¡Hola! Sé que ahora sí he tardado mucho en actualizar. Antes quiero disculparme por ello. La universidad me ha tenido abstante ocupado debido a que se acerca el final de semestre y con ello varios proyectos que necesito entregar. Espero no les haya molestado aquello, y prometo que el viernes tendré el siguiente capítulo.

Poker Knight: Hey, el advanceshipping podría regresar. Ten fe.

Guest: Lo pensaré. :P

Red - Sensei: De hecho me inspiré un poco en Akame Ga Kill por ello. :) Y cierto, traiciones donde sea ! xD

AlejaKaiser: Gracias por el review, un saludo.

SilverWings96: Es divertido jugar PBO. :) Sólo tienes que evitar la muerte, así de fácil y sencillo. Jaja.

Kuroi: Bueno, al fina te harás una cuenta vago xD ¿Apoco tu primo/hermano también lee mi fic?

Bueno, sin más espero que les guste este interesante capítulo. Prometo actualizar el viernes. ¡Nos leemos!

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Capítulo 77

Ash&Misty


Ash

El movimiento leve del bote mecía mi cuerpo con apacibilidad; mis párpados comenzaban a pesar, puesto que no habíamos capturado nada a lo largo del día. El ocaso, por su parte, estaba desapareciendo por el horizonte de las montañas, causando que el agua cristalina del lago empezara a oscurecerse. Con cada segundo que pasaba, el sol se escondía tímidamente, y mi rostro reflejado en el agua se hacía cada vez más invisible. Las ondas que el bote provocaba desfiguraban el reflejo de mi rostro entristecido. Mi mano rebasaba los límites del bote, y se introducía apenas en el agua, causando también un par de ondas que chocaban armónicamente con las del bote.

No tenía la certeza de cuánto tiempo habíamos pasado en aquel embarcadero; ¿una hora? ¿Dos? Quizás hasta medio día, pero el comenzar del anochecer me indicaba que había sido mucho tiempo. Misty también estaba algo adormitada, aunque atenta a por si la caña de pescar hacía movimientos raros que nos indicasen que el anzuelo había picado algo.

La pelirroja no me había dirigido la palabra desde hace un par de horas, ya que ambos queríamos disfrutar del silencio que reinaba a lo largo del lago; y más extraño aun, ningún Magikarp había dado con nuestro anzuelo, lo que hacía mucho más relajante el ambiente. No obstante, era algo frustrante para Misty, puesto que desde un principio quería enseñarme a pescar.

— ¿Por qué no capturamos a un par de Magikarps? —recordé que me había sugerido aquello, como distracción para no pensar en las advertencias que Tobias nos había dicho la noche anterior.

— No soy muy bueno pescando —le había dicho.

— Puedo enseñarte si quieres.

Y acepté; yo también quería alguna distracción para no pensar en Flannery, o en la familia de Misty. Sin embargo, teniendo todo este plácido entorno, no era suficiente como para dejar de pensar en algún momento en una u otra situación. Y la más afectada era Misty, que había tenido la mirada perdida en algún punto de la barca, pensando en si su familia estaría bien o no.

A veces, la moza quería romper el hielo conmigo, para hacer menos preocupante el ambiente. Pero las palabras en su garganta se ahogaban y nuevamente nos quedábamos en un silencio que perduraba por muchos minutos.

Súbitamente, mis pensamientos se vieron interrumpidos por el patrón extraño que la caña de pescar estaba realizando: finalmente algo había dado con el anzuelo. Misty, que tenía una mirada perdida hacia la nada, cambió su semblante a uno exaltante. Sujetó la caña con firmeza y jaló de ella.

— ¡Ash!

Sin pensarlo dos veces, le ayudé a jalar de la caña, que se resistía por la fuerza del Pokemon acuático aprisionado en el anzuelo. Ambos jalamos con fuerza, hasta que un Magikarp revoloteó en la superficie del lago. De un momento a otro, éste se introdujo bruscamente en la barca, salpicando agua y saltando por doquier, intentando regresar a las profundidades del agua sin éxito alguno.

Sujeté con demasía al Magikarp y sonreí.

— ¿Lo ves? No es tan difícil pescar —me confesó Misty, soltando un par de risitas.

— Aun… aun no lo pescamos del todo.

Estaba luchando con el Magikarp para que se quedara quieto de una buena vez. Por primera vez en el día, habíamos pescado un Pokemon, y no iba a dejarlo ir así nada más. A mi mente vinieron muchas ideas para dejarlo quieto, como el capturarlo en una pokébola, pero era algo cobarde y ridículo el hacerlo. Un Magikarp era un Pokemon débil que no valía la pena capturar.

Cuando éste finalmente se quedó quieto, respiré profundamente para descansar. Misty me observó con sumo detenimiento, esbozando una sonrisa sobre su rostro.

— Bien hecho…

Pero las palabras de Misty fueron el detonante que incitaron al Magikarp a no rendirse en su travesía de vuelta hacia el lago. Sin darme tiempo para sujetarlo con fuerza, el Magikarp se resbaló de mis manos, y cayó estrepitosamente hacia el agua, no volviendo a aparecer nunca más por nuestro camino.

Bufé de rabia, y Misty intentó ser positiva.

— Estuvimos tan cerca.

— ¿Tan cerca? —Le cuestioné con molestia.

