Qué hay de nuevo. Nuevamente a altas horas de la noche vengo a traerles el tan ansiado capítulo que han estado esperando los Advance fans. Como sea, una gran noticia que les vengoa traer es que ya hay una página en facebook acerca del fic, ahí habrán más detalles.
jorgelatina148: Tienes razón, les debo 3 capítulos T.T Y me refería a los cascos de realidad virtual, así como PBO o SAO. xD
Cutesaralisa: Exacto, prepárense para este capítulo, Advance fans.
Elektrotrek: Gracias elektro, espero que los siguientes te gusten.
Poker Knight: Maldita friendzone T.T Es cruel con todos. Las batallas que te imaginas también me las imagino, aunque... ¿será que suceda?
baraka108: Recuerda que Ash y Crystal son los maestros de la friendzone. Y cierto, Pikachu es el líder xDDDD
Kuroi: Perdón por dejarlo ahí T.T No me mandes a matar, por favor. Y cierto, Gold es un estúpido por haber hecho eso, pero recuerda que cuando la gente está enamorada, siempre llega a cometer las peores estupideces. Y gracias por la recomendación de abrir la página en Facebook, me será más fácil ahí dar noticias acerca del fic y resolver dudas. Te invito a que le des like :D
Crimson Striker GunFire: Muchas gracias por las recomendaciones. En verdad no se me había pasado eso por la cabeza, puesto que yo no pienso como el lector xD. Creo que si es algo molesto, pero pues eso ya depende de qué aplicación uses y demás, pero para generalizar, creo que mejor seguiré tu recomendación, para no arruinar el momento. Y gracias por tus recomendaciones musicales.
MatchMon: Ya se me hacía extraño que no viera u review por aquí xP No, la verdad tenía el presentimiento de que estabas en exámenes, por lo que no me alarmé. Y a mí también se me hizo raro que hubiese solo un review en el capítulo pasado jajaja. Y no me recuerdes el cómo será la universidad para un novato como yo e.e Por favor, déjame disfrutar de la hermosa libertad que tengo por el momento. Y por cierto, no creas que se me ha olvidado leer tu fic; voy dos capítulos atrasados, maldita sea D: Te prometo que los leeré pronto.
Freyla RK: Es oficial: Es el review más largo que he tenido en mi vida xD Ok no. De verdad agtadezco que analices toda la historia a tu manera y eso a veces me hace reír, porque luego veo teorías que son inciertas, porque yo ya sé lo que pasara e.e muajajajaja. Y bueno, para resolver una de las dudas: En el capítulo donde Dawn conoció a Citron, le dice que Iris formaba parte de la UEO, aunque ella no estaba con ellos. Con eso ya tú deducirás si Dawn pudo decírselo a Paul o no. ¿Qué habrá hecho? n.n
Larekin1: Respeto tu opinión n.n Aunque de cierta manera no los uní, puesto que Crystla rechazó a Gold. Forzado hubiese sido que Crystal y Gold terminaran gustandose el uno al otro, después de que Silver haya mandando a la mierda a Crystal. xD
Ahora sí, los dejo con el Advance, no sin antes dejarle el link de la página de Facebook del fic C: Espero le den like, sino será un fracaso total. Jajajajajaajajaja No, enserio. Denle like o tendrás 32 años de mala suerte E.E
La página se llama PBO - Fanfic, pero les pongo el link de todas maneras, aunque está también en mi perfil de fanficton.
www. facebook PBOFanfic
Bien, ahora sí. Los nombres de los videos ya los pondré en el momento que tengan que reproducirse.
Capítulo 68
Ash & May
Ash
Di un gran bostezo que pudo incluso ser aun más grande, pero el simple pensamiento de que algún insecto se introdujera a mi boca me hizo bostezar de una manera rápida. Oh… cierto. Aquí no hay insectos, aquí solo hay Pokemon. Lo había olvidado por un momento.
Estiré mis músculos en mi lugar. El no haberlos movido durante mucho tiempo me tenía harto, aunque deseaba con todas mis fuerzas moverme de este maldito lugar. Lo único que había estado haciendo todas estas horas era permanecer inmóvil ahí, "vigilando" las calles de Ciudad Subterránea.
Y debo de decir que esto era sumamente aburrido. Desde la mañana hasta ya casi el atardecer había estado nada más viendo a la gente pasar frente a mis narices, sin yo poder mover ni un sólo músculo. En realidad estaba ahí por si alguna riña se ocasionaba por el lugar, pero esto estaba más tranquilo que nunca, y también muy aburrido. La gente iba y venía, sin lanzarme una mirada de atención. Varios magos, espadachines, luchadores, sanadores y arqueros pasaban junto con sus respectivos Pokemon, y una minoría eran jugadores que no habitaban en Ciudad Subterránea; la otra gran mayoría eran miembros del gremio Alma de Piedra, que paseaban por ahí con tareas respectivas que les habían asignado la autoridad superior. Algunos cargaban cajas de maíz, vegetales y frutas por carretillas, llevándolas directamente al castillo subterráneo; otros tenían que encargarse de asignar nuevas habitaciones a las personas que se unían día con día; algunos servían de mensajeros personales entre la ciudad y el exterior; otros se encargaban de la administración de la ciudad y otros varios estaban en su hora de descanso. Sin embargo, sin duda a mí me habían asignado la peor y más aburrida tarea de todas; inclusive sentía que mis pies estaban hinchados ya de tanto permanecer de pie sin mover nada.
Habían pasado unos cuantos días, pero lamento el día en que me habían dicho que debía de estar de vigilante en un determinado lugar. Ni siquiera pasaba algo interesante. Deseaba con que cada día tanto Wallace como Anabel me dijeran que ella ya tenía la llave, pero ese día no pasaba y dudo que pasara muy pronto. Por el momento sólo me quedaba esperar y aburrirme en mi lugar.
No sabía qué había pasado con Roxanne, Flannery o Citron, pero seguramente estarán por ahí haciendo tareas igual de aburridas que la que yo tenía; por su lado, May había estado en contacto conmigo, aunque no por mucho tiempo. A ella la tuvieron que mandar fuera de Ciudad Subterránea, a Pueblo Subterráneo, junto con otro par de miembros para mantener el orden ahí. Según los rumores, los NPC de Pueblo Subterráneo comenzaban a molestarse con los jugadores de Ciudad Subterránea debido a que todas las provisiones iban hacia el castillo y sus alrededores, mientras que en ese pueblo escaso de recursos solo había violencia, hambre e injusticia. No entiendo cuál era el problema, si aquellos tipos sólo eran personas programadas del juego. Es decir, no tenían siquiera sentimientos propios; eran casi como máquinas programadas para que el juego no se sintiera tan solitario ¿Cierto? No veo cuál era el problema.
