Ok, llegué de trabajar, de la escuela y me doy cuenta de que me faltaba algo... Cierto: El capítulo. Sinceramente estoy muy cansado como para responder reviews y editar o corregir errores ortográficos a esta hora. Mi día fue muy pesado y espero entiendan. Como sea, prometo que editaré el capítulo para responder reviews y corregir la narración y esos fastidiosos tildeos que siempre me ocurren. Pero no pienso hacerlo hoy. Disfruten de las batallas. Por alguna razón a Lance me lo imagine luchando causando gritos de euforia como lo hacía Hidan de Naruto Shippuden. Es algo irrelevante, pero sólo quería que lo supieran y se lo imaginaran así. Bueno, editaré pronto. ¡Nos leemos!
EDIT:
Ghellatto: Muchas gracias por el rewiew, querdio Ghellatto :)
prietar: Fue un final épico, cierto.
Larekin: ¿Por Tobias es tu capítulo favorito?
Crimson Striker GunFire: Vale amigo, no te preocupes :)
baraka108: Serán unas batallas buenas :) disfrútalas.
Poker Knight: Jajaja, cierto. XDDD
jorgelatina148: Perdón por aguantar tu hypeo. U.U
Kuroi: Bueno, tarde o temprano tiene que vener el Pokeshipping, puesto que la temporada está ya casi por terminar. Pero puede que Ash y May tengas más momentos románticos.
MatchMon: Exacto, omitiré la pregunta del Metagross; lo que sí responderé es que quién mencionó que todos los campeones forzosamente tenían que ser traidores o enemigos. Iris no es malvada, y pues ya ves a Wallace, que no le agrada mucho a Steven. Pero bueno, todo puede pasar.
VIDEO 1 - Bleach OST - Encirclement Battle [HQ] [Extended]
VIDEO 2 - Naruto OST - Girei [HQ] [Extended]
VIDEO 3 - Attack on Titan / Shingeki No Kyojin OST - E.M.A
Capítulo 71
El Arco Oscuro
Ash
El frío de la noche helaba los huesos, con un viento que agitaba completamente mi túnica blanquecina. Frente a mí estaba aquel sujeto de mata plateada, con una mirada más serena que misteriosa; la comisura leve de sus labios era siniestra, pero lo eran más esos orbes plateados que brillaban en medio de la luz de la luna, inclusive más que los cristales rotos de la habitación.
— Yo iré con él —súbitamente Ruby dio un paso al frente, asintiendo con determinación—. Tú encárgate del otro sujeto.
Miré hacia la ventana, donde Lance se mantenía flotando gracias a su criatura negra. El sujeto respiraba agitadamente, con los cabellos carmesíes bailando por todo su rostro; tenía escudo en una mano y espada en otra, mientras un aura misteriosa emanaba de la gran espada blanca.
Misty se reincorporó y entonces ella e Iris se colocaron a un costado de mí. Ambas adoptaron posición de batalla, a pesar de que hace poco habían estado inconscientes, mas no con la vida baja.
— No hay otra alternativa, Iris —susurró Misty, mientras un aura anaranjada emanaba de sus puños.
— Sabía que tarde o temprano lo enfrentaríamos —confesó la de cabellos púrpuras, aunque pronto se dirigió a mí— Ash… Satoshi… o como sea que quieres que te llame: él es fuerte. Bastante. Sin embargo, ten cuidado con su crueldad, que es la más peligrosa de todas.
— Tiene razón —pensé que Misty era la que había hablado, pero súbitamente apareció el prisionero que había liberado, Tobias— Hazle caso a la chica.
— ¿Cómo lo saben? —cuestioné.
— Confía en mí —dijo Tobias, pero de pronto se colocó a espaldas de mí, para estar a punto de batallar con los miembros del gremio Alma de Piedra. Iris y Misty siguieron con los puños alzados, esperando a que Lance hiciera el primer ataque.
— Es del Gremio Rocket —dijo finalmente— Pero nunca pude avisarle a Ciprés de ello. No podía arriesgarme a que Lance me hiciera algo… Tenía miedo de él —Iris bajo un tanto la mirada, observando los pequeños cristales que reflejaban el brillo de sus auras, de la espada blanquecina de Lance y también la luz de esos ojos carmesíes del Dragón Indomable— Y ahora tal parece que Steven Stone también es parte del Gremio Rocket. Dos personajes que ayudaban en las mazmorras… ¿quién lo diría?
— ¿Increíble, no? —Lance rió con un tono de locura, comenzando a ser característico en él— Pero eso no importa ya. Que todo el mundo se entere de nuestras intenciones… que todos se enteren una vez por todas de que todo estará perdido.
— ¿A qué te refieres? —pregunté con confusión, sujetando con fuerza mi "Fire Metal".
— Oh, descuida Destello Eléctrico. Lo sabrán muy pronto todos ustedes.
— Basta de charlas —dijo Steven desde el otro lado de la habitación— Vinimos a por los prisioneros, y de una vez por el Destello.
— ¡¿Dónde está Wallace?! —gritó repentinamente Anabel, pero él sólo se dedicó a seguir con su mirada calmada.
— No es de tu interés, niña estúpida y traidora —se adelantó un par de pasos Dracón, el de los voluminosos y espesos bigotes canosos.
— ¡Hey, tú… ¿quién te crees para hablarle así?! —Roxanne rodeó sus puños de un aura carmesí, pero alguien intervino en su camino.
— Tenemos una niña furiosa aquí. ¿Eh? —la pequeña niña de tez morena, Fátima, rió con suma gracia, pero Flannery también de colocó en posición de batalla.
— ¡Prepárate para arder! —sonrió la pelirroja y desenvainó su espada.
— Basta ya… —Steven se llevó una mano al arco que tenía sobre la espalda. Era oscuro… muy oscuro.
Noté la impresión de Brendan, que intentó retroceder unos pasos debido a la intimidación del arco que reposaba sobre su espalda. May frunció el ceño y llegó hasta ellos, mientras Citron les hacía compañía.
