La Asesina del Este.

Con Tayuya.

Pasaron cinco años, en los que Tayuya entrenó en Xibalbá para lograr controlar el poder de Masamune a cabalidad. Al acceder a los poderes de la katana que protegía a Uzu, Tayuya ganaba una enorme fuerza física, una resistencia inhumana y un dominio abrumador del elemento viento como no tenía rival en las Naciones elementales y en los demás continentes del mundo.

Aprendió de Tezcatlipoca, Coatlicue y de Mixcoatl, futura líder y sus padres respectivamente del clan de las grandes serpientes, las artes shinobi, se inició en las artes sabias y también aprendió esgrima, Dokujutsu, genjutsu sónico y medicina. Para no tener oídos, vaya que sus amigos eran muy buenos en genjutsu sónico.

El mundo que existía cuando se fue, era diferente al que llegó.

Cuando ella se fue, el chakra era la energía que mandaba en el continente. Al regresar exactamente a dónde regresó, en vez de un nuevo palacio o Mansión, encontró una fábrica impulsada con electricidad que se dedicaba a la mano factura de una suerte de vehículos llamados automóviles, por lo que tuvo que huir rápidamente para evitar problemas.

Ahí se daría cuenta al fin de la magnitud del cambio y del paso del tiempo.

La guerra breve entre La Nieve (ahora La Primavera) y La Luna llena, así como del desplazamiento del chakra como principal motor de la vida en este lado del mundo, a favor de la tecnología. Y del surgimiento de un grupo de personas notables que aparentemente en más de un caso, nada tenían que ver con el chakra.

"Hechicera", "Escarabajo carmesí", "Sage", "Chica montaña", "Máquina de guerra" "Jankenpon" y "Tetsujin" estaban ganado mucha notoriedad. Y la razón de ello, es que ninguno de ellos no sólo no eran shinobi, la mayoría de ellos respondía directamente a alguna nación shinobi. Salvó Sage y el Escarabajo carmesí, que parecían ser ambulantes y Jakenpon que eran una suerte de "héroes de alquiler", se sabía que Tetsujin, Máquina de guerra y Hechicera eran personas al servicio de Sherezada que era la Daimyo en boga al poder hacer que su nación que no era tomada como una amenaza, de manera comercial o militar, ser tomada en cuenta como una. Y una muy importante.

Eso le hizo ver qué esa profecía de la que Coatlicue Kaasan estaba hablando estaba haciéndose realidad. Aquel famoso príncipe al que ella conocería, existía.

Según la esposa del líder del clan, una era nueva estaba surgiendo en el mundo, una dónde se dejarán atrás los errores pasados y se daría pie a una época de paz y seguridad como nunca antes se había experimentado.

Pero para ello, aquel príncipe y las ocho estrellas sin brillo tenían que hacer frente al más grande mal.

Aunque era vago que era aquel mal al que debían enfrentarse, si tenía muy clara su figura materna que ella era una de esas ocho estrellas sin brillo, término dado a aquellos seres notables que al principio fueron descartados como inútiles por los demás y que en realidad eran personas sobresalientes.

Para Tayuya, no era una coincidencia que su regreso al Continente Elemental fuera en estás circunstancias.

"Tetsujin, Máquina de guerra, la Hechicera, Senin, El portador de Uramasa, el Escarabajo, Montaña y yo hacemos a las ocho estrellas" pensó la ahora adolecente de trece años "eso quiere decir que el príncipe Ali debe ser ese principe, ya que su madre está impulsado un cambio de era y además, por lo que he oído en rumores, Barai Chusai y su guardaespaldas fueron rechazados originalmente por sus hogares al ser considerados como inútiles"

Desconocido para Tayuya, ella tenía parcialmente razón.

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País del Fuego.

Los minutos se convirtieron en horas mientras la joven rubia del Gran Este soñaba despierta con lo que le haría al primero de los llamados Shinobi de Konoha que atrapara. Era más de medianoche cuando escuchó algo entre el suave susurro de las cosechas en la brisa. Ella activó uno de sus objetos que le otorgaron visión nocturna y allí estaba él, una figura con una túnica negra con capucha que se movía por el campo hacia la aldea.

Se cayó del árbol silenciosamente gracias a sus botas especiales y siguió a esa misteriosa persona desde una distancia segura. Tardó otros veinte minutos en dar la vuelta y acercarse a una casa al otro lado del pueblo. Se paró frente a la puerta y vio un destello cuando se consumía un "pergamino mágico" (que es como llamaban en el Gran Este a los pergamino de Fuinjutsu) . Forzó la cerradura para abrirla sin hacer ruido y entró.

