Un pasado oscuro y un futuro brillante.

Recuerden, disculpas por mi disgrafia y Naruto y Saint Seiya son propiedad de sus autores.

Santuario de Hestia, Uzu.

Aún seguía teniendo en cierto modo su "carrera" militar, seguía entrenando para estar en forma y defender a su prometido y sus hermanas de harén, por lo que sus habilidades seguían tan agudas como siempre, de ahí que ella sintiera cabalmente la tremenda aura demoníaca de Hugo cuando se liberó, por lo que ni tarda ni perezosa, Yuna se dirigió a la cámara del patriarca dónde Kanon estaba revisando informes relacionados con los Demonios y sus actividades.

-!Gran patriarca, tenemos un problema!- entro Yuna a la cámara con un semblante que claramente reflejaba preocupación.

-¿Que sucede Yuna?- preguntó muy intrigado el antiguo caballero de Géminis.

-Yugi, eso es lo que paso- contesto Yuna y comenzó a narrar lo que había sentido momentos atrás.

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Konoha.

-Yugi- anunció Anko mientras estaba melosa con Saga.

-¿Yugi?- preguntó el caballero dorado.

-Hace Mil años, una poderosa demonio llamada Yugi estaba devastando las naciones a su paso, eso hasta que Hécate la detuvo.

-Por el cómo dices las cosas, ella es de cuidado- dedujo Saga preocupado.

-Posiblemente, es tan fuerte como uno de los siete pecados capitales y estamos hablando de un demonio que está en su infancia- corroboro Anko los temores- no me quiero ni imaginar que tan fuerte sería, si alcanza la madurez.

-Entonces creo que nuestra estancia en la aldea se ha acortado- suspiro el caballero de serpiente.

-Lamentablemente sí, aún no me voy a revelar como la reencarnación de Nike- comenzó a explicar antes de abrazar a Saga de forma coqueta- pero ya convencí a Koharu y Shizune de que yo podría ser una buena embajadora de Konoha en Uzu. Así que podré unirme a ustedes en esto, la última marioneta de Hécate se ha agotado y se necesita de mi presencia para protección del santuario. Así que es solo un pequeño adiós, amado mío.

Saga entendió y asintió sonriendo, lástima de las circunstancias, parecía ser que Yugi sería un gran obstáculo.

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Complejo Inuzuka.

Criar a Rin había Sido todo un desafío para Tsume, no tanto por lo traviesa y enérgica que era la nenita, si no por todo lo que estaba detrás de su adición al clan Inuzuka.

Hace tres años, más o menos una semana después de la invasión a Konoha, Tsume había tenido el primer intento de asesinato de su pequeña hija, a manos de uno de los miembros del clan Yamanaka que había perdido a su hijo durante la invasión, asesinado por Attea de la tercer plaga.

Un intento de asesinato de muchos que sufrió la niña, que tenía pocos días de nacida. Un mes y ella había terminado con la vida de al menos cuarenta atacantes entre miembros de su clan que eran la minoría de los agresores, hasta a miembros de los clanes Akimichi, Yamanaka, Hyuga y unos pocos shinobi que tenían familia que estuvo ese día en la zona de clanes, el lugar donde Attea atacó y asesinó a mucha gente.

De las dos niñas, su hija es quien se había llevado la mayoría del escarnio popular debido a que Maya Yamanaka o mejor dicho Tyr Anna, no había matado propiamente a alguien de Konoha.

Pero, eso no importó a los ciudadanos de Konoha, tampoco les importó las explicaciones de algunos monjes que avalaron que las niñas no emitían presencias demoníacas, ellos querían sangre, ellos simplemente querían una forma de justicia por las vidas de sus familiares caídos.

Y ahora era que al fin, tanto Tsume como el matrimonio Yamanaka, lamentaban más que nunca el no haber desafiado la ley para ayudar más a Naruto.

Y también le daban gracias al cielo por haber enviado a los doce caballeros de Athena.

