Qué tal. He estado algo ocupado con los exámenes y deberes, pero no es nada de qué preocuparse; bueno, de hehco no pude actualizar el martes debido a eso, pero tranquilos, lo bueno es que creo que me fue bien en mis pruebas :) Como sea, lamento la tardanza en la actualización, aunque creo que ya es algo usual el actualizarlos en la madrugada, jaja. Ahora, a responder reviews.
Alejakaiser: Bueno, antes quisiera agradecerte por leer todo mi fanfic en tan pocos días xD Muchas gracias por el review y bienvenido al club de los lectores que están al corriente del fic :P Bueno, respondiendo tus dudas:
1.- Sin lugar a dudas Ash es un chico tímido y estúpido en lo que respecta al amor. Por ende, no sabe cómo llevar una relación y por eso tal vez esté en un harem que ni el mismo se esperaba. Lo que sí tal vez me ha fallado es el que no ha hablado de su relación con Serena ni Dawn. Aunque debo decir, que Ahs no ha tenido la oportunidad de hablar con ellas, debido a que la primera ha desaparecido y la segunda no ha tenido la ocasión de volver a ver a Ash, o por lo menos, estar a solas con él para arreglar las cosas. Y cierto, cuando May besó a Ash, éste no pensó en la relación que tenía con Dawn, debido a que las acciones que May hizo por Ash en esos días en Ciudad Subterránea, eclipsaron su mente dejando de lado a Dawn. Sin embargo, ya se verá cuando Ash se reencuentre con la peli-azul o con Serena, así como con May ( y cuando se dé el Pokeshipping xD) para hablar de todos esos momentos incómodos y esas situaciones que tienen que ser arregladas, pero eso no sucederá en esta temporada, por lo que pido paciencia :)
2.- Cuando Kasumi fue a ver a Masato, no estaba en una celda de Ciudad Subterránea, sino en el Castillo Dragón. Fue por eso que pudo acceder ocn facilidad a las prisiones. (Sí, el castillo de Lance tiene prisiones, pero no se comparan con las de Ciudad Subterránea). Ahí, Max podía actuar con libertad, ya que no lo esposaron ni nada por el estilo. ¿Por qué? Max ya ni tenía la voluntad para ir a dónde quisiera; la culpa lo carcomía y prefería estar en una prisión a volver a encontrarse con su hermana y verla a los ojos, sabiendo que tarde o temprano podría morir por su culpa.
3.- El mapa beta de la UEO, si bien lo recuerdo, sólo puede rastrear jugadores que no hayan pertenecido al Gremio Rocket. Ash perteneció alguna vez, y por ello su nombre no apareció en el mapa beta, por lo que no podían encontrarlo y dieron por hecho que él era un miembro. Y aun así dejes de ser parte de los Rocket, ya no aparecerás en el mapa que Ciprés creo. ¿Por qué? Bueno... Giovanni es el líder, y el creador del juego, así que es obvio el por qué no aparecen los Rocket ahí.
4.- En las situaciones de batalla ¿crees que el enemigo dejaría tan fácil que alguien se les escape dejando tiempo para que abra su menú, elija la opción de teltransportarsr y escoger el nivel? Y cierto, puede que cuando hayan ido tras Ash en el Castillo índigo o el Esmeralda, Ash hubiese escapado de ahí con tan sólo irse desde su menú, pero sabes cómo es el azabache que quiere proteger a medio mundo y daría la vida antes de desaparecer cual cobarde. Aparte, ¿qué sentido tendría el fic que se escapen sin batallar? Perdería toda la acción posible ): ¿O acaso prefieres ver que escapen como cobardes en lugar de batallar? xD
Bueno, espero que las dudas queden resuletas. Si hay algo más, házmelo saber. Y de nuevo, muchas gracias por el review.
baraka108: Madara confirmado para PBO x,D
Kuroi: Muchas gracias Kuroi, sin duda espero que sea una batalla épica. Y cierto, la prepa consume mucho de tu tiempo, pero dese el día en que no entres a la universidad, lo digo en serio. Disfruta tus días como preparatoriano.
MatchMon: Pues me base en Zelda para un par de ideas. Y también me ha inspirado mucho el ver The Walking Dead, que por cierto en 2 días sale la sexta temporada :) Estoy emocionado. Y Max, bueno, dígamos que no fue tan poderoso como se creía en el principio del fic; ya se verá pronto su verdadero pasado y el cómo se unió a los Rocket.
jorgelatina198: Felicidades.
Sin más, disfruten de las batallas. ¡Nos leemos el martes!
[VIDEO 1] Audiomachine - Kingdom Of Heaven (Orchestral Battle Music)
[VIDEO 2] Pokeomn OR/AS Battle V.S Steven Stone Remix [Suscriber Especial]
[VIDEO 3] Johto Boss Remix
[VIDEO 4] Greatest Battle OST's of All Time: Enfin Aparu
Sí, por alguna extraña razón aun no se me acaban los soundtracks. :P
Capítulo 73
Verdadero Poder
Ash
Su gélida mirada me transformó en un débil ente. Ni siquiera pude concentrarme en lo que había a mi alrededor; retrocedí un par de pasos, temerario de las escarlatas perlas de sangre que tenía por ojos. Di un paso en falso, y mis pies resbalaron por los límites de la senda pedregosa. Me sujeté a lo más próximo que tenía, que era una saliente milagrosa en la pared. Sin embargo, cuando volteé de nuevo hacia el frente, él ya estaba a centímetros de mí. Su túnica color vino ondeaba al compás de la ventisca. En una mano ya tenía el gran escudo en forma de cruz, mientras que en la otra me amenazaba con la Escama de Dragón. Su semblante dibujó una gélida sonrisa que brilló en medio de la noche del paisaje temeroso. Soltó una risa diminuta pero maniática y llena de placer, y entonces con el filo de su espada arqueó el cielo para chocar con mis reflejos, que fueron capaces de alzar la Fire Metal. Un sonido seco y lastimoso inundó el ambiente; las chispas aparecieron y desaparecieron cual testigos asustadizos. El forcejeo se hizo presente, pero su fuerza era increíble. Lance me lanzó hacia el vacío sin ninguna dificultad, y fue cuando con la mano libre que tenía me agarré nuevamente del muro rocoso, pero esta vez mi cuerpo colgaba del vacío.
— Eres débil —opinó, y colocó su bota escarlata sobre mi mano. Ésta comenzó a resbalar, y tuve miedo de caer sin remedio alguno hacia abajo.