— Lo repetiré una vez más —Steven suspiró; parecía que no le gustaba batallar demasiado— ¿Nos devolverán a los prisioneros?
— Tendrás primero que pasar por mi cadáver —May se mostró valiente, aunque ello hizo reír a Lance de una manera aguda y maniática.
— Eso será fácil. Pasaré por el cadáver de todos ustedes —mencionó con más fuerza sobre su Escama de Dragón.
— Entonces… —suspiró de nuevo Steven—… no queda otra alternativa.
— ¡Estaba esperando a que dijeras eso, Steven! —Lance súbitamente gritó lleno de euforia y de una manera en la que disfrutó aquel segundo.
El miembro del Gremio Rocket saltó de su Dragonite hacia el suelo, y al hacerlo un par de grietas hicieron que éste se derrumbara. Retrocedimos para no caer, pero súbitamente Iris lanzó al aire una pokébola, donde un Archeops extendió sus alas de colores y ella lo montó. Misty también subió a lomos del Pokemon sin dudarlo, mientras Iris extendía una de sus manos para ayudarme a subir. Los tres estuvimos sobre el peso del Pokemon, que era grande y fuerte, y lanzó un rugido que desafió al Dragonite que aun seguía fuera de la habitación.
— No escaparán —Lance sonrió y frunció el ceño de una manera tan siniestra y maniática que por un momento pensé que su rostro era capaz de matar con un simple vistazo.
De un súbito instante a otro, Archeops salió de la habitación volando, mientras notaba cómo la torre comenzaba a desmoronarse debido a los pisotones que Lance había causado. Sin embargo, Lance dio un gran salto en su Dragonite y entonces comenzó la persecución aérea. Archeops viajaba por entre las entrañas de las cordilleras, alejándose poco a poco de la torre que se asomaba por entre el pico más alto de la cordillera. Descendíamos a una velocidad increíble, con el viento rompiendo sobre nuestros rostros; quise voltear atrás, pero sólo era capaz de escuchar las vibraciones que el Dragonite hacía con el ruido de sus alas negras.
VIDEO 1 - Bleach OST - Encirclement Battle [HQ] [Extended]
El Dragonite pudo alcanzar los talones del Archeops, que perdió el equilibrio instantáneamente y tuvo que clavar sus garras sobre la pared rocosa de una montaña, desprendiendo varios trozos de piedra que cayeron por el vacío de la noche. Tuvimos que bajar de la espalda del Archeops o también íbamos a sufrir el mismo destino que las piedras. Nos mantuvimos a orillas de un pequeño sendero que se formaba en medio de la pared montañosa, pero ni siquiera tuvimos tiempo para pensar en si podíamos resbalar de ahí, puesto que el Dragonite oscuro aterrizó con un puño de trueno yendo directamente hacia el Archeops, recibiendo el impacto y hundiéndose bruscamente sobre la pared rocosa de la montaña. Una onda eléctrica invadió el ambiente, y tuve que agarrar la mano de Kasumi para no caer. Lance entonces aterrizó con suma locura sobre el estrecho sendero. El sujeto comenzó a correr por ahí como si ya conociera el camino como la palma de su mano. Con el voluminoso escudo en una de sus manos, comenzó a rasgar la pared, causando que unas chispas iluminaran sus orbes carmesíes. El de mata escarlata profanó una risa llena de placer, y un grito agudo que hacía pensar que iba a disfrutar de la batalla. Súbitamente levantó su espada y fue hacia mí, que no podía hacer nada debido a que iba a perder el equilibrio si me soltaba de la mano de Misty.
Iris chocó uno de sus puños púrpuras con la Escama de Dragón. Ambos se detuvieron unos segundos, mirándose con odio. Al separarse, Lance agitó de nuevo su espada, pero Iris detenía los espadazos con los nudillos. El sujeto empujó a Iris con su escudo, a lo que ella perdió el equilibrio y comenzó a caer por el vacío.
Pero entonces me di cuenta de algo que nunca creí haber visto jamás. Iris también tenía aura de tonos púrpuras sobre sus pies, y el aura la hizo adherirse al muro rocoso, comenzando a correr por la pared a una velocidad increíble. Entonces, apareció a espaldas de Lance, que miró de reojo a la chica. Un puño fue directo hacia su rostro, pero el escudo fue más rápido y ambos chocaron causando un estruendo metálico.
Kasumi entonces imitó a la de cabellos morados: de sus pies emanó un aura anaranjada y corrió por el muro, saltando y yendo con un puño lleno de fuerza directo hacia un Lance distraído. El enemigo rió maniáticamente y profanó un grito de euforia cuando vio a Kasumi ir hacia él; levantó su espada y chocó con el puño de Kasumi, pero ésta no tenía la fuerza de Iris, y salió disparada por el vacío.
— ¡Misty!
Pero cuando la chica desapareció unos segundos por las entrañas de la cordillera, pronto apareció corriendo por la pared con un grito enardecido de furia, y entonces tanto Iris como Kasumi empezaron con la tormenta de golpes aurales. Las dos chicas hicieron que Lance se desequilibrara por el camino estrecho; el enemigo cayó por el vacío, pero clavó su voluminoso escudo sobre la piedra del muro y aterrizó en el mismo. Entonces, Lance comenzó a esquivar, a lanzar espadazos y a saltar sobre su propio escudo, mientras Iris y Kasumi lo invadían de ataques mientras ambas estaban adheridas al muro rocoso.
Su Dragonite dejó aturdido al Archeops, y entonces me dedicó una mirada fría y rabiosa. El Pokemon agitó sus alas negras y voló hacia mí con su cabeza de frente, pero antes de que hiciera cualquier otra cosa, una silueta apareció deteniendo con un solo puño al Pokemon Shiny.