La muchacha se extrañó por mi actitud, e intentó saber qué es lo que me sucedía.

— Se nos ha escapado —me quejé— ¡Estuvimos a nada de capturarlo!

— Ya vendrán otras oportunidades —mencionó Kasumi con calma.

— ¡No, Misty! —le grité.

El grito viajó por el lago entero; el eco viajó hasta desaparecer justo por donde el ocaso había desaparecido.

— ¡No, nunca he estado a nada de conseguir algo! ¡Nunca!

—Ash…

Y entonces, supe que ya no podía resistir con este sentimiento de culpa; sabía que todo esto era gracias a mí. Si tan sólo me hubiese permanecido en el Gremio Rocket, todo habría sido diferente. Si tan sólo hubiese tenido la valentía de matar a novatos con ese casco controlador, nada de lo que ha pasado hubiese sido real: el asesinato del Gremio Novato, la desaparición de Serena, los novatos que murieron en la batalla del Castillo Esmeralda, la pelea con Dawn, el secuestro de Citron y Brendan… la muerte de Flannery. No… nada de esto tendría que haber pasado.

— Yo… —mi voz bajó de volumen, y entonces, me senté de nuevo sobre el bote de madera—… No sé que hacer, Misty. Yo… yo quiero ir por Citron; su ejecución es mañana, y… estoy… estoy asustado.

Sin haberlo previsto, Misty llegó hasta mí y me refugió en un cálido abrazo. Me sorprendí por esto, mas no me separé de ella. La chica me abrazó fuerte, y por algunos instantes, sentí que todo se había desvanecido.

— No estás solo —me susurró al oído.

Así duró el abrazo durante un par de minutos más. Su cabello pelirrojo olía a naturaleza y a humedad del lago; a decir verdad, me sentía algo extraño a su lado, puesto que después de todo, éramos amigos.

La muchacha se separó de mí y me regaló una de sus sonrisas. Era algo extraño el verla de esa manera: ella estaba acostumbrada a siempre fruncir el ceño y a reclamar sobre todo como cascarrabias. Al verla con una sonrisa, parecía que era una diferente Misty a la que había conocido en el instituto.

Sin decir nada, no resistí la tentación de sacar de mi inventario la espada que Flannery me había obsequiado: "Fire Metal". Ésta apareció en la palma de mis dos manos. Su metal era frío, a pesar de que había estado acostumbrado a siempre sentir su acero rebosante de calor. El sable resplandeciente y grisáceo se extendía hasta llegar a la empuñadura de tonos carmesíes y bronce inoxidable. Y entonces, con el sol ocultándose en su totalidad por detrás de las montañas, noté que la espada brillaba por alguna extraña razón. ¿Será el reflejo de la luz lunar? Pero no había luna. ¿Será el reflejo del agua cristalina? Pero la espada estaba sobre el bote, sin que el lago le brindara sus brillos al arma de acero. No sé por qué brillaba, pero sabía que dentro de ella, una parte de Flannery aun se situaba. Contemplé la Fire Metal durante unos segundos, viendo mis propios orbes azabaches reflejados en el metal; mi vista recorrió cada parte de la espada, hasta que se situó en el reflejo de otros orbes: unos de tonos carmesíes, acompañados de mechones escarlatas y una sonrisa llena de pasión.

Cuando volteé hacia atrás, no había nadie. ¿Será mi imaginación? No sabría decirlo, pero cuando volteé de nuevo hacia la espada, tan sólo mis ojos azabaches eran los únicos que se encontraban reflejados.

Me levanté manteniendo el equilibrio sobre el bote, con la espada aferrada sobre la palma de mi mano. Contemplé la vista hacia las montañas que rodeaban el lago; Misty quiso detenerme, pero había sido demasiado tarde:

Mis pensamientos invadieron de nuevo todo lo que yo mismo había ocasionado: la muerte de Ritchie, Kalm, Casey, Wattson, Morrison, Cheryl, Bianca, Tracey, Trevor y Sémola; la desaparición de Serena; la posible muerte de mi madre; la muerte de Flannery; el secuestro de Citron y Brendan; el que todos estén en peligro por mi culpa, como May, Max y Roxanne; lo que le habrá pasado a Wallace; el que Anabel nos haya traicionado por su amigo; el que la familia de Misty e Iris estuviesen en peligro por su traición a Lance; el que no pueda hacer nada por salvar a todos los jugadores de Pokemon Battle Online. Todo eso y más invadió mi mente, hasta el punto en que sentí la incompetencia y rabia recorrer cada parte de mi cuerpo, como si un maldito veneno mortal me estuviese consumiendo con cada segundo que pasara.

Grité.

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El eco fue mayor esta vez; pude notar a varios Pokemon cerca de los límites del lago correr hacia sus refugios; observé una parvada de Pokemon volar hacia el más allá, cerca del punto máximo de las montañas; las hojas verdes y amarillentas de los árboles que nos rodeaban se mecieron con el grito y el repentino viento del paisaje; el agua se revoloteó un tanto, meciendo el bote con debilidad.

Sin embargo, el grito no fue de mayor importancia, sino la acción que fue consecuente con ello: lancé la Fire Metal lo más lejos que pude. No me importó que hubiese sido un regalo de Flannery, o al menos eso me decía la rabia. No me importaba que Flannery estuviese muerta, ni que todos los del Gremio Novato estuviesen muertos. Ya nada importaba. No podía hacer nada; me sentía algo peor que nada.