Pero May no pensaba igual que yo.
Hace un par de días ella había llegado nuevamente a mi habitación, mientras todos estaban dormidos. En cierta parte, aquello comenzaba a hacerse una costumbre en ella, siempre y cuando no la descubrieran. Yo sentía que lo hacía porque tenía miedo, pero no estaba realmente seguro porque quería estar a mi lado. ¿Sería por algo que sentía? No… no lo creo. Ella estaba enamorada de su amigo, Brendan. Se le podía notar en el rostro cuando lo veía a los ojos. Sí, estaba cien por ciento seguro de que sólo acudía conmigo porque estaba confundida y porque tenía miedo.
— ¿Puedo pasar? —me había preguntado aquella vez. Su voz fue apenas un débil susurro detrás de la puerta metálica que nos separaba. Apreté un botón virtual que apareció a un costado de la puerta, y al presionarlo éste emitió un sonido débil y una luz verde envolvió el botón. Acto seguido, la puerta se había abierto lenta y sigilosamente. May estaba ahí, con sus atuendos púrpuras y grisáceos característicos de un miembro del gremio Alma de Piedra, aunque me hacía gracia que no le ajustara bien su camisa, puesto que a final de cuentas, no era su uniforme y no era su talla.
Sonreí al verla, pero ella tenía una mirada triste con la mirada perdida hacia el suelo. La muchacha se había soltado la gran coleta que cambiaba un poco su apariencia; su sedosa mata espesa y castaña caía por sus espalda hasta terminar un poco antes de su espalda baja, mientras la pañoleta púrpura que hacía juego con el uniforme se aferraba a la mano de la chica. May llegó hasta mi lecho y se sentó mirando hacia la pequeña ventanilla que daba a un oscuro muro lejano y lleno de pequeñas antorchas cobalto.
— ¿Qué sucede? —cuestioné tímidamente.
En un principio pensé que era acerca del interrogatorio. May había sido interrogada por un sujeto de nombre Dracón, que según se rumorea por la torre y por toda la ciudad, es uno de los miembros más fuertes del gremio y tanto su rostro cubierto de ese bigote canoso y misterioso, así como la gorra de marinero que oculta su mirada sombría, hacían intimidar a cualquiera; y May sin duda alguna estuvo bastante nerviosa a la hora del interrogatorio, pero por suerte aquel sujeto no había sospechado de ella ni por un segundo. Sin embargo, me llevé la sorpresa al ver que no se trataba del interrogatorio.
— Es que… —comenzaba a susurrar dubitativa—… Hoy me mandaron a Pueblo Subterráneo, y…
— ¿Qué pasó? ¿Te hirieron? —comencé a preguntar con algo de furia, pero ella negó al instante.
— Sé que solo son algún tipo de personas virtuales sin sentimientos, pero… —cerró las palmas de las manos en torno a su pañoleta violeta—… pero sentí lástima cuando los vi, Ash. Ellos… ellos viven de una manera que no te imaginas. Cuando me enviaron a Pueblo Subterráneo para vigilar sus calles, noté a varios de mis compañeros molestar a muchos pueblerinos que sólo suplicaban porque se les diera un vaso de agua, o una ración simple de comida.
No sabía qué decir. La verdad es que aquello no me importaba mucho. Sólo eran personas programadas en el juego. Eran NPC. Ni siquiera eran reales.
— Y no pude hacer nada al respecto. Cuando uno de mis compañeros comenzó a golpear por gusto a un humilde anciano que intentaba vender fruta podrida en un establecimiento verdaderamente lamentable y en mal estado, no resistí el ver más. O era cubrir mi vista o mis oídos. Si prefería no ver cómo golpeaban brutalmente a aquel pobre anciano, oía sus sollozos y las risas de los involucrados. Ash… no sé si esto esté bien, pero quiero ayudar a este pueblo. No sé si soportaría de nuevo el ver el cómo los maltratan allá afuera. Sé que sólo son NPC, pero de alguna manera no está bien que los traten así. Ash… no sé qué hacer.
— Yo… —no sabía qué decir. Me acerqué hacia ella y me senté a su lado; acto seguido coloqué mi mano sobre la suya y la miré. Ahí, en medio de la oscuridad, la chica miraba hacia el suelo con el recuerdo de aquel viejo siendo golpeado. Y no sólo eso, sino que tenía que soportar con la carga de que su hermano aun estaba aprisionado debajo de nosotros, en las celdas subterráneas, con su vida en riesgo. ¿Cómo es que podía soportar tanto? No lo sé, pero cuando la castaña me miró fijamente con esos orbes zafiro, le sonreí y tomé su mano con más fuerza— Tranquila. Si necesitas algo… lo que sea… estoy para hacerlo.
Ella no dijo nada y sólo se dedicó a sonreírme en medio de la tristeza que la invadía. Sin duda alguna la chica era fuerte, a pesar de que sabía que no había nada que hacer. Si hacíamos algo contra el pueblo para beneficiarlo, nuestra identidad podría ser revelada y todo el esfuerzo por rescatar a su hermano sería en vano. Es por eso que May se había quedado en silencio, entrelazando sus dedos con los míos y recargando su cabeza sobre mi hombro.
Y desde ese momento, no podía dejar de pensar en ella. En su mirada zafiro, en su tez cálida y suave, en sus cabellos sedosos y con un olor característico en ella, en su sonrisa verdadera y radiante… en las lágrimas que caían por sus rosadas mejillas. Tenía que ayudarla. Debía de ayudar a May. No podía quedarme de brazos cruzados, mientras ella tenía que soportar día con día el ver cómo sus compañeros maltrataban a los NPC del Pueblo Subterráneo. No… no podía simplemente decirle que todo iba a estar bien, cuando en verdad no era cierto.
Poco a poco la gente iba desapareciendo por las calles, significando que allá afuera, el sol se iba ocultando. Los miembros del gremio también iban desapareciendo y yendo hacia las tabernas para celebrar que otra mazmorra había sido vencida. El ambiente de fiesta se hacía más común por aquí, aunque aquello me sorprendía debido a la velocidad con la que el juego se pasaba. Como sea, las calles comenzaban a ser solitarias, y los últimos transportes en carretillas pasaban rechinando las llantas de madera debido al peso que había sobre ellas. Muchas verduras así como varias coles iban a entrar a un establecimiento no muy lejos de mí, pero cuando los dos sujetos se bajaron para comenzar a cargar las coles, algo sucedió.