— Tú… —sonreí cuando vi a un Treecko deteniendo su cabeza con una sola mano; alzó al Pokemon que pesaba más de lo que creía, y lo azotó contra el muro, sufriendo el mismo destino que había tenido el Archeops de Iris. El Dragonite rugió, pero no le dio tiempo siquiera de despegarse del muro hundido y quebrado, puesto que Treecko alzó su cuerpo en medio del aire, se mantuvo equilibrado con una mano sobre el suelo, dio una voltereta en la que tomó impulso e incrustó una de sus piernas flácidas sobre la espalda del Pokemon dragón. Éste se hundió más sobre el muro, hasta que noté que varias grietas comenzaron a esparcirse cual Ekans hambrientos sobre la pared, causando que varias rocas se desprendieran de su lugar y un gran derrumbe se presentara en el escenario.
Iris y Misty invadían de puños a Lance, que permanecía a pies de su escudo, esquivando los golpes aurales que ambas lanzaban. Los puños púrpuras de Iris daban con el aire al igual que los de Misty, pero lo más impresionante es que ambas estaba coordinadas de una manera tal, que los puños de una no daban con la otra. Entonces Lance chasqueó la boca y notó que las grandes piedras a causa del derrumbe del Treecko comenzaban a descender hacia ellos. El sujeto saltó del escudo y aterrizó en una piedra que caía por el vacío. Iris y Misty no se quedaron atrás, y siguieron lanzando puños aurales, que Lance esquivaba saltando roca en roca, ascendiendo por el aire con una sonrisa siniestra en su semblante. El enemigo escalaba, mientras esquivaba los puños aurales de los miembros de su gremio. Cuando el sujeto estuvo a una altura considerablemente alta, y cuando el derrumbamiento fue rebasado por Lance, éste se mantuvo en el aire por unos segundos, realizando un grito agudo de euforia. Súbitamente, descendió cual rayo sobre el vacío hasta que aterrizó sobre su escudo aun incrustado en el muro montañoso, clavando su arma contra su propio escudo. Su espada chocó estrepitosamente sobre éste, pero ni una ni la otra mostraron señales de quebrarse; la fuerza con la que se realizó el choque no sólo hizo que el muro se quebrara por completo y forzó a Iris y a Misty a dejar de estar paradas ahí, sino que una onda expansiva de fuerza se desprendió del choque e hizo que las dos mozas salieran disparadas hacia cualquier lado. Lance rió y entonces dirigió su mirada hacia mí…
May
La torre empezó a desmoronarse, y entonces el suelo empezó a hacernos descender hasta que caímos sobre escombros, oscuridad y un vacío interminable. Me di cuenta pronto de que no sólo el nivel más alto de la torre se había desmoronado, sino que también pasillos y otros niveles inferiores nos acompañaban en la caída. Brendan tomó mi mano, y sacó una flecha rubí de su carcaj, incrustándola en el muro del castillo. La flecha resistió nuestro peso, y cuando dejamos de descender, aterrizamos sobre las orillas de lo que quedaba de uno de los niveles del castillo. Observamos cómo los escombros caían y cómo varios compañeros nuestros también lo hacían. Cuando Brendan decidió que tenía que ayudarlos, un puño ya iba directo hacia él. El puño que dio de lleno en su estómago causó que sus ojos salieran de sus órbitas y que la sangre interna fuera escupida sobre el suelo. Milésimas de segundo después, Brendan salió disparado y la inercia hizo que su cuerpo se estrellara conmigo. Ambos nos estrellamos contra la pared, pero ésta no resistió el choque y las rocas nos acompañaron en nuestro viaje.
VIDEO 2 - Naruto OST - Girei [HQ] [Extended]
Brendan reaccionó y sin haber soltado la flecha rubí, la incrustó en el suelo para detener nuestra caída. La flecha se detuvo a orillas de una habitación sumamente amplia; el chico sujetaba mi mano, mientras yo era abrazada por el gran vacío que daba de lleno con toda Ciudad Subterránea. Pronto me di cuenta de que si no hubiese sido por la flecha calvada de Brendan, ambos seguiríamos cayendo infinitamente hasta aterrizar bruscamente en algún punto de la ciudad. El viento agitó mis cabellos y me hizo sentir un vértigo increíble, pero cuando Brendan me ayudó a subir, una persona se encontraba por el agujero que ambos habíamos causado. Ésta estaba a muchos metros alejados de nosotros, debido a que la sala donde nos encontrábamos era amplia, tapizada de un mármol fino y brilloso, con varios muebles de roble y paredes tapizadas de una seda tan plateada como los ojos de Steven que nos miraban desde el otro lado.
El sujeto sacó su arco oscuro y una flecha del carcaj que también llevaba. Sin embargo, aquella flecha era extraña, debido a la consistencia del material con el que estaba hecho. Brendan retrocedió unos pasos al ver de lo que se trataba; Steven ni siquiera se tardó en tensar el arma y apuntar hacia mi sien. La flecha era brillosa de tal manera, pero era oscura como la noche. En sí era una flecha de luz… pero era luz oscura.
— ¡Cuidado!
Brenda me empujó y ambos nos cubrimos aterrizando bruscamente sobre el suelo. La flecha por alguna extraña razón dejó de seguir la línea recta con la que iba, curveando hacia nuestra posición. ¿Acaso la flecha había desviado sola su propio destino? No me dio tiempo de pensar en más, puesto que la flecha dio de lleno con el brazo derecho de Brendan. Sin embargo, me impresionó al ver que la flecha se desintegró en pedazos cuando se incrustó en su brazo, y pronto se convirtió en un fuego negro que invadió su extremidad a una velocidad increíble. Mi amigo profanó un grito agónico y sin pensarlo dos veces, dirigió su vista hacia mí con un semblante horrorizado… uno que jamás había visto en mi vida.
— ¡CORTA MI BRAZO! —me ordenó con gritos de dolor.
Yo me quedé perpleja, viendo que aquel fuego de llamas oscuras poco a poco iba subiendo por su brazo hasta llegar a su hombro.
