El medallón de Slytherin

Por:

Vicky Lunática

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1. Sueños, fotos y un medallón

Harry caminaba por un sombrío pasillo. No sabía porque estaba allí, así que tenía que encontrar a como de lugar una salida. El único lugar que se le ocurrió fue una luz al fondo del pasillo. Quizás ahí hubiera alguna forma de salir. Se acercó a la puerta y, al cruzar el umbral, sintió una oleada de frío. Miró la habitación. En un gran sofá de tela verde, veía a alguien tapado con una capucha negra y usando un antifaz. A sus pies y arrodillada advertía a una mujer también con antifaz y con el cabello recogido y sujeto con una tiara. Nuevamente su mirada se posó en la persona sentada en el sofá. Tenía en la mano una copa con un liquido rojo. Al principio Harry supuso que era vino, pero era demasiado espeso... parecía más una copa... de sangre.

Harry despertó sobresaltado.

Tres semanas atrás, desde que había llegado de Hogwarts, el colegio de magia y hechicería, le acosaba un sueño muy extraño. Era aquel pasillo. Al principio su pesadilla era respecto a lo sucedió en el Torneo de los tres magos, pero luego de ver a su madre salir de la varita de Voldemort, la miraba a sus ojos y pasaba algo muy raro: viajaba a otra parte. Aparecía allí en ese pasillo sin saber que hacer. Cada noche que tenía esa pesadilla, avanzaba más y más a través del corredor. Ahora había llegado demasiado lejos. ¿Qué podría significar aquello?

Se llevo la mano a su cicatriz, pero había algo completamente fuera de lugar; no le dolía.

En años anteriores había tenido pesadillas (la mayoría sobre Voldemort) y su cicatriz le dolía enormemente, y ahora... ¡nada!

No era que le gustara sentir dolor, pero era bastante extraño... después de todo el misterio que rondaba a aquel extraño sueño, pues sinceramente deseaba que llegara luego la noche siguiente para saber que pasaría después.

Se recostó tratando de conciliar el sueño, pero no lo logro, así que decidió hacer alguno de los deberes que le habían dado los profesores del colegio Hogwarts de magia y hechicería, talvez así se dormiría. Decidió hacer el informe de Historia de la magia: "Investigar sobre la vida de uno de los cuatro fundadores de Hogwarts". Harry escogió investigar sobre Godric Gryffindor, no porque fuera la que más le interesara, sino porque era la más fácil.

Luego de un rato, Harry se durmió entre pergaminos, plumas, libros y frascos de tintas.

-¡¡¡HARRY!-Vociferó tía Petunia, desde el piso de abajo.

Harry se levantó gritando que ya bajaba y rápidamente ordeno todo el desorden en su escritorio. Se vistió con la primera ropa que vio en su armario y corrió hacia la mesa del comedor, preparándose a desayunar la dietética comida de Dursley (que aparentemente no daba resultado alguno)

-Mañana haremos un viaje de negocios a Bristol- Anunció su tío, dándose cuenta que Harry estaba allí-. Tú te quedaras con la Sra. Figg hasta el día que tengas que regresar a ese colegio tuyo, Ya hablé con ella y esta de acuerdo a llevarte a King Cross.

-Hoy mismo deberás arreglar tus cosas- Agregó rápidamente su tía.

Harry no se quejo, pues en realidad la perspectiva de pasar todo un verano con la Sra. Figg era mucho mejor que pasar el resto del verano con los Dursley. Al menos la anciana le permitiría estar a solas.

Después de desayunar, el muchacho subió a su habitación y preparó todo. No creía que la Sra. Figg entrará mucho a su cuarto, como había sido las veces anteriores en sus visitas, así que no escatimó y guardó todos sus materiales de Hogwarts en su pequeño baúl.

Mientras trataba de meter los libros junto a la ropa y encima de estos la escoba y la varita mágica, una hermosa lechuza blanca entró por la ventana.

