Lamento si he tardado en publicar los capítulos, pero he estado algo bastante ocupado en toda esta semana. Sin embargo, como es la semana patria aquí en mi país, no tengo clases y por consiguiente tendré tiempo para pubclir el viernes C: Como sea, muchas gracias a todos los que visitan y mi fic y el capítulo anterior sólo recibí un review xD Qué chistoso.

Kuroi: Gracias por el review, viejo. En este capítulo te alegrarás mucho porque aparecerá mucho Gold. Y sí vi el app de Pokemon GO. La verdad estoy muy emocionado xD Me hizo recordar al fic y tienes razón, puede que sea lo más cercano a realidad virtual en lo que queda de nuestra vida, aunque quién sabe; a lo mejor en un futuro ya existirán cascos de realidad virtual, uno nunca sabe a ciencia cierta. Y respondiendo tu pregunta, no he visto el anime que me dices, pero lo veré pronto. Tengo que confesar que he estado viendo Shingeki no Kyojin, porque aunque te parezca increíble, no lo había visto xD Pero ya lo terminé y una buena noticia es que me he inspirado gracias a ese increíble anime, así que la inspiración reacerá sobre mi fic a montones.

Espero que disfruten de este capítulo, que se concentrará en personajes secundarios (y habrá un shipping n_n ) Bueno, sin más los dejo.

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Capítulo 67

¿Una Conspiración misteriosa?


Red

— ¡Únanse a la Conspiración Plasma! ¡Una nueva era está a punto de surgir!

Basta. Los gritos de aquel Meowth pronto iban a estallar en mi cabeza. ¿Es que no podía callarse por ningún momento? Diablos. Maldigo el día en que aquellos tres se unieron a nosotros. No… Maldigo el día en que Yellow pidió el acompañarme. Sin duda estaba mejor solo, y ni siquiera se dedicaban siquiera a ayudarme en mi búsqueda. Como sea… "Mucha ayuda el que no estorba".

La gente comenzó a aglomerarse cerca de los tres sujetos. Meowth seguía entusiasmado repitiendo una y otra vez acerca de la conspiración. James empezaba a tener un ataque de felicidad cuando mucho más gente de la que había previsto se reunía a su alrededor, y Jessie intentaba forzar una cara sonriente y amable, aunque en realidad no era muy fanática de estar cerca de una multitud. Tanto yo como mis demás amigos —y la palabra era una exageración de mi parte, ya que sólo eran acompañantes, y nada más— se reunían también cerca de la multitud, aunque poco después cada uno deambuló por el pequeño pueblo del trigésimo nivel.

Blue había tomado las riendas del grupo y decidió que aquí sería el lugar perfecto para comenzar la búsqueda. El trío de la conspiración también estaban de acuerdo en viajar hasta acá, ya que el pueblo tenía más gente de la necesaria, y el ambiente era sumamente apacible.

El sol se asomaba por entre los tejados enormes de madera mohosa de las casas. El rocío del césped y de toda vida vegetal que había alrededor del pueblo hacían brillar el lugar de una manera hermosa, mientras varios Pokemon voladores y terrestres, que a pesar de ser salvajes, se mostraban carismáticos antes los jugadores que se acercaban a ellos y los acariciaban debajo del hocico. El aire mañanero del lugar era incluso fresco y radiante, y las calles poco a poco iban siendo iluminadas, desapareciendo las sombras alargadas y voluminosas de las casas mohosas de madera. La gente iba y venía por el lugar, entusiasmada por la verdadera atracción de este pueblo: su paisaje apacible y los Pokemon salvajes relativamente tranquilos y juguetones que vagaban por las calles.

En un principio Blue y los demás empezaron a preguntarme acerca del paradero de mi hermana perdida, pero poco después, cuando el trío molesto decidió llamar la atención del centenar de gente, cada quién tomó un descanso por separado deambulando por todo el pueblo. Blue y Green decidieron entrar a una posada muy popular, donde muchos Pokemon básicos de la espesura que yacían dentro de ella eran el centro de atención. Yellow hizo una nueva amistad con Crystal, y ambas decidieron caminar por los rumbos del pueblo mientras platicaban de cosas sin sentido, aunque aún seguía atisbando una capa de nerviosismo en el rostro de Yellow, debido a las amenazas de Meowth y sus colegas. Los chicos restantes, Gold y Silver, sinceramente no sabía dónde demonios se habían metido, y ni me interesaba.

Por mi parte yo estaba recargado en una de las cuatro paredes de una casa mohosa, intentando reconocer el rostro de cada persona que pasaba por las calles del pueblo. A un costado, los de la conspiración seguían invadiéndome con sus gritos energéticos.

No. No. No era ella. No. Muy pequeña. Muy grande. Cabello rubio, azabache, pelirrojo. Nadie se parecía a ella. Diablos.

— ¡Y lo repetiremos una vez más!

Por Arceus. ¿Es que no se cansaban?

Súbitamente frente a mis ojos apareció Silver. El chico caminaba con un aire de preocupación en su ser, aunque parecía más aburrido que preocupado. Sin embargo, tenía asuntos pendientes que hablar con él.

No era estúpido. Desde el momento en que se apareció la noche anterior por el bosque, Yellow lo conocía; pude notarlo. Y de alguna manera, también Jessie, James y Meowth lo conocían, puesto que habían reaccionado de una manera más sorprendente que Yellow. Sin duda aquel sujeto tenía que ver con la Conspiración Plasma y con lo que sea en lo que Yellow estaba entrometida. A pesar de que tarde o temprano la rubia iba a decirnos que ayudáramos a expandir aquella supuesta conspiración, tenía que investigar más sobre el tema, y Silver era una luz que me guiara hacia las dudas.

— Hey —le saludé. El pelirrojo, con un rostro sombrío, me dedicó una mirada de desconfianza, y simplemente decidió pasarse de largo. Con algo de molestia, suspiré y dejé de recargarme en el muro de la casa para seguir sus pasos— Hola.

El chico no me hizo siquiera caso; seguía dando pasos tranquilos con las manos en los bolsillos, como si nadie le estuviese hablando.

