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El desertor

-¿Qué te ha pasado en la cara?- preguntó Gawain a Galahad al pasar éste por su lado.

Ambos estaban en la sala de la mesa redonda, aguardando a que Arturo y Tristán se presentaran, pues eran los últimos que faltaban por llegar.

-¿Dónde?

-En la mejilla, la llevas magullada- respondió el rubio cogiendo con una mano la barbilla de Galahad y poniéndola de tal forma que podía ver mejor los arañazos.

-Una gata me lo hizo- contestó el moreno deshaciéndose de la mano de Gawain y sonriendo sinuosamente.

-Los gatos no hacen ese tipo de heridas…

Galahad no contestó, si no que fue a sentarse en su silla, como si no desease hablar con nadie. La sonrisa que lucía en su cara, vacía de alegría, no animaba a acercarse a él.

Gawain miró a su amigo, preocupado. Desde hacía unos días no era el mismo: el Galahad que él conocía sonreía si estaba contento, lloraba de la emoción, dejándose llevar siempre por sus sentimientos, que parecían estar en él más a flote que en cualquier otro guerrero sármata; sin embargo, la sonrisa de Galahad estaba desprovista de felicidad, era… era… perversa…

El rubio se sentó en su silla en torno a la mesa redonda y siguió mirando a su ahora distante compañero. Sabía que había causado la nueva y extraña conducta de su amigo, pero no lo entendía: que Mahira hubiera vuelto, no explicaba que su compañero hubiera abandonado su modo de ser de toda la vida.

Los pensamientos de Gawain fueron interrumpidos por la entrada de Arturo en la sala, ante la cual, todos se pusieron en pie, como en un acto reflejo.

El general romano iba seguido por Tristán, que parecía hacer esfuerzos para mantenerse totalmente erguido. El pelo moreno le caía sobre los ojos, cubriendo una frente que, al igual que la cara, tenía un color amarillento: Tristán no estaba del todo sano.

Tras el sármata, entró también Mahira, que siguiendo de cerca de su amado, parecía velar por él.

Por unos instantes, Gawain miró a la pareja que tan extraña le parecía: Mahira era joven, hermosa y fuerte, mientras que Tristán, más mayor que ella, mostraba un estado lamentable.

-Podéis sentaros, caballeros.

Todos obedecieron, de nuevo mecánicamente, y observaron al tema de la reunión: Tristán. Éste, tras la cortina de pelo que le caía sobre los ojos, los miraba desafiante.

-Como sabéis, estamos aquí para discutir sobre Tristán, que habiendo desertado, desea volver a formar parte de la cuadrilla sármata- dijo Arturo paseando su mirada por todos los presentes. Después, fijándola en Tristán, prosiguió- Desertar es el peor de los delitos que un soldado puede cometer.

El sármata lo miró sin alterarse.

-Deberíamos haber dejado que los guardianes de la puerta acabaran contigo, pues el Papa ya ha emitido la orden de perseguirte… espero que el haberte perdonado la vida, haya sido una buena idea.

Tristán miró, alzando la cabeza, a Arturo. Se estaba comportando como el general que era, ciñéndose a las normas y mostrándose inalterable; sin embargo, sabía que en el fondo, Arturo estaba contento de que hubiera vuelto.

El sármata se puso en pie, ahogando las quejas de su cuerpo por las contusiones provocadas por la paliza.

-Cuando dejé Ciudad del Muro, era totalmente consciente de lo que hacía; mentiría si dijera que no volvería a hacerlo, pues mi corazón se iba de la ciudad con esta mujer…

Gawain miró a Galahad preocupado: la declaración de amor de Tristán podría alterarlo… pero, para su sorpresa, no lo hizo, y esto lo preocupó más de lo que cualquier estallido de rabia habría hecho.

El moreno de ojos verdes seguía mirando a Mahira con una perturbadora sonrisa, como si no hubiera oído las palabras de Tristán y continuara viendo en Mahira el objeto particular de sus más oscuros deseos.

-Pero nunca dejé fe ser un guerrero sármata- prosiguió Tristán- nunca traicioné los ideales que te mueven, Arturo. No os abandoné por estar en desacuerdo con vosotros, simplemente lo hice porque sabía que no podría luchar junto a vosotros mientras mi mente estuviera en otro sitio.

-Esperaba otra cosa, Tristán- confesó Arturo con seriedad- Tú, como guerrero, deberías saber templar tu ánimo y no dejarte dominar por la pasión.

-Todas las personas caen en algún momento presas del amor.

-Eso no es explicación, Tristán- insistió el general.

-Pues no tengo otra, Arturo, os abandoné ciego de amor; es la única razón por la que lo hice.

-Mahira continua a tu lado, sigues ciego de amor- replicó Arturo.

-Pero esta vez, Mahira se quedará a mi lado.

El silencio se instaló en la amplia sala, y los guerreros, sentados en torno a la mesa redonda, se miraron los unos a los otros.

-Dejadnos discutirlo- pidió finalmente Arturo, indicando a Tristán y a Mahira que debían esperar fuera.

La pareja se puso en pie, pero antes de salir, Tristán dijo, como quien no quiere la cosa:

-Los pictos preparan un ataque, pero tranquilos, tendréis tiempo para repelerlo…

Y salió de la sala.

-Has usado lo del ataque como chantaje- le reprendió Mahira al salir de la sala.

Tristán, sin contestar, se desplomó en el suelo, respirando entrecortadamente.

Mahira se precipitó hacia él.

-¿Qué te pasa, Tristán, qué te ocurre?

Tristán la miró con los ojos vidriosos y, aunque su voz fue firme, habló en un susurro.

-Nada, es tan solo que hoy me he despertado un poco más débil, pero no es nada.

