¡Holas! Quisiera comenzar explicando que no soy Jovat, mi nombre de usuario es Lixuniverse (aunque mis amigos me dicen Lixu). Como algunos ustedes amigos lectores he estado siguiendo esta historia desde hace un tiempo (Desde que empezó, en serio xD), y ciertamente ha sido muy agónica la espera de casi 6 meses para al fin tener un capítulo. Por esta razón decidí tomar el toro por los cuernos y contactar a Jovat, yo ya le había hablado algunas veces antes y ciertamente me he llevado bien con el, lo malo es que es una persona con muchísimas obligaciones, y tristemente no siempre puede mantener contento a todos y debe sacrificar esta historia en pro de darle prioridad a su vida privada. Aquí es donde entro yo, pues verán, no podemos presionarlo a que publique los capítulos si tiene cuestiones más importantes que hacer, por lo que le hice propuesta de encargarme personalmente de editar y corregir los capítulos, que ojo, es diferente a escribirlos, dado que editar es solo maquillar la historia ya hecha, solo que desordenada y llena de errores. Esto último es la parte más difícil para Jovat a la hora de escribir esta historia, dado que requiere un trabajo más intensivo: El de ver los detalles y darle consistencia al relato, por lo que si algún nerdo (Yo) le hace el favor, de seguro estás esperas serán menos seguidas.
Y bueno, ya entrados en materia, ¡Feliz capítulo 100! Guao, viendo en retrospectiva ha pasado muchísimo estos años, y pensar que en todos estos sea esta historia parte integral de mi vida de lector me pone la carne de gallina. Por eso quería hacer algo un poco especial para este episodio, y con la libertad y permiso de Jovat decidí escoger los videos que hacen de fondo musical a la historia referentes a un obra que muchos deben conocer: Chrono Trigger. Si, se que puede no ser del agrado el que escoja música de un juego SNES con lo que teniamos acostumbrados en este fic, pero cualquiera que haya jugado y/o escuchado el OST de Chrono Trigger entenderá que su fama no es de adorno, sobre todo en el apartado musical, por lo que espero que les sea de su agrado, sin más que agregar, ¡Disfruten!
[VIDEO 1: Schala's Theme (Chrono Trigger)]
[VIDEO 2: Lavos's Theme (Chrono Trigger)]
[VIDEO 3: Magus' Theme (Chrono Trigger)]
[VIDEO 4: At the botton of the night (Chrono Trigger)]
Capítulo 100
El Aura Invencible
Misty
El estrepitoso viento revoloteó mis mechones anaranjados. Mi mirada perdida estaba totalmente concentrada en una sola cosa, pero a pesar de no poder verla ahí, mi mente la imaginaba con tantas ansias que por momentos pensé que el firmamento me mostraba la respuesta. Empero, la luna era la única cómplice de cómo caía en total confusión al tener una tempestad de pensamientos que me hacían sentir tan temerosa como no lo había estado hace tiempo.
Di un largo suspiro. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que aún no podía lograr asimilar del todo. El viento me susurraba cosas, pero allí arriba jamás iba a comprender realmente lo que quería decirme. ¿Será que hay una respuesta a todas las cosas que han pasado? ¿Será que esto me pasa por un propósito en particular?
— Es hermosa, ¿no es así?— Dijo una voz femenina detrás de mí.
La presencia de Liza me había sorprendido un poco. Estaba a mi costado contemplando el paisaje desde un par de minutos; la luna y el firmamento estaban tan solitarias en la noche que me sorprendía más la soledad que la súbita presencia de Liza.
— La luna es increíblemente hermosa; y aun así, tan misteriosa que a veces más que paz nos llena de confusión. — Dijo la peliverde meditativa
— Basta con tus frases ridículas —bufé sonriendo irónicamente.
— Lo lamento, quise hacer un intento de poeta ¿Salió bien? — Respondió con una sonrisa, cómplice de mi burla.
— No tanto como hubiese querido Brock.
—No creo que alcance a escuchar la frase completa; explotaría de locura a media oración. Como sea, él está descansando, al igual que Iris y Clair. Ha sido un largo día…—
— Sí, supongo —me quedé pensando en las horas que había pasado bajo la oscuridad y con el sufrimiento que Shigeru había sufrido gracias a mí—. Gracias. Hubiésemos muerto ambos si no fuera porque nos encontraron.
— No nos agradezcas a nosotros, sino a los Charizard. — Me dijo, dedicándome una sonrisa que pude vislumbrar como sincera.
— Supongo… bueno, creo que saben también dónde está Lirio. ¿No es así?
Liza asintió con seriedad.
[Video 1: Schala's Theme (Chrono Trigger)]
— ¿Sabes? Estoy un tanto sorprendida. Jamás había visto que algún Charizard, en toda mi estadía en este Valle y en el juego, tuviera un particular comportamiento extraño hacia algún extraño.
— ¿A qué te refieres?
— Usualmente obedecen a Lance, o a algún miembro de élite del gremio Escama de Dragón. Es decir, nosotros… en especial Clair, tiene un afecto en particular hacia los Charizard, y ellos le regresan el afecto, como si fuese su madre. Pero contigo Kasumi, el que ellos se dedicaran día y noche a buscar tu localización habla de que ellos también sienten en ti un don que no cualquiera tiene.
— ¿Un… un don?
— Puede que ellos vean en ti lo que vieron en Clair.
— ¿Y qué es eso?
— No lo sé. ¿Por qué no se lo preguntas a ellos? A lo mejor pueden darte una buena respuesta.
— ¿Qué clase de respuesta?
— La que has estado buscando desde que miras perdidamente hacia la luna. ¿O es que piensas que no sé qué aún quieres esa respuesta? ¿Piensas que no sé qué quieres los Guantes Ligeros? Sabes que ellos lo tienen bajo su protección. ¿Dónde? ¿Por qué lo protegen? ¿A quién tienen la intención de entregárselos?
— Supongo que en el humano en quien confíen más.
— Exacto, y tal parece que no es Lance. Él ha estado intentando desde que vino acá, pero ellos son más listos de lo que crees. Clair nunca ha tenido la intención de obtenerlos, así que a ella no le importa mucho.
— Tampoco tengo la intención… quiero decir, sí los quiero pero sólo… sólo para… —pensé en mis hermanas; pensé en Shigeru, Satoshi, el gremio Mega—. Para proteger a mis amigos.
— La confianza cuesta tiempo, Kasumi. Y los Charizard necesitan de tu confianza si es que quieres volverte más fuerte.
Zinnia
Un golpe, otro más, otro más. El saco de arena estaba recibiendo mi sudor, el impacto y la sangre que comenzaba a acumularse ahí donde siempre daba en el blanco. El bulto se movía de izquierda a derecha; pronto, di una patada más fuerte, hasta el punto en que pensé que el saco de arena iba a reventar, pero era imposible. Yo controlaba la arena; yo decidía cuándo podía romper aquello o no.
El salón estaba solitario; no había ni un alma más a altas horas de la noche; ni siquiera los más experimentados se habían quedado a entrenar, debido a que todos estaban tan exaltados y ansiosos por la batalla de mañana entre Kalm y Serena. Ese chico cometió una estupidez, pero bueno, así eran la mayoría de los hombres.
El sudor recorrió mi frente por enésima vez, y lo limpié con la manga de mi nuevo uniforme; no me agradaba en lo absoluto tener que usar los ropajes de lana color vino que usualmente llevaban los nuevos reclutas, pero era mejor que los harapos arenosos que había llevado todo el viaje hasta acá.
Lo que aún me tenía confundida es si valía la pena todo esto. Era una fugitiva, de eso no había duda; sin embargo, aún no me sentía muy cómoda aquí, y no confiaba en nadie. Tal vez el día de mañana Alain me entregaba a Steven para salvar su propio pellejo, uno nunca sabía aquello.