— Escucha —dije repentinamente cambiando mi tono de voz— Iré directo al grano, puesto que sé que no te agrado yo o los demás. No sé qué es lo que te tiene molesto, pero…

— Estoy junto a ustedes sólo por mis compañeros Gold y Crystal, que quisieron aceptar —lo dijo para que me alejara de una buena vez; lo que él no sabía es que tenía mi as bajo la manga que lo iba a exasperar, y mi inesperada sonrisa irónica le hizo desconcertarse.

— ¿Crees que no lo he notado, eh? —su pregunta le hizo tensar la mandíbula— Sé que tú, Yellow y esos tres idiotas tienen algo en común. No sé de qué se trata, pero quiero saberlo.

— No tengo idea de lo que hablas —dijo secamente, intentando mantener la cara más inexpresiva que había visto jamás, sólo que todo resultaría en vano, porque yo ya lo sabía.

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— No te hagas el inocente —me miré las uñas tratando de ser disimulado— Yellow pertenece a la Conspiración Plasma ¿No es así? —al pronunciar la confesión, el chico no pudo evitar dejar de respirar por un segundo— Sí… lo sé. Ella no se lo ha dicho a mis compañeros ni a los tuyos. Los únicos que lo saben son esos tres, tú y yo. Sé que suena algo descabellado, pero tengo el presentimiento de que ambos están en peligro. Tengo la certeza de que esta conspiración en realidad oculta algo maligno que contiene un peligro tanto para ti como para Yellow. ¿Sabes cómo la conocí? Ella llegó un día hacia mí, suplicando que la protegiera. ¿Suena algo extraño, no lo crees? Nunca me dijo con exactitud a qué le tenía miedo, y si me lo dijo, sería una mentira incrédula y absurda. Sé que algo o alguien está detrás de Yellow, y debo suponer que tiene que ver con la conspiración. Poco después nos topamos con esos tres que andan diciendo sobre la ya mencionada, y cuando vieron a Yellow, se unieron a nosotros sin siquiera pensarlo. La amenazaron en secreto de que si ella no le decía a sus amigos que le ayudaran a expandir la conspiración, iba a confesarle a todos que había formado parte de ella. Qué extraño ¿no? Ni Blue, Green, ni yo tendríamos problema con que nos dijera que formaba parte de esta estúpido complot. A menos… —y entonces paré en el camino, mientras algunos que iban a mis espaldas nos esquivaban con empujones; Silver también había parado, un poco más delante de mí, pero estaba cabizbajo y escuchando atentamente a lo que le decía—… a menos de que esa conspiración oculte algo, o bien, tenga algo de malo. Si no ¿por qué otra razón Yellow no quiere que sepamos que había formado parte de ella? ¿Será que es peligrosa? ¿Por eso la chica busca a alguien que le cuide las espaldas? Y más evidente fueron mis sospechas cuando tú llegaste. No soy estúpido: ayer después de que todos estaban dormidos, pude notar que Yellow fue hacia ti y hablaron de algo, aunque no pude escuchar qué era; supongo que trataron el tema de la conspiración ¿o me equivoco? Porque… ¿de qué otra cosa hablarían dos extraños que se acabaron de conocer en un bosque sin siquiera haberse dirigido la palabra ni para presentarse?

— Cállate —espetó rápidamente Silver.

El chico estaba con los puños apretados y la espalda tensa. Miraba hacia el suelo, viendo los pies de la gente que pasaban a un costado de él, viendo el polvo del sendero levantarse por los vientos repentinos, observando cómo la luz sobre el horizonte iba ahogando las sombras de las moradas herrumbrosas, mohosas y húmedas.

Yo permanecía con mi sonrisa victoriosa, y me crucé de brazos esperando su respuesta. No tenía nada contra él, pero su actitud me estaba confirmando que todo lo que había dicho era cierto.

Entonces, el pelirrojo se volteó hacia mí con aquellos ojos carmesíes siniestros. Puede que su mirada inspirara temor, pero sinceramente yo no le tenía miedo a nada. Ni siquiera tenía la certeza de que estuviera a mi nivel de batalla, por lo que si había una lucha entre los dos, ni siquiera necesitaría el desenvainar la espada guardada en mi inventario.

— Yo… —sus puños se apretaron con más fuerza, y poco a poco la gente iba disminuyendo en grandes cantidades, debido a que el trío había llamado la atención de muchas más personas; inclusive pensé que la multitud que habían reunido alrededor de ellos era la mayor que habían aglomerado jamás. El chico se quedó en silencio durante un par de segundos, pensando en lo que estuviera pensando, y conforme pasaba el tiempo la gente se iba acumulando en el felino y sus compatriotas, dejándonos a él y a mí casi solos en medio del sendero largo del pueblo, alejados de el gentío que comenzaba a preguntarse acerca de aquella conspiración.

— Anda, di que es cierto —mi voz se agravó y mi mirada se hundió entre las sombras de mis cejas y mi gorra— Y más te vale decir la verdad; quiero saber lo que pasa con Yellow.

— Ella y yo… —el chico finalmente habló, con un suspiro de por medio—… Es cierto. Yellow y yo formábamos parte de la Conspiración Plasma. Antes de que preguntes qué diablos es eso o con qué propósito se creo, quiero decirte que al principio pensamos que era un gremio común y corriente, justo como los miles de gremios que se creaban por todo PBO. No sé el por qué Yellow se unió, pero puedo decirte que yo era un beta que jugaba el juego de una manera… no muy buena.

— ¿A qué te refieres?

— Me gustaba asesinar a los jugadores, y de hecho sentía placer por ello. Como sea, después de que el gremio se creó en la versión beta, y después de que se dio el anuncio que esto ya no era solo un juego, nuestro líder comenzó a comportarse extraño. No quiero contar detalles sobre ello… —cerró los ojos evitando recordar los sucesos que quería cuestionarle, pero por respeto hacia él no lo hice—… Al final el líder de la conspiración llevó al mismo gremio a desintegrarse, y bueno… yo y Yellow fuimos de los pocos que permanecimos ahí, hasta que finalmente tuvimos que abandonar al líder, que su misma locura llevó al gremio a extinguirse.

— ¿A extinguirse?

— Bueno, oficialmente el gremio ha desaparecido, pero aún tanto esos tres tipos como su líder intentan advertirles a todos que tengan cuidado.

— ¿De qué? —aquello me hizo sentir más curioso sobre el tema— ¿Quieren resurgir como un fuerte gremio?

