La Dama del Tiempo entrando con un enorme escudo, al más puro estilo "El Pipila" (Los que son mexicanos y saben de Historia de México, saben a lo que me refiero).

Oigan bajen las varitas, que aquí está la ultima parte del Epilogo, además si me matan, ya no podré subir más fics.

Bueno también quiero pedirles una disculpa, por el modo que me comporté al "chantajearlos" , pero por un momento pónganse en mi lugar, yo trabajo y estudio, y lo que más me gusta hacer es escribir, me desvivo escribiendo (porque hasta en horas de oficina escribo los fics, solo espero que un día no me cachen XD)subí mis fics ilusionada de que la gente lo lee y que si le gustó me deje algún review, siquiera para que me diga si le gustó o no. Y lo que veo es que casi 200 personas lo leyeron y solo recibí 3 reviews, el primer pensamiento que pasa por la mente de una escritora es el de "He perdido mi toque, no les gustó lo que escribí".

Ya que¿Qué pensarían ustedes si casi 200 personas leyeron tu fic y solo te dejaron 3 reviews?

Al menos yo pensé que algo andaba mal conmigo, además no les toma mucho tiempo hacerle clic en "GO" y poner su opinión.

También me quiero disculpar por no subir el fic antes, ya que primero estuve dos semanas sin Internet (las 2 semanas más horribles de mi vida) ya que cambié de servicio de Internet.

Después tuve un montón de trabajo, no solo en la oficina en dónde trabajo, sino también tuve muchas tareas y más porque estaban cerca los exámenes.

Cuando finalmente tenía totalmente finalizado el Capitulo y que solo me faltaba ajustar algunas cuantas cositas, cometí el error más grande que una puede cometer, guardé mi fic, junto con otros más que tenía en proceso, en un disquette, ignorando las sabias palabras que mi Profesor de Computación un día nos dijo: "Nunca se confíen de los disquetes, ya que suelen perder el formato y no hay modo de recuperar los documentos que hayas grabado"

Y pues, sucedió, cuando llegué a mi casa y prendí la computadora., inserté el disquete y la comp. Me decía que no tenía formato, que si quería darle formato. Así que después de irme de espaldas y de casi ahogarme con el agua que me estaba bebiendo, lo volví a intentar, pero fue inútil, ni la computadora de mi casa, ni en la de la oficina, ni en alguna del caber, el bendito disquete se pudo abrir y como no lo tenía impreso, tuve que volver a escribirlo, y con eso de que no soy la persona con mejor memoria que pueda existir, pues prácticamente tuve que comenzar de cero.

Espero que les guste este capitulo, lo hice con todo mi corazón.

Este capitulo se lo dedico a. HermionedePotter, lo prometido es deuda y aqui esta, espero que te guste.


Epilogo

2da. Parte.

-Lo siento.- murmuraste al separarte un par de milímetros de mis labios y me apuntaste con la varita, pero fui mucho más rápida que tú al invocar de forma no verbal el hechizo Accio, haciendo que ante tu mirada sorprendida, la varita volara hasta mis manos.

-¿Cómo?.- lograste murmurar sorprendido.

No te respondí, solo te miré de forma severa, reprendiéndote con la mirada por lo que estuviste a punto de hacer. Le devuelvo su varita mientras él baja la mirada totalmente avergonzado, conozco la razón, me quieres mantener a salvo. Una gran explosión me saca de mis pensamientos, logrando ver como Voldemort y unos cuantos mortifagos, que no están en muy buen estado, se acercan hacia nosotros.

-Así que es ella.- dice Voldemort arrastrando las palabras observándome de una forma muy extraña.

Harry se mueve y se pone frente a mí, tomándome de las muñecas evitando que intente liberarme de su protección.

-A ella no la tocas.- respondió Harry sumamente tenso.

-Esa maldita sangre sucia es la causante de que tú aun estés con vida, ella es una de las causantes de que mis planes fracasen.- comenta Voldemort.

-¿A qué te refieres?.- preguntó Harry haciéndome retroceder, al ver que intentaba librarme de sus manos para ayudarlo.

-¿Por qué crees que continuas con vida?.- preguntó Voldemort apretando con fuerza los dientes, al ver la cara confundida de Harry continuó.- Cuando intenté robar la piedra filosofal, tú me detuviste en el momento que te toqué, el hechizo de la sangre sucia de tu madre hizo que fueras intocable, pero lo que no sabía era ¿cómo demonios se había activado?. Sí, Potter. El hechizo de protección de tu madre debía activarse con algo. No lo había descubierto hasta que logré entrar en tu mente, pero cada vez que estaba por cumplir mi propósito una voz me sacaba de tu mente, la voz de tu maldita conciencia, una voz que curiosamente es idéntica a la tu amada sangre sucia.- explicó Voldemort.

-NO LA LLAMES ASÍ.- gritó Harry lleno de cólera.

-Severus me mantuvo al tanto, cada vez que practicaban la Oclumancia, él iba averiguando cosas para mi, cosas que están en tus recuerdos. Y descubrí lo que activó el hechizo.- dijo mirando fijamente a Harry.

-¿Qué fue lo que lo activó?.- preguntó Harry luchando aun con Hermione que continuaba tratando de zafarse.

-Ella.- respondió Voldemort señalando detrás de Harry, él se giró pero no había nadie detrás de él más que Hermione.

-Si, Potter. la Sangre Sucia te abrazó antes de que te enfrentaras a mí.- dijo Voldemort, mientras Harry abría los ojos totalmente sorprendido, y Hermione de la sorpresa dejó de tratar de zafarse.

-Su muestra de afecto, o mejor dicho de ese asqueroso amor fue lo que activó el hechizo de tu madre.- dijo con asco Voldemort.- La maldita presencia de tu amada sangre sucia, o solo su maldita voz en forma de conciencia hacía que el poco control que trataba de ganar sobre ti, desapareciera, su maldita voz era como un guardián, impidiéndome adentrarme más en tu mente y poseerla. Cada vez que te llevaba a la oscuridad, esa maldita voz hacia aparecer una luz, logrando sacarme de tu mente. Ella me sacaba.- respondió Voldemort escupiendo con furia.