— ¡CÓRTALO!
En un principio pensé que él estaba bromeando, pero entonces me di cuenta de que aquel fuego era inextinguible. Rodeé desde mi mano hasta mi muñeca una cuchilla mágica de luz y sin dudarlo corté su hombro derecho que desapareció pronto en pixeles. Brendan gritó, pero las llamas habían sido más dolorosas. Después de unos segundos, tuvo que aguantarse el dolor para que ambos pudiésemos escapar sin que la agonía fuese una distracción para él.
— ¿Q-qué…?
— Es el Arco Oscuro —dijo seguido de gritos de dolor, mientras apoyaba su mano izquierda sobre mi hombro— May… ese… ese arco es uno de los más poderosos.
— ¿Cómo… cómo lo sabes?
— He oído sobre él. Y sabía que Steven lo tenía, pero se dice que nunca lo usa… No lo usa siquiera en las mazmorras. Sus flechas… él las puede dirigir mentalmente; es imposible esquivarlas, May. Una vez que acierta en una de tus extremidades, un gran fuego oscuro comienza a carcomerte hasta que mueres agonizando. Tenía que cortar mi brazo sí o sí. Cuando da en tu torso, en tu pecho o en tu cabeza, prácticamente eres jugador muerto. May… no sé si podamos combatirlo. El único que puede darle batalla es el que tenga el Arco de Luz.
No dije nada. Sin embargo, Steven empezó a caminar por la sala, con el arco irradiando un brillo oscuro. Sus pasos invadían el ambiente, ahogando el sonido del derrumbe afuera de la sala. El sujeto suspiró, pero lo hacía de una manera tan serena y calmada, que me di cuenta de que tenía un corazón de piedra. Ahora entendía el por qué le apodaban "La Piedra Oscura". Sin decir ni una palabra o sin expresar algún sentimiento en su rostro, el frío sujeto iba calmadamente acercándose hacia nosotros, sin perder la elegancia al caminar y sin haber manchado de tierra o polvo el esmoquin oscuro que llevaba puesto.
Por primera vez vi a Brendan entran en un trance de pánico, retrocediendo hasta que no hubo nada más que el vacío de Ciudad Subterránea. El viento que se colaba por el agujero que daba al vacío nos hacía tambalear, pero su mirada plateada era la que más nos hacía perder el equilibrio.
Steven sacó otra flecha oscura, sin dejar de caminar. Cuando tensó el arco, finalmente lo pude ver sonreír. Una leve comisura en sus labios… Y entonces, soltó la flecha.
Una silueta se cruzó en nuestro camino. Un muchacho de cabellos rubios y anteojos se cruzó y la flecha se incrustó en su estómago. Tanto Brendan como yo nos sorprendimos al ver que se trataba de Citron, pero cuando notamos que el sujeto desapareció en brillos amarillentos, dos siluetas aparecieron justo detrás de Steven para golpearlo en la espalda al mismo tiempo. La espalda del sujeto arqueó y sus ojos se desorbitaron debido a la intensidad del golpe. La Piedra Oscura se estrelló contra el muro hasta que desapareció por el vacío de Ciudad Subterránea.
Dos Citron estaba parados ahí, envueltos en un aura amarillenta que pronto nos envolvió a nosotros, y por primera vez me sentí más energética que nunca. Uno de los clones de Citron nos había dado salvado y desaparecido al instante, mientras el original y otra copia estaban con el puño aun levantado.
— Venga, no se queden ahí parados —sonrió y entonces comenzó a correr hasta que se aventó por el vacío, para ir hacia Steven, que caía aturdido.
Anabel
Caía por el vacío, pero cuando aterricé bruscamente sobre uno de los niveles, no tuve tiempo siquiera de respirar. Dracón había tomado las riendas de su Salamence, y éste me tacleó de tal forma que salí disparada sobre el muro del castillo, dando volteretas hasta que rodeé por un puente exterior que servía de conexión entre dos torres. Por un momento estuve a punto de caer por el gran vacío de la ciudad, pero mi mano fue capaz de sujetarse en la orilla. Cuando volví a reincorporarme, Dracón estaba al otro lado del puente, a lomos de un Salamence que dio pasos bruscos causando que el puente comenzara a temblar.
— No quiero pelear… —mencioné, pero mi comentario sólo causó que el viejo soltara un bufido.
— Los traidores deben morir.
— De nada servirá que peleemos. Podré conectarme tarde o temprano.
— Oh… niña tonta. ¿No has oído al Dragón Indomable? Pronto todo estará perdido.
No comprendí su comentario, pero no había tiempo para explicaciones. Debíamos escapar de ahí a como diera lugar, y Dracón estaba interviniendo en mi camino. Suspiré y saqué una pokébola en la que un Espeon salió con una mirada profunda y amenazante. Cerré mis ojos y entonces un aura blanquecina emanó todo mi cuerpo, hasta que segundos después, me convertí en un gran y voluminoso Metagross de igual estatura que el Salamence. Asentí al ver mi Espeon, y ambos fuimos hacia Dracón, que se mantenía con el ceño fruncido.
Mi Garra Metal brilló en medio del puente, mientras mi Espeon realizó un Ataque Rápido que Dracón detuvo desenvainado su espada doble. La espada hecha de diamante brillaba por ambos lados, mientras el sujeto la detenía por la empuñadura que se encontraba en medio del arma. El viejo detuvo a mi Pokemon psíquico por un lado de la espada, mientras que yo chocaba mi garra con el otro lado de ella. Súbitamente nos separamos para mantener distancias, pero Dracón ya se había bajado de su Salamence para que éste volara libremente alrededor del puente, y apareciera súbitamente a espaldas de mi Espeon, clavando uno de sus colmillos en su lomo. Mi Pokemon gimió de dolor, pero este duró pocos segundos, ya que con una de mis grandes extremidades le di un intenso golpe que lo hizo desaparecer del puente. Dracón llego hasta nosotros y con su voluminosa silueta comenzó a lanzar espadazos por detrás y por delante. Los espadazos eran difíciles de esquivar, ya que su espada era dos en una. Si detenía el golpe de la espada frontal, la trasera amenazaba con herirme. Lo más preocupante de todo es que estaba hecha de diamante, el cual era uno de los materiales más fuertes y resistentes.
