Sakura
- ¿Estás diciendo que folla en su sofá mientras lo miras?
- Shh, Ino por favor, baja la voz. - las dos mujeres se encontraban hablando en los cubículos de las oficinas de Uchiha corp.
Ino Yamanaka, era una de las secretarias del área de economía de la empresa, ella y Sakura se había hecho amigas, en los dos meses que llevaban trabajando juntas.
Sakura finalmente se sintió en confianza para contarle a la rubia, lo que sucedía los viernes en la casa de su vecino.
-Lo siento es que no me lo puedo creer, ¿crees que sea uno de esos locos pervertidos con algún fetiche de exhibicionismo?
- No lose, no estoy segura de que el sepa que lo veo. - Sakura no le había contado a Ino que ella misma se excitaba mirándolo, las veces que se había masturbado pensándolo; incluso el último viernes, lo hizo mientras lo observaba. Pensaría que era más pervertida que él.
- ¿Y no sabes quién es él? Tiene que ser alguien de la compañía, ese complejo es exclusivo para empleados.
- Si es alguien de la empresa, no es de esta área. No lo eh visto nunca por aquí. – El lunes siguiente al primer viernes, había estado horrorizada de encontrarse con el en la oficina. Pero eso simplemente no paso.
- mm, bueno no hay muchas opciones, si no está en esta área, debe de trabajar en Administración, o en publicidad. Yo conozco a cada persona que trabaja en esta empresa, te lo puedo asegurar que si lo miro lo reconoceré.
Sakura no tenia dudas de eso, Ino, en su primera semana la había puesto al día con todos los chismes de la oficina. Quien folla con quien, a quien podría pedirle un favor; quien seria capaz de pisar la cabeza de su madre con tal de ascender, con quien era seguro hablar y las medias que tendría que chupar para conseguir un aumento. Ella tenía algo que decir sobre todos, fue de mucha ayuda, a decir verdad.
-Ino, crees que podrías venir conmigo a casa, una de estas noches?
-Claro, ahora tengo más curiosidad que tú- Sakura lo dudaba, Ino no había pasado los últimos dos meses soñando con ese hombre; estaba desesperada por ponerle nombre a su rostro. – hoy mismo iremos, si estas de acuerdo, cuando salgamos.
Sakura asintió, solo debería esperar una hora más, esperaba que el estuviera en casa.
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Sakura e Ino bajaron del taxi, frente a su edificio, ajenas a la figura que las observaba del otro lado de la calle.
Una vez que entraron en el departamento Ino corrió a abrir las cortinas, las ultimas luces del día se filtraron por la ventana.
-¡Por dios! Realmente puedes ver toda su casa desde aquí.
-Ino por favor se un poco más disimulada.
-No te preocupes él no está ahí, que decepción- realmente era una decepción, pensó Sakura, mientras encendía las luces de la sala.
-Ya aparecerá, ¿te apetece cocinar o pedimos algo?
-Pediremos por supuesto, y haremos guardia en este sofá hasta que él se digne a volver.
-Preparare café entonces para la vigilancia- esto ultimo lo dijo con un dejo de diversión en la voz
Tres tazas de café después y la historia completa de como Ino conoció al que según ella era su alma gemela, pero el todavía no se daba cuenta, su vecino aun no llegaba.
-Sai, no lo sabe pero terminaremos juntos, estoy segura; En cuanto se decida a dejar a la mosca muerta con la que sale.
Sai, era uno de sus compañeros de la oficina, Ino llevaba enamorada de el dos años. Pero el apenas si le hablaba, nunca había sido descortés para nada y Sakura lo descubrió mirándola concentrado muchas veces.
Pero simplemente parecía no saber cómo reaccionar ante la tormenta de entusiasmo que era Ino, Sakura creía que se sentía intimidado por la personalidad de la rubia.
Ella personalmente conocía a la chica con la que salía Sai, no era precisamente una mosca muerta, como la había llamado su amiga, pero era claro que carecía de carácter. Era todo lo opuesto a Ino.
-No creo que siga mucho tiempo con ella, el otro día me pareció verlos discutir. – era cierto que no estaban gritando, pero era la primera vez que ella escuchaba que Sai levantaba la voz,
-Eso espero Sakura, juro que voy a volverme loca si él no entiende que estamos hechos el uno para el otro- Ino suspiro – ¿por qué tiene que ser todo tan complicado?.
Sakura no sabía que contestarle, definitivamente no le darían un premio por entender a los hombres.
