Arrepentimiento.
Ya saben, lo de la disgrafia, disculpas por los teclazos y horrores del auto corrector.
Y recuerden, Naruto y sus personajes son propiedad de Kishimoto sensei
Review.
Se los sigo debiendo. 😭
Comenzamos.
Arrepentimiento, una sensación nada agradable que la gente rehuye bastante.
Uno diría que en teoría es fácil vivir sin él, tan sencillo como siempre hacer las cosas que uno debe, quiere o necesita.
En estos momentos, el Feudal del Pais del País de las Montañas siente mucho arrepentimiento.
Su hermosa hija, su adorada Sasami había sido sujetada por una abominación, algo terrible, una Demonio con la bandana Nadeshiko que estaba haciéndole algo a su amada hija.
Sasame estaba en el cielo, experimentando una especie de éxtasis puro que jamás había conocido que uno pudiera sentir. Por supuesto, se había sobresaltado cuando esa kunoichi invasora le había mordido la garganta, experimentó brevemente una sensación que solo podía describir como caer en el olvido. Luego, cuando despertó, se sintió confundida por un segundo, llena de nuevos antojos e incluso de algunos recuerdos que no creía que fueran suyos. Se había mirado la piel, ahora era tan azul como la de esa kunoichi y se dio cuenta de que estaba completamente despreocupada. Sabía en su interior que su piel debería ser así ahora, era natural. Luego había sentido los colmillos alargados en su boca y estaba tan despreocupada por ellos como lo había estado por su ahora piel azul. La princesa sabía que los necesitaría para alimentarse, alimentarse del único sustento que anhelaba ahora; ¡SANGRE!
La kunoichi de Nadeshiko soltó a su nueva hermana, una que fue liberada de sus ataduras humanas gracias a ella que se convirtió en una Jianshi, aumentando las fuerzas de su aldea y sus benefactores y debilitando a sus enemigos.
-¿Hija?- Preguntó el Feudal al ver a su "bebé" acercándose a él.
-¿Sabes algo papá?- Preguntó la princesa- Ahora es el momento para darme lo que necesito y eso es, tu patética vida.
Tras decir eso, se abalanzó, derribó a su padre y le quitó la vida. Todo ello sin el menor remordimiento.
Si el Feudal se arrepentía de algo principalmente, era de no haber ayudado a la alianza contra los Demonios que habían derribado su nación.
Eso y de no haber hecho más que consentir a su hija.
La claridad que otorga la muerte le dejó un saber muy grande, había criado a una niña mimada que lo veía solo como la fuente para cumplir sus caprichos, así que, si había la más mínima posibilidad de que resistiera lo que esa Demonio le hizo, el panorama de ya no tenerlo estorbando para que haga su voluntad, bastó para que caiga ante la tentación.
Arrepentimiento, una emoción desagradable que la gente siente cuando se da cuenta que hay algo que hizo o que no pudo o debió hacer.
Cómo criar adecuadamente a un hijo y no creer que algo no era problema de uno.
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Con Yugi
Las fuerzas de Lucifer no eran las únicas que tomaban países, Yugi en estos momentos estaba asediando al país de la Luna, una nación insular al final del Continente Elemental.
La niña solo deseaba un solo territorio al que llamar suyo, por lo tanto, no conquistaría otra nación.
Con ayuda de sus creaciones, tomar por asalto este país estaba resultado sencillo, pero también debía admitir que Guren era de utilidad.
Era una muy hábil peleadora y también tenía cierta elegancia y belleza en su manera de pelear. Con esos cristales que creaba ella, que al encerrar una persona en ellos terminaba desintegrada al cabo de una hora, dejando sólo hermosos cristales a su alrededor. Si ella no supiera que cada uno de ellos albergó una persona, estaría muy encantada con ellos.
-¿Cuáles son sus órdenes, Yugi sama?- Preguntó humildemente y haciendo una reverencia Guren.