Salamence no se quedó atrás, y fue hacia nosotros cual bala con un cabezazo que dio de lleno conmigo. Salí disparada por el vacío de la ciudad, pero clavé dos de mis extremidades en un muro que se cruzó en mi camino. Descendí poco a poco desprendiendo varios escombros de piedra; el Salamence seguía con su cabezazo sobre mi pecho, pero entonces con mi tercera extremidad, sujeté su cabeza, lo mandé hacia las alturas y salté apoyándome en mis dos brazos que estaban incrustados en la pared. Cuando estuve a nivel del Salamence, mi cuarto brazo lo golpeó con todas las fuerzas, devolviéndolo hacia el puente donde Dracón y mi Espeon batallaban. Mi Pokemon sabía que el Pokemon dragón venía cual proyectil, por lo que saltó en medio del vacío, lanzando un Psicorrayo que invadió al Salamence, haciéndolo cambiar de dirección, justo donde Dracón se encontraba. El puente se destruyó al instante, pero Dracón salió del humo y los escombros, alzando una pierna que chocó contra el estómago de Espeon. Mi Pokemon salió cual proyectil en línea recta, pero Dracón había aterrizado en un trozo de puente que descendía rápidamente sobre el vacío, volvió a saltar y se colocó justo en el camino de mi Espeon aturdido, mandándolo de vuelta con otra patada. El Salamence ya se había reincorporado, y recibió al Espeon con un colmillo eléctrico que lo hizo desaparecer al instante.
Yo, llena de furia, quería hacer algo, pero Dracón fue directo hacia mí y ambos nos vimos envueltos en una pelea donde él blandía su doble espada, y yo me cubría con mis brazos resistentes. Salamence llegó para complicar mi situación, pero lancé un Cabezazo Zen que mandó al Salamence a estrellarse circunstancialmente sobre una torre. Sujeté con dos extremidades los brazos de Dracón, y con las otras dos lo llené de puños que fueron esparcidos por todo su cuerpo, hasta que lo sujeté de un brazo, le di varias volteretas y lo mandé a la dirección exacta donde su Pokemon se había estrellado. Noté varios pixeles aparecer por el agujero polvoriento de la torre, pero me di cuenta que sólo había sido el Salamence el que había muerto. Dracón, lleno de rabia, con unos bigotes canosos llenos de polvo y con la gorra blanquecina perdiéndose en medio del aire, gruñó y entonces yo fui la que fue hacia él.
Salté hábilmente de escombro en escombro, a pesar de que era un gran Pokemon. Cuando ascendí hasta llegar al espadachín, no me había detenido. Ambos seguimos ascendiendo debido a la fuerza con la que yo había saltado en la última piedra. Ascendimos por el vacío, inundando nuestra vista de brillos resplandecientes de diamante y garras metálicas. Aquello duró un buen rato, hasta que salimos por donde habíamos caído en un principio, rebasando el agujero nocturno de la noche y quedando suspendidos en el aire y el frío de la noche.
Flannery
Intenté salir de la zona donde se derrumbaba la torre, pero súbitamente sentí una llamarada púrpura que inundó mi cuerpo. Instintivamente me cubrí con la espada, que chocó con la llama que se desintegró debido a que mi espada contenía mayores temperaturas. Sin embargo, aquello me había hecho perder el equilibrio, enviándome fuera de la torre y cayendo por el vacío de la cordillera.
Mantuve mis ojos cerrados debido al aturdimiento. A mi lado, escuché una risita que me sorprendió. Mis pupilas se contrajeron debido a la exaltación, pero no pude reaccionar al instante. La risa provenía de la muchacha de tez morena y faldas azules, Fátima, que cuando notó mi sorpresa, se envolvió de un hechizo de luz que me hizo cambiar de trayectoria. Ahora notaba el viento romper contra mi rostro a una velocidad mucho mayor, alejándome poco a poco de las cordilleras hasta que aterricé bruscamente en los inicios del riachuelo, donde la espesura predominaba en el ambiente.
Me levanté con dolor en mi cabeza, notando que un 20% de mi vida había bajado con aquel simple golpe. Me mantuve de pie observando que había dejado un rastro de tierra hundida a través del suelo y del río; el agua comenzaba a desviarse hacia el rastro de tierra, y entonces pude notar algo sobre la superficie del agua: una onda que avanzaba, como si algo o alguien pisara el agua, pero no había nadie.
La onda desapareció cuando se salió de la zona acuosa y empezó a caminar hacia mí con suma calma. Yo en un principio no sabía de lo que se trataba, pero cuando me di cuenta de la risa molesta de la chica invadiendo mi oído derecho, no tuve tiempo de reaccionar: otro hechizo, ésta vez uno más luminoso, me golpeó el torso y salí disparada hacia un tronco que resistió mi peso. Caí con mi rostro en el suelo, y solté mi espada instintivamente. Intenté pararme como pude, pero los pies de Fátima estaban ya a centímetros de mi silueta; al voltear arriba, la chica estaba sonriendo inocentemente. Un Mismagius la acompañaba, y súbitamente desapareció de ahí como si se tratara de un fantasma. Ésta vez me levanté con confusión y rabia, agarrando de nuevo mi espada, pero la muchacha había desaparecido justo enfrente de mis ojos, sin saber adónde había ido. La risa invadió mis oídos de nuevo, y cuando apareció mágicamente atrás de mí, lanzó un hechizo de fuego que abrazó mi espalda y me obsequió un par de quemaduras.
