Para empezar Shaman King no me pertenece, ni su historia ni personajes, sólo soy una fanática que idealiza romances jejeje espero que les guste:). Es un Tamao x Ren, lo voy a hacer algo larguito y de a poquitos nn .

Sentimiento de Madre

El silencio rondaba la pensión Asakura, los pasillos se encontraban desalojados, sólo la presencia de una persona que se encontraba de pie junto a una ventana viendo la lluvia caer, salvaba la pensión de ser un lugar muerto. Esta persona era una joven, de aproximadamente 17 años de edad, con el cabello rosa largo y liso que caía por su espalda hasta su cintura, llevaba puesto un vestido de tiras negro que le llegaba hasta sus tobillos, de esbelta figura característico de una joven mujer pero, si se le observaba el rostro lo primero que se notaba era ciertos rasgos infantiles entreverados con una gran belleza adulta. Su nombre era Tamao Tamamura.

Tamao se encontraba sola en la pensión tanto de espíritus como de personas. Las personas que habitaban la pensión además de ella eran Yoh y Anna Asakura, quienes habían aceptado que Tamao viviera con ellos con la condición de que ayudara en los quehaceres de la casa y en la crianza de su pequeño hijo Hanna. Claro que Tamao aceptó… con tal de estar siempre al lado de la persona que en ese entonces amaba con todo su ser, el joven Yoh Asakura.

Habían pasado ya 3 años desde que los padres del pequeño Hanna habían que tenido que salir de viaje, ya que a Yoh tenía que hacer ciertos asuntos que sólo al Shaman King le correspondía y habían dejado a Tamao a cargo de su hijo. Tamao aceptó también hacerse responsable, todo por serle útil a su joven amor.

Hannah ya tenía tres años de edad, Tamao le había cogido cariño al niño considerándolo prácticamente hijo suyo…y de su gran ilusión. Porque después de todo eso siempre había sido, una simple ilusión, una simple esperanza que surgió con una palabra bondadosa o una simple tierna sonrisa, y que ella había considerado como algo más.

La lluvia caía cada vez más fuerte, al principio Tamao sintió preocupación ya que Hannah había salido con su Tío Ryu desde temprano y todavía no volvían. Pero luego se tranquilizó, después de todo Ryu estaba con él y ella sabía del cariño que sentía el hombre hacia el niño, por ser hijo de uno de sus mejores amigos.

-(suspiro)… Al parecer comeré hoy sola.- se dijo a si misma mientras cerraba las cortinas no sin antes dar otro vistazo al cielo para comprobar que estaba anocheciendo - … ojalá vuelvan pronto – dijo esto y se dio media vuelta en dirección a la cocina.

Bajando por las escaleras, Tamao llegó a la cocina, tomó una taza y se sirvió un poco de té. Luego se dirigió a la sala, tomo asiento en el suelo, colocó su taza sobre la mesa y se apoyo en ella. La casa se encontraba totalmente silenciosa, antes a ella le hubiera molestado pero ahora simplemente le era indiferente. El reloj anunciaba las 9 de la noche, afuera seguía lloviendo, el sonido del teléfono la sacó de su ensimismamiento. Tamao se levantó y cogió la bocina del teléfono.

- Buenas noches, pensión Asakura. – Tamao dijo cordialmente.

- Señorita Tamao, habla Ryu – Respondió este – Al parecer lo que fuimos ha hacer nos tomó mas tiempo de lo que esperábamos, disculpe.

- Señor Ryu, no se preocupe… dígame ¿cómo está Hannah? ¿Esta ahí con usted?

- Sí, ahora se lo paso (…) –Ryu le alcanza el teléfono a Hannah - ¿Mamá? hola Jeje – dijo el niño saludando a su "madre".

- Hannah, no les estarás causando inconvenientes a tu tío ¿verdad?

- jeje para nada mamá – respondió Hannah entre risitas – te quería decir que no volveremos sino hasta en la mañana ¿no hay problema, mamá?

- (silencio) no, no lo hay. Sólo asegúrense de regresar temprano ¿están refugiados de la lluvia?

- Sí, mamá nn, encontramos refugio con unos amigos del Tío Ryu.