Harry y Hermione observaron asombrados como los mortifagos que protegían a Voldemort salían volando.

-¿Están bien?.- preguntó la Profesora McGonagall, acompañada de Ron, Neville, Luna, entre otros alumnos que habían pertenecido al ED.

-Si, gracias.- respondió Hermione.

-HERMIONE, CUIDADO.- gritó Tonks, que estaba ayudando a Remus a mantenerse de pie.

Hermione se giró solo para ser derribada por Harry, en menos de una centésima de segundo un rayo verde pasó sobre ellos estrellándose en una pared y destruyéndola.

-LEVÁNTENSE BUENOS PARA NADA, QUIERO PELEAR SOLO CON POTTER.- gritó furioso Voldemort.

De inmediato todos los mortifagos comenzaron a lanzar hechizos, en ocasiones sin un blanco en específico, los de la Orden del Fénix y los ex. Integrantes del ED se defendían como podían, algunos chicos al verse privados de sus varitas, habían recurrido a sus instintos muggles, golpeando a sus oponentes a patadas, puñetazos, rasguños (proporcionados por las chicas) golpeaban a los mortifagos hasta con las sillas y mesas de un local destruido, además de que algunas chicas agarraron a periodicazos y revistazos a algunos mortifagos que también habían sido privados de sus varitas, dejando algunos en muy malas condiciones, con el alboroto de la pelea, Voldemort había perdido de vista a Harry y a Hermione, así que totalmente furioso comenzó a buscarlos.

-LUNA, CUIDADO.- gritó Ron, pero ya era demasiado tarde, un rayo color azul cielo la había golpeado en el pecho, ocasionando que diera un grito desgarrador para después caer desplomada en el suelo.

-LUNA.- volvió a gritar Ron, corriendo a su lado.- Por favor, Luna, reacciona.- decía Ron asustado, moviendo un poco el brazo de la rubia, pero la joven permanecía inmóvil.

La joven Ravenclaw no reaccionaba, y Ron trataba de hacerla despertar, quitándole importancia al repentino frío que comenzaba a sentirse, lo intentó con el hechizo "Enervate", pero era inútil, la rubia no reaccionaba.

Sin previo aviso las chicas comenzaron a gritar desesperadas, los que continuaban peleando, se detuvieron para observar con horror como los dementores los rodeaban, atacando a todos sin excepción, incluso atacaban a los mortifagos.

-Luna, por favor despierta.- pedía Ron, ignorando los gritos de la pelea y las maldiciones que volaban sobre su cabeza.

-ESCUDO.- gritó una voz femenina detrás de Ron, logrando que finalmente el pelirrojo despegara su vista de la rubia y se girará hacia la persona que había invocado el Escudo.

-Lavender.-murmuró sorprendido Ron, ya que después de su rompimiento su relación con la joven Brown no había sido exactamente muy buena, de hecho solían evitarse la mayor parte del tiempo.

-Llévate a Luna a un lugar seguro.- contestó Lavender.

-Gracias.- dijo Ron, para después llevarse a Luna en brazos, pero no llevaba ni los 10 metros que se había separado de su compañera y ex-novia cuando, el frío que había ignorado, había regresado, sus fuerzas comenzaron a flaquear, cayendo finalmente de rodillas, un dementor estaba frente a él, depositó a Luna en el suelo, y sacó la varita intentando recordar el hechizo para ahuyentar a los dementotes.

Desafortunadamente para el pelirrojo, varias voces o mejor dicho gritos, evitaban que pudiera aclarar su mente para recordar el hechizo, la imagen de sus padres heridos, debido a los mortifagos, de un Harry de diecisiete años reclamándole su comportamiento inmaduro y totalmente infantil para con Hermione, de una Hermione con los ojos empañados en lágrimas debido a las palabras "Te odio, asquerosa sangre sucia mentirosa. Por tu culpa mi hermana esta en prisión, por algo que ella es inocente", pero una extraña imagen había remplazado el anterior recuerdo, mostrando a una joven rubia, de ojos azules y soñadores, que lo ayudaba a protegerse de los ataques de los mortifagos, un rayo azul cielo aproximándose a su pecho, para después darle de lleno y un gritó desgarrador por parte de la chica que caía inconsciente.

-¡EXPECTO PATRONUM!.- gritaron a la vez dos voces muy conocidas para el pelirrojo, levantó la vista un poco, observando asombrado como un ciervo y una nutria alejaban al dementor que estaba frente a él, para después dirigirse hacia los demás dementores que atacaban a los compañeros y amigos de sus dueños.

- Harry , Hermione.- susurró asombrado al ver al moreno de ojos verdes, junto a la castaña, ambos se veían totalmente agotados, pero aun así observaron preocupados al pelirrojo.

Antes de que Ron les pudiera agradecer, observó asustado como Hermione caía de rodillas. Harry se arrodilló junto a ella, mientras la joven castaña apretaba con fuerza los puños, en un desesperado intento por desaparecer ese terrible dolor que estaba sintiendo y que hacía que se doblara.

-Herm¿Qué sucede?.- preguntaba aterrado Harry, la joven Gryffindor negó con la cabeza, tratando de tranquilizar al joven moreno, pero sus intentos eran en vano, ya que, Harry estaba más desesperado que nunca.

-Hermione, por favor, dime. ¿Qué te pasa?.- preguntó Harry con la voz un poco más grave, debido al gran nudo que se había formado en su garganta.

-HARRY, CUIDADO.- gritó Ron, logrando que Harry despegara su vista de la joven.

Harry se dio la vuelta, descubriendo el motivo por el cual Hermione sentía tanto dolor, Bellatrix Lestrange la estaba torturando con la maldición Cruciatus y lo peor de todo, es que un par de dementotes los estaban rodeando a él y a Hermione.

-¡EXPECTO PATRONUM!.- gritó Ron, sorprendiendo a Harry y a Bellatrix, aunque su patronus no era más que humo plateado, había logrado que los dos dementores se alejaran unos metros de Harry y Hermione.

