Ok, creo que 20 reviews fue demasiado. De hecho, lo hice porque sabía que no iba poder actualizar xD Así que es razonable. Como sea, después de una semana sin capítulo, espero que este sea de su agrado. Trataré de actualizar lo más pronto posible, en eso de una semana más o menos. Espero lo disfruten.
Tivipa: La pelea de Serena y Dawn será emocionante! :D Gracias por el review Tivipa!
Pykchu: u.u Lo sé, yo también esperaba a que saliera Satoshi.
Guest1: Pero si Manon y Alain no son aliados de Lysson xDDD
Pando: Lo sé, fue inesperado para todos xD
Drax 21: Eso calmará las ansias por un buen rato xD ¿Quién necesita a Ash? T.T Tenemos a Alain
Xd: Aquí tienes la continuación jaja.
Poker Knight: Soy ambicioso hasta la muerte e.e A a ´roxima quiero 30 reviews. Ok no u.u
GabyCM: Nooo, no hagas que deje la universidad xD. Cierto, me acuerdo de Cata-Chan, creo que dejó de leer el fic desde hace mucho tiempo u.u Ni hablar.
Lixuniverse: Creo que ser estudiante de física es más estresante aún xD Cierto, son flashbakcs emocionantes, pero a la vez algo tediosos porque en realidad no está avanzando la trama. Este será el último flashback del grupo, creo... No me acuerdo buen xD lol
blackhawk95: ya no aumentaré los comentarios xD Sólo lo hice para molestarlos jaja. Cierto, Manon es la que controla la relación con Alain, y por ende tiene el poder total de los Mega LOL.
Ryderz: Jajajajajajaja xD Me he Mega reido. ¿Entiendes? Mega, de Mega piedras. Ok u.u Jajaja. Cilan es el típico chico que no hace nada en un proyecto, y nadie espera nada de él, pero aun así se decepcionan de él. Pobre u.u
Azure Striker Gunvolt: Muchas gracias por el consejo; ciertamente de nada servirá esforzarte tanto si al final no consigues lo que quieres. xD Malditos exámenes!
lalo: Bueno, es obvio que Ash debe tener esa habilidad para que sea bad-ass. Tal vez lo ponga a batallar en un futuro contra las Poke-girls. Tal vez no. No lo sé. Lo cierto es que pondré más música de SAO, para que este fic recuerde de nuevo de dónde vino u.u
[VIDEO 1: One Piece Ost: Strawhat/Mugiwara Counter Attack [EXTENDED]]
[VIDEO 2: One Piece Karakuri Castle Transform Extended]
[VIDEO 3: Gracefully – Sword Art Online Music Extended]
[VIDEO 4: 03 Choosing Dauntless (featuring Ellie Goulding) Divergent Score]
[VIDEO 5: Fairy Tail Main Theme Slow Version (Erhu Cover)]
Capítulo 93
Débil
[VIDEO 1: One Piece Ost: Strawhat/Mugiwara Counter Attack [EXTENDED]]
Manon saludaba al público con una sonrisa al aire. El levantar de sus brazos hacía que todos la alabaran como era debido. Sin embargo, parecía que no le preocupara en lo más mínimo las dos rivales que tenía en frente. De hecho, Hikari y Serena esperaban pacientemente a que Manon pudiese voltear para ver siquiera a sus rivales.
Alain sonrió en medio de aquella sombra que cubría la mayoría de su cuerpo. La gente le acompañaba con euforia de más; todos estaban listos para ver a Manon luchar. Asimismo, todos los prisioneros considerados traidores estaban preparados para ver a las dos jugadoras más fuertes de su grupo, o al menos eso era lo que pensaban de la peli-azul y la de cabellos color miel.
— Serena… —Shauna abrazó a Korrina, ya en el palco de los "salvados".
— Hey, tranquilízate. Ella ganará —Korrina decía, pero en el fondo ella también estaba preocupada.
— Bien. Por favor, participantes… ¡a escena! —la voz de Alain en el micrófono era determinante, grave y la voz que caracterizaba a un líder nato.
Manon se sorprendió, y le gritó una maldición a Alain para después sacarle la lengua y guiñarle un ojo. No obstante, hizo caso y se volteó hacia sus contrincantes.
— ¿Algodón de azúcar? ¿En serio? —Sabrina seguía molesta por la importante misión que se suponía que Alain y Manon habían tenido— ¿Todo por un maldito dulce?
— Hey, ya sabes que Manon puede llegar a molestarse si no obtiene lo que quiere; algo problemático —le espetó Pegaso.
El sol pronto se colocó por detrás de la fortaleza. A pesar de que habían ya pasado todas las batallas contra todos los escuadrones, el día había transcurrido más rápido de lo esperado. Auras de color anaranjado iluminaron el ambiente con aquella brisa cristalina que desprendió destellos de colores cálidos. Pronto el sol iba a ocultarse por el otro horizonte, así que la última batalla debía darse con rapidez.
Manon observó a Hikari y Serena; la niña sonrió. Era una chica de cabellos rojizos desmarañados acumulados en una boina más grande de lo normal. Dicha boina de colores esmeraldas y franjas anaranjadas combinaba con el overol verdoso que llevaba puesto que hacían la función también de pantalones holgados, llegando hasta las rodillas. Portaba una cota de malla de color olivo que cubría sus brazos y torso, así como unas mallas grisáceas que terminaban con dos zapatos suecos de madera refinada; en el cuello, el overol era sujetado por un manto verde que le cubría una bufanda amarilla. La chica de tez pálida, estatura promedio y ojos tan cálidos como el ocaso que se presenciaba, miró a las muchachas con alegría y entusiasmo.
Hikari titubeó por un momento, pero debía armarse de valor. Sabía que si ella moría ahí, abandonaría a todo su gremio y sus amigos. A pesar de ello, Manon no se veía tan intimidante como había pensado. Hikari tenía la certeza de que ambos líderes serían un poco más… ¿Fornidos? ¿Intimidantes? Al voltear a ver a Serena, la muchacha mantenía una mano sobre la empuñadura de su Firenix, sabiendo que aquello era cosa seria. Así entonces, la Novata Índigo no debía dejarse engañar por las apariencias, por lo que tomó su arco diamante, lista para la contienda.
— Oh, así que has traicionado a nuestra familia, Serena —Manon rio, como si aquello fuese un chiste de buen gusto— Claro, ya me lo veía venir. Hey, ¿sabes algo? Hace mucho no tenía una pelea. Aún no lo controlo bien, pero puede que esto me ayude a practicar.
— ¿Controlar? —Hikari mencionó con la esperanza de que Serena supiera de qué demonios estaban hablando, pero la espadachína simplemente apretó con más fuerza su espada.
— No la subestimes.
Aunque Serena dijera aquello, Manon no parecía más que una niña. La jugadora enemiga parecía más atenta a los restos de algodón de azúcar que tenía alrededor de la boca. Tal parecía que no se estaba tomando tan en serio este combate.
— Yo haré que lo tomé en serio —Hikari cerró su puño en torno a la base de su arco; recordó que ella había luchado contra los Cuatro Grandes. Después de haber salido viva de aquella batalla en Ciudad Celestial, esto no debía ser tan preocupante como pensaba.
Parecía que el público no dejaba de gritar de la emoción. Aquello fue indicio para que Alain levantara una mano en medio de esas sombras con destellos tintineantes de oro gracias al trono y el palco bañados en el precioso metal. Su mirada se tensó; el de cabellos azules apretó las cejas y entonces bajó la mano con decisión absoluta.
— ¡Comiencen!