La espada agitó el lugar donde se sumergió; el silencio que siguió fue tenso y prolongado. Misty estaba con un semblante sorprendido, queriendo replicarme por lo que había hecho, mas no se atrevía a hacerlo.

Y entonces, me quedé contemplando el lugar donde había desaparecido la espada. La rabia dejó de fluir por mi sangre; fue como si de un momento a otro, me arrepintiera de todo lo que había pensado y/o hecho. ¿Qué diablos acababa de hacer?

— No… no…

Llevaba una playera de lana un poco maltratada, así como un pantalón marrón de algodón y unas botas de cuero; sin embargo, todo esto se humedeció cuando me sumergí en los adentros del lago, yendo de nuevo por la espada que poco a poco se sumergía hacia las profundidades oscuras de éste. Un resplandor plateado, justo como una estrella solitaria en medio del espacio, iba descendiendo lentamente a lo lejos, mientras varios Pokemon acuáticos como Magikarp, Golduck, Squirtle, Feebas, Luvdisc y Basculin contemplaban aquello a una distancia considerable, temiendo de que fuese una amenaza a su hábitat.

Mis pulmones comenzaron a arder, mas cuando estuve cerca del destello plateado, la sujeté con fuerza. Mis oídos se vieron afectados por la presión del agua, pero no me importó. El agua fría era como agujas heladas que herían cada célula nerviosa de mi piel y atravesaban sin piedad alguna mis huesos. Me quité las botas de cuero para poder nadar con más libertad, aunque el cabello azabache cubría un tanto mi vista.

Cuando el metal, frío como el agua que nos rodeaba, estuvo aferrado a una de mis manos, pensé de nuevo en ir de vuelta a la superficie.

Entonces, vi otro destello.

Éste yacía a profundidades mucho mayores, pero aun visible para el ojo humano. Era como una estrella lejana… lejana pero deseable. Mis pulmones suplicaban por aire, pero mi instinto me decía lo contrario: "sumérgete más".

Mis brazos empezaron a arquearse por delante del agua, nadando hacia las profundidades. Los límites de la laguna empezaron a hacerse visibles. Las rocas oscuras y frías del suelo expulsaban pequeñas burbujas con trayectorias ascendentes y libres hacia la superficie; varios Corphish y Clauncher caminaban en cámara lenta por los pequeños suelos irregulares del lago, observando mi silueta que poco a poco se aproximaba más hacia el destello cobalto.

Extendí la mano libre para estar más cerca del destello; no… no era un destello, sino una esfera de colores azules brillantes tales como los reflejos cristalinos del agua, acompañado de una extraña pulsera donde en el centro de ésta, estaba incrustada una piedra de proporciones más pequeñas. La esfera, así como la pulsera, yacían escondidas entre grietas pequeñas. Cuando llegué, no sé cómo lo hice, pero me paré sobre el suelo del lago e introduje con dificultad una de mis manos entre las grietas. Con suma fuerza y maña, jalé la esfera que raspaba las paredes de las rocas; el sonido viajaba por todo el lago, y las burbujas de mi boca empezaban a ser expulsadas con desesperación; sin embargo, no me rendí. Más fuerte… más fuerte. La esfera y la pulsera finalmente salieron de la grieta, y la palma de mi mano sintió un cristal mucho más frío que las propias temperaturas heladas del agua y de la espada que estaba en mi otra mano. La esfera misteriosa dejó de brillar una vez que hizo contacto con mi piel, así como la pequeña piedrecilla incrustada en la pulsera de metal, hasta que ambas se envolvieron en una oscuridad que no pude comprender. Sin darle mucha importancia, me guardé ambos objetos en uno de mis bolsillos, y reanudé mi travesía de vuelta hacia la superficie.

Pero mis pulmones ya no podían aguantar más; estaba comenzando a ahogarme. A pesar de que no importaba mucho, puesto que era un beta, debía de salir a la superficie sin morir en el juego. Tenía que hacerlo.

Mis ojos se cerraron, y empecé a ver la superficie, que estaba tan cerca pero a la vez tan lejos de mí; una silueta distorsionó partes de aquel manto brillante al cual deseaba tanto llegar. De un momento a otro, la silueta llegó hasta mi posición y me ayudó a emerger con éxito. Tosí y escupí agua cuando Misty me llevó de nuevo al bote. La jugadora también estaba algo exhausta, pero no más que yo. Una vez que mis pulmones finalmente se vieron tranquilizados por sustancias grandes de oxígeno, me recosté sobre el bote y miré hacia un firmamento oscuro. Saqué de mi bolsillo la esfera y la pulsera que permanecían sin brillo alguno.

— ¿Qué son esos? —interrogó Misty, jadeando por el esfuerzo que había hecho instantes anteriores.

— No lo sé —dije curioso—; creo… creo que una MegaPiedra —y entonces miré hacia la pulsera— Y esto… una Piedra Activadora.

Sin embargo, el momento de curiosidad se vio interrumpido por una silueta que golpeó el bote con brusquedad. Misty y yo nos alertamos, levantándonos y viendo qué había sido aquello.