— Eres débil… —Fátima rió junto con su Mismagius, pero no tuvo tiempo de más: la chica desapareció de nuevo, sólo que ésta vez no fue gracias a su técnica mágica. Un golpe aural de colores azulados la hizo rodar por el suelo hasta desaparecer en el fondo del río. Roxanne llegó y me socorrió, extendiéndome una de sus manos para levantarme.
— Gracias —le dije con dolor.
— Esa chica… debe ser una maga de ilusión —yo estuve de acuerdo con la opinión de Roxanne— Su silueta puede hacerse invisible cuando le plazca.
— Tienes razón.
La voz de Fátima nos sorprendió a ambas. La chica estaba detrás de nosotros, con un par de cuchillas de magia a punto de cortarnos el cuello. Roxanne fue lo suficientemente hábil para agacharse, mientras yo me defendía chocando su cuchilla con mi espada, provocando un sonido ensordecedor.
El forcejeo fue duro, retrocediendo un par de pasos. Su otra mano estaba libre, pero me di cuenta de ello y retrocedí antes de que me clavara su cuchilla.
— Ahora me ves… —dijo riendo— Y ahora no.
La chica desapareció; Roxanne intentó adivinar cuál iba a ser su próximo destino, pero era imposible el hacerlo. Mismagius la distrajo con un par de hojas mágicas que la chica destruyó con golpes aurales. Súbitamente, Fátima apareció a sus espaldas.
— ¡Detrás de ti! —le advertí, pero fue tarde.
Fátima dio de lleno con su hombro izquierdo. La cuchilla se enterró en su clavícula; Roxanne chilló de agonía, pero la rabia en ella era mucho más fuerte. La azabache preparó un golpe aural, a pesar de que estaba lastimada, enviando a Fátima hacia las entrañas de la espesura, llevándose consigo varios setos, hojas y ramas.
— Maldita bastarda —mencionó cuando el agujero de sangre y pixeles le invadía el hombro.
Mismagius lanzó de nuevo un par de hojas mágicas, que apenas Roxanne pudo esquivar a duras penas, viendo como un par de mechones azabaches eran cortados gracias al ataque. Fátima llegó cual proyectil hacia ella, enfurecida con la risita provocativa. La chica pronto desaparecía y volvía a aparecer en otro lado, golpeando a Roxanne con todos los hechizos posibles. Era imposible seguirle el ritmo a la maga de ilusión, puesto que nuestra vista no era capaz de seguirla con detalle. Alcé mi Fuego Susurrante y entonces concentré toda mi aura en mi arma. Un brillo rosado emanó del metal ardiente que desprendía ondas caloríficas. Aquello ya no lo hacía por pasión… ya no batallaba por pasión o porque me gustaba: lo hacía por furia y sed de pelea.
Fui directo hacia la silueta que apareció a un costado de Roxanne. Antes de que la chica desapareciera, sintió mis ataques que logró interceptar con un brazo envuelto en un guantelete de magia resistente. Roxanne no se quedó atrás, y mientras ella forcejeaba conmigo, la azabache, que también estaba envuelta en una oleada de rabia, golpeó una docena de veces aun Mismagius que agonizó. El Pokemon fantasmal desapareció en pixeles, y cuando Fátima quiso reaccionar, Roxanne ahora ya iba hacia ella.
Varios golpes aurales y espadazos llenos de calor eran esquivados por una chica que danzaba al compás de los ataques. Se paraba sobre un pie, apoyaba otro sobre un tronco, se equilibraba en una mano y daba una voltereta, incluso corría por el río mágicamente, y flotaba cual fantasma sobre el aire, esquivando todos los ataque que ambas le propinábamos sin éxito. Cuando finalmente se cansó de esquivar los enésimos ataques, rió ésta vez entre un tono molesto y uno rabioso.
— Ya me cansé de jugar con ustedes.
Y súbitamente desapareció, pero en vez de aparecer, lanzó hechizos invisiblemente de todos los lugares posibles. De la izquierda, derecha, de arriba, desde el río, desde una rama. Los hechizos de luz nos invadían y pronto unos hechizos de fuego púrpura y siniestro empezaron a dar con nosotros. Lo único que se podía oír eran los ataques dando de lleno con nosotros y la risita que invadía el ambiente. Y entonces, cuando pensamos que íbamos a caer rendidas en el suelo, hubo un instante en que los hechizos pararon. Ambas caímos debilitadas en el suelo, pero Fátima ya estaba con su silueta visible enfrente de nosotros. Sin embargo, antes de que diera un golpe crítico, una sombra en el cielo se iba acercando poco a poco, hasta que se estrelló con Fátima y ambos salieron arrastrados hacia la penumbra del bosque. Las dos siluetas se mantuvieron inmóviles durante un buen rato, hasta que me di cuenta que aquel cuerpo se trataba del viejo de bigotes grandes. Un Metagross aterrizó agitando la tierra, y entonces retomó su forma original. Anabel nos extendió una mano para que nos reincorporáramos, mientras Dracón y Fátima lo hacían de igual manera. Dracón escupió sangre en la tierra, mientras Fátima se limpiaba el polvo de sus faldas azules, listos para contraatacar.
Max
Ni siquiera tenía mi espada para luchar; Kasumi la tenía… O Lance. No lo sabía. Seguramente el líder del gremio Escama de Dragón tenía confiscada mi espada esmeralda, y no podía hacer nada para tenerla de vuelta.
La torre cayó, pero en vez de caer decidí desaparecer por donde Lance lo había hecho. No sé por qué lo hice, pero un instinto me dijo que debía de escapar de ahí antes de quedar sumergido de nuevo en los aposentos de Ciudad Subterránea.
El viento pronto rompió con mi rostro, que levantó mis mechones azules y agitó mi rostro demacrado, y antes de aterrizar en lo profundo de la fisura de la cordillera, sentí un golpe que desvió mi dirección y provocó un estruendo estrepitoso. Caí sobre el río de las entrañas de la cordillera, pero a pesar de que el agua había amortiguado la caída, eso no evito que me estrellara en el fondo con un crujido que me hizo gemir y tragar agua.
