Sí, sí, ya sé que vengo tarde, pero bah, sacrifico mis deberes para traerles un capítulo inédito.
jorgelatina148: Lo lamento, error de tipeo.
Crimson Striker GunFire: ¿Por qué comentas el capítulo 57? LOL
baraka108: En efecto, Ash necesita un entrenamiento intensivo tipo Ichigo para poder vencerlos.
Guest: ¡Gracias por la review! Aunque todo en exceso es malo u.u
Electrotrek: Citron is love... Citron is life.
prietar: ¿Irá el cheats locos a rescatar a Citron? Sólo el tiempo lo dirá.
Ghellatto: Si Steven tuviese un poco de locura, todos estarían muertos. Suerte que Lance sólo tiene esa locura... y Cynthia. Y Mirto la tenía. xDD Muchas gracias por la observación; me había olvidado ese concepto de SAO, en la que no se puede escapar de las batallas. Eso hace más lógico que haya batallas épicas por doquier ¡Gracias!
Kuroi: No le des enter sin querer U.U que leo tus revies interrumpidos xD Ok efecto, los enemigos están muy OP, pero eso significa que los que quieren derrotarlos necesitan esforzarse al máximo y ver cómo diantres mejorar su nivel. Y muchas gracias por la observación; sinceramente, no me sé a los 700 Pokemon en su totalidad jajaja xD Y pues juro que cuando entré a la Wikidex y vi a Archeops, supuse que era de tipo Dragón; pero bueno, Iris tiene más Pokemon de ese tipo, así que no hay problema con que Lance la haya aceptado desde un principio.
: ¡Gracias por leer mi fic! Y vaya que sí cuesta ponerse al corriente, pero vale la pena (: Y me has hecho reír con esa sugerencia de Dawn y Serena ¬u¬ seguro pasarían un buen rato...
AlejaKaiser: Aunque no se ha confirmado, en efecto sería lo más lógico pensar en ello. Ahora la verdadera pregunta es: ¿Cómo podrán vencerlos? ¿Cómo es que Ash y compañía conseguirán poderes OP para vencerlos? ¡Un saludo!
SilverWings96: Denle gracias a SilverWings (MatchMon) que me convenció de sacrificar mis deberes para poder brindarles este capítulo.
Bueno, este capítulo hará referencia en un pequeñísimo flashback al capítulo 7, si mal no recuerdo. Ya verán el por qué. Y bueno, creo que desde el principio se mantendrán pegados a su asiento, porque se quedarán con cara de: O.O WTF! QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ. Y no sólo este capítulo, si no los siguientes. Más o menos como los capítulos de Attack On Titan de confusos. Sin más que agregar, les dejo con el soundtrack. No encontré Soundtracks de suspenso excepto de Death Note, maldita sea ¬¬.
VIDEO 1 - Death Note - Kyrie I EXTENDED
VIDEO 2 - Death Note OST 2 - Suiri
VIDEO 3 - Death Note OST II - Kirie II
Capítulo 73
Admiración
Misty
Un sonido peculiar fue el que me despertó. Era el sonido de un riachuelo, que navegaba apaciblemente cuesta abajo. Mi frente estaba empapada de sudor, pero no sabía por qué. Tenía frío, pero las mantas sobre mí me protegían. Al principio, a pesar de que escuchaba el danzar del arroyo, no sabía dónde me encontraba; sin embargo, cuando divisé con más atención mi ambiente, estaba rodeada de una carpa que me protegía de la intemperie. Estiré mis músculos y di un largo bostezo, pero entonces un recuerdo súbito invadió mi mente: Estábamos a punto de escapar de Ciudad Subterránea, con el cristal de teletransportación de Anabel. ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era una flecha oscura pasando a centímetros de mi rostro, seguido de una explosión que me hizo perder la conciencia. No obstante, estaba más que sana y salva.
Noté mi barra de vida, que estaba llena en su plenitud. No me dolía ninguna articulación, ninguna parte del cuerpo; no me quejaba de nada. Suspiré.
Salí de la tienda de acampar en la que me encontraba. ¿Dónde estaban todos los demás? ¿Qué había pasado con Ash y compañía? ¿Estarán bien? No lo sé, pero supongo que si alguien me había introducido a una tienda de acampar para protegerme, debía de ser alguien con buenas intenciones. Iris, Ash, e incluso May…
No pude pensar en más, debido a que me dirigí hacia el arroyo que transitaba lentamente. Crucé una hoguera extinta por el frío, caminé con mis pies descalzos en la tierra húmeda, hundiéndose levemente y sintiendo una sensación extraña. Una que no había sentido hace mucho tiempo. El viento revoloteó las ramas de los abetos, mientras el astro lunar reflejaba sus rayos blanquecinos sobre el arroyo, penetrando las telarañas de ramas y hojas que se cruzaban por el firmamento. Me hinqué y sentí el frío de la tierra sobre mis rodillas. Qué extraña sensación…
Hundí mi par de manos sobre el río. Sentí lo gélido del agua penetrar mis huesos, pero no me importó. Junté mis manos, las levanté y tomé el sorbo de agua que estaba refugiado en mis palmas. Qué rara sensación…
Todo se sentía tan real, que ni siquiera me daba cuenta que estaba en un mundo virtual. Todo era tan normal, tan lleno de vida, tan extraordinario. Inclusive la sed podía experimentarse dentro de este juego. Jamás lograré comprende el cómo un juego así podrá crear esas extrañas sensaciones en un jugador…
Pero esos pensamientos se vieron interrumpidos por varios Pidgeys que revolotearon saliendo asustadizos de sus refugios. Éstos invadieron el ambiente nocturno y desaparecieron aleteando lo más rápido que podían hacia arriba, huyendo del lugar donde se había escuchado un grito.
VIDEO 1 - Death Note - Kyrie I EXTENDED
¿Quién era? ¿Por qué gritaba?
Me quedé paralizada un momento, para ver si había sido producto de mi imaginación o si estaba equivocada. Las gotas de agua que las palmas de mis manos no pudieron contener cayeron por mis brazos, lentamente. Varios restos más caían por mi mentón, produciendo un cosquilleo molesto; pero no debía moverme, para no hacer ruido alguno. Tenía que ver si aquel grito era real o no.
Y estaba en un error.
No era producto de mi imaginación: nuevamente, varias voces se oyeron no muy lejos de mí, espantando a varios Pokemon salvajes tales como Rattata, Zigzagoon, Bunnelby y demás Pokemon terrestres que pasaban ignorándome, corriendo hacia cualquier lugar que no fuera el sitio de donde habían provenido las voces desesperadas. Oí un sollozo. ¿Qué diablos? ¿Qué estaba sucediendo? El grito de agonía duró unos segundos en el aire, pero de pronto, todo se calmó.
Había reconocido una de las voces.
Iris…
— ¡NO!