— ¡¿Qué demonios?! —gritó uno de ellos. Las coles comenzaron a derrumbarse y se esparcieron por todo el suelo.
Sin embargo, los vegetales que los sujetos traían alrededor de los brazos empezaron a desaparecer misteriosamente.
— ¡¿Qué?! ¿Qué está pasando? —cuestionaba uno, al ver que los vegetales desaparecían cual rayos fugaces por el suelo. Uno, dos, cinco, diez coles. Los vegetales rápidamente desaparecían. Las antorchas de la ciudad se tornaron repentinamente a un azul oscuro, indicando que la noche había dado lugar.
Y ahí lo vi. Una silueta fugaz que pasó cual sombra por una de las coles. La silueta era tan rápida que mi vista apenas la vio escalar los tejados de las casas de mármol. La sombra desaparecía por el mar de casas que se extendía por la ciudad, pero nuevamente otra silueta apareció cual relámpago por una de las coles y desapareció llevando la misma dirección que la otra silueta que había divisado. Nuevamente otra apareció, y otra, y otra hasta que las machas fugaces sólo fueron un repentino viento en al aire, que dejó a los miembros sin coles que entregar a la posada que iban a entrar.
Si mal no recuerdo, yo estaba ahí para actuar si algún problema se presentaba, por lo que sin lugar a dudas este era el momento de acción. Finalmente tendría algo divertido que hacer mientras permanecía temporalmente aquí.
[VIDEO 1: Gravity Rush OST - Resistance and Extermination]
— ¡Charmeleon! —saqué a mi Pokemon sin pensarlo demasiado y el Pokemon de fuego comenzó a escalar los tejados de las casas sabiendo rápidamente del problema que se presentaba ante él. Tanto él como yo comenzamos a escalar y a saltar por los techos de las casas, y a lo lejos podía ver la docena de siluetas misteriosas bajo la luz de las antorchas azules.
Mi Charmeleon lanzaba varios ataques de fuego que iluminaban temporalmente el lugar que nos rodeaba, y podía ver con mayor claridad las siluetas que esquivaban sin mayor dificultad los lanzallamas. Uno tenía la tez esmeralda, y era más cabezón de lo normal, pero sus pies eran sumamente rápidos y saltaba cual ninja por los tejados. Di un bufido de rabia y aceleré mi velocidad. Sin embargo, fue como si ellos se dieran cuenta y también aceleraron el paso de igual manera. El castillo comenzaba a ser dejado atrás, y pronto me vi en los límites de la ciudad, mientras uno que otro grupo de personas que deambulaba por las calles de la ciudad volteaban rápido hacia arriba para ver que varias siluetas, incluida la mía, invadía unas milésimas de segundo su entorno.
Y entonces, cuando noté que la pared interna de una de las montañas estaba a unos cuantos metros frente a nosotros, las siluetas se colaron por una cueva que sin duda te llevaba al exterior, a instancias de Pueblo Subterráneo. Me colé junto con mi Pokemon por la cueva, que no tenía muchas personas de por medio. Empujé a la gente que se atravesaba en mi camino, siguiendo con la vista a las siluetas con las coles. Después de unos minutos corriendo hábilmente junto con mi Charmeleon por la cueva, salimos al exterior, a un gran puente entre una montaña dividida por una fisura colosal, pero a una altura considerable sobre el río que estaba en el vacío. El puente era más un terreno que un puente en sí, y pronto las siluetas se adentraron en las entrañas del pueblo subterráneo que comenzaba a notarse su presencia a medida que avanzábamos, con casas, escombros y torres semi-destruidas y en mal estado. El polvo en el ambiente hacía más difícil la persecución. Las siluetas giraron por una calle y después por otra, hasta que noté que éstas empezaron a ir hacia un costado, a límites del terreno. Cuando los ladrones de coles estuvieron a orillas del terreno, no lo dudaron ni un segundo y saltaron. El siguiente terreno estaba a una distancia sumamente lejana como para que alguien aterrizara sano y salvo. Las siluetas caían y se adentraban a otro conjunto de casas en otro terreno diferente, aterrizando sin problema alguno en los tejados de las casas que sintieron los pies livianos de las criaturas. Respiré profundo cuando vi que estaba a punto de saltar, y junto con mi Charmeleon, que siguió mis pasos decididos, saltamos lo más lejos que pudimos. Comencé a bracear para aumentar mi distancia, así como a empujar con mis pies el aire para que llegar al terreno que estaba más debajo de nosotros. Noté un gran retortijón en mi estómago, y también pude ver que poco a poco también nos acercábamos al riachuelo que había al final de la fisura, así como a un costado había varios agujeros que permitían ver el paisaje nocturno iluminado por una luna escondida entre manchones grisáceos. Di un grito ahogado cuando aterricé a instancias del terreno; apenas y pude lograr aterrizar en la calle, formando una grieta y golpeándome con varios barriles y cajas que había de por medio. Éstas se destrozaron cuando sintieron el choque, pero con una voltereta hábil pude reincorporarme y seguí escalando los tejados junto con mi Pokemon de fuego que había aterrizado también de manera exitosa. Nuevamente seguimos la persecución, pero ésta vez las siluetas bajaron de los tejados en un acto inesperado y recorrieron las calles, esquivando varias carretas, barriles, arcos formados por casas altas de madera y varias personas que yacían vagabundas sobre la tierra polvorienta. La sombra de los muros de las cordilleras me hizo más difícil el ver por donde pisaba, pero cuando la luz de la luna se asomó por uno de los voluminosos agujeros de los muros y dio de lleno tanto con las siluetas como con mi rostro, noté entonces la verdadera identidad de los Pokemon, que todos y cada uno de ellos llevaban una diminuta vara de madera siendo masticada por su hocico.
Antes de pronunciar el nombre de los Pokemon, las siluetas pararon bruscamente al ver a una aglomeración de personas esperando su llegada. Éstas recibieron felizmente las coles que llevaban entre brazos la docena de Pokemon, y entonces profanaron gritos de alegría que se oyeron por todo el ambiente. Un pequeño muchacho comió los vegetales con suma hambre, mientras una madre agradecía a los Pokemon ladrones por darles de comer a ella y a su bebé que estaba entre sus brazos. Un viejo con bastón salió de una casa llena de agujeros entre las paredes y cuando notó que la comida había llegado, comenzó a refunfuñar de júbilo, seguido de una toz preocupante.
