Harry Potter Nueva luz

Descargos de responsabilidad: No soy dueño de Harry Potter y de los personajes. Además, esta historia es una ficción, por lo tanto, está destinada a personas respetables. Entonces, si este tipo de historias ofenden o no es acto para personas sensibles, deja de leer ahora. Gracias

Capítulo 20 el primer petrificado y la revelación del culpable.

Lo desagradable fue tomar la poción. Al pasar, le abrasaba la boca y la garganta, hace ser y resoplar, la suerte que ahora no tenía que tomar Squelegro, gracias a su Mione, la cual le había dado los primeros auxilios. Sin dejar de criticar los deportes peligrosos y a los profesores ineptos, la señora Pomfrey se retiró, dejando que lavender y Hermione ayudaran a Harry a beber un poco de agua.

¡Pero hemos ganado! le dijo lavender, sonriendo tímidamente. Todo gracias a tu jugada Harry. ¡Y Malfoy… Parecía que te quería matar!

Me gustaría saber cómo trucó la bludger, dijo Hermione intrigada, ella sabía que era Dobby, pero no quería hacerlo saber.

¿Con cosas de gente de Slytherin dentro? Estás de broma observó lavender.

En aquel momento, se abrió de golpe la puerta de la enfermería. Sucios y empapados, entraron a ver a Harry los demás jugadores del equipo de Gryffindor.

Las primeras fueron tanto Alicia y Katy, las cuales se veían preocupadas, y se lo vieron a demostrar con un abraso, esto fue notado por Hermione, sospechando.

Un vuelo increíble, Harry, le dijo George. Acabo de ver a Marcus Flint gritando a Malfoy algo parecido a que tenía la Snitch encima de la cabeza y no se daba cuenta. Malfoy no parecía muy contento.

Habían llevado pasteles, dulces y botellas de zumo de calabaza; se situaron alrededor de la cama de Harry, y ya estaban preparando lo que prometía ser una fiesta estupenda, cuando se acercó la señora Pomfrey gritando:

¡Este chico necesita descansar, tiene que descansar! ¡Fuera! ¡FUERA!

Y dejaron solo a Harry, sin nadie que lo distrajera.

Horas después, Harry despertó sobresaltado en una total oscuridad, dando un breve grito de dolor. Por un instante pensó que era aquello lo que le había despertado. Pero luego se dio cuenta, con horror, de que alguien, en la oscuridad, le estaba poniendo una esponja en la frente.

¡Fuera! gritó, y luego, al reconocer al intruso, exclamó: ¡Dobby!

Los ojos del tamaño de pelotas de tenis del elfo doméstico miraban desorbitados a Harry a través de la oscuridad. Una sola lágrima le bajaba por la nariz larga y afilada.

Harry Potter ha vuelto al colegio susurró triste. Dobby avisó y avisó a Harry Potter. ¡Ah, señor!, ¿por qué no hizo caso a Dobby? ¿Por qué no volvió a casa Harry Potter cuando perdió el tren?

Pero a Dobby no le importó, señor, porque pensaba que Harry Potter estaba a salvo, ¡pero no se le ocurrió que Harry Potter pudiera llegar al colegio por otro medio!

Se balanceaba hacia delante y hacia atrás, agitando su fea cabeza.

¡Dobby se llevó semejante disgusto cuando se enteró de que Harry Potter estaba en Hogwarts, que se le quemó la cena de su señor! Dobby nunca había recibido tales azotes, señor…

Dobby ya sabía que eras tú, incluso si te distes cuenta nunca estuve en riesgo, siempre has estado vigilado.

Váyase a casa, Harry Potter. Váyase, porque no debe verse involucrado, es demasiado peligroso…

¿Quién es, Dobby? le preguntó Harry, manteniéndolo firmemente sujeto por la muñeca para

impedirle que volviera a golpearse con la jarra del agua. ¿Quién la ha abierto? ¿Quién la abrió la última vez?

¡Dobby no puede hablar, señor, no puede, Dobby no debe hablar! chilló el elfo. ¡Váyase a casa, Harry Potter, váyase a casa!

¡No me voy a ir a ningún lado! dijo Harry con dureza. ¡Mi mejor amiga es de familia muggle, y su vida está en peligro si es verdad que la cámara ha sido abierta!