¿Un hechizo de silencio ya estaba en el lugar? ¡Fufu, perfecto!

Observó a través de las contraventanas mientras él tipo entraba en el dormitorio de una niña no mayor que ella. Se trataba de la hija mayor. Antes de que la niña pudiera despertar por completo, ya era demasiado tarde, el hombre la golpeó con cuidado en la cabeza, la dejó inconsciente y rápidamente comenzó a amordazarla y atarle sus brazos y piernas.

Se lamió los labios mientras miraba a su presa y entraba al hogar. Ni siquiera supo qué lo golpeó mientras se deslizaba hacia la oscuridad de la inconsciencia. Él no estaría fuera por mucho tiempo, ella era bastante hábil en ese tipo de cosas, después de todo, no querría que se perdiera nada. Ella se rió sádicamente y buscó a través de su bata. No parecía un esclavista, pero ella no podía estar segura de ninguna manera todavía. Solo tenía más cuerda y otro pergamino especial que esperaba usar contra cualquiera que trajera en sus manos una o ambas armas que estaba buscando para su cliente.

Ella sonrió y sacó un pergamino de su bolsillo. Había tenido que empujar un poco, pero finalmente se las había arreglado para conseguir un pergamino de privacidad, alegando que evitaría cualquier posibilidad de que sus enemigos pudieran espiarla o localizarla si estaba expuesta. Ella lo activo. No había forma de que dejara alguien mirara durante su tiempo de juego y arruinará su diversión

Unos minutos más tarde ella simplemente despertó al tipo tras haberlo abofeteado varias veces,

-Oye, despierta, despierta- ronroneó la mercenaria de manera sensual. Él se movió, pero no mostró signos de lucidez, así que ella desenvainó una daga y la clavó con fuerza a través de su muslo. Sus ojos se abrieron de golpe y gritó.

-¿Qu-quién eres tú? ¿Qué quieres?- expresó el tipo con mucho dolor, música para sus oídos.

Ella sonrió en respuesta y sacó otra daga, empalándole rápidamente la otra pierna con ella. Mientras él gritaba, ella respondió:

-¡Te haré las preguntas si no te importa! Dime lo que quiero y te dejaré ir.

Ella sacó su tercera daga y dejó que se deslizara suavemente por su pecho, sonriendo de oreja a oreja. Sería divertido.

Treinta minutos más tarde, había obtenido casi todo lo que podía usar en información y mucha satisfacción. No eran esclavistas, eran de Konoha, de una agrupación llamada "Avivamiento" un grupo de leales a alguien llamado Sandaime Hokage de quién también tenía el nombre, así como el tamaño y poder de combate de esta organización y direcciones de sus bases de operaciones. Estaba a punto de acabar con él cuando un gemido ahogado salió de la cama.

La niña que este sujeto intentó "reclutar" para su organización, se dio la vuelta y se levantó aturdida de la cama, con las manos todavía atadas frente a ella. Mientras aún estaba oscuro, los ojos de la pequeña se enfocaron lentamente en ella, que seguramente lucía muy aterradora estando toda salpicada de sangre, por ello no le sorprendió que la niña gritara a todo pulmón pese a tratar puesta una mordaza.

Miró profundamente a los ojos de la nena, llenos de tanto terror y algo inexplicable hizo clic dentro de ella. Se puso de pie, dejando al ANBU clavado en el suelo y agarró a la niña antes de que pudiera reaccionar, tirándola al suelo junto a él.

Los ojos, siempre fueron los ojos. Podían mostrar emociones con las que el resto del cuerpo solo podía soñar. Agarró el cabello de la pequeña por las raíces y le levantó la cabeza mientras deslizaba la punta de la daga que aún traía en su mano, por su cuello, una fina gota de sangre goteaba por su pecho, mezclándose con las lágrimas que corrían por su rostro. La mirada en sus ojos era mucho mejor que la del zoquete que había estado torturando. La mirada de horror al vería ahí, junto a la de confusión y esperanza eran algo con lo que se quedaria si pudiera hacerlo, pero como no podía, se conformó con deslizar lentamente la punta de la daga a través de su pecho hasta su corazón.