Harry aprovechando la distracción, petrificó a Bellatrix después tomó a Hermione en brazos, que estaba muy agotada, por todas las maldiciones que había recibido. Corrió hasta Ron, que sostenía a Luna entre sus brazos, y que por su aspecto, no debía de estar muy bien.

-Ron, sé que hemos tenido nuestras diferencias, pero te suplico que cuides de Hermione.- le pidió Harry al pelirrojo.

-Harry yo... yo… lamento lo que sucedió, espero que me algún día me llegues a perdonar.- se disculpó Ron bajando la mirada hacia la chica rubia que descansaba inconsciente en sus brazos.

-No soy yo a quien le debes una disculpa, protege a Hermione, por favor.- pidió Harry agachándose y depositando a la joven Gryffindor que en esos momentos parecía estar inconsciente.

-Harry.- le llamó una voz detrás de él, el moreno se giró encontrándose con Dean y Neville, que entre ambos sujetaban a Hermione.

-No te preocupes por Hermione, la protegeremos con nuestra vida si es necesario.- le aseguró Neville, con la voz llena de valor, de ese valor que por lo general mantenía oculto tras la fachada de niño miedoso, pero que lo hizo que quedara en la casa de los leones.

-Suerte, Harry.- fue lo único que pudo decir Ron.

- Y no te preocupes por Hermione, tal y como dijo Neville, nosotros la protegeremos, ya es hora de que le devolvamos todos aquellos favores que le debemos a Hermione.- dijo Dean con una sonrisa.

-Gracias, amigos. Sé que ella esta en buenas manos.- agradeció Harry para después girarse y correr hacia Voldemort.

-TRÁIGANME A LA MALDITA SANGRE SUCIA.- gritaba Voldemort lleno de cólera al ver que no podía encontrar a esos dos "mocosos".

-DEJA DE LLAMARLA ASÍ.- gritó Harry furioso, logrando captar la atención de Voldemort, quien se giró sumamente sorprendido encontrando los ojos esmeraldas del chico brillando con la flama del odio, sin embargo, de inmediato relajó sus facciones.

-Pero miren quien acaba de llegar, Potter. Y la sangre sucia¿Dónde está?.- preguntó mordazmente.

-A ella déjala en paz, es a mi a quien quieres.- le ordenó Harry empuñando su varita.

-Eres realmente patético, Potter. Al igual que el patético de padre, siempre defendiendo a las sangre sucias¿Quién lo diría? Ambos enamorados de unas sangres sucias.- siseo Voldemort, deleitándose al ver como Harry apretaba con más fuerza su varita, en una clara señal de enojo.

-AHORA.- gritó Voldemort, logrando sorprender a Harry, quien se giró lo más rápido que pudo logrando ver como Ron, Dean y Neville salían volando, debido a que Bellatrix acompañada de otro mortifago que desconocía, ambos mortifagos los habían hechizado, buscó sumamente desesperado a Hermione con la mirada, pero la chica no estaba en el suelo, tal y como lo estaba Luna.

-¿Dónde..?.- murmuró por lo bajo Harry, pero su pregunta fue ahogada al ver como el cuerpo de la castaña flotaba hasta Voldemort.

-¿La buscabas?.- preguntó Voldemort siseando.

-Suéltala.- ordenó Harry lleno de coraje.

-No lo haré, prefiero ver como tu cara se pone pálida mientras la torturo.- respondió Voldemort sonriendo, mientras apretaba con fuerza el cuello de la chica y le apuntaba con la varita.

.Cru ahhhh.- gritó Voldemort al recibir una patada en la espinilla proporcionada por Hermione.

-Lo vas a pagar, asquerosa Sangre sucia.- gritó furioso Voldemort, observando como Hermione corría y se abrazaba a Harry.

-Tranquila.- le susurraba Harry al oído protegiendola con su cuerpo.

-Por lo he visto ella te importa mucho¿no es así?.- preguntó Voldemort apretando con fuerza los dientes-Pero ahora que finalmente sé lo que ella significa para ti, la voy a destruir.- gritó Voldemort lanzando un Avada Kedavra más potente que alguna vez habían visto.

Hermione se liberó de Harry e intentó empujarlo, pero él trataba de protegerla. Las carcajadas de Voldemort resonaban en los oídos de ambos chicos, así como también en los de los miembros heridos de la Orden que habían detenido su batalla con los mortifagos y observaban sin parpadear la escena.

Se miraron a los ojos y ambos captaban el mismo mensaje "No permitiré que nada malo te pase, te amo". Ese mensaje que no estaba escrito en ningún pedazo de papel, que no había salido de los labios de ninguno de los dos, pero que el corazón de ambos había escrito en sus miradas.

A solo unos centímetros de que el rayo les diera de lleno, observaron como éste chocaba de lleno con un extraño escudo transparente, hecho de magia, el escudo sirvió como un espejo, ya que el Avada Kedavra fue reflejado y golpeó con fuerza el pecho de Voldemort.

Admito que estuve pensando mucho en el motivo por el cual apareció ese Escudo, y lo que aclaró mi duda fue la carta que Dumbledore nos había dejado a Harry y a mi, antes de morir, según la profesora McGonagall, el Profesor Dumbledore había dado instrucciones de que hasta después de que Harry acabará con Voldemort, nos entregaría el sobre. Desafortunadamente esa guerra trajo muchas muertes, no solo de nuestro bando, sino también del lado oscuro, Severus Snape, Peter Petrigrew fueron solo algunos de los que murieron en la batalla. Bellatrix fue asesinada en Azkaban, se rumora que los dementotes le dieron el beso de la muerte.

Salgo de mis recuerdos al sentir como algo suave y delicado recorriendo mi mejilla en una dulce y perfumada caricia, así que abro los ojos, encontrándome con ese par de esmeraldas muy cerca de mi rostro, logrando que mis mejillas se coloreen de un hermoso y delicado color carmesí.