— ¿Resurgir? No… ni siquiera su líder quiere que el gremio vuelva. La Conspiración Plasma ya no volverá como un gremio… no… es más como lo dicen justo ahora.

Y se mantuvo en silencio, mientras la voz de James se alzaba por el aire y viajaba hasta nuestros oídos.

— ¡…una nueva era vendrá…!

— Una era —repetí, impresionado.

El pelirrojo asintió.

— No comprendo.

— Ni yo —admitió con un suspiro— Pero su líder, en medio de su locura y con mucho resentimiento hacia mí y Yellow, está no sólo en nuestra búsqueda para asesinarnos, sino que quiere un propósito más grande. La era de la que habla… no comprendo. Me es difícil explicar a lo que en verdad se refiere, pero sé que no es algo bueno.

— Pero tú eres un beta —mencioné. No era necesario luchar con él para presentir su poder— Entiendo que Yellow tenga miedo, ¿pero tú?

— No comprendes —y por primera vez esbozó una sonrisa sarcástica— Él está loco. No puedo ni imaginarme lo que llegaría a ser capaz. Tuve que huir una vez que abandoné el gremio, para esconderme de él. Ni siquiera volví a ver a mi familia.

— Así que tu líder es peligroso —ahora entendía todo— Y tanto Yellow como tú quieren a alguien que los proteja.

— Parece que Yellow sí, por lo que me has contado —el chico tragó saliva— Pero yo no.

— ¿Ah no? —bufé— ¿Y tus amigos? ¿Ese tal Gold y Crystal? ¿Por qué dicen que te conocían?

— Yo…ellos sólo… —repitió molesto.

— Sé que mientes.

— Ellos… —bajó la mirada—… son fuertes. Ellos y otros más sólo los utilizo como protección.

— Vaya, qué bajo has caído —no era el indicado para decir aquello, puesto que también estaba insultando en cierta manera a Yellow, y aunque no quise admitirlo, la rubia sólo me estaba utilizando así como él a sus dos amigos.

— Cállate —levantó su tono de voz.

— Y ahora te sientes mal por ellos por cómo los utilizaste, es por eso que huiste y estuviste confundido en saber qué hacer ¿cierto? Por eso te encontramos solo en el bosque y después llegaron tus amigos para decirte que regresaras con ellos, a pesar de que tú insistías en que no los conocías. ¿No es así? Porque sabes que ellos están en peligro, por eso huyes de ellos.—Vaya, qué inteligente me consideraba.

— ¡No! —estalló— Ellos no son más que unos estúpidos. Yo puedo cuidarme por mí mismo. Al principio pensé que eran fuertes, pero no son más que basura.

— Son tus amigos, y te sientes culpable por ello —confesé haciéndole saber la verdad. Algo en esto me hacía sentir placer.

— ¡No!

— Los quieres.

— ¡No! —Repitió molesto— ¡Gold no es más que un estúpido parlanchín que cree que todo lo sabe y que se siente fuerte pero no es más que un idiota! ¡Y Crystal no es más que una niña inocente que cree que todo estará bien, pero no es así! ¡No es más que una…!

Pero cuando yo dirigí mi vista hacia las espaldas de Silver, éste notó mi mirada. El chico giró para notar que Crystal estaba escuchando todo. La amiga de Silver tenía las pupilas dilatadas y un semblante tan pálido y tenso que supe que ella tampoco sabía nada sobre esto.

— Crystal… —Silver extendió una mano para evitar que se moviera de su lugar, pero ésta retrocedió unos pasos.

— ¡…prepárense para la nueva era que está a punto de surgir…! —la voz de Meowth era lo único que se escuchaba por todo el pueblo.

— N-no… —un conjunto de gotas salinas comenzaron a emanar de los orbes cristalinos de la muchacha—… No puede ser posible.

— No, Crystal. No es lo que tú crees.

— ¡…sólo los más capaces sobrevivirán; no los más fuertes, ni los más débiles…!

— Todo este tiempo estabas ocultando secretos —dijo en un susurro que un nudo en su garganta le impidió hablar con claridad— ¿Por qué no nos lo habías dicho?

— No quería decirles.

— Citron confía en ti. Ciprés, Gold, Trip… —nombró a personas que no conocía, aunque supuse que eran amigos suyos dentro del juego.

— No quería decirles la verdad. Crystal, no sabes lo que me ha sucedido. No es fácil.

— Por supuesto que no sé lo que te ha sucedido —asintió molesta y triste a la vez—… así como no sé más cosas de ti. ¿Qué más ocultas? ¿Eh? ¿Qué más le has ocultado a la UEO?

¿UEO? ¿Acaso será nombre de su gremio? Pero si ellos no tenían gremio, y sus estadísticas sobre su cabeza lo confirmaban. ¿Entonces qué diantres significaban esas siglas? No lo sé y no me interesaba.

— Crystal, por favor…

— ¡… así que pongan mucha atención, que la conspiración plasma no es cualquier cosa…!

La chica se cubrió el rostro con sus manos y la humedad comenzó a acumularse sobre las palmas de sus manos.

— No sé quién eres —dijo finalmente— No sé por qué pensé alguna vez que me gustabas. No sé nada de ti, Silver. ¿Ese es tu nombre real? —La chica se limpió los ojos— No quiero verte nunca más ¿oíste?

Entonces como si todo esto fuera un entretenido espectáculo para mí, Gold llegó algo confundido por la situación, saliendo de la multitud y llegando hacia nosotros. Cuando vio a Crystal llorar y a Silver furioso, su semblante cambió.

— ¿Qué pasa aquí?

Pero nadie respondió. Yo lo único que hacía era sonreír de placer. ¡Qué divertido era esto! Debo de admitirlo.

— Crystal… ¿qué sucede?

Pero la chica le dirigió una mirada asesina al pelirrojo y salió huyendo del lugar, con sollozos de por medio. Gold observó al sujeto y estuvo a punto de recriminarle algo, pero pensó que era más importante consolar a su amiga y fue tras de ella.

Silver se quedó pasmado en su lugar, sabiendo que había arruinado la amistad tanto de su amiga como de Gold, que pronto se iba a enterar de todo. El pelirrojo me miró de reojo, jadeante de confusión y rabia.

— ¿Lo sabías?

Su pregunta la pude comprender perfectamente.