- del tío Ryu… amigos….- Se repitió pensando Tamao – Está bien, sólo regresen en la mañana.- dijo ella.

- Esta bien mamá, cuídate, nos vemos en la mañana jeje,– dijo alegre Hannah – AHH , mamá te quiero mucho jeje, adios! – Se despidió Hannah, sorprendiendo a Tamao con sus palabras.

- Bien, adiós.- Terminó Tamao.

Colgó el teléfono y se dirigió nuevamente a la sala, se sentó, coloco sus brazos sobre la mesa y apoyó su cabeza en sus manos. Y en esa posición comenzó a sollozar… no era la primera vez. Siempre lo hacía, ella sentía esa opresión en su pecho…. cada vez que ese niño la llamaba mamá y decía….cuanto la quería. ¿Cómo decirle a ese niño la verdad? ¿Cómo decirle que ha vivido tres años de mentiras? ¿Cómo decirle que ella no era su madre, que sólo estaba cumpliendo con un favor que se le había sido pedido…? cómo? Por más que ella lo quisiera como hijo suyo, sabía que no lo era… y le dolía más tenerle que mentir. Sonaba egoísta de su parte, pero ella sólo quería permanecer con ese niño, ser parte de su vida, amarlo como si hubiera sido suyo y de ¨él¨. Pero sabía que eso era imposible, él amaba a su esposa, él había procreado un hijo con ella, y Tamao siempre será vista como una de sus más queridas amigas... sólo eso y nada más.

En esos años que los esposos Asakura habían estado de viaje, ellos al darles a Hannah, le habían pedido a Tamao un favor muy especial... el de pretender ser la madre de Hannah. Ella cuando escuchó estas palabras no podía creerlo pero, cuando escuchó la explicación que Anna le dio comprendió todo...

-Tamao, tu sabes bien que las obligaciones que tiene el Shaman King son fundamentales para el equilibrio que tiene el mundo, Yoh carga con una gran responsabilidad en estos momentos y t bien sabes que él tiene que encargarse de esos asuntos...- dijo la gran esposa del shaman king, Itako no Anna Kyoyama, ahora Asakura. Esta joven tenía el cabello largo y rubio, llevaba puesto un gran manto negro sobre su cuerpo, su rostro aunque mostraba facciones severas se denotaba una gran belleza, sus ojos negros mostraban frialdad en el momento del habla. Anna tenía para ese entonces 16 años de edad. Una tímida niña de 14 años escuchaba atenta todo lo que decía la joven. Esa niña era Tamao. - ... pero como es lógico es gran rey shaman ... él necesita de alguien a su lado. Mejor dicho me necesita, Tamao... – dijo la sacerdotisa decidida.

Tamao sólo respondía moviendo su cabeza. Esa mujer siempre le había inspirado un poco de temor, a pesar de haber sido amigas de la infancia, su carácter frío y solitario la alejaba un poco de ella.

En otro lado de la habitación en la cual se encontraban, apoyado a una pared se podía ver a un joven de cabellos castaños un poco largos, sobre ellos se encontraban un par de audífonos naranjas, sus ojos se encontraban cerrados dando la impresión de estar durmiendo, pero su rostro mostraba una gran tranquilidad y sus labios tenían una ligera sonrisa... ese chico, su nombre Yoh Asakura, ahora el gran Shaman King. Tamao observaba ya por largo rato a ese chico, después de todo es él quien le quitaba el sueño en las noches.

-Entonces entiendes lo que debes hacer no Tamao? . Necesito que por tres años muestres un carácter como el mío, para que así Hannah no sospeche nada hasta el día que regresemos... – dirigiendo una mirada al bebé que yacía dormido en sus brazos.- Sólo por tres años ...

-S..si señorita Anna, ha..haré to..do lo posible, por... por parecerme a usted...- tartamudeó la pequeña – aunque ..

va a hacer difícil señorita...

Anna esbozó una diminuta sonrisa en sus labios al ver el nerviosismo de la joven.- Te lo encargo, Tamao. Sé que cuidarás a Hannah hasta el día en que Yoh y yo volvamos.- Finalizó la joven poniéndose de pie.