-Hola, amor.- me susurra una vez que esta a solo un par de milímetros de mis labios, para después besarme con infinita ternura y amor, yo correspondo con la misma entrega al beso de mi amado.

-¿Qué haces aquí?.- le preguntó una vez que separamos nuestros labios y nos miramos fijamente.

-¿Acaso no puedo visitar a mi novia?.- preguntó Harry divertido.- Te traje esto, es para ti, no es tan hermosa como tú.- comentó Harry entregándole una hermosa rosa roja, con la que momentos antes le había acariciado la mejilla. Ella tomó la rosa para después besarlo, de esa forma que solo se puede besar cuando realmente se ama con el alma y el corazón.

-Claro que puedes venir a verme, pero un momento.- exclamó Hermione levantándose tan rápido de la cama, que empujó a Harry en el proceso logrando asustarlo.

-Tú no debes estar aquí, no puedes ver el vestido.- decía Hermione alarmada empujando a Harry y sacándolo de su habitación.

-Pero, amor, eso se aplica en el vestido de la boda, no en el de compromiso.- refutó Harry al estar frente a la puerta.

-Aun así, quiero que esta noche sea perfecta e inolvidable.- aclaró Hermione dejando de empujarlo.

-Esta bien me voy, pero con una condición.- respondió Harry cruzado de brazos y observándola fijamente.

-¿Cuál?.- preguntó Hermione con un amago de sonrisa.

-Ya que no te veré hasta la noche, necesito al menos diez besos para sobrevivir, falta mucho para la cena de compromiso.- respondió Harry de forma seductora, la jaló de la cintura, prácticamente pegándola contra su cuerpo, mientras con su mano derecha le acariciaba el rostro.

-¿Diez besos?.- preguntó ella divertida, observándolo cariñosamente mientras alzaba una ceja y lo rodeaba con sus brazos por el cuello.

-Bueno, al principio pensé en 100, pero dado a que si en 40 minutos no estoy de regreso en la Oficina, cierto amigo pelirrojo, junto con los gemelos, me van a colgar, por no ayudarles con…- pero Harry no pudo continuar la oración, ya que los labios de su novia y prometida lo callaron con un apasionado beso, sonrió mientras la besaba, le acarició el cabello con su mano izquierda y la espalda con su mano derecha, mientras profundizaba el beso.

Minutos después…

-Harry.- le llamó ella entre beso y beso.

-Mmmnn.- fue la única respuesta de Harry, que continuó besándola, mientras le acariciaba la cintura.

-Ya nos pasamos de los diez besos.- respondió Hermione sonriendo.

-No importa.- contestó él continuando besándola.

Hermione al ver que Harry no se despegaría y lo empujó quedando ella sobre él.

-Bien, señor Potter.- exclamó Hermione aun sobre él.- Lo mejor será que se levante de la cama y que vaya a la oficina, no quiero que mi prometido llegué con algún ojo morado a la cena de compromiso.- comentó ella levantándose, mientras él aun recostado en la cama, la observaba con una enorme sonrisa.

-Esta bien, esta bien.- exclamó Harry al ver como ella cruzaba los brazos, se levantó pesadamente de la cama y le dirigió una sonrisa encantadora, que logró que Hermione le devolviera la sonrisa.

-Te veo en la noche.- se despidió ella dándole un corto beso en los labios.

-Te voy a extrañar.- murmuró él, volviendo a besarla.

-No más que yo.- contestó Hermione con una linda sonrisa.-Te amo.- murmuró ella antes de volver a besarlo.

-También te amo, hasta la noche.- se despidió Harry dándole un nuevo beso.

-Hasta la noche.- se despidió Hermione, él le sonrió con amor, para después desaparecer.

Suspiré, para después regresar y sentarme en la cama, tomé la rosa que me trajo Harry para después levantarme y ponerla en agua.

No habían pasado ni diez minutos en los que había salido de la ducha, cuando un insistente golpeteo en mi puerta, hizo que dejara de secarme el cabello con la toalla, para dirigirme a abrir la puerta, en cuanto la abrí, me quedé sorprendida, al ver como mi madre entrada como un rayo.

-Hija¿Cómo es posible que aun no estés lista? Hoy es tu gran noche.- exclamó escandalizada mi madre, mientras yo intentaba procesar sus palabras.

-Pero, mamá, aun faltan horas para que empiece la cena.

-Nada de eso, cariño, el tiempo es oro.- respondió mi mamá, en cuanto terminé de peinarme, me jaló sacándome de mi departamento, en cuanto llegamos a la calle, observé que un taxi nos estaba esperando, mi madre me empujó para que entrara, le dijo la dirección al taxista, para después poner el auto en marcha, después de que mi madre le pagara al taxista descubrí sorprendida el lugar al que mi querida mamá me había llevado casi a rastras, el Salón de Belleza, es curioso.

-¿Tienen cita?.- nos pregunta una de las estilistas. Creo que me salve de la garras de estas estilistas, ya que no recuerdo haber hecho ninguna cita.

-Si, es a nombre de Hermione y Jane Granger.- responde mi madre, no, al parecer no me salve, así que ella hizo la cita, bueno al menos esto tiene más sentido para mí.

No sé exactamente cuánto tiempo he estado aquí, ni tampoco sé cuanto tiempo me quedé dormida mientras me hacían el manicure, pero a juzgar por la forma en la que mi madre observa el reloj de pulsera cada 15 segundos, debe ser algo tarde. Al menos ella ya esta lista, ya que veo como le paga a la muchacha que la atendió, que suerte, ella ya no tiene que soportar que la maquillen una y otra vez.

-Listo.- me dice la mujer rubia que me estaba maquillando, yo suspiro aliviada, como me quedara otro minuto más, me iban a salir raíces¿Cómo puede estar la gente sentada por tanto tiempo? .

Le pagó a la mujer, y en cuanto me levanto, mi madre me jala del brazo y me saca diciendo cosas como: "Solo nos quedan 30 minutos" "Ya es muy tarde" y tras esas palabras me despierto por completo¡¡¡¡TREINTA MINUTOS, Por Merlín, no es tarde, sino tardísimo, jaló a mi madre hacia un callejón abandonado, ante la mirada interrogante de mi madre, me aparezco en la habitación de mi departamento.

