Recalco que los personajes no me pertenecen, solo doy uso a mi descarriada imaginación. Jejeje gracias nn.

Encuentro

Era de mañana, la lluvia del día anterior había dejado grandes charcos en el suelo del jardín, dentro de la pensión Asakura el ambiente era tranquilo. Tamao Tamamura, la ahora encargada del lugar, se encontraba levantada y en la cocina preparando el desayuno, tanto como para ella como para su huésped.

Realmente, la joven se había levantado muy temprano esa mañana, en su niñez hubiera sido algo muy común pero ahora ya se había acostumbrado (por el papel que debía cumplir) a levantarse tarde y eran apenas las 6.

Aparte ella pensó que en ese día no quería perderse ningún detalle en particular, ya que sería demasiado cansado, talvez el día más agotador para ella.

-Mmmm… ahh son las 6 de la mañana- dijo bostezando la pelirosada mientras colocaba una tetera a hervir- Supongo que Hannah y Ryu regresarán en unas horas…. – habló Tamao a la vez que recordaba que ninguno de los dos era del tipo madrugador, luego calló un momento…- hoy será el día,…el día que deberé de dejar de prentender, pobre Hannah, quisiera…saber si nuestra relación cambiará, me o…dia…rá?- al decir esto la joven se entristeció dejando caer una solitaria lágrima sobre su mejilla.

Ella no quería que ese niño de cabello la odiase. Habían pasado por tanto que en caso de que él cambiara para con ella, sería un gran sufrimiento para su corazón pero, sería su castigo por lo que le había echo…-Ojalá… que nada cambie…nada.

-Buenos Días…- se escuchó decir a alguien. Tamao que se encontraba tan metida en sus pensamientos que de la impresión dejó caer una taza que tenía en las manos…

-Dios… que torpe, Joven Tao Buenos Días, ¿Durmió bien? – a pesar del pequeño incidente Tamao sonrió un poco mientras se agachaba para recoger los pedazos de la infortunada taza.

El joven sólo la observaba.- Sí…- respondió. Ella siempre ha sido así, nerviosa, tímida… hasta cierto punto cobarde.- Su carácter no ha cambiado en nada…- pensó Tao. Pero sí que Tamao había cambiado, su exterior ya no mostraba aquella niña frágil, débil y diminuta.

Ahora era una joven mujer agraciada en todo aspecto y con una impresionante belleza.- No digo que no haya sido bella antes…- Un sonrojo repentino surgió en su rostro.- Bah, que estoy pensando.- se reprochó a sí mismo en voz alta, lo suficiente alta como para ser escuchado por la pelirosa, movió levemente su cabeza mientras alejaba aquel pensamiento de su mente.

-¿Pasa algo joven?- Preguntó Tamao al haber escuchado al chino.

-No… nada este… ¿qué haces tan temprano despierta?- Contestó Ren mientras se sentaba en la mesa que había en medio de la pequeña cocina.

Tamao, que había ya terminado de recoger y botar los pedazos, o miró y dijo.- Bueno, el día de hoy tengo un huésped en la pensión y es mi deber como encargada de la pensión Asakura el atenderlo joven Tao. Haciendo una reverencia y finalizando Tamao con una sonrisa. Tao sólo volteó su mirada hacia una ventana cerca de ahí. Un leve sonrojo se hacia presente pero sus cabellos violáceos lo tapaban. Al momento que recordaba algo, preguntó.

-Hoy tu hijo vendrá ¿no es así?- preguntó con más que curiosidad el joven de ojos dorados, aún sin mirarla.

Cambiando su semblante a uno un poco oscuro la pelirosada contestó que probablemente llegarían en unas cuantas horas. Hoy se acabaría la farsa, tantas cosas se dirían este día que la chica no podía evitar ponerse triste. Cuando sintió que le comenzaban a arder los ojos volteó su cabeza fingiendo que buscaba algo.

Ren volvió a darse cuenta del cambio de actitud de Tamao. Mirándola, Ren sólo suspiró y sin quererlo…-¿y tu esposo? – lo dijo! Lo que había estado pensando desde la noche anterior!. Ren se sonrojó de sobremanera y frunció el ceño.