Y entonces, los Pokemon dejaban las coles reunidas en un montón que comenzó a formarse cada vez que uno dejaba una col sobre el suelo polvoriento. Las coles se juntaban hasta formar una gran torre de comida que la gente pobre veía como si fuera oro y piedras preciosas. Pero lo que más me sorprendió, fue que una persona le ayudaba a los Pokemon a repartir los vegetales con mucha solidaridad, mientras la gente le agradecía a la chica.
— No… —sin duda sabía que todo esto lo hacía por buena intención, pero si alguien descubría a May que estaba ayudando a dar comida robada a las personas del pueblo, no sólo ella estaría en problemas, sino que yo y todos los infiltrados también lo estarían.
Llegué hacia ella, pero cuando uno de los Pokemon notó mis uniformes púrpuras y grisáceos, se posó frente a mí dispuesto para atacar. Mi Charmeleon rugió con furia y se colocó frente a mí para defenderme, pero entonces May me miró sorprendida.
— ¡Ash! —la chica fue hacia mí, mientras la gente seguía recibiendo las coles de los demás Pokemon.
El Treecko alzó sus flácidos pero ágiles brazos esmeraldas para batallar contra mi Charmeleon. Cuando May llegó hasta nuestra posición, le avisó al Treecko que yo no resultaba una amenaza como los demás miembros del gremio Alma de Piedra si se enteraban de lo que ella estaba haciendo. El Pokemon tipo planta refunfuñó y volvió a ayudar a sus demás compañeros ladrones; al parecer aquel Pokemon era el líder de ellos.
— ¿Qué es lo que haces? —le pregunté a May, que estaba sonriendo, aunque se desvaneció su sonrisa del rostro al ver que estaba exaltado por todo aquello.
— Ash… sé que esto está mal, pero…
— Te podrán descubrir y…
— Lo sé, pero es que no resistí el ver a la gente de esta manera —confesó, mientras veía el rostro regocijado de la multitud harapienta y vestida de ropajes humildes reunida alrededor del montón de coles.
— May, sé que no está bien que el gremio trate así a los NPC, pero no puedes hacer nada —le dije a lo que pude notar su molestia— Si descubren tu verdadera identidad, no podremos rescatar a tu hermano.
La chica se quedó en silencio, aunque un momento después intentó defender su postura.
— Lo sé, pero… —y entonces me hizo mirar a aquella gente. Sin duda había una sensación inexplicable en el semblante de aquellas personas; inclusive puedo aceptar que esbocé una pequeña sonrisa al ver compartir una col entre un niño y su pequeña hermana, que le agradeció por ello. No sabía qué hacer al ver cómo estas personas esbozaban un arco de oreja a oreja sobre sus rostros, e incluso cómo algunos lloraban ante los Treeckos agradeciéndoles por todo. ¿Acaso los NPC también tenían sentimientos? Qué curioso era este juego. Muy curioso.
— Tienes razón —suspiré. Es cierto que aquellas personas me habían hecho el dejar pasar de largo los problemas que podría tener May si la descubrían, pero algo en la mirada de la chica me convenció más que cualquier cosa. ¿Por qué hacía yo esto por ella? ¿Por qué?
— ¿Acaso no se siente bien? —sonrió y rió cuando un pequeño llegó hasta ella y la abrazó— Esta gente moría de hambre, Ash. ¿Sabías que los NPC mueren también en el juego y nunca vuelven a aparecer? No me puedo permitir el que los del gremio Alma de Piedra se lleven toda la comida; no me puedo permitir que los lastimen como lo han hecho todo este tiempo.
— Entiendo, pero… —nuevamente suspiré. ¿Por qué hacía esto? ¿Por qué May era de esta forma? —… No sé si sea buena idea.
— No nos descubrirán, Ash. Confía en mí —la chica tomó mi mano, y noté un rubor en mis mejillas. Cuando volteé a ver su mirada, sabía que no me iba a negar a su petición— Además, estos Treecko han estado ayudando a la gente del pueblo mucho antes de que nosotros llegáramos. Yo sólo ayudo a repartir con más orden la comida entre la gente, pero sin duda lo mejor de todo es ver cómo la gente me agradece. Estos Treecko son muy hábiles a la hora de robar; nadie se dará cuenta de que ellos son los responsables de los robos. No pasará nada. De verdad.
A pesar de que ella lo había dicho, seguía con dudas en la mente.
— De acuerdo —me vi forzado a sonreír, aunque May sí sonrió verdaderamente y me envolvió en un abrazo en el que pude oler su cabello, que me hizo sentir calmado y con retortijones en el pecho, los cuales no pude comprender con exactitud.
Diablos…
Los días siguientes fueron como un martirio para mí. Además del gran aburrimiento que pasaba la mayoría del día siendo guardia de alguna callejón de Ciudad Subterránea —aunque doy gracias que no era siempre el mismo lugar, debido a que cada día me asignaban una calle diferente—, también tenía que estar al pendiente de May. Los rumores de que la comida era desaparecida misteriosamente se incrementaban por el pueblo, y en las noches, cuando se suponía que mi turno había acabado y tenía que estar en mi alcoba en la torre de piedra, iba a Pueblo Subterráneo para ayudar a May con la gente que nos agradecía por robar la comida. Debo aceptarlo, se sentía muy bien al ver los rostros alegres de los viejos, padres e hijos que recibían sus frutas y vegetales. Inclusive un anciano me invitó a su humilde posada a pasar la noche, pero me negué porque a la medianoche pasaban lista en cada una de las torres situadas en Ciudad Subterránea. No tardábamos más de una hora en ayudar a repartir la comida, ya que el trabajo duro y sucio lo hacían los Treecko y nosotros sólo terminábamos lo que ellos habían comenzado. Una vez que la comida se hubiese repartido por completo, los Pokemon planta desaparecían cual destellos dando un gran salto de terreno en terreno y bajando poco a poco hasta llegar al riachuelo que se trazaba por el vacío del lugar. No quise seguirlos, debido a que no sabía qué hábitat era ahí o inclusive más allá de lo desconocido; pero sabía en cierta manera, que aquellos Pokemon eran buenos seres con sentimientos verdaderos. Inclusive bastó con un solo día para darme cuenta de que May tenía razón: los NPC en verdad tenían sentimientos y se comportaban como personas reales; no podía creerlo, y aunque aquello me hacía sentir como si estuviese de vuelta en el mundo real, conviviendo con personas "reales", también era una manera cruel por parte de Giovanni y los creadores por hacer aquello. Es decir, dentro del mundo virtual no te sentías solo, pero a final de cuentas terminarías encariñándote con alguno de ellos y queriendo permanecer dentro de este mundo, lo que no estaba bien porque no era tu hábitat y no era tu realidad; lo peor de todo era que en el fondo… en lo más profundo de tu ser, tu subconsciente te decía que los NPC con los que convivías no eran nada más que programaciones del juego creadas por Ciprés y sus colegas.