No obstante, mi Pikachu salió instintivamente de su pokébola, se colocó en el sendero estrecho y corrió cual vil roedor sobre sus cuatro patas, con la cola de hierro enardeciendo de brillo y potencia. La cola chocó con su escudo, y un forcejo repentino empezó entre el Dragón Indomable y la rata amarilla. Sin pensarlo dos veces, fue el turno del Charmeleon, que comenzó a tomar forma una vez que salió de la pokébola y lanzó su garra con todo lo que tenía hacia el rostro del pelirrojo. La Escama de Dragón chocó contra las garras del Pokemon fuego, y otras centellas repentinas invadieron el lugar. Treecko apareció por la espalda, propinándole una patada que arqueó el cuerpo de Lance y lo mandó a estrellarse contra la pared de la fisura. Su silueta se hundió contra el muro, y las grietas empezaron a serpentear esparciéndose por todo el cuerpo de la fisura, hasta que un Dragonite lanzó un rugido y quebró más esas grietas y varios pedazos empezaron a huir del muro que los apresaba. Los grandes tabiques de roca caían y rompían el estrecho sendero, pero el Dragonite alzó sus alas, esquivó un par de rocas voluminosas y un brillo esférico comenzó a emanar de su hocico abierto. Me reincorporé en el sendero, pero fue demasiado tarde para darme cuenta de que el Dragonite había planeado un Hiperrayo que inundó inclusive a su propio dueño, que se cubrió con el escudo que abarcaba la mayoría de su cuerpo. Intenté nulamente cubrirme con los brazos, cerrando los ojos esperando lo peor. Cuando los abrí, noté que tanto Treecko como Pikachu también estaban imitándome, intentado de alguna forma que sus brazos sirvieran como protección. No obstante, alguien más había desvaído el ataque con un lanzallamas potente que ocasionó una explosión haciéndome retroceder un par de pasos debido a las ondas de ésta; un lanzallamas que fue abrazador, cálido y sumamente intimidante; un lanzallamas que no sólo pudo cubrirnos del gran hiperrayo del Dragonite, sino que atravesó inclusive la explosión y dio de lleno con el dragón oscuro, que desapareció por el vacío de la fisura dejando rastros de quemaduras y humo ennegrecido; un lanzallamas que no provenía de mi Charmeleon, sino de alguien evolucionado.
[VIDEO 1] Audiomachine - Kingdom Of Heaven (Orchestral Battle Music)
— Charizard —sonreí cuando vi a un gran dragón anaranjado exhalar e inhalar como bestia enfurecida; volteó su mirada hacia mí, y esbozó una sonrisa de orgullo. Segundos después, viró hacia el Dragón Indomable, que bufó al ver que mi Pokemon había evolucionado.
Súbitamente Iris y Misty aparecieron al lado del Archeops, que miraron de una manera furiosa a un Lance que se dedicó a reír, sabiendo que habría una pelea enserio.
— Vaya ilusos —dijo riendo; carcajeaba de una manera aguda— Creen que pueden ganarme; en serio lo creen. ¿No es así?
Nadie dijo nada. El primer movimiento lo hizo Iris, pasando cual rayo por mi costado y emanando un aura púrpura que empezó a lanzar golpes tanto físicos como aurales hacia un Lance que simplemente meneaba sus golpes de una manera tranquila.
Fue el turno de Misty: la moza saltó por los cielos y fue directo hacia Lance con un golpe que éste esquivó, aunque el puño se incrustó en la pared y pronto el sendero en el que estábamos todos, así como el muro, comenzaron a caer hacia el vacío. Sin embargo, Lance seguía de pie, en el suelo móvil que caía bruscamente hacia una oscuridad inhóspita.
Misty e Iris lanzaban puños a diestra y siniestra, invadiendo la oscuridad de colores púrpuras y anaranjados, pero entonces era mi turno: entre rocas que caían, salté de par en par hasta que llegué a la voluminosa superficie donde los tres combatían. Mi Pikachu, que estaba en mi hombro, cayó sobre la superficie con una cola de hierro preparada, partiendo en dos la superficie. Sin embargo, la cola de hierro aun no terminaba, debido a que ésta me sirvió de apoyo para saltar varios metros. Charizard estaba ya por los cielos, y cuando mi velocidad por el aire fue nula, me monté sobre su lomo, donde Treecko también estaba. Los tres comenzamos a descender a una velocidad en la que el viento y el polvo empezaba a molestar y a lastimar mis mejillas, pero cuando estuvimos a pocos metros de tres sujetos que caían sin parar de luchar a pesar de que la superficie donde estaban había sido rota, Treecko desmontó el lomo de Charizard, usó un Ataque Rápido que dio justo en la frente de Lance. Éste se tambaleó y perdió el equilibrio, desviándose más y a mayor velocidad por el vacío, pero mi Charizard lo recibió con un cabezazo que lo mandó hacia arriba, donde mi Fire Metal la esperaba. El sujeto alcanzó a reaccionar alzando su escudo, pero eso no evitó que mi espada lo enviara hacia el fondo de la fisura, donde el río había estado fluyendo apaciblemente hasta que se topó con la silueta del Dragón Indomable, levantando rocas, agua y una nube de polvo al momento del impacto.
Y ahí no terminaba: ni siquiera el enemigo había alcanzado a reincorporarse o a sumergirse por la superficie del río, cuando Iris, Archeops y Misty se sumergieron de igual manera, lanzado golpes aurales en medio del agua que dieron de lleno con el cuerpo de un Lance que comenzaba a sufrir. Archeops lo cargó y lo mandó a la superficie, donde Iris a una velocidad increíblemente fugaz lo siguió y le dio un golpe en la quijada que lo estrelló en el muro de las cordilleras, causando un enrome agujero por donde Lance se hundió por completo.
Los tres aterrizamos a pocos metros del agujero que Lance había causado, mientras mis tres Pokemon y el Archeops de Iris aterrizaron de igual manera, esperando a que aquel sujeto estuviese muerto.
Oímos de pronto un silencio, trozos de roca cayendo por el río destruido, polvo suspendido en el aire y agua corriendo apaciblemente por el cauce. Cuando pensamos que todo había terminado, envainé mi espada, pero Iris colocó un brazo sobre mi cuerpo, indicando que no me acercara hacia el agujero.
— ¿Q-qué…?
No tuve tiempo de mencionar mis dudas. El Dragonite apareció sobre el río, y lanzó un puño dragón a un Pikachu distraído que desapareció en pixeles. Pero eso no fue lo sorprendente, sino que un Hiperrayo de la misma intensidad del Dragonite oscuro apareció por el agujero donde Lance había estado; inclusive un Hiperrayo más grande que el que cualquier Pokemon pudiese haber realizado. Lo esquivamos a duras penas, pero el poder atravesó el muro de la cordillera completa, permitiendo que la luz de la luna se colara por ahí. Cuando nos dimos cuenta de que aquel ataque había sido de tal magnitud, retrocedimos un par de pasos. Las rocas pequeñas seguían cayendo por el enorme agujero que perforó en su totalidad el muro grueso de la montaña; algunas de ellas se habían derretido hasta convertirse en magma.
Lance salió del agujero, riendo como si todo fuera un chiste. Su risa duró varios segundos, mientras nosotros lo mirábamos con miedo.
— ¿Creen… creen que…? —pero su propia risa no podía dejarlo hablar con claridad. Sin embargo, ésta paró de repente, y su semblante cambió a uno frío, siniestro— ¿Creen que pueden ganarme? Ni siquiera he dado todo mi potencial. Ni siquiera he usado mi Escama de Dragón con todo su potencial.
Aquello me hizo sentir miedo. La frase desorbitó los ojos de Iris, que montó a su Archeops y subió a Misty.
— Salgamos de aquí… —su voz era extraña. Tartamudeaba— Ash… salgamos de aquí. ¡Rápido!