Sin duda que Danzō había tenido que ver con la información filtrada, de ahí que la Inuzuka sintiera una gran satisfacción y oyera la noticia de su fallecimiento a manos de Koharu con una enorme sonrisa en su rostro. Afortunadamente la nueva Hokage, su propia sensei, tenía más pantalones que el Sandaime y había creado una ley similar a la de su sensei, pero a diferencia de este, Tsunade no dejó nada a medias tintas, violabas la ley, a la horca con deshonra y no había nada que se pudiera alegar al respecto. Y por ello, la animosidad hacia sus hijas había estado en niveles que jamás se vieron con Naruto, claro, ellas tenían un círculo limitado de amigos, más por sus personalidades que nada, pero era un círculo ameno y que podía crecer si ellas lo quisieran, lo malo es que no podía hacer que las cosas fueran más normales. No podía hacer que la gente entendiera que Rin ya no era esa cruel demonio rana….. aunque a veces había evidencia de que esté en cierto modo seguiría ahí.

Como las veces en las que la había oído cantar en un idioma extraño y al preguntar qué estaba cantado, era una canción realmente bella, en un idioma que no conocía pero que de alguna forma entendía muy bien.

También, era frecuente que la niña tuviera sueños vividos, muchas veces veía a una niña, de cabello morado ser quemada viva por ser una bruja, esto en una ciudad muy antigua de nombre Sodoma.

Aparentemente la única razón para decirle bruja era una vil acusación de una cruel mujer que lo hizo porque la niña de 7 años se negó a algo que su hija no podía entender, inocencia infantil, pero para Tsume estaba claro que el único crimen de la niña fue el negarse a que esa mujer calmase su lujuria con ella.

A veces, no soñaba eso, soñaba con esa misma niña jugando en un estanque cercano rodeada de ranas que eran sus únicos amigos, en cierto modo, ya que aprendió a hacer que hagan algunos sencillos trucos para pasar el rato,comía los nenúfares, bebía el agua del estanque y a veces se comía a los pequeños renacuajos.

Lo que le indico a Tsume que la niña, que Attea alguna vez fue humana.

Y no solo ella, también Maya tuvo experiencias similares.

De común acuerdo, mediante hipnosis u un jutsu para ver qué sucedía, Inoichi se sumergió en la mente de Rin y así fue que pudieron al fin conocer las circunstancias de la vida de Niim, nombre de la niña y por ello era que lograron darle mayor profundidad a las vagas palabras de la niña de tres años.

Maya por su parte había nacido en un lugar que por las descripciones dadas por ella en un principio, Shizune habría sugerido que era la India. No sé equivocaba, Saari había Sido una princesa cuya ciudad se encontraba a la orilla de la jungla y había Sido Sido usada para realizar un sacrificio para apaciguar a los dioses que según los locales los habían castigado a saber porqué, enviando una terrible plaga.

Moriría quemada viva, la última de las desgracias que vivió, siendo casada con un hombre que podía pasar por su abuelo y que la maltrataba de la peor forma por no darle un heredero. Lo que era culpa del hombre pero bueno.

Así que por lo que sabían, el único vínculo entre ambas en sus vidas pasadas se limitaba solo a él como fue que murieron. Víctimas ambas de una injusticia y asesinadas por las llamas.

-Mami, ¿Puedo tomar los crayones?- preguntó la niña a su madre que era sacada de sus reflexiones por la nena.

-Claro que sí- sonrió radiante la Inuzuka mientras la niña tomaba su mano, pues esas sesiones jamás habían dejado el más mínimo recuerdo de ello en sus hijas. Por lo que Inoichi dijo, tuvo que excavar realmente profundo y solo podía ver flashes de la vida humana de ambas, no así la de los Demonios.

Por ello la matriarca sacudió la cabeza, está niña no era Niin o Attea, era Rin Inuzuka, su hija y orgullo junto a Kiba y Hana, su mundo y su Sol y nada iba a cambiar eso.

Tenía fe en ello y por eso, parecía ser que el destino iba a probar sus convicciones y las de Shirona.

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La Lluvia, dentro de las calles de la ciudad.

Mai jamás se acostumbraría a las calles de La aldea tan tranquilas y serenas y por supuesto que jamás se acostumbraría a la eterna lluvia que servía como detector de intrusos en la misma. Crecer en un lugar como Konoha, tan populosa y con el Sol brillando a todo lo alto, como validando que eran el pueblo elegido de Kami, inflamado más el ego de los habitantes de la Aldea. Eso hasta que dioses ajenos a este mundo decidieron darle una dosis de humildad a su aldea.