- "Cuáles son sus orden…." - arremedo en voz baja Katra, una de las más recientes creaciones de Yugi, una suerte de chica gato con un cuerpo atlético y ojos heterocromicos.
-Me gustaría decir que no quiero nada, pero estaría mintiendo- admitió Yugi- me dijiste que eras buena para infiltrarte donde sea, así que quiero que vayas por mis amigas Rin y Yue en Konoha y las traigas sanas y salvas aquí. Hazlo y te daré una gran recompensa.
-Ire Yugi sama- se cuadro Guren y salió de ahí dispuesta a cumplir la orden.
-¿Cómo está el resto de la gente?- Preguntó la Demonio infantil tras irse Guren a Katra.
-Los humanos no han salido de sus casas- informó Katra- Scorpia y yo estamos patrullando con nuestros escuadrones, asegurado que la poca resistencia que queda no sea una molestia, en cosa de dos días más, seremos capaces de sofocar esos brotes de oposición Yugi Sama.
-Perfecto- Asintió complacida Yugi- una vez que hayan hecho eso, quiero que saquen a todos los adultos de mi nuevo Reino y los envíen a trabajar sin excepción alguna para que los niños vivan sin tener algo por qué preocuparse. Si me gano a ellos, podría quizás hacer más amigos entre ellos.
-Así se hará Yugi sama- dijo tras hacer una reverencia Katra y salió de ahí también.
Personalmente creía que eso era una estupidez. Los humanos eran seres inferiores, no entendía porque su creadora deseaba desesperadamente ganar el afecto de esos gusanos.
No es que le importe. Lo que Yugi quiere lo obtiene, esa era su función y la razón de su existencia.
-Vamos Scorpia, tenemos trabajo que hacer- ordenó Katra a una mujer de cuerpo fitness y corte militar de cabello blanco que tenía tenazas de escorpión en vez de manos.
-De acuerdo- dijo alegremente la aludida- lo que Yugi Sama quiere, lo obtiene. Pero, ¿qué hay de Shadow Weaver?
Katra chasqueo la lengua, esa sabelo toda había sido derrotada por un tipo llamado Iori Yagami que escoltó a la familia real de este país a un lugar seguro.
Katra hasta ahora se creía invencible, pero ese tipo demostró que aunque inferior, la raza humana podía ser peligrosa si se le subestima. Seguía sin ver el propósito a hacerse amigo de ellos, pero debido a que la más insignificante de las creaciones de su ama era más poderosa que el humano promedio, ella seguía creyendo en la superioridad de los suyos.
Aún así, un poco de precaución no está de más.
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Con Aioria y Shizune.
El pesado Tum Tum del corazón humano es el diagnóstico más básico que cualquier persona, médico, enfermero o estudiante de medicina, puede hacer. Ningún latido del corazón significa muerte; las variaciones en el ritmo pueden ir desde el miedo hasta la excitación y los problemas físicos graves. Shizune aprendió todo esto cuidadosamente, lo escuchó de la médico más famosa y talentosa a miles de kilómetros a la redonda y no olvidó una sola palabra de lo que le ella le enseñó. Incluso los aficionados pueden descubrir problemas cardíacos básicos, y aquellos lo suficientemente especializados como para detectar incluso los cambios más pequeños en el tono específico del corazón pueden significar, que las cosas desagradables se detienen antes de que estás empeoren.
Si uno puede acercarse lo suficiente para escuchar el corazón de otro, el paciente tiene suficientes problemas como para justificar un chequeo. La regla número dos, y Shizune la conoce hasta la médula, la siente por el escozor que siente cada vez que pone una mano en el pecho de Tsunade para controlarla después de una pelea y la hace a un lado. Tsunade, con los labios fruncidos con enojo, no tolera ninguna discusión.
Shizune se da cuenta de que probablemente nunca tendrá motivos para escuchar los latidos del corazón de Tsunade, y se contenta con saber que probablemente será como el suyo. Con el estetoscopio presionado contra la curva de su propio pecho, Shizune se escucha a sí misma existir y se siente un poco más cerca de la única persona que realmente ha necesitado.