Monté a mi Charizard, mientras Treecko asentía entendiendo que ahora yo era su dueño, así que lo guardé por primera vez en una pokébola y comenzamos a ascender, mientras la risa de Lance se perdía entre el vacío. Cuando intenté voltear hacia abajo, su risa empezaba a ascender. Lance y su Dragonite ascendían a una velocidad increíble; pero eso no me preocupaba: la verdadera razón por la que entré en vértigo, fue porque de su Escama de Dragón, así como de su Dragonite, comenzaban a emanar dos esferas brillosas similares a las de un Hiperrayo.
Citron
La silueta de Steven estaba a metros debajo de mí, pero aceleré la velocidad, lo tomé de su maldito cuello y caímos estrellándonos en los jardínes del castillo. Cierto, la caía fue dolorosa, pero pude quitarle el arco de sus manos. Una nube de polvo se levantó por el ambiente, y el jardín en el que nos estrellamos bajó un poco de mi vida, así como el césped dejó de ser césped y se convirtió en barro y grietas de cimientos.
Steven ya se había reincorporado, y a pesar de que tenía su carcaj, no tenía un arco con el cual lanzarlas, debido a que yo se lo había arrebatado. El hombre se sacudió su esmoquin púrpura y soltó un bufido, debido a que éste se había ensuciado de barro.
— ¿Por qué me hacen esto? —dijo en un tono calmado, intentado quitarse las manchas.
— ¡Maldito! ¡Pon atención a tu rival! —dije, aunque con la rabia me entraron las ganas de tomar alcohol, pero lo omití.
— Oh, lo lamento —sonrió educadamente— Pero es que no soporto que se ensucie mi saco.
— ¡Pues yo no soporto tu estúpida cara y… tu estúpida eh… eh…!
El sujeto se quedó callado esperando mi gran insulto.
— Qué idiota —bufó después de un momento.
— Pues tal vez sea idiota… ¡pero también soy un estúpido!
Aquello no me hizo tornar la batalla a mi favor. De hecho, Steven simplemente arqueó una ceja al ver que era realmente estúpido. Como sea, yo iba a demostrar en batalla que no era ningún jugador al cual debía subestimarse.
Poco después apareció mi clon en medio de la batalla, aterrizando y clavando sus puños sobre la tierra, y dedicándole una mirada gélida a la Piedra Oscura. Sin esperar, los dos fuimos hacia él, mientras él suspiraba. Entre la nube de polvo, un brillo irradiaba mi aura amarillenta, yendo hacia el sujeto de cabellos plateados. Cuando mi clon lo detuvo de los dos brazos con suma facilidad, le propiné un golpe en el vientre que lo hizo retroceder un par de milímetros, nada más.
— Te dije que no me gusta pelear —suspiró, cansado de repetir siempre lo mismo.
Entonces, agarró mi puño que había clavado en su vientre, me alzó en el aire trazando un arco donde aterricé a sus espaldas. Después, el sujeto golpeó a mi clon con una gran patada que lo mandó a estrellarse en los muros de contención del castillo. Tomó su arco que yo había soltado inconscientemente, aunque no disparó flecha alguna, ya que me levantó de la manga del cuello, y soltó una pequeña risa irónica.
— Maldito… —dije entre el aturdimiento, y con suma habilidad intenté propinarle un golpe con mi mano derecha. Éste la esquivó meneando un centímetro hacia atrás su cuello, y entonces me propinó un golpe en el vientre. Primero, la sangre llegó hasta mis labios, pero segundos después, desaparecí de la vista de Steven. Había salido cual proyectil, rompiendo muro tras muro, hasta que perdí la cuenta de cuantas paredes había dejado a mi paso.
Estuve sobre un par de escombros cuando intenté reincorporarme; sin embargo, al momento de quitar un par de lozas que cubrían mi vista, noté que mi clon iba hacia mi dirección con suma velocidad y se estrelló contra mí, volviendo a sumergirme en una montaña de escombros. Cuando me di cuenta que Steven había asesinado al último clon que me apoyaba en batalla, tuve que meditar de nuevo para que el mundo aural me prestara su poder, pero fue imposible, ya que Steven había aparecido como un fantasma en medio de la noche frente a mi persona. El sujeto me agarró de nuevo del cuello de la manga, y forzó a que mirara a su esmoquin.
— ¿Ves esto? —el hombre intentaba parecer calmado— Es una mancha. ¿Qué hombre educado y elegante tiene una mancha de polvo en sus ropas?
Y me aventó de nuevo hacia la pared de los escombros, sólo que ésta vez salí hacia las calles de Ciudad Subterránea, donde la gente comenzó a aglomerarse para ver lo que sucedía. Steven esquivó los escombros y pasó por el agujero de la casa destruida, hasta que se permitió ver por la gente turística y los miembros de su propio gremio, que miraban la escena con suma confusión.
— Es él…
— La Piedra Oscura.
— ¿Qué hace aquí? Oí que alguien escapó de prisión justo ahora.
— No intervengas, es su lucha.
Oí los murmullos en medio de la docena de personas que se reunían en medio de nosotros dos. Sin embargo, me levanté tosiendo debido al esfuerzo, y entonces emané un brillo más amarillento de mi cuerpo. Súbitamente llegué hacia él y empecé a lanzar varios puños y patadas, pero como no era luchador, mis golpes eran lentos, aunque mi energía no se gastaba. Él simplemente danzaba de un lado a otro, naturalmente esquivando los puños que intentaba darle, agachándose, yendo hacia un costado, retrocediendo un paso. Lo hacía de una manera tan natural, que me enfureció.
— ¿Terminaste?
— Yo no —Ruby apareció por su espalda, clavándole una flecha rubí que no sólo se clavó en su espalda, sino que el peso y fuerza de la flecha lo hizo mandar a volar varios metros más adelante, donde la gente se apartó cuando notó aquello. May estaba al lado de Ruby, lista para atacar.
— ¡Es ella! ¡La traidora del gremio esmeralda! —oí decir entre los murmullos de la gente.
Pero no hubo tiempo para más. Tanto Ruby como Haruka desaparecieron de la multitud, siguiendo el rastro de un Steven que aun iba destrozando de casa en casa debido a que la flecha no paraba de avanzar en su trayectoria. Cuando finalmente la flecha se clavó en una de las torres de piedra de la gigantesca cueva subterránea, ésta se partió en dos, causando que la torre poco a poco comenzara a derrumbarse hasta que una extensa nube de polvo invadió la mayoría de la ciudad, opacando la luz de las antorchas añiles.
Una montaña de piedras destruidas se formó sobre Steven, y cuando la mano del sujeto salió por la superficie, apartó cuantas rocas se cruzaban en su camino, hasta que se paró por completo en medio de aquella montaña, donde seguían cayendo pedazos menores de una torre de piedra que había desaparecido. El sujeto se zafó la flecha de rubí sin mayor complicación, aunque oí un crujido al momento de hacerlo. La estrujo entre sus manos, pero lo que hizo me sorprendió bastante: la flecha de rubí, que ahora eran dos pedazos de madera, fueron lanzados a una velocidad impresionante por parte del sujeto. La flecha, más rápida de lo que Brendan pudo haberla destensado en su arco, llego hasta la pierna de May, mientras el muchacho de un solo brazo pudo esquivar el otro pedazo de madera que se vio envuelto en una onda de fuego debido a la velocidad con la que iba. La flecha bajó un 30% la vida de Haruka, y Brendan fue a su socorro.
