V. Lárgate de mi vida
Kaede había despertado sorprendido, sobre todo al recordar que hizo antes de haberse quedado dormido, confirmándolo además por un aliento, que estaba sintiendo en su pecho… ¿Cómo fue que cayó en las redes de un muchachito torpe y provocador? Si es tan inteligente, debió haber captado cuáles eran sus intenciones.
Porque a él no le quedaban dudas…
Ese chico quería arreglar su nota con él en la cama, y sin explicarse, lo había logrado.
¡Y de qué forma! Nadie lo había besado así, nadie ha sabido tocarlo de una forma tan excitante, nadie ha podido hacerle perder los sentidos susurrándole un solo "¿te gusta?"… en fin.
El maldito pelirrojo le había hecho pasar la mejor noche de su vida.
Pero no…
No iba a dejarse llevar por un niñito, que por tener problemas, se le haya ofrecido, eso tenía un nombre y no muy lindo que digamos. Más encima les faltaba una parte de la materia para estudiar aún, el muy estúpido creía que así podría salvarse.
Porque eso era…
Removió el brazo que todavía estaba rodeando su cintura y se levantó al baño para ducharse, ya vería que haría con el do'aho, tal vez cuando se despertara; total no le importaba. Tampoco había esperanza que lo hiciera pronto, dormía tan profundamente que ni reclamó cuando le sacó el brazo.
El agua recorría su cuerpo pálido, pasando por los más recónditos lugares, los mismos por los que habían pasado sus manos. Se golpeaba con ambos manos la cara cada vez que tenía lujuriosos pensamientos que tuvieran que ver con ese estúpido pelirrojo.
De repente, una fugaz pregunta cruzó su mente, sin aceptar que lo había hecho con alguna ilusión…
"¿Y si el torpe en verdad lo amaba como lo había dicho…?"
No.
Jamás…
Si sus padres, quienes le decían siempre que lo amaban y que querían lo mejor para él, hicieron que sus sueños se fueran al traste de la basura de la peor forma; no creería que iba a ser verdadero el "te amo" de un tarado que recién iba conociendo, y que hasta el momento, sólo se han tratado a puros insultos.
Había sufrido demasiado para que creerle a alguien que posiblemente tuviera interés en salir de la universidad. Ya se imaginaba al día siguiente, cuando lo aprobara, Sakuragi saldría del salón y si te he visto, no me acuerdo.
Otra vez no…
No confiaría en nadie. Y en él, menos…
Además, era su alumno… ¿Dónde tenía la cabeza puesta cuando quiso meterse con él? Si los de la universidad se enteraban, no volvería enseñar en Japón por el resto de su vida. Esto no podía ser, no tenían futuro…
Un momento… ¿Futuro? Si es un alumno más, uno de aquéllos que, cuando termine el curso, no los verá nunca más, salvo en un juicio o de esas fiestas de ex alumnos en las que aborrecía asistir. Eso y nada más, eso es lo que eran Sakuragi y él, un profesor y su alumno, dos extraños y nada más.
"¿Por qué estuve una noche con él sería distinto?"
Al rato, estaba listo, ya lo tenía todo pensado.
Sabía lo que tenía que hacer con él…
Lo despierta, zamarreándolo violentamente. Hanamichi se despierta sobresaltado y se da cuenta que está en la cama de su maestro. Todo lo vivido en la noche volvió a su mente con rapidez y se sonrojó al verlo. Pero algo en esos ojos azules le dicen que hay algo que no va bien.
- Kaede, ya te habías despertado hace rato – le habla alegremente acercándose al moreno, quien está parado al lado de la cama - ¿por qué no me avisaste? – se levanta, se acerca a él y lo besó.
Rukawa no responde. Pensaba que Sakuragi ya se había tomado la confianza de llamarlo por su nombre, suponía que eso sería obvio, después de que gritara su nombre sensualmente mientras él se adentraba a su cuerpo.
"¡Ya basta! Maldito do'aho que no puede salir de mi cabeza ¡Eso fue sexo y nada más que sexo!"
- ¡Suéltame imbécil! – lo empujó a la cama – ya lograste lo que querías – le grita.
- ¿Qué te pasa? – pregunta Hanamichi desconcertado por la acción del pelinegro.
- Parece que mucho estudio te hace mal para la cabeza – en un tono ofensivo - ¿no entiendes?
- No entiendo¿no ves que siempre has dicho que soy un do'aho? – le responde ya enojado.
- Que ya te follé para que tuvieras una buena calificación, así que lárgate.
- ¿Qué dices? – gritaba Hanamichi herido – ¡No es cierto, yo jamás haría eso!
- Siempre dicen lo mismo – hablaba sarcásticamente – pero tú eres el mejor de todos, pudiste conmigo.
- ¡YA TE DIJE QUE NO ES ESO!