Y sin embargo, seguí ayudando a May. Cada día ella se ofrecía a vigilar las afueras de Pueblo Subterráneo y sus alrededores, y cuando la noche caía, le decía al miembro que la reemplazaba que se ofrecía a tomar su turno, lo cual el sujeto aceptaba gustoso a descansar sin siquiera haber trabajado. Yo en cambio terminaba con mis horas de vigilante y tenía que infiltrarme secretamente hacia Pueblo Subterráneo sin que ninguna autoridad superior me viese vagando por ahí. Inclusive hubo un día en que por poco me descubrían; en verdad todo esto era muy arriesgado, pero todo esto lo hacía por May, que aunque la hacía feliz, era más una distracción para no pensar en Masato.
Y aunque no lo creía, también pude ver la relación que los Pokemon y los NPC tenían entre sí. Aquellas extrañas criaturas ayudaban a las computadoras del juego para que no pasaran hambre. Bueno, al final de cuentas tanto Pokemon como NPC formaban parte del juego, por lo que podía entender que ambos se llevaran bien; lo que me sorprendió fue que en verdad tuvieran sentimientos. Virtuales o reales, a final de cuentas eran sentimientos prácticamente iguales al de los humanos.
— ¿Se podría decir qué está pasando aquí?
Lo sabía. Sabía que alguien en algún momento iba a venir y nos iba a descubrir. Sabía que todo esto no podía hacerse de manera secreta, con tantos miembros habitando Ciudad Subterránea. Uno siempre se iba a dar cuenta de lo que realmente pasaba, y aquel jugador que era de mayor autoridad que nosotros había llegado junto con dos acompañantes, tanto hombre como mujer. El de mayor rango tenía su espada desenvainada, mientras su acompañante se rodeaba sobre un aura carmesí y la mujer llevaba su carcaj listo para cualquier imprevisto. May y yo nos pusimos rápidamente frente a ellos, protegiendo a la multitud que se vio asustadiza cuando vieron a los miembros del gremio Alma de Piedra. La castaña y yo sabíamos que estábamos en problemas. ¿Los matábamos? ¿Los escondíamos con los sujetos que atacamos el primer día en Ciudad Subterránea? Sé que ellos seguían atrapados ahí. ¿Estarán muertos de hambre? No creo… Citrón me mencionó que se encargaría de mantenerlos con vida mientras estuviéramos aquí, siempre y cuando no los descubrieran.
— Dije que qué diablos pasa aquí —volvió a repetir el muchacho.
El Treecko líder de la manada se adelantó sobre nosotros y rugió su nombre, levantado sus brazos y adoptando posición de ataque.
— Vamos, no me hagas reír —se burló el de rango mayor. Apuntó su espada resplandeciente en la media noche iluminada por antorchas débiles que había por las calles agrietadas y humildes— ¿Así que tú eres el responsable de todo esto, cierto?
El Treecko asintió, pero entonces la otra docena de Treeckos defendió a su jefe y se colocó en posición de ataque. El sujeto retrocedió unos pasos hacia atrás, pero pronto bufó de rabia. En un acto súbito, el espadachín agarró a uno de los NPC que no se había puesto detrás de nosotros, y con el filo de su espada dio una diminuta rajada sobre su cuello y una gota sutil de sangre se derramó hasta manchar sus ropajes harapientos. La pobre mujer sollozó y suplicó que alguien la ayudase, y los demás NPC ahogaron gritos de desesperación, sobretodo los niños que gritaban el nombre de su madre. Los otros dos subordinados actuaron de la misma manera y agarraron a los retoños de su madre.
— ¡No! —gritó May, pero el Treecko intentó avanzar unos pasos más en señal de intimidación, aunque fue en vano.
— No intentes algo estúpido, Pokemon —le confesó el sujeto.
— No lo hagas —le ordené rápidamente al Pokemon alfa, que al voltear lanzó una mirada de rabia. Sin duda no le gustaba que le ordenaran cosas y tampoco le gustaba que a la gente que quería estuviera siendo amenazada— No lo hagas, Treecko.
— Ahora, díganme quién fue el responsable de los robos de comida, y estos estúpidos NPC saldrán sanos y salvos.
Hubo un momento de silencio; el Pokemon tipo planta, sin atisbos de duda comenzó a caminar decidido para sacrificarse por toda su manada que miraba preocupada el ambiente. Sin embargo, antes de que diera otro paso más, tuve que hacerlo.
— No —mi pierna impidió el paso libre del Treecko. Éste soltó la rama que tenía en el hocico a causa de la rabia: el Pokemon no quería que me sacrificara por todos. Para él, su deber era responder y responsabilizarse por los actos que su equipo cometió. Pero aún así yo no iba a dejar que muriera—. Yo soy el culpable.
— ¿Cuál es tu nombre?
— Craig.
— Bueno, hoy vengo de buen humor —sonrió— Sólo te sancionaré llevándote al primer nivel del calabozo por un par de días. ¿Qué te parece?
— Asumiré cualquier castigo que me ponga. Yo tengo la culpa —dije, mientras volteé a ver a May, que estaba sorprendida por lo que decía. Los NPC también lo estaban— Sólo que a ellos no los lastime.
— ¿A ellos? —el sujeto sonrió sombríamente— ¿Te refieres a ella?
Y cuando su espada se introdujo más sobre su garganta, la mujer comenzó a gritar de dolor. May sollozó de sorpresa, mientras yo le indicaba que parase, pero todo fue en vano. Poco después, la espada dio un corte en seco que derramó un charco de sangre que se fusionó con pixeles brillantes. La silueta de la mujer humilde se derrumbó en el suelo y explotó en partículas radiantes. Los hijos pronto empezaron a llorar y a forcejear sobre los brazos de sus aprisionados. El de mayor rango rió y el Treecko estuvo a punto de atacar, pero lo jalé del brazo para que no lo hiciera, o todo esto iría a una peor situación.