— Estoy bien —dijo la maga.
Los tres volteamos hacia Steven, que estaba ahora sí sumamente furioso, aunque aun así se podía ver la serenidad sobre su actitud.
— Vaya… tendré que usar las flechas. No me queda otra opción.
El sujeto se zafó de nuevo el Arco Oscuro sobre su espalda, y tensó una flecha oscura a una velocidad impresionante; no obstante, no pudo lanzarla a tiempo: yo había llegado hasta él, empujándolo para que perdiera el equilibrio. Y entonces, fue el momento de Brendan para actuar: el chico lanzó de nuevo una flecha rubí, que iba hacia la sien de un Steven que iba cayendo por la montaña escombrosa. No había escapatoria alguna para Steven.
Tanto súbita como habilidosamente, Steven atrapó con la palma de su mano la flecha que iba hacia su cabeza, resistiendo la fuerza de la misma flecha. Chasqueó la mano con rabia, causando que el rubí se partiera en decenas de astillas filosas y carmesíes. No sé cómo pudo hacerlo, pero mientras iba descendiendo por los escombros, su mano le devolvió la flecha a su dueño con astillas fugaces que parecían agujas mortales. Brendan fue capaz de aventarse al suelo, consciente de que estuvo a punto de morir debido al contraataque de Steven.
— Este sujeto… —mencionó Brendan, molesto.
Cuando caímos tanto el enemigo como yo por la montaña, May ya tenía preparado un hechizo de hielo que congeló sus dos brazos, pero debido a la fuerza, éste quebró el hielo y pudo tensar una de sus flechas oscuras.
— No lo harás —Brendan, a pesar de que tenía un solo brazo, pudo lanzar la flecha rubí de nuevo, sujetando el mango con su barbilla y tensando el otro con su brazo libre. La flecha rubí interceptó a la flecha oscura, pero a pesar de ello, la aguja ennegrecida retomó su trayectoria, como si ésta tuviese voluntad propia. Lo peor de todo es que iba hacia May, que se quedó horrorizada al ver cómo el ataque iba directo hacia su vientre.
— Maldita sea —dije y intervine entre la maga y la flecha, aunque hábilmente lo hice simplemente colocando uno de mis brazos. La flecha dio de lleno en mi antebrazo derecho, que empezó a incendiarse de fuego frío y oscuro. Tan frío que quemaba. May sin dudarlo envolvió su mano de una cuchilla de luz, y me cortó el brazo, donde el dolor fue más de lo que pude expresar—. Tendré que… tendré que meditar. Ganen algo de tiempo.
— De acuerdo —dijo May, pero Steven ya estaba lanzando otra flecha. Sin embargo, Brendan la interceptó, lanzado ahora con su mano, varias flechas rubíes que chocaban con la oscura varias veces, desviándola de su trayectoria pero no desintegrándola. Sólo así podían evitar el contacto de la flecha con algún jugador. Mientras el rubí chocaba contra la oscuridad, el aire se alimentaba de la piedra carmesí y producía más de ésta, lo que Brendan pudo aprovechar muy bien y arrancó varios pedazos en el aire que lanzó tanto a la flecha como a la Piedra Oscura. Mientras tanto, May corría en círculos invadiéndolo de hechizos de agua, fuego, tierra, aire y de luz que no eran potentes, pero eran molestos para un enemigo que los esquivaba con suma facilidad.
— Listo —mencioné cuando abrí los ojos y un brillo amarillo emanó de mis pupilas a través de mis lentes. Tres réplicas exactas a mí aparecieron, al mismo tiempo en que mi Diggersby aparecía de su pokébola y cavaba un hoyo en la tierra con mucha velocidad.
Fuimos sin pensarlo hacia Steven, que estaba distraído dirigiendo la flecha y esquivando los ataques de Haruka. El sujeto no se dio cuenta cuando la primera réplica llegó hasta él y lo levantó por los aires dándole una patada en el mentón. El segundo clon lo mandó incluso más arriba, lanzándole un puño lleno de energía sobre el estómago, mientras que el tercero lo recibió con un puño que se hundió bastante sobre su pálido rostro. Steven cayó sobre el suelo, pero mi yo original lo mando con un rodillazo sobre su vientre hacia Brendan y May. Oí cómo el sujeto gritó y escupió saliva al momento de recibir el rodillazo, pero no pude oír sus gemidos cuando Brendan lo recibió con una flecha rubí que se clavó en su estómago, así como el puño de roca envuelto en los nudillos de Haruka que se impactó sobre su rostro simultáneamente.
Cuando Steven fue lanzado cual proyectil hacia el suelo, una onda de viento debido a la magnitud del golpe nos hizo retroceder; pero entonces, mi Diggersby había recibido a Steven con dos golpes fuertes de su oreja que lo mandaron hacia el cielo. La Piedra Oscura voló por los aires, e inclusive se volvió un vil punto púrpura allá arriba, pero pude notar que a pesar de todos los ataques que le dimos, se reincorporó sobre el aire, y aterrizó sutilmente sobre una cúpula que adornaba Ciudad Subterránea. El sujeto se paró justo en el centro de la cúpula, donde era difícil mantener el equilibrio. Sobre sus dos pies se quedó quieto, mirándonos esta vez con desprecio, mientras sus cabellos plateados ondeaban con la luz de las antorchas azules y el polvo de la torre destruida.
Sin embargo, cuando pasaron varios segundos, Steven Stone se había quitado el saco oscuro y lo aventó hacia la nada. Se desajustó un poco la corbata, y entonces esbozó una sonrisa siniestra.
— Me han hecho perder la elegancia —gritó desde la punta de la cúpula.
— ¡¿De dónde has conseguido el Arco Oscuro?! —lanzó repentinamente la pregunta el de gorro albino.
— Es un regalo —mencionaba, mientras toda la gente se quedaba viendo al punto púrpura en medio de la cúpula. Los jugadores retrocedieron y se alejaron de ahí cuando lo vieron, sabiendo que iba a suceder algo peligroso si permanecían a su alrededor.
— ¿Y el Arco de Luz? ¡¿Dónde lo puedo conseguir?!
— Eso no importa. Estarás muerto de todos modos —mencionó, y noté que ésta vez el sujeto lanzó una mirada enloquecida, donde poco a poco, detrás de la cúpula, una enorme sombra sumergía hasta que rebasó a Steven. Una sombra voluminosa cubrió la luz que iluminaba al sujeto, excepto sus orbes plateados. Las extremidades de su Metagross estaban extendidas en cada esquina de la cúpula, con esos orbes rojos que inspiraban miedo.
— No… —mencioné anonadado.
[VIDEO 2] Pokeomn OR/AS Battle V.S Steven Stone Remix [Suscriber Especial]
— Ahora… ahora presenciarán lo que es el arte de la Megaevolución Pokémon —y a pesar de mantener un semblante frío, suspiró—. Un poder que ningún jugador ha obtenido hasta ahora.