Ni siquiera tuve tiempo para reaccionar. Una silueta llegó cual relámpago hacia mí, me tumbó al suelo y me sujetó los brazos para que no pudiera defenderme. El jugador me miró de frente, mientras mi cabeza sentía el frío de la tierra húmeda. Sin embargo, era más frío el vaho expulsado por la boca del sujeto, que tenía unos ojos completamente oscuros. El iris de sus ojos abarcaba todos sus orbes. Jamás había visto esa mirada. ¿Quién era aquel sujeto y qué quería de mí? Por primera vez en mi vida sentí miedo. Sus manos apretaban mis muñecas con fuerza, hasta el punto en que me lastimaban. Su cuerpo estaba tumbado contra el mío, y finalmente comencé a entrar en desesperación. Mis pupilas se contrajeron, a lo contrario del muchacho que poco a poco su iris se iba dilatando con mayor volumen, mientras su mirada hundida lo hacía ver mucho más sombrío de lo que ya era.
— ¡PARA, NO LE HAGAS DAÑO! —Finalmente oí la voz de Ash, pero iba a ser demasiado tarde.
Ahora recordaba quién era el sujeto que estaba sobre mí: él estaba con ellos en la torre más alta del Castillo Subterráneo. Ahora recordaba a aquel sujeto de cabellos púrpuras, túnica carmesí oscura y esa mirada sombría. Y aun así, no sabía de quién demonios se trataba.
Colocó la planta de su pie sobre mi muñeca, para que tuviera libre la mano derecha que envolvió instantáneamente de una magia oscura que jamás había visto en mi estadía en PBO. La magia era más oscura que cualquier tonalidad negra que hubiese visto, pero por alguna razón brillaba más que la luna del firmamento. Sentí un aura fría desprendiéndose y extendiéndose a lo largo de su puño, y entonces el muchacho sonrió macabramente, hasta que noté que ese chico que había visto en la torre no era el mismo de ahora.
— ¡Alto!
Los pasos de Iris eran fugaces, más que cualquier Sneasel o Greninja. Un aura púrpura rodeaba un puño que llego al rostro del sujeto. Noté su magia negra estar a punto de matarme, si no fuera por Iris, que lo mandó a volar varios metros hasta que se estrelló contra un tronco que partió a la mitad. Las ramas del árbol caído cayeron, pero se detuvieron ahí arriba, sostenidas por varios abetos más que sirvieron de apoyo para que éstas no se estrellaran en el suelo y sobre el jugador de magia oscura. Acto seguido, sin siquiera pasar unos segundos, el sujeto se levantó, con una mirada sedienta de sangre. ¿Qué diablos estaba pasando? ¡¿Qué diablos?!
— ¡Misty! —Ash llegó hacia mi posición, aunque tenía a su costado a un Max que sollozaba de dolor: al chico le faltaba uno de sus brazos, por donde salía sangre combinada con pixeles—. ¿Estás bien?
— Ash… —pronuncié su nombre confundida. No sabía lo que pasaba.
— Aléjate de Tobias —me avisó Iris, que se adelantó unos pasos con sus dos puños púrpuras adoptando posición de batalla. Ash recostó a Max sobre el suelo, y desenvainó su sable que desprendía chispas carmesíes.
Pero antes de que la batalla entre ellos tres comenzara, los ojos de aquel muchacho, Tobias, volvieron a la normalidad. De un momento a otro, se tambaleó en el suelo y no supo dónde se encontraba, hasta que cayó de rodillas sobre la tierra, hundiendo las uñas a causa de la confusión y el dolor que sentía sobre su cabeza.
— ¿Q-qué mierda? —lo oímos pronunciar, agarrando su cabeza. La tierra húmeda incrustada en sus uñas se fue a su mata violeta. Sus pupilas se encontraban desorbitadas; dirigió su mirada hacia nosotros, que no sabíamos qué pensar acerca de él.
— ¡Aléjate! —Iris, con autoridad, lanzó un puño aural que fue directo hacia él.
Tobias se estrelló de nuevo en el tronco partido a la mitad, pero lo traspasó y se revoloteó sobre el suelo de la espesura, cubriendo su túnica de lodo y manchas negruzcas. Cuando trató de reincorporarse, Ash había llegado hasta su posición, propinándole una patada en el estómago que lo levantó del suelo; poco después, el muchacho intentó blandir su espada hacia el mago oscuro, pero Tobias la detuvo con la palma de su mano, y entonces, la sangre empezó a escurrirse por el metal plateado hasta que cayó goteando y alimentando el suelo terroso.
— Alto… —ni siquiera le importaba a Tobias que su mano estuviese herida. A Ash le sorprendió aquello, y retrocedió un par de pasos. Pero Iris no tuvo compasión ante él, y corrió hacia su posición. Sin embargo, cuando pensé que iba a propinarle un par de puños más, lo levantó del cuello de su túnica, hasta que el chico no fue capaz de tocar el suelo con sus pies. Iris lo recargó sobre el tronco torcido de un árbol, y Tobias, en vez de gemir, comenzó a reír.
— ¿Por qué hiciste eso? ¡¿Por qué?!
— No… no sé de lo que hablas —esbozaba una sonrisa leve, que molestó más a Iris.
— ¡Sabes perfectamente de lo que hablo!
Y entonces, un silencio abrumador invadió el bosque. Tobias dirigió su mirada hacia mí, que me encontraba en un estado atónito y confuso; poco después, sus orbes viajaron hacia Masato, que aún gemía por lo bajo debido al dolor donde había un agujero su hombro derecho, que era cubierto por ropajes deshilachados y harapientos característicos de un prisionero. Entonces, Tobias regresó su mirada hacia la chica dragón de tez morena.
— Lo siento —se disculpó el chico, soltando un bufido— No sabía lo que hacía.
— ¿Quisieras explicarte mejor? —Iris se aferró con más fuerza a su túnica.
Pero Tobias no respondió nada. Levantó su mano izquierda y agarró la muñeca de Iris con suma fuerza, hasta que la muchacha dejó de sujetarlo. Tobias aterrizó en el suelo con suma calma, alejándose poco a poco.
— Tendría que irme de aquí —confesó— Tengo cosas más importantes que hacer, como matar a Lance, por ejemplo.
— ¿Y por qué no te enfrentaste a él cuando necesitábamos tu ayuda?
— Tonta ilusa —le ofendió Tobias— No podría ni siquiera darle pelea con todos sus aliados justo ahí. ¿Es que acaso no lo comprendes?
— No, y tampoco comprendo el por qué atacaste a Masato.
— Ya dije que lo lamentaba. A veces… a veces pierdo la razón.