— Ella te escuchó desde el principio —confesé— No quiero ser egoísta ni mala persona, pero es lo que te mereces por utilizar a las personas de esa manera.

Repentinamente el chico dio pasos violentos hacia mí. Cada paso que dio fue como una burla para mí. No era rival… No lo iba a ser nunca. El chico desenvainó su espada, y aunque supuse que esa arma era de un muy buen nivel, esbocé una sonrisa de oreja a oreja y fruncí el ceño, sediento de pelea. Hace mucho que no tenía una, ahora que lo recuerdo.

Silver me apuntó con la punta de su espada en la manzana de mi tráquea. Yo permanecí con aquella sonrisa, y aunque tenía entendido que ni siquiera pensaba sacar mi espada, de todas maneras el tipo no tenía el valor suficiente para matarme.

Y tuve razón.

Guardó la espada, se pasó de largo y comenzó a caminar aun con rabia en su interior, no sin antes decirme algo que pude escuchar perfectamente.

— Ahora te toca vengarte de Yellow —sonrió sombríamente— Después de todo ella también te está utilizando a ti.

Y aunque pensé que su comentario no me había dolido, en alguna parte… en algún lugar muy, muy profundo, sentí una apuñalada en la que mi subconsciente era el único herido por el comentario. No me dolía, pero al mismo tiempo sabía que era verdad.


Gold

— ¡Crystal! —mi voz resonó en las afueras del pueblo. Los árboles comenzaban abundar, y las telarañas de sombras de los árboles caían como una alfombra sobre el césped amarillento. Vi una silueta que recorría la espesura rociada por la mañana, descendiendo y ascendiendo por pequeños terrenos desnivelados por el suelo. Mis pulmones jadeaban y suplicaban por aire, aunque no entendía por qué una mujer era más rápida que yo.

Y tarde o temprano, la chica se paró en su lugar. No supe si por cansancio, por tristeza o porque se había tropezado, pero cuando la alcancé lo único que llegué a hacer fue sujetarla entre mis brazos y levantarle el rostro. Su boina blanca había caído al suelo, dejando libre sus cabellos cobaltos.

— Crystal —volví a nombrar con preocupación. Me partía el alma verla de esa manera. Estúpido Silver… Cuando vuelva a verte juro que ahora sí te mataré, maldito cabrón— ¿Qué sucede? ¿Qué te hizo Silver? ¿Estás bien?

La chica sollozaba levemente y sus lágrimas recorrían su rostro. Estaba bastante dolida, que ni siquiera volteó a verme fijamente.

— Crystal, ¿qué te hizo? ¿Te hirió?

— No… —dijo finalmente, mirando hacia un montón de setos bañados en gotas cristalinas— Es un estúpido.

— ¿Qué te dijo?

— Olvídalo —se limpió las lágrimas del rostro y se reincorporó— Lamento el día en que él me gustó…

No me dijo con exactitud qué es lo que Silver le había dicho, pero aquello fue como música para mis oídos. Finalmente su "amor" temporal por Silver había terminado. Era mi oportunidad para consolarla. Era mi brillante y magnífica oportunidad. La tomé del antebrazo y le levanté la barbilla.

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— No llores —le dije con una sonrisa melancólica en mi cara, y por primera vez me quité la gorra de mi desenmarañada cabellera azulina. Admito que me veía horrible, pero eso no me importaba. Pronto le coloqué la gorra en la cabeza y sonreí. Uní mis dedos índices y los pulgares para enmarcarla a ella y entonces reí feliz— Mucho mejor. Así estás más bonita —me llevé una mano a la barbilla— Oh, espera… —entonces le limpié las mejillas de sus propias lágrimas— Ahora sí. Sin las lágrimas te ves radiante y acá entre nos… —me acerqué a su oído y le di un codazo leve en las costillas— …ese Silver es un idiota por no saber apreciarte como yo lo hago.

La chica sonrió y no pudo evitar soltar una risita. Aquello fue como la risa de un ángel recién caído del cielo. ¡Aaaah, cómo me encantaba su sonrisa blanca y sus ojos cristalinos!

— ¿Lo ves? Las sonrisas hacen ver más hermosas a las personas. Y lo dice un experto en ello, si no es mucho presumir, ¡já!

Y súbitamente, sin siquiera haberlo planeado o pensado, la chica se abalanzó contra mí y me envolvió en un abrazo. Me hundí en sus coletas azulinas y sedosas. Olía a mujer, flores y a humedad; el olor más placentero que había olido en años… ¡Qué digo en años… en siglos! ¡Milenios!

— Gracias.

Su voz fue calmada y sutil, mientras yo cerraba los ojos disfrutando un momento que iba a recordar para siempre. Ni siquiera pude abrazarla con libertad, debido a que sus brazos me habían envuelto por completo. Sentí incluso sus pechos contra mi abdomen y eso me hizo sonrojar al máximo. Ya, ya, Gold. No arruines este momento. Eres el más grandioso conquistador de Crystals que haya tenido Pokemon Battle Online y todo el mundo. No lo arruines justo ahora.

— ¿Por qué estas sonrojado? —rió y se llevó la mano a los labios para disimular la risa. No me había dado cuenta cuando ella me soltó y yo seguía en mi trance ruborizado.

— ¿EH? ¿Yo? ¡Qué va! No… no… yo no estoy… sonrojado.

— Sí lo estás.

— No.

— ¡Sí!

— ¡No!

— ¡Que sí lo est…!

No pude evitarlo. Su sonrisa era tan magnífica que no pude resistirme a probar sus labios. Ni siquiera noté si se había sorprendido o no. Rocé los suyos con brusquedad al principio, y la chica intentó retroceder unos pasos, pero la sujeté de los brazos para que no fuera a salirse de mis dominios. Era mía… Debía ser mía. Ese estúpido de Silver no saber apreciar las buenas cosas. Juro que le haré pagar… juro que… ¡Diablos, me estoy perdiendo de lo más hermoso que me ha pasado hasta ahora! Debía de dejar pensar en eso y sentir más los cálidos y húmedos labios de Crystal, que ahora dejaba de forcejear y entonces disfrutaba también del momento. Mis mejillas hicieron contacto con las lágrimas que aun permanecían solitarias por su rostro, y entonces hundí mis manos sobre el manto azul que caía libre por el agujero detrás de la gorra de tonos amarillentos y negros. Quise acariciar y hundir más mis manos en sus cabellos, pero la mayoría de ellos estaban respaldados por la capucha, así que le lamenté de habérsela puesto en un principio. ¡Pero se veía tan hermosa así… ¡ ¡Oh, Arceus! ¡Un ángel… un maldito ángel! ¡Estaba besando a un…!