La muñeca de Steven brilló irradiando un haz de luz como las antorchas, mientras el Metagross era contagiado por aquel brillo. Steven tenía ana especia de esfera colgada sobre su muñeca, lo que parecía causar el brillo que duró unos segundos sobre los dos enemigos. Cuando terminó, el Metagross había cambiado de forma, y sus extremidades estaban de una manera tal que podía aplastarte con una simple de sus garras; su color también había cambiado a uno Shiny: piel grisácea, franjas doradas y ojos del mismo color rojizo pero más intenso que nunca. Ni siquiera nosotros tres podríamos vencerlo. No… no podíamos.
— ¡Huyan! —dije de repente, pero Brendan no hizo caso.
Él sacó a su Vibrava y lanzó una tormenta de arena que el Metagross, desde la cúpula, bastó con un movimiento de una de sus extremidades para disipar el ataque defensivo del Pokemon volador. Y entonces, un hiperrayo comenzó a emanar de las cuatro extremidades que juntó al momento de saltar de la cúpula. El hiperrayo fue lanzado, sin tener tiempo siquiera de esquivarlo.
El brillo en el Vibrava se hizo presente, y pronto éste dejó de ser lo que era para convertirse en un dragón más voluminoso y con unos orbes brillosos y rubíes. Flygon hizo su aparición, desviando el hiperrayo con otro que sacó repentinamente de su hocico, aunque el del Metagross fue más potente y no se desintegró por completo, sino que chocó contra el muro de Ciudad Subterránea. Aquello hizo que varias torres más que servían como pilares comenzaran a desmoronarse, hasta que pronto el derrumbe comenzó a estar presente en la ciudad. La gente se asustó, pero Steven lanzó de nuevo otro hiperrayo, sin importarle que la ciudad debajo de la tierra fuera sepultada con tal de que nosotros estuviésemos muertos, o mejor dicho, Haruka.
— ¡Huyan, no podemos contra él! —dije cuando a duras penas esquivé el hiperrayo, aunque mis tres réplicas se vieron afectadas por el ataque y desaparecieron al instante. Brendan finalmente comprendió que el Pokemon megaevolucionado, mas las flechas oscuras, hacían prácticamente a Steven imposible de vencerlo. El de gorro albino subió primero a May a su Pokemon volador, y luego él, mientras yo junto con mi Diggersby corríamos hacia el castillo y de ahí trepábamos las torres hasta ir por el agujero más arriba de la ciudad, donde la torre del castillo se había desmoronado. Steven tomó las riendas de su Metagross, y con sus cuatro patas, comenzó a correr cual araña enfurecida por la ciudad, destruyendo todo a su paso y lanzado hiperrayos a diestra y siniestra.
Iris
[VIDEO 3] Johto Boss Remix
Ascendíamos tan rápido como podías por la fisura, pero la velocidad del Dragonite era mucho más rápida que la nuestra. Poco a poco se acercaba, y cuando volteé hacia atrás, un hiperrayo estaba formándose tanto del hocico del Pokemon dragón como de la espada de Lance. Sí, no iba a ser posible que venciéramos una espada que lanzara poderes de Pokemon dragón. ¿Cómo era eso posible? No tenía ni idea, pero no dudaba en matarnos, y aunque a Satoshi y a mí no nos pasaría nada, no íbamos a permitir que Kasumi se quedara sola contra aquel sujeto maniático.
— ¡Cuidado! —Kasumi había estado en la retaguardia, pero vio cómo los dos poderes fueron lanzados al mismo tiempo. Gracias a su advertencia, mi Archeops pudo realizar una maniobra hábil en la que perdió un tanto el equilibrio, pero pudo esquivar el hiperrayo. El Charizard de Satoshi también lo pudo esquivar, aunque su velocidad bajó y eso le permitió a Lance estar a su nivel.
— ¡Sorpresa! —Lance rió agudamente, y entonces un aura eléctrica, parecida a la de un Golpe Trueno, característico en un Pokemon de tipo Dragón, se envolvió en el sable blanquecino de escama, mientras que el escudo que tenía en el otro brazo, ardía como si se tratase de un Puño Fuego. Sin lugar a dudas sus armas podían realizar cualquier tipo de ataque relacionado con un Pokemon dragón, lo que me erizaba la piel y me hacía pensar que jamás íbamos a poder vencerle. El Charizard paró de golpe para que Lance se siguiera de largo junto con su Dragonite, lo cual fue inteligente, sino hubiese recibido los dos golpes y ambos hubiesen muerto, tanto entrenador como Pokemon. Los ataques de Lance, sin embargo, golpearon el muro de la fisura, pero fue tal el poder, que la fisura no pudo resistir más estar de pie; varios trozos de piedra gigantescos empezaron a caer sobre el río que dejaba de fluir debido a los obstáculos que se cruzaban en medio. No obstante, también pudimos oír que allá dentro, donde la ciudad se encontraba, había alguna especie de derrumbe que sin lugar a dudas era de mal augurio para toda la gente dentro.
Ash aceleró el vuelo junto con Charizard, esquivando un puño que el Dragonite lanzó y una onda se expandió por el aire; y súbitamente, tanto el lagarto anaranjado como el dragón oscuro, a lomos de sus dos dueños, empezaron una batalla aérea en la que sólo podían observarse dos manchas en el espacio ascendente de la fisura que chocaban y se separaban entre sí. Las nubes grisáceas pronto se hicieron presentes, invadiendo el paisaje lejano de truenos que ensordecían el eco de la fisura. El río pronto no fue nada más que escombros que caían bruscamente por el vacío, haciéndose más estrecho el espacio entre las dos montañas que formaban la cordillera. Los puentes que formaban Pueblo Subterráneo empezaron a aparecer a medida que ascendíamos, pero desafortunadamente sólo podíamos observar cómo caían desapareciendo en la oscuridad, debido al derrumbe que el ataque de Lance había ocasionado, así como el derrumbe misterioso que ocurría dentro de Ciudad Subterránea. Quise saber lo que pasaba, así como quería salvar a todos los que se encontraban sobre el pueblo, pero no podía hacer nada más que esquivar junto con Kasumi y mi Archeops los montones de piedra colosales que se avecinaban hacia nosotros, hasta perderse en un vacío donde Ash y Lance también ascendían y luchaban al mismo tiempo. Y entonces, noté que nuevamente Lance cargó su espada, pero ésta vez era un aura extraña, misteriosa, fría. Su arma estaba utilizando Carga Dragón.
— ¡Satoshi, apártate de ahí!
Pero no me escuchó. Siguió luchando, sin darse cuenta de que estaba a punto de morir. Sin remedio alguno, le indiqué a mi Archeops que bajara y golpeara al Charizard para que evitara el ataque de Lance. Así lo hizo, y el dragón de fuego se estrelló contra el muro, mientras mi Archeops intentaba pegarse a los límites de igual manera. La espada lanzó la Carga Dragón, donde la punta del sable escamoso se estrelló rodeado de un aura añil con el muro, que finalmente se desmoronó y partió en tres pedazos la superficie de la montaña, creando una avalancha de tierra en la que reaccionamos tanto Ash como yo ascendiendo hacia el cielo, para evitar aquel desmoronamiento. Lance rió y nos persiguió, aumentando la velocidad del Dragonite que jugaba con las corrientes de viento.