-S.. si señorita Anna...gracias por confiar en mí... y muchas gracias a usted joven Yoh – dijo dirigiendo una mirada a la vez que un notable sonrojo aparecía en su rostro. Haciendo una pequeña reverencia en señal de agradecimiento en la dirección en que se encontraba el joven, que al darse cuenta abrió los ojos.

-No te preocupes Tamao, mas bien... no te tomes muy a pecho el parecerte a Anna... no vayas a quedar así ... jejeje ... auuchhh – en ese momento la rubia jalo un cabello de su esposo. – Anniita es broma jejeje ...

-Calla Yoh... bien es hora de partir, Tamao, nos vemos dentro de tres años. – dijo la sacerdotisa a la niña.- Adiós.

-S..si – empezó la pelirosada ahora ya con lágrimas en los ojos. Iba a extrañarlos... eso estaba por seguro. Son sus amigos después de todo y las personas que le dieron un hogar... – Vuelvan pronto señorita Anna, Joven Yoh ... – ahora llorando, le era difícil despedirse de esa persona... sin haber confesado aún lo que sentía por ella...

-Toc...Toc...Toc – unos golpeteos la sacaron de sus recuerdos. Llamaban a la puerta. Tamao se secó las lágrimas que había dejado caer mientras soñaba despierta. La pelirosada se acercó a la puerta, miró por la rendija pero no vió a nadie...

-Quien podría ser a esta hora y con un clima tan terrible como este... – se preguntó Tamao. - ¿Quién es? – dijo con la puerta aún cerrada.

No había respuesta...

-Habrá sido un relámpago ... seguramente... – se dijo

La pelirosada se dio media vuelta cuando otro golpe se escuchó, más fuerte esta vez. Cansada, fue y abrió la puerta de par en par..

-¿¡¡ Hay alguen ahí ? – gritó. La lluvia caía ya muy fuerte, haciendo que su cabello y sus ropas se mojasen. Tamao miró y en la entrada del pórtico diviso una figura... - ¿ Quién es, que hace sin protección en un clima como este? – empezó a decir mientras se acercaba a esta figura. Cuando estuvo a pocos pasos de esa persona vió era alta, traía una capucha que cubría la mitad de su rostro, cabellos mojados junto con pequeñas gotas que caían suavemente en sus mejillas, sus ropas estaban tapadas por una capa y además traía un portafolios en una mano.

-Mi nombre es Ren Tao, es esta acaso la residencia Asakura? – preguntó identificándose un poco molesto el hombre, que había alzado un poco la capucha mostrando unos intensos ojos dorados y unos cabellos violáceos que tapaban la mitad de su rostro. Miró a la mujer esperando una respuesta. Esta estaba con los ojos abiertos y con un leve sonrojo en sus mejillas, al ver al hombre tuvo una leve sospecha de quien se trataba.

-Ren ... Tao... ¿Joven Tao? – preguntó Tamao sorprendida y reconociendo a este hombre. Su sonrojo se puso mas intenso cuando el joven acentuó su cabeza.- Soy Tamao , Tamao Tamamura... ¿me recuerda?

-Tamamura Tamao? – dijo el joven de cabellos violáceos ya que era mas que obvio que no recordaba haber escuchado ese nombre en su vida pero al observarla con detenimiento se percató de ... -espera un momento... Tú no eras la niña que cocinaba siempre en la casa de Yoh y que tenía como espíritos acompañantes a unos adefesios con pañales?

-Si joven, soy Tamao. Pero joven dígame que hace usted aquí? – dijo la pelirosada sin percatarse de que todavía estaban bajo la lluvia que cada vez era más fuerte y parecía no tener fin. – Oh disculpe – dijo ya dándose cuenta de la lluvia – Mejor pasemos a dentro, no se vaya a enfermar- Señalo Tamao indicando al hombre para que la siguiera hacia la casa. El joven sólo descanso su rostro ya que desde hace un buen rato lo tenía tenso a causa de estar empapado. Luego siguió a la pelirosada.