[VIDEO 2: One Piece Karakuri Castle Transform Extended]
Manon quedó inmóvil, siguiéndose limpiando los restos del dulce con ayuda de su lengua. Inclusive intentó quitar restos que tenía entre los dientes, haciendo gestos extraños que molestaron a la líder del gremio Diamante y Perla.
Hikari y Serena corrieron hacia Manon ágilmente. La muchacha de cabellos miel, a pesar de no tener el escudo ni la armadura dorada, era tan rápida como el viento. De un momento a otro, Serena desenvainó su espada de fuego, produciendo unas ondas caloríficas que contagiaron el ambiente de un calor intenso. El ocaso se iluminó, las llamas cegaron al público y Serena levantó la espada. Mientras tanto, Hikari ya tenía el arco a la vanguardia, con una flecha diamante que fue lanzada hacia la sien de Manon al tiempo en que corría hacia ella. Serena saltó en medio del campo de batalla a diez metros de distancia; el salto que dio fue tan majestuoso e impresionante, y en medio del aire realizó una voltereta revertida donde la Firenix produjo una onda de fuego dorado de más de cinco metros de altura.
La flecha mortal y el fuego abrazador iban directo hacia Manon, que seguía batallando con los restos de comida sobre su boca.
— ¿Qué rayos…? —Ruby estaba impresionado porque no tomaba tan enserio aquello.
Sabrina sonrió misteriosamente, así como Pegaso sólo suspiró sabiendo que aquellos ataques no le harían daño alguno.
Ambos ataques causaron una gran explosión en donde Manon se encontró. La gente calló por unos instantes, las nubes de polvo y cenizas aparecieron rodeando el campo de batalla. El silencio se hizo prolongado, pero Manon seguía batallando con los restos de algodón detrás de sus contrincantes.
— ¿Qué? —Hikari estaba impresionada. ¿Cuándo había aparecido a sus espaldas? ¿Cómo es que había esquivado aquellos ataques?
Serena frunció el ceño. Descendía de su gran salto girando sobre su propio eje con la espada en el frente para formar un meteoro puntiagudo. Tanto ella como su Firenix se envolvieron en una llama dorada súbita, rápida y mortal, con dirección hacia la pelirroja.
Manon miró aquel sol que iba directo hacia ella; sonrió debido a lo hermoso y brillante espectáculo que Serena estaba montando.
— Bonito —Manon rio, observando dicha llama dorada que era casi imposible esquivar.
Al chocar Serena contra el campo de batalla, éste causó una gran explosión dorada donde Hikari tuvo que tirarse hacia el vacío de las cataratas para no salir lastimada. El campo de batalla se partió en varios pedazos debido a dicha explosión dorada y majestuosa. Hikari cayó, pero aún tenía restos de los hilos demora que la habían aprisionado el día anterior, por lo que sacó una cantidad de su inventario y la amarró a una flecha; disparó hacia el muro de piedra detrás de las cascadas y ésta se clavó exitosamente, impidiendo que la novata siguiera cayendo hacia su muerte. Serena aterrizó en las piedras que iban cayendo y que habían formado parte del escenario. La explosión quedó arriba de ella al tiempo en que iba descendiendo rápidamente junto con las piedras.
— ¡Qué poder! —Haruka vio lo que había causado Serena.
Hikari también estaba impresionada; ¿desde cuándo había mejorado tanto? No lo sabía; empero, lo único que sabía es que el poder que admiraba de Serena no había sido suficiente para siquiera lastimar a Manon. La moza de cabellos carmesíes desarreglados estaba parada firmemente en las majestuosas rocas que caían por el vacío. Ella simplemente reía de manera divertida y observaba a Serena, que estaba en otro pedazo grande de roca.
Hikari bufó, y se dirigió hacia allá soltando el hilo demora. La arquera inclinó su cuerpo hacia el vacío para aumentar la velocidad. Manon volteó hacia arriba, donde más rocas y la explosión le cubrían su vista. De entre de ellas, la arquera diamante apareció con un destello súbito que indicó a Manon que había lanzado una flecha. De entre todas las rocas, la flecha se coló ágilmente sin tocar ninguna, yendo directamente hacia la líder de los Mega. Manon sonrió, carcajeó y desapareció inexplicablemente de ahí. Una silueta pequeña pasó desapercibida como ninja por entre las rocas, hasta colarse en las espaldas de Serena. La Fénix Dorada volteó, pero era ya demasiado tarde; Manon tocó su espalda de manera divertida.
— Te he tocado —Manon le sacó la lengua.
Aquello no hizo ningún efecto alguno en Serena; incluso Hikari, que seguía cayendo por el vacío, se impresionó cuando Manon sólo había tocado a su enemiga por diversión. En verdad las estaba subestimando.
Serena se enfureció, y agitó su espada hacia donde Manon estaba. La chica dio un salto exitoso donde esquivó un tajo de fuego que se perdió en medio del firmamento púrpura.
— ¡Uff, estuvo cerca esa!
Manon rio y se alejó de ahí saltando hacia una roca más arriba de la chica. Pronto, Manon comenzó a escalar los restos del campo de batalla para no caer sobre el vacío mortal que les aguardaba ahí abajo. Hikari estaba descendiendo rápidamente, pero aterrizó apenas en una roca y comenzó a subir para seguir a la contrincante.
— Ya basta —Hikari mencionó, y observó a Serena para que ambas trabajasen en equipo.
Hikari lanzó una flecha hacia la roca más próxima; la fuerza no fue tanta, por lo que la roca no se desintegró del todo. En cambio, la flecha tenía en su cola hilos demora que sirvieron de apoyo para que la Fénix Dorada diera un gran salto y se agarrara de una mano en el hilo. De esta manera, Serena comenzó a girar sobre el hilo demora hasta formar una espiral de fuego con su Firenix. Pronto, el giro que provocaba Serena en medio del hilo demora se convirtió en una esfera incapaz de detenerse. Hikari notó que Manon ya estaba muy arriba, pero supo que pronto la iba a alcanzar.
Así entonces, la Novata Índigo lanzó otra flecha con hilo demora hacia la dirección de la esfera dorada. Serena agarró con destreza dicha flecha en medio de sus giros impresionantes y ágiles. Segundos después, Serena se soltó para que la inercia la mandara disparada hacia arriba, aún con los giros sobre su propio eje produciendo un efecto visual que parecía una espiral de fuego. Manon volteó hacia abajo, donde Serena se dirigía a toda velocidad. Hikari tomó con fuerza el hilo demora que Serena estaba sujetando con fuerza; el hilo demora se dirigía hacia arriba con rapidez, y pronto Hikari también lo hizo; la reacción de haber sujetado Serena la flecha hizo que Hikari se levantara más rápido que ella. La Novata Índigo soltó el hilo y siguió ascendiendo ya con el impulso producido en ella. Tensó una flecha y aguardó.
Manon volteó a ver a Serena, que se dirigía indudablemente hacia ella. La muchacha saltó hacia una gran roca, evitando la gran explosión que causó Serena al estrellarse en una roca que caía. Sin embargo, las ondas de la explosión causaron que Manon cayera de bruces en una porción de roca, causando que estuviese vulnerable.
— Ahora… —Hikari soltó la flecha. Manon no tenía tiempo para esquivar el disparo que iba directo hacia su sien y que sabía que bastaba con un disparo certero en la cabeza para acabar con toda su vida. La moza, a pesar de estar en una situación desfavorable, sonrió y carcajeó de nuevo.