"¿Quieres ser un ninja, niña?" Le había Preguntó su madre de facto cuando ella tuvo edad para iniciar el entrenamiento shinobi.
Shizune era pequeña, joven, despojándose de las últimas asperezas de ingenuidad que se le pegaban a la piel como abrojos de un paseo por el bosque. Parpadeó ante la pregunta de la Sanin, su mano derecha apretó el pliegue de su capa, la tela se deslizó entre sus suaves dedos. Con los ojos entrecerrados, Shizune sacó la barbilla y se inclinó más cerca de la ojimiel que estaba agachada a un pie de distancia.
"Sí", recuerda que respondió , la timidez velando la curiosidad. Normalmente habría seguido y seguido, pues la rubia de prominentes pechos podía charlar durante horas sobre todas las técnicas que aprendería, las que había visto practicar a su abuelo y a su padre, pero su entusiasmo estaba amortiguando cualquier deseo de impresionar por el placer de hacerlo y fue reemplazada por la emoción de tener una estudiante capaz de aprender todo lo que ella sabía.
Una mirada cuidadosa mostró que la sobrina de su amqdo bien valía la segunda mirada que no pudo contener. Una mano estaba sobre su rodilla mientras le sonreía a Shizune, los dedos delgados se relajaron y la cabeza se inclinó amistosamente. Pero a la pequeña morena le pareció que los nudos de músculos justo debajo de la piel de la Sanin siempre estarían listos para retorcerse en movimientos repentinos; estaban llenos de propósito, algo que parecía tangible a los ojos muy abiertos de Shizune.
Tsunade le sonrió a Shizune, enderezándose, y había algo en la forma cansada en que lo hizo que le mostró a la desconcertada niña que esta joven no era exactamente lo que parecía.
Shizune había estado con Tsunade durante años y pudo hacer un diagnóstico de su maestro sin ningún tipo de contacto. Los ángulos de sus articulaciones son la primera pista; tensión significa frustración o angustia. La forma de sus ojos es la siguiente, y si son más estrechos que el grosor de su dedo meñique, Tsunade está demasiado perdida en sus pensamientos para prestar atención a cualquier cosa, ignorando la importancia. El tercero es el tono de su voz, ya sea vacilante, tenso o demasiado arrastrado para ser sincero. Shizune conoce todos los signos de cualquier sentimiento de malestar que Tsunade es capaz de sentir y sabe exactamente cómo reaccionar para volver a encarrilarla.
Aún así, Shizune se sintió defraudada cada vez que Tsunade se desplomaba, borracha, en la cama. Sus esfuerzos nunca fueron elogiados, y a veces apenas reconocidos. Se había imaginado que ser la asistente de Lady Tsunade significaría honor y un entrenamiento cuidadoso, una mujer sabia y fuerte para enseñarle cómo iban las cosas.
Bueno, recordaba Shizune, resoplando ante la ironía de eso. Ahora sabe mucho más sobre cómo funciona el mundo: cómo detectar la debilidad en la postura de alguien y dónde golpear para que se desmaye; la complejidad de los venenos, cómo se enrollan alrededor de la cabeza, el corazón o los pulmones, y cuánto harán el daño más efectivo; la humedad fresca de las noches pasadas presionadas contra las paredes, apenas respirando mientras ella y Tsunade huían de la responsabilidad una vez más. Shizune sabe exactamente cómo se siente ser rechazada hasta que se castiga a sí misma por errores que nunca cometió.
Tsunade es sabia y fuerte, pero apenas y valía algo como compañía para una joven que está creciendo. Si Shizune no sintiera tanta lealtad hacia ella, habría dicho algo hace mucho tiempo; pero insultar a Tsunade estaría demasiado lejos de sus sueños más locos como para ser un pensamiento aunque sea levemente reconocido.