¡Harry Potter arriesga su propia vida por sus amigos! gimió Dobby, en una especie de éxtasis de tristeza. ¡Es tan noble, tan valiente…! Pero tiene que salvarse, tiene que hacerlo, Harry Potter no puede…

Dobby se quedó inmóvil de repente, y temblaron sus orejas de murciélago. Harry también lo oyó:

eran pasos que se acercaban por el corredor.

¡Dobby tiene que irse! musitó el elfo, aterrorizado.

Se oyó un fuerte ruido, y el puño de Harry se cerró en el aire. Se echó de nuevo en la cama, con los

ojos fijos en la puerta de la enfermería, mientras los pasos se acercaban.

Dumbledore entró en el dormitorio, vestido con un camisón largo de lana y un gorro de dormir. Acarreaba un extremo de lo que parecía una estatua. La profesora McGonagall apareció un segundo después, sosteniendo los pies. Entre uno y otra, dejaron la estatua sobre una cama.

Traiga a la señora Pomfrey susurró Dumbledore, y la profesora McGonagall desapareció a toda prisa pasando junto a los pies de la cama de Harry. Harry estaba inmóvil, haciéndose el dormido. Oyó voces apremiantes, y la profesora McGonagall volvió a aparecer, seguida por la señora Pomfrey, que se estaba poniendo un jersey sobre el camisón de dormir. Harry la oyó tomar aire bruscamente.

¿Qué ha ocurrido? preguntó la señora Pomfrey a Dumbledore en un susurro, inclinándose sobre la estatua.

Otra agresión explicó Dumbledore. Minerva lo ha encontrado en las escaleras.

Tenía a su lado un racimo de uvas dijo la profesora McGonagall. Suponemos que intentaba llegar hasta aquí para visitar a Potter.

A Harry le dio un vuelco el corazón. Lentamente y con cuidado, se alzó unos centímetros para poder ver la estatua que había sobre la cama. Un rayo de luna le caía sobre el rostro.

Era Colin Creevey su hermanito. Tenía los ojos muy abiertos y sus manos sujetaban la cámara de fotos encima del pecho y podía ver su amuleto roto.

¿Petrificado? susurró la señora Pomfrey.

Sí, dijo la profesora McGonagall. Pero me estremezco al pensar… Si Albus no hubiera bajado por chocolate caliente, quién sabe lo que podría haber…

Los tres miraban a Colin. Dumbledore se inclinó y desprendió la cámara de fotos de las manos rígidas de Colin.

¿Cree que pudo sacar una foto a su atacante? le preguntó la profesora McGonagall con expectación.

Dumbledore no respondió. Abrió la cámara.

¡Por favor! exclamó la señora Pomfrey.

Un chorro de vapor salió de la cámara. A Harry, que se encontraba tres camás más allá, le llegó el olor agrio del plástico quemado y un olor ligero a pólvora.

Derretido dijo asombrada la señora Pomfrey. Todo derretido…

¿Qué significa esto, Albus? preguntó apremiante la profesora McGonagall.

Significa contestó Dumbledore que es verdad que han abierto de nuevo la Cámara de los

Secretos.

La señora Pomfrey se llevó una mano a la boca. La profesora McGonagall miró a Dumbledore fijamente.

Pero, Albus…, ¿quién…?

La cuestión no es quién dijo Dumbledore, mirando a Colin; la cuestión es cómo.

Y a juzgar por lo que Harry pudo vislumbrar de la expresión sombría de la profesora McGonagall, ella no lo comprendía mejor que él.

pero ahora había confirmado sus sospechas, ya que la cámara era un proyecto, era cierto que la encontró en la sala de objetos perdidos, pero también le había puesto una runa de anti destrucción, si bien no haría que se pudiese revelar la foto, pero que se quemara era imposible.

Así que Dumbledore siempre lo supo y había destruido la evidencia, por lo que era urgente hacérselos saber a Hermione y sus chicas, al igual que tenía que avisarles sobre los amuletos los cuales fueron creados por Harry y Hermione en conjunto.

AL despertar Harry la mañana del domingo, halló el dormitorio resplandeciente con la luz del sol de

invierno, y su brazo otra vez articulado, aunque muy rígido. Se sentó enseguida y miró hacia la cama de Colin, pero estaba oculto tras las largas cortinas que el propio Harry había corrido el día anterior. Al ver que se había despertado, la señora Pomfrey se acercó afanosamente con la bandeja del desayuno, y se puso a flexionarle y estirarle a Harry el brazo y los dedos.