Di otro golpe, y otro, y otro, y otro mucho más potente. El saco de entrenamiento no resistió y se desprendió para golpear con la pared. La arena comenzó a caer por el agujero que mi golpe desnudo había provocado. Las gotas de sangre de mi puño empezaron a caer silenciosamente por el suelo, y mi respiración agitada era la única que se escuchaba alterada en una sala de entrenamiento que usualmente estaba llena de ruido: golpes, espadazos, voces, el choque de metales, afilamiento de armas, Pokemon batallando, dagas clavándose en blancos; un sinfín de sonidos que pensé que oiría toda la noche en que decidí quedarme a entrenar, mas esa respiración molesta y agitada era la única que podía escuchar, y los aplausos de alguien que quedó ovacionado ante mi fuerza bruta…
Al voltear, Brendan admiraba con brillantez la forma en que deshice el saco de arena. Su sonrisa misteriosa me hizo hacer una mueca de molestia; no quería que nadie estuviese aquí, en especial él.
— Impresionante fuerza, si me permites decirlo. — Comentó el con parsimonia.
No respondí ante su, ¿Cumplido? Como sea, no andaba de humor para platicar con alguien. Hubo un momento de silencio, y el Arquero Estratega supo que andaba malhumorada, aunque casi siempre yo lo estaba así que no debería impresionarle aquello.
— Son altas horas de la noche para entrenar ¿No lo crees? — Dijo el por fin.
— Lo que haga no es de tu incumbencia —comencé a desenredar la venda que tenía en el puño; la sangre pronto empezó a emanar con más velocidad sobre mi mano, causando que hiciera una mueca de dolor.
— Ya veo. Tampoco es de mi interés el decirte que si sigues entrenando a esa intensidad un día vas a quedarte sin manos.- Me dice sin importarle mi dolor, por alguna razón solo me desespera aún más.
— Es un maldito juego. Mis manos pueden desaparecer y aparecer cuando yo lo quiera. — Le digo con la esperanza de que con eso pueda por fin alejarlo de mí.
— ¡Vaya, suenas muy confiada! A ver si un día que te corten la cabeza dices lo mismo.
— ¿A qué viniste? Si quieres insultarme o advertirme de que no sea decapitada, no es un buen momento. — Le dije casi al límite de mi paciencia, ¿Qué debo hacer para que se vaya?
— Siempre es un buen momento— Comenta sin borrar la media sonrisa que llevaba desde que entró a la sala.
— Lo dice quien no tiene preocupación de saber qué es lo que pasará mañana en la pelea.
Brendan soltó un bufido que me comenzó a molestar en demasía; el azabache estaba en uniformes negruzcos de seda; su cabello rebelde me hacía pensar que la almohada no lo había dejado dormir a estas horas de la noche.
— Eso es lo que crees, pero si no tuviera preocupaciones, estaría dormido en mi habitación en este momento. — Lo escucho decir mientras siento su presencia más cercana a la mía
Volteé fijamente a ver esos orbes dorados; estaba a centímetros de él. Me di cuenta de que tenía una nariz más fina y pálida de lo que creía.
— No es que me preocupes demasiado. — Me dice borrando al fin su sonrisa, pero por el tono se notaba que no había cambiado su actitud.
—No demasiado ¿Eh?… bueno, al menos te preocupo lo suficiente como para que vengas hasta acá. ¿O me equivoco? — Le señalo en respuesta.
— Tan sólo deambulaba por el castillo y oí la furia con la que le pegabas al saco de arena. Simple curiosidad por saber quién entrenaba a estas horas, cuando todos sólo piensan en la batalla de mañana.
— No es que no esté pensando en mañana; mi amigo X sí me preocupa, ¿sabes?
— Sí, claro. Es por eso que pierda o gane mañana, lo abandonarás pase lo que pase —el mozo me miró con cautela— Sé que piensas irte de aquí. No soy estúpido. Alguien que es buscado, en especial por uno de los Cuatro Grandes, no debe quedarse en un solo lugar.
— Gracias por el consejo. De todas formas me vaya o no a ti no te importa. Jamás me acoplaré a este lugar. — Digo volteando mi rostro a otro sitio, no quiero verlo.
— No es cuestión de acoplarte; es cuestión de sobrevivir. — Dice restándole importancia a mis patéticos intentos por ignorarlo.
— Sé sobrevivir yo sola. No necesito la ayuda de nadie. — Le digo luego de voltear de vuelta a verlo, espero poder transmitirle mi deseo de soledad con la mirada.
— Esto es PBO; no puedes darte el lujo de decir esas cosas, niña. — Dice, parece que desconoce o ignora mis deseos.
— Como sea, quiero estar sola. —Le contesto
Brendan se alejó de mí un par de centímetros, se quedó contemplando mi rostro como si fuese alguna especie de ser extraño, y poco después se dio la media vuelta para llegar a la puerta de la sala de entrenamiento.
— Tienes miedo. — Me dice viéndome a los ojos.
Aquello me hizo voltear rápidamente hacia su posición. Al apretar mi puño con más fuerza la herida de mis nudillos se hizo más prominente.
— Lo noté cuando Lysson se megafusionó. Descuida, yo también tuve miedo al principio… con Satoshi, quiero decir. No hay necesidad en decir que son apariencias terroríficas las que adquieren cuando se fusionan con su Pokemon; ya lo has visto tanto con Lysson como en la Fortaleza Suicida. Me gusta creer… —tomó una pausa para recordar los rostros horripilantes de esos enemigos peculiares—; si, tienen una fuerza increíble, no puedo negarlo. Sin embargo, tiene muchas desventajas, Zinnia. Todo gran poder requiere sacrificios, y el sacrificio para megafusionarse es muy grande. Es por eso que no está permitido; Alain no dejaría que siquiera lo intentáramos…
No tenía palabras para responder.
— Pero hay más maneras de volverse fuerte —prosiguió—. No hay excusa alguna para querer proteger en verdad la gente que quieres. Y yo lo haré a toda costa —a pesar de estar de espaldas, pude sentir que su mirada se perdía en sus pensamientos. — No sé si tú puedas saberlo, pero aquel día cerca de tu pueblo, pude encontrar un indicio… Algo que tal vez me lleve a ser más poderoso de lo que soy. Esos tres pájaros Pokemon. Esas criaturas legendarias… Dentro de aquella cueva… Creo que puede que tenga la respuesta.
— La… ¿La respuesta?
— El Arco de Luz. —Dice finalmente
Mi respiración se detuvo durante un par de segundos.
— Yo… yo no…—Balbuceo
— "Tres son los pájaros, cuatro son las fases; cuando se hayan completado tres de ellas, los pájaros dejarán al descubierto el camino hacia la luz y la oscuridad que guiará los héroes destinados." —recitó la frase. La había memorizado al pie de la letra—. ¿Te suena aquello?
— Lo siento, yo… no… no tengo ni idea —confesé.
— Lo sé. Es… es algo que ha estado rondando mi cabeza desde ese día. Algo que he estado tratando de descifrar.
— Sé… sé que lo harás —dije ésta vez tratando de ser empática con él—. Si yo sé algo, te lo haré saber. A final de cuentas te debo una. Me salvaste de Lysson, así que esto no se queda así.
El chico no respondió. Su pensamiento era en ese momento el centro de atención para él. Segundos después, se limitó a decir antes de abandonar la sala:
— Es seguro quedarse aquí; Alain ahora te considera parte de su familia, y cuando eso sucede, estás completamente a salvo. No pienses en irte ¿de acuerdo? — Concluye para luego terminar de irse, dejándome sola con mis pensamientos.
Las probabilidades de que lloviera esa noche eran altas. Los cúmulos de nubes grisáceas se aglomeraban de manera amenazante anunciando un torrente de lluvia que iba a caer en Ciudad Celestial. No se necesitaba ser un gran experto en el comportamiento del clima para saber aquello; bastaba con que la gente fuera precavida para evitar esos peligrosos escenarios donde el viento, los relámpagos y la lluvia hacían más difícil la supervivencia dentro del juego. Nadie quería estar dentro del nivel en donde sólo había grandes porciones de tierra flotantes en donde el viento podía soplar a velocidad increíblemente extremas. Es por eso que todos llevaban consigo a su Pokemon volador; o bien, los que se daban el lujo de no necesitar a dichos tipos de Pokemon, o eran muy confiados o lo suficientemente poderosos y fuertes para no ser arrastrados por la virtual madre naturaleza.