Tamao lo observó un momento analizando bien la pregunta. Ya se la habían echo antes, después de todo cómo una joven de apenas 17 años pueda tener un hijo de 3… no era lógico. Ella había dicho que a los 14 la comprometieron con un joven no muy mayor a ella, con el cual tuvo a Hannah, y que luego este joven la abandonó ni bien tuvo al niño. Pero aún así, este cuento no era muy bien oído ni visto por los vecinos de su entorno. Ni ella esperaba contárselo a este joven porque de antemano algo le decía que este joven no era ningún tonto y no se iba a creer lo que ella le dijera. Sólo sonrió tiernamente y cerrando sus ojos volteó su rostro hacia la dirección del joven.

-No tengo ninguno joven jeje , sólo somos en esta pensión Hannah, el señor Ryu y su servidora.- Dicho esto Tamao volteó su mirada y volvió a fingir que buscaba o hacía algo. Todo por sólo evitar la mirada de ese joven de cabellos violáceos que todavía sentía como la observaban por detrás.

Ren no insistió más, se sentía satisfecho con lo que había escuchado. Realmente no le interesaba saber el paradero del esposo, si es que lo había claro, luego pensó con ironía.- Con un hijo y sin esposo quien te cuide…jeje… espera un momento… ¡¿Dijo que Ryu está acá?...no… nooo... no creo que ese individuo… le haya echo algo a esta mujer- La sola idea de que existiera alguna relación entre la pelirosada y el hombre del extravagante estilo de cabello le resultaba al chico… asquerosa. Ren inmediatamente desechó esa idea, le estaba quitando el hambre. Sin más que decir, se levantó de su asiento y comenzaba a retirarse. Tamao al escuchar sus pasos, volteó.

-Es verdad joven Tao, ¿Qué hace usted a esta hora despierto?- Preguntó la pelirosa mirando directamente a los ojos dorados del joven proveniente de la china. Tao al sentirse observado por esos ojos rosa oscuro, se sintió mareado. Ya había olvidado lo hermosos que eran. La joven le miró extrañada al no recibir más que una mirada como respuesta.- Discúlpeme joven Tao, no soy nadie para cuestionar sus acciones.- Se disculpó apenada haciendo una reverencia en señal de disculpa, pensando que había cometido una imprudencia al preguntarle por las acciones de su ahora huésped.- Más bien. ¿No le gustaría desayunar? – Preguntó la joven con una sonrisa en sus labios y un sonrojo en su rostro.

El joven de cabellos violáceos le sorprendió levemente la forma en que esta chica confundía las cosas.- No, me levanté temprano a entrenar. Que esté en este lugar, no me impide continuar mi rutina de ejercicios.- Dijo Tao.- Además… estoy despierto desde antes que tú…- dijo y vio que la pelirosa intensificaba su sonrojo. Eso le gustó.- Voy a cambiarme de ropa- Dijo el chino mientras salía de la habitación y dejaba a Tamao aún con la pregunta del desayuno.

La pelirosada se sintió más tranquila.- Está bien joven.- hizo una reverencia mientras se iba Ren.

Tamao sólo relajo su rostro, el estar sonriendo ya se le había echo cansado. Tiempo que no sonreía, ni se sonrojaba como lo había echo ahora. Esto de tomar un papel en frente del niño rubio y personalizar otro frente al joven Tao era cansado. Ella misma se caracteriza como una moneda de dos caras. Nunca en su vida le había gustado mentir y por tres años lo había estado haciendo, sólo por agradar a ese joven de cabellos castaños.

Mientras tanto en una habitación del segundo piso, Ren Tao, después de asearse y vestirse, observaba una pequeña caja negra que sostenía en una mano. La observaba con detenimiento, esta cajita tenía grabados de flores en colores pasteles en una esquina, era de forma un poco redondeada en las esquinas y tenía un broche plateado que aseguraba que la caja no se abriese. Con una mirada vacía observaba esa caja…para que la había traído pensaba, con que motivo en especial había dejado que su hermana se la diera. Ni él mismo entendía. Sólo sintió que debía traerla consigo, talvez como amuleto de buena suerte para los negocios, quien sabe.