— ¡Rápido, por aquí! —mencioné cuando vi a lo lejos varias explosiones cerca de la espesura, un tanto lejos de la montaña.
Cuando notamos que la avalancha de rocas estaban a punto de abrazarnos por completo, pudimos evitarla saliendo completamente de la fisura; pero sin parar ni un momento, esta vez empezamos a alejarnos de la montaña para seguir el cauce del río, donde más allá se encontraban cinco siluetas batallando arduamente. Al tiempo que nos acercábamos a su localización, nos dimos cuenta de que otras sombras habían logrado salir del derrumbe. Dos de ellas volaban a lomos de un Flygon, mientras otro jugador montado en un Diggersby corría por las laderas pedregosas que se iban desmoronando. La otra parecía ser mucho más grande, y lanzaba hiperrayos a diestra y siniestra, mientras clavaba sus extremidades rápidamente en cualquier lugar que azotara.
— Citron… —nombré, y me impresioné al ver a un Steven Stone lleno de rabia montado en un MegaMetagross. Sin duda aquel Pokemon había megaevolucionado, aunque me sorprendía, ya que nunca había conocido a ningún jugador que tuviese la voluntad de megaevolucionar a su Pokemon.
Finalmente llegamos a donde Anabel, Roxanne y Flannery estaban luchando con dos del alto mando del gremio Alma de Piedra, pero todos habían parado al ver no sólo el derrumbe de la cordillera, sino el cómo Lance y Steven se acercaban furiosamente hacia nosotros. Lance iba pisándonos los talones, pero tenía que esperar a que tanto Citron como Ruby y Haruka llegaran hacia nosotros, para así poder teletransportarnos.
— Maldita sea… —mencioné. Empujé a Kasumi para que no estuviera a lomos de mi Archeops y ella cayó al lado de Flannery y compañía, mientras ascendía de nuevo a lomos de mi Pokemon volador para distraer un tanto a Lance.
— ¡¿Qué haces?! —Ash había aterrizado, pero intentó volar de nuevo para detenerme.
— ¡Lo distraeré un momento! ¡Cuando estén todos reunidos, utilicen un cristal de teletransportación!
— ¡Pero ¿Y Masato?! ¡No está!
Era cierto. No estaba por ningún lugar, pero no había tiempo para pensar en ello. Si no nos íbamos de aquí, los jugadores novatos iban a morir —Kasumi, Haruka, Roxanne y Flannery—, y no iba a permitir que pasara aquello.
Mi Archeops ascendió y dejó a Satoshi cuidando de ellas. Entonces, esperé a que el Dragonite se acercara, que iba a una velocidad inigualable, con el rugido del viento sobre y bajo sus dos alas voluminosas. Lance iba montado y parado sobre el lomo del Dragonite, preparado para atacarme cuando fuese necesario. El sujeto de cabellos escarlatas sonreía, y dio un grito de euforia cuando llegó hasta mí. Archeops recibió el cabezazo zen de Dragonite, pero pudo mantenerse a tope y una serie de ataques intercambiaron ambos Pokemon. Para aquel tiempo, yo ya había saltado sobre el aire, al igual que Lance. Envolví mis cuatro extremidades del aura púrpura y comenzó la batalla. Varios espadazos, combinados con puños de trueno y fuego me rozaban el cuerpo, así como la mata espesa violeta. A veces sus ataques terminaban en los árboles, que ocasionaban una gran explosión majestuosa. Y cuando empecé con mis ataques veloces y fuertes, él retrocedió para cargar un Hiperrayo.
— No te dejaré… —mencioné y lancé golpes aurales, pero debido a que mi aura era púrpura, carecía del alcance necesario para que mis golpes llegaran hasta un Lance que retrocedía varios metros por el aire hasta aterrizar sobre un Dragonite que tomó un descanso en la batalla contra Arcehops. Yo lo hice de igual manera, respirando agitadamente sobre mi Archeops.
— ¡Muere! —su risa inspiró temor. La Escama de Dragón lanzó un hiperrayo.
Alguien lo golpeó por la espalda y desvió el ataque, que dio justo en el río y causó una explosión de vapor y tierra, y el Hiperrayo siguió hasta expandirse sobre varios pinos y abetos que se desintegraron con el ataque. El Diggersby de Citron golpeó a Lance por la espalda, mientras éste sonreía y soltaba risotadas de placer.
— Imbécil —Citron miró a Lance, mientras éste intentaba reincorporarse y trataba de lanzar espadazos que cortaran en dos al rubio. Sin embargo, Citron entendía la situación, ya que Steven estaba alcanzándonos poco a poco sobre un Metagross furioso y que parecía una araña de piedra carnívora y asesina.
— Corran… —les dije cuando Ruby y Haruka llegaron a mi costado—, vayan con Satoshi.
Ambos asintieron, al igual que Citron. Yo les seguí el paso, y finalmente estuvimos todos reunidos. Lance frunció el ceño, pero cuando intentaba preparar otro Hiperrayo, Steven había llegado hasta su posición. El Dragonite descendió para que Lance estuviese al nivel de Steven y ambos pudiesen hablar; éste sonrió de una manera misteriosa, mientras el MegaMetagross parecía furioso.
— Yo me encargo —dijo finalmente y sacó su Arco Oscuro. Una simple flecha cerca de nuestra posición podría invadir el ambiente de llamas negras incesantes. Teníamos que apresurarnos.
— ¡Es hora! —dijo Anabel. Dracón y Fátima intentaron evitar nuestra huida cuando Anabel sacó un cristal de teletransportación.
— ¡Esperen! ¿Mi hermano? ¿Dónde está? ¡¿Dónde está Max?!
Pero no hubo tiempo para responder. El cristal crujió entre los brazos de Anabel, al mismo tiempo en que la flecha era lanzada por Steven.
La flecha fue más rápida que el cristal. No me di cuenta de lo que sucedió, pero la flecha pasó de largo y nos separó en dos grupos, puesto que todos la esquivamos con éxito. Sin embargo, la flecha en vez de ser dirigida mentalmente, explotó en medio de nosotros, provocando que yo saliera disparada hacia troncos que se quebraron al chocar con mi espalda, llevando conmigo ramas, tierra y hojas secas. La explosión empezó con llamas negras que invadieron un césped nocturno; cuando me reincorporé, con mi vida bajando un 40%, noté que un grupo de personas había sido teletransportadas con éxito. Anabel se había llevado a Haruka, Flannery, Roxanne y a Brendan. Sin embargo, Ash, Kasumi y Citron habían sido separados por la flecha que pasó de largo.
Los tres estaban un tanto aturdidos en las profundidades de la espesura, pero a final de cuentas estaban bien. Archeops seguía con vida, al igual que el Charizard de Satoshi. Sin dudarlo ni un momento, me monté en mi Pokemon y agarré a Kasumi, que estaba con la vida crítica, aunque inconsciente. A lo lejos, pude notar que el Charizard fue hacia Satoshi, que gemía de dolor al ver que Citron cortaba su pierna izquierda debido a que las llamas negras lo habían invadido.