Increíblemente, Manon había esquivado la flecha diamante que pasó de largo hasta estrellarse en el muro de las cataratas. Hikari abrió los ojos como platos al ver una figura encogida que había reemplazado el lugar de Manon. En un principio, la novata pensó que Manon había desaparecido y había sacado a su Pokémon, pero era imposible. Lo único que podía explicarse es que Manon se había transformado en aquella figura encogida que evitó la flecha diamante.
— ¡Imposible! —León se sorprendió cuando notó que Manon era ahora otra cosa más que un humano.
Todos los prisioneros estaban sin palabras; el escuadrón Kalos parecía que no le sorprendía aquello.
Hikari vio en dicha roca un pequeño ente de color esmeralda brillante. ¿Acaso era un Pokémon? ¿De qué clase? Nunca lo había visto en su vida, y sin embargo, el pequeño molusquito verde de ojos saltones, más pequeño incluso que un diminuto Caterpie, comenzó a dar saltos hacia arriba. Ascendía, ascendía, y ascendía, hasta que un gran salto como resorte mandó al molusco hacia el punto más alto del Castillo Mega, clocándose en una de las dos torres gemelas.
Hikari aún no salía de su impresión, pero no tenía tiempo para seguir admirando aquel bizarro poder. La furia causó que lanzara una flecha hacia el firmamento. Cuando destensó su flecha diamante, ascendió a la par con ella escalando roca por roca. Al rebasar su propia flecha, corrió por una majestuosa piedra grande que caía por el vacío, y cuando Hikari encontró el final de aquel terreno rocoso, saltó para encontrarse con su propia flecha, que ascendía con fuerza hacia el cielo. Al tomar el cuerpo de la flecha, la fuerza con la que iba el disparo fue tal, que Hikari comenzó a ascender hasta perderse en las alturas del firmamento. Una vez que la flecha había perdido su intensidad, Hikari volvió a tensar esa misma flecha amarrando el último hilo demora que había reservado. Apuntó en dirección a Manon, y la flecha se dirigió silbando en medio del aire y yendo cual meteorito hacia la posición del molusco.
La extraña criatura verdosa miró la flecha, y bastó un salto hacia la otra torre gemela para esquivar la flecha así como a Hikari, que venía agarrada con el hilo demora desde el cielo. La flecha se clavó sobre el tejado de la torre, y la Novata Índigo aterrizó brusca pero sutilmente sobre el techo, para estar frente a frente.
Serena seguía en su espiral de fuego, sólo que las llamas ya se habían calcinado de su cuerpo. De tal manera, había rebasado el nivel del campo de batalla así como las gradas, y cuando perdió la intensidad de ascenso, apoyó sus pies sobre las paredes del muro de la fortaleza trasera, comenzando a correr de manera vertical con respecto al vacío, para no perder la magnitud de su ascenso. Cuando la espadachína se topó con el final de la fortaleza de piedra, dio un gran salto agitando sus dos pies para que le diera más intensidad de vuelo. De esta manera, Serena aterrizó en el tejado donde Manon se encontraba, causando que dicho molusco se quitara de ahí y ahora aterrizara más abajo, donde estaba el puente de conexión entre las dos torres. Hikari y Serena le acorralaron el paso aterrizando cada una en las dos entradas al puente. Manon quedó en el centro, detrás de la espada sin vida que pertenecía a alguno de aquellos dos líderes.
Hikari se acercó, con una flecha apuntando hacia la muchacha; de la misma manera, Serena y su Firenix amenazaban a Manon.
— Eso es… —alentó Haruka al ver tal situación, pero tal parecía que el escuadrón de Kalos no estaba tan entusiasmado.
De un momento a otro, Manon inesperadamente se envolvió en pixeles esmeraldas; varios brillos provinieron de varias partes del castillo y el pueblo, hasta que reposaron en la transformación cegadora que estaba teniendo Manon. Súbitamente, el molusco había aumentado de tamaño hasta convertirse en lo que era un canino oscuro de tamaño promedio, con una pata delantera de color esmeralda, dos hexágonos del mismo color adornando su pecho y un extraño y torcido hilo verdoso que salía de su collarín moviéndose al compás del viento, también del mismo color esmeralda. Un extraño rubí estaba en el centro de su cuello; el canino carecía de pupilas, pero tal parecía que miraba a Hikari fijamente con esos ojos blanquecinos.
La velocidad con la que el perro llegó hasta la Novata Índigo fue impresionante; de hecho, el canino tuvo un momento de extraña desaparición o transportación en donde dejó rastros de pixeles verdes. Al estar detrás de la Novata Índigo, el perro ladró y agarró la pierna de Hikari, haciéndola caer de frente contra el suelo del puente. Serena quiso reaccionar, pero fue cuando el canino ladró con todas sus fuerzas, causando que el puente temblara y se agrietara un tanto. Serena se detuvo, en una duda por saber si estaba en peligro o no.
Dicha duda fue suficiente para que Manon y el ladrido ensordecedor le envolvieran de una luz potente, esmeralda e intensa. La luz fue como rayo hacia las dos jugadoras, que salieron disparadas hacia un campo de batalla ya regenerado. Los hologramas que habían estado transmitiendo la batalla se descompusieron y ahora lo único que hacían era transmitir señales borrosas de una pantalla grisácea. La luz verde abrazó el ocaso anaranjado; la gente se sorprendió al ver el destello de luz que provenía del castillo. Pronto, todos dirigieron su vista hacia los dos proyectiles que aterrizaron sobre el campo de batalla y se revolcaron hasta detenerse a orillas del escenario.
Hikari y Serena habían recibido tal impacto, y pronto habían recibido heridas graves y quemaduras en la piel que les habían dejado inmóvil. Hikari tenía sangre corriendo por su frente, y el arco lo había soltado instintivamente, así como Serena también lo había hecho con su espada. Ambas estaban desarmadas, y ambas miraban la silueta que estaba frente a ellos.
No era Manon, que seguía en el puente de conexión; no era algún prisionero que los defendiera; no era Sabrina ni algún miembro de los escuadrones. Era Alain, que tenía en ambas manos tanto la Firenix como el arco diamante.
Era un hombre que tenía la edad tanto de Serena como de Hikari; joven, apuesto, de tez clara bronceada y cabello desarreglado y movido por el viento, de tonos tan azules como los de Hikari. Atuendos oscuros cobalto: chaqueta de cuero, camiseta azul intenso, pantalones ajustados, botas largas y guantes que cubrían sus ásperas y determinadas manos. En una de dichas manos, llevaba un Mega-aro, que Hikari pudo notar a duras penas a pesar de estar fuera de combate. No obstante, lo que más intimidó a Hikari no fue la bufanda que se movía serpenteante con el viento y brisa de las cataratas, semejando los fuegos abrazantes y llamaradas cristalinas de los ataques que alguna vez lanzó el Mega-Charizard de Satoshi. No…; lo que le intimidó por primera vez en mucho tiempo a la Novata Índigo eran esos ojos del color que identificaban a la arquera diamante. Unos ojos en medio de una sombra misteriosa, que brillaban como dos perlas temerosas, intimidantes, fuertes y osadas. Dos orbes cristalinos como las cascadas, cobaltos como la armadura de Hikari y brillantes como la luz final del ocaso, que iluminó el rostro de Alain por última vez para sumergir el ambiente en un firmamento violeta.
— Esto ha terminado.
[Parar Video 2]
Manon apareció aun en su forma canina al costado de Alain, pero pronto una luz brillante esmeralda e instantánea la volvió a su forma humana.
