3. Invitados y confusiones

Luego de pasar un largo rato hablando con los amigos de sus padres, estos le informaron con la delicadeza necesaria que pasaría las vacaciones con Draco Malfoy. No hay para que mencionar que Harry quedó choqueado al escuchar semejante cosa.

-También puedes invitar a tus amigos- agregó Arabella con aquella sonrisa culpable en el rostro.

Después de usar muchas formas de convencimiento, Harry accedió, más que nada porque no le quedaba otra opción.
Remus se dirigió a la casa de los Weasley´s para ver si Ron podía pasar con ellos el verano y Harry decidió llamar a Hermione, pero al marca su número le informaron que los Granger ya no vivían allí. Arabella llamó a informaciones y le consiguió tres números de algunos Granger que vivían en Londres. Al marcar el segundo número le contestó la voz de Hermione.

-Residencia Granger.

-Hermy, soy yo, Harry.

-¡¡¡Harry! ¡Vaya! ¿Te dejaron llamar tus tíos?

-Estoy en otra parte... es una larga historia. ¿Oye, crees que tus padres te dejarían pasar el resto de tus vacaciones en Privet Drive?

-Creo que sí... Le preguntaré a mamá.

-Perfecto, dame tu dirección e iré inmediatamente con alguien.

Así fue como Harry y Arabella se subieron al destartalado auto violeta de esta y fueron en dirección a uno de los barrios más antiguos de Londres, de acuerdo con las palabras de Arabella.
Harry jamás imaginó la casa de Hermione de esta manera. Era una casa gigantesca, de color amarillo recién pintado y unas ventanas muy amplias. La construcción de la casa y sus detalles mostraban que era una mansión antigua. Antes de la puerta, tuvieron que hablar por un timbre instalado en un gran portón en la entrada. Hablaron con alguien que parecía ser el mayordomo.

-¿Busca a alguien en especial?

-Sí- contestó Harry. El timbre estaba del lado del copiloto y no del conductor, como debiera ser-, buscamos a Hermione Granger... ¿es esta la dirección correcta?

No hubo respuesta, pero el portón se abrió inmediatamente, permitiéndoles el paso.
De pronto Harry tuvo la amarga sensación de que en realidad no conocía para nada a su mejor amiga. Nunca imaginó que su familia fuera del tipo de darse un lujo como comprar una casa como aquella...

Llegaron a la entrada y salió Hermione sonriendo. Sus ropas le mostraron a Harry que su amiga era realmente la misma Hermione que conocía en Hogwarts: vestía unos jeans cortados sobre las rodillas, muy gastados, una blusa celeste demasiado grande para ella y unas zapatillas viejas de color negro.

-¡Harry!

Se abalanzó sonriendo hacia su amigo, el cual apenas alcanzo a bajar del auto, cuando ella le dio un gran abrazo.

-¿Con quién vienes?- preguntó, luego de soltar a Harry y mirar en dirección al automóvil.
Arabella se presentó.

Hermione tuvo que hacerlos pasar, pues su madre insistían en conocer a la gente con la que Hermione pasaría el resto de sus vacaciones. La madre de Hermione, llamada Anne, era una señora muy simpática y accedió inmediatamente a que su hija se fuera, según sus propias palabras, "con tan simpática señorita y un caballerito tan educado". Habló durante un rato con Arabella, mientras Harry subía a ayudar a Hermione a empacar.

Luego de que Harry le contará lo sucedido desde que fue a la casa de Arabella, le preguntó respecto a esa casa gigantesca.

-¿Desde cuando vives en esta casa tan grande?

-Es... Mi padre se separó de mamá.

-¿Qué? ¿Por qué?-preguntó Harry muy sorprendido-. Nunca dijiste que tus padres tuvieran problemas.

-No lo dije porque no lo sabía. Mamá había estado viviendo durante un año con otro hombre y en las vacaciones mis padres fingían que todo iba bien. Ya sabes, es típico de los padres decir que todo es por tu bien y ni siquiera pensaron en como me sentiría al averiguarlo... estuvieron engañándome todo un año.

-Lo siento mucho Mione... ¿O sea que esta es la casa del novio de tu madre?

-Sí-asintió ella, algo enfadada-. Y mamá esta embarazada de ese imbécil, mientras mi papá esta viviendo en Estados Unidos.