Sí, Ciudad Celeste era caracterizada por un sinfín de nubes que bien podrían regalar un atónito y esplendoroso paisaje, o una de las tormentas más calamitosas que se pueden presenciar en un mundo no real.
Sin embargo, aunque las tormentas no son subestimadas por los miembros comandados por una de los Cuatro Grandes, hay un tiempo considerable de anticipación en donde las tormentas susurran su llegada. Susurran el peligro, el diluvio y el caos que pueden llegar a ocasionar, lo cual lo hace menos riesgoso.
A veces, los peligros bien precavidos no se consideran peligro alguno.
Pero nadie, absolutamente nadie, había previsto la invasión súbita de algo que llegó como si nada hacia los terrenos preciados de Diantha y sus compañeros de gremio.
Una silueta midiendo más de quince metros dio un rugido abismal que disipó cualquier gota de lluvia que comenzaba a llamar a la tempestad, no sin después haberse congelado cayendo como granizos diminutos sobre el mármol roto del suelo. Una monstruosidad que a la luz de la noche desprendía una ventisca más fría que el propio ambiente de una noche que pintaba para ser caótica. Unos ojos brillantes, claros y añiles que miraron ahí donde la nube de humo comenzó a elevarse hacia los cirros que pronunciaban una y otra vez los relámpagos lejanos como gritos devastadores que respondían al bramido de lo que parecía ser un Pokemon colosal.
Y ahí debajo, justo frente a las dos patas del monstruo, las lluvias golpeteaban la parte delantera de una gorra que cubría el rostro de un jugador de tez blanquecina, una mata esmeralda que caía libre por su espalda humedeciéndose con la llovizna. Esos orbes esmeraldas pero llenos de locura y sed de venganza voltearon a ver con atención el lugar a donde todos habían sido mandados con el golpe del ala rota del gigante Pokemon. La respiración tanto de N, como del Pokemon que tenía detrás de él despedía un frío que erizaba la piel.
En ese momento, los escombros de lo que había sido la cúpula donde se encontraba el trono de Diantha empezaron a moverse poco a poco. Gary salió agitadamente de ahí, con un haz esférico de luz que al parecer lo había protegido. A sus espaldas, los ocho miembros del gremio Equilibrio salieron un tanto anonadados y lastimados por el súbito ataque. Tileo, Narciso, Malva, Black, White, Skyla, Winona y la líder Diantha miraron con precaución a un N que parecía no estar del todo contento.
La Sanadora Celestial dio un par de pasos hacia adelante, hasta posicionarse al nivel de Shigeru. Ambos comenzaron a notar lo que en efecto parecía reafirmar sus dudas. El haz esférico de Shigeru que lo mantenía protegido empezó a palpitar y desapareció de manera repentina. Tanto el aura blanquecina de Shigeru como el de Diantha dejaron de surtir efecto, y pronto sus cuerpos se volvieron tan grisáceos como las nubes del firmamento.
[Video 2: Lavos' Theme (Chrono Trigger)]
— Shigeru…— Se limita a decir La Sanadora Celestial.
— Lo sé —el sanador observó la palma de sus manos; su poder ya no era como antes.
Diantha se llevó a la mano el collar dorado que tenía una megapiedra diminuta en el centro de éste. Sabía que esto era cosa seria, debido al Pokemon colosal que se encontraba frente a ellos.
Hubo un repentino silencio interrumpido solamente por el golpeteo de las gotas de lluvia que eventualmente se iban haciendo más bruscas y grandes. Pronto, tanto el viento como los relámpagos también empezaban a hacer su entrada presenciando la batalla que estaba por darse.
— ¡¿CÓMO SE ATREVEN?!
La voz de N era entre calmada, maniática, misteriosa y llena de rabia. Una sensación de emociones que nadie podía comprender del todo; una persona que de un momento a otro, todos los presentes ahí notaron poseía un aura más poderosa que la de Shigeru y Diantha.
— ¡USTEDES LAS ATACARON! ¡LAS MATARON!
Skyla abrió los ojos de golpe; Winona sólo se limitó a poner posición de ataque. Gary levantó una ceja debido a la confusión.
— ¿A qué se refiere? — Pregunta Gary en un gesto que demostraba un poco de confusión.
— No lo sé —la mezcla de calma y rabia que Diantha sentía asustó un poco al Sanador Invencible.
— ¡ELLAS ERAN MIS HERMANAS! ¡CONCORDIA Y ANTHEA ERAN TODO PARA MÍ!
— ¿Her-hermanas…? —White pronto supo a lo que se refería.
— ¡¿Cómo… cómo se atreven a quitarme todo lo que tenía?! Pagarán… pagarán por ello… vaya que sí… ¡PAGARÁN POR LO QUE HICIERON!
Shigeru retrocedió un par de pasos, debido a que sintió un aura inimaginable no sólo en N, sino en el Pokemon que tenía detrás.
— Diantha, creo saber quién es ese Pokemon. —Dice Gary intentando ocultar su temor
— Descuida, yo también sé de quién se trata. — Responde Diantha con el mismo semblante del castaño
White se adelantó un poco para oír la conversación de ambos sujetos.
— Las chicas de la taberna… ¿Se refiere a ellas? — Dice White sin dejar de observar a N
— Tal parece —respondió Diantha— De todas maneras, si lo que queríamos era encontrar a N, aquí lo tenemos. Lo único sorprendente es que jamás pensé que tuviera tal poder. Y entre más próximos estamos a él, nuestros poderes sanadores desaparecen más rápido. Shigeru y yo ahora somos inmunes a cualquier tipo de ataque; estamos más débiles como nunca lo habíamos estado.
— ¿Él es el responsable de esto? —Pregunta la morena de pelo largo.
— Así es White. Y el Pokemon que ves ahí, es la fusión de Reshiram y Zekrom: Kyurem.
Era un Pokemon de proporciones enormes, más no simétricas. Tal parecía que una de sus alas grisáceas estaba rota, y sus extremidades superiores eran más pequeñas que las grandes patas que hacían retumbar el suelo. El cráneo se extendía de manera puntiaguda y brillante hacia arriba, cubierto por una coraza brillante que seguía por su columna hasta extenderse a sus desproporcionadas alas. Sus ojos como dos lunas brillantes, miraban a sus oponentes como una bestia irracional.
— Pero… no pasa nada si nos asesina. ¿No es así? —Black quiso tener un tanto de esperanza.
— Es lo que no sabemos. No podemos arriesgarnos a morir…—Comenzó a decir Diantha.
— No Diantha. He escuchado sobre aquello. El que fuese capaz de reunir a los dos Pokemon del Ying y el Yang, obtendría no sólo un poder inigualable, sino que también tendría el control total sobre el mundo aural. — Dice Gary interrumpiendo a la líder de gremio.
La Sanadora Celestial abrió los ojos de sorpresa con la confesión de Shigeru.
— Así que si por alguna razón N llega a matarnos, no sabría decir realmente si… si morimos o no.
White no supo qué decir ante aquello; no quería imaginarse el estar en otro mundo. Eso le resultaría mucho más difícil, y las esperanzas sería aún menores por intentar escapar.
— Así que… prepárense. No podemos darnos el lujo de morir en sus manos —ordenó Diantha.
Los ojos de N se estremecieron de furia, y soltó un chasquido con la boca al ver que aquellos sujetos no se intimidaban ante su gran y poderoso Pokemon.
[Video 3: Magus' Theme (Chrono Trigger)]
La tormenta produjo un eco sonoro, y las gotas de lluvia empezaron a caer sobre Ciudad Celestia mucho más deprisa. El viento se llevó varios escombros pequeños pero no las siluetas que estaban preparadas para el combate y así, de un momento a otro, los nueve sujetos empezaron súbitamente el ataque.
Diantha no lo dudó ni un momento; en un abrir y cerrar de ojos, comenzó a correr deslizándose por el mármol mojado, y se llevó la mano al collar dorado. Gardevoir salió de su pokebola, y sin perder tiempo alguno, el Pokemon mega evolucionó para aumentar las proporciones de su cuerpo, así como su fuerza.