— ¿Y también te refieres a este bebé? —el espadachín cruzó nuestro camino, yendo hacia los brazos de una vieja que cubría a un retoño envuelto en un trapo mugroso. La vieja forcejeó por un instante, pero el sujeto le arrebató el ser con fuerza. Envainó su espada y se miró los nudillos por un par de segundos— ¿Creen que soportará uno de mis golpes?
— ¡NO! —May fue sin dudarlo hacia el retoño.
Fui capaz de cerrar los ojos, pero pude aun oír los golpes que el sujeto le propinaba al pequeño ser que se dedicaba a llorar con fuerza. Sin embargo, la castaña lanzó un hechizo de luz que dio de lleno justo en el rostro del sujeto. El bebé rodó por el suelo y el Treecko alfa agarró al pequeño como si fuera uno más de su manada. Y entonces, el Pokemon dejó reposar al bebé sobre las manos de la vieja que lloró al tenerlo en brazos, y un súbito Ataque Rápido fue directo hacia el vientre del espadachín, que se dedicó a lamentarse por lo bajo. Poco después, dos de la manada habían arrebatado a los prisioneros que tenían sus subordinados, y entonces la situación se volteó a una favorable.
— ¡Malditos! ¡Todos ustedes! —el espadachín escupió sangre. Miró a May con una mirada amenazante y nuevamente desenvainó su espada.
No obstante, el Pokemon alfa se colocó frente a él y estuvo a punto de darle un puño…
El viento fugaz recorrió el ambiente y cual destello, mi silueta se colocó frente a la criatura. Recibí el golpe con suma intensidad y me quejé por lo bajo. Diablos… aquel Pokemon era fuerte; no por nada era alfa. Salí disparado hacia un par de chozas que nos rodeaban y éstas se derrumbaron al instante. El polvo se alzó por el lugar y me vi envuelto entre escombros. Poco después, cuando me reincorporé aun quejándome por el gran golpe que me llevé, el Treecko había estado sorprendido, aunque de cierta manera, había herido su orgullo por no dejar golpear con libertad a su enemigo.
— No… —intenté decir—… no lo hagas, Treecko.
El espadachín sonrió con atisbos de victoria; él sabía que yo lo estaba defendiendo.
— Vaya, vaya. Parece que ahora ella y tú tendrán que recibir un castigo mayor —susurró entre risas.
— No —dije en seco. Levanté la mirada y estaba furioso, pero aún pensaba con lógica—. No. Ella no le pasará nada.
— ¿Ah, no?
— Ni a ella, ni al Treecko, ni a su manada, ni a los NPC les hagas nada.
— ¿Qué no les haga nada? —cuestionó confuso— ¿Y qué ganaré yo con eso?
— Me tendrás a mí —dije, y pude ver la mirada de May abrirse cual platos desorbitados— A ella… no le hagas nada. Conmigo podrás hacer lo que quieras.
El guerrero lo sopesó por un instante, pero poco tiempo después una curvatura leve sobre sus labios me indicó que había aceptado con gusto.
— Llévenlo al segundo nivel —le comentó a sus guardias— Recibirá el castigo que merece en las salas de tortura. Mientras tanto, ustedes malditos NPC de mierda, si vuelvo a ver que sus estúpidos Pokemon roban nuevamente nuestra comida, así tanto ustedes como ellos, estarán muertos. Y tú… —miró a May, que seguía atónita— Tu novio recibirá la peor tortura que le haré a alguien en toda mi estadía en PBO.
— N-no… —le oí susurrar— ¡Sat…!
— Tranquila —le dije antes de que susurrara mi nombre de PBO real— Estaré bien.
El Treecko se dio cuenta de que también no quería que me fuera, pero lo miré con determinación.
— Cuida a la manada —le comenté— Y no hagan nada imprudente.
Y no hubo vuelta atrás. Sabía que iba a recibir algún tipo de tortura fuese la que fuese justo ahí, en un nivel superior a donde Masato se encontraba… Y aunque tenía la certeza de que iba a ser una gran tortura, todo esto lo hacía por May, que sólo se dedicaba a verme con algo en su mirada que no pude comprender.
May
Toqué tres veces la puerta de metal. Esperé un rato, pero me di cuenta de que nadie abría.
— Ash… —susurraba en voz baja su nombre, para que nadie escuchase.
La noche en la torre invadía el ambiente con sus flamas azules ascendentes, pero ahí dentro podía notar por el entrecierre de la puerta que ni siquiera su antorcha estaba prendida para que le hiciera compañía. ¿En verdad estaba ahí, o seguía en el salón de tortura? No lo sabía, pero ya había pasado mucho tiempo… inclusive un día entero sin saber nada de él.
Y entonces, la puerta dejó libre su candado. Ésta la abrí con un botón virtual que se torno de un rojo a uno verde, y pronto la puerta de metal se abrió hacia arriba para que me permitiera la entrada hacia sus aposentos. La silueta estaba echada en la cama, pero con su rostro hacia mí. No podía ver nada; sin embargo, la antorcha de tonos índigos oscuros que encendí en el muro se comportó cruel con mi vista: Ash estaba totalmente herido en su rostro, con manchas púrpuras cubriendo sus ojos, con las cejas hinchadas y los párpados sin permitirle ver con claridad el ambiente, e inclusive varias costras estaban sobre sus mejillas, frente y labios. La escena me hizo arrodillarme en el suelo, pero eso no era todo: cuando me digné a acercarme más a él, y miré más allá, en su espalda, ésta estaba totalmente demacrada. Varios latigazos habían acabado con su espina dorsal y dejaban marcas de sangre hedionda y costras que iban y venían por toda su tez morena, combinada con pixeles que invadían cual estrellas fugaces un ambiente oscuro.
Volteé a ver sus estadísticas, y cuando debajo de "Craig" pude ver que estaba en un 10%, no pude soportarlo. Las lágrimas me brotaron por el rostro cual niña inocente y traté de cubrirme la boca para que Ash no me oyera, pero éste deambulaba debido al dolor, apenas pudiendo hablar con sus dos labios partidos.
— ¿M-M…May?
— Estoy aquí, Ash —le dije entre sollozos y me senté sobre su cama; le acaricié el rostro moreteado contemplando lo que él había hecho por mí.
— M…May.
— Tranquilo —le hice callar y le tomé la mano, a lo que él entrelazó sus dedos débiles con los míos. Una curvatura débil se formó en sus hinchados labios y entonces comenzó a delirar. Al tocar con la palma de mi mano su frente, sabía que tenía fiebre. ¿Acaso podía tenerse fiebre en PBO? No lo sé, pero lo más seguro es que en la vida real él estuviera con la temperatura alta, aunque sin las cicatrices de su espalda y los moretones en su rostro.