Pero Ash nuevamente levantó su espada, y levantó una pokébola en el aire; una luz roja se materializó en el aire y un Treecko aterrizó, corriendo hacia Tobias con suma furia. El Pokemon de hierba levantó su delgada pero poderosa pata, dio un par de patadas en el vientre del sujeto y lo levantó hacia el firmamento. Ash estaba ahí, con la espada arqueando sobre su propio eje, y le incrustó el arma sobre el hombro. Esto hizo que saliera disparado hacia abajo, acompañado de charcos de sangre saliendo sobre su hombro izquierdo; Treecko ya lo esperaba con una patada que tomó vuelo con un giro de ciento ochenta grados, y su extremidad golpeó la espalda de Tobias, que se arqueó debido a la fuerza del golpe; en un abrir y cerrar de ojos, Tobias llegó hasta el riachuelo. La corriente dejó de ser apacible, debido a que la sangre invadía el agua y las ondas causadas por el impacto agitaban las mismas.
Por un momento pensé que el chico se había ahogado, ya que no salió del agua durante un buen rato. Sin embargo, cuando lo hizo, había estado rodeado de un aura negra, ascendiendo lentamente por el aire, mientras las gotas de agua se congelaban a su paso, debido a la frialdad de la magia que lo rodeaba. Pero esta vez, se encontraba furioso y consciente de lo que hacía. Sin duda alguna iba a batallar contra Ash.
— No te conviene luchar conmigo —susurró mirando profundamente hacia Satoshi, que tenía su espada firme y sujeta con las dos manos.
— Yo sé lo que me conviene… —Y entonces, Ash fue corriendo hacia él, con su Treecko siguiéndole los talones. El Pokemon dio saltos de tronco en tronco, escalando hasta posarse en una de las ramas; cuando aterrizó al lado de Tobias, y cuando Ash había estado a metros de arquear su espada, alguien había intervenido en la lucha entre ellos dos. Ash se detuvo, al igual que el Pokemon del mismo. Tobias simplemente sonreía, debido a que nunca se esperó que Masato interviniera entre ambos, extendiendo el único brazo que le restaba para defender al enemigo.
Ash intentó no creerse lo que sucedía, pero era imposible. Sus palabras se ahogaron por un momento. Ni siquiera Iris se lo había esperado, que estaba con un semblante confundido.
— Masato… —Ash no comprendía por qué defendía a Tobias.
El chico respiraba agitadamente, y a pesar de que sentía un inmenso dolor en el hombro, y que su vida poco a poco bajaba hasta tornarse a un color amarillento, miraba a Satoshi de una manera incomprensible. Aquel niño, que en un principio era un espadachín esmeralda con una figura esbelta e imponente, ahora era un niño pequeño e inocente, pero seguía conservando esa actitud de valentía. Sin embargo, no entendía el por qué de defender al enemigo… al sujeto que le había quitado un brazo.
— No seas estúpido, Ash —nombró con una voz grave; jamás había escuchado esa voz.
— ¿Qué… qué quieres decir? ¿Qué estás haciendo? ¡Apártate!
— ¡NO! —Masato gimió por lo bajo— ¡¿Es que no quieres salvar a Citron?!
— Sí, pero…
— ¡Entonces razona un poco, Ash! ¡Este sujeto nos puede servir de ayuda para salvarlo!
Ash miró de una manera diferente a Tobias, que permanecía con una sonrisa victoriosa al ver que Masato lo defendía.
— Pero Max… él te atacó. ¡Él te quitó el brazo! ¡Y lo hizo de la nada! ¡Lo hizo cuando todo estaba tranquilo! ¡¿Por qué lo hiciste?! —Ash le lanzó una mirada asesina al de mata púrpura—. ¡¿Es que no lo vez, Max?! ¡¿Es que no vez que él no es de confianza?!
— Salvé a tu estúpido prisionero —confesó Tobias— ¿Eso no es confianza?
— ¡Lo hiciste porque te salvé de esa prisión!
— Pues estamos a mano.
— ¿Lo ves, Max? Él no… él no debería de estar con nosotros.
— Lo hago por si se aparece Lance. Ya sabes, puede que venga y asesine a tus compañeras. Y cuando lo haga, será mi turno de asesinarlo.
— ¿Y por qué quieres matarlo? Mejor dicho… ¿Cómo lo matarás? ¿Recuerdas que esto es un juego y él es un beta?
— Es algo que no te incumbe, y ya pensaré en algo.
— Ash… —Max finalmente lo hizo entrar en razón— No lo hagas… Nos podrá servir de ayuda en algún futuro.
El chico lo pensó por un momento, pero poco después suspiró de molestia, regresó a su Pokemon a la pokébola y envainó su espada. Dio media vuelta y comenzó a caminar hacia los adentros de la espesura. El silencio de nuevo se hizo abrumador, pero para mí era una tortura. No sabía lo que pasaba; no comprendía qué era lo que había sucedido después de todo aquello;después de que había perdido la conciencia en las afueras de las cordilleras del nivel 25. No entendía el por qué Tobias —el prisionero que había visto hace poco en las celdas donde Masato y Brendan se habían encontrado, y donde Iris también lo hizo de una manera misteriosa—, me había atacado sin razón alguna. No comprendía siquiera cómo es que él sabía que Lance podría atacarnos en cualquier segundo. Y a pesar de que todo esto aquello me causaba confusión, el recordar que Lance nos había considerado traidoras a Iris y a mí, me erizaba la piel más que cualquier cosa.
— ¿Qué… qué rayos pasa aquí?
Lancé la pregunta al aire, pero nadie me pudo responder. Ash se detuvo en su camino hacia la nada; Iris bajó la mirada y refunfuñó, pero Max fue el único que respondió; sin embargo, se dirigió hacia Iris.
— Tengo que ir a ver a mi hermana —le dijo a la chica, que negó con la cabeza en su sitio. Su aura violeta dejó de resplandecer en medio del bosque, y entonces se envolvió en la abrumadora luz de la luna y las sombras de las ramas de los abetos.
— No, Masato —susurró enfurecida por todo lo que Tobias había ocasionado.
Max gimió, pero no sé si lo hacía por la respuesta de Iris o por el dolor en su brazo. Yo llegué hasta él y saqué un antídoto de mi inventario, el cual sería muy difícil de conseguir nuevamente, pero sentía la necesidad de ayudar al chico.
— Gracias... —dijo, y la señal de peligro desapareció al lado de su barra de vida. Poco a poco su vida comenzó a restablecerse, aunque el brazo iba a tardar en regenerarse—. Iris… por favor.
— Lo siento, Masato —dijo de nuevo— Será arriesgado el estar juntos. ¿Qué pasaría si el Gremio Rocket nos descubre a todos al mismo tiempo? Es mejor estar separados; por lo menos hasta que las cosas se calmen.
— Nunca se calmarán, Iris. ¡Por el contrario! Poco a poco las cosas se complican.
— Y es por eso que debemos de estar separados. Si nos llegan a encontrar, terminaremos como Citron.
Pero mientras aquellos dos jugadores hablaban, Ash seguía su camino hacia la profundidad de la espesura, lejos del arroyo que retomaba su cauce apacible. Nadie dijo nada cuando lo vieron desaparecer, pero yo no me iba a quedar callada.