Y entonces la chica se separó bruscamente. Abrí los ojos a causa de la impresión y vi que se llevó una mano a la boca, ahí donde la había besado. No supe cuánto tiempo había pasado, pero el recuerdo de sus labios húmedos, cálidos y la sensación áspera de la punta de su lengua se habían convertido ya en un lejano recuerdo. Uno muy, muy lejano.

— Lo siento —dijo rápidamente, sonrojada por lo que había pasado— Yo…

— ¡No…! —me llevé las manos a la cabeza— No… yo… yo lo lamento. ¡Ah, que estúpido soy! ¡Lo siento, en verdad!

— No, Gold. No es tu culpa.

— Por supuesto que es mi culpa. ¡Debí preguntarte antes! ¡Quiero decir, ni siquiera tenía que atreverme a preguntarte! No… no creo que hubieses querido un beso mío. Es decir, nadie soportaría estar conmigo. Sé que soy muy parlanchín y… —comencé con la autocrítica, aunque aquello no había funcionado.

— No eres tú, Gold — dijo rápidamente, aun avergonzada— Es sólo que… es que Silver…

— Entiendo —sonreí. O mejor dicho, me vi forzosamente a sonreír.

— De verdad, me agradas mucho, pero…

— No, no hay problema —dije mientras me rascaba la cabeza a causa del nerviosismo— ¡Todo bien! ¡No pasó nada! ¿Beso? ¿Cuál beso? Yo ni vi ningún beso. ¿Y tú?

La chica rió tristemente, se quitó la gorra y me la devolvió. Cuando toqué mi propia gorra, sentí que en vez de ella, lo que Crystal me había devuelto era mi propio corazón. El corazón que yo le había entregado.

— Tengo… tengo que irme.

Recogió la boina blanca que seguía tirada en el suelo, se la colocó y huyó de ahí a pasos fugaces. Quise decir algo para no quedar como un estúpido. Pero… pero ¿qué decir? No había nada que decir. Crystal lo había dejado muy en claro. Yo no era el dueño de su corazón. Silver seguía siendo su prioridad, a pesar de que él la hubiese rechazado. ¡Puto amor! ¿Qué es lo que hice? ¿Qué?

No recuerdo siquiera cuánto tiempo había pasado las horas siguientes en la taberna del pueblo en el que estábamos hospedados. No vi desde ese momento a ninguno de mis amigos, si es que tenía alguno. Silver era un imbécil de ahora en adelante, los demás sólo los conocía y ya. ¡Oh, espera! Crystal. Crystal era mi amiga. ¡Mi amiga! ¡Ella dejó en claro que sólo quería mi maldita amistad! Sí… tenía una amiga. Una amiga que me había roto sea lo que sea que tuviese dentro de mi pecho.

Volví a tomar el tarro que tenía delante de mí. Ojalá Citron estuviese presente para que presenciara cuántos vasos de cerveza había llevado y lo ebrio que estaba. Sí, estaba borracho, aunque seguía sin comprender si el responsable de ello era el alcohol o el amor para con Crystal. Ella estaba triste porque Silver lo había rechazado, y yo estaba triste porque ella me había rechazado. Así era esto; así eran las cosas.

Peor, los tres tipos que alardeaban con su estúpida era moderna habían entrado a hurtadillas a la taberna, pero discutiendo uno con el otro.

— ¡…no es cierto! —decía el Meowth.

— ¡Eres un chillón! ¡Un felino chillón! —gritó James— ¡Una cerveza, por favor! ¡Fría y cargada!

— Oh, vamos Meowth. James tiene razón.

— ¿Qué discuten? —les cuestioné cuando ambos se sentaron a un costado, en la barra en la que se servían las bebidas.

— ¡Oh, miren quién está aquí! El nuevo chico amigo de Silver —el Meowth sonrió y me dio unas palmadas bruscas en el hombro, aunque para mí no eran más que almohadazos acolchonados.

— Discutimos sobre qué fue primero: el huevo o el Pokemon —dijo Jessie.

— Obviamente fue el huevo —confesé, con un rubor en mis mejillas.

— ¡Já! ¿Lo ven? —Meowth se paró sobre la barra y apuntó hacia el rostro de ambos sujetos— ¡Hey, chico, me estás empezando a caer bien! ¿Quieres una cerveza? Ellos invitan. Yo no, porque soy un Pokemon — y rió fuertemente con una risa de gato.

— Otra me iría bien —la voz empezaba a ser más fuerte y las palabras salían difícilmente. La ebriedad comenzaba a afectarme

— ¿Otra más? Meowth, el chico ya no puede ni con su alma —James me empujó con un dedo y por poco caía.

— Cierto, ya no puedo con mi alma… está destrozada. Deshtrozada en pequeñosh pedacitoszzz —las lágrimas me salían y me hundí en mis propios brazos recargados en la barra.

Desperté.

Seguía en el mismo lugar. El encargado de la taberna era el único presente ahora, limpiando el desastre que había alrededor, con una escoba entre las manos. Lo primero que pensé fue en el intenso dolor de cabeza y el mareo que sentí al levantarme del asiento. Cuando el sujeto se dio cuenta de que había despertado, extendió la mano para que le entregara la cuenta. Al ver que había consumido más de lo que recordaba, pagué de mala gana y salí del establecimiento. Seguramente esos tres se aprovecharon de mí y pidieron todo lo que se les antojo, o puede que…

Pero mi agudo sentido del oído presenció algo en medio de la madrugada. El pueblo apenas y era un silencio abismal y el firmamento comprendía tonos azules oscuros divididos por una franja más clara en medio del horizonte, como si el cielo oscuro fuera partido a la mitad por una línea que poco a poco se iba levantando. Ya casi estaba amaneciendo, pero ¿por qué se escuchaba una voz a lo lejos?