Deseaba poder alargarlo, pero ya había pasado demasiado tiempo con el Fanartico nacionalista ese y se estaba haciendo tan tarde que ya estaba comenzando a amanecer . Sería muy incómodo si se encontrarán esto los papás de su más reciente víctima.

Ella ya no veía necesidad de seguir jugando con ellos.

Cuando la niña cayó al suelo, se volvió hacia el ANBU que intentó forcejear mientras ella tomaba la daga y se la metía lentamente en la garganta. Se detuvo y la retiró, mirando cómo se ahogaba en su propia sangre, agitando los brazos para tratar de agarrarla hasta que por fin su cuerpo quedó flácido. Dado todo lo que le había hecho, estaba sorprendida de que todavía tuviera tanta energía y determinación o lo que fuera para hacer algo como eso.

Exhaló, satisfecha con su trabajo nocturno. Aunque, como dicen, si estás haciendo lo que amas, ¡nunca trabajas un día en tu vida!

Equipada con los artefactos de almacenamiento que traía de su País desde El gran Este, llevar dos cuerpos era un asunto trivial. Con uno en cada mano bien sellado, salió de la casa a la aldea Aún oscura, volviendo sobre los pasos de ese shinobi. Al poco tiempo vio una gran roca y giró a la derecha, siguiéndola unos cientos de metros hasta que chocó contra un árbol que había caído en una zanja y giró a la izquierda. Unos minutos más tarde ella estaba parada afuera de una cueva.

Si tenía que creer en lo que le dijo el tipo, , solo el líder de su unidad era capaz de un nivel decente de magia, pero incluso entonces, nada de eso la amenazaría con su equipo a su disposición y su habilidad hasta ahora superior. Podía bailar alrededor de bolas de fuego y relámpagos todo el día.

Entró sin hacer ruido.

Era una especie de laberinto, tal como le habían dicho, pero su itinerario se mantuvo, pese a el olor a muerte que se hizo cada vez más fuerte.

Ella se fue adentrando a la cueva y llegó sin problemas a una habitación con poca luz. El olor a muerte era casi insoportable, incluso para alguien como ella que se deleitaba con él. Desde el borde de la oscuridad miró hacia adentro y pudo ver tres figuras, que estaban deshaciéndose de la evidencia de lo que fuera que estaban haciendo aquí. Por lo que podía ver, esto estaba relacionado a la creación de quimeras que esos jodidos "Alquimistas" del País vecino solían hacer, o alguna clase de maniobra que en este continente pudieran hacer con su magia.

¡Oooo, esto podría ser divertido!

Sonrió para sí misma y mientras su presa estaba allí charlando, felizmente inconsciente de su inminente perdición, fue demasiado tarde para el aparente líder al ser perforado su cráneo por uno de sus estoques. Con toda la fuerza que pudo reunir, arrojó al muerto al otro lado de la habitación. Golpeó al segundo con su pierna en la nariz y al tercero le rompió el cuello con sus sensuales muslos al encaramarse en su cabeza

-¿Quién diablos eres? - demandó el ANBU, como si tuviera el poder para exigirle algo.

Ella se rió, ¡definitivamente esto iba a ser divertido!

-¡Seguro!- Dijo alegremente, todavía invisible en la oscuridad, sintiendo la llegada de más de estos gusanos. Genial, ahora tendría más presas para jugar y quizás uno de ellos sabría dónde estan esas malditas espadas que aún no podía localizar.

-Deja de jugar, ¿quién eres?- demandó el ANBU

Salió a la luz, saltando a cada paso.

-Saludos mi estimado amigo- sonrió juguetona- me llamo Clementine y soy…..

Pero el ANBU no tenía paciencia, y eso se podía ver por su expresión de ojos entrecerrados.

-¿Qué demonios estás haciendo aquí y quién te envía?- le interrumpió el sujeto.

- Pues tus amigos aquí presentes y Jo jugábamos juntos, por supuesto- respondió ella sin saber el ANBU si ella lo dijo en broma, antes de que su voz de repente se volviera muy seria- Ahora es tu turno de jugar conmigo.

Como si hubiera sonado una campana de alarma, tomó una pose de combate y gritó:

-Entonces tendré que someterte para obtener mis respuestas. Katon: Gran bola de fuego.