Kyurem vio este acto, y con la simple aura helada que conllevaba, varios fragmentos de hielo surgieron del suelo formando un arco que rompió en una docena de pedazos la fuente de oro de la Sanadora Celestial esculpida. Los fragmentos siguieron un patrón yendo hacia White y Black, que saltaron para esquivar el ataque de Kyurem. Estos, sin pensarlo, sacaros sus pokébolas y de ahí tanto un Braviary como un Mandibuzz se encargaron de llevar en su lomo a sus respectivos dueños.
Tileo relucía en medio de un millar de gotas y granizo con la armadura de diamante que llevaba puesta; en una mano llevaba a su fiel Aegislash, mientras en la otra llevaba un escudo que le doblaba el tamaño y peso, esculpido del mismo diamante.
Narciso y Malva actuaron sacando a sus Pokemon Barbaracle y Pyroar respectivamente, mientras Skyla y Winona lo hacían con Swanna y Swellow.
Por su parte, Shigeru se mantuvo sereno, pero no dudó en ir hacia N para combatir cuerpo a cuerpo.
Y como una plaga en busca de comida, N vio cómo sus enemigos iban directo hacia él sin piedad alguna, pero Kyurem protegió a su dueño creando una capa de hielo colosal entre él y los demás. Aquello fue apenas un pequeño obstáculo para la bola sombra del Mega-Gardevoir de Diantha. Los cristales de hielo comenzaron a caer debido a la gravedad; Narciso aprovechó esto con su magia elemental de agua para dirigir aquellos fragmentos para Kyurem y N. Bastaron con un par de volteretas hábiles para que N esquivara algunos cuantos fragmentos, y a pesar de que no pudo esquivar la docena que le seguía, tal parecía que eso no había afectado mucho en su vida.
Winona desde los cielos bombardeaba con flechas explosivas el cráneo de Kyurem, así como Skyla intentaba envolver en un ataque Vendaval de Swanna a la gran criatura. Tanto el Braviary de Black como el Mandibuzz de White también hacían lo mismo para confundir sus cinco sentidos.
N comenzó a correr, cruzando la fuente de oro partida en pedazos, los escombros de la cúpula y pronto comenzó a correr hasta el final de la isla.
— ¡Que no escape!
El grito de Diantha alertó a Shigeru. Éste, la Sanadora Celestial, Tilero, Narciso y Malva fueron tras de él. Tileo clavó a su propio Aegislash sobre el suelo, cuasnaod una grieta que fue a la velocidad del sonido hacia todas las partes de la isla, pero específicamente hacia donde N corría a gran velocidad. Esto produjo que el de mata esmeralda saltara para evitar quedar atrapado en la gran grieta.
Al estar en el aire, Malva ya había levantado grandes piedras de mármol que Pyroar había encendido con Sofoco, mientras del otro lado, Narciso había congelado las gotas de lluvia de la tormenta y con ayuda de su Barbaracle las lanzaba a una velocidad impresionante. Por arriba, una gran bola sombra del Pokemon megaevolucionado de Diantha iba a dar justo encima de N, dejándolo así sin escapatoria alguna.
Sin embargo, de nuevo los muros de fragmentos de hielo se alzaron para proteger al amo de Kyurem, mientras éste lanzaba un rugido en señal de que había sido la criatura la causante de aquello. Seguido de esto, un rayo gélido fue directamente hacia los enemigos cercanos de N, que salieron disparados hacia cualquier lugar. Mega-Gardevoir fue la única capaz de proteger a su dueña y a Shigeru, que eran los más propensos a morir en cualquier segundo.
— ¡¿Dónde está?!
Diantha estaba furiosa. Volteó a todos lados para ver adónde se había podido ir N, pero lo último que vio fue cómo éste se aventaba desde las orillas de la isla hacia el vacío de la tormenta celestial.
— ¡Encárguense de Kyurem! —ordenó la líder los miembros de su equipo mientras ella y el Sanador Invencible le seguían sin titubear al lanzarse por el vacío.
Un Hawlucha apareció de otra pokébola de Diantha, sujetando en sus garras asemejadas a alas tanto a Diantha como a Mega-gardevoir, significando que tenía una fuerza increíble. Mientras tanto, Shigeru finalmente invocó a un Aerodactyl, mega evolucionándolo para que éste aumentara de volumen y varias rocas puntiagudas surgieran de su torso, cuello, cola, cabeza y lomo. Ambos jugadores volaron por los aires, mientras N seguía descendiendo a una velocidad increíble con los relámpagos comenzando a hacer compañía en el ambiente.
El muchacho de gorra reía como si disfrutara de ello, y volteó con el rabillo del ojo a ver si sus enemigos se aproximaban o no. Al ver a los dos sanadores pisándole los talones, éste se volteó hacia ellos, y esbozó una gran sonrisa maniática sobre su rostro. Pronto, aceleró el descenso y lo dirigió hacia la isla más próxima que flotaba en Ciudad Celestial.
N aterrizó abruptamente sobre árboles y lianas que conformaban una isla abandonada, pero en donde abundaba la vegetación. El aterrizaje de N lastimó un tanto al mencionado, pero eso no le importó, porque al reincorporarse, notó cómo el Aerodactyl de Shigeru venía cual proyectil para estrellar su cráneo contra él. Una gran explosión de humo hizo temblar la isla como si se tratase de un terremoto; Shigeru se bajó del lomo de su Pokemon para salir de la nube densa de tierra, mas N no estaba ahí.
— Detrás de ti. — Escuchó como un susurro demencial justo detrás de él.
Las pupilas de Shigeru se dilataron al sentir la respiración de N detrás de su oreja. N se envolvió en el aura blanquecina que caracterizaba tanto a Shigeru como Diantha, y lanzó un golpe energético en el centro de la columna de Shigeru. Éste escupió sangre, y fue directamente lanzado hacia su Aerodactyl. El Hawlucha aterrizó clavando sus garras sobre los hombros de N, mientras Mega-Gardevoir preparaba un ataque de Fuerza Lunar. El poder se concentró en las manos del Pokemon, pronto fue hacia arriba asemejando a una luna y entonces fue directo hacia N. Hawlucha se quitó antes de que le diera el ataque de su compañera, y N recibió el impacto.
Aquello no fue suficiente para dejarlo fuera de combate, porque a pesar de que el ataque desintegró varios árboles que estaban ahí, el sujeto reaccionó a la patada de Diantha que iba directo justo a su sien, en medio de una nube de polvo y humo. Y en ese momento, no sólo Diantha comenzó a atacarlo cuerpo a cuerpo, sino que Shigeru le imitó, mientras Diantha lanzaba bolas sombras y Aerodactyl invadía con Hiperrayos que hacían menos visible el lugar y más peligroso el combate para los tres.
Y a pesar de que el aura sanadora de Diantha y Gary no servía en absoluto en esos momentos, los dos sujetos batallaban increíblemente bien cuerpo a cuerpo. La sincronización con la que ambos daban sus golpes era tan coordinada que N tenía que esquivar cada patada, cada codazo, cada rodilla y cada pie con tanta exactitud, que pronto sintió el efecto del cansancio sobre su cuerpo. Tenía que saltar, agacharse, retroceder, adelantarse, todo para esquivar los ataques de los Pokemon y de los dos jugadores que no tenían miedo aún sin sus poderes de sanadores activos.
N pronto supo que no debía jugar a su juego, porque sólo lo hacían cansarse, o bien, simplemente no tenía que tomarlos a la ligera. De un momento a otro, comenzó a escapar de la zona de combate, escalando cada tronco, impulsándose en cada liana, corriendo por terrenos irregulares, hasta que finalmente llegó a lo que parecía ser la explanada de un suelo pedregoso lleno de enredaderas debido al tiempo de antigüedad que el lugar tenía. La explanada tenía a varios Pokemon de cielo esculpidos como grandes estatuas, aunque tal parecía que lo único reconocible de aquellos Pokemon eran las alas, debido a que las lianas también invadían su identidad y su grandeza.
N siguió corriendo, más las grandes pisadas del Aerodactyl enfrente de él le hicieron parar por fin. Pronto, cada quién lo rodeó por un flanco, hasta que no tuvo escapatoria.