Algo de mezquindad hay ahí, ahora que recuerda bien cómo fue que ella misma entrenó a Dohko y como recibió el entrenamiento de Santo de plata de manos de su propia hermana mayor. De acuerdo, la sanin no era pariente de sangre, pero tampoco lo era el Caballero de Libra y aún así, ella le dió la mejor formación que podía. Y había valido la pena.
Ahora que su mentora era una Potestad, un ángel que en rango y poder vendría a ser en las huestes celestiales el equivalente a un caballero dorado, Shizune no podía hacer otra cosa que reír ante la ironía ya que por dónde le viera era gracioso notar que ella estaba muy relacionada a un caballero dorado en más de un sentido.
Su hermana mayor era una Shantia que en rango era igual que un caballero dorado, la Shantia del Mochuelo mientras que ella misma fue mentora de un santo de oro y estaba saliendo con el actual Caballero dorado del dragón, antes el Caballero de Leo.
Y algo en lo que le aventajaba, es que ella vivió una guerra santa y una shinobi y no había punto de comparación. Shizune y los caballeros dorados sabían perfectamente bien que los feudales y aldeas ninja en general fueron abrumadas por el concepto de Guerra Santa y lo que este involucraba.
Para muchos de los feudales, sencillamente era incomprensible el hecho de que seres de carácter cuasidivino real, no algún idiota engreído que se daba el título de deidad, estaban empeñados en arrazar cada poblado, cada castillo y cada escondite y refugio por el simple hecho de que eran personas y ellos seres de una naturaleza diferente. Que en el mejor de los casos, Lucifer y sus huestes dejarían a unos cuantos humanos como diversión y alimento, dejando a la raza humana al nivel de los animales de granja que no tienen otro propósito que el de morir cuando y como sus amos lo necesitan.
Y peor aún, que aún plantando cara, las posibilidades reales de ganar no son las mejores.
La pelinegra se sacudió ese pensamiento y abrazo a la persona que le acompañaba en este momento, el antiguo Caballero de Leo y se acurrucó en su pecho.
Cómo dije Antes, ella ya peleó en una guerra santa y sabía que solo le haría daño pensar demasiado estás cosas. Solo por un rato se permitiría el creer que no había en activo aunque sin realmente empezar, un conflicto de talla internacional que estaba amenazando al mundo
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Con el Yondaime Raikage.
El Raikage tenía muy claro que la culpa de lo que estaba corriendo era de los dioses invasores y de sus agentes, que si no hubieran interferido hace diez siglos en este mundo, nada de eso habría pasado.
Pero aunque tenía eso más que claro, poco o nada le servía esa información.
Sin un arma real para defenderse de los Demonios, no había mucho que pudiera hacer para intentar recuperar Kumo y el País del Rayo.
Una tras otra vez, sus escaramuzas no habían servido más que para adelgazar aún más las fuerzas de Kumo que estaban de pie, destrozando aún más la poca moral que les queda.
Poco o nada pueden hacer ante un enemigo que los supera tan ampliamente.
Habían peleado contra los soldados más insignificantes y todos ellos pudieron derrotar a chunin y tokobetsu Jounin del más alto nivel de su amada aldea. Bee se había enfrentado a soldados que eran equiparables a chunin líderes de unidad y apenas podía contra ellos, mientras que él no se podía medir con soldados de nivel cabo o sargento. ¡Por Kami, él era el kage vivo más fuerte de todos y un gusano literalmente le había apalizado aún antes de salir de su crisálida como un tipo musculoso que podía detenerlo e igualarlo en velocidad. Y sin realmente intentarlo, para mayor molestia suya.
Definitivamente debió aliarse al menos en lo que la crisis estaba con Konoha, Kiri y Suna.
Fue sacado de sus pensamientos cuando le llegó un nuevo informe, aparentemente una Demonio llamada Yugi estaba tomando también un país para sus amos y si la memoria de A no fallaba, era el nombre de una leyenda que en Kumo se contaba a modo de "historia del hombre del saco" para su gente.