Solo había tenido un novio en toda su vida, y fue un completo desastre, Sasori, no solo la engaño, sino que la hizo responsable por ello.
Le escupió a la cara su incapacidad para complacerlo sexualmente. Juro que la amaba pero que tenia necesidades que Sakura no entendía, que sus gustos iban más allá de lo que ella podía darle.
Nunca se había sentido una mujer sosa en la cama, pero sus palabras la hicieron sentir poco deseable, y la llenaron de inseguridades.
Luego de eso, estuvo sexualmente cohibida, en los últimos dos años solo había intentado estar con dos hombres, pero nunca pudo entablar una relación estable nuevamente. No podía pasar de la primera cita, ni hablar de tener sexo.
Tenia miedo de que le sucediera lo mismo. Le tenia miedo a las relaciones, a que le dijeran que no era lo suficientemente deseable. No quería volver a salir lastimada.
Es por eso que la confundía la reacción que le provocaba su vecino, lo que la hacía sentir.
Cada vez que lo miraba, Sakura, tenia ganas de salir corriendo, golpear su puerta y follar con el de todas las formas posibles.
El despertaba en ella una necesidad que nunca había sentido. Incluso antes de Sasori.
-Sakura me estas escuchando? – Ino le hablo en ese momento, mientras le pasaba la mano frente al rostro.
-Lo siento, me distraje - Contesto mientras su rostro se ponía rojo al recordar lo que estaba pensando.
-¿Pensando en qué? ¿O en quién?
Sakura no tubo tiempo de responder por que la rubia salió corriendo hacia la venta - ¡O por dios es Sasuke Uchiha! – exclamo.
Le tomo cinco segundos saber a qué se refería, del otro lado de la ventana, estaba su vecino, tan sexy como siempre. Estaba junto a otro hombre bastante a puesto, que si Sakura no estuviese tan atraída por el, estaba segura de que se hubiese quedado con la boca abierta. – Ino, dijiste ¿Uchiha?
-Si, no puedo creerlo, Sasuke el hijo menor de nuestro jefe. Ahora entiendo por qué no lo has visto en la oficina, el se encarga de las relaciones públicas.
Sakura quería que la tragara la tierra, nunca imagino algo así, se sintió tan avergonzada, ella se había masturbado frente a el; quería hacer en pozo donde esconder la cabeza y de no ser posible mañana mismo tomaría un tren directo a casa.
Hubiese seguido lamentando su suerte, si no fuera por los dos pares de ojos que se clavaron en ella del otro lado de la ventana.
Recién entendió que estaban paradas mirando sin ningún disimulo al departamento vecino, realmente se podía morir de vergüenza.
Rápidamente cerro las cortinas a pesar de las protestas de la rubia.
-Sakura que haces? Ellos te estaban mirando - exclamo Ino, tomando su lugar en el sofá.
-Créeme lose – esto último lo dijo tapándose la cara con las manos – es peor de lo que imagine, es el hijo de nuestro jefe, ¿que estará pensando de mí?
-No te preocupes, es el, el que debería sentirse avergonzado, si le gusta follar y que lo mires, estoy segura de que no es algo que le contaría a su padre.
-Aun así, no creo ser capaz de mirar al señor Uchiha a la cara, solo voy a poder pensar en su hijo desnudo.
-Tranquilízate, no es para tanto, por lo que eh escuchado sobre él tiene fama de seductor, las malas lenguas dicen que no se acuesta mas de una vez con la misma mujer.
Sakura podía dar fe de eso, nunca lo había visto con la misma mujer y eso que todas eran extremadamente hermosas.
Ino continúo hablando – Si yo fuera tu ahora que conozco quien es, y su forma de actuar, me le tiraría encima a la primera oportunidad. Ya sabes lo que puedes esperar de él, luego podrías seguir tranquila sin tener en la mente que se siente estar con el.
O podría ser que ocurriera todo lo contrario, Sakura estaba segura de que el sexo con Sasuke la terminaría de arruinar para cualquier otro hombre. Se pasaría la vida comparándolo, y encontraría a todos deficientes. Claro que esto no se lo diría a su amiga, como se explicaba algo que ni ella podía entender.
Como explicaba la creciente opresión en el pecho que sentía cada vez que lo miraba con otras mujeres y a la vez la necesidad, que la abrumaba, necesidad de ser ella a la que besara.
Creería que se estaba enamorando de, la trataría de estúpida e ingenua, quien se enamoraría de alguien por solo mirarlo. Ella recién supo como se llamaba.
No podía ser amor, ¿o si?.