— Ya no tienes a donde escapar, N —Diantha parecía ansiosa por tenerlo en sus manos; quería sus poderes de vuelta, pero lo que en realidad quería ella era el poder que N tenía consigo.
Mientras tanto, los miembros del Gremio Equilibrio hacían todo lo posible para distraer a un Kyurem que parecía bastante furioso. El Pokemon Legendario lanzaba a diestra y siniestra rayos gélidos que congelaban todo a su paso, desde las nubes en el cielo hasta las partículas más pequeñas de aire. Asimismo, los fragmentos de hielo surgían del suelo como inesperadas sorpresas, atacando cual rascacielos a los jugadores que surcaban los cielos como distracciones. Skyla viraba de un lado a otro, apenas rozando el hielo puntiagudo que era letal para cualquier pájaro Pokemon. Los Vendavales que lanzaba apenas y movían al Pokemon colosal; el Swellow de Winona iba de un lado a otro, con las flechas tensándose en su arco y apuntando hacia el cráneo de Kyurem, dando en el blanco con bombas que explotaban como pequeñas chispas a un Kyurem que empezaba a hartarle aquello; Black y White también hacían la tarea de distraerlo tanto con Pulsos Umbríos así como Doble Equipo, confundiendo más al Pokemon de hielo. Narciso pronto tenía una gran aglomeración de gotas formadas como grandes proyectiles que iban hacia Kyurem, pero tal parecía que no funcionaba porque al momento de que los proyectiles de agua eran lanzados, éstos se congelaban al hacer contacto con la piel acorazada del Pokemon. Malva, por su parte, con ayuda de Pyroar comenzaba a derretir el suelo de mármol ahí donde Kyurem pisaba, haciendo que éste gritara de dolor y lanzara pisoteadas de agresividad a sus pequeños oponentes, mientras Tileo con ayuda de su Aegislash corría de un lado a otro danzando con espadazos que herían su piel.
Sin embargo, Kyurem también tenía un límite de paciencia, y cuando notó que aquellos siete sujetos más sus Pokemon comenzaban a invadirlo de ataques varios, el Pokemon lanzó un rugido estremecedor en donde todos tuvieron que taparse los oídos. Un relámpago cobalto cayó sobre la isla, aterrizando justamente sobre Kyurem; el Pokemon rugió más alto de lo que cualquiera pudiese haber imaginado, y súbitamente, el trueno se convirtió en un haz de hielo eléctrico que fue lanzado de manera automática y veloz hacia siete puntos en específico, los cuales no pudieron esquivar tal estruendo.
La barra de aquellos jugadores bajó drásticamente, hasta colocarse en rojo. A pesar de que eran jugadores experimentados y miembros de élite tanto en el gremio como en el juego, el único ataque el cual Kyurem había hecho y acertado bastó para bajar su vida hasta tornarla crítica.
— ¡Agh, mierda! —Black sintió cómo las agujas de hielo recorrían todo su cuerpo como venenosas cargas eléctricas— ¡White, White, ¿estás bien?!
Sin embargo, Black no pudo obtener respuesta de la chica que le importaba; y aunque obtuviera una respuesta, el rugido de Kyurem ensordeció los oídos de cada uno de los presentes. Y de manera inesperada, el relámpago que había caído sobre Kyurem hizo que la estabilidad de la isla de perdiera y pronto comenzara a afectarle al gravedad del vacío, por lo que Kyruem, los escombros y todo ahí comenzó a descender drásticamente.
— ¡Sujétate, Tileo! —Winona y Swellow le extendieron una ayuda a su compañero, mientras Kyla o hacía con Malva y Black con Narciso.
— ¡White! ¡WHITE! —Black seguía sin obtener respuesta. La tempestad pronto enfureció como si correspondiera a los rugidos de Kyurem, y la lluvia pronto se convirtió en un diluvio donde los Pokemon voladores tuvieron que ir a la isla más próxima para refugiarse debajo de alguna edificación o un árbol que los protegiera.
Kyurem seguía descendiendo entre los escombros, más pronto extendió sus alas y comenzó a volar torpemente para atacar lo primero que se le cruzara en frente. Varios islotes empezaron a explotar con un fuego sofocante que iluminó un tanto un paisaje frío y oscuro. Back y compañía reposó sobre otra isla cercana, debajo de un tejado que los protegía de la tormenta.
— ¡Ahí están! —Las voces los alarmaron, pero sólo eran más miembros novatos del Gremio Equilibrio— ¡Comandantes de élite, ¿se encuentran bien?!
Varios jugadores fueron a su socorro, mientras Malva les explicaba lo que sucedía.
— ¡Quiero que evacúen a todo jugador de este maldito nivel, ¿oyeron?!
Al tiempo en que uno de ellos asentía y se alejaba, Black seguía buscando con la mirada para ver dónde podría estar White, o si se acercaba hacia su posición. Lo único que podía ver era gotas de lluvia y una pequeña luz diminuta proveniente del fuego que Kyruem lanzaba de su hocico hacia las islas de Ciudad Celeste.
— ¡Tenemos que ir por ella! —Dice Black desesperado
— ¡Black, Black…! —Skyla lo detuvo de un brazo antes de que se montara sobre du Braviary— ¡No puedes ir! ¡Es muy peligroso!
— ¡No, puede estar en peligro! —Responde casi fuera de sí.
— ¡Aguarda, aguarda! Sólo te arriesgarás a morir; si ese Pokemon te ve, estarás muerto. ¡Ya viste lo que un solo ataque nos puede hacer! Si vuelve a hacerlo a alguno de nosotros, moriremos. —Intenta Skyla hacerlo entrar en razón
— La chica tiene razón —Tileo finalmente se expresó— Además, Shigeru y Diantha seguro están lidiando con N.
— Pero… no tienen sus poderes sanadores. ¿No deberíamos ayudarlos? —insistió Winona.
— Seguramente no les gustaría que interviniéramos en una batalla donde su orgullo está en juego. Han querido atraparlo desde hace mucho; no nos corresponde el ayudarles —replicó Narciso.
No muy lejos de ahí, los ataques sofocantes de Kyurem desprendían luces cálidas y rojizas que iluminaban un diluvio lleno de oscuridad. Un fuego ardiente que desprendía ondas de calor que despertaron los cinco sentidos de White.
Al abrir los ojos, White notó que las gotas de lluvia caían menos rápido de lo que lo hacía ella. Mandibuzz estaba a su lado, también inconsciente debido al ataque de Kyurem; la isla principal de Ciudad Celeste, caían junto con ella en un vacío donde lo único que lo esperaba era un océano feroz y agitante.
— No…
Apenas intentaba recuperarse, pero el océano ya estaba a un centenar de metros debajo de ella, esperando a quitarle con el impacto lo que le restaba de vida.
Y súbitamente, reaccionó. Intentó nivelarse en el aire, y sacudió a Mandibuzz que también estaba saliendo de su trance.
— ¡Mandibuzz, nos caemos! ¡Ayuda, Mandibuzz!
Sus gritos hicieron reaccionar al Pokemon, y cuando el ave supo en dónde estaba y qué era lo que había pasado, extendió sus alas para detener la velocidad de la caída abruptamente. White ya se encontraba sobre su lomo. Mandibuz aterrizó aun así sobre el océano, de manera un poco menos brusca de lo que podría ocasionar la muerte; el Pokemon ave junto con su dueña se sumergieron en las corrientes marinas que no tenían piedad contra nadie, e intentaron salir de ahí esquivando las grandes piedras y los escombros que caían junto con ellos. Salieron tomando una gran bocanada de aire y lluvia, y esquivaron a diestra y siniestra piedras que amenazaban con herirlos, pero cuando finalmente encontraron un islote en medio del océano inquietante, reposaron ahí un momento, en donde la lluvia era la única que les lastimaba.
White miró a todos lados, para ver dónde se encontraba Kyurem; sin embargo, presintió algo. Sintió la necesidad de ayudar a alguien que se encontraba en peligro, y aquellas dos auras pequeñas y débiles que apenas podía presentir estaban en un inminente peligro contra un aura blanquecina que crecía más y más en medio de una jungla y Pokemon salvajes que se escondían de los hiperrayos y bolas sombra que Mega-Gardevoir y Mega-Aerdoactyl lanzaban contra dicha aura.