— ¡Listo! —Citron intentaba ser fuerte y omitir los gemidos de Ash, y cuando volteé a ver a Citron, ambos asentimos y ascendimos con los dos Pokemon tipo dragón para poder escapar. Sin embargo, cuando estaba a punto de estrujar el cristal entre mis manos, noté que en la cordillera derrumbada, en medio de una espesa capa de tierra y escombros, habían dos siluetas flotando: una con un aura carmesí, y otra que pedía auxilio.
Ash
— ¡Ayuda! ¡Satoshi, por favor!
El dolor en mi brazo era insoportable, pero aquel grito me hizo salir de aquel trance. Noté a Masato siendo sujetado por Nívea, una de los miembros del gremio Alma de Piedra. Citron no supo qué hacer en un principio, pero le indiqué a mi Charizard que debíamos ir a rescatarlo.
— ¡No, Satoshi! —Iris intentó evitar que fuera—. ¡Es muy peligroso! ¡NO!
Pero no hubo nadie que me parara. Charizard ascendió velozmente y se introdujo entre aquella capa de polvo, en el que en un principio sólo podía ver la luz de la luna y las partículas de polvo suspendidas en el aire, pero más a lo lejos oí los gritos, que fueron mi guía para llegar hasta un pequeño y débil chico que suplicaba por mi ayuda.
— Vaya, vaya. El anzuelo ha servido —Nívea sonrió, aunque su mirada era misteriosa.
Pronto, no sólo ella me miró de una manera gélida, sino que Steven y Lance aparecieron sobre el Dragonite, así como Dracón y Fátima sobre un Salamence que rugió en medio de la capa de polvo que había dejado a su paso la avalancha. Intenté cubrirme los ojos con la única mano que me quedaba, aunque era nulo. Citron maldijo, puesto que era imposible el luchar contra todos ellos nosotros dos, además de que ambos teníamos sólo un brazo. Iris llegó hasta nuestra posición, aunque Kasumi estaba inconsciente debido a la explosión de la flecha; las llamas no la habían invadido de milagro.
— Ríndete, Destello —Steven se acomodó la corbata, saltó del lomo del Dragonite y aterrizó sobre el MegaMetagross, que rugió sobre los escombros altos de la cordillera.
Sinceramente no supe qué responder. Sabía que era imposible el derrotarlos a todos, pero no quería dejar a Masato a la deriva. Tenía que salvarlo. Debía salvarlo.
Y entonces, la capa de polvo y tierra con el paso de los segundos comenzó a ser reemplazada por una fina y delgada capa negra. Por un momento pensé que el polvo de las montañas destrozadas era reemplazado por cenizas, pero era algo más. Una nube de brillo ennegrecido se comía las partículas de tierra y sorprendía a todos los presentes.
— ¿Qué demonios? —Lance quedó observando aquello, hasta que la órbita de sus ojos carmesí se salieron de control al darse cuenta de que no eran cenizas, sino magia negra.
Una nube envolvió a los enemigos y una explosión de brillo ennegrecido ensordeció mis oídos y aclaró mi vista, debido a que la intensidad de la explosión expulsó cualquier atisbo de polvo suspendido en el aire. La explosión brillaba más que la luna menguante, pero era más oscura que el mismo firmamento nocturno. Steven y Lance salieron disparados hacia el suelo, aunque intentaron reincorporarse rápidamente. Los otros miembros habían explotado en pixeles. Quise buscar a Masato entre la explosión, pero una voz me indicó que volteara.
— Estamos a mano, Destello Eléctrico —el prisionero que había rescatado en la prisión, Tobias, sujetaba con su mano izquierda a Masato, mientras que la otra estaba cubierta de una magia negra difícil de explicar. Tobias montó al Archeops de Iris junto con Masato. El Pokemon ya no soportaba el peso de cuatro jugadores, pero ni siquiera hubo tiempo para pensar en ello, debido a que un hiperrayo dio de lleno con Iris, y ésta comenzó a descender por el vacío.
— ¡No!
Tobias saltó sin pensarlo de aquel Pokemon dragón, descendiendo rápido por el aire con la túnica ondeando al viento. Agarró a Iris entre sus brazos y flotó en medio de un aura ennegrecida, volviendo al Archeops que estaba preocupada por su dueña.
— Llévate a la otra chica —me indicó Tobias, que tomó las riendas del Arcehops. Cargó a Kasumi con mi ayuda y ambos la trasladamos hacia mi Charizard, para que el peso se repartiera igualmente entre los dos dragones.
Sin embargo, antes de escapar, notamos que estábamos en los límites de las cordilleras, donde súbitamente Steven apareció con un Metagross que clavaba las voluminosas garras doradas sobre el muro.
Era el momento perfecto para escapar, pero algo hizo que me parara sin que mi Charizard huyera del lugar: Una persona estaba débil y con la vida en un 1% colgando en una de las extremidades del Metagross. Steven se acomodó la corbata, y luego me sonrió para mirar al prisionero que apretujaba el Pokemon.
— Wallace… —me sobresalté demasiado. También quería salvarlo, pero no sé si iba a ser posible.
— Satoshi… huye… huye —el hombre de mata esmeralda deliraba.
Lo que me sorprendía de él no era que había caído rendido ante Steven, o que tuviese la vida baja, sino que dos de sus extremidades habían desaparecido, mientras tocía sangre y ahí, donde las extremidades estaban, habían quemaduras de fuego negro que las flechas de Steven le habían dejado en algún momento. ¿Qué había pasado con él? ¿Cuándo fue vencido por Steven?
— No, te salvaré —prometí, aunque el dolor en mi brazo decía lo contrario.
— ¡No! —jadeó y tosió más sangre. Steven simplemente se dedicaba a sonreír. Lance apareció a nuestras espaldas junto con el Dragonite, observando la escena—. Tienes… tienes que huir. Él es muy fuerte; él y el Dragón Indomable no son rivales para ti, Satoshi. Por favor, huye.
— Y una mierda —dije, desenvainando mi Fire Metal con la única mano que me quedaba. El sujeto de cabellos esmeraldas se vio sorprendido.
— Por favor, escúchame.
— Tiene razón, Destello. Escúchalo —la mirada de Steven me invadió de pánico. No era una mirada gélida, pero tenía algo en sus ojos plateados que me inspiraba temor. No supe con exactitud lo que podía ser.
— No sabes cómo es Steven —el Metagross apretaba más el cuerpo de Wallace, y noté que su vida estaba a punto de desaparecer, aunque no entiendo cuál era el riesgo de que él muriera, si a final de cuentas era un beta—. No sabes de lo que es capaz.
— ¿Cómo lo sabes? —le cuestioné, mientras Steven se quedaba observando la escena como un espectador más, sabiendo que Wallace tenía razón.
— Él y yo… él y yo tuvimos un pasado complicado. Pero cuando se unió… cuando se unió a este gremio, perdió la luz que lo guiaba. Por favor, Satoshi. Tienes que huir. No te preocupes por mí. No estás seguro ahora. ¡Huye! —el sujeto tosió más sangre de la que suponía.