— ¿A dónde vas? ¡Ash! —mi voz resonó, hasta que el Destello Eléctrico paró en su travesía.
— Iris, no vuelvas a mencionar que terminaremos como Citron —el azabache volteó hacia la chica dragón. No obstante, era una mirada sombría y furiosa— Porque Citron estará sano y salvo una vez que lo rescate. Iré con Ciprés a decirle sobre la situación.
— ¡Pero Satoshi, no sabes dónde se pueda encontrar…! —Iris quiso detenerlo, pero el muchacho ya había abierto el menú y se había desconectado, dejando un rastro blanquecino en medio de la oscuridad del bosque.
Ciprés
Las piezas no concordaban. Intentaba incrustar una de ellas en un agujero, pero siquiera la pieza era del tamaño adecuado. No sabía cómo iba a ser posible el averiguar acerca de este casco; el casco capaz de matar a los novatos sin en realidad matarlos. Había desarmado todas las piezas posibles para investigar su función, pero no encontraba diferencia. Giovanni había hecho muy bien aquella consola nueva, tengo que admitirlo. Vaya que me estaba costando trabajo el saber sus secretos…
Pero la luz que iluminaba la lámpara poco a poco iba aumentando de intensidad, o mejor dicho, el ocaso iba desapareciendo avisando el anochecer, arrebatándome los rayos de sol a través de la ventana abierta de la habitación.
Tomé un sorbo de agua para descansar un poco, pero a los pocos segundos, escuché un par de pasos fuera de la habitación. Ésta se abrió y no tuve tiempo para reaccionar; antes de pensar de que hubiese sido algún intruso, sólo me di cuenta que se trataba de Ash. Diablos… ¿Por qué deben de asustarme siempre de esa manera?
— Ash… —nombré; el chico estaba con la mirada perdida, mas intentaba observarme a mí con suma atención. ¿Qué es lo que había pasado?
— Ciprés, tenemos un problema.
Lo sabía. Siempre que se desconectaban por cualquier situación, había un problema que nos iba afectar a la UEO.
— Tienen a Citron.
Suspiré. No sé en un principio qué podía pensar acerca de ello. De hecho, no he sabido nada acerca de cómo había resultado el escape de Ciudad Subterránea, pero viendo la situación, no creo que hubiese sido un rotundo éxito.
— ¿Cómo…?
— Escapamos de Ciudad Subterránea, pero Citron se sacrificó por nosotros para que pudiésemos escapar a tiempo. Ahora el Gremio Rocket lo tiene preso; no sé dónde, no sé qué van a hacer con él, pero tengo que ir a rescatarlo.
— Ash, no creo que sea buena idea el…
— ¡Tengo que hacerlo!
Su grito inundó la habitación. Finalmente me había mirado a los ojos; su mirada estaba llena de rabia, confusión y miedo. Sabía que había pasado por cosas que no podía comprender, como el asesinato de sus camaradas, o el que esté angustiado por no saber qué pasó con su madre. Todo eso y más estaban dentro del azabache, que intentaba desquitarse intentando salvar a sus seres queridos. Sin embargo, debía hacerle saber que esto no era fácil. Si el Gremio Rocket tenía a Citron, debía ser por una razón. Una razón que desconocía.
— ¡Eso es…! —Ash esbozó una leve sonrisa sobre su semblante— ¿Y por qué no simplemente desconectamos a Citron? Así podrá liberarse del Gremio Rocket y cuando vuelva a conectarse, aparecerá en otro lugar. ¡Iré a hacerlo!
— ¡No, Ash…!
VIDEO 2 - Death Note OST 2 - Suiri
Pero el muchacho ya había desaparecido por la entrada de mi habitación. Me paré de la silla en un súbito movimiento, causando que ésta y las piezas del casco virtual que había estado inspeccionando se esparcieran por el suelo.
Salí y fui directo hacia la habitación de Citron, donde Ash ya había abierto la puerta. Antes de que la mano del Ketchum quitara el casco de la cabeza del rubio, lo empujé bruscamente y ambos caímos al suelo, tirando varias cosas que estaban acomodadas en un escritorio.
— ¡Suéltame!
— ¡No, Ash! ¡No puedes hacerlo!
El muchacho siguió forcejeando. No noté siquiera cuando Gold, Crystal y Silver habían vuelto al mundo real, llegando hasta la entrada de los aposentos de Citron. Cuando se dieron cuenta de que Ash y yo estábamos forcejeando desesperadamente sobre el piso de madera, los tres chicos nos ayudaron a levantarnos, mientras Gold sujetaba al azabache con suma fuerza.
— ¡¿Qué diablos pasa aquí?! —quiso saber el muchacho de cabellos cobaltos; era extraño no verlo con su habitual gorra roja, que seguramente se encontraba en su habitación.
— ¡Gold, dile a Ciprés que tenemos que hacerlo! ¡No sabemos lo que le harán!
— Ash, tranquilízate —Silver intervino, tratando de acercarse con pasos sutiles.
— ¡Tienen que decirle! ¡Desconecten el casco de Citron!
Y con una rabia incomprensible, Ash pudo zafarse de los brazos de Gold, acercándose hacia la silueta inmóvil de Citron. Sin embargo, Crystal llegó hasta él y se lo impidió, abrazando uno de sus brazos, mientras Silver lo hacía con el otro.
— ¡Suéltenme!
— ¡ASH, CÁLMATE! —Gold le tocó el hombro.
Un seco y fuerte codazo llegó hasta los labios de Gold. El muchacho cayó bruscamente en el suelo, mientras se cubría las manos en la boca. El silencio entonces se hizo largo y tenso, mientras Ash se calmaba, viendo lo que él mismo había causado. El hilo de sangre por las comisuras de los labios de Gold se hizo presente; éste escupió sangre y la madera terrosa la absorbió como raíz sedienta.
— Lo sabemos, Ash —finalmente Gold había confesado—. Sabemos que Citron fue capturado por los Rocket.
— ¿Q-qué…? ¿Cómo lo saben?
— Se ha estado anunciado por los pueblos de todo PBO —Crystal bajó la mirada.
— Ash… —Silver lo soltó, viendo que Satoshi finalmente se había calmado— Hay carteles en todos los pueblos, que anuncian la ejecución de Citron. Se está invitando a todos los novatos a que presencien el cambio y la justicia; quieren que los novatos vean cómo un beta morirá al fin.
— ¿M-morirá?
Gold asintió, y con ayuda de Crystal, se levantó. El chico salió de la habitación, pero se detuvo en la entrada, aún tocándose parte del labio.
— No sé lo que el Gremio Rocket planeé, pero es imposible que Citron muera en PBO.
— Es cierto —reafirmé— Ningún beta puede morir.
— Entonces… ¿qué… qué intentan hacer?
— Lo más seguro —las palabras de Gold eran como una oleada de suspenso—… es que cuando lo maten en el momento de su ejecución en el juego, alguien venga aquí y lo asesine.
