VI. Examen
No se sentía bien… que te rechacen un día antes de un examen no te hace emocionalmente dispuesto para ello, pero cuando no tienes otra opción, te lo haces o te lo haces, aunque mientras estudies te corran lágrimas por los ojos o te estés cayendo de sueño.
Para peor, le dolía el trasero, no sabía que dolía tanto la primera vez… pero, debe reconocer que nadie le mandó meterse en la casa de Rukawa.
Trató de dormir, pero no pudo… los nervios y la presión no podían con él, así que seguía en la cama estudiando… Todo era más lento, si el kitsune estuviera ahí…
¡Maldito zorro repugnante!
Y más encima, de vez en cuando se acordaba de él… de lo maravilloso que había sido antes de que lo echara, diciéndole que era lo más bajo del mundo…
¿Por qué le costaba tanto concentrarse?
En fin, ya mucho no importaba, a veces se preguntaba para qué seguía estudiando, si igualmente lo iban a reprobar. Seguramente él estaba durmiendo muy tranquilo en su cama después de pensar cuál sería la peor forma de humillarlo.
Pero se equivocaba… Kaede no estaba mejor que él, de que pensaba lo estaba haciendo, pero en cómo quitarse de la cabeza al pelirrojo. Sabía que esto pasaría, por qué no le hizo caso a su cabeza una vez más, siempre lo había hecho, el año completo cumplió eso de 'guardarle distancias' y ahora, justo al final, se compadeció de él… ni que él fuera el buen samaritano…
Estaba tan desilusionado de Sakuragi… es que esa sonrisa casi infantil y esos ojos llenos de inocencia lo cautivaron desde el día que le botó los libros. Llegó a envidiarle esa espontaneidad que siempre tenía, ni siquiera por el rector cambió; la única vez que se rió en tantos años fue cuando le agarraba los cachetes y la panza y le decía 'gordito' al señor Anzai…
Y resultó ser tan aprovechador como todos… pero no puede negarlo, él es el mejor…
Lo que más le rompe la cabeza es cómo ese do'aho pelirrojo pudo llegar a él…
Hanamichi ni siquiera se había quedado dormido y ya sonaba el reloj. Se había aprendido la materia lo suficiente para no sentirse perdido, pero con los nervios uno nunca sabe. Por lo menos tendría un poco más de tiempo para juntarse con los chicos para estudiar un poco.
Se duchó y se vistió de un traje de color gris oscuro, una camisa blanca y una corbata roja, que le hacía juego con su pelo. Más parecía que le iba pedir la mano a su novia que a dar un examen, se veía demasiado… cómo decirlo… arrebatador… Se reprendía cuando se miraba en el espejo…
"Que después no te diga que le andas coqueteando… estúpido kitsune, ya verás que pasaré tu maldito ramo…"
Se juntó con los chicos, no llegó a la hora, pero sabía que aún no le tocaba.
- ¿Cómo están los exámenes? – preguntó Hanamichi ansioso – ¿ya reprobaron a alguien?
- Pregunta mejor si alguien lo pasó – de dijo Noma en forma pesimista – ya le tomaron el examen a seis y ninguno ha aprobado – la cara del pelirrojo fue de horror, perdió inmediatamente las esperanzas de aprobar.
- Además anda un genio que ni te digo – dijo el gordo.
- No sé que voy a hacer – dijo Sakuragi con desesperanza – no me graduaré con ustedes.
- Yo sé que sí – habló Yohei – siempre sales bien de todo… que no se te olvide que eres un tensai – el peliverde se sintió aliviado al ver que Hanamichi se sintió menos nervioso.
- Más rato tendremos tiempo para palabrería barata y sentimentalismos, ahora tenemos que ir a estudiar – reclamó el rubio, acordando a todos de sus urgencias.
- Hanamichi, no te preocupes, nosotros te ayudaremos – comentó el gordo con la afirmación de todos mientras iban a la biblioteca.
Fue ahí cuando se dieron cuenta que los que necesitaban ayuda eran ellos, el pelirrojo parecía libro andante de tanto que sabía, lo que le preguntaran, lo sabía. Sakuragi les dijo que había estudiado mucho, pero no habló absolutamente una palabra de que su maestro le había ayudado.
Los primeros nervios de Hanamichi fueron por su amigo Yohei, no quiso ver su examen y mucho menos quería ver a Rukawa aún, no se sentía capaz. Mito salió con una cara indescifrable, los miró a todos y sólo dijo una cosa…
- ¡PASE! – gritaba a todo lo que daba, saltaba a todos lados, y los demás le lanzaban las serpentinas.
