitación, pero estoy bien así.
— Oh, y yo que actuaba de manera amable —dijo.
— Aun así no actuaras seguirías siendo amable con él, Diantha —mencionaba el sujeto de cabellos plateados, el que se llamaba Steven— Después de todo fueron amigos. ¿O no?
— ¿Amigos? —rió. La chica tenía una blanca sonrisa, hermosa y siniestra a la vez.
— Ya, basta —dijo Giovanni. El sujeto se mostró a la luz de las antorchas. Tenía rasgos ásperos y tez morena, y unos ojos azabaches tan negros como la misma oscuridad del aula. El sujeto estaba envuelto en su capucha característica— ¿Hay alguna novedad?
— Además de todo lo que te he proporcionado sobre la UEO, creo que Trip intenta saber de tu localización real —confesó Paul, que yacía quieto en una de las sillas.
— Oh, no creo que me encuentre. ¿Algo más?
— La UEO —la voz de Steven era serena. La más calmada y apacible de todas en la habitación— Al parecer ya están en Ciudad Subterránea. Mañana haré el interrogatorio.
— Bien. Esperemos descubrirlos, y cuando lo hagas, captura a Ash, a ese imbécil de Citron y mata a los demás.
— Por cierto —intervino Lance, sonriendo— Te he llevado al Arquero Estratega a que estrene otra de las celdas. Considéralo un regalo de mi parte.
— ¿Ruby? ¿Qué hacía ahí? —preguntó Cynthia, con una voz calmada y provocativa— Le dije que no abandonara el gremio. He estado intentando el buscarlo, pero jamás me imaginé que apareciera en tu castillo, Lance.
— Pues lo hizo. Buscaba a Masato y lo va a encontrar —sonrió Lance y soltó una risa educada.
— Al parecer tus amenazas no sirvieron , Cynthia —le dijo Giovanni.
— Tranquilo, cuando vea a Haruka muerta, él sabrá que hizo mal.
— Como sea, ¿algo más?
— Oh, alguien de mi gremio ha desaparecido —Diantha intentó llorar, pero sólo era actuación de su parte— Alguien ha raptado a White.
— ¿Por qué lo harían? —cuestionó Paul.
— ¿No será que tu muchacho tendrá que ver algo en esto? —Cynthia rió fríamente y me lanzó una mirada.
— Yo no tengo nada que ver. Yo ya no soy parte de tu gremio —confesé y le mantuve la mirada a Diantha, que después de unos segundos ella fue la que desvió la mirada y sonrió.
— Captura al sujeto que haya hecho aquello. Tal vez pueda ser de la UEO, no lo sabremos hasta que lo tengamos. Si alguien se encuentra a White y al secuestrador, tráiganlo hasta mí.
— Ya he enviado a Black, aunque no la ha encontrado.
— Entre más personas, mejor —dijo Giovanni—. ¿Algo más?
— Sí —era mi turno— Se ha rumoreado de una tal Conspiración. He escuchado que hay tres sujetos que han estado expandiendo algo de una tal era nueva.
— Yo también escuché eso —me apoyó Paul.
— No son solo más que tonterías —Lance bufó y rió agudamente.
— Como sea, puede que sea algo insignificante, o de lo contrario, algo importante que parece insignificante. De eso yo me encargaré. ¿Qué más?
Nadie dijo nada.
— Bien. Paul: algunos novatos han estado desanimados por la desaparición de la Novata Índigo; eso puede ser un punto a nuestro favor, así que sigue usándola como títere y haz que manche su reputación. Cynthia: Ten bien vigilado a Drew, y sigue manejando al gremio como lo sabes hacer… puedes hacer lo que sea con ese gremio. Steven: ten vigilado a Masato y Ruby, y necesito saber si la UEO está realmente en Ciudad Subterránea, confío en ti. Lance: Por lo pronto sigue haciendo lo que sabes hacer, guiando a los jugadores con tu liderazgo en las mazmorras, aunque presiento que el juego está siendo superado muy rápido, pero no hay problema con eso. Diantha: Ve quién es el que raptó a tu jugadora y descubre sus intenciones. Gary: Para poder ganar tu confianza, quiero que mates a los novatos que aun no han sido controlados, tantos como sean posibles… espero no seas tan débil como lo fue Ash.
Todos salieron del aula, excepto yo. Giovanni había estado de espaldas en la cabecera de la mesa, pero cuando había notado mi presencia, se sorprendió.
Lancé la pregunta al aire, sin importarme nada.