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Caminé con pasos sigilosos por las calles frías del pueblo. Giré hacia la izquierda, luego hacia la derecha y ahí, en un pequeño sendero donde las sombras de una cúpula de piedra ocultaban un callejón estrecho, las voces se oían con más claridad. Me coloqué a hurtadillas en la esquina de la edificación de piedra mohosa, y me recargué en la pared sin voltear a ver hacia el callejón. Las voces se escuchaban perfectamente.

— ¿Hay noticias nuevas?

— No, mi señor —dijo Jessie, con una voz sumamente fría y tranquila.

— ¿Aún nada?

— No, pero tenemos la certeza de que nuestro líder sigue con su objetivo —avisó James.

— Hemos estado de pueblo en pueblo diciendo acerca de la conspiración, pero nuestro líder no se aparece por ningún lado. Es como si tratara de esconderse —confesó Meowth con su voz chillona.

— Tarde o temprano tendrá que aparecer —mencionó la voz irreconocible para mí. Era bastante grave y sombría— Y cuando lo haga, quiero que lo lleven hacia mí. No permitiré que nadie interfiera en PBO.

— Sí, amo —dijeron los tres al unísono.

¿Amo? ¿Quién era el jugador que estaba con aquellos tres?

— Y una cosa más… Ese chico, Red, ¿no ha causado problemas?

— No que yo sepa, señor —confesó James— Ha estado muy tranquilo últimamente.

— Bien —la voz calló por un instante, como si aquel sujeto, Red, le interesara en demasía— Como sea, cuando encuentren a su líder háganmelo saber.

— Sí, señor Giovanni.

¿Giovanni? ¡Giovanni! ¡El líder del Gremio Rocket!

No lo pensé ni por un momento. Saqué de mi inventario el carcaj, agarré una flecha de oro que brilló por toda la cúpula de piedra y con mi arco de doble cuerda tensé la flecha. Todo esto fue en un dos segundos, y en el tercero, había apuntado a la sien del sujeto encapuchado. Éste se dio cuenta de mi presencia, y el trío fue el que se sorprendió. Se agacharon cubriéndose la cabeza, mientras mi flecha dejó un rastro dorado por el aire.

La flecha dio en la sien de Giovanni. La capucha se le cayó y su sien reveló un círculo de pixeles. Pero nada más. La flecha había traspasado la cabeza de Giovanni, pero éste seguía vivo. ¿Cómo era posible? No… No… Debía de haberlo matado. Ni siquiera le había bajado la vida; es más, ni siquiera tenía estadísticas sobre su cabeza… tan sólo una barra de vida que permanecía llena.

No…

Eso significaba que era invencible. ¿Lo era?

Ni siquiera tuvo el atrevimiento de atacarme. Lo único que pude ver de ese rostro tosco y moreno fue una sonrisa misteriosa que realizó cuando me vio. Acto seguido, desapareció en un pixel negro que se abrió sobre la nada y desapareció segundos después.

Jessie, James y Meowth en un principio no sabían cómo reaccionar, pero entonces inútilmente fingieron ayuda y fueron hacia mí con miedo.

— ¡Uf! —James comenzó a sudar— Estuvo cerca.

— ¡Por poco y ese tipo nos mata! Gracias por salvarnos, Gold —Meowth intentó seguir la corriente.

— Es cierto. Nos acorraló y…

— Cállense —dije secamente, mirándolos con rabia.

Ellos tres estaban en problemas.

O mejor dicho… la UEO y todo PBO estaban en problemas.


Misty

— Pasen —la voz del guardia nos abrió la puerta más alta de la torre.

Ésta vez la luz nos daba de lleno por la docena de ventanas que había por la habitación. Sabía que habíamos llegado al punto más alto de Ciudad Subterránea, el punto más alto del castillo subterráneo. De hecho, esto ya no era Ciudad Subterránea. No… era la punta de la montaña más alta de la cordillera, y la torre se asomaba apenas por la punta. La habitación era espaciosa, y al final de la habitación circular tapizada por tapetes púrpuras y adornos ornamentados y brillosos, había un trono de piedra que medía más de lo que un Steelix podía medir. El trono seguía y seguía hasta que chocaba con el techo puntiagudo de la torre. Sin embargo, el trono estaba de espaldas, observando el gran paisaje que se presentaba en medio de las grandes ventanas que había frente a nosotros. Sin lugar a dudas era un gran paisaje, repleto de cordilleras, horizontes y un firmamento frío y oscuro iluminado a la luz de la luna. Pero la luz del astro parecía iluminar más el trono de piedra que el mismo paisaje. Las rocas pulidas bailaban al compás de los rayos lunares; el trono era sólido, oscuro y misterioso, y de hecho no parecía un trono común y corriente. Aquello me inspiró misterio y temor.

— ¿A qué se debe esta inesperada visita? —la voz era sumamente calmada y con tonos educados.

— Vinimos por parte de Lance —mencionó Iris.

La chica me había acompañado después de suplicarle a Lance que Ruby necesitaba la vigilancia de dos personas, puesto que era poderoso.

— Oh, qué sorpresa —soltó y entonces esperó una respuesta.

— Hemos traído a un prisionero —confesé.

Y entonces un ruido extraño comenzó a inundar la sala. Al principio no tenía ni idea de lo que parecía ser, pero entonces me di cuenta de que era el choque de varias piedras. El trono comenzó a moverse y a crujir agrietando un tanto el suelo tapizado. Súbitamente el trono tomó una forma inesperada hasta que las espaldas del trono se alzaron y se dividieron en cuatro grandes pedazos alargados, dejando un centro circular que parecía ser la cabeza de algo. Cuando las cuatro partes azotaron el suelo y de la parte circular central apareció el sujeto que había estado hablando, ahora todo tenía sentido: aquello que habíamos visto no era un trono, sino un voluminoso y gran Metagross que estaba reposando, pero la contraluz de la luna no había dejado ver con detalle al Pokemon. El Metagross ni siquiera podía caber en la amplia sala, por lo que tuvo que flexionar sus patas hasta extenderse y llegar a centímetros de mí. Sentía que si tocaba alguna de sus extremidades, iba a atacarme. Tanto los ojos del Metagross como los orbes brillantes y grisáceos de Steven brillaban en la oscuridad. El sujeto sonreía amablemente, aunque lo hacía con pereza.

— Vaya, vaya —se aclaró la garganta— El Arquero Estratega. ¿Qué te lleva a mis celdas?