Todo va bien, le dijo, mientras él apuraba torpemente con su mano izquierda las gachas de avena. Cuando termines de comer, puedes irte.

Harry se vistió lo más deprisa que pudo y salió precipitadamente hacia la torre de Gryffindor, donde lo esperaba tanto, Hermione, Susan y lavender.

Inmediatamente las tres chicas lo siguieron a su cuarto, donde les empezó a platicar sus sospechas, así como lo que sabia sobre el causante de las petrificaciones, a las tres contado a Susan la cual en este tiempo se había acercado mucho a ella, no para revelar su compromiso, pero si para ser casi amigos muy cercanos rosando novios, tomándose de la mano.

Espera me estás diciendo que, un basilisco es la causa de las petrificaciones, pregunto Susan.

Si, es así, respondió Hermione.

Eso es aterrador, dijo asustada lavender.

Pero no es todo, el amuleto que le di a mi hermanito colin no funciono.

Espera, pero el hechizo y runas eran prácticamente infalibles, dijo Hermione, esto está más allá de nuestras expectativas.

Esto es peligroso debo decirle a mi tía Amelia, dijo alarmada Susan.

Espera susi, no puedes, no en realidad no debes no todavía, dije.

Lavender interrumpió, Susan no oíste el director Dumbledore lo sabía, no es verdad Harry y acaban de decir que colin tenía un poderoso amuleto, que crees que pasaría.

Si lavender, respondí, es peligroso ahora, necesitamos encontrar al que está siendo controlado para ayudarlo y destruir su control, además tengo que planear una contramedida a esto, no quiero que les puedan, hacer daño a ustedes.

Gracias, dijo Susan un leve rubor, pero como sabes que es un títere o víctima.

Eso es fácil, si fuera así los ataques serían más comunes, además por lo que puedo ver esta victima está luchando fuertemente, por lo que quiero encontrarlo y ayudarle.

Pero cuando puedo avisar a mi tía, preguntado Susan.

Yo diría cuando encuentre a la víctima y pueda ayudarle, hasta ese entonces.

Bien, pero quiero saber primero de esto, dijo Susan.

Claro respondí.

Por cierto, que vas a hacer con el club de duelo que está formado Lockhart, el idiota está diciendo que tú vas estar ahí, y ya muchos se están escribiendo, bueno la mayoría de los chicos, las chicas saben que es una tontería, ya que muchas ya saben de tu club secreto.

¡¿Qué?!, dijo Susan.

Oh, no lo sabias, dijo Hermione, aquí Harry, tiene un club de duelos que van puras chicas, de las cuatro casas, lo formo después de ese fiasco de Lockhart.

Una pregunta, dijo Susan, por que odian a Lockhart.

Lavender, Hermione y Harry se miraron.

Decidí contestar, susi, en verdad no has leído sus libros detenidamente y has visto sus habilidades.

Susan se quedó en un estado confundido.

Lavender que era la menos inteligente del grupo, y por lo tanto la menos lógica decidió responderle, Susan amiga, en los libros Lockhart dice que estuvo en un lado y en otro dice que estuvo en otro, además varios grupos de chicas le preguntan una cosa de su libro y nunca contesta con exactitud, solo parcialmente, casi todas saben que es un fraude, solo las más tontas le creen.

Es verdad Harry, pregunto Susan.

Si, pero no es todo, también es un abusivo y manipulador, por lo que preferible no estar solo con él en su despacho.

Puedo asistir a tu club, pregunto Susan.

Claro, le respondí.

Horas después.

Harry se fue derecho al aseo de Myrtle la Llorona. No encontraba ningún motivo para que Alexandra y Hermione estuvieran allí, pero después de asegurarse de que no merodeaban por el lugar Fitch ni ningún prefecto, abrió la puerta y oyó sus voces provenientes de un retrete cerrado.

Soy yo, dijo, entrando en los lavabos y cerrando la puerta. Oyó un golpe metálico, luego otro

como de salpicadura y un grito ahogado, y vio a Hermione mirando por el agujero de la cerradura.

¡Harry! dijo ella. Vaya susto que nos has dado. Entra. ¿recibiste nuestro mensaje?

Si, dijo Harry, metiéndose en el retrete. Habían puesto un caldero sobre la taza del inodoro, y un crepitar que provenía de dentro le indicó que habían prendido un fuego bajo el caldero. Prender fuegos transportables y sumergibles era la especialidad de Hermione.