-Gracias al cielo que eres una bruja, de lo contrario jamás hubiésemos llegado.- murmura mi madre mientras yo corro como desquiciada hasta mi closed y sacó las sandalias plateadas de tacón, junto a mi vestido color añil, y corro presurosa hacia el baño, en donde me cambió de ropa.

-Hija, ya sal; Harry debe estar desesperado.- me dice mi madre, yo abro la puerta y salgo, mi madre me observa maravillada, con un brillo que hacía mucho no veía en su mirada, una mirada soñadora.

-Luces hermosa, hija.- me dice mi madre.

-Gracias, mamá, ahora vamonos.- le digo a mi madre, tomándola de la mano y apareciéndome en el Valle de Godric, para ser más exactos, en el Jardín de la casa de Harry.

Caminó sumamente nerviosa, siento que me tiemblan las piernas y mientras mi madre me regaña por morderme el labio inferior, fijo mi vista en la decoración, las pequeñas luces que colocaron sobre los rosales, y los arbustos, las luciérnagas y las hadas danzando en el aire, mientras una orquesta toca suaves melodías, es simplemente perfecto, detengo mi mirada en Harry que esta siendo entrevistado por varios periodistas, sonrió y me madre suspira aliviada, mi padre llega hasta mi y me abraza con fuerza.

-Te ves hermosa hija.- me dice mi padre.- Te recomiendo que vayas y rescates a Harry de las garras de los reporteros.- me dice divertido mi padre, yo le sonrío y asiento, mientras veo como él le ofrece el brazo a mi madre y ella lo acepta gustosa.

-Y díganos, Señor Potter ¿Es verdad que lo nombraran Ministro de Magia?.- preguntó uno de los reporteros.

-Eh, no, no es verdad, en realidad el motivo por el que los mandé llamar fue para hacer público mi….- decía Harry pero se detuvo al ver como Hermione caminaba hacia él, se quedó embobado observando como ese corsé se ajustaba a sus curvas, y como la falda del vestido color añil caía delicadamente, traía el cabello completamente liso, y una diadema con diamantes incrustados, que le daba un toque de elegancia y que combinaban a la perfección con las sandalias de plata.

-Señor Potter¿Para que nos mandó llamar?.- preguntó tímidamente un reportero, pero se calló en cuanto vio a llegar a Hermione Granger, la mejor auror del Ministerio de Magia y novia del gran Harry Potter, jaló al chico que lo acompañaba, el cual era nada más y nada menos que Colin Creevey.

-Tómale todas los fotos a la novia de Potter.- le ordenó el reportero, pero no había sido necesario que se lo dijera, ya que desde antes de que él se diera cuenta había comenzado a tomarle fotos a Hermione, la mujer más deseada de Londres, y la envidia de muchas mujeres del mundo mágico.

Harry en cuanto llegó junto a Hermione la abrazó con fuerza y la besó, mientras los reporteros les tomaban todas las fotografías que podían, las plumas a vuela pluma escribían sumamente rápido, mientras los reporteros narraban todo lo que veían.

-Te ves aun más hermosa.- le susurró al oído al terminar de besarla, ella se sonrojó por el cumplido.

-Gracias, luces más guapo que de costumbre.- comenta ella observando a Harry con el esmoquin negro.

-Y bien señor Potter¿Para que nos mandó llamar?.- preguntó una reportera mirando con malos ojos a Hermione, ésta última ni se inmutó, estaba tan acostumbrada a que todas las mujeres la vieran de esa forma que no le sorprendía.

-Los mandé llamar para hacer público mi compromiso, con mí ahora prometida Hermione Jane Granger.- anunció Harry tomando de la cintura a Hermione y dejando boquiabiertos a todos los reporteros.

-Muchas felicidades Harry y Hermione.- los felicitó Colin dándoles un abrazo a cada uno.

-Tienes mucha suerte, Harry.- le susurró Colín al abrazar a Harry, para que solo él lo escuchara.

-Lo sé.- respondió Harry con una enorme sonrisa.

-¿Posan para la foto?.- preguntó Colín tomando su cámara, ambos asintieron.

Harry abrazó por la espalda a Hermione, mientras ella giraba su rostro y le sonreía.

Un momento perfecto que Colín y varios fotógrafos lograron captar.

-Ahora, Hermione enséñanos tu sortija de compromiso.- le pidió Colín, ante eso todos los reporteros corrieron para tratar de obtener la mejor toma de la sortija.

Hermione sumamente sonrojada extendió su mano, Harry la besó en los labios, mientras algunos fotografían el beso, otros fotografiaban el elegante anillo de compromiso, el cual era de oro y con diamantes finamente cortados.

Después de la sesión de fotos se dedicaron a bailar suaves vals y baladas.

Harry suspiró, mientras recargaba un poco más la cabeza de Hermione sobre su hombro, para abrazarla un poco más.

-Se lo que estás pensando.- le susurró Hermione al oído, con los ojos cerrados dejándose llevar por la suave y delicada melodía que tocaba el piano mágico.

-¿Así?.- preguntó él separándose un poco, lo suficiente para ver a la cara a su prometida.

-Si, estás pensando en que te gustaría que tus padres, Sirius y Dumbledore estuvieran aquí, para vernos.- respondió con sencillez Hermione, observándolo fijamente a los ojos.

-Señora Potter, le voy a pedir que no use la Legeremancia conmigo.- exclamó Harry en un fingido tono de molestia, haciendo reír a Hermione.

-Aun no soy la señora Potter, y no utilicé la Legeremancia contigo, no es necesario cuando puedo leer tu mirada.- respondió Hermione sonriéndole con ternura.

-Aun no sé como es que logras leer mis sentimientos con solo verme a los ojos.- murmuró Harry besándola, ya no le entristecía el hecho de que sus seres queridos no estuvieran con él, gracias a Hermione había logrado superar sus pérdidas.