— May… yo… yo…
— No tienes nada que decir, Ash —mi voz se tornó de una sollozante a una calmada y tierna. ¿Por qué?
— Te… te quiero. Quiero… quiero a May…
Aquello me dejó sin palabras. Sonreí y me limpié las lágrimas del rostro. Me acosté a su lado, no sin antes sacar de mi inventario una franela que remojé con agua tibia y la coloqué sobre su frente. Le di un par de antídotos que iban a desaparecer su dolor en cuestión de días, aunque no sé si sus dolores en la espalda iban a sanar rápido. Le di un tierno beso en la frente que lo calmó por algunos segundos.
…
Y los días pasaron. El azabache seguía delirando dentro de su habitación, y yo permanecí todos los dos días que pasaron después de aquello, dentro de su habitación. Nadie nos ordenó el ir a vigilar las calles de Ciudad Subterránea, ni tampoco me visitaron tanto a mí como a él. El rumor había dicho que un sujeto estaba a punto de morir por la gran tortura que se le había hecho, por lo que sabían que no debían de molestarse en volver a llamar a Craig a los deberes, debido a que estaba delirando en su propia habitación. Y a mí no me importó que no me encontraran… Ni siquiera el espadachín ese tuvo la molestia de llamarme de nuevo, debido a que sabía que iba a tener suficiente con ver a Satoshi de esta manera, y vaya que sí me dolía en el alma verlo así. Estuve dos días acostado a su lado, mientras él tenía pesadillas y pronunciaba primero mi nombre, luego un nombre que no pude reconocer —Delia— y al final el de Dawn.
Aquello me hizo sentir algo mal, debido a que sabía que entre ella y él había habido algo. Pero ahora, según lo que él me había mencionado, entre ellos ya no había nada. Bueno, eso era algo bueno, aunque no tanto debido a que sabía que aun no podía olvidarla del todo.
Como sea, lo estuve cuidando todo el día y toda la noche. Poco a poco sus moretones iban bajando de intensidad y los sueños en los que estaban empezaban a ser más calmados. Mientras tanto, me mantenía en contacto con Wallace, diciéndole que todo estaba bien y que esperaba noticias de cuándo debíamos atacar la prisión —espero que no pronto, hasta que se recuperara Ash del todo—.
Y súbitamente, en la tercera noche que había pasado junto a él, despertó lentamente. Había captado el momento exacto en que sus párpados deshinchados se habían abierto y miraron mi rostro más con alegría que con sorpresa. Aquellos ojos azabaches me cautivaron por un momento, y pude sentir un retortijón en el pecho.
— Hola May —me saludó.
Yo reí e intenté disimular la risa, pero él pudo notarla.
— Hola.
— ¿Por qué te ríes?
— No me rio.
— Sí lo haces.
— No es cierto —le reclamé y entonces toqué su frente de nuevo. Su fiebre había disminuido, aunque todavía seguía algo caliente.
— May, yo…
— Descuida —le coloqué mi dedo índice sobre sus labios, que gracias a mis antídotos habían vuelto a su normalidad. Lo malo es que ya no tenía más antídotos para curarme a mí misma, pero eso no importaba. Lo que importaba es que él estuviese bien— Estás bien después de todo.
— No, May —dijo entre susurros y dolores leves— La que está bien eres tú. Es lo único que importa.
— No es…
— Y aun tengo algo que cumplir —su mirada me atrapó. ¿Por qué rayos comenzaba a sentirme bien a su lado? — Aun tengo que rescatar a tu hermano. Sólo así podrás ser feliz.
— ¿Por qué te esmeras tanto en que sea feliz? —Al fin. Al fin había hecho la pregunta.
El chico se quedó por un momento callado, envuelto entre las sábanas cálidas que lo protegían del frío que sentía por la fiebre. Me di cuenta de que apenas los dos cabíamos en aquella cama individual, por lo que él estaba muy cerca de mí; hasta podía sentir su débil respiración.
— Porque me importas —dijo cerrando los ojos y castañeando con sus dientes. La fiebre comenzaba de nuevo a surtir efecto— Me importas, y mucho.
No pude contestar ante ello. No sabía qué responder. De cierta manera era una tonta con los chicos, porque no había convivido con nadie excepto con Brendan y mi hermano en toda mi vida. Lo único que había hecho siempre era estudiar, sacar buenas notas y leer muchos libros, así como comer demasiado sin engordar, lo cual era mi cualidad favorita.
Y entonces la puerta metálica se abrió. Quise levantarme rápidamente debido a la vergüenza, pero había sido demasiado tarde. Un guardia me veía en ropa interior y se sonrojó, pero agitó la cabeza y pronto se cubrió la vista con su mano.
— Necesitan a Craig de vigilante en los límites de Ciudad Subterránea —su sonrojo era excesivo— Y tu novia… tu novia también puede ir. Si gusta, claro.
La puerta se cerró, y cuando volteé a ver a Ash, este estaba incluso más rojo que el guardia que nos había interrumpido. Cuando noté que estaba viendo mis curvas y mis bragas, intenté taparme con la sábana y le propiné un golpe que lo dejó más aturdido de lo normal, debido a la fiebre.
— No sabía que…
— ¡Cállate! —dije furiosa. Tenía calor y nunca pensé que Ash fuera a despertar en la noche… eso era todo. No planeaba hacer lo que muchas personas pensaban que podría hacer.
Incluso el moretón se hinchó sobre su frente cuando Ash llegó hasta los límites de la ciudad, apoyándose sobre mi hombro. El chico apenas podía caminar, pero estaba mucho mejor que el día en que había entrado a su habitación. La ciudad la podíamos ver desde un barranco que delimitaba un sendero estrecho por el muro interior de la cordillera, y sin duda aquel paisaje de una ciudad envuelta en luces amarillentas tintineantes, antorchas que parecían estrellas azules en la oscuridad y un castillo rodeado de torres de piedra llena de lucecitas pequeñas, era sin duda hermoso.
Tanto él como yo nos sentamos a bordes del acantilado, sin vigilar siquiera nadie, debido a que eran ya altas horas de la noche donde Ash y yo nos habíamos dedicado a mirar con tranquilidad la ciudad, hasta que rompí el silencio.
— Se siente extraño.
— ¿Qué?