[VIDEO 3: Gracefully – Sword Art Online Music Extended]
El líder levantó una mano, aun con esa mirada que intimidó a la arquera vulnerable. La mano alzada hizo que Erika saltara del palco, nerviosa por la actitud del líder; tal parecía que la prisa de Erika y el silencio que todo el gentío había realizado les hacían dar cuenta a los prisioneros que ahí mismo, el líder era temido y respetado.
Erika les proporcionó dos pequeños frascos de líquido carmesí a Serena y Hikari, colocándolos a un costado de sus derrotadas siluetas. La sanadora del escuadrón Kanto desapareció de nuevo en el palco, mientras Alain seguía viendo ambas jugadoras con misterio.
Hikari, sin embargo, tomó la pequeña poción con temblor debido al esfuerzo que estaba haciendo. Manon quiso ir hacia ella, pero Alain extendió su brazo para evitarlo. Hikari entonces apretujo el líquido encerrado en el cristal, pero cuando todos pensaron que iba a aprovechar dicho líquido, lo aventó hacia el vacío con rabia.
— Dawn… —Zoey quería intervenir, pero todos sabían que aquello era cuestión de orgullo.
— No… —Hikari intentó pararse de rodillas sobre el suelo, pero las quemaduras le evitaban hacerlo con éxito— No… No permitiré que alguien se apiade de mí.
Serena estaba un tanto avergonzada, pero ella aceptó la poción con gusto, y pronto dichas quemaduras desaparecieron, y la cota de malla que portaba comenzó a relucir. Su vida se regeneró, y pronto se paró sin problema alguno. Alain le entregó la Firenix, y aunque Serena sabía que tal vez podría estar fuera del gremio, Alain dijo algo sorpresivo:
— Quédate.
Serena le miró con confusión. No obstante, sabía que Alain y su mirada amenazante no estaban bromeando.
— ¿Qué…? Pero…
— Tu escuadrón entero puede quedarse —la voz de Alain era grave, pero segura de sí misma— Han salvado a estos sujetos; han salvado a miles de novatos que estaban en peligro. Tal vez hayas robado mis pertenencias, pero has demostrado tu valentía y lo que vales.
Hikari bufó en silencio; sin embargo, Serena sonrió y pasó de largo dejando a los dos líderes sola con Hikari. Shauna quiso gritar de alegría, pero la tensión en el ambiente se lo impidió.
En cambio, Hikari finalmente se atrevió a ver a ambos sujetos con desprecio, pero se dirigió a Serena sorpresivamente.
— ¿Cómo… cómo puedes aceptar su lástima?
Serena se detuvo, antes de pisar el suelo que le transportaba hacia el palco de los escuadrones.
— ¿Cómo puedes permitir que te humillen de esa manera?
Un viento repentino pasó por encima de los cuatro jugadores que estaban en el campo de batalla. No obstante, Serena estaba más concentrada en el vacío de las cataratas, pensando en lo que había mencionado Hikari.
— Abre los ojos, Hikari —dijo Serena, aun dándole la espalda a la peli-azul— Ellos no tratan de humillarte.
— ¿Qué? ¿Perdonándome la vida de esta manera? ¿Apiadándose de mí? ¿Eso no es humillación? Prefiero… prefiero morir a…
— Nosotros… —Manon intervino, mas Serena fue la que le hizo saber que estaba diciendo estupideces.
— Cuidado con lo que dices —Serena envainó su Firenix, mientras ascendía en el suelo que la mandó hacia el palco; Shauna la envolvió en un abrazo mientras ella sonreía de manera incómoda al ver que Sabrina la miraba algo rencorosa.
Hikari golpeó el suelo con sus puños. La reacción de Alain fue aventar su arco frente suyo, permitiendo que la muchacha lo volviera a tomar, pero en lugar de eso, Hikari le lanzó una mirada de odio. A Alain parecía no importarle aquello; Manon sabía que la novata estaba pasando una situación incómoda, mas no hizo ningún movimiento al respecto.
— Ya le has oído —al voz de Alain le tomó por sorpresa— Toma nuestra ayuda o lárgate de aquí. Tus amigos pueden quedarse, e incluso los que estaban sacrificados —Chili, Cress, e incluso Crystal se sorprendieron al oír aquello—; son más fuertes de lo que pensé.
— No… yo no soy lo suficientemente fuerte. He perdido.
— ¿Perder? ¿Es lo que te preocupa? —Alain sonrió.
— No pude proteger a la gente que quería.
— Sí, ya he oído eso antes —bufó el líder— Has sido humillada, derrotada, y perdonada. Y sin embargo, todavía tienes la oportunidad para volverte más fuerte que antes. Entiendo que estés molesta porque tu orgullo se ha perdido, pero ya has pasado por ello ¿No es así? No por nada te dicen la Novata Índigo; no por nada convenciste a un centenar de novatos a que lucharan a tu lado. Si lo que piensas es que no mereces nada más que la muerte, puedo matarte justo ahora. Pero si deseas recobrar tu orgullo, honor y poder, mi familia puede ayudarte. Depende de ti y de tus amigos el ganarse un lugar en los Mega; el orgullo puede perderse, pero se puede volver a ganar si saber cómo hacerlo. El reconocimiento y el poder se pueden ganar, pero para ello tienes que abrir tus ojos, como Serena lo hizo hace ya mucho tiempo. De ti depende tomar una decisión. Tómala o déjala.
Hikari quedó en silencio. Ella, así como todos sus compañeros estaban perdonados. Ya no tenía que preocuparse por pensar que alguno de ellos no iba a ser aceptado o iba a morir. Lo que le preocupaba ahora es que su reputación como alguien fuerte se había caído hacia el vacío de las cataratas; si alguna vez pensó que ella era una novata fuerte que se había esforzado, había luchado y había superado las adversidades en el camino, cuán equivocada había estado.
Tomó el arco diamante, peo se quedó ahí, respirando agitadamente debido a las heridas que Manon le había provocado. Alain, al ver que ella no había hecho nada más que reposar ahí, se volteó y se dirigió finalmente de vuelta hacia el castillo.
— Las contiendas han terminado.
Y así, toda la gente comenzó a abandonar el recinto. Zoey y compañía quería ir a socorrerla, pero León y Brendan aparecieron en su palco para evitar que los cinco jugadores fueran hacia ella.
— No —una palabra bastó del de ojos carmesíes—. Tiene que asimilar esto ella sola.
Nadie podía interrumpir a Hikari en su propio vacío. Serena observó unos minutos más a la solitaria arquera índigo que yacía rendida en el suelo del campo de batalla.
— ¿Estará bien? —dijo Viola con preocupación.
Serena no mencionó nada, más se limitó a abandonar los palcos. Zoey y compañía, aunque les costara, también abandonaron la escena y dejaron en solitario a la Novata Índigo, que fue acompañada únicamente por el firmamento oscuro de la noche estrellada.
[Parar VIDEO 3]
Zinnia
— ¡Prepárense! —la voz de Sabrina detuvo la historia que Brendan me estaba relatando.
— ¿Eh? ¡Oh, seguramente Manaphy se ha hundido ya! —Emerald reventó la burbuja que estaba sobre su nariz al tiempo que había estado roncando. Cuando bajó del mástil girando sobre el mismo, el muchacho lanzó un grito de euforia al aire.
— ¿Qué? ¿Prepararnos? —cuestioné, más asustada que intrigada.
— Sí, ¿recuerdas que te conté acerca de unas cascadas?
— Las de las batallas ¿Cierto?
— No, por las que yo y compañía llegamos antes de ver la Fortaleza Catarata.