- Vamos¿qué otra cosa puede ser? – preguntó con ironía - ¿amor, no me hagas reír… aparte somos dos hombres y…
- Como tú no amas a nadie… - lo interrumpió.
Un silencio incómodo había en el ambiente, los dos se miraban fijamente, uno con frialdad, otro con resentimiento. No parecían la típica pareja que recientemente había hecho el amor. Aunque sólo para uno, lo había sido realmente; el otro, no lo quería reconocer, pero no lo tenía claro.
- Lárgate – repitió Rukawa – creí que eras otra persona lo dijo más bajo.
- No es necesario que me lo diga, señor – le responde con un frío tono, mientras recoge todas sus cosas – me voy ahora mismo de aquí.
No le iba a rogar… no se lo merecía…
Ya se había dado cuenta que había sido para Kaede Rukawa, él fue su juguete de una noche… Lo demás que le había contado, ésa es su vida, donde él había querido entrar y al parecer, no había un espacio…
Se viste, ni siquiera se baña, ya lo haría en su casa, no estaría un segundo más en ese departamento; estaba arrepentido, fue demasiado inocente creer que ese maestro zorruno tuviera un corazón. Se imaginaba que seguiría manteniendo las apariencias, como toda la gente de dinero y se casaría con una mujer hermosa de su misma clase, que ignoraría hasta el último puto día de su vida que su ejemplar marido se acostó con uno de sus alumnos.
Ya está listo para irse, le agradecería el favor que había hecho, no quedaría como un maleducado, debía despedirse como correspondiera.
- Muchas gracias por todo, señor Rukawa – se inclinó en señal de agradecimiento, yéndose a la puerta – ah, se me olvidaba algo.
Se dio vuelta y le dio, con todas sus fuerzas, un tremendo derechazo, que dejó en el suelo a Kaede.
- ¡Yo también creí que eras otra persona, teme kitsune!… – lo miró con rabia directamente a esos ojos azules – no mereces que nadie que te quiera – dicho esto, dio un portazo y se marchó.
El pelinegro se sobaba la cara, ese pelirrojo si que golpeaba fuerte, le pega mejor y le saca más de un diente. Sin embargo, minutos después, le estaba prestando más atención a su casa, siempre ha vivido solo y es primera vez que siente que hay algo que le falta. Nunca el silencio le ha sido tan molesto como en ese momento.
Tal vez, el hablador pelirrojo era el que dio vida a ese departamento…
¿Qué cosas dice?… Mañana está seguro que se le pasará, siempre ha estado y ha sido solamente él…
Al otro día estaría fuera de su vida…
Lo que ignoraba totalmente es que ese do´aho pelirrojo había entrado siendo aún un niño y había salido hecho todo un hombre…
Hablando de Hanamichi, sus lágrimas no tardaron en aparecer, no le daría gusto al zorro que lo viera llorar, eso nunca. Le daba pena su hermana, ya que por una calentura suya, los esfuerzos de su madre y los de ella habían sido en vano. Sentía lástima de sí mismo, nunca había encontrado el amor porque siempre lo habían rechazado, y ahora que alguien se acercaba a él, le pasaba esto.
No era justo…
Odiaba a ese maldito zorro… siempre lo ha hecho…
¿Pero para qué se sigue engañando, como lo ha hecho todo este tiempo? Quedó loco con su mirada desde que lo vio, se inscribió en esa clase porque sabía que era el ayudante del profesor Akagi, pudo haberse cambiado al principio cuando se enteró que él era el maestro y se burló de él en la primera clase, se las hubiera ingeniado para estudiar solo…
No.
Quería estar con él, quería tener aunque sea una oportunidad de conocerlo, nunca creyó que en dos días se pudiera conocer tanto a una persona, sobre todo a una que fuera tan impenetrable como él. Conoció al Rukawa furioso por perder la paciencia, el que es capaz de pedir perdón, el que siente tristeza y tiene un pasado, el que puede sonrojarse con una caricia, el que sonríe por una tontería, el que le robó su virginidad con sus besos y el odioso de siempre que lo echó de su casa como un perro.
Ese era Kaede Rukawa…
Llegó a su casa, su hermana le abrió apresuradamente la puerta; lo había visto en muy deplorable estado desde su ventana, cosa que le preocupó mucho. Afortunadamente no estaba la madre de ambos. Apenas la vio, Hanamichi la abrazó fuertemente.
- Ayako, perdóname – le decía entre sollozos – perdóname hermanita.
- ¿De qué? – preguntaba más preocupada que antes - ¿qué te pasó?
El pelirrojo sólo lloraba y la chica de cabello rizado ya temía lo peor. No creía que tuviera algo que ver con su maestro, después de todo, encontró que era buena persona cuando habló por teléfono. Hanamichi después de un rato, le contó a su hermana lo ocurrido, quedando más que sorprendida y horrorizada por lo que le había pasado.