— ¿Qué? ¿Pero qué…? ¿Cómo sabrán nuestra ubicación?
— No lo sé —Crsytal negó con la cabeza— Tal vez Hikari sabía dónde nos encontrábamos, y por ende le dijo a Paul nuestra ubicación.
— No lo creo —intervine— Trip me hubiese alertado de que escapáramos a otro sitio más seguro. Además, cuando Citron le dijo sobre la UEO a Hikari, ni siquiera teníamos planeado venir aquí. A menos… a menos de que alguien le haya mencionado sobre la granja.
— Yo lo hice —Ash confesó, con la cabeza gacha.
El silencio fue esta vez mucho peor. La tensión llegó hasta mis adentros, y no supe cómo reaccionar al principio, pero intenté mantener la calma.
— Bueno, no importa —suspiré, un tanto desesperado— Debemos… debemos prepararnos.
— ¿Y por qué no nos vamos? Podemos estar en peligro. Puede que Paul, Cynthia o quienquiera que sea se esté acercando justo ahora con una maldita pistola mientras nosotros estamos aquí, discutiendo sobre esto.
— No podemos abandonar a Citron —le confesé— Olvidé mencionarles esto, pero también es peligroso que un beta se desconecte repentinamente. Es cierto: un beta puede desconectarse a voluntad, siempre y cuando el mismo jugador lo haga por su propia cuenta. Si algún tercero lo desconecta interrumpiendo las conexiones del casco con el cerebro del jugador, la drástica interrupción de señales a la cabeza podría causar daños cerebrales, aunque no estoy seguro de que pueda causar la muerte; depende mucho de la capacidad de respuesta del cerebro. Y esto no sólo aplica para cualquier beta, sino para cualquier jugador que juegue un juego virtual. Cuando juegas un juego de realidad virtual, la primera regla que se tiene que saber, es que no puedes desconectar al jugador drásticamente.
— ¿Y si la luz se va?
— El casco tiene batería incluida que dura hasta un día entero, no creo que ése sea un problema. Pero bueno, si nos vamos de aquí, me costaría más de un día encontrar algún otro escondite, y no creo que la gente pase desapercibida el que tengamos a una persona "inconsciente" en un casco. No podemos ir a ningún sitio por ahora.
Nadie dijo nada, pero escuchaba la respiración agitada de Ash, incapaz de poder hacer algo por su amigo rubio.
— ¿Entonces? —Silver miró hacia la ventana, donde el firmamento era ahora de tonos púrpuras, acompañado de un océano vasto de maizales que se perdían por el horizonte.
— Tendremos que estar custodiando la granja. Si alguien del Gremio Rocket viene, deberemos enfrentarlo —Tragué saliva, a causa de la tensión—. El día de la ejecución de Citron, ustedes tendrán que estar aquí. Nadie irá a salvar a Citron, sobre todo tú, Ash…
— Pero…
— Podría ser una trampa —le confesé— A lo mejor ellos quieren que vayas a salvarlo, así como lo hiciste con Masato; o puede que yo esté equivocado Citron sólo sea una distracción, para que así alguien pueda venir hasta acá desapercibidamente y nos mate a todos de una vez. Hay muchas posibilidades de las cuales no tenemos ni idea.
— ¿Y quién cuidará de Kasumi?...
La pregunta arbitraria de Ash me extrañó.
— Ella… ella era del gremio de Lance. Podría estar en peligro.
Lance. Recuerdo cuando Iris finalmente había hecho contacto conmigo, un par de días antes, explicándome la situación en la que estaba ella y su amiga, y el por qué no había hablado con nadie de la UEO antes.
— De acuerdo… Iris finalmente ya ha hecho contacto conmigo, y me explicó todo. Puedes estar con Kasumi; sólo que… le diré a Iris que se encargue de que no vayas a por Citron. No es por ser pretensioso, pero no confío en ti, Ash.
Ash salió de la habitación, pasando a un costado de Gold. Éste lo miró con algo de arrepentimiento, pero Ash simplemente pasó de largo.
— Ustedes tres… se quedarán conmigo el día de le ejecución. ¿Cuándo es?
— Es en tres días —Silver avisó.
— De acuerdo.
Silver y Crystal asintieron, saliendo de la habitación, donde ahora el único sonido era la respiración de Citron. Su rostro estaba cubierto por el casco virtual.
— Ciprés… —Gold apretó los puños— Necesito mencionarte algo.
— ¿Qué? —aquello me sorprendió.
— Es que… yo no sé si pueda permanecer aquí el día de la ejecución.
Max
Todo había sido tan extraño. En un principio recuerdo cuando habíamos escapado de ahí, pero cuando nos reunimos con Ash y Kasumi, el azabache nos contó que Citron había sido raptado y teníamos que salvarlo. Luego de eso, recuerdo que los dos días siguientes Iris nos ordenó que teníamos que permanecer juntos, a pesar de que yo quería reunirme con mi hermana. Sin embargo, podía entender que el Gremio Rocket podría estar buscándonos, y más si yo era un fugitivo, así que era razonable el estar separados un par de días… o semanas, incluso meses; sin embargo, lo que no entendía y me había tenido muy confundido era el por qué aquel sujeto, Tobias, seguía con nosotros.
Ash e Iris también se lo preguntaban, pero éste, a los dos días siguientes después de la huida, en un inesperado momento, su mirada se había tornado oscura, así como su repentino cambio de actitud. La hoguera era cálida y calmada, pero cuando notamos que él ya no era el mismo sujeto callado y sereno del día anterior, no hubo nada que hacer al respecto. Recuerdo el súbito ataque y el repentino dolor que sentí en mi brazo después de que vi por momentos un aura negra apretujar mi extremidad hasta que ésta desapareció; su mirada, sus pupilas dilatadas por completo… Aquel sujeto tenía un poder fuera de lo normal, y al parecer no quería decir de qué se trataba.
— Ya veo… —articuló Kasumi cuando Iris y yo le explicamos lo que había sucedido; después de todo, ella había permanecido inconsciente durante dos días seguidos, lo que me sorprendía. Pensé por un momento que nunca iba a despertar.
Tobias estaba un tanto apartado de la hoguera, que habíamos vuelto a encender a altas horas de la madrugada. La noche se me había pasado eternamente larga, y más con aquel dolor que no desaparecía. Poco a poco, notaba cómo el brazo se iba regenerando; los pixeles se iban juntado uno a uno hasta materializar la tez pálida de mi extremidad. El antídoto sí había servido con éxito, y todo fue gracias a Kasumi; de hecho, le estoy muy agradecido por todo lo que ha hecho por mí: ella avisó a mi hermana de que estaba en peligro, o mejor dicho, avisó al gremio esmeralda; ella me ayudó en el escape y traicionó a su gremio para poder salvarme. Y todo lo hizo después de que le hubiese humillado en público arrebatándole a su Togepi y negándole la entrada al Gremio Esmeralda. Sin duda alguna, le estaba agradecido con la vida.