La silueta de un Pokemon se sumergió de nuevo hacia las profundidades del agua; adopté posición de alerta, con Misty imitándome. Pero no alcanzamos a apreciar nada más. La silueta apareció detrás de nosotros, embistiendo con mayor fuerza el bote. Éste se balanceó sobre el agua, y las paredes del bote se astillaron debido al golpe, por donde el agua comenzó su travesía bruscamente.

Y entonces, el Pokemon saltó por los aires hasta posarse en los límites del lago, justo donde un árbol de hojas secas se encontraba. La criatura se apoyó sobre una de sus patas en una gruesa rama, listo para contraatacar de nuevo. Su mirada me veía con suma rabia, y entonces supe que se trataba de una especie entre una rana y un ninja, color azul siniestro. Sin tener tiempo para reaccionar, el Pokemon salvaje comenzó a crear un shuriken de agua que giraba bruscamente en torno a su propio eje. Al momento en que lo lanzó, dio de lleno con el bote y éste se rompió en pedazos. Ambos caímos al agua helada.

Mis vista se nubló por completo, pero sentí la mano de Misty dar con la mía; sin pensarlo dos veces, comenzamos a nadar hacia las orillas del lago, pero aquel Pokemon furioso estaba ya corriendo hacia nosotros por la superficie del agua, como si aquel líquido no fuese un obstáculo para él. Llegó hacia mí embistiéndome de nuevo con un Ataque Rápido; salí disparado fuera del agua, estrellándome cerca de la cabaña donde Cilan y sus hermanos estaban. Me reincorporé, notando cómo Misty llegaba a la tierra sin daño alguno.

— Greninja —susurré confuso. El Pokemon se situó a unos metros alejados de mí y de Misty, saliendo sutilmente del lago.

Misty tomó una pokébola, pero le impedí la acción con el brazo; esta iba a ser mi batalla.

Saqué de mi inventario una pokébola, y la lancé al aire. Una luz materializó a un Treecko que aterrizó con la misma actitud furiosa que el Greninja.

— ¡Usa excavar!

Treecko comenzó a rasgar la tierra a una velocidad increíble, hasta que se introdujo en un enorme agujero. Greninja no le importó aquello, yendo hacia mí con rabia; alcé la Fire Metal, y choqué uno de sus sables de agua que realizó alrededor de su brazo, comenzando a forcejear uno contra le otro. Sin embargo, Trrecko salió a centímetros de mí, en medio de otro agujero que él mismo había hecho. El Pokemon planta alzó un puño y dio de lleno en la quijada de Greninja, que ascendió por los aires, rasgado por las ramas de varios árboles. Pero yendo en su travesía hacia arriba, Greninja pudo sujetarse de una de las ramas, y viró de vuelta hacia el suelo, con el doble de velocidad con la que había ascendido. En una posición firme, con sus patas erguidas yendo hacia nosotros, dio con el Treecko justo en el cráneo; el golpe de Greninja hizo que éste volviera a ascender hacia el aire debido a la potencia del impacto, y nuevamente realizó el ataque peo esta vez hacia mi dirección. Alcé la espada sobre mi cabeza, y sus patas, duras como la piedra, chocaron estrepitosamente con el metal. El sonido viajó por toda la espesura, y el forcejeo se hizo inminente. Los quejidos furiosos del Greninja me alertaron; Misty quería intervenir, y Cilan, Chili y Cress salieron de la cabaña para ver lo que sucedía, sin intervenir en la pelea.

Finalmente me aparté del lugar donde Greninja podría aterrizar, con mi espada aun aferrada en mi mano. Greninja tocó el suelo alzando varias hojas anaranjadas sobre el aire, asimismo con un pequeño terremoto que se pudo apreciar sobre el ambiente.

Sin embargo, sin ordenarle nada a mi Treecko, éste fue con furia hacia el Pokemon siniestro; repentinamente, una luz verde fluorescente comenzó a emanar de la cola esmeralda de Treecko, hasta que varios haces de luz se extendieron y envolvieron al Pokemon de agua. Treecko comenzó a absorber la energía de Greninja, mientras este suplicaba por liberarse de sus látigos de luz que lo sujetaban con fuerza.

La energía de Greninja comenzó a bajar, viendo tanto su barra de vida así como el de energía bajaban considerablemente. Sin embargo, el Pokemon enemigo pudo zafarse de su ataque, envolviendo sus dos bazos de nuevo de aquel amenazante shuriken líquido que fue hacia Treecko a una velocidad inigualable.

El Shuriken dio de lleno con un tronco, puesto que Treecko había realizado Agilidad para esquivar el ataque, situarse detrás de Greninja, y propinarle un par de patadas en la espina dorsal del Pokemon que lo mandaron a hacia arriba. Mientras el Pokemon ascendía con las patadas que mi Treecko estaba realizando, yo escalé dos árboles para poder ascender con ellos a la par; y entonces, cuando estuve a una distancia considerable del suelo, con la empuñadura de mi espada, golpeé el vientre del enemigo, mandándolo de vuelta hacia el suelo y dejando su barra de vida en un carmesí crítico.

Treecko iba a finalizar con él, pero lo detuve con un grito.

— ¡Es mío!