-Los ojos son el espejo del alma, Harry.- respondió Hermione para volver a besarlo.

-Estoy seguro que Dumbledore estaría muy feliz observando esta escena.- dijo Hagrid cargando a Hagridcito, su hijo.

-Ya lo creo, pero sé que tanto Albus, como Lily, James y Sirius están observando esta escena con una gran sonrisa.- contestó sonriendo Remus observando a Harry y Hermione besarse mientras bailaban la hermosa balada al compás de la música.

-¿A dónde vas, Remus?.- preguntó Hagrid al ver a Remus dirigirse a la pista de baile solo.

Pero Remus no contestó, solo se giró y le sonrió

-¿Me permites bailar con tu prometida, Harry?.- preguntó Remus sonriendo.

-Esta bien.- respondió Harry sonriendo. Ella le sonrió y le dio un profundo beso a Harry, en cuanto se separó de Harry y caminó junto a Remus para bailar una pieza del baile.

Harry sonrió observando a su prometida bailar con Remus, salió de la pista de baile y esperó a que la pieza terminara, cuando eso sucedió, apenas iba a dar un paso para dirigirse a la pista de baile, cuando vio como su suegro bailaba con Hermione.

-Hola Harry.- saludaron Fred y George.

-Hola, chicos.- saludó Harry, pero observó que ellos lo veían molesto.

-¿Qué pasa?.- preguntó Harry inocentemente.

- Pasa que no es justo que te lleves a la mujer más hermosa.- le reprochó Fred en un tono indignado.

-Es verdad, Harry. Te llevas a la mujer más deseada por todos los hombres.- continuó George, dándole una copa a Harry.

-No creo que a Alicia y a Katie les agrade escuchar eso de sus esposos.- dijo Hermione detrás de ellos, logrando que los gemelos pelirrojos dieran un respingo y dieran un salto digno de un canguro.

-Hermione, por favor no nos hagas eso¿Acaso quieres que no de una "gripa" de pecho?.- preguntó George sujetándose el pecho.

-Lo siento chicos, pero no se dice "Gripa de pecho", es "Angina de Pecho" o "Ataque Cardiaco".- le corrigió Hermione mientras Harry se reía de los gemelos.

-Harry, Hermione, vengan, hay alguien que quiere verlos.- les llamó la Profesora McGonagall, jalando a sus dos ex – alumnos del brazo.

-¿A dónde vamos?.- preguntó Harry, pero no obtuvo respuesta observó a todos los invitados charlar animadamente, Ron que estaba junto a su esposa, Luna lo miró de forma interrogante, pero Harry se encogió de hombros.

Llegaron a la parte más alejada del Jardín, en donde había un columpio para parejas, que en ese momento estaba ocupado por un viejo hombre.

-Profesor Slughorn.- exclamó asombrada Hermione, ya que después del juicio nadie lo había vuelto a ver.

-Hola, Señorita Granger, señor Potter.- saludó Horace Slughorn sonriéndoles ampliamente.

-Pero¿Qué hace aquí?.- preguntó Harry no muy contento, ya que aun recordaba que por su culpa había perdido casi un año obsesionado con la menor de los Weasley.

-He venido a felicitarlos, de verdad, Potter, señorita Granger, muchas felicidades, espero que sean muy felices.- respondió el ex profesor de Pociones.

-HARRY, HERMIONE, Por Merlín¿Qué hacen aquí' Los invitados los están buscando como locos.- gritó Tonks sin percatarse de la presencia de Slughorn.

-Ya vamos, para allá.- respondió Hermione tomando del brazo a Harry.- Por favor acompáñenos, Sr. Slughorn.- pidió Hermione ante la mirada sorprendida de todos.

-Pero… .- balbuceó Slughorn sorprendido por la invitación de la bella mujer.

-Por favor.- pidió Hermione sonriéndole con tranquilidad.

-Esta bien, muchas gracias.- respondió Horace Slughorn siguiendo a los prometidos, a Tonks y a McGonagall.

-Harry cálmate.- le pidió Hermione en un susurro, afortunadamente ellos iban un poco más adelantados que los demás, por lo que no los podían escuchar.

-Por culpa de ese hombre vivimos engañados durante casi un año.- respondió Harry molesto.

-No te enfades, Harry. Él ya nos pidió perdón y hasta donde yo recuerdo tú también lo perdonaste.- le recordó Hermione.

-Aun así.- contestó Harry.

-Harry no te enfades, se supone que esta noche debe ser mágica, es la noche de nuestro compromiso y como continúes así, te aseguró que… .- pero Hermione fue interrumpida en su oración al ser besada apasionadamente por Harry.

-El Amor, el amor.- canturreó Tonks riendo al pasar junto a Harry y Hermione que continuaban besándose, sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor.

Un fuerte carraspeó, al puro estilo Umbridge hizo que Harry y Hermione dejaran su tarea de explorar dentro de la boca del otro. Se separaron un poco y se giraron hacia el causante que los había interrumpido en su labor.

-Oh, Señora Weasley, me alegra que haya venido.- dijo Harry sumamente feliz, ya que la Señora Weasley era como una segunda madre para él. La Sra. Weasley le sonrió y lo abrazó sumamente emocionada.

-Hola, Señora Weasley.- saludó Hermione con amabilidad, pero la Señora Weasley le volteó la cara, como si al no verla, Hermione desaparecería.

-Harry observó sorprendido esa escena, esperaba que la Sra. Weasley hubiera "perdonado" a Hermione, además si Ginny no hubiera usado la Amortentia, ella no estaría en prisión. En la opinión de Harry, Hermione era totalmente inocente.

-Pero ¿Qué hacen aquí' Hermione, hija, tu padre quiere hacer un brindis, pero no puedo si no están ustedes dos presentes.- dijo Jane Granger, que había sido testigo de lo que acaba de pasar, al notar que todo estaba sumamente tenso y que Harry estaba por reprender a Molly Weasley, había decidido intervenir.