La de cabellos anaranjados se había quedado en silencio durante un rato, al igual que Iris, que estaba perdida en sus pensamientos. Kasumi entonces me miró fijamente y esbozó una sonrisa que me hizo sentir bien, pero poco después volteó hacia la oscuridad de la espesura, de donde Satoshi había aparecido repentinamente.
— ¿Qué ha dicho Ciprés? —Iris fue la primera en cuestionar.
Ash nos explicó detalles de lo que había hablado con él, mientras más dudas surgían. ¿Cómo es que ellos intentarán matar a un beta? Es cierto, yo era parte del Gremio Rocket, pero hace mucho que no sabía de Giovanni ni de nadie. Hace mucho que me había acobardado ante ellos y sus planes; de hecho, no sabía nada, y Ash se decepcionó al ver que yo no servía de mucha ayuda.
— Como sea, yo me quedaré aquí. No estaré en la realidad el día de la ejecución —al decir aquello, Kasumi quiso intervenir, pero él no le permitió hablar— Habrá tres miembros más cuidando la granja; con ellos será suficiente. Yo los protegeré; no quiero que nadie más esté en peligro por mi culpa.
— Ash…
— Kasumi, no insistas. Me quedaré a su lado.
La chica intentó acercarse a él, pero Ash se alejó hacia la carpa, para conseguir algo de sueño. Misty se quedó pensativa y fue hacia el arroyo, mientras Tobias permanecía dormido recargado en el tronco de un abeto, aunque no sabía si en realidad estaba dormitando o si en cualquier momento aquel poder extraño iba a surgir de nuevo en él. Como sea, debía de estar atento a cualquier señal extraña que se presentara. Minutos más tarde, Iris se levantó de los troncos cortados que habíamos utilizado como asiento, con un semblante cansado.
— ¿Irás a dormir? —le pregunté.
— No —comenzó a alejarse— Iré con un amigo mío. Si Ciprés quiere que cuide a Ash en los días siguientes para que no haga nada extraño, tendré que contactar a alguien.
— ¿Quién es?
— Digamos que es un muy buen amigo mío de la infancia —pero antes de que desapareciera, volteó hacia mis orbes fijamente. Sus ojos se hundieron sobre sus cejas, y después observó con atención a Tobias— Mientras no esté, ten cuidado de él. Si hay algo extraño, no dudes en enviarme un mensaje.
Asentí con algo de temor a Tobias, pero las horas siguientes fueron de suma tranquilidad, a pesar de que la fogata aun chisporroteaba sobre las ramas delgadas que había en torno a las llamas carmesíes débiles y misteriosas. Después de un largo rato donde mis párpados se rindieron ante su propio peso, desperté de golpe. Parecía que habían sido segundos, pero en realidad había estado dormido durante un par de horas, donde la noche aun seguía siendo fría y oscura, aunque el firmamento poco a poco dejaba entrever destellos cobaltos aclarados, indicando que no faltaba mucho tiempo para el amanecer. Mi mirada se dirigió a Tobias, que aun seguía en la misma posición con los brazos cruzados, recargado sobre el tronco y respirando profundamente, mientras ocultaba parte de su rostro sobre esa mata azulada y esa túnica color escarlata.
Pero mis alertas se encendieron cuando la carpa donde Ash se encontraba comenzó a moverse. Cuando vi que se trataba sólo del Destello Eléctrico, suspiré de alivio. El azabache se acercó a mí, donde la hoguera ya se había extinto desde hace un rato. El muchacho no mencionó nada, y miraba hacia la hoguera con un atisbo de misterio.
— Gracias —fui yo el que rompió el hielo después de un par de minutos.
El Ketchum alzó su cabeza para mirarme confundido.
— Si no fuera por ti, seguiría en esas celdas oscuras.
— No es nada —dijo con una leve curvatura en sus labios. Hubo un momento donde miró hacia las hojas secas del suelo, y entonces rió irónicamente.
— ¿Qué es tan gracioso?
— Lo siento, es que… —y miró hacia el firmamento—… es que nunca pensé que arriesgaría mi vida por ti. Ya sabes, al principio eras el Espadachín Esmeralda, el jugador más temible de PBO, e incluso después de ello, sentía un gran odio por ti por lo que habías hecho en el Torneo Esmeralda, pero ahora quién diría que los dos estamos aquí, hablando tranquilamente después de que te rescatamos de Ciudad Subterránea.
Reí, mientras él me imitaba. De cierta manera el muchacho también me agradaba. Puede que al principio tuviera una gran admiración por él, seguido de un odio que tampoco podía comprender. Pero ahora, él había arriesgado su vida por mí, y eso significaba más que cualquier cosa.
— ¿Por qué lo hiciste?
La pregunta me confundió. El silencio se hizo largo.
— ¿Por qué…? —parecía que Ash no podía formular la pregunta por completo, debido a que él no sabía cómo iba a reaccionar yo— ¿Por qué… te uniste al Gremio Rocket? ¿Por qué un niño como tú… estuvo en los planes de Giovanni? ¿Cómo fue que… cómo fue que aceptaste? ¿Y por qué huiste?
Me quedé con la cabeza gacha y la mirada perdida durante un tiempo, pero sabía que tarde o temprano tendría que recordar todo de nuevo. Suspiré.
…
Los algodones de azúcar eran sus favoritos. Éstos contemplaban a un chico hiperactivo en el transcurso del día, y qué mejor ocasión que en el lugar donde se encontraba. Su madre, Caroline, insistía en que sólo iba a comprarle uno, pero el niño necio hacía reclamos inmaduros que su hermana observaba con desprecio. Poco después, cuando él ya tenía en cada mano un algodón de azúcar, con una sonrisa victoriosa, esperó a que su hermana y sus padres regresaran de una montaña rusa a la que él no tenía la edad suficiente para entrar.
Mientras aguardaba, daba grandes mordiscos a los algodones que poco a poco iban descubriendo el rostro del chico para los demás extraños. El muchacho sólo pensaba en el manjar azucarado que tenía en frente; ¡oh!, y también pensaba en otra cosa:
PBO.
Sí. El muchacho había ya comprado la versión beta. Su padre, Norman, como tenía muchos contactos tanto políticos así como amigos involucrados en el mercado de ventas, "marketing", y empresas multinacionales, él pudo conseguir uno de esos extraños cascos que duraban sólo dos semanas y donde sólo mil jugadores iban a poder probar aquel fantástico juego que te adentraba a un mundo completamente innovador y diferente. Él ya había jugado bastante, acompañado de los regaños de su madre recriminándole que debía hacer sus deberes y siguiera el ejemplo de su hermana. Pero a él no le importaba. Su nivel de experiencia y habilidades en el juego eran ya de elogiarse para los fanáticos de los videojuegos. Inclusive su apodo empezó a esparcirse cual virus por los rincones de los niveles disponibles para la versión beta. El Espadachín Esmeralda, con una figura alta y esbelta, era uno de los mejores jugadores de PBO, y el muchacho estaba muy consciente de ello… así como el sujeto que se había sentado a su lado justo en esos momentos.