Al momento de salir, la corriente comenzó a ser más fuerte que mi propia voluntad de nado; sin embargo, una silueta estaba ahí, envuelta en un aura carmesí y mirándome de una manera serena y con una sonrisa placentera.
— No escaparás —Nívea, la sanadora regeneradora de HP, con su vestido púrpura resplandeciendo a través de la oscuridad de la fisura, me sujetó de los ropajes de la espalda y me lanzó ésta vez hacia el muro de la cordillera, donde una nube de polvo se formó.
No había otra opción.
VIDEO 3 - Attack on Titan / Shingeki No Kyojin OST - E.M.A
Debía sacar a mi Ralts; a mi fiel Pokemon sí lo tenía en mi inventario, aunque nunca lo pude sacar en la prisión porque era inútil y no podía debido a las esposas que tenía en la celda; Ralts Pokemon se dio cuenta de la situación, una vez que la luz roja la materializó.
— ¡Usa Doble Equipo! —dije aun reincorporándome en mi lugar.
El Pokemon se duplicó, triplicó y creó varias sombras idénticas, que confundieron por un momento a la sanadora. Nívea lanzó una pokébola suspendida en el aire, y de ahí salió un Glalie que nos dedicó una mirada fría como sus ojos cristalinos hacia nosotros. El Pokemon imitó el ataque de Ralts, y creó varias sombras.
Y entonces, empezó la batalla Pokemon: Glalie batalló cuerpo a cuerpo con sus cuernos incrustando a varias siluetas de mi Ralts, que desaparecían al momento en que eran atacadas. Sin embargo, varias siluetas de mi Pokemon se teletransportaban confundiendo a los Glalies. Una aparecía flotando sobre el río; otras, arriba más allá en la cordillera; otras, incluso detrás de la sanadora. Se teletransportaban a una velocidad increíble, lo cual sacó de quicio a Nívea.
— ¡Nieve polvo!
El Glalie finalmente había utilizado todos sus clones, y cuando sólo quedó el Pokemon original, éste lanzó una nieve gélida que pasó cual proyectil inminente sobre varios de mis Ralts. La nieve se alzó y cubrió todo el lugar, y cuando dio de lleno con la silueta original, ésta fue lanzada a un río que poco a poco se iba congelando.
— ¡Viento hielo!
El Glalie no esperó siquiera a que mi Ralts saliera del río. El Pokemon congeló el líquido fluyente y mi Pokemon quedó atrapado ahí. Cuando intenté ordenarle algo, el Pokemon de hielo surcó los aires saltando sobre su propia esfera y con sus cuernos fue a una velocidad increíble hacia el centro del río congelado; incrustó sus cuernos ahí, donde las grietas se empezaron a dibujar. La fuerza de sus cuernos provocó que varios trozos de hielo se quebraran, pero el Pokemon siguió con su ataque a mayor profundidad, que dio de lleno con mi Ralts. Mi Pokemon rugió de agonía.
— ¡Psíquico!
Ralts iluminó sus orbes escondidos entre su pelaje esmeralda, así como toda su silueta se vio envuelta en un aura diamante, y el Glalie se contagió de aquel aura, elevándose por los aires y siendo azotado varias veces contra los trozos de hielo que comenzaban a romperse con cada azotada que el psíquico de mi Ralts le propinaba. Sin haberle ordenado algo, mi Pokemon se teletransportó a una superficie de hielo que avanzaba por el río semi congelado; Glalie estaba en otro pequeño glaciar, aturdido por los azotes. Cuando intentó reincorporarse, Ralts lo invadió de unas hojas mágicas que lo despidieron varios metros hasta estrellarse sobre el muro rocoso de la fisura. El enemigo estaba a punto de morir, pero Nívea ya había llegado hasta su posición, y regeneró su HP rápidamente.
— Pobre iluso —me dijo en un tono sereno— Jamás me derrotarás sin tu arma. Tu Pokemon no podrá solo.
La barra de vida del Glalie se regeneró por completo, y entonces con mucha rabia fue directo con un gran cabezazo hacia un Ralts que seguía sorprendido y un tanto agotado. Mi Pokemon se estrelló sobre el muro, y desapareció en pixeles.
— No… —era lo único que podía pronunciar.
Nívea se acercó hacia mí, me levantó de nuevo de los ropajes harapientos, pero pude propinarle un puño que le causó una pequeña herida leve en la mejilla. La mujer rió calmadamente, se regeneró de nuevo el HP y tomó impulso para lanzarme por los aires. El lanzamiento fue tal, que rebasé la fisura de la cordillera y volví al punto más alto, por donde la torre había caído. Nívea ya se encontraba ahí al lado de su Glalie, que me recibió con un certero cuerno de su cabeza justo en el pecho. Mis órbitas se perdieron debido al dolor y al punto débil donde el cuerno me había dado. Antes de salir disparado de nuevo hacia abajo, Nívea me sujetó de los ropajes, negó con la cabeza decepcionada, y entonces me sujetó de ambas manos, mientras yo no podía respirar debido a la herida en mi pecho. Había perdido, y ella lo sabía.
— Irás de vuelta a la prisión.
— N-no… —deliré entre la herida en mi pecho.
Tobias
La torre empezó a caer, pero ni siquiera tuve tiempo para descender sobre ella, debido a que desde la ventana rota de la edificación, una silueta púrpura apareció gritando de rabia y locura, propinándome un golpe que me mandó a volar más allá de las cordilleras, donde el cielo comenzaba a ser frío, oscuro y me helaba los huesos.
Aquel sujeto, Sixto, llegó hasta mi nivel y no me dejó ni descender cuando me comenzó a propinar varios golpes que dieron de lleno con mi torso. El último golpe que recibí me hizo ir más hacia arriba, mientras el sujeto de mechón escarlata se impulsaba en el aire con ayuda de su aura y me remató desde lo más arriba para que descendiera por el vacío cual meteoro.