Ella ya se estaba moviendo mucho antes de que la bola de fuego estuviera en el aire. Ella podría usar una buena cantidad de movimientos vistosos, pero aquí simplemente no eran necesarios. Golpeó la pared donde ella había estado mientras se lanzaba hacia adelante, daga en mano y la clavó en la palma de la mano de su agresor. Él siseó de dolor, pero antes de que pudiera hacer un movimiento, ella se agachó y movió su pierna alrededor, haciéndolo caer. Golpeó el suelo con fuerza, haciéndolo gritar de dolor.

Con un movimiento fluido, ella giró una vez más, extendiendo la mano para arrancar la daga de su palma y clavarla en la muñeca de su nuevo oponente, hundiéndola profundamente en el suelo. Antes de que pudiera siquiera gritar, una segunda daga se arqueó hacia su otra muñeca, inmovilizándolo contra el suelo. A otro recién llegado, lo agarró por el cuello, volteándolo sobre su cabeza. Tipo no siquiera tuvo tiempo de ponerse de pie, así que hizo lo mejor que pudo esas raras cosas con las manos antes de lanzar su hechizo.

-Raiton: predador eléctrico.

Sin embargo, ella interrumpió el hechizo que se esfumó hasta desaparecer. Luego de que amputara la mano con la daga. Ninguno de los dos tuvo la oportunidad de estabilizarse mientras ella sacaba una tercera daga, agarraba las manos del ANBU que le lanzó la bola de fuego quien se había liberado de sus restricciones y las empalaba a ambas en el suelo a la vez. Se puso de pie lentamente y se sentó en la espalda del primer recién llegado mientras él jadeaba por el aire, los otros gritaban de dolor. Toda la pelea apenas había durado cinco segundos. Ella retiró uno de sus Sai que guardaba en un sello en un brazalete y lo uso para recojer algo de sangre que probó antes de ronronear sensualmente.

-Vayamos al grano, ¿de acuerdo?- expresó Clementine agitando el arma frente a sus ojos- Hay algo que quiero probar, y para eso, ¡necesito la ayuda de ustedes!- dijo con sádica alegría- Voy a hacerlos sufrir a todos, y nada de lo que puedan decirme cambiará eso. Y cuando termine con todos ustedes, los miraré mientras la vida se les escapa de las manos.

Se levantó y se acercó al primer ANBU a su alcance ,lo pateo con fuerzas y lo desarmo apenas este tocó el suelo. Ella arrastró suavemente las hojas sobre él. Desgarrando su carne a gran velocidad, al punto que parecía que un animal salvaje le había dado un zarpazo. Algo cercano a la realidad, aquellos movimientos estaban más cerca de las bestias salvajes que de los hombres. Aún así, para su pesar, no tenía tanto tiempo, pero definitivamente lo disfrutaría.

Ocho minutos después, los cuerpos de todos los ANBU de la instalación estaban muy muertos detrás de ella. Simplemente no había sido lo mismo que esa chica. No importaba cuánto hubieran gritado y suplicado misericordia.

Se sentó en cuclillas frente al líder del grupo al que había clavado al piso usando su par de Sais. La descomposición que ellos podían hacer en la carne viva si se dejaban clavos en ella, había llegado a sus hombros.. Le habían dicho que los Sais tenían una habilidad muy poderosa de que las heridas simples harían que la carne a su alrededor se pudriera, una habilidad llamada 'Necrosis'. Si las armas se dejaran en el cuerpo, la descomposición se propagaría lentamente de forma indefinida, provocando un dolor intenso. Si la persona tenía suerte, moriría rápidamente por el impacto en sus sistemas, si no, solo moriría una vez que golpeara el corazón o el cerebro. Este tipo fue uno de los desafortunados.

-Tú-estás loca.- expreso con terror tanto como sus fuerzas le permitían- Por favor, perdóname, puedo contactar al Hokage y él puede otorgarte una recompensa por tus servicios más allá de tus sueños más locos,

-Hmm- tarareó alegremente ella, inclinando la cabeza hacia un lado- por lo que entiendo, ustedes son a la vez, mercenarios como los Aventureros de mis tierras y soldados que defienden estás tierras. Así que deberías saber del honor que hay en completar un contrato primero antes de aceptar otro- le sonrió con sadismo y añadió, tras quitarle su bandana ninja- por otro lado, estás insignias son la recompensa adecuada a la que recibiré una vez que le lleve a mi comprador esas espadas que guardan en tu aldea.

Clementine se agachó frente a él y puso su mano sobre la hoja de su daga, mientras los ojos del único sobreviviente de momento estaban mirándola, llenos de desesperación. Ella le acarició la cara, luego le agarró la mandíbula y le sacó la lengua y la cortó de un tajo.