De pronto Harry lanzó una mirada minuciosa a aquella habitación. Miró por el pasillo y todo le pareció extrañamente familiar.

-Me parece haber visto este lugar antes- comentó a Hermione.

-No lo creo... es difícil encontrar este barrio con indicaciones, menos aún encontrarlo de casualidad.

Harry hizo caso omiso a su loca idea y siguió consolando un buen rato a su amiga. Hermione también se sorprendió mucho cuando él le informó que Draco Malfoy iba a pasar las vacaciones con ellos, pero no pareció tomarlo tan a mal como Harry.

-Creo que Ron lo tomará peor-comentó Hermione con una sonrisa burlesca.

Ya en el auto, Hermione y Arabella congeniaron bastante bien. Harry no sabía que Arabella había escrito un par de libros. Uno era sobre las artes oscuras y el otro era un libro de aventuras que escribió cuando era adolescente, pero que no publicó sino hasta que se graduó de Hogwarts. Hermione sí sabía todo esto y, de hecho, era una gran fanática de la señorita Figg.

-¿Entonces- comenzó Hermione para cambiar de tema-, es verdad que Draco es tu sobrino?

-Sí y Narcisa es mi hermana. Sirius es mi primo.

-¿Y tu apellido?

-De soltera- rió Arabella.

-¡Oh claro!- exclamó Hermione

Harry no había hablado mucho en el camino. Eran demasiadas cosas para un solo día.

Cuando llegaron a casa, Remus ya había llegado. No encontró a Ron en casa ni a sus padres, sólo a Percy, quien argumentó secamente que su familia había salido de vacaciones a la playa y que tardarían al menos un par de semanas en volver.

Harry, en su habitación, observaba nuevamente el misterioso medallón. Hermione estaba conversando con el ex profesor Lupin, Arabella tomaba un baño y Sirius se había ido a hacer "algo importante".

Sabía que no tenía caso sólo mirar el medallón, pero podría descubrir algo, tal como le había sucedido en segundo año con el diario de T. M. Riddle... cualquier cosa...

Y justo sobre la serpiente encontró su descubrimiento. No le sorprendió no haberlo visto la otra noche, porque era una grabación de letras muy pequeñas: "Nire hty Lsba Rossec Cus"

Las leyó en voz alta y apenas lo hizo, un viento frío recorrió la habitación. Al oír un ruido fortísimo en la sala se sobresalto y salió corriendo a ver que se trataba.

Al llegar a la sala, se encontró con una persona llena de hollín que tosía sentada en el suelo.

Arabella salió del baño ya vestida, secando el cabello. Se acercó a la persona tirada en el suelo y saludó:

-Hola Draco. Llegaste antes.

Era Draco Malfoy.

-"Ahora las cosas se pondrán feas". - Pensó, inmediatamente Harry.

Y tenía muchísima razón.

Malfoy no sabía que decir. Miraba a Harry y luego a Hermione.

-¿Qué sucede aquí?

-Es una larga historia- sonrió Arabella, algo cansada de tener que explicar la misma historia toda la tarde.

Arabella fue obligada a contar toda la historia, incluyendo lo sucedido con Sirius cuando escapo de Azkaban, por si este llegaba a entrar a la casa.

Malfoy parecía bastante callado, pero no enfadado. Parecía sentirse... aliviado. Estaba sentado solo en un sofá. Harry y Hermione estaban sentados juntos en un gran sillón de tela de colores ubicado frente al sofá y ambos miraban a Malfoy.

-Espero no cambies de idea respecto a pasar aquí las vacaciones-decía Arabella con una inocente mirada.

-Para nada-le sonrió Draco de manera misteriosa.

Estaban todos en espectral silencio, cuando una lechuza voló desde la ventana y arrojó a Arabella una carta. La carta le cayó a la mujer en el ojo y soltó un chillido de dolor. Hizo una mueca bastante graciosa, antes de abrir la carta.

Srta. Figg:

Se le ruega asistir al ministerio el día de mañana a las 06:00 AM, para ser informada de ciertos cambios en el Ministerio de la Magia.

John Williams, jefe del DPTO. de Aurores.

-¿Qué querrán en el Ministerio? ¡¡¡Por Merlín, acabo de salir de vacaciones!