Pensamos ir a verte, pero decidimos comenzar a preparar la poción regeneradora, le explicó Alexandra, después de que Harry cerrara de nuevo la puerta del retrete. Hemos pensado que éste es el lugar más seguro para guardarla.

Harry pregunto, ya estás en el proyecto de trasmutación de materia, para tu proyecto, Alexandra.

Si contesto Alexandra, también Hermione está en su proyecto, conmigo.

Eso es cierto, dijo Hermione, Alexandra esta con las pociones necesarias y yo estoy preparado el ritual alquímico, que ayudara con su magia necromante, yo al principio no la iba a ayudar, pero lo que dijo me convenció, la magia es magia depende de su uso y quien la usa, además Myrtle ya ha estado mucho tiempo en pena se lo merece.

Por eso pensamos que era mejor darnos prisa, no quiero perder esta oportunidad dijo Alexandra.

Su objetivo era usar la necromancia y el uso de la trasmutación para lograr lo que muchos magos soñaban revivir a un muerto, en este momento usar un fantasma en su lugar, más precisamente Myrtle la cual se ofreció como conejillo, aunque Alexandra ya había hecho diferentes pruebas, previas, y solo quería usar a la chica fantasma debido a que solo le faltaba el último paso lo que era crearle un cuerpo artificial para albergar su alma.

Eso es bueno, pero dedujo que necesitan de mi para algo, no es verdad.

Hermione miro a Alexandra, luego respondió si Harry necesito una persona o sacrificio, como sabes la alquimia como la necromancia solicita un pago, en este caso dos, uno para el ritual y el otro como recipiente necromántico.

Eso es verdad, dijo Alexandra, necesito a uno para la alquimia, pero para la necromancia, es necesario una mujer, si pues lo más joven, y Hermione dice que tienes las víctimas que necesitamos, Malfoy y Narcisa.

Um, Malfoy lo necesito por ahora, y Narcisa tengo planes para ella, así que, que tal en su lugar los Carrow.

Las dos se miraron, y luego asintieron.

Y que has oído sobre el ataque, de colin, le pregunto a las chicas.

La noticia de que habían atacado a Colin Creevey y de que éste yacía como muerto en la enfermería se extendió por todo el colegio durante la mañana del lunes. El ambiente se llenó de rumores y sospechas. Los de primer curso se desplazaban por el castillo en grupos muy compactos, como si temieran que los atacaran si iban solos.

Ginny Weasley, que se sentaba junto a Colin Creevey en la clase de Encantamientos, estaba consternada, pero a Harry le parecía que Fred y George se equivocaban en la manera de animarla. Se turnaban para esconderse detrás de las estatuas, disfrazados con una piel, y asustarla cuando pasaba. Pero tuvieron que parar cuando Percy se hartó y les dijo que iba a escribir a su madre para contarle que por su culpa Ginny tenía pesadillas.

Hermione contesto, Harry las evidencias dicen que es Gini, pero no sé a visto con un diario o es muy astuta o no es ella, espero que puedas resolverlo antes, bajo la mirada.

No te preocupes Hermione, yo te protegeré no dejare que te hagan daño, luego le di un beso, eres precioso para mí y no dejare, que una sombra de un ser idiota termine causándote daño.

Por eso amamos a Harry no quiere a tal adoración, yo le debo todo, y no mentiré si termina con un montón de chicas, se lo merece y yo estaria feliz, además todas son hermanas, familia y personas que quiero, dijo Alexandra dándome un abraso.

Días después.

Harry está terminado su objetivo, el cual era capturar a los hermanos Carrow, Alecto y Amycus, Amycus fue el primero no fue difícil para el encontrarlo y no menos hostigado a un muggle, el cual fue salvado y olvidado, después de dejarlo inconsciente lo puso en un hechizo de éctasis para tenerlo guardado en su maleta.

Alecto fue la siguiente gracias a Amycus pudo sacarle la información de su localización, la encontró en la cocina sin poder saber que la derribo su método de aparición era infalible y silenciosa, ella la puso en su laboratorio, esta era la otra parte de su plan reducir su edad e incrementar su vitalidad, luego dejarla en estasis para su proceso.

El capturar mortifagos no era algo de un principiante, ya que ya había estado deshaciéndose de los mortifagos de bajo rango y mortifagos que el conocía de su otra vida, y eran utilizados tanto para Alexandra, Hermione y Catherine generalmente, además de sus otras chicas, como sujetos de pruebas eran los peores seres y personas, y que mejor que ser usados para mejores cosas.