N ya se había hartado de jugar con aquellos sujetos, esquivando cada ataque que ambos jugadores y Pokemon lanzaban. Shigeru y Diantha, acertaron en un par de golpes, mandand romper varias estatuas ancestrales de Pokemon voladores; pero N sólo se dedicaba a reír, a reincorporarse rápidamente y a seguir esquivando hasta el cansancio en medio de una cortina de lluvia que no hacía nada más que complicar el asunto.
— ¡Basta! — Dijo parándose en seco y extendiendo ambos brazos a los lados.
El retroceso de N hizo que los dos pararan en su serie de golpes, porque el sujeto comenzó a reír de manera divertida, hasta el punto en que la risa se tornó parte de la tempestad feroz y relampagueante.
N cerró los ojos sin dejar de reír, y de un momento a otro, lo que había sido un diluvio oscuro e impredecible pronto se vio iluminado por algo que a Shigeru y Diantha le hizo retroceder por primera vez desde la batalla.
N comenzó a iluminarse; sus ojos dejaron de ser esmeraldas para tornarse dorados, y su piel empezó a ser más blanquecina de lo pálida que ya era. El aura que pronto sintieron aquellos dos sanadores fue increíble; el poder de N gracias al aura blanca que empezó a surgir de su alma iluminó la explanada y comenzó a desintegrar las lianas y enredaderas que habían estado ahí durante mucho tiempo. La lluvia alrededor del sujeto de gorra se detuvo como si no existiera gravedad alguna, siendo pequeñas esferas de agua que presenciaban el aura más poderosa que alguien había sentido o visto jamás. Un aura blanca que aumentó el triple de la barra de vida de N, y un aura que fue concebida gracias al permiso del Ying y el Yang. Un aura que más que haber sido otorgada a N, fue robada por el mismo teniendo la posesión de la oscuridad y la luz, del negro y del blanco, de Reshiram y Zekrom. Un aura que causó que Kyurem, en las alturas del tormento, desapareciera y se transformara en un haz de luz que iluminó todo el ambiente. Y así, el aura de Kyurem se trasladó hacia el centro del pecho de N, quien sonrió debido al placer que aquello le ocasionaba. Un aura que finalmente le robaba el apodo a Shigeru. Ahora N, era el Sanador Invencible; el sanador incapaz de derrotar en ese momento, y tanto Diantha como Shigeru lo sabían. Ellos tenían que retroceder, o bien, morirían luchando contra algo que no podía ser derrotado ni por la convicción más grande de todas.
El sujeto pronto rió. Las carcajadas que regaló al aire eran dignas de locura y de un poder que había cegado totalmente a N. Él ya no era un jugador normal y corriente; él ya no era incluso N, porque la mirada dilatada que les regaló tanto a Diantha como a Shigeru fue diferente.
Las piedras ancestrales de Pokemon voladores acompañaron majestuosamente al aura brillante de N, mostrando sus rasgos bien detallados pero desgastados. La lluvia se precipitaba por todos lados, pero no por la mirada de N que era cubierta por su gorra blanquecina.
— ¡Es hora de que corran, bastardos! — Les gritó sin borrar su sonrisa, la cual se extendía de oreja a oreja.
La voz maniática de N hizo reaccionar al instante a los sanadores enemigos. Éstos comenzaron a retroceder sin pensarlo demasiado; Mega-Gardevoir y Mega-Aerodactyl lanzaron un par de ataques que explotaron justo a centímetros de N, para ganar algo de tiempo. La invencibilidad del jugador fue notoria al ver que éste salió como si nada hubiese pasado de la nube de humo que se generó segundos después, y entonces se dedicó a perseguir a sus víctimas.
— ¡Corre! —ordenó Diantha, esquivando las esculturas delos Pokemon voladores.
A pesar de que ambos sujetos y sus dos Pokemon iban retrocediendo a toda velocidad, N pronto empezó a volar a centímetros del suelo para acercarse mucho más rápido; su aura estaba totalmente activa, y era capaz de volar, duplicarse y no recibir daño alguno.
En ese momento, N dividió su alma en enésimas partes, inundando la explanada poco a poco de muchos personajes iguales con esa mata esmeralda y con el aura brillante que desprendía un haz intenso, alejando la neblina de la tempestad.
— ¡Corran, corran seres inútiles!
Y en ese momento, la horda de N que iba a la caza de sus enemigos alcanzó el faldón del Mega-Gardevoir, lo que ocasionó que el Pokemon se inundara entre miles de N que como zombies empezaron a atacarla masivamente.
— ¡NO! —El grito de Diantha fue disfrutado por N. Mega-Gardevoir en ese momento supo que debía sacrificarse, por lo que mientras le bajaban su gran barra de vida los golpes, mordeduras y patadas de varios N, generó una enorme bola de sombra que explotó en su posición con un radio de más de cien metros.
Varios N desaparecieron en destellos que pronto fueron atraídos hacia el centro del pecho de un N en particular. Aerodactyl había subido en su lomo a los dos jugadores, alejándose de la explosión a tiempo para no salir lastimados.
—El Sanador Invencible se dio cuenta de los fragmentos de aura que fueron atraídos hacia el centro de origen.
Diantha volteó a ver al N real, que se confundía entre una docena más de personajes iguales.
— ¿Qué plan sugieres? Somos inservibles en este momento —se dio cuenta Diantha al ver que ya ni sentía su propia aura.
— Al parecer todos los sanadores lo son en estos instantes.
Shigeru se quedó pensando un par de segundos; Mega-Aerodactyl entró a un mar de plantas selváticas que dificultaron más el vuelo, pero también dificultaron más la caza para N.
— Tengo una idea; creo puede funcionar.
Sin decir nada más, el pokemon fósil siguió navegando por encima de lianas y grandes hojas, pero de un momento a otro, el Pokemon volador salió por entre matorrales y comenzó a ascender a grandes velocidades a un cielo amenazante y eléctrico. N se dio cuenta de ello, y junto con su centenar de copias, comenzó a volar hacia su dirección para perseguirlo.
Gary ascendía, sujetándose al cuello de un Mega-Aerodactyl que sólo se concentraba en subir cada vez más, mientras Diantha se agarraba a los hombros de su compañero con fuerza. El ascenso era increíblemente frío y oscuro; las gotas de lluvia dejaban de abundar cada vez que el Pokemon atravesaba un grupo de cúmulos grisáceos, pero la temperatura iba descendiendo drásticamente y las cargas eléctricas podían sentirse sobre sus cuerpos, con los relámpagos ensordeciendo sus oídos y con un grupo de N que no tenían intenciones de parar.
Las mejillas de Gary se congelaron, la abundante neblina de las nubes no le permitía ver con claridad lo que había más arriba, y las bocanadas de aire comenzaban a faltarle al tiempo en que se alejaban de Ciudad Celestial para entrar en un cielo desconocido.
— ¡¿Qué pretendes?!
La voz de Diantha apenas se ecuchaba entre varios hilos retumbantes de rayos, pero Shigeru sólo se dedicaba a estar en sintonía con su propio Pokemon y pensar en una sola cosa.
— Ya casi… ya casi…
La altura límite que se había impuesto Shigeru estaba por ser alcanzada, pero la velocidad a la que venían los enemigos duplicados iba siendo mayor. Los metros de separación iban siendo menos, y Diantha volteó hacia abajo para corroborar que aquello era cierto. Un N alcanzó la cola del Aerodactyl, pero Diantha lo sacudió con su pierna para que éste cayera y diera con un relámpago que lo hizo añicos y se convirtiera en un fragmento de aura que volvió al sujeto invencible.
— ¡¿Qué diablos esperas?! ¡Nos alcanzarán!
— ¡Sólo un momento más!