Lo mismo pasó con Noma y con Ookus, el último sufrió bastante, pero finalmente lo dejaron pasar con la nota mínima, casi no lo podía creer. A medida que pasaba el tiempo, el pelirrojo se ponía más nervioso, le sudaban las manos y temblaba de pies a cabeza…
"¿Cómo le miraré la cara otra vez?", no sabía ni qué hacer, seguramente no podría evitar sonrojarse ante él, porque aunque terminó todo muy mal, ellos hicieron el amor…
Corrección… Rukawa tuvo sexo con él…
Abrió la puerta para escuchar quien era el siguiente, sus oídos no dieron crédito cuando lo oyó…
Sakuragi Hanamichi…
Era su turno, pero si era muy pronto…
Sakuragi Hanamichi…
Era el segundo llamado, así que entró antes que a ese zorro le bajara la ira. Se miraron a los ojos, el otro no se dio cuenta, pero ambos estaban muy perturbados. El pelirrojo tenía razón, no pudo evitar de sonrojarse ante él. A medida que caminaba, trataba de mantener la calma, cosa bastante difícil de hacer, ya veía que el corazón le iba a estallar de tanta presión junta… Ya lo sabía, tenía que sacarse un ochenta y dos como sea para pasar, no menos…
Se sentó en aquella silla para los interrogados, "que me pregunte algo que sepa", su último recurso, apelaba alguna autoridad divina o que el destino se apiadara con él.
En vez de eso, se encontró con dos ojos azules… fue sólo un instante, un abrir y cerrar de ojos, fue sólo un momento que sintieron que podían perdonarse mutuamente… ninguno podían negar que esta atracción era mutua y muy fuerte.
Pero Rukawa quería arrancarse del pecho lo que estaba sintiendo, su mirada se cambió al segundo a la misma de siempre…
- Señor Sakuragi, con sus notas no debería ni haber estudiado – sus ojos se abrieron de la furia, pero por una vez prefirió mantener la bocota cerrada, ya había metido demasiado las patas para meterlas aún más; Rukawa también estaba sintiendo rabia, quería que le dijera una estupidez – veamos si los milagros existen en los do'ahos…
Hanamichi se preguntó en dónde quedó ese fin de semana en que se conocieron, parecían más que amigos…
Comenzó a preguntarle de todo, Hanamichi al ver que se sabía la primera pregunta, se relajó, así que le contestaba absolutamente todo. Todos sus compañeros estaban asombrados, no era el chico que siempre veían humillado, al contrario, parecía que él iba a ser el postulante para ser el sucesor del profesor.
Kaede también estaba sorprendido, aprendió mucho estando con él, pero lo que estaba haciendo era sólo una estrategia, la última pregunta, la que decidía todo, fue de aquella materia que no alcanzaron a estudiar. Sakuragi titubeó un poco, pero se podía decir que había salido airoso.
Ahora era el turno del maestro decidir… No tenía idea que hacer, tenía dos opciones y no le gustaba ninguna, ahora comprende el motivo por el cual no se involucra con los alumnos, era lo peor… Eso ahora era lo de menos, tenía que resolver y ya…
- Ochenta… – sentenció Kaede como nota final.
A Hanamichi se le cayó el mundo, cerró los ojos en señal de desolación, sólo eran dos puntos más para pasar la asignatura. Era obvio que lo hizo de adrede… desgraciado… Pero no, no le suplicaría por ningún punto, no se iba a rebajar a hacerlo.
Fue un silencio largo, el moreno quería que lo insultara, que lo odiara, que le diera la razón que se acostó con él solamente para comprar la nota, que esas sonrisas que le daba eran para seducirlo. Sin embargo, no oyó ni una sola queja, únicamente los murmullos del salón, que todos sentían lástima por el pelirrojo, a pesar de haber dado un brillante examen.
Hanamichi se paró dispuesto a irse…
- Sakuragi, le haré otra pregunta…
No podía creerlo, le estaba dando otra oportunidad… Mientras Rukawa ojeaba sus apuntes, el chico pensaba que el kitsune le preguntaría lo más difícil y luego, se reiría como siempre de él. Ya estaba resignado, total, ya le dijeron que había reprobado.
Fue ahí cuando el pelinegro lanzó la última pregunta…
No… no podía ser… Sakuragi no se convencía que ésa era la pregunta más fácil… Y la respondió limpiamente.
- Los milagros existen – le dijo Rukawa con cierta satisfacción – ochenta y cinco… - y colocó su nota.
Hanamichi se emocionó, eso significaba que… podría graduarse; todos los que estaban ahí aplaudieron al chico que acaba de pasar el curso. Rukawa observaba impotente de no poderlos hacer callar, hasta se sentía fatal, era como el malo de la película.
A lo mejor, realmente lo era…
Sakuragi se acerca a su lado, tiene las intenciones de hablarle algo…
"Ahora sí el do'aho viene a insultarme"
- Yo sabía que tan malo no eras… muchas gracias… – se lo dijo con una tenue sonrisa y con una sincera mirada de agradecimiento.