-¿Seguro?

-Seguro.- Atrayéndola un momento hacia él, la besó suavemente.

-¿Seguro?- insistió Mahira, no pudiendo desprenderse de su preocupación al ver como Tristán cerraba los ojos y apoyaba la cabeza en el muro de piedra, en un gesto que no era suyo.

-Mahira… solo necesito descansar algo más. Es el primer día que me levanto, entiéndelo, estoy débil… tan solo eso.

-De acuerdo.

La natúrea se acurrucó al lado de Tristán y esperó hasta que los llamaron para que pasaran de nuevo a la sala de la tabla redonda. Las serias miradas que allí los recibieron, no parecían muy halagüeñas.

-Tristán, tras largo tiempo discutiendo hemos llegado a consenso.

El sármata soltó un gemido tan solo audible por Mahira, que sentada a su lado, le cogió la mano. "Arturo, por favor" suplicó mentalmente "di lo que tengas que decir rápido…Tristán necesita descansar…"

-Vas…a ser readmitido. Volverás a formar parte de nuestra cuadrilla.

Mahira suspiró aliviada.

-Pero- recalcó Arturo- si vuelves a desertar, no habrá perdón para ti.

-Gracias- replicó Tristán en un susurro, inclinando la cabeza.

La natúrea se puso en pie, dispuesta a llevarse a Tristán de allí, pero a penas si lo había ayudado a alzarse cuando la voz de Arturo la interrumpió.

-No se puede ir todavía. Ha de hablarnos sobre el ataque picto.

-Yo lo haré- contestó Mahira con decisión.

-Tristán sabrá mejor que tú lo que…

-¡Yo fui quien se enteró de lo que los pictos planean!- replicó Mahira impaciente, que, deseosa de dejar descansar a Tristán, apenas si podía pensar otra cosa, mas intentó tranquilizarse, pues sabía que tenía todas las de perder- Tristán no está muy bien, Arturo; yo estoy en mejor condición de contaros lo que van a hacer los pictos. ¡Aguardadme!

Sin esperar respuesta por parte de Arturo, Mahira sacó a Tristán de la sala y lo llevó a su habitación. Echándolo en la cama, lo miró con preocupación.

-Has de ir con Arturo y los otros- dijo Tristán en un susurro, y al ver la reticencia de Mahira, añadió- Yo estaré bien, solo necesito descansar…

La natúrea, sobreponiéndose a sus deseos, volvió con premura hasta la sala de la mesa redonda y procedió a explicar, sin detenerse en muchos detalles, lo que había oído al infiltrarse en el campamento picto.

Arturo y los demás guerreros la escucharon con atención.

Mahira, que mientras relataba lo que sabía, iba paseando su vista por los presentes, sintió que se le anudaba el estómago al ver la mirada que Galahad le lanzaba. Era tan perturbador… aunque no como Tristán, si no que casi le producía miedo, pues sabía que Galahad no era así, que algo en él había cambiado.

Cuando los guerreros empezaron a discutir sobre la mejor estrategia a seguir, Mahira pidió permiso para retirarse, pero Arturo no la dejó.

-Ahora mismo representas a Tristán, así que habrás de contarle todo lo que en esta reunión se decida.

A sabiendas de que ya había desobedecido muchas veces a Arturo y que quizá una más podría no agradarle, decidió morderse la lengua y quedarse sentada allí, prestando atención a la reunión.

Cuando finalmente terminó la reunión, se apresuró a salir de allí, ansiosa por ver como se encontraba Tristán. Tan de prisa y cegada iba, que no se dio cuenta de que alguien la seguía hasta que ese alguien la asió por el brazo y la atrajo hacía si.

Mahira se debatió en los brazos de aquel desconocido que no era tal y forcejeó hasta que la saltó.

-¡Para ya, Galahad!

-No puedo…- el moreno hizo amago de acercarse a ella, pero Mahira, prevenida ya de que las palabras no harían razonar al guerrero, le soltó un puñetazo.

-¡Mantente alejado de mi!

Dejándolo tirado en el suelo, sin remordimiento alguno que la atormentara, volvió a encaminarse a la habitación de Tristán, donde su corazón se tranquilizó al ver que el guerrero dormía apaciblemente.

Echándose a su lado, lo miró atentamente antes de intentar dormir.

Ya no podía imaginarse una vida sin Tristán, perderlo sería atroz para ella… Acariciándole la cara, se consoló a si misma pensando que las pesadillas donde él moría ya no la atormentaban, eso era un buena señal…

Cerrando los ojos, trató de concentrarse en esa idea: Tristán no iba a morir, estaba segura… Sin embargo, cuando volvió a abrir los ojos a la realidad, lo hizo cubierta de sudor y temblando de miedo.

Se arrastró fuera de la cama, tratando de borrar las horribles imágenes que la habían hecho despertarse de forma tan violenta, mas pese a sus intentos, acabó hecha un mar de lágrimas.

Arrastrándose hasta el pasillo, trató de ahogar su llanto para no alarmar a Tristán.

¡De nuevo estaba allí aquella horrenda pesadilla¿Qué había pasado¿Por qué volvía a tenerla?

La verdad alcanzó de forma demoledora a Mahira: los sármatas habían trazado ya los planes para evitar el ataque picto a la aldea británica, y, por supuesto, Tristán iría con ellos.


Bueno, a todo aquel que haya llegado aquí (si es que queda alguien me continue leyendo) muchas gracias y espero queos (supongamos que si que me leeis, porque si no¿a quiénle hablo?)haya gustado el capitulo.

¿Habeis visto el trailer de Tristán e Isolda? Ese Tristán si que me sugiere a mi muchas cosas...