—Masato —su nombre le hizo voltear hacia el señor que estaba a su costado. Sin embargo, la capucha le impedía ver con claridad sus rasgos. No obstante, con la gran cantidad de gente que iba y venía por los senderos del parque, esa capucha lo hacía ver irrelevante— ¿Eres Masato? ¿El de Pokemon Battle Online?
— Sí… —el chico dio un mordisco a el par de algodones de azúcar, como si aquel señor no le asustara en lo más mínimo.
Una insignia de una "R" brillante y carmesí reposó a un costado del pequeño; Max tomó aquella insignia confundido.
Las palabras siguientes de Giovanni fueron como un gran sueño cumplido para Max. El muchacho, desde que tenía memoria, soñaba con ser reconocido, tener poder y fama; igual que su padre. Éste había ascendido a rangos políticos muy importantes, y se hablaba mucho de Norman en las noticias; inclusive un día él le mencionó a su retoño que tal vez pronto llegaría a ser alcalde de Ciudad Luminalia. ¿Y quién sabe? A lo mejor presidente de la región de Kalos. Norman, presidente de Kalos… Sonaba bastante agradable.
Aquello hizo que el muchacho aceptara con gusto todo lo que alguna vez Giovanni le prometió. ¿Qué mejor ocasión para sentir lo que su padre sentía? Sólo que la experiencia sería en un mundo virtual, donde podría ser incluso mucho más grandioso. Y no le importaba que tuviese que cumplir los objetivos de Giovanni, incluso si estos fuesen el matar a novatos con un casco diferente. A él, lo único que le importaba era sentir lo que sentía su padre; sentir esa admiración y el poder de un ser humano, mientras los demás se inclinaban y se ovacionaban ante él.
…
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Todo fue grandioso al principio. Giovanni le ordenó que creara el gremio más espectacular de todos, donde los novatos empezaron a hablar de él como si fuese el gremio de élite. El chico por donde fuera que pasara, era vitoreado por todos, aplaudido e inclusive los novatos más inexpertos le pedían consejos de batalla Pokemon. Todo era hermoso. Su capa esmeralda se arrastraba siendo perseguida por los pasos de novatos que querían luchar a su lado; su espada esmeralda había derrotado ya a varios Pokemon, gracias al poder que Giovanni le dio; su armadura reflejaba el miedo de los oponentes que se enfrentaban en vano a él. Masato era el mejor; era el más grandioso.
Pero hasta los más grandes admiraban a alguien…
Cuando él había escuchado los rumores —inclusive en la versión beta— de que un tal "Destello Eléctrico" era de un nivel sorprendente, quiso verlo con sus propios ojos virtuales. Y poco a poco, Masato se dio cuenta de que en realidad, el que se había estado haciendo fuerte en aquellas dos semanas, — sin la ayuda del creador del juego, sin la trampa que él había conseguido, sin poder adicional ni reconocimiento por terceros—era Satoshi. Desde aquel momento, cuando Masato se dio cuenta de ello, comenzó a admirarlo profundamente. Era un ejemplo a seguir, y aunque el esmeralda se sentía con poder y reconocimiento, una voz en su cabeza le decía que el que lo merecía en realidad era el Destello Eléctrico; este mismo había conseguido su propia reputación con sus propios méritos.
Pero todo cambió cuando Giovanni le había ordenado que tenía que convencer a Satoshi de que se uniera al Gremio Rocket.
"No… No… Él no se merecía esto"
Era lo que pensaba Masato. ¿Cómo alguien tan grandioso y que se había esforzado él solo iba a obedecer las órdenes de alguien más? Masato se había convertido en un vil subordinado de Giovanni, pero eso a él no le importaba, con tal de que pudiera experimentar la gran autoridad de un líder supremo. Sin embargo, Satoshi no tenía que ser el esclavo de nadie. ¿Cómo alguien que se había esforzado él solo, iba a obedecer de un día para otro las órdenes de alguien más que no ha movido ni un solo dedo? ¿Cómo alguien mejor, más fuerte, y más perseverante, iba a arruinar su reputación de esa manera? ¿Cómo alguien de ese calibre iba a estar al mando de alguien que sólo le importaban sus propios intereses? No… Masato admiraba a Satoshi. Según el esmeralda, el Destello era mejor que cualquiera de PBO, aunque los novatos digan que el niño de ropajes verdes era el mejor.
Masato tenía que idear un plan. Sin embargo, era apenas un niño. No sabía nada de planes ingeniosos; ni siquiera tenía idea de cómo convencer a Giovanni de que Satoshi no se uniera a su gremio. Debía de hacer algo. ¿Pero qué?
Y la presión fue mayor cuando notaba en cada esquina a Giovanni vigilándolo de cerca. En el parque; afuera de su casa; a un par de cuadras del instituto; afuera del supermercado; en la torre Luminalia; en el callejón donde jugaba fútbol con sus amigos con una botella de plástico; inclusive en PBO. Él estaba en todos lados, con tal de que le inspirara temor y cumpliera sus órdenes, debido a que aún no tenía la confianza plena del chico.
No obstante, Max tenía que intentarlo: Si hablaba bien de Satoshi, si lo elogiaba, si decía que era el más poderoso de PBO, tal vez Giovanni pudiese cambiar de opinión. ¡Pero qué plan más estúpido! Sin embargo, él era un niño… tenía que intentarlo.
— ¿No es grandioso May? —la voz de Max resonaba por el ambiente, mientras se dirigía al lado de su hermana hacia su morada.
— Oh, sí. Grandioso —Su hermana no prestaba atención
— Ni siquiera me has puesto atención… He dicho que Pokemon Battle Online es el mejor juego de la historia. ¡Es grandioso!
— ¿Poke qué?
— ¡Pokemon Battle Online!
— Oh, ese juego que llevas jugando desde hace dos semanas… ¿No te cansas de hablar todo el tiempo de eso?
— ¿Bromeas? ¡Se ha vuelto adictivo! Si lo jugaras por una vez en tu vida, me entenderías.
— Sí, seguro.
Pero entonces… ahí lo vio. Max notó a lo lejos a un sujeto sentado en una banca. Las hojas se arremolinaban bajo sus pies, pero por alguna extraña razón su esmoquin no era afectado por el viento. El chico lo reconocía. Sabía que Giovanni estaba ahí vigilándolo, viendo cómo se dirigía junto con su hermana hacia su casa. Una sonrisa tosca adornaba los rasgos de aquel sujeto de mirada fría, cabellos castaños y tez morena. Su corbata escarlata resaltaba con el ocaso del atardecer, pero su esmoquin anaranjado era el más resaltante de todos. Oh… pero sus ojos. Esos grandes y hondos ojos de pupilas oscuras eran las que más intimidante entre la instantánea mirada entre él y Max.