Mientras él la maldecía lo mejor que podía con lo que le quedaba de lengua, escupiendo sangre y flemas, ella le echó una última mirada a los ojos y vio esa mirada. Luego le rompió el cuello.

Ella suspiró de alegría. "Nada como los gritos y esa mirada de desesperación para sentirse viva" pensó tras correrse, sencillamente acababa de tener un orgasmo por la carnicería que había llevado a termino.

Era de mañana cuando todo acabo.

Clementine había explorado el resto del área y encontró los cuerpos de varios aldeanos secuestrados, reanimados como zombis sin sentido o convertidos en quimeras que no valían nada como carne de cañón, incluido un perro mezclado con un mono o algo así.. Aparte de eso, no había mucho que encontrar. Había un montón de pergaminos con los informes de las instalaciones y nada más. Y aunque no era su asunto, no le gustaba dejar cabos sueltos, así que naturalmente, había quemado todos los cuerpos de estos desdichados, una vez que los había asesinado a todos y también destruyó la instalaciones por el puro placer de hacerlo, tras recoger todas las insignias de los ANBU, una túnica y una máscara a modo de trofeos.

Luego de eso, caminó casualmente por los campos de cultivos de regreso a la aldea. ¡Había sido una noche tan divertida! Podía descansar y mañana, emprender el viaje de regreso a la capita del país para poder averiguar los requisitos para entrar a esa tal Konoha y ver si alguien sabría ahí de alguna pista útil para poder localizar esas dichosas espadas. Quien sabe, a lo mejor encontraba ahí nuevas oportunidades para divertirse un poco.

Paso afuera de la casa de la niña que casi fue secuestrada y ya había una multitud. -Mi niña, se la han llevado! ¡Hay sangre por todas partes!- clamo la mujer en un lamento. Ya estaba llorando y siendo consolada por varios aldeanos.

Mientras se alejaba al trote, con los brazos en alto y las manos detrás de la cabeza, supo exactamente con qué soñaría. Había sido una noche muy buena

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Con Tenten.

La castaña de rodetes estaba tratando de no pensar en lo que estaba haciendo, que era algo que no era su problema, pero no pudo evitar sentir pena por los aldeanos.

Se había enterado que en este lugar, o mejor dicho cerca del pueblo, estaba sellado un poderoso dragón llamado Smaug que había sido puesto ahí por el mismo sabio de los Seis caminos, para detenerlo tras haber arrasado la antigua y extinta Nación de los ancestros.

Con esa información y la de la traición del país del Té, ella creía tener más que suficiente para que le den una prótesis y así seguir con su carrera militar.

Iba moviendose a gran velocidad cuando pudo ver algo que le pareció raro, pero que llamó su atención. Una serie de shinobi de Konoha que usaban una máscara lisa con el kanji para fuego como única seña, se movian lo más rápido posible para evitar que les cosan a tiros con la ametralladora de barril que los estaba atacando.

Llendo al lugar, pudo ver qué esos ANBU habían tratado de sabotear sin éxito al tractor que estaba trabajando la tierra, cuando alguien los vio y llegó con una arma de fuego en una motocicleta a vapor.

Era aterrador pensar que un tipo en una máquina de esas pudo asesinar a jounin entrenados, un tipo que era un simple civil.

Los demás tuvieron que huir y esa era la oportunidad que ella estaba esperando, as que enfriándose en dirección de ellos, ella esperaba darles alcance y así, poder hablar sobre el dragón. Con eso a su disposición, Konoha tendría igualdad de condiciones, no había manera de que esas armas pudieran atravesar la piel de tan magnífica criatura.

Ojalá que eso le de para poder pedir su recompensa ideal.

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Con Naruto. País del Té

-Balas dactilares- disparo Naruto a bordo de Gran Mazinger.

El pan de cada día, aparentemente Kumo y Konoha estaban tratando de sabotear el aeródromo para que esté país siga usando shinobi en vez de ser totalmente independiente para cuidarse a sí mismo.

Si hubiera verdadera igualdad de condiciones, eso es algo que ambos países deberían alentar, pero no. Que esa nación como muchas otras, debe hacer las cosas a la vieja usanza, por muy abusiva que está fuera.

-Con eso, ya saque la basura- le comentó casualmente el Uzumaki a Chusai- espero que con el país oficializado su incursión a la Alianza no shinobi, finalmente pueda defenderse totalmente solos.