Los Carrow eran los primeros mortifagos de tal rango, y no era por que fueran difíciles, no eran por su importancia, pero no tenía otra, ya que eran los únicos que eran una pareja, lo que era necesario.

Pero no fue todo lo que estaba haciendo, ya tenía a la victima de los ataques y para su sorpresa, no era más que una de sus prometidas más distantes, Daphne Greengrass lo que era peligroso.

Otra razón para proteger a las otras chicas, pero ahora que sabía quién era tenía que ser cauteloso, ya que si Daphne estaba siendo poseída lo más seguro era que tenía que ser una fuerte conexión.

Era hora de entregarle los dos sacrificios a sus dos chicas y de ir al primer club de duelo de Hogwarts que Lockhart había hecho no que lo quisiese, pero no había de otra forma.

Más tarde, Harry, lavender y Hermione cruzaban el vestíbulo cuando vieron a un puñado de gente que se agolpaba delante del tablón de anuncios para leer un pergamino que acababan de colgar. Seamus Finnigan y Dean Thomás les hacían señas, entusiasmados.

¡Van a abrir un club de duelo! dijo Seamus. ¡La primera sesión será esta noche! No me importaría recibir unas clases de duelo, podrían ser útiles en estos días…

¿Por qué? pregunto lavender.

Podría ser útil les dijo a Harry y Hermione cuando se dirigían a cenar. ¿Vamos?

Harry y Hermione se mostraron completamente a favor, así que aquella noche, a las ocho, se dirigieron deprisa al Gran Comedor. Las grandes mesas de comedor habían desaparecido, y adosada a lo largo de una de las paredes había una tarima dorada, iluminada por miles de velas que flotaban en el aire. El techo volvía a ser negro, y la mayor parte de los alumnos parecían haberse reunido debajo de él, portando sus varitas mágicas y aparentemente entusiasmados.

Me pregunto quién nos enseñará dijo Hermione sarcásticamente.

Harry empezó una frase que terminó en un gemido: Gilderoy Lockhart se encaminaba a la tarima, resplandeciente en su túnica color ciruela oscuro, y lo acompañaba nada menos que Snape, con su usual túnica negra.

Lockhart rogó silencio con un gesto del brazo y dijo:

¡Venid aquí, acercaos! ¿Me ve todo el mundo? ¿Me oís todos? ¡Estupendo! El profesor Dumbledore me ha concedido permiso para abrir este modesto club de duelo, con la intención de prepararos a todos vosotros por si algún día necesitáis defenderos tal como me ha pasado a mí en incontables ocasiones (para más detalles, consultad mis obras).

» Permitidme que os presente a mi ayudante, el profesor Snape, dijo Lockhart, con una amplia sonrisa. Él dice que sabe un poquito sobre el arte de batirse, y ha accedido desinteresadamente a ayudarme en una pequeña demostración antes de empezar. Pero no quiero que os preocupéis los más jóvenes: no os quedaréis sin profesor de Pociones después de esta demostración, ¡no temáis!

¿No creo que el que termine lastimado sea Snape? susurró Hermione a Harry al oído.

En el labio superior de Snape se apreciaba una especie de mueca de desprecio. Harry se preguntaba por qué Lockhart continuaba sonriendo; si Snape lo hubiera mirado como miraba a Lockhart, habría huido a todo correr en la dirección opuesta.

Lockhart y Snape se encararon y se hicieron una reverencia. O, por lo menos, la hizo Lockhart, con mucha floritura de la mano, mientras Snape movía la cabeza de mal humor. Luego alzaron sus varitas mágicas frente a ellos, como si fueran espadas.

Como veis, sostenemos nuestras varitas en la posición de combate convencional explicó Lockhart a la silenciosa multitud. Cuando cuente tres, haremos nuestro primer embrujo. Pero claro está que ninguno de los dos tiene intención de matar.

Yo no estaría tan seguro susurró Harry, viendo a Snape enseñar los dientes.

Una…, dos… y tres.

Ambos alzaron las varitas y las dirigieron a los hombros del contrincante. Snape gritó:

¡Expelliarmus!

Resplandeció un destello de luz roja, y Lockhart despegó en el aire, voló hacia atrás, salió de la tarima, pegó contra el muro y cayó resbalando por él hasta quedar tendido en el suelo.