— ¡De verdad! Incluso ayer descubrí que hay gente más fuerte que yo en el juego, y yo pensando que era el más poderoo….
Tenía que hacerlo. En ese preciso momento, él y su hermana estaban caminando a su lado; era el momento preciso para hacerle saber que él admiraba mucho a Satoshi. Sólo así… podrá cambiar de opinión. Tenía la esperanza de que así fuera.
— ¿De verdad? ¿Aún jugando más de 8 horas al día no te has vuelto el más bueno en eso?
— No… —Debía hacerlo; tenía que hacerlo—. Incluso tengo que mejorar mucho para alcanzar el nivel de aquel tipo.
— ¿Aquel tipo?
— Sí… ayer derrotó él solo el monstruo del nivel uno. Fue impresionante la manera en que lo hizo —Un sentimiento extraño estaba siendo presenciando: frustración, admiración, miedo… todo al mismo tiempo—. A pesar de que adquirí un gran respeto por él, sé que en el fondo tiene un truco. Incluso cuando terminó a Charizard le pregunté de dónde había adquirido tanto poder.
Incluso mintió. Tuvo que mentirle a su hermana de las hazañas de Satoshi para que Giovanni se intimidara. ¡Pero qué estúpido! Giovanni era el creador del juego y sabía perfectamente que Ash no había derrotado al Charizard él sólo. Entonces ¿por qué dijo eso Max?
A veces, la desesperación te hace decir cosas sin sentido, y Max lo comprobó. Inclusive esa mentira fue usada en su contra; Giovanni tuvo que obligarlo a que dijera esa mentira en el Torneo Esmeralda, y desde ese momento… a pesar de que intentó el no hacer esto, se vio obligado a humillar inclusive al jugador que más admiraba. Todo… todo por poder.
Citron, Drew, Paul, Ash. Ellos cuatro eran sus objetivos, y no pudo convencerlos en la habitación del nivel uno. Sin embargo, después de un arduo y doloroso trabajo para el chico, había convencido finalmente a uno de ellos… Y era por eso que había organizado el Torneo Esmeralda: con el objetivo de que Satoshi se uniera de cierta manera, y aunque hubo inconvenientes al final de la contienda, a fin y al cabo se unió.
Pero Giovanni no estaba contento con eso. Las amenazas comenzaron a ser mayores; Max se enteró que su hermana había llegado hasta PBO. Aquello fue como la aguja que llegó directo hacia su corazón. Las amenazas se tornaron en el asesinato de su hermana, y Masato no tuvo otra opción. Debía de convencer a los demás de que se unieran, pero sobretodo, tenía que matar a más novatos con día a día. La primera de ellas fue Misako, y aunque Masato la había apenas conocido en el Torneo Esmeralda, sintió un gran dolor cuando le arrebató la vida virtual. Pero estaba amenazado. ¿Qué más le quedaba? Ya no había escapatoria.
…
Se sentía culpable. Cada que mataba a un novato se sentía como una mierda. Hubo un tiempo en el que no pudo resistirlo, y entró en la locura. No sabía qué hacer; no tenía ni idea de cómo escapar de ese gremio. Sabía que tarde o temprano tenía que matar a su hermana para que finalmente pudiera ser controlada, y así, cuando todos los malditos novatos de PBO estuviesen controlados, el chip en su casco se activaría desde la base central de datos y estarían bajo las órdenes de Giovanni. Éstos se despertarían en el mundo real e irían a buscar a todos los betas de PBO para matarlos. Más de cincuenta mil novatos buscando a mil betas… Pero él no pudo resistir aquello. Tuvo que salirse, después de la presión que su propio gremio le brindaba, así como la de los novatos que lo odiaban por ser un beta y por ser un bueno para nada. Tenían razón. Masato era un bueno para nada; no podía proteger a su hermana, porque la había metido en un gran lío.
Al día siguiente que se salió del Gremio Rocket, Giovanni había aparecido en su habitación. Esa figura alta y esbelta de un espadachín había desaparecido… Giovanni se la había arrebatado. Las risas del creador del juego se hacían presentes frente a lo que era ahora un niño inocente y escuálido, que tenía miedo de que no lastimaran a su hermana. Sin embargo, Giovanni no hizo nada al respecto, puesto que prefería ver cómo el chico se hundía en su propia desesperación.
Max tuvo que recurrir a alguien que pudiese soportar el peso del gremio. Sabía que los Rocket pronto iban a hacer contacto con el que fuese líder del Gremio Esmeralda. Max deambulaba por las calles, con los pensamientos perdidos en su propia agonía. El súbito empujón de un jugador le hizo salir de sus pensamientos. Al levantar la cabeza, supo que él, el chico de cabellos esmeraldas y magia de elemento tierra, era el indicado para lidiar con el gremio. De hecho, no tenía ni idea de si Drew iba a poder con ello, pero él ya no resistía la carga que él mismo había provocado. Él ya no podía con todo, pero tenía que buscar a alguien quien pudiese con ello y protegiera al mismo tiempo a su hermana. Sabía que los Rocket pronto iban a lidiar con Drew, y estuvo en lo correcto. No le importaba eso ya… Ahora lo único que quería era estar con su hermana; fuera de PBO. Fuera de cualquier situación que lo involucrara a él.
Masato se había equivocado… pero todo lo había hecho por amor a su hermana. Todas esas cosas eran por esa fastidiosa hermana que tenía de nombre: May Balance. Todo lo había realizado por su hermandad con ella.
Concluí con la explicación y la tortura que me habían llevado a hacer todas esas cosas, pero antes de que Satoshi dijera alguna otra cosa, recibí un mensaje que me sobresaltó en mi lugar.
Al abrir mi menú y ver mis mensajes, realicé un semblante de confusión.
— ¿Qué pasa? —cuestionó Satoshi, que aun seguía impresionado por mi historia.
— Es May… —nombré— Tenemos que ir a donde esté.
— ¿Qué? Pero Iris todavía no regresa…
— No importa. Ella está en peligro.
Tobias y Misty se despertaron cuando alcé la voz, pero el chico sombrío rió.
— Puede ser una trampa —confesó.
— No me interesa —le dije— Iré a salvarla.
Cuando le mostré mi mensaje a los tres, ambos vieron que la maga había escrito una sencilla y confusa palabra:
"¡Auxilio!"
Bueno, con el relato de Max se darán cuenta de que esta historia ha estado planteada desde que tenía los primeritos capítulos del fic, así que si creen que me he estado escribiendo cosas que se me van ocurriendo abritrariamente por mi cabeza, estan equivocados E.E Bueno, sólo algunas cuantas xD. Pero bueno, el siguiente capítulo,es uno que... mmm...emmm... ¿como lo diré?... mejor omito mi opinión... Tal vez lo publique el martes 20, o tal vez este viernes. Depende de cuánta tarea me dejen. ¡Nos leemos y gracias por los reviews!
Próximo capítulo: Pasión