No sólo el poderoso Kyubi no Yoko había matado al venerado Yondaime Hokage y a su mujer, el cuerpo mortal en el que fue hecho prisionero sufrió realmente poco castigo a manos de los habitantes estúpidos y enojados de la aldea, debido a una extranjera y después, a los sirvientes de una de la muchas deidades que veían como campo de juegos su mundo. Una de estos Dioses, había ido tan lejos como para maldecir a la Aldea, haciendo que Konoha fuera básicamente la nueva Aldea de la Lluvia, tras una constante tormenta que estuvo hasta hace relativamente poco, sacudiendo los cielos de la aldea. No es que a ella le importara poco su hogar, por lo que respectaba a ella, Konoha no era más que un lugar que había prosperado imponiendo carga a ella y a quienes le importaba y no había devuelto nada. Le arrebato al amor de su vida y a quien llamo amigo, más el segundo por una elección propia del mal llamado en otra época amigo, le arrebato a su famila sustituta y se rió de su sufrimiento en la cara. Por ello, cuando Belcebú se acercó en su lecho de muerte, con la oferta de traer a sus seres queridos y hacer pagar a los que la habían traicionado, por su puesto que aceptó, estar en Akatsuki era solo un medio para un fin. Que Bakashi y ella estuvieran en la misma organización solo era la cereza del pastel, una vez que sus objetivos se cumplieron, ella los haría pagar a ambos, al apestoso zorro y al hombre que estúpidamente le arrebató la vida. ¡Oh sí! Sólo de imaginarlos sufriendo a sus pies, valía la pena hacer gala se un gran autocontrol para no partir en dos a ese pervertido de mierda de cabello plateado.

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Frontera del País del Cielo y del País del Fuego.

La chimenea ardía con intensidad y Yugi se entretenía cavando en su plato de comida, mil años sin comer sin lugar a dudas la habían dejado con un tremendo apetito. Poco le importaba que la camarera le acercara prácticamente muerta de miedo otra bandeja de bollos de miel y leche, lo que le importaba era seguir comiendo para apasiguar el hambre.

La razón para que la mujer estuviera así de aterrada era sencilla, la niña con extraña ropa se había dirigido de forma extraña al lugar en el momento que un ladrón había estado tratando de asaltar a los comensales, la niña entro, llegó hasta la barra y pidió cualquier cosa de comer. Dado lo exótico de su atuendo y lo costoso que se veía (su armadura claramente estaba hecha de plata o eso parecía) en otras circunstancias, habría echo enarcar una ceja de forma suspicaz, sin embargo, las circunstancias no eran esas.

El asaltante simplemente se acercó a ella en pocas sancadas y la trato de amedrentar con la katana que estaba amenazando a los ahí presentes. El último error que el hombre cometería.

Yugi solo dijo una palabra, "largo" y fue todo lo que el bandido necesito para enfurecer y decapitarla. O al menos intentar hacerlo. Yugi detuvo con su manita el arma y la partió en dos antes de ver enojada al hombre y arrancarle la cabeza con un ken de cosmos.

Para darse la vuelta sin alguna emoción en su mirada y volver a exigir comida.

Dado el que ocurrió, nadie se atrevió a llevarle la contra, alguien así, sin duda que los mataría a la menor oportunidad.

-¿Tengo algo en la cara?- oyó la mujer la voz de Yugi, preguntándole algo, lo que la hizo darse cuenta al fin que había estado fijando aparentemente todo el tiempo a la fría asesina frente a ella.

-N...N...N...o, ….N...o, la estaba viendo a ...a usted- logró balbucear su respuesta entre tartamudeos.

-Lo que sea- restó importancia a las palabras de la camarera mientras seguía comiendo, tras un rato, detuvo su ingesta y antes de partir una pieza de pan y exigir con un ademán que volvieran a llenar su vaso con leche. Lo que fue aprovechado para dejarle una jarra llena de ella. Ojalá que no quisiera que se la fueran sirviendo.- ¿Tuvieron suerte?- preguntó a la Nada la niña tras una pequeña pausa, sonrió complacida- ya veo, que bueno, creo- dijo lo último insegura de como sentirse, se quedó callada un momento antes de volver a hablar- aún si eso es cierto, no quiero nada que ver con ellos, por mucho que su aura se parece a la mía- más silencio, pero el rostro de la rubia fue mostrando un enojo cada vez mayor- la única que sabe lo que realmente me conviene soy Yo. Estás sobre estimando a esos llamados caballeros dorados, sin ella, no tienen forma de volver a encerrarme y soy lo bastante fuerte como para defenderme- más silencio y Yugi sonrió un poco- iremos a dónde sentía que me llamaban. Una vez que sepa porque, decidiré que hacer, mientras tanto, busquen cualquier lugar donde pueda pasar la noche y hagan los preparativos.