— Necesito saber si mi abuelo sigue vivo —era una pregunta arriesgada, debido a que aun no había obtenido su total confianza. Él era el verdadero asesino de mi abuelo, según Ciprés había contado, por lo que debía preguntarle a él si en verdad estaba muerto o vivo.
El sujeto se volteó con la mirada escondida entre la capucha, pero lo único que pude notar fue la comisura de sus labios de oreja a oreja.
— Uno de sus colegas lo mató—confesó, aunque yo sabía que no era cierto.
— Eso lo sé —mentí— Pero él me dijo antes de desaparecer, que iba a verme pronto en el juego. Puede que él esté aquí.
— Bueno… ¿y tú le crees?
Me quedé en silencio.
El sujeto dejó de sonreír y salió por la puerta, rozando mi hombro hasta que me dejó en la oscuridad de la noche.
Y por un momento pude ver a mi abuelo reflejado en las orillas del puente por donde caminaba, pero tan sólo había sido mi reflejo. ¿Qué podría significarse aquello? ¿Acaso sí está vivo? ¿Acaso Giovanni lo tiene secuestrado en algún lado? ¿En PBO? ¿En la vida real? No lo sé, y aunque sentía mucha rabia y quería vengarme de Giovanni, tenía que actuar con serenidad.
Mis pensamientos fueron súbitamente interrumpidos. Los pasos apresurados e inesperados se alguien a mis espaldas me hicieron voltear para subir la guardia. Una silueta saltaba de puente en puente con un gran salto, apenas tocando el agua que había entre ellos. De pronto, un sujeto de tez morena suplicaba que detuviera a aquella silueta. Por un momento me costó trabajo el recordar quién era aquel tipo que pedía ayuda, pero entonces recordé que era el chico que había vencido en el Torneo Esmeralda, ya que su apariencia no había cambiado mucho con la real.
— ¡Detenla!
Otro sujeto apareció a su lado, con una mata esmeralda larga y espesa cayendo sobre sus espaldas. Los dos jugadores saltaban de puente en puente y corrían por los pasillos construidos sobre el lago, escalando los tejados de madera de las humildes y pequeñas casas amontonadas, mientras la luz daba de lleno con sus fugaces sombras.
Y entonces, mis pupilas se dilataron. Era ella…
Su túnica ondeaba al viento, con el símbolo del Ying y el Yang bordado en medio. Su cabellera castaña, ondulada y espesa bailaba al compás del viento, y una gorra de tonos rosados y blanquecinos cubría su rostro. La chica saltaba tejado en tejado, aunque no con total libertad debido a que tenía las manos atadas a un Hilo Demora.
Bastó con un enorme salto de mi parte para posarme frente a la jugadora, que en un principio no me reconoció debido a que seguía con la túnica misteriosa cubriendo mi rostro. Mis pies crujieron bajo la madrea podrida de uno de los tejados; la chica retrocedió asustada y bajó aterrizando en uno de los puentes, pero al momento de aterrizar, uno de los tablones mohosos del camino se hundió sobre el lago y su pie derecho se atascó en el agujero. La castaña forcejeó, pero Takeshi y el otro sujeto ya la habían atrapado para ese entonces.
Aterricé levemente a su lado, y Takeshi me agradeció.
—Un momento… —el chico me reconoció— Tú eres Shigeru, el Sanador Invencible.
Noté que el otro jugador se sorprendió, aunque intentó disimularlo.
— Así es —dije, mientras miraba a White a los ojos, y a ésta se le dilataban las pupilas al ver mi persona.
Maldita suerte el haberme encontrado con la miembro extraviada de Diantha. Maldita la suerte en que tenía que ocultarle esto al Gremio Rocket…
Para que se les facilite la descripción de los paisajes, abran ests imágenes para que se den una idea.
Afueras en la cordillera (nivel 25): www. 24horas. cl/ incoming/ (junten los espacios)
Pueblo Subterráneo*: agaudi. files. wordpress 2008/08/canyon_chase_by_ (junten los espacios)
Ciudad Subterránea*: vignette3. wikia. nocookie shingeki-no-kyojin/images/0/0d/Ciudad_Subterranea_%28Anime% /revision/latest?cb=20140912160054&path-prefix=es (junten los espacios)
NOTA: En Pueblo Subterráneo no es exactamente como la imagen. Omiten las naves y reemplacen las bases por un pueblo hecho de madera y de pobreza, pero que el pueblo esté del lado izquierdo, no del derecho donde están los agujeros de luz.
Y en Ciudad Subterránea sólo imagínense un castillo enorme que rabse los límites justo en el centro de la ciudad y también imagínense los puentes entre los pilares de piedra.
Próximo capítulo: Interrogatorio