— Lance comentó que era un fugitivo que trató de invadir el castillo —dije yo, aunque sabía en el fondo que no era cierto, pero no le recriminé a mi líder sobre ello.

— ¿Fugitivo, eh? Bueno, no me cabe duda de que tienes que pagar el precio.

La gorra albina de Brendan brillaba inclusive más que los ojos de Steven. El chico tenía el rostro cabizbajo y estaba furioso. Jadeaba debido a la ira y porque estaba con apenas una barra mínima de vida. Lance había sido el culpable. Inclusive los moretones sobre su rostro, los hilos de sangre sobre su nariz y labios y las manchas rojizas sobre su frente lo hacían irreconocible. Sin embargo, a pesar de todo ello aun era capaz de respirar con furia y escupir a pies de Steven, que miró con asco su saliva impregnada en el tapiz.

— Anabel… —mencionó el líder. La chica había aparecido inesperadamente a espaldas nuestras— Llévalo al último nivel —El sujeto tenía cabellos grisáceos que parecían azules ante la luz de la luna; era de edad adulta temprana y llevaba atuendos bastantes elegantes: un saco negro como la noche y pantalones finos y de seda que resplandecían debido a su buen estado; el hombre se introdujo la mano en la corbata escarlata que adornaba su cuello y entonces sacó de entre su cuello blanco un collar que se quitó. Era una llave— Ten. Me regresas la llave en cuanto lo encierres —su mirada incluso intimidó a la de cabellos violetas, que parecía intentar estar inexpresiva. Era una mirada abrumadora, misteriosa, apacible y aburrida, pero lo que más impresionaba era que daba temor.

— Sí, Piedra Oscura.

Salimos dejando de nuevo a solas al sujeto, siendo vigilado por su enorme y siniestro Pokemon de piedra. Cuando comenzamos a bajar la torre con las manos de Brendan envueltas en unos grilletes y yo sujetando su arco y carcaj, el sujeto comenzó a maldecir.

— Estúpido Shigeru. Estúpido Lance —el tipo deliraba a su manera a causa del dolor. Su vida estaba en un 5%.

Sin embargo, cuando bajamos más, y más escaleras e inclusive cuando pensé que ya estábamos a nivel de Ciudad Subterránea, Anabel nos condujo por unas mazmorras dentro del castillo que zigzagueaban hasta perderse por la oscuridad. Las escaleras eran traicioneras y una que otra se había derrumbado por el mal estado en el que estaban. Cuando las antorchas fueron nuestros únicos acompañantes, Anabel pronto abrió una puerta, pero ésta era apenas el primer nivel de la prisión. Seguimos avanzando por pasillos y pasillos llenos de celdas con varios sujetos delirando en la oscuridad de la prisión; algunos vacilaban y suplicaban porque los liberaran. Poco después los pasillos terminaron y seguimos bajando hasta que sentí que la presión del suelo subterráneo comenzaba a afectarme. El segundo nivel era mucho más oscuro, donde había unos cuantos jugadores que se dedicaban a mirarnos en silencio, con la piel pegada en sus huesos débiles, mientras algunos decían cosas sin sentido en medio de una oscuridad apenas iluminada por antorchas que decidían si extinguirse o no. Y entonces, cuando bajamos muchos peldaños más iluminados por una lámpara de aceite llevada por la miembro del gremio Alma de Piedra, finalmente llegamos a una puerta de metal en la que había un agujero el cual Anabel introdujo la llave que su líder le dio.

— Escuchen —la voz repentina de Anabel nos sorprendió a los tres— No quiero sonar apresurada ni quiero sorprenderlos así como así, pero conozco a Citron y los miembros del Gremio Esmeralda. Vienen a rescatar a Masato.

— ¿Qué? —Brendan fue el primero en reaccionar.

— Ellos están bien, descuiden. Citron y Satoshi planean rescatar al espadachín, pero no ahora. No hoy. Requiere tiempo. Yo los ayudaré en su misión.

— ¿Ellos están bien? —dije finalmente.

— Sí, pero…

— ¿Y Haruka? La Maga Esmeralda —dijo Ruby, aun con delirio— Ella… ¿ella está bien?

— Ella está bien —repitió la mujer—. Todo están bien, ellos están aquí en Ciudad Subterránea. Escuchen: sabía que iban a venir, y aprovecho la ocasión para decirles que están en peligro.

— ¿Qué? ¿Por qué? —cuestioné rápidamente.

— Citron me dijo que tú… —la mujer volteó a ver a Iris— …estás en peligro. Todos los de la UEO están en peligro, debido a que el Gremio Rocket ya sabe todo sobre ustedes.

— Espera… —la chica dragón se sorprendió— ¿C-cómo saben que…?

— Larga historia, pero ahora ya saben de la UEO y cada uno de sus miembros.

— Eso quiere decir que… —mencioné, pero paré al pensar en Lance, que formaba parte del Gremio Rocket y que sabía que Iris era parte de la UEO.

— Sea lo que sea, tengan cuidado —mencionó Anabel.

— No… no puede ser. Yo… yo no creo que… —Iris comenzaba a desesperarse.

— Lo saben. ¿No es así? —Anabel se preocupó— Saben que Lance es parte del Gremio Rocket. ¿Quieren salir vivas de ello? Puede que tenga una solución: ayúdenos a rescatar a Masato.

— ¿Qué? —Iris no comprendía— Pero eso sería traicionar a Lance. No sé si…

— De todas maneras él ya lo sabe, sólo que no te ha lastimado por cuestiones que desconozco. ¿Prefieres morir en manos de Lance o huir junto la UEO y resguardándote entre ellos con más seguridad?

La chica no respondió, mientras Brendan seguía delirando.

La puerta se abrió y Anabel levantó un rastrillo que había para más seguridad, y la puerta se abrió, con sus bisagras oxidadas y húmedas rechinando. El sonido invadió todo el ambiente y produjo un eco que terminó minutos después. Los cuatro caminamos sigilosamente por celdas totalmente oscuras en las que no se podía ver siquiera el interior, a pesar de que la lámpara intentaba iluminarlas. Finalmente había una celda de barrotes oxidados a lo lejos. La lámpara de aceite iluminó la silueta pequeña de un niño huesudo y demacrado, que deliró al ver la luz de la flama. La celda a la derecha contenía a un sujeto de mata azabache que le caía hasta las cinturas, sólo que su rostro no pudo verse con detalle, aunque Iris se le quedó observando con algo de melancolía y tristeza.