Ya adentro Tamao trajo una toalla y haciendo una reverencia se la entregó al hombre. Ren cogió la toalla y empezó a secarse el cabello. Cuando se quitó la capucha, Tamao pudo observarlo mejor. Ya no era aquel adolescente de 16 años obsesionado con ser el rey shaman, ahora veía frente a ella a un hombre de rasgos maduros, cuyos cabellos estaban algo largos, sus ojos dorados eran rasgados dado a su nacionalidad china... se le veía realmente apuesto con el cabello mojado cayendo sobre sus ojos. Todo ese tiempo estuvo mirándolo, él por su parte se dio cuenta de la insistente mirada, pero no dijo nada. Al terminar de secarse, la joven le ofreció una yukata para que se cambiase, el chico sólo tomó la prenda se dirigió hacia una habitación.. (ya había estado antes en aquel lugar por ende ya lo conocía) para poder cambiarse. Tamao se dirigió a la cocina y puso agua a hervir. En unos momentos escuchó pasos, fue hasta la sala y encontró al joven Tao sentado en un cojín. Tamao se acercó hacia él.

-Disculpe.. – preguntó timidamente, ya que conocía el carácter de este hombre- se le ofrece algo de tomar ... talvez algo caliente? ... – terminó sonriendo muy levemente

Ren la miró – Leche, estará bien – dijo para luego voltear su mirada. Tamao hizo una reverencia y fue a traer un poco de leche. Cogió un vaso, sirvió un poco de leche caliente y se volvió a la sala.

-Aquí tiene, joven Tao.- Tamao le entregó el vaso. – Dígame, ¿qué lo trae por aquí? – preguntó la pelirosada viendo como el joven bebía del vaso de leche.

-Vine por la reunión.-respondió Ren terminando de beber .- Hace tres años prometimos reunirnos de nuevo para esta fecha.- dijo Ren mirando a la mujer.- Se supone que todos estaríamos aquí...

Tamao lo miró por un momento - ¿Reunión? – dijo , acaso tendría que ver con el retorno del joven Yoh y la señorita Anna que iba hacerle día de mañana... – Entonces joven, usted también estaba enterado de que el joven Yoh regresaría de su viaje el día de mañana... – terminó de decir Tamao.

-Así es, sólo que viajé a la cuidad por cuestion de negocios y decidí venir hacia acá con un día de anticipación, pero debido al clima llegué más tarde de lo que esperaba.- Ren dijo mirando a un punto fijo en el centro de la mesa.- ¿Por cierto... – empezó a decir Ren, aún sin mirar a la jove.

-Sí, ellos regresaran mañana, Hannah también lo hará mañana junto con el señor Ryu, debido a la lluvia no pudieron regresar de su búsqueda... – dijo la pelirosa al recordar a aquel niño motivo de sus lágrimas no hace momento atrás...

-Hannah ..? – dijo confundido Ren

-Sí... joven Ren- dijo la chica, ya que Ren Tao no estaba enterado de que Yoh había tenido un hijo, a la vez que no estaba enterado del favor que se le había encargado a la pelirosada.- Hannah es mi hijo... – sonrió un poco Tamao, ruborizándose levemente.

-Ah...- dijo sin darle importancia a lo que dijo. Afuera, el clima empeoró, no sólo había ahora lluvia, sino que relámpagos acompañaban esa noche. Tamao se angustió un poco, ya que recordó que a Hannah le asustaban los relápagos. Ren se dio cuenta de aquel semblante, pero no preguntó, al fin y al cabo no era de su incumbencia.

-Bueno..- dijo la joven cambiando de semblante y atrayendo la atención del joven de cabellos violáceos.- será mejor que descanse joven, mañana será un día particularmente largo, con su permiso que descanse, me retiró.- la pelirosada se levantó del lugar y empezó a subir las escaleras.

Ren se quedó un momento pensando para luego levantarse e irse también a dormir, no sin antes susurrar para sí – no puedo creer que me atrasé tanto tiempo...ya tiene un hijo.- diciendo esto, se dirigió a una de las muchas habitaciones disponibles en la pensión que él ya conocía muy bien.

Fin capítulo 1

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Please no me maten es el priemr fic que escribo dejen reviewsss pelase...