Jaló a Harry y a Hermione hacia la mesa principal, en donde estaban los amigos más cercanos a ellos, para después dirigirse hacia su esposo y decirle algo al oído, el Sr. Granger la vio sorprendido por lo que su esposa acaba de pedirle, pero después asintió, tomó una copa y con un cuchillo dio unos suaves, pero audible golpecitos en el cristal de la copa.

-Hola a todos, quisiera proponer un brindis, para estas dos maravillosas personas que acaban de anunciar públicamente su compromiso, Harry Potter y mi hija Hermione Granger, desde que Hermione era pequeña, recuerdo que mi esposa Jane siempre le hablaba de lo maravilloso que es el amor, siempre le gustaba que yo le leyera cuentos antes de irse a dormir, aunque ahora mi hija, ya es toda una mujer, para mi siempre será mi pequeña princesa y sé que mi princesita esta en buenas manos, porque a lo largo de todo este tiempo conocí al verdadero Harry, aunque admito que quien mejor lo conoce es mi hija Hermione.- admitió el Sr. Granger, logrando que Hermione se sonrojara más si eso era posible, y trayendo consigo algunas risas por el último comentario, Harry sonrió, y pasó su brazo por los hombros de Hermione, mientras dejaba de ver a su suegro para ver a su prometida.

-Y es que me he dado cuenta de que muchos saben de Harry Potter, "el niño que vivió" ó "el Elegido" y créanme, que si como héroe es un ser maravilloso, como solo Harry, lo es aun más, en ocasiones nos dejamos vislumbrar por la fama y no vemos más allá de la persona, pero afortunadamente existen personas que pueden ver más allá de la fama, que en realidad no les interesa que esa persona sea famosa, sino que lo vean como una persona normal, con sus defectos y virtudes. Y afortunadamente Harry encontró a este tipo de personas. Por eso, brindo por lo prometidos, brindo por Harry y Hermione.- anunció el Sr. Granger alzando su copa, los demás invitados lo imitaron y tras un "Salud" a coro de todos bebieron de sus copas.

-Siempre creí que los brindis se hacían en las bodas, no en las cenas de compromiso.- comentó Harry confundido.

-Los brindis se hacen también en las fiestas de compromisos, cumpleaños, graduaciones y muchos eventos.- le explicó Hermione sonriéndole tiernamente.

-Te amo.- le dijo Harry al oído, sonriendo cuando la sintió temblar entre sus brazos.

Hermione hizo que Harry se agachara un poco, ya que él era un poco más alto que ella, miró hacia todos lados, como asegurándose de que nadie los escucharía, colocó su mano en el oído de Harry, como si le quisiera contar un secreto y no quisiera que nadie lo escuchara.

-También te amo.- le susurró Hermione sonriendo, él como respuesta la abrazó por la cintura, para después alzarla y dar algunas vueltas con ella.

-Harry ya bájame.- pedía Hermione riendo.

-Tus deseos son ordenes.- exclamó Harry riendo al igual que ella, para después bajarla, en cuanto los pies de Hermione tocaron el suelo, ella se tambaleó ligeramente, tratando de diferenciar el oeste del este.

Ante la reacción de Hermione, Harry no pudo hacer otra cosa que no fuera reír, se acercó a ella, que parecía igual de pérdida y que al parecer aun no deducía cual era la derecha, ni la izquierda, para abrazarla y acomodarla en su pecho, mientras continuaba riendo.

Todos los presentes observaron enternecidos la escena de la que acababan de ser testigos.

-Molly, Hermione no es culpable de lo que sucedió, de hecho ella fue una victima, no es su culpa, sino de nuestra hija Ginny, ella cometió un error y debe pagar por ello.- explicó el Sr. Weasley a su esposa.

La Señora Weasley no respondió nada, aunque ella sabía que su esposo tenía razón, no podía dejar de odiar a Hermione, ella siempre había deseado que Harry se casara con su hija, Ginny, pero debido a esa castaña, todo se había arruinado. No podía dejar de pensar que si la ahora prometida de Harry, no hubiera interferido, en esos momentos Ginny y Harry deberían estar casados y quien sabe quizás con un par de hijos.

El Señor Weasley al ver que su esposa lo ignoraba, decidió volver su vista hasta la pareja de prometidos, él siempre supo que las cosas serían así, aunque el pareciera muy despistado, él había notado ese amor que ambos desde chicos habían ocultado bajo el escudo de la Amistad.

Sonrió al ver como Hermione reprendía a Harry por haberla mareado con tanta vuelta, pero a diferencia de los regaños que comúnmente ella le daba a Harry, este era especial, porque era un regaño fingido, lo supo, porque ella estaba sonriendo mientras "reprendía" a Harry, el cual solo reía.

-Harry no te rías.- le reprendió de nuevo Hermione, pero sin poder evitar sonreír.

-¿Continuas mareada?.- preguntó Harry dejando de reír pero sin borrar la sonrisa de sus labios.

-No, ya no.- respondió Hermione sonriendo involuntariamente.

-No puedo creer que te marees solo con algunas vueltas, no quiero pensar en como te pondrás cuando te lleve a volar en mi saeta de fuego.- comentó Harry con seriedad, bajó la vista y se echo a reír al ver la reacción que puso su prometida en cuanto escuchó la palabra "Volar" y "saeta de fuego" en una sola oración y dirigida hacia ella. En esos momentos el rostro de Hermione estaba más blanco que una hoja de papel y miraba espantada a Harry.

-Vamos, Herm, creí que ya habías superado tu miedo a volar, además vendrás conmigo.- explicó Harry sonriendo, pero su prometida estaba igual de pálida, de hecho, Harry notó que en esos momentos ella parecía haber palidecido un poco más.

-Ni loca me pienso subir a una escoba.- exclamó Hermione alterada.

-Vamos, amor, solo una vuelta.- pidió Harry apretándola un poco más contra su pecho y haciéndole pucheros, pero al ver que no funcionaban, decidió usar su mejor mirada de "cachorrito abandonado", que nunca fallaba.

-por favor.- pidió Harry.

-No.- respondió Hermione tratando de mostrar seguridad, aunque en realidad su voz temblorosa reflejaba todo lo contrario.