- ¡Te violó! – gritó enfurecida.
- No, yo fui el que tuvo la iniciativa – le respondió con sinceridad.
- ¿En qué demonios piensas, Hanamichi? – le empieza a retar – seguro que se estará riendo de ti y mañana en el examen lo hará más, maldito desgraciado.
-No, Aya, no se va a reír de mí – habló el pelirrojo.
- Es que mañana iría a verle para puro partirle la cara por… - se aguantó de decir una grosería, ni puso atención a lo que hablaba su hermano.
- Tranquila – abraza a Ayako – todavía me queda una noche que estudiar y me iré a mi habitación para empezar ahora mismo¿me harías café? – esbozó una sonrisa forzada – esta noche será muy larga – se dio optimismo.
Ayako eso es lo que más adoraba de su hermano, siempre lograba sobreponerse aún en la peor situación, eso no lo tenía cualquiera.
Hanamichi, mientras tanto, comienza a repasar sus materias, cuando algo recordó y eso no era nada bueno. Faltaba una materia todavía que estudiar, eran las últimas clases, pero son siempre las que preguntan en los exámenes con más frecuencia.
Ahora sí que tenía un problema…
Pero todavía quedaba un día y no se daría por vencido…
¡Holas! Espero que estén bien y los que vivimos en el hemisferio sur, pasemos nuestros últimos días de vacaciones. En cuanto a mi personita, he estado un poco enferma, así que estoy menos productiva que antes, espero que me entiendan, please.
Ahora sí que se han complicado las cosas, Kaede está bastante confundido, y aún así, dan ganas de matarlo por lo que le hizo a Hanamichi, quien por supuesto, está desconsolado y tiene más problemas, espero que les siga gustando el fic…
Cuídense mucho y besos…
Paulyta.
REVIEWS
kaehana9: Qué bueno que te haya gustado el lemon, porque era el primero que hago, cero experiencia en este tipo de relatos. Como viste, la frase de Kaede sí es para preocuparse, ya viste la razón ¡Pobre pelirrojo!
Sabrina: Es que cuando se tiene tan irresistible pelirrojo al frente, es muy difícil pensar en la ética profesional. Creo que nadie por lo menos una vez en la vida ve que pasan estas situaciones, cuando iba en el colegio, una compañera llevó una relación con un profe, ni te explico lo que pasó después.
Sayuri Hiro: Entonces ya estoy colgada, porque me van a asesinar después de lo que le pasó a Hana ¡pobrecito! Pero ya vas a ver que el zorrito se nos volverá a arrepentir. El problema el que el kitsune no puede confiar en que lo amen realmente, sobre todo cuando hay 'intereses' en juego. No sé si habrá boda, es adelantar el final, jejejeje. En buenas cuentas, el lemon para ser el primero no estuvo mal¿no?
Elena: Por lo menos, en Santiago están haciendo unos fríos que presagian un invierno de los mil demonios, así que leer estas escenitas, no nos hará nada de mal.
sashira: Por si acaso, amor yaoi volvió a resusitar, www(punto)amor-yaoi(punto)com(slash)fanfic(slash). Es que esos dos juntitos, los capis son un bálsamo, en todo caso, muchas gracias. Sí vi que sonreía en el manga, pero encuentro que no es lo mismo, ver al zorrito sonreír en colores (además no vi el manga sino hace poco). Un besazo para ti también.
rosy: Muchas gracias por las felicitaciones, pero sorry, creo que ya me deseas lo peor por hacer sufrir al pelirrojito, veremos si la cosa se arregla.
Ale: Sí es el primero (Paulyta habla sonrojada), y sigo con colores en la cara, me alegra que lo que todo lo que escribo, sea leído. El próximo capi de coincidencias se demorará un poco, porque he estado enferma, pero se viene con todo. Yo también repetiría con Ru hasta la eternidad y Hana lo mismo, haciéndole clases… pero que sea de anatomía, jajajajaja.
AGUILA FANEL: Yo también adoro esta pareja, mucho romance no ha habido mucho en este capítulo. En cuanto la suerte, la necesito, si supieras… Muchas gracias…
Aoi-Hikawa: Da lo mismo, mejor tarde que nunca, así que no te preocupes, muchas gracias ¿Eres chilena tú también? Me fascina cuando mis compatriotas me escriben reviews, jijijijiji. Creo que, por lo que cuentas, leíste prácticamente un fic hentai con tanto lemon; una se aburre, pero conozco autoras que valen la pena leer sus lemons. Así que te agradezco que te hayas leído mi fic enterito, no lo continué pronto, pero espero que te haya gustado. Con Ru y Hana en la sala, hasta da gusto entrar a clases, comadre.