Recuerdo que me estrellé sobre una superficie plana y rocosa, hundiendo mi cuerpo en el suelo y quebrándolo en varios pedazos que se mantuvieron firmes. Cuando intenté reincorporarme, una flecha puntiaguda de roca se había clavado en mi vientre, y gemí por lo bajo, aunque no pude ocultar el desorbite de mis ojos debido a la fuerza con la que la flecha me había hundido más en la tierra. Una nube de polvo se levantó sobre el suelo de la cordillera, pero entonces un Hariyama aterrizó en el suelo que caía y se hundía, y me levantó con una de sus voluminosas manos jalándome de mi túnica harapienta; con la otra, me propinó un golpe que me hizo expulsar saliva y sangre, y salí disparado varios metros hacia la nada, donde pude detenerme en medio del aire gracias a mi fuerza.
Sixto, y el chico del Hariyama, Marcial, aterrizaron sobre los límites de las cordilleras, mientras yo los observaba en medio del aire, flotando gracias a unos propulsores de luz que había emanado de mis pies.
Seguí con mi semblante serio, pero no pude evitar sonreír se una manera absurda.
— ¿Acaso es todo? —Dije y suspiré— Me decepcionan.
Oculté mi rostro por el cuello de la túnica, mientras mi mata cobalto se agitaba en medio del aire. Sixto y Marcial fruncieron el ceño debido al comentario que había hecho, y aquello los hizo enfurecer más.
— Venga, atáquenme con todo lo que tienen.
Y me coloqué de brazos cruzados. Marcial sacó una flecha de roca sumamente filosa, pero en vez de traer un arco, la alzó al aire y la remató con sus guanteletes de metal que llevaba puestos en la mano. La flecha fue con toda la velocidad posible hacia mi sien, y simplemente meneé la cabeza para esquivarla. Sixto no se quedó atrás, y lanzó dos puños aurales violetas que dieron de lleno conmigo. Sin embargo, sólo pude retroceder un par de centímetros en el aire debido a su golpe, nada más.
— Ese imbécil está jugando con nosotros —Sixto súbitamente sacó a un Absol que mostró los colmillos y agitó las patas en el sendero de la cordillera.
El Absol lanzó un viento cortante que recibí con varias rajadas sobre mi rostro. Hariyama saltó lo más que pudo y empezó con su ataque de de golpes brutales que resistió mi abdomen, mientras Sixto seguía lanzado puños aurales y Marcial seguía con sus flechas de piedra que lanzaba con sus mismos puños.
Reí.
No puede ser que ese sea todo su poder. Mi vida permaneció en un 20%, con el color rojo de la vida de mi barra sobre mi cabeza. Sixto sonrió, ya que tenía la ventaja sobre la pelea, pero no tenía ni idea de que aún no mostraba mi verdadero poder, y ni quería mostrar todo en su totalidad.
Bufé cuando aquel par de Pokemon fueron una molestia para mí. Envolví mi puño en una nebulosa oscura. Bastó con un golpe hacia ambos para que estos fueran disparados hacia sus dueños, que no predijeron aquello y recibieron a sus Pokemon con un choque estrepitoso. La nube de polvo invadió el lugar, pero yo estaba con un semblante furioso y con ganas de matarlos a ambos.
La nebulosa sobre mi mano aumentó de volumen, y entonces lancé dos hechizos más que causaron una gran explosión sobre el lugar. El calor quitó el frío de mis mejillas, aunque no iba a quitar nunca el frío y oscuridad de mi magia.
La explosión cesó, y pensé que ambos jugadores había muerto en el acto, pero me había equivocado. Los cuatro, tanto Pokemon como jugador, salieron cual aguja dejando rastros de polvo en medio del ambiente. Llegaron cruelmente hacia mí, liberando toda la rabia que habían conservado dentro de sí. Marcial empezó con flechas que lanzaba a corta distancia, mientras su Hariyama intentaba golpearme a una velocidad increíble con esas voluminosas manos extendidas y firmes; Sixto reía de placer al ver que estaba siendo invadido por sus golpes rodeados de aura púrpura, y su Absol intentaba arañarme con sus dos patas delanteras y sus colmillos filosos.
Sin embargo, yo esquivaba cada uno de sus ataques. Danzaba al compás de mis instintos, sabiendo a qué lugar iban a ir cada uno de sus golpes. Daba volteretas, extendía y encogía mis extremidades en medio de aquella molesta túnica color vino, e inclusive meneaba la cabeza a través de aquella espesa mata azulina que no era tocada siquiera por los ataques de mis enemigos; la magia negra que estaba envuelta en una de mis manos era como una estrella fugaz en medio del aire, esquivando y moviéndose rápida y bruscamente a través del firmamento de la noche.
Cuando los jugadores así como sus Pokemon, no resistieron más estar flotando en el aire, aterrizaron de nuevo en la superficie rocosa. Sixto y Marcial respiraron bruscamente, debido a la gran energía que habían realizado al hacer los ataques.
— Bien, creo que es todo lo que pueden tener —mencioné y suspiré seriamente— No me gusta hacer esto… Bueno, de hecho sí. Como sea.
Extendí mi mano hacia su dirección, donde una pequeña niebla oscura empezó a tensar el ambiente. Del centro de la palma de mi mano, la niebla empezó a crecer, hasta que poco a poco fue avanzando y serpenteando por el aire. La magia se dividió en varios brazos intimidantes y puntiagudos, hasta que llegó a un Marcial y un Sixto confundidos por el tipo de magia que veían a su alrededor. La nube cubrió sus alrededores, pero entonces una explosión los invadió, hasta que noté varios pixeles explotando alrededor de un estruendo de colores oscuros que invadían la misma explosión. No… no eran colores cálidos característicos de una explosión; era más que eso… Era un color oscuro y sólo oscuro, donde incluso hasta la noche temía el color tan ennegrecido de la misma explosión.
Próximo capítulo: Verdadero Poder