— El estar tan cerca pero a la vez tan lejos —y miré hacia el castillo, ahí donde la prisión se encontraba abajo. Muy abajo—. No sé si esté bien o no.
— Él lo está —me dijo sin dudarlo, mirando hacia el paisaje subterráneo.
Asentí, sin saber qué decir. Aunque una duda aparte me surgió pronto en mi cabeza.
— Delia —nombré y él se sorprendió por algunos instantes— ¿Quién es Delia?
— Oh, yo… —parecía que el nombre le había afectado.
— Perdón —me disculpé rápidamente— Lo que pasa es que lo estabas mencionando cuando te cuide en tu habitación.
— Oh —soltó un suspiro de vergüenza— Ella… ella es mi madre.
— ¿La extrañas?
— Oh, sí —dijo sonriendo— Aunque bueno, no sé si ella esté bien justo ahora.
— Ni yo tampoco con mis padres —le confesé. ¿Estarán dormidos a mi lado en el hospital que me encuentre? ¿Estarán llorando aun por mí y mi hermano? ¿Qué estarán haciendo?
— Ellos te aman, May.
— Lo sé —recordé la pelea que tuve con ellos antes de estar por última vez en el mundo real. Vaya que me arrepiento de ello—. Tu madre también te ama.
El chico sonrió. Sus costras en la frente lo hacían ver de alguna manera misterioso y frágil.
— Recuerdo que siempre me hacía mi comida favorita cuando tenía seis años —rió y miró la ciudad como si fuese la última vez que la veía; como si un ciego viera por primera vez— Siempre me leía un cuento antes de dormir, para que durmiera tranquilo… Para que no… no oyera los rayos de las tormentas —hizo una mueca de dolor, y entonces supe que algo había detrás de aquello. Tomé su mano y la entrelacé con la mía, mirándolo de una manera que me hizo entrar en confianza con él, hasta que finalmente lo dijo— Ella y mi padre… tenían problemas. Él… él… la agredía… y bueno, nosotros dos escapamos… pero años después nos descubrió y ella… ella ya tenía un lugar seguro para mí. Me forzó a abandonarla… mientras mi padre iba hacia ella… Pero todo lo hizo por mí. Ahora… ahora no sé si ella esté a salvo o no.
— Ella está bien, Ash —mencioné. Recordé que me había contado en su relato de la UEO acerca de su madre y de que Giovanni, el líder de los Rocket, lo había amenazado con ella.
— Eso espero —confesó.
— ¿Sabes algo? —le pregunté— Extraño leer libros. Antes de que todo este lío virtual sucediera, solía leer mucho… estudiar mucho también. Inclusive extraño hacer los deberes que el instituto nos dejaba.
— Los deberes —bufó con discreción, pero sin intención de ofenderme— Yo nunca los hacía, para ser sinceros.
Ambos reímos levemente.
— Y tampoco he leído un libro desde hace mucho tiempo.
— Es lo más maravilloso del mundo ¿sabes? Quiero decir… del mundo real. Aquí también puedes leer, es cierto, pero temas relacionados sólo y sólo con el juego. El mundo real es más amplio y vasto que puedes leer sobre lo que sea. Cosas interminables. Horas y horas adquiriendo conocimiento de diversos temas y horas de entretenimiento.
— Suena interesante.
[VIDEO 2: Gravity Rush OST - Discovery of Gravitation]
— Lo es, y es algo que extraño mucho del mundo real —al decir aquello, noté su mirada fija en mí, mientras ahora yo miraba hacia la ciudad— Y otra cosa maravillosa del mundo real que no se puede tener aquí es el amor entre la familia, Ash. Extraño… extraño mucho que toda mi familia esté reunida de nuevo. Echo de menos a mis padres… y aunque no lo creas, echo de menos a ese odioso hermanito que me sacaba canas verdes. Lo irónico es que esté en este juego.
— Y es por eso que lo vamos a rescatar, May —el chico me apretó con fuerza los dedos, hasta que sentí una sensación inexplicable al ver sus orbes oscuros— Es cierto… no sé lo que es el amor de un padre, o no sé lo que se siente tener el amor de un hermano. Pero sé lo que es tener el amor de una familia, aunque ésta sea una sola persona que en verdad te quiera. Y es por eso que lo vamos a rescatar, porque la familia es lo más importante para mí, más que cualquier otra cosa. Y cuando me pediste que salvara a tu hermano… me vi a mí pidiendo ayuda porque alguien salvara a mi madre. Es por eso que cualquiera que necesite mi ayuda la tendrá, y más cuando se trate de ti, que eres una persona amable, solidaria, tierna y hermosa. No dejaré que los Rocket te quiten a tu hermano. No dejaré que PBO te quite a tu hermano.
Nuevamente me quedé callada, pero ésta vez algo me hacía acercarme a él con intensidad. El chico pudo notarlo, pero se quedó paralizado en su lugar. La luz de las antorchas cobalto nos iluminó a ambos, hasta que nuestras dos siluetas se unieron mediante nuestros labios. El azabache entrelazó sus dedos fríos con mis dedos cálidos, y con su otra mano acarició mi tez blanquecina y me sujetó la pañoleta púrpura que cubría aquellos cabellos castaños que se movían al compás del vientecillo que azotaba débilmente por la voluminosa caverna. El beso duró unos segundos y no pude notar cómo yo sonreía estúpidamente cuando nos separamos; ni siquiera recordé cuando me acosté sobre su regazo. Lo mejor de todo, es que mientras yo miraba el paisaje, él sólo se dedicaba a mirarme a mí, y vaya que el paisaje que teníamos frente a nosotros era increíble.
— ¡Hey, ya va a amanecer! —un guardia apareció detrás de nosotros— ¡Terminó su turno!
Cuando volteé a ver que se trataba del chico que me había visto en bragas, me sonrojé al igual que él. Sin embargo, Ash era nuevamente el más ruborizado de los tres.
— Ya te dije que no sabía que estabas en… —dijo Ash para arruinar el momento.
— ¡Cállate! —le volví a dar una cachetada que le dejó una marca por más de media hora.
Sí, jugué Gravity Rush para la PSP y me gustó su Soundtrack xDDD.
El próximo capítulo prácticamente es de relleno, y como nunca había hecho un capítulo de relleno, pues qué mejor momento para hacerlo que en Ciudad Subterránea :) Así que son libres de leer o no el siguiente capítulo. ¡Nos leemos el martes! Y recuerden darle like a la página de Facebook.
Próximo capítulo: Aventuras en Ciudad Subterránea