Al mencionar aquello, volteé hacia le proa, donde Sabrina miraba el horizonte con suma cautela. Con desesperación subí las escaleras que me mandaban al frente del barco, y noté que el horizonte sólo me mostraba el firmamento del vasto nivel. Un firmamento despejado, donde el océano había desaparecido.
— ¿Dónde… dónde está el resto del océano?
Sabrina señaló hacia abajo. Sin embargo, la muchacha dio un tremendo salto hacia la punta del mástil, donde encerró su brazo en torno a la estructura.
— ¡Sujétense!
Ruby se sujetó en los barandales de cubierta; Emerald corrió por todo el barco sin saber qué rayos hacer. Los tripulantes uno a uno se encerraron dentro de los aposentos de los barcos; las galeras de los costados también se prepararon, movilizando las tropas para recibir la gran caída que iban a sufrir los barcos.
— No... no me digas que…
— ¡Sujétate, Zinnia! —Emerald gritó, mientras Ruby esbozaba una sonrisa.
La galera del Ho-Oh se sumergió en un vacío lleno de brisa cristalina. Mi estómago se revolcó, seguido de un vomito que intenté controlar. Me aferré a lo primero que vi, que fue el mascarón del Ho-Oh que parecía estar volando libremente en medio de un vacío que cada vez se hacía más frío. Cerré los ojos los próximos minutos; la caída era larga; los gritos de Emerald eran eufóricos. De un momento a otro, los pensamientos de morir abordaron mi cabeza, causando que me desmayara al instante.
…
…
…
…
…
— ¿Está muerta?
— No, sino su Pokémon no estaría tan preocupado.
Oí voces; unos movimientos bruscos me hicieron despertar poco a poco. El sonido de mi Whismur me hizo saber que aún seguía en el juego. Tuve las esperanzas de que todo este lío virtual fuese sueños solamente, pero mi Pokémon me movía de un lado a otro desesperadamente, haciéndome saber que estaba equivocada. Al tener más vista de lo que sucedía a mi alrededor, el barco estaba tan tranquilo como había estado.
— ¡Zinnia!
La voz de Emerald me exaltó. Brendan estaba también mirándome con curiosidad. Aster, en cambio, me envolvió en un cálido abrazo que me hizo sonreír y salir un tanto de mi trance.
— ¿Qué… qué pasó?
— Te quedaste inconsciente —Emerald reía— No sé por qué, pero yo también lo estuve la primera vez que sucedió; después de varias veces es divertido.
— Dilo tú —Bufé, pero aún estaba confundida cuando miré a mi alrededor.
En un principio, pensé que aún seguía siendo un sueño: La galera, así como las otras dos, estaba cubiertas en una gran burbuja que protegían el transporte del agua que había en los alrededores. Varios Pokemon acuáticos veían las galeras de cerca, temerosos de que fueran una amenaza; sin embargo, no todos los Pokemon tenían miedo. Cardúmenes de Goldeen, Seaking, Buizel, Lumineon, Luvdisc y Remoraid nadaban en sintonía con las corrientes marinas; varios Corphish, Shellder y Kingler observaban las partes inferiores de las tres galeras mientras viajaban por las profundidades arenosas del océano, así como dos Octillery intentaban pegar sus tentáculos a la cubierta burbujeante y repelente que protegía nuestra galera. Los tres barcos iban al compás de las corrientes submarinas, mientras Manaphy les indicaba las corrientes que debían tomar. De cierta manera, aquello me parecía más que fantasioso y sorprendente. ¿Cómo es que una galera podía viajar por debajo del agua? Mejor dicho: ¿Cómo es que Pokemon Battle Online era así de sorprendente? Apenas llevaba un día fuera de Ciudad Desierto, y ya había visto más agua de lo que podría haber visto en mi vida. Vaya que era hermoso.
— ¿Cómo es que logran esto?
— Oh bueno, no tiene importancia —dijo Ruby sin interés.
— ¡Hey, Ruby, Ruby! ¿Aún no salgo en tu historia? —Emerald estaba corriendo por toda la galera, mirando los Pokemon acuáticos que le sonreían al rubio.
— No, ni saldrás.
— ¡¿Qué?! ¡Oh, vamos! ¿Quién fue tu primer amigo ahí, eh? No seas tan egoísta. Déjame contar la historia por mí ¿de acuerdo? Zinnia, aquí es donde el sanador más sorprendente y apuesto de todos, es decir: yo, conoció al arquero más osado y honrado que alguien pudo tener…
Pero cuando pestañeé, bastó para que Emerald desapareciera de ahí. Antes de preguntar adónde se había ido, noté que el muchacho estaba dormido en la cubierta, con la cabeza fuera de la burbuja.
— ¡Maldito sea! —Ruby se le iluminaron los ojos de fuego al ver que el sujeto se ahogaba de una manera pasiva y adormitada fuera del escudo. El arquero dejó que el sujeto rubio se siguiera ahogando; sin embargo, Sabrina fue la encargada de sacarlo de ahí y lo aventó hacia el mástil con potencia. El muchacho se estrelló de bruces, pero siguió dormido a pesar de tener agua en sus pulmones.
— Bien, si ese inútil no va a contarte lo que sigue, yo lo haré —intervino Sabrina. Ruby suspiró aliviado de no tener que seguir contando lo que restaba de la historia, por lo que dio un gran bostezo, escaló el mástil y se permitió una siesta en el puesto de vigía.
— Ruby me mencionó que Alain les permitió la entrada a todos, pero la Novata Índigo había quedado afectada ante la derrota…
— Oh sí; sin embargo, todos comienzan de esa manera, Zinnia. Alain suele ser duro al principio para que los demás den lo mejor de sí mismos. Además, ¿te he contado acerca del entrenamiento?
Negué con la cabeza.
El día después de las contiendas, los prisioneros habían sido bien recibidos en pequeñas casas del Pueblo Fortaleza; no obstante, cada mañana todos debían desayunar en el gran comedor que estaba en el Castillo Mega. Después del desayuno, todos debían seguir a los cinco encargados que lideraban los entrenamientos. Cinco especialistas que separarían a los jugadores por su tipo de pelea.
Los sanadores irían con Erika, que según todos los miembros, era la sanadora que hacía las pociones más efectivas y regeneradoras de todo PBO. Los rumores mencionaban que incluso ella podía reaparecer brazos amputados en cuestión de minutos, lo que impresionaba a la mayoría de los sanadores, sobre todo a Kenny, Yellow, Eureka y Cress.
Los espadachines irían con Sabrina; tal parecía que el escuadrón Kanto tenía dos comandantes a cargo de varios novatos, lo cual era la envida de los demás escuadrones. Sabrina era dura en carácter, tal como habían oído Silver y Candice, que sorpresivamente eran los únicos espadachínes entre los nuevos reclutas. No obstante, Silver refunfuñaba a Crystal y Gold que a él nadie le intimidaba.
— ¡Espera, pelirrojo! No te olvides de mí… No te olvides, espera… —James, seguido de Meowth, llegaron hasta él. Silver había olvidado al trío Rocket, y que uno de ellos era espadachín. Ahora que lo pensaba, James jamás había mostrado sus habilidades…
Los magos irían con Elesa. Se dice que nadie podía alcanzar su nivel de magia deslumbrante; además, casi todos quedaban hipnotizados por su belleza tanto como con Sabrina. Lo que le caracterizaba del resto de los magos, es que a pesar de que le gustaba que la gente la admirara, motivaba a los novatos a que si algún día alguien le derrotaba, recibiría algún premio de su parte, lo cual emocionaba a los hombres en demasía. Haruka hizo un gesto de asco al imaginar un beso de la rubia, así como Zoey, Jessie, Blue y Crystal; sin embargo, Chili era el único que ya había caído en los encantos de la diosa eléctrica, como algunos le llamaban. León simplemente bufó, sabiendo que él no caería tan fácilmente en aquellos juegos.