La celda al costado fue abierta por la misma llave e introduje a Ruby ahí mismo. El chico no se quejó ni nada, sólo que repitió maldiciendo los nombres de Shigeru, Steven, Lance y de Cynthia.

Anabel e Iris comenzaron a salir de las celdas, pero permanecí unos segundos ahí, viendo a un chico irreconocible en la celda de al lado. La antorcha de Anabel poco a poco se fue extinguiendo conforme se alejaba, pero en ese momento instantáneo de iluminación, los ojos de un Masato flaco, delirante y pálido me miraron con un atisbo de tristeza y vacío que no pude soportar. Poco después la oscuridad permaneció en el aire y les seguí los talones a Iris y Anabel.

— ¿Entonces? —Decía la chica de cabellos violeta mientras volvía a cerrar la puerta— ¿Ayudarán?

— No queda otra alternativa —mencionó Iris— A fin de cuentas soy de la UEO.

— Excelente. ¿Y tú, Kasumi? ¿Qué dices?

Recordé lo que Iris me había dicho sobre Lance. Que era capaz de cosas inimaginables y de acciones que uno no podría imaginarse. Y sin embargo, asentí con la cabeza, determinada a salvar a ese pequeño niño que alguna vez me había humillado en público.


Gold

— ¡Entren, idiotas!

Los tres sujetos chillaron suplicando por sus vidas. Al principio habían disimulado confusión y terror, pero cuando les apunté con mis flechas en su delicada y estúpida sien, obedecieron mis órdenes. La posada estaba vacía debido a que todos seguían durmiendo, pero los gritos que profanaron aquellos tipos despertaron a Yellow, Green, Blue, Red, Crystal y Silver, que dormían arriba en sus habitaciones. Además, le había enviado un mensaje a la rompecorazones de que había un asunto importante que tratar acerca de la UEO, por lo que ésta ya había estado despierta esperándome en la sala de la posada.

— ¿Qué pasa? —me cuestionó cuando notó que los traidores iban hacia ella intentado protegerse y cubriéndose a sus espaldas.

— Ellos tres son el problema.

— ¡No! ¡No nos hagas daño! —decía James— ¡Chimuelo, utiliza uno de tus ataques poderosos!

— ¿Qué? Yo sólo soy un Pokemon, no hago muchas cosas.

— ¡Por eso, ataca!

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— ¡Cállense! —exploté y sujeté del pellejo al felino, mientras miraba a Silver, que aparecía por las escaleras de madera de la posada. No me importaba si él ya no quería formar parte de la UEO, esto era de demasiada importancia como para recordar peleas y cosas que habían quedado en un pasado no muy lejano— Estos tres conocen al líder del Gremio Rocket, Giovanni.

Ellos habían entendido, aunque los demás tenían un rostro confuso; Yellow tampoco parecía entender, pero sabía que ella estaba en problemas.

— ¿Qué? —Silver se impresionó; Crystal miró de reojo al pelirrojo, aun furiosa por los sucesos recientes, pero intentó ignorar el tema.

— Lo que oyes. Los descubrí hablando con él, pero… —entonces, recordé la flecha que había viajado hacia su frente— Hay un problema: Él… él es invencible.

— Esperen… —antes de que tanto Silver como Crystal reaccionaran a lo que les había dicho, Red intervino con autoridad— ¿De qué es lo que están hablando?

— Es una larga historia —dije sin querer dar explicaciones— El problema aquí es que estos tres se aliaron desde no sé cuando con Giovanni. Y peor aún, no tengo ni idea de cómo poder derrotarlo si es que queremos salvar a todos.

— Debemos avisar a Ciprés —mencionó rápidamente Crystal.

— O matarlos… —Silver le lanzó una mirada gélida a Jessie, que se intimidó y gritó suplicando misericordia.

— ¡No, por favor! Nosotros… nosotros sólo hacíamos lo que teníamos que hacer. Él nos obligó a actuar a su conveniencia. Nos acorraló un día y nos dijo que le informáramos acerca de nuestro líder, o si no íbamos a acabar muertos tanto yo como James. ¡Por favor!

— Un momento… —entonces recordé que habían dicho acerca de su líder— Su líder… ¿quién es su líder y por qué es tan peligroso?

— Oh, vaya que es peligroso. No podemos decirte lo que realmente quiere, pero podemos decirte su nombre —confesó el Meowth en medio del aire, aún siendo sujetado por mi mano.

— ¿Y bien?

— Yellow o Silver pueden decirte —rió el felino.

La chica rubia intentó esconderse entre sus ropajes nocturnos, pero Red entonces le lanzó una mirada sospechosa.

— Anda, dilo Yellow —Red estaba furioso, aunque no supe decir si se encontraba decepcionado o enojado. Yo no entendía nada.

— Yo…

— ¿Yellow? ¿Qué tiene que ver ella? —cuestionó Blue, mientras todos miraron a la rubia, que poco a poco sus lágrimas comenzaban a aparecer.

— Ella y yo… —intervino Silver, pero Red levantó una mano para que callara.

— Que ella lo diga. Quiero que ella misma lo confiese.

Green simplemente se dedicó a mirar en silencio, y Crystal miraba al suelo con los pensamientos perdidos.

— Yo era parte de la Conspiración Plasma, y Silver también lo fue—su voz fue apenas un susurro— Y conozco a nuestro líder. De él me he querido proteger, Red. De él le tengo miedo.

Red finalmente se acercó a pasos lentos y secos hacia la rubia, que no se atrevía a mirarlo fijamente. Sin embargo, el chico con toda la seriedad del mundo lanzó la pregunta que todos queríamos saber:

— ¿Quién es tu líder?

Yellow suspiró, y pronunció el nombre.


Lamento si termino el capítulo de esa forma xD Es algo cruel, pero es necesario. Muchas gracias y nos leemos el viernes C: Y por cierto, avísenme si sí pudieron ver los paisajes de Ciudad Subterránea, Pueblo Subterráneo y el nivel 25, que están en mi perfil. El próximo capítulo es el Advance C:

Próximo capítulo: Ash&May