-¡¡¡Hedwig!.- Exclamó un muy alegre Harry, esperando que fuera carta de Ron, ya que no sabía porque este no le había mandando ni una sola carta desde su regreso a Privet Drive.

La lechuza amigablemente le picó la oreja y le entregó la carta.

Cuando Harry la abrió, se sorprendió muchísimo; en lugar de alguna carta, como solía recibir, había una fotografía color Sepia. En ella había una sonriente muchacha pelirroja, un joven de largos cabellos negros y pálida tez que parecía más serio y un muchacho rubio algo mayor que los otros dos.

Miró la fotografía durante un momento antes de darse cuenta que la pelirroja que reía era Lily Potter, su madre. Sus ojos verde esmeralda brillaban de manera extraña. Parecía tener al menos su edad, 15 años.

Harry Potter había visto pocas veces fotografías de sus padres, la mayoría de las que tenía eran gracias a Hagrid, pero esta era diferente. Su madre se veía más joven que en ninguna y además, ¿quién eran los dos muchachos en la foto? Siguió pensando en esto, mientras daba vueltas el sobre entre sus manos. Le llamó la atención que el sello estuviera borroso, como si hubieran deseado borrar la marca que en él había.

Finalmente dejó el sobre bajo la tabla suelta de la habitación.

Muy lejos de Privet Drive, en un lugar llamado el "Valle de Godric" dos personas sentadas en una banca cercana al cementerio conversaban entre susurros. La primera era una mujer de largos cabellos castaños, muy despeinados, ojos de un extraño color violeta y piel trigueña. Vestía un largo abrigo de cuero negro y bajo este unos jeans muy ajustados. A su lado, y contrarrestando con su elegancia y modernidad, estaba un hombre de cabellos y ojos castaños. Su pantalón gris y su chaleco café, estaban remendados

-Hace tiempo que no nos vemos... ¿para qué me llamaste?-preguntó el hombre, cuyo nombre era Remus Lupin. Su voz denotaba preocupación y al mismo tiempo sorpresa.
Arabella Figg, la muchacha, no contestó inmediatamente, sino que lo miró a los ojos un buen rato. Parecía casi un ruego.

-Sé que tú y todos por aquí estaban muy preocupados por no tener noticias mías, pero estuve estos últimos años en una misión importante. Una misión en la que indirectamente estuviste envuelto mientras fuiste profesor en Hogwarts. Ahora puedo volver a ser yo y... necesito tu ayuda. También te echaba de menos.

Arabella dijo esto último tratando de arreglar el pedido de ayuda. Necesitaba la ayuda de Remus, pero no quería que él pensara que Arabella era sólo una interesada. Lamentablemente, por la expresión en el rostro de Remus, pareció darse cuenta, pero no dijo nada. Nunca había dicho nada que pudiera herirla.

-¿Qué necesitas?

Ella se abalanzó sobre Remus, abrazándolo y susurrando a su oído "Gracias" varias veces.

-No es mucho-respondió cuando lo soltó-, sólo necesito que te quedes conmigo durante las vacaciones... para cuidar a mi ahijado...

Remus lanzó un suspiró de alivio. Era algo mínimo.

-...y a mi sobrino-agregó Arabella con una culpable sonrisa en su rostro.

Su cara inmediatamente se transfiguró en una mueca de dolor apenas la mujer dijo esto. Cuidar a Harry era una cosa, pero estar con él y con Draco en la misma casa era algo muy diferente.

En Privet Drive…

Harry Potter acababa de despertar. En su sueño había visto la boda de sus padres de forma tan clara que en un momento tuvo la duda de si había estado presente o ausente. Decidió ver el álbum de fotos un rato. Pasando de pagina en página, su mirada se poso en una de las fotos de la boda, en la cual estaban Lily y James Potter, Peter Pettigrew, Remus Lupin y Sirius Black... ¿eran sólo ellos o había alguien conocido en quien no había reparado? En realidad sí, allí estaban dos personas más: una mujer de unos desordenados cabellos castaños, muy bonita y otra mujer, rubia y con una bellísima mirada de ojos grises. En sus brazos cargaba un bebé rubio que parecía estar dormido.