Yugi siguió comiendo y saciando su sed, agarrando gusto por la leche, tanto que acabo con la existencia de esta en el lugar y con la comida.

Y como no había nada que hacer en contra de ella, simplemente se levantó y comenzó a caminar a la salida, antes de fundirse con el suelo y desaparecer del lugar. La prudencia había salvado a los ahí presentes de una muerte segura si la hubieran provocado.

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Complejo Yamanaka, Noche.

-¿Que era lo que quería lady Tsunade?- preguntó Shirona a su esposo que regresaba relativamente tarde, tras la intempestiva reunión de emergencia del consejo.

-Parece ser que el enemigo inicio sus movimientos- empezó a relatar el líder del clan Yamanaka- Aparentemente un poderoso demonio que estaba prisionero en el País del cielo se ha liberado de su prisión y es uno muy poderoso. Con eso, Aioros y lady Tsunade creen que no pasará mucho antes de que sepamos de un ataque de los Demonios a gran escala y por lo que sabemos, solo La Arena, la Niebla y Konoha están en alianza para repeler la amenaza demoniaca, si atacan algún lugar sin relación a la alianza o Kami no lo permita, de alguna forma nuestros enemigos se alían a ellos….-la columna del rubio fue sacudida por un escalofrío.

Shirona entendía muy bien a qué se refería, los recuerdos de Maya dekagan muy claro que alguien sin entrenamiento alguno al ceder su alma a un demonio podría tener tal poder que incluso los Biju eran nada en su comparación. Si de alguna manera alguien con gran resentimiento a Konoha se hacia de ese poder, estarían absolutamente perdidos. Dado el como solo tres de las cinco aldeas habían decidió ir en alianza, realmente no era algo tan alentador. Ojalá Onoki o el Raikage no fueran tan estupidos como para intentar alguna locura. Ojalá.

Inoichi vio el temor en su esposa y de reprendía mentalmente por hacerle eso, así que tratando de darle esperanzas, sonrió y trato de animarla un poco.

-Vamos cariño- sonrió el Yamanaka- los doce caballeros dorados están de vuelta, ademas Naruto y sus amigas están caso a su y según entendí, hay más aliados del mundo de Saga y los demás y ya están enviando a sus soldados. Estoy seguro que en caso de que estén tratando de tomarnos con la guardia baja, podríamos defender la aldea sin problemas.

Shirona sonrió a su esposo, tenía toda la razón, las cosas no estaban exactamente igual a hace tres años, y con todo en su contra, la aldea había sobrevivido al ataque las plagas y los pecados. No había alguna razón para no sentirse optimistañ al respecto.

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Cómodamente recostada en su pecho, la Sanin rubia tenía miedo, tres años, tres largos años de zozobra por el destino de su única familia viva combinados con el dolor saber que el hombre que amaba moría por protegerla a ella. Y ahora a pocos metros de distancia, Naruto estaba en la casa de sus padres y aquí estaba ella, cansada, luego de hacer el amor apasionadamente con el hombre que creyó había perdido para siempre. Era tan bello para ser verdad. Era tanta su dicha que creyó que si cerraba los ojos y los volvía a abrir, sucedería una de dos, despertar y tener frente a ella una enorme pila de documentos donde entre otras cosas se decía que no había el menor rastro de su ahijado y su grupo.

O despertaba en un hotel de mala muerte, con resaca épica y a nada de que Shizune entrará hecha un manojo de nervios por qué los cobradores nuevamente venían a exigir la enorme deuda que seguro había acumulado anoche. Y francamente no sabía cuál de las dos sería el peor escenario. No es que tampoco quisiera saberlo.

O para el caso, cambiar su situación actual. Si bien era más sencillo lidiar con un mundo donde los Demonios y los caballeros no existían, también significaría que Aioros y ella jamás se habían conocido y que su vida seguiría tan vacía como lo estaba antes de conocerlo.

Había cosas que sabría que posiblemente no hubieran cambiado nada. Su sensei igual habría muerto, la invasión habria sido detenida, pero seguramente el costo hubiera Sido mayor. Su ahijado habría muerto seguramente en algún momento antes de que se conocieran o peor aún, ella lo habría matado. De acuerdo, aparentemente actuó así por influencia demoníaca, pero ¿Que garantía había de que ella no habría actuado así? Eso era lo que la carcomía por dentro.