Tal vez N era invencible; tal vez nada podía hacerle daño, pero Shigeru sabía el secreto, y lo hacía porque él ya también había sido invencible aunque fuese por unos minutos, en la batalla contra Cynthia aquella vez en el Castillo Esmeralda. Un secreto que sólo conocían los que habían visitado el mundo aural y que habían estado en plena armonía con el Ying y el Yang.
— ¡SHIGERU!
Los N alcanzaron la cola de Aerodactyl, que miró con el rabillo del ojo a sus enemigos.
— Tal vez seas invencible, pero aún sientes dolor. ¡AHORA!
Mega-Aerodactyl extendió sus alas cual paracaídas para detener la velocidad a la que iba. Aquello fue inesperado para los N, que atravesaron a sus enemigos y se pasaron de largo. Aerodactyl había quedado completamente suspendido en el aire con los dos jugadores, y el centenar de N como moscas desesperadas seguía ascendiendo de manera confundida. Así, al volverse para perseguir cuesta abajo a sus enemigos, Aerodactyl ya tenía preparado un ataque especial dentro de su hocico.
— ¡Hiperrayo!
Un hiperrayo de un color particular salió disparado del hocico del Pokemon. El ataque amarillento de más de diez metros de diámetro rodeó a todos los N que venían deprisa hacia abajo; sin embargo, los relámpagos también dieron con el ataque debido a la energía que ésta producía. Esto ocasionó que el hiperrayo fuese más letal y diera con los N calcinándolos todos a su paso y generando una explosión que alejó bastante en la zona a las nubes grisáceas. Todas las copias de N habían desaparecido y los fragmentos del aura de N volvieron al original, que gritó en medio de un ataque mortal el cual Shigeru había pensado con astucia.
Shigeru comenzó a descender a toda velocidad para desaparecer de la vista de N, pero éste pronto voló con más rabia a pesar de que el dolor que estaba sintiendo era demasiado. Su cuerpo estaba sin daños, así como su barra de vida, y aunque parecía que nada le hubiese pasado, gritaba de rabia debido a la cólera y al dolor que aquel ataque le ocasionó.
Shigeru volteó hacia arriba, viendo cómo N se aproximaba entre nubes eléctricas. Y en ese momento, la velocidad de N aumentó todo lo posible para estar a su alcance.
Gary y Diantha dejaron de sujetarse del Pokemon para caer libremente por el aire, y le dejaron mucho más libertad al Aerodactyl, que dio varios aleteos para agarrar corrientes de viento. En ese momento, N supo que ambos sujetos estaban incluso dispuestos a luchar en el aire contra él.
— Bien, sí así lo quieren. — Comentó el peliverde, está vez con un rostro enfurecido.
N estuvo frente a los dos con brazos y piernas viertas, mientras señalaba con un dedo a uno de sus oponentes. El poder aural que poseía era tan grande, que de su dedo índice fue expulsada una gran cantidad de golpe aural que Shigeru esquivó con habilidad.
Antes de que N repitiera su ataque, el Mega-Aerodactyl apareció de nuevo entre varias nubes y sujetó a N con sus garras. Éste lo llevó hacia abajo con mucha más velocidad de la que caía su dueño y Diantha.
Aerodactyl abrazó a N con sus alas inmovilizándolo por completo y comenzó a descender rápidamente mientras se generaba una onda de fuerza sobre los dos cuerpos. Pronto, el ataque de Giga Impacto empezó a surtir afecto sobre Aerodactyl, buscando la isla más próxima para estrellar a su adversario. Y en cuestión de segundos, el Pokemon encontró una isla pequeña que al momento del impacto, la isla se partió en pedazos y cual meteorito se fue directo hacia la perdición de un océano voraz.
La explosión y el sonido fueron mucho más ensordecedores que cualquier rayo que había sido presenciado durante la tormenta; Shigeru y Diantha sabían que N aún no estaba acabado, y aunque Mega-Aerodactyl había sido el sacrificado, aquello iba a dar un par de minutos de distracción en los que ambos sujetos podían escapar. Sin embargo, caían sin poderes aurales algunos en los que respaldarse y de esa manera flotar, por lo que iban a impactarse tarde o temprano en alguna isla o en las profundidades del mar.
— ¡La isla!
Shigeru notó cómo la isla que había sido partida en pedazos gracias al Giga Impacto de su Pokemon volador empezaba a caer a la par de ambos jugadores. Varias rocas caían junto con ellos, y fue ahí donde una porción colosal de tierra descendía junto con ellos. Debido a la diferencia mínima de velocidad a la que caían, pudieron aterrizar sin problemas ahí, mientras miraban a todos lados para esquivar escombros que caían más rápido que la porción de tierra.
— ¡Sujétate de algo!
La gravedad aún hacía su trabajo, y el peso de la gran porción de tierra era mayor que la de sus cuerpos, por lo que debían sujetarse del suelo de aquella masa para seguir cayendo junto con ella.
— ¡Debem…! —Shigeru ni siquiera alcanzó a terminar sus indicaciones: N había ya se había reincorporado para lanzar una roca que doblaba el tamaño a Gary. Éste recibió el impacto y salió disparado muy lejos. Diantha volteó hacia todas partes, pero sufrió el mismo daño que N con una roca del triple de tamaño que la anterior.
Ambos sujetos pararon en una isla mucho más pequeña; la isla era estable, desértica y llena de troncos y vegetación que fue destruida con el aterrizaje estrepitoso de los dos jugadores. Un pequeño riachuelo seguía su curso hasta el final de la isla, y Shigeru dio a parar ahí, hundiéndose y siendo llevado por la corriente.
"Despierta…Despierta… ¡DESPIERTA!"
Los pensamientos y la convicción de Shigeru para reincorporarse del golpe estrepitoso fueron sorprendentes. Al abrir los ojos, notó que la respiración le hacía falta al estar en las profundidades de un río feroz debido a la tormenta. Al salir a la superficie, dio una gran bocanada de aire y trató de buscar algo a lo que sujetarse. No había nada siquiera en su camino; una roca, un tronco, una porción de tierra en la cual parar, y si seguía iba a terminar en una catarata que lo volvería a llevar hacia el vacío. Con mucha dificultad y con ese cerebro cauteloso y astuto que tenía, se quitó la capa plateada que llevaba en sus hombreras, la enredó sobre su mano izquierda y la lanzó hacia la orilla del río, que estaba a un metro de él. La capa dio en el clavo de la raíz salida de un tronco, y la seda tuvo la suficiente fuerza para clavarse y sujetar el peso de Gary que luchaba contra la corriente. El muchacho peleó y nadó hasta las orillas, y cuando salió tosiendo y suspirando de cansancio, volteó hacia el frente para encontrarse con el puño de N que dio de lleno en su rostro.
El Sanador Invencible no tuvo tiempo de pararse y reaccionar; N se le vino encima y comenzó a invadirlo de puños que dieron de lleno en su cara. Uno, dos, cinco, doce. Los puños y las risas de N eran tan placenteras para el sujeto del aura invencible que disfrutaba mucho el hacerlo hasta el punto en que iba a matarlo.
La vida de Gary bajaba, descendía drásticamente; la sangre, chorreando en los puños de N y sobre los ropajes plateados del sanador. Haces de varios colores pasaban por la mente del muchacho, entre ellas vio el destello del rostro de su abuelo, el profesor Oak; Ciprés, Satoshi, Citron.
— ¡Asesino! ¡Maldito asesino!
Las palabras de N eran tan verdaderas que Shigeru podía oírlas a pesar de la golpiza. El rostro e varios niños confundidos invadió sus pensamientos; niños que tarde o temprano eran asesinados por él… verdaderamente asesinados. ¿A cuánta gente había asesinado el nieto del creador del juego? ¿Cuántos niños habían visto por última vez el rostro de alguien que parecía haber perdido los sentimientos de empatía y esperanza? ¿Cuántas órdenes había seguido Shigeru bajo el mando de Giovanni para que siguiera como un peón cualquiera? ¿Cuánto había hecho él para que no fuese descubierto? ¿Cuánta más tortura necesitaba para entrar en un trauma que trataba de evitar a toda costa?
Su vida estaba en un 5%, y tanto él como los demás no tenían ni idea si N podría matar realmente a Shigeru.