Saqué de mi inventario una pokébola mientras descendía por los aires, y la lancé con fuerza hacia el Pokemon salvaje; una luz escarlata envolvió al Pokemon y la pokébola empezó a temblar en medio de hojas y tierra húmeda. Los segundos pasaban, y la pokébola forcejeaba sin parar, hasta que de un momento a otro, ésta se quedó quieta.

— Bien hecho, Satoshi —me felicitó Cilan.

— ¡Ese Greninja parecía bastante fuerte! —Cress estaba sorprendido.

— ¡Bah, yo pude haberlo hecho mejor! —Chili se veía molesto por la gran batalla que yo había dado.

— Como sea —intervino Misty— ¿Por qué nos habrá atacado?

Esa era la cuestión. El único que podía responder aquello era el mismo Pokemon, así que lo saqué de su pequeño refugio esférico. Treecko le dedicó una mirada gélida, pero Greninja aun estaba algo debilitado y confuso por todo lo que había pasado.

— Hola —le saludé. NO me di cuenta cuando Pikachu llegó hasta mis hombros; el roedor había permanecido apaciblemente en la cabaña junto con los tres sujetos dueños de la morada. Cuando miró con sorpresa a Greninja, éste intentó disimular valentía—. Soy Ash; soy tu nuevo amigo.

El Greninja asintió, aunque molesto porque ya no era el Pokemon "libre" que solía ser. Sin embargo, la cuestión era el por qué de su furia.

El Pokemon se acercó hacia mí, realizando quejidos con su nombre, señalando uno de mis bolsillos.

— Ya veo… —entonces, introduje una de mis manos en los bolsillos húmedos del pantalón de algodón. Cuando noté la esfera, así como la pulsera, los saqué con delicadeza.

El Pokemon frunció el ceño y realizó un gruñido.

— Así que esto era de tus pertenencias.

El Pokemon negó con la cabeza y señaló hacia el lago.

— ¿Era… era parte del lago? ¿Ustedes cuidaban esto?

Asintió.

— Ya veo…

Estuve a punto de devolver aquello hacia el lago con un lanzamiento lejano, pero Chili me detuvo del brazo.

— ¡Un momento! —Intervino con aquella actitud hiperactiva— ¡¿Qué diablos acabas de conseguir?!

— ¿Acaso es una MegaPiedra y una Piedra Activadora? —cuestionó Cilan con asombro.

— ¡Por supuesto que lo es! —Cress también llegó hasta mi posición y tomó la pulsera para examinarla de cerca— ¿Dónde lo has conseguido, Satoshi?

— En el fondo del lago, pero parece que el Greninja estaba custodiando aquello. Parece que era su tesoro.

— Bueno, haya sido o no, ahora es tuyo —Chili contraargumentó.

Greninja, con algo de decepción, asintió; yo quería regresar aquello de vuelta al lago. Sin embargo, ahora Greninja era mi Pokemon y no podía volver al lago para cuidar de las piedras extrañas que habían perdido su brillo cuando hice contacto con ellas.

— ¿Sabes lo difícil que es conseguir esto? —me indicó Cilan— Eres afortunado, Satoshi.

— Como sea —dije sin interés.

Misty se acercó hasta nosotros, animándome.

— Bueno, tal parece que si Greninja quiere seguir cuidando aquellos objetos, tendrá que permanecer a tu lado, porque ahora son tuyas.

— Es cierto; Kasumi tiene razón—me apoyó Cilan.

Le dediqué una mirada a Greninja, y éste asintió estando de acuerdo con los demás. Bueno… al parecer tenía entre mis dominios una MegaPiedra, aunque aun tenía dudas acerca de ella.

— ¿Y su brillo? —le pregunté a Cilan, que parecía saber más acerca del tema.

— Bueno, primero tienes que equiparla en un Pokemon para que funcione —mencionó Cilan— Y al parece esta esfera pertenece a un Pokemon en específico.

— ¿A quién?

— Si mal no recuerdo, el color que posee la esfera, así como la forma de la Piedra Activadora, son características de un Charizard. Eso significa que has conseguido una Charizardita X…


Misty

El chisporroteo de las ramas crujir contra el fuego se hizo presente. Un par de cenizas carmesíes invadieron el ambiente, iluminando tenuemente mi rostro.

Todo estaba oscuro; las ramas de los árboles, así como sus propias hojas, eran sombras ennegrecidas en medio de un ambiente mucho más oscuro; el lago siquiera podía reflejar los rayos lunares, debido a que las manches nebulosas grisáceas en medio del firmamento cubrían la mayoría de la noche estrellada. El sonido de los Pokemon nocturnos era el único que invadía el ambiente, mas el susurró de la fogata que estaba frente a nosotros. Sin embargo, no era una fogata común y corriente: ésta resplandecía con sus llamas de más de un metro de altura, dando vida y luz al entorno que se encontraba a su alrededor. Ash y yo aventábamos más ramas secas a la fogata para que se mantuviera con vida, mientras nos tomábamos ambos de la mano. Las llamas eran un haz de luz anaranjado y carmesí. A un par de centímetros frente a la gran llamarada controlada, una danza de brillos plateados y escarlatas recorría todo el bosque ennegrecido. La espada Fire Metal, incrustada en la tierra, también observaba con curiosidad la colosal fogata que no sólo iluminaba una parte del apacible lago, sino que también lo hacía con la cabaña que estaba a nuestras espaldas.

