Nota de autor: los personajes de naruto, no me pretenecen, esta es una historia de mi autoria sin fines de lucro. Es un borrador, si les gusta lo suficiente la continuare. Gracias

Sakura

Viernes 8 de mayo, 22:25 hs

No podía creer que estuviera haciendo esto de nuevo, era tan extrañamente adictivo. Definitivamente estaba mal, no podía pensar que le pasaría si la descubrían, lo único que conseguiría es ser tachada como acosadora, y saldría bien librada si no la denunciaran por invasión a la privacidad.

No podía evitarlo. Como cada viernes, desde que se mudara a su nuevo departamento y de eso ya hacían 2 meses, se encontraba mirando fijamente la ventana de su vecino, sabía que estaba a punto de empezar.
Lo había estudiado con detalle, sabía a qué hora exacta entraría, cuantos minutos le llevaba destapar un vino, servir 2 copas y llevarse a su amante de turno a la habitación o despojarla de su rapa en la sala.

No estaba orgullosa de admitir que esta era la octava ves que lo miraba. Quien lo estaría, cualquiera pensaría que tenia algo mejor que hacer un viernes por la noche, lo culpaba por ser tan malditamente "interesante" y por no cerrar sus cortinas.

Dios mío soy patética.

Flashback

La primera vez que lo había visto ella llegaba de la oficina tarde, era su tercer día en la ciudad, y se había perdido. Entro a su departamento, apenas iluminado por la luz de la luna que ingresaba por el enorme ventanal que ocupaba casi toda la pared de su sala y buena parte de su habitación. Una de las razones por la que le gustaba ese lugar era por ese ventanal y por qué contaba con un balcón de igual tamaño.

No le agradaba mucho la idea de mudarse a la gran ciudad de Konoha, pero le resultó imposible rechazar la oferta de trabajo de Uchiha corp. Con ella no solo venían un gran salario por mes, prestaciones y la posibilidad se crecer en la compañía; Si no que también les ofrecían a sus empleados la opción de vivir en unos de los complejos de la empresa.

Uchiha corp era una compañía que dirigía una cadena de hotelería tan reconocida a nivel internacional como nacional, con sede de sus oficinas en la ciudad de Konoha.

Una economista de 26 años recién recibida, sin ninguna experiencia, más que algunas pasantías realizadas a lo largo de la carrera; no se podía dar el lujo de rechazar esa oferta. Ella sabía que había sido recomendada para el trabajo por su profesor, que resulto que antes de ser catedrático, había trabajado para su nuevo jefe Fugaku Uchiha.

Eso no evitaba que extraña su hogar, su jardín, a sus padres. Evitando encender las luces, no queriendo ver el desastre de cajas desparramadas por toda su sala, Sakura se adentro en su cocina, se sirvió un vaso de jugo y se dirigió nuevamente a su sala, con su pie movió una de las cajas que estaba sobre el sofá, ocupo el lugar de esta antes. - Debería hacer algo con todas estas malditas cajas- murmuro. Esperaría hasta el domingo.

Soltó un suspiro, y miro fijamente la luna a través de su ventanal.
Algo llamo su atención en el departamento vecino que se encontraba en el edificio A , mientras ella estaba en el edificio B separados solo por el patio del complejo donde se ubicaba la piscina, 8 pisos mas abajo. Al igual que su propio departamento contaba con un ventanal del mismo tamaño.

Sakura tenia vista a toda la sala del departamento vecino, las luces se encendieron y fue en ese preciso momento cuando lo vio.

Él era un hombre apuesto, alto y delgado, pero bien proporcionado con cabello negro en punta, de no más de 30 años, vestía un traje de etiqueta negro formal, pero lo llevaba desprolijo en la parte del cuello con la corbata desanudada. Desde la distancia donde se encontraba no podía distinguir el color de sus ojos, pero si como modulaba los labios para hablar. Se encontró con el pensamiento de que le hubiera gustado saber que estaba diciendo.

Lo miro hablar hasta que se dio cuenta que estaba, obviamente, acompañado.

Ella estudio a su acompañante, era una mujer bonita, mas que bonita era hermosa, alta con una figura digna de una de las modelos que estaban de moda, con un pelo Rojo intenso, llevaba lentes y tampoco pudo distinguir el color de sus ojos, pero sus labios combinaban con su cabello. Su atuendo era un tanto provocador para el gusto de Sakura, pero ella lo lucia tan naturalmente.