— Qué patético —bufó Steven, que finalmente encontró su saco del esmoquin púrpura en medio de un viento azotador que avisaba una tormenta. La Piedra Oscura sonrió, se lo colocó y se reacomodó la corbata escarlata para finalmente retomar la elegancia. El Metagross rugió, aunque él lo calmó y le dijo que fuese paciente—. No sabe de lo que hablas. Tú fuiste el que perdió el camino hacia la felicidad, Wallace. Yo quise que me siguieras; quería que los dos fuéramos felices como grandes amigos que éramos. ¿Recuerdas esa promesa? ¿Recuerdas cuando dijimos que íbamos a ser amigos a pesar de nuestras diferencias? Al final, fuiste tú el que rompió esa promesa. No quisiste llegar a la felicidad. No quisiste seguirme por el buen camino.
— ¡No hay un buen camino! Ese sujeto, Giovanni, te está cegando. Te hace ver otra realidad que no es, Steven.
— Anabel fue la que te cegó, Wallace —suspiró el de cabellos plateados— Pero qué se puede hacer. Has cometido errores que no puedo perdonar, y como te lo dije hace poco tiempo: ya no hay nada que se pueda hacer.
Wallace abrió los ojos debido al miedo.
— Satoshi… huye —mencionó con horror. Steven apretó la cabeza de su compañero, mientras éste gemía.
— Wallace… —nombré atónito— Eres un beta, Wallace.
— ¡Huye! ¡No sabes a lo que te enfrentas! ¡HUYE! ¡CUIDA DE ANABEL POR MÍ!
Su mirada fue la que me hizo obedecer. Era una mirada de horror que no había visto en nadie más. Tanto mi Charizard como el Archeops de Iris retomaron el vuelo y se adentraron muy lejos, donde la tormenta comenzaba a efectuarse. Citron estaba algo sorprendido por la actitud de Wallace, por lo que me paró en medio del aire.
— Ash… Ash… —sus ojos estaban desorbitados— Tenemos que huir. Coge un cristal y llévate a Kasumi a otro lugar…
— ¿Citron, estás bien? —le cuestioné, importándome más su actitud que el huir.
El Arcehops pasó de largo, perdiéndose en el ambiente eléctrico y nebuloso. Tobias desapareció al lado de Masato e Iris, mientras la risa de Lance comenzaba a invadir el ambiente, aunque en un principio no supe si eran truenos, o esa carcajada maniática que me erizaba la piel.
— Huye… huye… —repitió Citron, sujetando a Kasumi entre él para que la chica no cayera.
No hubo tiempo para cuestionar su actitud. Charizard extendió sus alas y retomó el vuelo, pero la risa de Lance seguía invadiendo el ambiente, seguido de los truenos que comenzaban a pasar a nuestro lado. La lluvia empezó a lastimar mis mejillas, así como todo mi cuerpo y mi único brazo. Aunque quisiera escapar ahora desde mi menú, ya no podía debido a las condiciones del clima.
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Entonces, noté una sombra a mi costado: Parecía ser el Dragonite de Lance estando a nuestro nivel. Intenté ladear hacia otro lado para perderlo de vista, pero otra sombra había aparecido a nuestro lado, acorralándonos por completo. En un principio no supe de quién se trataba, pero vi la cabellera roja resaltando entre un mar de nubes eléctricas. Di un grito ahogado y pronto sentí varias sombras tanto delante como detrás de nosotros. Varios Pokemon voladores nos habían rodeado a Citron, Kasumi y a mí. La risa de Lance fue la última que pude oír, seguido de un Hiperrayo por parte de su Escama de Dragón que pude esquivar, aunque aquello hizo que Charizard perdiera el control y descendiera en picada hacia el muro de la cordillera semi destruida. Aterrizamos en un pequeño sendero que se había formado, aunque más allá había una gran extensión de roca donde aterrizaron varios jugadores más.
Uno de ellos era Lance, que me miró con aquellos ojos maniáticos y esa sonrisa siniestra. Steven desmontó a su Mega-Metagross, ajustándose el saco y la corbata carmesí. Otro de ellos era la chica de cabellera roja, que tenía una túnica bicolor de tonalidades blanquecinas y negras, con un escudo extraño tejido sobre ella. Otras seis siluetas más con las mismas capas aparecieron a lomos de varios Pokemon voladores, mirándome de una forma siniestra. No reconocía los rostros, aunque sí podía reconocer el escudo del gremio, que sin duda había participado en las mazmorras de los niveles. Sin embargo, una séptima silueta apareció adelantándose y colocándose a nivel de Steven y Lance. La silueta, que llevaba una túnica negra, descubrió su rostro, mientras las gotas de lluvia que comenzaron a humedecer su cabellera azabache, recorrían su tez pálida y su maquillaje.
— ¡El último acto ha comenzado! —dijo esbozando una sonrisa, y agachándome hacia mí, que apenas intentaba reincorporarme. Charizard estaba algo aturdido, mientras Kasumi yacía inmóvil en el suelo rocoso de la cordillera, a punto de caer hacia un vacío estrepitoso. Citron fue el único que pudo levantarse, y llegó hasta la mujer con mucha valentía.
— Huye, Satoshi. Huye con Kasumi lejos de aquí.
— ¡Citron, ¿qué pretendes?! —mi voz fue sofocada por los truenos que retumbaban por el lugar. Por un momento recordé el estar en brazos de mi madre, mientras me decía que todo iba a estar bien.
— No podremos ganar contra todos ellos. Son nueve contra dos —dijo, volteando a ver a Kasumi, que seguía inconsciente—. Lo siento, Ash. Pero tendrás que irte sin mí esta vez.
— ¿Qué opinas, Lance? —le preguntó la mujer al Dragón Indomable, al ver que el rubio se estaba arrodillando ante ellos.
— Un momento… —intervino Steven. Su Mega-Metagross ya no tenía a Wallace entre sus garras ¿Dónde lo había? ¿Lo había matado? ¿Qué había pasado con él? —… Él nos servirá.
— ¿Quién? ¿Este niño estúpido? —Lance bufó— ¿El sublíder de la UEO?
— Ahora que lo veo, Steven tiene razón, Lance —comentó la mujer, observando con desprecio al rubio, que permanecía de rodillas en los charcos lodosos que comenzaban a formarse.
— Diantha, ¿por qué no matamos de una vez a todos?
— No, Lance —negó Steven— Ya verás que Giovanni se alegrará con ello. Ya verás que servirá para inspirar temor en todos.
— ¿De qué hablan? —Intervine, pero Citron se volteó y me tiró un puñetazo que me retrocedió un par de metros.
— ¡HUYE! ¡NO ES SEGURO ESTAR AQUÍ! ¡HUYE!
— Pero… Citron…
— ¡QUE HUYAS! —Sus lentes cayeron por el vacío mientras me gritaba; y vi esa mirada: una mirada seria, fría y valiente, pero al mismo tiempo irradiaba temor. Un temor que no podía comprender. Pude notar un par de lágrimas y lluvia sobre esos orbes azules.
Asentí obedientemente.
Agarré a mi Charizard, que se reincorporó al momento, cargué a Kasumi y desaparecí lo más que pude en medio de la tormenta, sin voltear a ver si venían a por mí o no.
— No lo persigan… —mencionó Diantha, levantando la barbilla de un Citron cabizbajo— Este chico nos servirá de mucho; con él se darán cuenta todos de que ya no hay nada que hacer. PBO es nuestro.
Próximo capítulo: Admiración