Kaede quedó de una pieza, realmente este torpe lo exasperaba, cuando pensaba o quería que hiciera algo, realmente hacía lo contrario, eso lo ponía de mal humor. De repente, vio la última mirada de Hanamichi, una llena de ternura pero a la vez de decepción. Rukawa quería ver alguna mentira, pero no había, era tan transparente como él siempre se ha mostrado.
Abrió los ojos con terror…
Se había dado cuenta de algo, de algo que no vio antes… era él el culpable de todo…
Le pasó por andar de desconfiado por la vida… y plena toma de exámenes, se sintió morir…
"Hanamichi me amaba…"
Ya no podía hacer nada para arreglarlo, el pelirrojo se había ido y él, no podía moverse de ahí. Su semblante cambió por el resto del examen, estando la mayoría del tiempo pensando en la forma de poder ubicarlo y hablar, sólo para pedir perdón.
Porque él lo insultó y no le dio tiempo para explicarse… al parecer, podía ser un abogado muy exitoso, pero esto de los sentimientos era un total fracasado…
Terminó pasando a todos los que quedaban, les mantenía la nota, no estaba ni atento a lo que decían, estaba totalmente perdido. Trató por todos los medios de ubicar disimuladamente a Sakuragi, sin embargo, no lo hizo y, finalmente, se fue a casa a descansar.
Al otro día, pidió libre en su oficina, estaba muy cansado y se sentía horrible, apenas pudo, se fue a la universidad para ver si lo encontraba. No fue así ni ése ni los siguientes días, comenzando a desesperarse.
No podía arrancarlo de su mente, vagaban sus recuerdos a todas horas tan intensamente como si los estuviera viviendo en ese momento. Cada vez que llegaba a su casa, sentía que podía salir Hanamichi por ahí pero luego se da cuenta que él está solo en esa casa fría y vacía. Se despierta y se duerme con su recuerdo, más que mal fue en ese lugar donde estuvieron… juntos.
Poco a poco se da cuenta lo que le estaba pasando, no pudo salvarse del hechizo del pelirrojo por más que trató de huir de él. Ha hecho de todo, pero se da cuenta que es él quien estaba a su disposición, Sakuragi es como es, no está haciendo nada para enamorarlo.
"¿Te gusta?", recordaba esa frase del pelirrojo cuando estuvieron haciendo el amor, mientras estaba escuchando música acostado en un sillón.
- No… me encantas – pensó en voz alta, como si alguien pudiera escucharlo.
Ya no tenía sentido fingir que no siente absolutamente nada por él, se coló en su corazón. Le duele, le duele que la vida le dio una oportunidad para amar y la desaprovechó, todo porque no creía en el amor. Y también, porque no decirlo, no creyó que Sakuragi tuviera intenciones serias…
No quería sufrir otra vez… que por favor, alguien lo entienda… que Hanamichi lo entienda…
¿Pero cómo hacerlo cuando él no lo encuentra?
Ya ha pasado un mes y no lo ha visto, no quiere preguntar ni su dirección ni teléfono para no levantar sospechas. Estaba muy mal y necesitaba saber algo de él, estaba desesperado. Seguramente su do'aho no quiere verlo y es natural, por eso tomó una decisión muy importante…
Al rato se levantó para ver que tenía en el correo, su vida tenía que seguir, para variar estaba repleto: casos, informes, escritos, audiencias, asuntos académicos y… una fiesta…
"¿Una fiesta?", las odiaba. Estaba a punto de borrar el mensaje pero después lo abrió y lo leyó…
En ese momento sonrió, primera vez que tenìa ganas de ir a una fiesta de graduación…
Porque ahí, de seguro, estaría él… con el que aprendió más de lo que le enseñó…
Estaría ahí el chico que le enseñó a amar…
¡Holas a todos! Me he demorado mucho, es para matarme pero he tenido tanto problemas como no se lo imaginan, estaba un poquito triste así que me inspiré en escribir el capítulo. Debería estar durmiendo, pero bueno, el yaoi siempre es más fuerte, jajajajajajajaja. Quiero agradecerles a todos el gran apoyo que ha tenido en especial esta historia, ni yo misma me la he esperado. Prometo de aquí a mañana a responder los reviews en mi profile, el capítulo lo subí ahora que tengo algo libre, please, perdónenme.
Bueno, en cuanto el fic, el zorrito se nos arrepintió de lo que le ha hecho a Hana, pero está dispuesto a pedir perdón hasta de rodillas si es necesario. Por fortuna, nuestro bello pelirrojo pasó pero sufrió para hacerlo ¿Aceptará las disculpas de Kaede? No se pierdan el último capítulo de "Enséñame".
Besitos y cuídense mucho…
Paulyta.
PS: La última frase es el motivo del título del fic… ¿o qué creían que era, malpensados, jajajajajaja…