-No puede ser... - pensó Harry. Aquella mujer rubia... esa mirada era irreconocible, pues era la misma mirada de Draco Malfoy; esa mujer era nada más y nada menos que Narcisa Malfoy.

En el valle de Godric...

-Por favor, Remus, por favor, dime que sí...

Arabella se mordió el labio inferior, dando a su rostro un tono más de suplica y al mismo tiempo muy tierno. Remus sabía que era incapaz de resistir esa mirada y también ella estaba consciente de ello.

-Bella, esto va a ser complicado-explicó él en una entonación lenta, tanteando terreno-, va a haber que explicarle a Harry muchas cosas que van a ser difíciles para él.

-Lo sé y he pensado en ello, pero sola no soy capaz de esto. Además Draco necesita estar lejos de su casa, necesita olvidar (y desechar) la idea de que algún día se convertirá en mortifago. Narcisa me necesita. Esta vez de verdad necesita mi ayuda, también Draco y Harry.

Remus suspiró. ¿Cómo negarse a esa mirada? ¿Cómo negarse a ayudarla?

-De acuerdo. Te ayudaré, pero no estaré solo. Tendrás que aceptar a Sirius en esto.

-¡¿A él!-exclamó Arabella-. Pero...

-Sin ningún 'pero', Bella, o somos los dos o ninguno. De todas maneras vamos a necesitar refuerzos.

Arabella protestó, pero finalmente no le quedó otra opción que acceder.

-Hay algo más. Resulta que tuve otra visión... sobre Draco-su voz se volvió sombría. Siempre pasaba eso cuando Arabella mencionaba sus visiones. Ella tenia un Don muy fuerte para la Clarividencia y con sólo tocar a una persona veía su pasado o su futuro. Generalmente tomaba una poción para mitigar este Don algo desagradable, pero si la visión era muy fuerte, como una advertencia de algún peligro venidero, aparecía de todas formas.

-¿Es algo demasiado malo?-preguntó Remus.

-Horrible. Cuando puse mi mano sobre el hombro de Draco... vi Mortifagos... torturándolo. No quiero que Draco pasé por eso, Remus. No quiero que Draco pasé por lo mismo que tú y yo pasamos. Es horrible, bien lo sabes.

-Cuenta conmigo, Bella, sabes que siempre podrás hacerlo.

Harry caminaba de nuevo por el pasillo, y, al igual que las otras veces, entró a la habitación en la que estaba la persona con la copa. Hizo un ademán para que entrara, y el chico hizo caso. Al frente de él vio un objeto en el piso, una cadena con un medallón. Se agachó para tomarla, pero un la cadena empezó a dar vueltas, como un tornado y al instante siguiente una mujer pelirroja estaba frente a él. Traía puesto un vestido verde, y en su cabeza una corona.

-Mamá- susurró Harry. Trató de tomar su mano, pero sólo consiguió traspasarla.

-Hola Harry- Dijo Lily, sonriendo-. Ahora es hora de que tú también tengas que escoger... al igual como yo lo hice.

Al decir estas palabras, colocó en la mano de Harry la cadena y le beso la frente.

Todo se desvaneció y el joven de ojos verdes se encontró en la cama, sentado y con los puños apretados.

Se levantó, avanzó al espejo que había en su habitación. SU reflejo le devolvió la mirada, asustado y con una mancha de labial en la frente. Se sorprendió bastante, pero más se sorprendió al encontrar la cadena en su mano.

Miró más de cerca el medallón; tenia grabada una espada en la que se enrollaba una serpiente.

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Esta es una nueva edición del "Medallón de slytherin". Esta arreglada, modificada y casi terminada. Espero que la disfruten nn