-Por favor.- pidió Harry, pero esta vez usando un tono de voz sumamente sensual, que Hermione temblara ligeramente.

-Por favor.- pidió Harry en su oído, para después darle un pequeño beso en esa zona, continuó besándola, desde el oído, hasta la quijada, en donde dudo un poco si dirigirse hacia el cuello o hacia sus labios, finalmente se decidió por sus labios, en donde la beso con todo el amor y la ternura que sentía, haciendo el beso totalmente exquisito.

-¿Me acompañaras?.- preguntó Harry entre beso y beso.

-Sí.- respondió Hermione de forma incosiente dejándose llevar por el amor y ternura de los besos que Harry le estaba proporcionando.

-Espera, No.- exclamó Hermione dejando de besar a Harry, al darse cuenta de lo que acaba de decir. Harry volvió a reír.

-Amor, no te puedes echar para atrás, ya dijiste que si.- le recordó Harry.

-Pero… pero hiciste trampa.- exclamó Hermione tratando de encontrar una buena excusa para no subirse a una escoba.

-Entonces tendré que volver a convencerte.- susurró Harry empleando su tono sensual, ya que sabía que ese tono derretía a Hermione.

-No, no te atrev… .-pero ya era demasiado tarde, Harry ya la estaba besando de nuevo.

-Bueno, me gustaría que la pareja de prometidos me prestara un poco de su atención.- anunció la Profesora McGonagall, logrando que finalmente Harry y Hermione dejaran de besarse y se acercaran hacia su ex directora y profesora.

-Quiero que conserven esto.- pidió la Profesora McGonagall entegandole un paquete envuelto en papel dorado y con un listón rojo.

-Anda Potter, ábrelo.- pidió la Profesora McGonagall.

Harry obedeció y ante la atenta mirada de todos, rompió la envoltura del obsequio, al finalizar de quitarle la envoltura, se encontró con un hermoso marco de oro puro.

-Es.. .- murmuró sorprendido Harry, no por el marco de oro, sino por lo venía en ese cuadro.

-Si, Potter, la carta de Dumbledore, la que les dejo Dumbledore a ti y a Hermione, después de que ustedes la leyeron me la devolvieron, ya es hora de que esta carta regrese a sus manos.- explicó la Profesora McGonagall.

-Muchas gracias, Profesora.- exclamó Hermione abrazando a la Profesora McGonagall.

-No tienen nada que agradecer, lo hago con gusto.

-Muchas gracias, profesora.- agradeció Harry abrazándola tal y como lo había hecho Hermione.

-De nada Potter, creo que se verá muy bien en su habitación de esposos.- comentó la Profesora sonriendo.

-BESO, BESO, BESO .- empezó a gritar Hagrid, seguido de los demás invitados.

Harry y Hermione sonrieron, Harry dejó el cuadro sobre la mesa, para después acercarse lentamente a Hermione, al estar a solo unos cuantos centímetros de su boca, sonrió al igual que ella.

-Gracias por creerme, Harry.- susurró Hermione al recordar la razón por la cual ahora la mujer más feliz del universo.

-Gracias por amarme.- respondió Harry sonriendo, para después eliminar la distancia que los separa y besarla con suavidad en los labios.

Los invitados empezaron a gritar emocionados, mientras los gemelos, Charles, Bill y Ron encendían los fuegos artificiales, las hadas y las luciérnagas que parecían pelear por ver quien bailaba mejor, danzaban sobre las cabezas de los prometidos, los primeros fuegos artificiales explotaron en el cielo, dejando caer una lluvia de pequeñas luces de colores, que formaron dos "H" entrelazadas.

Las estrellas iluminaron con más fuerza y la luz de la luna en cuarto creciente le aclaraban un poco más, dejando ver a la pareja continuando otro beso de ese amor verdadero que había librado al mundo mágico de aquel terrible ser llamado Voldemort.

A una orilla, de la mesa, en la que Harry y Hermione permanecían de pie besándose, se podía leer con claridad el contenido de la carta de Dumbledore.

Querido Harry.

Si estás leyendo esto, es porque desafortunadamente ya no estoy a tu lado y porque finalmente has derrotado a Voldemort. Te felicito por ello, pero l motivo de esta carta es para explicar las probables dudas que tengas. Confío en que la Señorita Granger lo habrá librado de los efectos de la Poción Amortentia, quizás te preguntes porque no te dije nada, pero si lo hacía, tu no me creerías, ya que estabas obsesionado, la única persona que podía librarte de esa poción era tu verdadero amor, tu alma gemela, es decir la señorita Hermione.

Si estoy en lo cierto, en cuanto Voldemort intentó asesinarte con el "Avada Kedavra", ella intentó protegerte, se podría decir que ese es un acto de amor, pero en ese caso, solo sería un acto de amor de ella hacia ti, pero si tú eras el que intentaba protegerla sería lo mismo, tal y como lo acabo de mencionar, un acto de amor, pero hecho y dirigido por una sola persona.

Sin embargo, los conozco a ambos, y se qué, si tu intentaste proteger a la señorita Granger, ella también haría lo mismo, y si no me equivoco, eso fue lo que sucedió. Lo más probable es que haya aparecido un escudo que los salvó a ambos y que le devolvió a Voldemort su maldición. Les explicaré la razón de ello. Cuando ambos intentaban protegerse el uno al otro, estaban haciendo un acto de amor, pero no hacia una sola persona ni de una sola persona, en este caso, de dos personas, que intentan protegerse el al otro. El amor no sé da solo en una sola persona, Harry, sino ente dos. El intento por protegerse el uno al otro, es considerado como uno de los mayores actos de Amor.

Espero que mi pequeña explicación les haya servido, señor Potter y señorita Granger.

Atte.

Albus Dumbledore.

PD. Nunca olviden que el Amor es entre dos persona y esas dos personas son quienes cometen los mayores actos de amor, tal y como ustedes lo hicieron al intentar salvar la vida del otro sin importarles la suya propia, solo por ver a salvo a la persona amada.

FIN