-Sera cosa de ver que deciden- estuvo de acuerdo Chusai- Sherezada Sama les está ayudando demasiado, pero eso no evita que por amistad alguno que otro habitante y algunos productores artesanales sigan usando shinobi.

-Pero serán los menos- apunto Naruto.

-Eso es cierto- admitió Chusai.

Una vez que acabará de supervisar por hoy la obra, iría a dar un paseo para mostrar músculo. Después de todo, la mejor manera de dar a saber que no deben meterse con esta nación, era precisamente enseñando que clase de respaldo tenían atrás

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Con Minato.

Hay muchas cosas en la vida de las que Minato se arrepintió. Muchos de esos lamentos se remontan a sus acciones hacia su hijo. Un hijo que muy bien puede odiarlo en este momento. Se arrepiente de sellar el alma del zorro de nueve colas dentro de su hijo cuando nació. Lamenta no haber estado allí para protegerlo del odio de la aldea. Lamenta no poder ver el desarrollo de su hijo junto a su ex esposa Kushina después del nacimiento de su hija Asami. Sobre todo, lamenta el dolor que se reflejaba en los ojos de su hija al ya no ser una familia unida, como cuando viajaban con ella a cuestas por todos lados….. Sí, hay muchos de los que Minato se ha arrepentido.

Después de un largo día de trabajo, Minato camina lentamente a casa por el pueblo. Deteniéndose de vez en cuando para hablar con algún aldeano que lo llamaría cuando pasara. Sabía que si quería estar en casa, podría haber usado su jutsu de teletransportación, pero quería conocer el estado de la aldea. Hoy era el aniversario del ataque del Kyuubi y esta noche iba a haber una gran celebración. Por lo general, como Hokage asistía al festival, pero esta noche quería pasar el tiempo en casa completamente solo.

No tenía ánimos para ir a ver a Tsume, con quién prácticamente había formalizado su relación, ni de estar con sus ex amigos en la reunión que los jefes de clan.

Para él, hoy era la noche en la que su familia y el mundo shinobi entró en una debacle, todo por su culpa.

Podría culpar a Jiraiya de ello, después de todo, le dijo sobre la profecía y su participación. Pero al final la elección fue suya y de Kushina.

Hoy le había quedado más que claro que para Jiraiya no era otra cosa que un activo más que para la aldea, para él, para llenarse la boca con el hecho de ser el que preparo a un shinobi de su calibre y al salvador del mundo.

Según Riki Senryaku y Shirona Yamanaka, eso jamás sucedería, por intentar encausar la profecía en realidad había hecho que esa se cumpla de manera totalmente diferente a cómo originalmente iba a suceder.

¿Cómo se dió cuenta al fin de que solo era un peón para su sensei?

Sencillo, hoy llego a la aldea una mujer con la cicatriz del deshonor, acompañada de una jovencita un año mejor que Naruto.

Eran Tokiwa y Shizuka de la aldea Nadeshiko y venían en busca del alumno más joven de Jiraiya para cumplir su deuda de honor con su país.

Jiraiya lo había empeñado a él o a Naruto, en el supuesto de que lo médio hubiera enseñado, no se había hecho la esperanza de que lo entrenará con la misma intención que a Asami, para sacarse el problema de aquella vez que empató con la líder de esa aldea en un combate, tras acorralar lo por andar haciendo su "investigación".

Lo único bueno que saldría de esto, era que con tomar a Shizuka como segunda esposa, tras hacer oficial su compromiso con Tsume, es que tendría el punto de apoyo para poder sofocar los constantes ataques políticos de Danzō y Hiruzen.

El muy tonto desconocía qué eso era lo que menos debía preocuparle de ellos.

Y corte.

Por si no ha quedado claro, Hiruzen es el símil parcial de Tadeus "Thunderbold" Ross, de ahí su modito de hacer las cosas

Y si, es Clementine la asesina que va tras Tayuya y Arashi, la Pregunta es ¿A quien se enfrenta primero?.

La semana que entra solo saldrá un capítulo de Naruverso y puede que de El Campeón de la humanidad, debido a un imprevisto que tengo que resolver esta semana. Los trataré de completar para publicarlos, si no, nos menos en las actualizaciones de Redención y Esperanza o de El sentido de la justicia.

Ya saben, dejenme su review, así no solo me animan a escribir, habrá retro alimentación entre nosotros.