Ash, con la cabeza gacha, permanecía sumido en sus pensamientos, mientras sus sentimientos hacían que apretara mi mano con más fuerza. Yo simplemente había permanecido un rato en silencio; de hecho, nadie había mencionado nada desde el momento en que encendimos la gran hoguera. Cilan, así como sus hermanos, estaban contemplando las grandes llamaradas que se perdían entre el cielo, pero volvían a surgir de la tierra. Togepi abrazaba mi pierna, temerosa de que aquellas llamas la lastimaran; Pikachu, Charizard, Greninja y el Treecko de Ash estaban a lo largo de una fila, observando también con suma curiosidad las flamas carmesíes.

Entonces, la voz de Ash irrumpió el silencio con sutileza. Su voz era entrecortada, y trataba con todas sus fuerzas que las lágrimas no salieran de sus ojos.

— Y-yo…

Sin embargo, oí cómo jalaba la mucosidad de su nariz, así como se limpiaba las gotas salinas que se fugaban inesperadamente de sus ojos.

— Ella… ella no murió en vano.

EL crujir de las ramas secas en medio de las llamas se escuchó de nuevo; fue como si Flannery hubiese respondido a las palabras del azabache.

— Fue una jugadora que no le temía a nada; luchaba con pasión, alegría… —se detuvo un momento; estaba a punto de romper en llanto—… Flannery, juro que tu sacrificio no será en vano.

Sus palabras cesaron. El tiempo pasó, y no supe cuánto más estuvimos envuelto en el silencio que siguió. Los tres hermanos, a pesar de que no conocieron a Flannery, nos habían acompañado un buen rato hasta que finalmente el sueño los venció y volvieron a la cabaña. Yo tampoco había conocido a la muchacha, pero sí había visto su trágica muerte, y no sólo estaba aquí porque era lo correcto, sino que también hacía esto por Ash.

Mi Togepi se cansó de estar en pie, y lo cargué mientras lo mecía con mis manos. No obstante, me sorprendía que los cuatro compañeros de Ash aun permanecían en pie, sin mostrar signos de cansancio. Desde Pikachu, un diminuto roedor, hasta el gran dragón anaranjado Charizard, mantenían un semblante serio y prolongado hacia las flamas que no se cansaban de avivar sus propias llamas. Ash, por su parte, aun seguía con la cabeza gacha y con las manos cerradas en torno a su puño, debido a la impotencia que sentía. No sé cuánto tiempo pasó así, hasta que volvió a hablar, pero ésta vez dirigido hacia mí.

— Misty…

Me sorprendí cuando me nombró.

— Juro… juro que nadie más morirá por mi culpa —y entonces, su mirada se encontró con la mía; ambos nos quedamos contemplando, mas su mirada me intimidó y me hizo sentir un ser insignificante.

Entonces, él se acercó hasta mí, hasta que pude sentir su propia respiración.

— Juró que no le pasará nada a tu familia.

Aquello me hizo sentir extraña. Por alguna rara razón, sentí que él estaba en lo verdadero; fue como si sus palabras me hicieran pensar que mi familia estuviese en casa, cenando reunida en torno al comedor y riendo de cosas sin sentido. Así fue como me imaginé los segundos instantes a mis tres hermanas y mis padres. Sabía que Ash estaba en lo correcto.

— Me volveré más fuerte.

Sus palabras me alentaron a pensar de la misma forma.

— Yo también —mi voz lo exaltó—. Yo también me volveré más fuerte. No dejaré que nadie muera.

Ash me sonrió, y noté cómo su sonrisa me calmaba. ¿Qué diablos?

— Tengo una idea… —de pronto mencionó— ¿Por qué no tenemos una batalla Pokemon?

— ¿Qué?

— Sí; sólo así nos volveremos más fuertes. Entrenando seremos mejores. ¿Y qué mejor ocasión que una batalla entre tú y yo?

El chico intentó forzar una sonrisa, aunque sabía que su rabia y la impotencia que sentía no habían desaparecido por completo.

— De acuerdo —suspiré y esbocé una curvatura en mis labios.

Staryu salió de mi pokébola; él no necesitó llamar a su nuevo Pokemon: Greninja. Sus demás compañeros se dedicaron a ver cómo el nuevo miembro podría perder o ganar su primera batalla junto a Ash.

— Bien, espero estés lista.

— Siempre lo estoy —le confesé.

Sin esperar ni un segundo más, Staryu lanzó un rayo burbuja que fue directo hacia Greninja; éste, debido al ataque sorpresivo, no pudo esquivarlo y rodó por toda las hojas secas de la tierra. Se levantó sin dejar que Staryu lanzara un segundo ataque y Ash le ordenó que lanzara burbujas. Staryu saltó y desapareció en medio del lago oscuro que había estado envuelto en paz. Cuando salió de nuevo a la superficie, había efectuado un Rayo Confuso en un Greninja que lo había seguido al lago. Greninja, se perdió entre su propia consciencia, comenzando a atacar al agua, a los árboles y a sí mismo.

— ¡Reacciona! —Ash intentó alentarlo, pero el Pokemon siniestro no escuchaba a nadie más que a su alocada mente.