Y ante ese detalle, casi se destiño a carcajadas al ver realmente la enorme brecha entre ellos y los Demonios.
Se necesitó de la madre del chakra para detener a Yugi, quien se decia, era más poderosa que un Biju y aquí estaba él, sin poder derrotar a seres que Yugi podría aplastar cuando quiera.
-D, quiero que envíes un mensaje al santuario, ya es momento de que lo que queda de Kumo se alie con ellos para finalmente, deshacernos de esa amenaza
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Con Naruto.
El Uzumaki era muy conciente que el Mafuba era la única técnica que podría vencer a Yugi y durante horas la estuvo prácticando hasta dominarla, pero eso no quería decir que realmente quiera usarla.
Lo que pasó con Yuna era algo que no podía dejar de lado para no querer deshacerse de Yugi.
Los demonios no tienen alma, al morir ya no hay nada para ellos, si Yuna moría, simplemente ella jamás volvería a verlo en otra vida.
Pero, de acuerdo a Shin, que fue quien notó ello, ya no era verdad.
La demonio nacida de impresiones psíquicas había logrado algo irónico que había hecho más reprobrables las excusas y las descisiones de las Nadeshiko y Kushina.
Ellas se despojaron de su humanidad y su alma por poder y Yuna las había ganado por lo mismo.
La ahora humana lloro cuando despertó está mañana y tras Preguntarle una chorrada su madre, Yuna había mentido por simple broma. Y por eso es que había llorado.
Ella como todos los Demonios había sido incapaz de mentir aún en circunstancias como esas, por ello le llegó la implicación de ello y esa sensación se convirtió en un convulso llanto de alegría.
Cómo Shion habría explicado, al tener un corazón generoso y no ser alguien realmente con malicia y que para terminos reales, era una casi santa, es que había ganado un alma.
Y eso le complicaba más las cosas a Naruto.
No con su relación con Yuna, más bien con lo que ocurrió con Yugi. Pues para Naruto era una muestra de que debía existir un modo de detenerla que no implicaba encerrarla, solo por ser muy poderosa. No es que se quiera sublevar de alguna manera.
-¿En qué piensas?- preguntó Hinata a Naruto a quien se encontró mientras iba a ver a Kanon.
-Estoy empezando a creer que hay una manera de dejar a Yugi en paz y que no implique que alguien la sellé o la asesine- explicaba el Uzumaki- es que se siente muy mal eso.
-Entiendo a qué te refieres- admitió la ojiperla- Yugi me recuerda mucho a Hanabi a la edad biológica que ella tenía. Pero también a ti.
-¿A mí?- Preguntó sin ver el porque el ojiazul.
-Es por sus ojos- aclaró Hinata- muestran un profundo anhelo y una enorme tristeza. Pero a diferencia tuya, esos ojos también manifiestan mucha ira y resentimiento.
Dadas las circunstancias, es entendible eso.
La ojiperla sabía muy bien que Yugi se sentía muy mal por todo lo que rodeo su aprisionamiento a manos de Hecate con ayuda del segundo Caballero del Kyubi. Kurama para ese entonces ya había sacrificado con los otros ocho Caballeros de plata para sellar a Hestia que se había corrompido por Lucifer, por lo que para apagar los pocos focos de insurrección demoniaca, es que había surgido una segunda orden de caballeros de plata de la que solo existieron cinco, siendo los caballeros del Kyubi al Gobi en orden decendente.
Según Shaka y Dohko, para la Demonio sería muy tentadora la idea de encontrar a los decendentes de Hecate y de esos caballeros de plata y así poderlos asesinar en compensación.
Hecate murió virgen en esa ocasión y por lo que sabían, tras averiguar Milo y Camus todo lo relacionado a esa generación de santos en este mundo, los decendentes de esos santos existían en las cinco grandes aldeas shinobi.
Naruto era descendiente por su padre de Yosuke de Kyubi, Mabui de Venus, una de las estrellas de Osiris lo era de Jabu de Hachibi.