Eso y que aún con las cenizas sagradas, dependía de otros para ser útil, algo que le molestaba bastante, no por la sensación de saberse débil, lo era por la impotencia.

Entonces, una voz se oyó, Gabriel había encontrado a otra candidata.

-Dios te salve, Protegida de Nike- saludo la bella Arcángel a una estupefacta Senju- Soy Gabriel y he Sido enviada por Mi señor a visitar a la potestad del País del fuego.

-No soy digna- se arrodilló humildemente la Senju- a lo largo de la vida, he acumulado suficientes pecados como para siquiera ser digna de saber su nombre. Mucho menos para ser la guerrera de un Dios.

-Es verdad que has cometido muchas faltas- concordó con un asentamiento la peliblanca- pero estás sinceramente arrepentida de todas ellas.

-Aun así, eso no me hace digna- seguía dubitativa Tsunade- no podría ver a la cara a mis padres si tuviera que. Estuve actuando de manera contraria a lo que mis padres y mis abuelos me enseñaron.

Yo…

-Tienes miedo de no ser digna porque le fallaste a personas que querías- afirmó Gabriel- déjame decirte algo, tus padres están orgullosos de ti, porque lograste sobreponerte al dolor que pasaste.

Dan, Nawaki están felices porque recuperaste las ganas de vivir. Tus abuelos me pidieron que te dijera lo orgullosos que están de ti.

Las lágrimas corrían por las mejillas se Tsunade, esto… simplemente era un bálsamo que le quitó un gran peso de encima.

-Gracias- sonrió tímidamente la ojimiel.

-No hay porque darlas- sonrió de bella forma la mensajera divina- sorprendentemente eres candidata a ser un ángel, pero aún así, habría venido a decirte eso, después de todo, tu madre y yo somos grandes amigas

-¿Conoce a mi madre?- se sorprendió la ojimiel.

-Claro que lo hago- dijo animada- Nike y Yo siempre hemos Sido grandes amigas.

-Debe estar confundida- dijo la Sanin- mi madre era Rangiku Senju, antes Matsumoto.

-Asi es- asintió tu madre fue la anterior encarnación mortal de Nike. Eres una semidios. He ahí el porqué tú si pudiste controlar ese Jutsu que tú abuela no pudo y que tú asistente tampoco. Tenías la ventaja de ser una semidiosa.

-Mi madre… una diosa- murmuró por lo bajo.

-Bueno, la desicion es tuya- señaló la heraldo- pero no quiero que la tomes presionada por esa verdad.

-Aioros me explico que algunos dioses de su mundo han venido a auxiliar este, entre ellos Nike, diosa de la victoria. Si Nike reencarnó nuevamente. ¿Me recordaría aún?- preguntó la ojimiel.

-Lo hace- asintió solemnemente la peliblanca- Nike cuando despierta recuerda perfectamente cada una de sus vidas pasadas. De hecho ella ha rencarnado hace algunos años, en esta aldea.

-Mi mamá, viva- volvió a ser niña Tsunade si la expresión en su rostro era un indicativo- Acepto. No por lo que me ha dicho, sino por qué no me sentiría bien, si no ayudo a mi amado con ello.

Tsunade fue envuelta en una luz dorada y al aclarar, traía puesta una armadura ANBU dorada con el emblema de Konoha en una tiara. Y sorpresa, sorpresa, una linda niña recién nacida en sus brazos.

-¿Qué pasó?- exclamó sorprendida Tsunade.

-Su reencuentro dulzura- aclaro a la ojimiel- ese día en el Santuario, su amor dió este maravilloso fruto. No podrás pelear en cinta, así que tuve que acelerar la cosas. Mis más sinceras disculpas por hacer que te enteradas de esta forma de la noticia.

Tsunade acuno a la niña en sus brazos. Sintiéndose la mujer más dichosa del mundo. Si antes tenía motivos para pelar, ahora estos habían aumentado. No iba a dejar que su hija, viviera en un mundo gobernando por Demonios. Por su madre que eso jamás pasara en su guardia.

Y corte

Dos pistas, una no tan sutil como la otra. Sobre el secreto que los Biju tienen y sobre la verdadera identidad de Mai. Ahora que la llevo a ser lo que es exactamente. Eso quizá lo sepamos en esta saga. Yugi irá a Konoha. Que Kami los agarre confesados.

Ya saben, dejenme su review, así no solo me animan a escribir, habrá retro alimentación entre nosotros.