— Un momento… —dijo Crystal con interés— ¿Tú no eres arquero?
León volteó a verla con una sonrisa, orgulloso.
— Soy herrero. Sólo que me especializo en realizar arcos y flechas —al decirlo, Crystal entendió por qué sabía tanto sobre los arcos, así como el que supiera tanto sobre los arqueros. Prácticamente era un sujeto mago y arquero a la vez, lo cual era bastante provechoso.
Los luchadores irían con Norman, "El padre de los Mega". Los rumores mencionaban que él trataba a todos como hijos, pero que también tenía un duro carácter cuando se requería; no obstante, esa mañana Norman estaba algo fuera de sí, debido a que no había tenido la oportunidad de hablar con su verdadera hija. Como fuese, Norman debía seguir con su deber e instruir a los novatos Mega. Roxanne, Misty y Brock le acompañarían. Lectro y Barry discutían por el camino en saber quién sería el primero en llegar a la élite; Green se mantenía en silencio, así como Iris, que parecía no sorprenderse cuando llegase, debido a que ella ya estaba a un nivel superior a los demás.
Por último, los arqueros eran comandados por el rey de los cielos, Pegaso. Aquí, a pesar de que Pegaso parecía ser tan relajado como acostumbraba serlo, se decía que él no se sorprendía por nadie. Su actitud tan desinteresada molestaba a los arqueros, que intentaban mejorar día con día; sólo algo tan increíble le podía sorprender: una batalla en el cielo donde su enemigo resultara ganador.
— El día en que alguien me gane en el cielo, será el día en que todo dejará de ser problemático —suspiraba Pegaso una y otra vez.
Cilan era el único intimidado antes aquella frase. Por su parte, Dawn, Brendan y Gold lo veían como un reto en donde los tres empezaron a alardear que sería el primero en conseguirlo.
El centenar de arqueros llegó a una explanada que estaba a un nivel tan alto como las torres gemelas; el viento corría con fuerza, lo que le causó placer a Pegaso. Su Swellow apareció, y cayó por el vacío del castillo para tomar las corrientes de aire y perderse por el firmamento, disfrutando de aquello. Todos los arqueros realizaron una fila de formación, donde Pegaso, que estaba alejado de ellos, se paró con un suspiro y comenzó a hablar.
— Muy bien arqueros, comencemos el entrenamiento.
Atrás de Pegaso, la explanada se extendía con un centenar de blancos esparcidos por pequeñas torres de madera construidas, por donde el Swellow pasaba desapercibido; así también, había siluetas movibles construidas que contenían blancos varios, con forma de humanos y de Pokemon. Lo que llamó la atención de Hikari y compañía fue que también había silueta con figuras imponentes, tales como el Mega-Bastiodon que había hecho Acerón, así como otros Pokemon irreconocibles. Tal parecía que la Mega fusión ahí ya era común ¿o es que entrenaban para eliminarlos? No lo sabía.
— Escuchen… —Pegaso prolongó el silencio, mientras cerraba los ojos para disfrutar de las ventiscas inesperadas que corrían a lo largo de la explanada; sus cabellos azulinos se levantaron y su rostro se mostró por completo— ¿Lo oyen? El viento… Es un aliado que un arquero siempre debe aprovechar. Las corrientes de aire deben ser manejadas por un arquero a la perfección; uno tiene que ser el viento que corre a través de la flecha. Uno debe ser el cielo, el viento, la flecha y el arco. Todo arquero tiene que armonizar con lo que le rodea su alrededor. Tiene que saber aprovechar la naturaleza que le brinda el…
— …El paisaje —Ruby dijo repentinamente. Aquello sorprendió a Hikari, ya que aquello mismo le había dicho León hace ya un tiempo. ¿Cómo es que Brendan lo sabía? No por nada había dado batalla contra el escuadrón de Hoenn.
Pegaso suspiró por el repentino interrumpir. Llamó al primer novato que vio en la formación y lo pasó al frente. Después, se dirigió hacia el de cabellos cortos azabaches y gorro albino.
— Si tanto sabes, ¿por qué no luchas contra él? —el novato sonrió al ver que se trataba de alguien nuevo— Veamos si eres digno de interrumpirme. Qué problemático.
El Arquero Estratega maldijo. No quería causar una escena, pero a final de cuentas se armó de valor y pasó al frente. Los dos sujetos se miraron con tensión, y Pegaso sacó de la manga dos arcos de madera.
— ¿Madera? ¿En serio? —Gold bufó entre la multitud.
Lo sorprendente fue, que Pegaso sólo les brindó una sola flecha de la madera más básica y principiante que pudiese haber en PBO. Al momento, Brendan las aceptó de mala gana, mientras el novato se preparaba.
— ¿Con este novato? —Ruby era un beta; no había posibilidades de que ese novato ganara.
…
Mientras tanto, Norman llegó a una habitación subterránea y amplia que estaba en el castillo. Varios caminos eran escurridizos, donde Kasumi supuso que alguno de ellos les llevaría a la prisión donde los habían encerrado. Al final, de todas maneras habían llegado a la habitación de piedra más grande que hubiesen visto. Era como si diez comedores principales del Castillo Mega abarcaran dicho espacio; los muros, el suelo y el techo eran de piedra, y la altura de aquella habitación era considerable; lo suficiente para que alguien saltara diez veces en el aire para apenas poder tocar el techo.
Norman organizó a los luchadores en una formación, donde la mirada hundida e intimidante en aquellas cejas marrones hizo callar a todos. El gran luchador, erguido y con la cabeza en alto, levantó la mano y un grito de lucha por parte de todos los soldados, excepto los nuevos, produjo un eco en la habitación. Cada uno de ellos separó las piernas y lanzó un puño al aire; Maylene comandaba la formación, puesto que aquella luchadora del escuadrón Johto adoraba aquel tipo de pelea.
— ¡Luchadores…! —Comenzó Norman; el describir de su voz era tan majestuoso que no había palabras para ello— ¡…Posición de combate!
Los novatos cambiaron de posición al unísono; los nuevos intentaron imitar sus posiciones. Todos excepto Iris, que se miraba las uñas con desinterés. Los novatos siguieron en aquella posición; en ese momento, Norman notó la actitud de Iris y levantó el brazo para que todos volvieran a la posición de descanso.
Norman llamó a una chica de apenas unos diez años: tez morena, coletas castañas y mirada inocente. Después, llamó a la jugadora que había derrotado ella sola al escuadrón Unova.
— ¿Qué…? —el egoísmo de Iris molestó a Norman.
— ¿Crees que por derrotar a un escuadrón tú sola tienes el mismo nivel de todos nosotros? —Antes de que ella respondiera, el hombre prosiguió— Bien, tal vez seas más fuerte. Sin embargo, claramente no tienes el entrenamiento al que se está sometido en esta habitación.
Y sin previo aviso, dos Mega-Machamp habían aparecido en la sala rompiendo el techo del aula. Las piedras retumbaron contra el suelo, y las pisadas de los grandes y majestuosos Pokemon luchadores intimidaron a los nuevos reclutas; los demás parecían inmovibles. Los Mega-Machamp miraron con desprecio a la pequeña niña novata y a Iris.