Malfoy y algunos otros de Slytherin vitorearon. Hermione se carcajeo abiertamente, seguido de Susan, y otras chicas que sabia realmente quien era.

¿Cres que estará bien? Dijo lavender en risas por entre los dedos con que se tapaba la cara.

¿A quién le preocupa? dijeron Harry y Hermione al mismo tiempo.

Lockhart se puso de pie con esfuerzo. Se le había caído el sombrero y su pelo ondulado se le había puesto de punta.

¡Bueno, ya lo has visto! dijo, tambaleándose al volver a la tarima. Eso ha sido un encantamiento de desarme; como podéis ver, he perdido la varita… ¡Ah, gracias, señorita Brown! Sí, profesor Snape, ha sido una excelente idea enseñarlo a los alumnos, pero si no le importa que se lo diga, era muy evidente que iba a atacar de esa manera. Si hubiera querido impedírselo, me habría resultado muy fácil. Pero pensé que sería instructivo dejarles que vieran…

Snape parecía dispuesto a matarlo, y quizá Lockhart lo notara, porque dijo:

¡Basta de demostración! Vamos a colocaros por parejas. Profesor Snape, si es tan amable de ayudarme…

Se metieron entre la multitud a formar parejas. Lockhart puso a Neville con Justin Finch-Fletchley, pero Snape llegó primero hasta donde estaban Harry.

Ya es hora de separar a este equipo ideal, creo dijo con expresión desdeñosa. Brown, puedes emparejarte con Parkinson. Potter…

Harry se acercó automáticamente a Hermione.

Me parece que no dijo Snape, sonriendo con frialdad. Señor Malfoy, aquí. Veamos qué puedes hacer con el famoso Potter. La señorita Granger que se ponga con Bulstrode.

Malfoy se acercó pavoneándose y sonriendo. Detrás de él iba una chica de Slytherin que le recordó a Hermione una foto que había visto en Vacaciones. Era alta y majestuosa, y su hermosa belleza resaltaba mucho. Hermione la saludó con una débil sonrisa que la otra no le devolvió.

¡Ponte frente a tu contrincantes, dijo Lockhart, de nuevo sobre la tarima, y haz una inclinación!

Harry y Malfoy apenas bajaron la cabeza, mirándose fijamente.

¡Varitas listas! gritó Lockhart. Cuando cuente hasta tres, ejecutad vuestros hechizos para desarmar al oponente. Sólo para desarmarlo; no queremos que haya ningún accidente. Una, dos y… tres.

Harry apuntó la varita hacia los hombros de Malfoy, pero éste ya había empezado a la de dos. Su conjuro le hizo el mismo efecto que si le hubieran golpeado en la cabeza con una sartén. Harry se tambaleó, pero aguantó, y sin perder tiempo, dirigió contra Malfoy su varita, diciendo:

¡Rictusempra!

Un chorro de luz plateada alcanzó a Malfoy en el estómago, y el chico se retorció, respirando con dificultad.

¡He dicho sólo desarmarse! gritó Lockhart a la combativa multitud cuando Malfoy cayó de rodillas; Harry lo había atacado con un encantamiento de cosquillas, y apenas se podía mover de la risa.

Harry no volvió a atacar, porque le parecía que no era deportivo hacerle a Malfoy más encantamientos mientras estaba en el suelo, pero fue un error. Tomando aire, Malfoy apuntó la varita a las rodillas de Harry, y dijo con voz ahogada:

¡Tarantallegra!

Un segundo después, a Harry las piernas se le empezaron a mover a saltos, fuera de control, como si bailaran un baile velocísimo.

¡Alto!, ¡alto! gritó Lockhart, pero Snape se hizo cargo de la situación.

¡Finite incantatem! gritó. Los pies de Harry dejaron de bailar, Malfoy dejó de reír y ambos pudieron levantar la vista.

Una niebla de humo verdoso se cernía sobre la sala. Tanto Neville como Justin estaban tendidos en el suelo, jadeando; Ron sostenía a Seamus, que estaba lívido, y le pedía disculpas por los efectos de su varita rota; pero Hermione y Millicent Bulstrode no se habían detenido: Millicent tenía a Hermione agarrada del cuello y la hacía gemir de dolor. Las varitas de las dos estaban en el suelo. Harry se acercó de un salto y apartó a Millicent. Fue difícil, porque era mucho más fuerte que él, a pesar de su físico.

