Hola:

Espero que sigan leyendo mi fic. La verdad es que ya está por terminarse así que sigan mandando sus reviews, pues me animan a continuar. Gracias.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Capítulo 7- El último esfuerzo

- ¡Jill, Jill!- me despierta la voz de Chris.

- ¿Qué te sucede?. Pareciera que estás desesperado- bromeo medio dormida.

- Tenemos que partir ahora. Ya son las 8 horas.- me informa mientras despierta a Rebecca.

- Bueno, pues ¿qué esperamos?- exclamo con ánimo mientras me incorporo.

El día es bastante reconfortante. Es la primera vez que veo la luz del Sol, desde que nos adentramos en la mansión. Desafortunadamente Rebecca sigue en shock y Chris tiene que llevarla en su espalda. Comenzamos a caminar...

- Ya son las 14 horas, creo que necesitamos un descanso ¿no crees?- me sugiere.

- Está bien, descansen bajo este árbol mientras voy a buscar algo de comer.- les indico.

- Ten cuidado.

- Claro.- respondo al mismo tiempo que me alejo de ahí.

El bosque es tan hermoso, creo que después de lo que vivimos todo nos parecerá hermoso.

Sigo caminando y escucho un ruido bastante aterrador cerca de unos arbustos. Parece un siervo herido, me acerco lentamente y, efectivamente, descubro a un pequeño venado tirado y con una gran mordida en la pierna. Los quejidos del animal son insoportables, está sufriendo mucho.

- Ya sé. Acabaré con el dolor de este pobre animal y además tendremos algo que comer. ¡Qué lista soy! Dos pájaros de un tiro.- murmuro para mis adentros.

Tal vez suene cruel, pero es la única solución, así que saco mi escopeta y le apunto al indefenso animal.

No sé si seré capaz de matarlo, por lo que cierro los ojos y...

... un ruido detrás de mí me detiene.

Volteo inmediatamente y veo a tres horribles perros como el que maté en la mansión.

Dos de ellos se lanzan contra mí sin vacilar, logro esquivar a uno y dispararle al otro, pero el tercero llega por sorpresa y muerde mi pierna.

En un rápido movimiento le disparo en la cabeza para que me suelte, caigo en el pasto, no puedo pararme.

El otro perro se encuentra frente a mí y le disparo, pero ¡oh, sorpresa! ¡La escopeta se ha quedado sin balas!

Cuando el perro corre hacia mí, utilizo la culata de la escopeta para golpearlo en la cabeza y cae muerto.

Después de este enfrentamiento con los perros tengo dos noticias:

La buena- Sigo con vida

La mala- La pierna me duele tanto que ni siquiera puedo levantarme.

- ¡Chris! ¡Rebecca! ¡Necesito ayuda!- comienzo a gritar desesperadamente. Pero al parecer nadie me escucha.- ¿Qué voy a hacer? Creo que esperar y seguir gritando.

Después de 5 minutos de gastar mi garganta y mi saliva me he quedado sin voz. Mas en ese momento aparece Chris.

- ¡¿Qué te sucedió!- pregunta un poco alarmado al ver mi herida.

- Pues ya ves, gajes del oficio: unos perros me atacaron.

- Es necesario parar la hemorragia o terminarás desangrándote- dice mientras arranca un pedazo de tela de su camisa y me venda la pierna.

- Gracias.

Él me carga hasta donde se encuentra Rebecca, pero nos damos cuenta del terrible dilema por el que estamos pasando: ni Rebecca ni yo podemos caminar y Chris no es capaz de llevarnos a ambas cargando.

-¿Qué haremos?- me cuestiona Chris preocupado.

- No lo sé.- respondo mientras sigo pensando en una posible solución.

- Rebecca tiene que hacer un esfuerzo por caminar.

- Es cierto. Acércame a ella- le pido a Chris.

En un acto desesperado tomo a Rebecca de los hombros y le digo:

- No puedes seguir lamentándote por cosas que ya pasaron y que son irremediables. Y si no reaccionas ahora, no sólo habrás perdido a Barry y a Wesker, sino que también nos perderás a Chris y a mí e inclusive tu propia vida.

- Tienes razón, Jill.- son las primeras palabras de Rebecca.

- Muy bien, andando- ordena Chris y con justa razón, pues ya son las 16 horas y aún nos falta la mitad del camino.

Rebecca se incorpora y Chris me lleva en su espalda, nos aproximamos a Raccoon City.

Siendo las 21 horas vemos unos edificios en la lejanía y en ese momento todos estamos exhaustos y ansiosos por llegar, así que aceleramos el paso y a las 22 horas nos encontramos pisando las primeras calles de Raccoon City.

Las pocas personas que por ahí transitan nos miran desconcertadas y algunas otras con desprecio. Sin embargo, un buen hombre que se apiada de nosotros, nos lleva directamente al hospital.

Me siendo inmensamente feliz y creo que ahora sí podré descansar tranquilamente.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&