— Lucharán cada una contra uno de ellos. La primera que derrota al Pokemon, ganará —ordenó Norman— Sin embargo, sólo se podrán utilizar los pies —Maylene se lamentó de no haber participado al oír aquello, mas Iris se sorprendió.
…
En otra habitación cerca de ahí, en el subterráneo, los magos habían llegado a un aula igual de inmensa. Lo que sorprendió a May y compañía fue la gran fuente de energía y luz que vislumbraba en la habitación. Era una simple y diminuta Mega piedra, que yacía quieta y solitaria en el centro de la habitación. Cuando Elesa llegó para recogerla, al voltear, los magos ya estaban en posición de formación; Haruka y los nuevos intentaron imitarle. Así entonces, Elesa empezó a hablar con una voz que intimidó y cautivó a todos.
— Arqueros… —la rubia lanzaba y cachaba la Mega piedra una y otra vez, como si fuese una canica entretenida— ¿Saben qué es esto? Sé que lo saben, tanto como yo. Una Megapiedra; una simple piedra que puede mega evolucionar a un Pokemon, mega fusionar a un jugador y causar miles de muertes. Ya lo han visto alguno de ustedes —miró hacia los reclutas nuevos— Sin embargo, nosotros los magos también podemos sacarle provecho a las Mega piedras. ¿Lo sabían? Son… destellantes —Elesa sonrió.
León arqueó los ojos debido a las estupideces de la maga eléctrica; sin embargo, mediante el reflejo de la piedra que servía de espejo para aquella maga, notó el gesto de León. Elesa rio, causando atracción en la mayoría de los hombres.
— Pasa al frente —le dijo a una mujer maga, que tal como las demás mujeres, no estaban hipnotizadas por su belleza; Elesa le aventó la megapiedra que tenía en la mano y la novata la cachó— Y tú…
Elesa señaló a León. Haruka lanzó un grito ahogado, al igual que Blue. León suspiró; no quería llamar la atención. Llegó hasta estar a la vista de todos los magos, y Elesa sacó de su bolsillo otra Mega piedra que le aventó.
— Sólo se permiten hechizos básicos —avisó Elesa. Aquello provocó que León soltara una disimulada risa. ¿En serio? ¿Hechizos básicos? Tal vez lo decía porque él iba a batallar con una novata, por lo que era comprensible.
La novata de cabellos marrones cerró la mano en torno a la megapiedra, y se preparó para la batalla.
— Que sea rápido —dijo León.
…
Erika había llegado a una habitación que mejor dicho parecía base. Había todo tipo de obstáculos ahí que intimidaron a Kenny, Yellow y Cress. Eureka simplemente estaba emocionada por ver picas en el suelo, fosas oscuras en desnivel, lenguas de fuego ardiente saliendo de varios tubos metálicos, así como lianas en medio de gases venenosos y debajo de pequeñas porciones con Totodiles hambrientos. Dicha habitación era extensa y no podía verse su fin; aquello le hizo suponer a los nuevos que la habitación estaba por debajo del océano, en las cavernas que las cataratas provocaron hace mucho tiempo.
Erika no ordenó que hicieran formación; en cambio, todos los sanadores platicaban y se formaron en torno a una caldera en la que había varios ingredientes, pipetas de madera y líquidos extraños de los que Kenny había escuchado hablar.
— Bueno días —Erika sonrió— ¿Cómo están todos? ¿Están bien? ¿Seguro? Porque puedo brindarles mis pociones mágicas.
— ¿Qué diablos es esto? No somos luchadores como para tener esta habitación —se quejó Yellow con miedo, sujetando su sombrero de paja.
Erika notó desde lejos el miedo de la nueva recluta; antes de comenzar las actividades cotidianas, la muchacha llamó a un niño no mayor a Yellow, y le pasó al frente, justo donde comenzaba una serie de lianas y picas sobre un fondo apenas visible. Poco después, Erika llamó a la rubia del sombrero de paja.
— ¡Antes de comenzar! —dijo Erika— Entendamos que hay una situación difícil: por alguna extraña razón, nuestro poder va decreciendo. Como ya se habrán dado cuenta, alguien saqueó el templo aural y tiene bajo su dominio a los dos Pokemon que nos prestan su poder; sin embargo, eso no lo debemos tomar como excusa para volvernos fuertes. Un sanador es el núcleo del equipo; el que cura a los demás y cuida de su bienestar, pero también un sanador debe aprender a estar atento a los peligros que le rodean, por lo que no sólo debemos entrenar nuestras habilidades curativas, sino también nuestros reflejos, fuerza y velocidad para esquivar. Dicho esto, comencemos el día con una pequeña demostración.
El novato sonrió a Yellow que al ver hacia abajo a las picas amenazantes, tragó saliva con nerviosismo.
…
La habitación de los espadachines era el patio de armas, que precisamente era el campo de batalla donde habían luchado el día anterior. Ahora Silver y compañía entendía el por qué el sonido de espadas chocando podía escucharse cuando habían estado en la prisión acuática. Cuando Sabrina apareció finalmente en uno de los palcos vacíos, aterrizó sobre el campo, con la espada envainada.
— Esta… esta es una espada de primera generación —mencionó sorpresivamente; Silver fue el que se impresionó al ver la espada de la líder; ¿Cómo una espada de primera generación podía producir pisco cortes?— Y como estas, sólo hay una. Sin embargo, ustedes también pueden llegar a lograr tener una de ellas, pero para ello, primero deben ser un espadachín completo. ¿A qué me refiero con eso?
Sabrina llamó al primer novato que estaba en la formación. Poco después, como la mujer había tenido ganas de haber desterrado o asesinado a uno de los nuevos reclutas, llamó a Silver para que quedara expuesto en la batalla.
— Verán… un espadachín no sólo utiliza la espada como una parte de su cuerpo; el cuerpo debe ser utilizado también como parte de su espada. Un espadachín débil es inservible cuando no tiene su espada consigo, pero uno fuerte, siempre tiene una espada y escudo consigo. Los brazos y piernas son también espadas y defensa que son útiles a la hora de batallar.
Sabrina le entregó un par de grilletes al novato de cabellos azabaches, que se los colocó en las muñecas y los tobillos.
— Ahora, Silver… lucharás con él.
— Me faltan grilletes.
— No. Tú puedes luchar libremente con tu espada.
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…
— ¿Y lo lograron? —comenté, interrumpiendo a Sabrina, que parecía haber estado concentrada en la historia.
— ¿Eh? —la mujer de cabellos violetas se confundió— ¿A quiénes te refieres, Zinnia?
— A los nuevos reclutas, por supuesto.
— Oh niña... No…
Y al momento en que habían empezado, ellos se dieron cuenta de que eran diferentes. Ruby, Iris, León, Yellow y Silver se sorprendieron al haber juzgado mal a esos novatos.
Pokemon Battle Online suele tener gente inexperta, jugadores de bajo rendimiento y personas débiles. Sí, tal vez los Mega solían resguardar a gente novata, pero hasta el novato más pequeño e inocente tenía el entrenamiento adecuado para cada ocasión.
Era una pelea ardua entre todos los combatientes: Ruby corría alrededor para poder acertar la única flecha que tenía, escondiéndose detrás de los blancos que había alrededor del entrenamiento; Iris empezó luchando difícilmente contra un Mega-Machoke que azotaba sus puños contra una luchadora que no estaba acostumbrada a sólo utilizar los pies; León lanzaba hechizos básicos, aunque no entendía por qué utilizar la Mega piedra; Yellow corría hacia las lanzas, esquivando exitosamente las picas en el fondo de la fosa; Silver desenvainaba su espada plateada y lanzaba tajos a diestra y siniestra.