Haku era descendiente de Kanna de Nanabi mientras que Kurotsuchi lo era de Kia de Rokubi.
Y por último, pero no menos importante, Karura, Temari, Kankuro y Gaara lo eran de Mitsune de Gobi.
Si no supieran ellos de como el destino estaba poniendo las cosas en marcha, habían dado por algo increíble hasta más no poder ese detalle.
No es que Yugi pudiera realmente hacer algo contra Naruto o los demás para el caso. Si bien era más que capaz de destruir incluso el santuario sin un freno, con las Cenizas sagradas había una buena posibilidad de que haciendo equipo los doce Caballeros dorados pudieran derribarla sin problemas.
Pero eso se sentía tan mal para ella, como seguramente para Naruto.
Sabiendo que no podía decir nada que lo calmara, ella se conformo con abrazarlo para hacerle saber que estaba con él, que sin importar que desicion tomara, ella le apoya incondicionalmente.
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País de los Dulces.
Rui, el demonio Araña no entendía sinceramente que tenía de especial Yugi, después de todo, era como él, un Demonio atrapado en cuerpo y mente en la infancia por la eternidad.
El niño Demonio había sido humano, pero sus padres, para salvar su vida hace siglos, habían realizado mal un ritual mágico que lo había convertido en esto, un poderoso demonio araña muy diferente en más de un sentido del frágil niño al que ellos habían traído al mundo.
Y lo peor es que los descarados habían tratado de "corregir" su error, quitándole la vida, tras hacer que bajen sus defensas.
Aún sentía algo de culpa por haberlos asesinado, no es que le gustará mucho admitir eso.
Así que, tras encontrarse en sueños con El Señor Belcebú, la idea de tener una familia a su disposición que no lo juzgará ni lo traicionara era algo por lo que valía la pena aplastar a los humanos.
Con lo que Rui no contaba, era con la ayuda a esta mugrosa nación, de humanos muy poderosos que podían quizás pelear en igualdad de condiciones con él.
Esos "Dioses guerreros" Sigfrid y Thor estaban siendo una piedra en el zapato para su objetivo de conquistar este país para sus amos.
Sabía el Demonio niño que se supone que un tal Aizen que estaba en su bando había declarado las hostilidades abiertamente, pero los enviados de otro mundo para detenerlos, para sorpresa de nadie entre los demonios, no habían logrado reunir a todos los humanos bajo la misma bandera.
Con eso dicho, poco a poco, varios países entre los que se encontraban dos de los que supuestamente tenían a dos de los ejércitos más poderosos, habían ido cayendo a los pies de los Demonios y por eso se habían envalentonado a tratar de conquistar a países que eran abiertamente neutrales a esta guerra santa, para dejar al último a la alianza que deseaba detenerlos.
Tanto por intimidación como porque era tácticamente lo más fácil.
Si esa alianza intentaba ayudar a los países sin tomar a resisitir, serán abrumados por ola tras ola de los ejércitos de los siete generales de Lucifer.
Y si no, de todos modos serían aplastados por ellos.
En la mente de Rui la cuestión no era si ganarían la guerra, sino cuando.
El oficial demonio del ejército de Lucifer fue sacado de sus reflexiones cuando uno de sus soldados le dió el informe de como iban las cosas.
Aparentemente, los dioses Guerreros habían logrado detener el avance de sus soldados araña y también, uno de ellos, mejor dicho, una de ellos, Ohagi, había desertado para huir con un humano de quién se había enamorado.
Eso le revolvió el estómago a Rui, como si un humano y un Demonio pudieran enamorarse. Si supiera.
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Hace dos días, en algún lugar del país.
Una monstruosa araña demonio combatía frenéticamente contra los demás miembros de su ejército, su nombre, Ohagi.
La demonio araña tenía la capacidad de convertirse en humana en apariencia y así es como ella se había logrado infiltrar en el castillo del Daimyo y estaba logrando su misión de someter a la familia real a su voluntad usando su veneno que en vez de matar, subyugaba a sus víctimas, volviendoles seres sin voluntad que harían lo que quiera.