En un súbito movimiento, Staryu estrelló su cuerpo en forma de estrella en la rana Pokemon, que salió disparado de nuevo hacia su entrenador. Ambos rodaron por el suelo, hasta que Greninja se reincorporó con la confusión ya desvanecida. El Pokemon frunció el ceño furioso, y envolvió sus brazos en un shuriken de agua que comenzó a desprender pequeñas salpicaduras que iban apagando la gran hoguera. Entonces, el Pokemon lanzó su ataque hacia el Pokemon de agua, y éste rodó por el suelo hasta toparse con un barranco irregular que lo detuvo. La luz carmesí de mi Pokemon comenzó a tintinear, pero aun podía mantenerse en pie.

Sin embargo, Satoshi ya venía hacia mí, sacando la Fire Metal que contemplaba la hoguera, y envolvió su aura de espadachín en la espada; yo hice lo mismo con mi aura, chocando los dos puños con el acero que iba y venía. Lancé un golpe aural que destruyó la base de un árbol, y otro que salpicó estrepitosamente el lago. Sin embargo, cuando su espada y mis fuertes puños chocaron de nuevo, notamos que Greninja y Staryu estaban en un combate cuerpo a cuerpo y ambos salieron disparados mutuamente hacia nuestra dirección.

Tanto yo, como los demás implicados en la batalla, rodamos por el suelo hasta llenarnos de lodo, humedad y hojas. Cuando intenté reincorporarme, noté que una silueta me impedía el pararme con libertad. Al identificar que Ash era el responsable, quise darle un puño de lleno en su vientre, para ganar la batalla y mandarlo de una buena vez hacia su perdición; sin embargo, una de sus manos estaba reposando sobre mis pechos…

El chico se dio cuenta de ello, aunque lo había hecho sin intención. Su sonrojo fue notorio; incluso más que el escarlata de la fogata. Lo peor de todo es que todavía no quitaba su mano de ahí.

— ¡Lo siento!

— ¡IDIOTA!

Mi puño lo mandó a volar hacia el firmamento, mientras yo me sonrojaba por lo que había hecho. Lo bueno es que después de ello, era yo la que había conseguido la victoria.


Ash

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— Gracias.

Recibí el pedazo de filete que iba a disminuir la hinchazón en mi mejilla. EL golpe había el más fuerte que había recibido jamás. Sin embargo, sabía que me lo merecía.

La hoguera ya había cesado. Me alegraba que hubiese hecho un pequeño homenaje a Flannery. No me iba a permitir el no hacer nada por su muerte; por lo menos se merecía una digna despedida; aunque me dolía aceptarlo.

Misty y yo seguíamos a bordes del lago, esta vez sin la luz de la lumbre rodeando el ambiente. Ahora, la oscuridad era el testigo que había entre nosotros dos. Nuestros Pokemon habían ido a la cabaña para descansar, y los únicos ahí éramos ella y yo.

— Perdón por el golpe —se disculpó.

— No es nada —sonreí, aunque al hacerlo me dolía más la mejilla morada— Bueno, supongo que me lo merezco.

— Nunca cambias —confesó con una sutil risa; aquello me hizo recordar los viejos tiempos, donde también había caído accidentalmente en uno de sus pechos, en la cafetería del instituto.

— Creo que se está volviendo costumbre.

— Pues recibirás más puños de mi parte —dijo molesta.

Creo que cada vez que hablaba, por alguna extraña razón empeoraba las cosas; necesitaba cambiar de tema rápidamente.

— Me pregunto qué estará haciendo Brock. ¿Estará a salvo?

— Él está bien —mencionó con seguridad— No nos hemos visto, y no sé en lo que esté metido. Sin embargo, sé que él está entrenando duro.

— Espero que así sea…

Ambos nos quedamos en un silencio que por primera vez me pareció incómodo. Volteé a mirar a Misty, y sus ojos esmeraldas me hicieron sentir una extraña sensación en el estómago. ¿Cómo es que aquellos ojos verdes podían brillar en medio de la oscuridad de una noche sin luna? No lo sabía.

— Misty… —nombré recordando el cómo me había enojado con ellos hace mucho tiempo— Lo lamento.

La moza no comprendió de lo que hablaba.

— Lamento… el haberme enojado con ustedes. Ya sabes… tú y Brock me estaban dando consejos sobre cómo conquistar a…

— No, Ash —intervino rápidamente— Fue nuestra culpa. No vimos las consecuencias de ello. Y bueno, a final de cuentas todo terminó mal.

— Lo sé, pero era necesario.

— ¿Necesario? ¿El que todos se burlaran de ti tenía que ser necesario?

— Sólo así mi timidez…

— Ash —la muchacha me calló colocando su mano en mis labios— No digas nada; fue nuestra culpa. Tu timidez no iba a irse con el que fueses humillado por todos, sólo la empeoraría. Brock y yo estamos aun arrepentidos por eso.

— Bueno, lo pasado quedó en el pasado. ¿Cierto? —le sonreí de una manera estúpida, seguido de una risa que no sabía si la hacía por compromiso, o era real por recordar el cómo Serena me había humillado.

— Pero…

— Seguramente ya nadie lo recuerda; además, ¿qué más da si alguien lo recuerda? Lo importante ahora es volver a la realidad. Todos las personas del instituto que alguna vez se burlaron de mí, ahora pensarán que estoy muerto. Sin embargo, no es así —borré esa sonrisa de mi rostro— No estoy muerto; nadie de los que están en este juego se consideran muertos. De alguna forma u otra, los jugadores intentan sobrevivir. Lo intentar para volver a ver a sus seres queridos; yo lo intento para volver a hacer esos ridículos en el instituto, y que ustedes me digan muchos más consejos.