Todos hacían su máximo esfuerzo; los nuevos reclutas luchaban para demostrar que no eran ningún sujeto débil.
En Pokemon Battle Online, los novatos solían ser los jugadores menos experimentados, más débiles y con mayor cobardía. Solían seguir al que se imponía ante ellos; el que les prometía seguridad y bienestar. Los novatos eran los menospreciados que sufrían siempre las consecuencias de los beta.
Sin embargo, estos novatos no se parecían en nada a ello: bastó con el lanzar de la flecha de madera hacia el cielo; bastó con el deslizarse entre las piernas del Mega-Machoke para que sus piernas dieran contra las suyas y el Pokemon perdiera el equilibrio; bastó con que la maga tuviera una conexión con dicha megapiedra, para que se rodeara de un poder inexplicable; bastó con el sentir el peligro siendo parte de sí mismo, para esquivar los enésimos obstáculos que el pequeño sanador presentía; bastó con el danzar al ritmo de los tajos de la espada plateada, esquivando cada uno de aquellos ataques con los grilletes puestos.
— Ellos, Zinnia, ellos son diferentes… Los novatos que entrenamos tienen más fuerza de lo que crees.
La flecha en el firmamento se desvió debido a las corrientes de viento; poco después, al ascender, la flecha viajó cual pájaro descendente hasta intentar dar con Ruby. Éste esquivó la flecha, pero al hacerlo, el novato ya estaba frente a él, habiendo viajado como una ráfaga de aire y haciendo que el de ojos carmesí perdiera el equilibrio al sentir el cuerpo sobre sus piernas. Intentó levantarse, pero el arquero había tomado la flecha calvada en el suelo, y la apretó esta vez sobre la garganta del beta.
Iris dio un par de patadas a su Pokemon, pero éste utilizó sus cuatro brazos para cubrirse. La novata niña había tirado a su enemigo, y dio un gran salto para aterrizar con los dos pies rectos y fuertes sobre el estómago del Machamp. El Mega-Pokemon quiso reaccionar, pero la niña había dado en el punto exacto donde Machamp sentiría un dolor impresionante que lo rindió al instante.
La maga lanzó un hechizo básico de agua; sin embargo, el agua que salió de sus manos brilló en sintonía con la Mega piedra. León comprendió al momento: las Mega piedras tenían tanto poder mágico, que cualquier mago que supiese sentir y hacer conexión con tal poder sería un mago poderoso. El agua se convirtió en esferas enormes que rodearon a León y pronto lo mandaron a volar.
Yellow apenas iba en el cuarto obstáculo, pero el pequeño novato estaba sintiendo todo el peligro disponible; esquivando, saltando, levantado el suelo para evitar que cuchillas se calvaran en su cuerpo. Después de unos minutos, el niño ya había terminado, y Yellow se sintió avergonzada al ver que un sanador esquivaba mejor que cualquier tipo de jugador.
Silver lanzaba tajos, cortes y cualquier tipo de ataque que diera con aquel sujeto. El novato se cansó de bailar con él, y de un momento a otro, en un ataque inesperado, el novato encerró las muñecas de Silver en torno a las cadenas de sus propios grilletes. Los eslabones doblaron sus muñecas, y éste soltó la espada instintivamente. Cuando el novato se quitó los grilletes y se los entregó a Silver, éste no fue capaz de cargar el gran peso que había en dicho metal oxidado. Sabrina sólo sonrió, sabiendo que tenía mucho por recorrer.
— Así que supongo que ellos ahora son los débiles —confesé, algo decepcionada al pensar que yo también llegaría como alguien débil a los Mega.
— ¿Ahora? —Sabrina rio; Ruby había estado dormido, pero cuando volteé, él ya estaba en proa, observando el sumergir del barco. Pronto íbamos a llegar.
El barco ascendió y la burbuja poco a poco desapareció de la galera; la Fortaleza Catarata apareció como un punto negro a lo lejos, y el sol dio de lleno con el Arquero Estratega. De un momento a otro, el resplandor que irradió en su capa colorida me hizo pensar que era el sujeto más poderoso de todos.
— Eso yo pensé en un principio —Sabrina miró hacia la fortaleza, que estaba apenas visible a kilómetros de distancia— Pero me equivoqué desde el primer día…
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Alain estaba en el puente de conexión, observando la espada que yacía inerte, sin brillo y parecía un gigante en comparación al líder de los Mega.
Serena había aparecido en la entrada derecha del puente. Alain suspiró, pero seguía viendo dicha espada con suma curiosidad. La espadachína, envuelta en su cota de malla rosada y la capa colorida, quiso acercarse, pero Alain le respondió:
— Sé que no lograste que él viniera.
Serena bajó la mirada. Satoshi había sido el objetivo principal de Serena; ella quería traerlo hacia acá, pero había respetado la decisión del chico de irse del juego para volverse más fuerte.
— Sólo queda esperar; el tiempo y el destino dirán si él en verdad quiere formar parte.
— Alain…
Serena estaba con una mirada que a pesar de que el líder no la notó con sus ojos misteriosos y cristalinos, sabía que era una mirada de consternación.
—¿Tus amigos? ¿Eso es lo que te preocupa?
La muchacha asintió.
— Tranquila. Ellos son fuertes.
— Pero…
— Sí; algunos perdieron; otros ganaron. Inclusive los novatos son más fuertes que ellos ahora. Lo que me sorprende es que apenas es su primer día en los Mega, y a pesar de que ya es muy noche, ellos siguen ahí.
Y cuando Alain y Serena dejaron que el silencio fuera testigo de su asombro, escucharon arcos, espadazos, gritos, hechizos.
Cada uno de ellos seguía en el campo de entrenamiento; cada uno de los nuevos reclutas estaba entrenando, sin siquiera tener un momento de descanso. Se habían sentido impotentes, destrozados y enojados por permitir que la debilidad les hubiese golpeado en un punto débil. Incluso el trío Rocket parecía haberse contagiado de la actitud de todos aquellos nuevos reclutas. Ruby, Hikari, Gold y Cilan lanzaban flecha, tras flecha, tras flecha, tras flecha. Iris, Kasumi, Brock, Barry, Lectro, Green y Roxanne luchaban contra Mega Pokemon, pero lo hacían ahora solamente con cabezazos, lo cual ningún novato se había atrevido jamás. Kenny, Cress, Eureka y Yellow realizaban enésimas pociones, pero mientras hacían esto, el cuarto les invadía de todos los obstáculos posibles. León, Haruka, Zoey, Crystal, Blue, Jessie y Chili intentaban realizar hechizos mágicos, pero el sentir el poder mágico de las Mega piedras era complicado; sin embargo, lanzaban hechizo tras hechizo hasta que fuese a ser como el hechizo de agua de aquella novata que derrotó a León. Silver, Candice y James habían apartado sus espadas, y juraron no volver a tocarlas hasta que pudiesen cargar sin problema los grilletes que había en sus extremidades, mientras luchaban puño a puño.
— Nadie de ellos volvió a ser el mismo… —decía Sabrina.
Yo sólo seguí viendo a Ruby, sorprendida. El sol daba de lleno contra sus ojos carmesí y contra la capa colorida.
Flecha tras flecha; hechizo tras hechizo; cabezazo tras cabezazo; poción tras poción; espadazo tras espadazo. Nadie pensó nunca que se meterían tan de lleno en el entrenamiento, durante un año entero. Nadie pensó que llegarían hasta donde estaban ahora.
— Nadie de ellos volvió a ser débil.
Próximo capítulo: Integrantes Malvados