Muchachos, muchachos… decía Lockhart, pasando por entre los estudiantes, examinando las consecuencias de los duelos. Levántate, Macmillan…, con cuidado, señorita Fawcett…, pellízcalo con fuerza, Boot, y dejará de sangrar enseguida…

» Creo que será mejor que os enseñe a interceptar los hechizos indeseados, dijo Lockhart, que se había quedado quieto, con aire azorado, en medio del comedor. Miró a Snape y al ver que le brillaban los ojos, apartó la vista de inmediato. Necesito un par de voluntarios… Longbottom y Finch-Fletchley,

¿qué tal vosotros?

Mala idea, profesor Lockhart dijo Snape, deslizándose como un murciélago grande y malévolo. Longbottom provoca catástrofes con los hechizos más simples, tendríamos que enviar a Finch- Fletchley a la enfermería en una caja de cerillas. La cara sonrosada de Neville se puso de un rosa aún más intenso. ¿Qué tal Malfoy y Potter? dijo Snape con una sonrisa malvada.

¡Excelente idea! dijo Lockhart, haciéndoles un gesto para que se acercaran al centro del Salón, al mismo tiempo que la multitud se apartaba para dejarles sitio. Veamos, Harry dijo Lockhart, cuando Draco te apunte con la varita, tienes que hacer esto.

Levantó la varita, intentó un complicado movimiento, y se le cayó al suelo. Snape sonrió y Lockhart se apresuró a recogerla, diciendo:

¡Vaya, mi varita está un poco nerviosa!

Harry no le haría caso a este payaso, era hora de quitarse los guantes y también de humillar a Malfoy.

Snape se acercó a Malfoy, se inclinó y le susurró algo al oído. Malfoy también sonrió. Harry miró asustado a Lockhart y solo sitio pena.

¿Asustado? murmuró Malfoy, de forma que Lockhart no pudiera oírle.

Eso quisieras tú le dijo Harry torciendo la boca. Lockhart dio una palmada amistosa a Harry en el hombro.

¡Simplemente, hazlo como yo, Harry!

¿El qué?, ¿dejar caer la varita? Pero Lockhart no le escuchaba.

Tres, dos, uno, ¡ya! gritó.

Malfoy levantó rápidamente la varita y bramó:

¡Serpensortia!

Hubo un estallido en el extremo de su varita. Harry vio, asombrado, que de ella salía una larga serpiente negra, caía al suelo entre los dos y se erguía, lista para atacar. Todos se echaron atrás gritando y despejaron el lugar en un segundo.

No te muevas, Potter dijo Snape sin hacer nada, disfrutando claramente de la visión de Harry, que se había quedado inmóvil, mirando a los ojos a la furiosa serpiente. Me encargaré de ella…

¡Permitidme! gritó Lockhart. Blandió su varita apuntando a la serpiente y se oyó un disparo: la serpiente, en vez de desvanecerse, se elevó en el aire unos tres metros y volvió a caer al suelo con un chasquido. Furiosa, silbando de enojo, se deslizó derecha hacia Finch-Fletchley y se irguió de nuevo, enseñando los colmillos venenosos.

Harry no cometería el mismo error y lanzó un hechizo a la serpiente y otro a Malfoy para terminar la batalla, y que Lockhart dejara sus idioteces.

Lapifors arrojó un hechizo a la serpiente, el cual se transformó en un conejo el cual hizo reír a todos y al otro segundo lanzó otro hechizo Flagrante a la varita de Malfoy, provocado que la arrojara y ganara el duelo, en unos instantes.

Maldito Potter, esta me la pagaras dijo Malfoy con la mano quemada.

Severus solo pudo llevarse a Malfoy a la enfermería, no antes de enfriar la varita y mirar a Harry con un ceño fruncido.

Hermione se le acercó algo despeinada y apenada por su arrebato infantil, luego se retiraron de la sala no antes de recibir las gracias de Finch-Fletchley.

Harry, fuiste rápido en esa estrategia, incluido el conejo, pero sabes que eso te dará sospechas de tu parte, dijo Hermione.

Eso es cierto, pero nada peor que sepan de mi herencia black, mi Parsel, eso sí me daría una gran traba en mis planes, dijo Harry, por cierto, Hermione, Millicent en serio.

Hermione se puso roja, luego susurro, me dijo débil, por mis hechizos.

Está bien, Mione, ven el tomo de la mano, y le dio un beso, luego fueron directo a la sala común de Gryffindor.