"Lo lamento, abuelo… Yo… yo no pude verte de nuevo; no pude salvarlos. Lo lamento, Ash…"
Los golpes daban de lleno y N estaba a punto de terminar con su vida… si no fuese por un corazón valiente que intervino en la batalla. Un alma guerrera que se atrevió a mandar a varios metros de distancia con un Pulso Umbrío a N hacia varios troncos que se partieron con la inercia de su cuerpo. Un jugador que sabía que no tenía oportunidad alguna para vencer a alguien invencible, pero aun así estaba ahí parada, con un Mandibuzz dispuesto a ganar algún tiempo para que Shigeru fuese rescatado.
— Oh, miren quién se ha aparecido —dijo N aun entre risas.
White había desenvainado su espada aguja, lista para enfrentarse a alguien que sabía que no iba a poder ganarle. N, en cambio, se reincorporó en su lugar aun con molestias de dolor pero con la vida al 100%. Empezó a caminar sin que nada le afectara. Mandibuzz lanzó Pulsos Umbríos a diestra y siniestra, pero N seguía caminando sin temor de que la presencia de White fuese alguna distracción para que él terminara tanto con su vida como con la de Gary.
— ¡No te mueva sin un paso más! ¡Te lo advierto!
[Video 4: At the botton of the night (Chrono Trigger)]
— Tus amenazas son sólo palabras al aire, White. ¿Qué es lo que haces aquí? ¿Por qué quieres la muerte? ¿Es lo que quieres?
La muchacha retrocedió unos pasos temerosa, pero sin dejar de mantener la espada en alto.
— No lo asesines… —las palabras dolorosas que White estaba a punto de decir se cruzaron con el relámpago que se cruzó en el aire—: Asesíname a mí.
— ¿Qué? —N se sorprendió por primera vez en la batalla.
— Hazlo.
— Ellos tomaron a dos personas preciadas para mí. ¿Por qué habría de quererte a ti?
— Porque sé que lo quieres… Sé que me quieres; puedo verlo en tu mirada.
N estudió las palabras de White como si tuviese razón; se limitó a dar un simple bufido y entonces finalmente se paró frente a White, cara a cara, cuerpo a cuerpo, espada a rostro.
— Dame tu espada…
Los relámpagos sonaron de nuevo; el sonido viajó hasta dónde venían Skyla y compañía, muy aprisa hasta donde ocurrían la sucesión de los hechos. La pelirroja aterrizó con su Swanna no muy lejos de ahí, justo donde Diantha había quedado inconsciente. Tileo, Winona, Narciso, Malva y Black aún revisaban el perímetro sin saber realmente hacia dónde N y Shigeru se habían dirgido entre una maleza de selva densa.
— ¡Rápido, tenemos que encontrarlos!
La tempestad, los rayos desde el cielo y el molesto diluvio hacían muy difícil la búsqueda. No obstante, Skyla ya había dado con una Diantha inconsciente pero viva. Una Diantha que estaba totalmente vulnerable, una Diantha que en un abrir y cerrar de ojos podía ser asesinada por cualquiera, por quien sea, incluso hasta por Skyla.
La muchacha volteó hacia todos lados. El pulso comenzó a palpitar sobre su pecho y el sudor se hizo presente. Tal vez pensaba lo que había pensado desde hace mucho tiempo y las oportunidades sólo se presentaban una vez en la vida. ¿La desaprovecharía?
Formó una cuchilla de viento alrededor de su puño, y tocó sutilmente el cuello de la Sanadora Celestial; de nuevo los relámpagos palpitaban cerca de su posición; la lluvia incluso era un sonido molesto y misterioso en un ambiente donde todo podía pasar. Era ahora o nunca. Ella tenía el casco beta, y podía ser capaz de asesinar. Ella podía ser la responsable de que dejaran de ser los Cuatro Grandes; ella, Skyla, comenzó a pensar en la locura de la sanadora y todo el egoísmo que había tenido. Ahora o nunca. Una oportunidad de oro donde bien podía culpar a N de su asesinato.
— ¡¿SKYLA?!
Winona estaba detrás de ella. La muchacha volteó a verla con confusión, y en medio de la lluvia las dos se lanzaron unas miradas que decían mucho. Winona no supo qué decir ante lo que pensaba que Skyla estaba a punto de hacer. La pelirroja sólo se dedicó a respirar entrecortadamente, y no trató de ocultar la cuchilla de viento que tenía malas intenciones.
Sin embargo, antes de decir algo, las dos chicas presenciaron el gran estallido que el Pulso Umbrío del Mandibuzz había ocasionado momentos antes. Skyla vio entre maleza y jungla la figura de White que estaba dispuesta a luchar.
— Maldita sea… ¡Winona, toma a Diantha y llévala lejos de aquí!
Sin dejarle responder a su amiga, la muchacha fue corriendo hacia White con suma preocupación.
— Así que… ¿qué dices? —susurraba N al oído de White, después de haberle hecho una gran propuesta.
White, por su parte, estaba inmóvil. La boca abierta y el temblor que sus manos sentían al sujetar el mandoble de la espada la habían hecho caer ante las palabras de N.
— ¿Te gustaría conocerlo…?
White no pudo responder enseguida; tuvo que tomarle un tiempo después de mirar a Shigeru y la sangre que corría por su rostro. Mandibuzz había muerto en un estrangulamiento de N, y ahora sólo quedaban ellos dos, donde N estaba ansioso por alguna extraña razón.
— Hazlo, pero vete lejos de aquí. Después de que lo hagas, le perdonarás la vida —White no dejaba de ver a Shigeru.
— Bien… —N sonrió ésta vez de una forma más placentera que maniática— Entonces… dame tu espada.
Y sin fuerza de convicción, White le entregó a empuñadura a su adversario, mientras la aguja tocó sutilmente el vientre de su dueña. La espada se arrepentía de herir a quien la había esgrimido, pero el que la esgrimía tal parecía que no se iba a arrepentir del todo.
— Ahora… ¡MUERE!
— ¡WHITE!
Black la había visto desde lejos, con Skyla corriendo de igual manera entre la maleza. Tileo y Narciso también los habían acorralado, mientras Malva y Winona estaban ya surcando los aires con Diantha entre lomos de un Swellow que llevaba a los tres personajes.
— ¡NOOO! —Skyla llegó demasiado tarde.
Black sintió una punzada en el corazón al ver cómo N le clavaba la propia espada a su dueña. La barra de vida de White, una novata que había formado parte de élite, despareció seguido de una explosión en pixeles que se confundió entre gotas brillantes de lluvia. Black se tiró al suelo y comenzó a perder la razón de sí, mientras Tileo lo sujetaba con su fuerza bruta para que no se abalanzara contra N. Skyla tuvo un momento de trance, pero su pestañeo le hizo saber que Shigeru aún estaba en peligro, y con su Swanna al lado, como ráfaga lo sujetó de sus ropajes para surcar el cielo, mientras el Braviary de Black entendió la situación y montó a Tileo y a un Black que estaba totalmente fuera de sí, con gemidos devastadores y ganas de asesinar tanto a N como a un Tileo que aún lo tenía entre brazos.
Skyla volteó hacia atrás: N le dedicó una última mirada antes de desaparecer de aquel nivel satisfecho por lo que había realizado.
¡NOOOOOOOO! ¡White! Adios Black x White :/
En fin, realmente me costó editar este capítulo, sobre todo por ese final, la tentación de cambiar el destino es fuerte, pero debo ser profesional. Espero que les haya gustado el capítulo, aunque realmente no tuve que hacer mucho, solo arreglar unos errores aquí y allá y ponerle algo de detalles a los personajes durante los diálogos (Aunque eso es más mi estilo personal, espero que a Jovat no le moleste jeje)
Y ahora, ¿Que trama N con este ataque? ¿Como reaccionarán los megas ante este acontecimiento? ¿Que pasará con el duelo entre Kalm y Serena? ¿Podrá Jovat al fin darnos una explicación de donde esta Ash? Con algo de suerte será explicado en el próximo episodio (Recen en serio por lo último, pls). Y sin más que decir, ¡Gracias por leer, nos leemos!
Próximo capítulo: Partida