La muchacha sonrió de una manera cálida. Jamás había visto esa sonrisa; de hecho, o la veía con el ceño fruncido, o recriminándome acerca de cosas sin sentido.

— Y juro… que volverás a ver a tu familia tarde o temprano. Ellos están a tu lado, Misty. Ellos están en el hospital, cuidando de ti.

La muchacha bajó la cabeza; sabía que estaba preocupada por lo que había dicho Tobias la noche anterior.

— ¿Por qué… por qué estás tan seguro?

No dije nada al respecto. No tenía la certeza de que estuviesen a salvo; pero por alguna razón, presentía que sí lo estaban.

— Eres la primera amiga que he tenido en mi vida, Misty. Tú fuiste, junto con Brock, la primera que me habló en el instituto y me ayudó en mis problemas. Es por eso… por eso sé que tu familia estará a tu lado, porque… ¿quién no cuidaría de alguien tan excepcional y brillante? Aunque un tanto cascarrabias… —aquello último le dije en voz baja, y la muchacha rió pero se molestó, dando un puñetazo certero en mi brazo— ¡Auch!

— Te lo mereces —refunfuñó, cerró los ojos molesta y se cruzó de brazos.

Sin embargo, cuando abrió sus orbes esmeraldas, se sorprendió al ver que mi mirada estaba contemplando su rostro. Por primera vez, pude notar que la muchacha se sonrojaba no porque tocara accidentalmente sus pechos, sino porque la miraba de una manera cálida y reconfortante. Su rostro comenzó a acercarse, y no sé por qué lo hice, pero yo también comencé a acercarme lenta y silenciosamente. Su respiración invadieron mis mejillas, mientras notaba esas pestañas pelirrojas y esa tez blanquecina estar a milímetros de mi rostro. Miré sus labios, cerré los ojos, y me dejé llevar por el momento.

El tacto de sus cálidos, pero fríos labios hizo contacto con los míos. Ambos entrecruzamos las manos, así como intenté acercarme más para poder perderme entre sus cabellos recogidos en esa peculiar coleta anaranjada; jamás me había imaginado el estar en una situación así con Misty. Jamás pensé que iba a besar a mi primera amiga del instituto. Sus labios se movían al compás con los míos, hasta que sentí una sensación extraña en el estómago. El sonido de los Pokemon hacían más relajante el ambiente, y me hacían disfrutar más de este momento.

Sin embargo, a mi mente llegaron muchas imágenes: una jugadora de cabellos color miel alrededor de Pokemon luciérnagas; una muchacha de cabellos cobaltos tomando mi mano mientras nos adentrábamos a las mazmorras; una moza de mata castaña que me acariciaba una espalda destrozada. Esas tres personas invadieron mi mente y me hicieron retroceder bruscamente de Misty. La muchacha se extrañó, y entonces supo que había estado mal el hacer aquello. La muchacha desvió la mirada hacia el suelo y tartamudeó.

— Lo siento —mencioné, sabiendo que había empeorado la situación. Sin embargo, estaba bastante confundido.

— No te preocupes —dijo en un tono extraño— Yo… emm…

La chica se paró y yo la imité. Al principio, pensé que iba a ir de vuelta hacia la cabaña, pero entonces me dio un golpe en el brazo que intensificó el dolor del anterior golpe.

— ¡Hey!

— Eso es porque eres un idiota —frunció el ceño y comenzó a irse hacia la cabaña— Nada de esto pasó ¿entendido?

Asentí con una cara de sobresalto por su actitud.

La muchacha llegó hasta la cabaña y la cerró a sus espaldas. Entonces, me vi envuelto en una oscuridad en la que ahora la única compañía era la soledad.

Suspiré.

A pesar de que Misty y yo nos habíamos besado, sabía que ella aun seguiría tratándome de la misma manera que antes. Y sin embargo, no sé por qué lo hice: no sé porque la besé, ni por qué le mencioné que todo iba a estar bien. Tal vez me había dejado llevar por el momento… un gran y buen momento. Sin embargo, estaba confundido.

Cierto, aun seguía queriendo a Serena, a Dawn y a May. Pero estaba confundido… No, no por el hecho de que había besado a Misty, ni por el hecho de que las otras tres jugadoras invadían mi mente; sino por el hecho de que lo siguiente que hice, fue le abrir el menú de mi juego y desconectarme.

Es cierto. Misty era mi amiga y haría lo que fuese por verla feliz: aun así nos hubiésemos besado, sabía que su semblante entristecido no fue por el beso interrumpido, sino porque seguía preocupada por su familia.

Así que haría cualquier cosa con tal de verla feliz; incluso desobedecer a Ciprés, huir de la cabaña y volver a Ciudad Luminalia, para cerciorarme de que sus seres queridos estuviesen a salvo y alertarles de que nada bueno podría pasar después.

Lo siguiente que captó mi vista, fue el techo de la cabaña de la granja. Sin embargo, a pesar de que mis articulaciones estaban entumidas, debía hacer esto rápido para que nadie me descubriese...


Próximo capítulo: Día de la ejecución

Se acerca lo bueno :O