Sakura se sintió algo insignificante comparada con esa mujer, con su metro 65 y sus 55 kilos no era considerada una mujer baja o gorda, pero al lado de ella se sentía como una pequeña y cuadrada petaca. Nunca había considerado que necesitaba ejercicio para reducir un poco su abdomen hasta que vio como el se le acercaba con 2 copas de vino, y le susurraba algo al oigo, ella cogió la copa y la rodeo con su brazo libre y empezó a besas su garganta.

Ellos se veían casi perfectos juntos.

Sakura se sonrojo con solo mirar, debería levantarse y correr las cortinas, pero estaba como hipnotizada mirando como su boca, ahora, dejaba pequeños besos en su hombro.

Se excito un poco al imaginarse en el lugar de la pelirroja, y en ese instante el levanto la cabeza de su hombro y miro fijamente el ventanal.

Sakura derramo el jugo al momento de arrojarse con todo su cuerpo al suelo, el la había visto, se sonrojo aun más de ser posible, no podía ser, pensó, estaba prácticamente a oscuras.

Después de esperar 10 largos minutos, levanto la cabeza un poco humillada por la situación, miro a través del ventanal. Las copas de vino estaban sobre la meza de centro de la sala, pero ellos ya no estaban.
Suspirando se dirigió a su habitación, se recostó mirando el techo en la cama, agotada, en que estaba pensando por dios.

Había sido un día muy largo, con los trajines de la mudanza y el trabajo en la oficina no había dormido mucho. Aun tenia que levantarse a tomar una ducha y ponerse algo cómodo para dormir. Pero solo descansaría un momento, se giro de lado con su vista en la ventana de su habitación y ahí estaban de nuevo.

No podía creer lo que veía, su ventana también daba a la de ellos. En ese momento ambos estaban desnudos, el la tenía a ella sobre la cama de rodillas mientras la penetraba por detrás.

Sakura vio una buena parte de los pechos de ella, pero su atención estaba completamente en él, no podía dejar de ver sus brazos fuertes como la sostenían mientras la embestía, su pecho era mas musculoso de lo que parecía con ropa puesta, miro su rostro y pudo jurar que el la estaba mirando por la ventana, Sakura se puso roja de nuevo y sintió como se mojaba la ropa interior. Y ese momento el sonrío de lado y ella tuvo la certeza de que la miraba. Rápidamente corrió la cortina y fue directo al baño, ahora si necesitaba una ducha.

Fin Flashback

No podía engañar a nadie, le gustaba quedarse los viernes por la noche en su casa para observar a su vecino imaginando que era a la que dedicaba sus atenciones.

Los días siguientes al primer viernes, cada vez que corría la cortina del ventanal, medio esperaba encontrarlos follando en en el sofá, pero solo lo había veía a él.

Sábado: EL leyendo un libro tranquilamente en el sofá, con lentes parecía encantadoramente intelectual.

Domingo: EL haciendo ejercicio en el balcón, sin playera con su cuerpo brillando por el sudor.

Lunes: El concentrado frente al computador, tecleando sin descanso.

Martes: El pasando de un lado a otro con un delantal de cocina. No había nada más sexy que un hombre supiera cocinar. La misma Sakura solo podía preparar una pasta media decente.

Miércoles: El saliendo del baño solo con una toalla envuelta a la cintura.

Jueves: El quedándose dormido frente al televisor.

Siempre el, pero nunca ella. Durante la semana Sakura asumió que el departamento era de él, y ella no vivía ahí. Sakura siempre que estuviera en casa, descorría la cortina para verlo disimuladamente, pero el nunca volteo hacia ella. Ese hecho la convenció de que definitivamente él no la había visto.

Cuando llego el viernes siguiente, Sakura estaba acostada en el sofá escuchando música y observando por la ventana para ver si llegaba su sexy vecino, por eso no la sorprendió cuando las luces se encendieron y el apareció. Lo que si la sorprendió fue la hermosa y voluptuosa morena que entraba con él.

Así fue como arranco esta perversa adicción a espiarlo, solo los viernes el volvía a casa con una mujer diferente, y ella desde la discreción de su apartamento apagaba las luces y lo miraba.

A veces todo ocurría rápido y se follaba a su cita de turno en el sofá, otras veces, se trasladaba a su habitación, y sobre la cama la cubría de besos para luego penetrarla lentamente.

Lo único que siempre se repetía era el sirviendo vino, y el mirando en su dirección, como si pudiera verla, como si le gustara saber que Sakura se excitaba mirándolo.

¿Pero eso era imposible no?