Y mientras hacía eso, conoció a un joven samurái del país, que empezó a hablar con ella y a entrar sin que Ohagi lo notará, en su corazón.
El samurai notó que la Demonio araña, aunque cumplía con las órdenes de Rui, era alguien de carácter tranquilo y pacífico que respetaba y valoraba toda vida y consideraba aborrecible arrebatarla a menos que fuera por sustento y eso, ya que ella se alimentaba directamente del chakra de los seres vivos, es que Ohagi prefería alimentarse de varios y dejarlos vivos que de pocos y asesinarlos.
En resumen, respetaba la vida aún cuando necesitaba alimentarse. Una manera algo curiosa de poner en práctica lo de la sustentabilidad, despues de todo, lo ideal sería solo consumir los recursos necesarios, no explotarlos solo porque se puede.
Y eso claro que a los otros Demonios araña bajo las órdenes de Rui no lo entendían en lo más mínimo, menos entendían que ella pudiera amar a un ser inferior.
Y por eso es que ni ellos, ni Ohagi esperaban lo que pasó.
-¡Ventisca del dragón!
-¡Garra de Tigre vikingo!
Golpearon los ataques de cosmos a los hasta hace poco compañeros de Ohagi, derrotando de golpe a todos ellos.
Los dos Dioses guerreros habían visto todo y dado el historial con Yuna y Naruto, creyeron que Posiblemente estaban ante otra demonio que prefería pelear del lado de los humanos que del de su raza.
Y con esa conviccion, es que destrozaron a sus adversarios, que sintieron horror al ver a dos humanos con la fuerza suficiente no solo para vencerlos, sino también para derrotar a su líder, Rui.
Y tras terminar la batalla, el samurai se puso de manera protectora frente a Ohagi, ya que creía que esos dos irían ahora tras ella, sin siquiera obviar que ella lo estuvo curando de sus heridas.
-Tranquilos- les calmó Sigfrid- no serás la primera, afortunadamente, de los tuyos en desertar que conocemos, si nos acompañan ambos al Santuario, podrán descansar y recuperar la salud y la fuerza respectivamente.
-¿A qué se refieren con que no soy la primera que deserta?- Preguntó la bella Ohagi con curiosidad.
-Una demonio que puede controlar el cabello ha estado viviendo en el santuario los últimos tres años- respondió Bud- así que supongo que eso refuta que matemos a todos los de tu raza que se nos ponen por delante.
Ohagi no vio algún signo de que mintieron, por ello y porque su amado necesitaba atención médica es que acepto la ayuda.
Y aún si moría apenas llegarán ahí porque en lo relacionado a ella mentían, deseaba que al menos Keitarou pudiera ser atendido como se debía por un médico o un sanador.
Ese sacrificio desinteresado, sin que Ohagi lo supiera, le había dado el primer paso para ganar Aquello que Kushina, esa princesa mimada y las Nadeshiko habían perdido por mero capricho y que todo Demonio deseaba y no podía obtener salvo una excepción en toda una vida.
Un alma.
Y corte.
Cómo que me puse muy metafísico.
Estás semanas han sido duras para mí salud ya que si bien (afortunadamente) no he enfermado de lo más seguro que podría ser, si he resentido una vieja lesión que me ha obligado a estar en cama.
Y con un dolor que francamente no da ganas de hacer algo más.
Trabajo, me enpastillo para soportar estar como seis horas en el trabajo, regreso a casa, me duermo, hago mis cosas, apenas me da tiempo de escribir y vuelvo a trabajar.
Por eso dije a principios de año: "Si todo sale bien, espero poder….."
No sé que tan salvable es el itinerario que me había fijado, pero haré lo posible por apegarme lo más que se pueda.
En fin, sin más que decir, los veo pronto.
Ya saben, dejenme su review, así no solo me animan a escribir, habrá retro alimentación entre nosotros.