-¡¡¡¡¡¡MAMAAÁ YA REGRESAAMOOSS! .- un fuerte gritó se escuchó resonar en toda la casa. Tao al escuchar se tapó los oídos, había sido un grito demasiado chillón y se denotaba algo infantil en el tono de voz, por lógica pertenecente a un niño…- Un niño…- empezó a decir Ren. Luego como si hubiese un incendio en el cuarto, corrió hacia la entrada de la casa y una escena algo extraña captó su mirada.

Tamao estaba con los brazos cruzados, con una expresión severa en su rostro y mirando directamente a un niño rubio pequeño vestido con un overol azul claro. El niño mostraba una tímida sonrisa a Tamao.

-Hannah, que te dije acerca de gritar en la casa.- dijo Tamao sin cambiar su mirada, mostrando una actitud fría hacia aquel niño. Cosa que sorprendió al joven de cabello violáceos.

-Jejeje, sí lo sé mamá, pero estaba emocionado. Quería… QUIEN ES ÉL? .- dijo Hannah fijando su atención y señalando a Ren Tao. Que había permanecido callado todo ese rato.

-Hannah… no es correcta apuntar con el dedo a las personas.- lo corrigió Tamao, sin cambiar ni su tono de voz frío ni su semblante seco.- Él es el Joven Ren Tao y es uno de lo …

-REN TAOO… TÚ ERES UNO DE LOS GUERREROS LEGENDARIOS NO ES ASI? .- gritó emocionado, el niñito rubio. Tan pequeñito, apenas 3 años de edad y ya tenía un timbre de voz lo suficientemente fuerte para desquilibrar a una persona. – no es así? No es así? .- se acercó Hannah hacia Ren para poder observarlo mejor.

Ren se quedó mirando al niño. Es este acaso el hijo de Tamao?. Esa era la única interrogante en la cabeza del chico. Además aquella actitud, aquella mirada que vió en la pelirosada. No era para nada común en ella. A aquella muchacha que no hace poco mostraba un sonrojo y una tierna sonrisa, ahora tenía una actitud fría, distante, como si no tuviese sentimientos… ya había visto esa imagen, ese porte de indiferencia, muy parecido al de aquella … itako.

Tao sintió la inquietante mirada del niñito rubio, así que se agachó para poder quedar un poco a su altura, pero fue difícil ya que el rubio era demasiado chiquito (Véase un poco más alto que Manta). Quedando a su altura, Ren se fijó en los ojos del pequeño y vió que ellos estabas brillosos. Suspiró un poco y miró a la mujer que estaba detrás Hannah.- Cómo es posible que este sea su hijo, no veo ningún parecido con…- volvió a mirar al niño. Ablandó su rostro y mostró una leve sonrisa, después de todo este niño era hijo de aquella mujer.

-Sí, así es.

Ni bien terminó de hablar es escuchó un fuerte.- SIIIIIIIIIIII.- gritó el niño, pero calló inmediatamente.- Jejeje lo siento mamá.- rió el Hannah, ya que su madre le había lanzado una mirada fulminante.- Esto es increíble, uno menos verdad tío Ryu? .- dijo el niño dirigiendo su mirada al hombre que acababa de entrar en la casa.

Ren observó al hombre y una sonrisa irónica le apareció en el rostro.- Pero mira quien está aquí…- dijo sin quitar la sonrisa y con el tono de voz un poco arrogante.

-Pero si eres tú Ren.- respondío el hombre. Su porte era impresionante, era alto, más alto que el chino. Llevaba puesta una playera blanca y unos jeans azules, portaba unos lentes oscuros, además una extravagante barba y peinado acompañaban el look tipo elvis del hombre.- Qué alegría verte otra vez.- dijo Ryu mientras acercaba una mano hacia el joven el cual la estrechó.

-Tíoo, Tíoo, Él es uno de los guerreros legendarios.- apareció diciendo eso Hannah. Ryu lo miró y dijo…

-Exacto Joven Maestro.- sonrió para luego mirar a Tao.- Dime Ren, ¿Cuándo llegaste a la pensión?

Soltando la mano de su amigo, Ren le respondió.- Llegué anoche.

-Pero anoche… con la lluvia que hizo?. Vayaa jaja tenías ganas de volver no es así Ren.- Río el hombre del peinado extravagante. Ren frunció el ceño y volteaba la mirada apenado ya que su amigo había dicho algo cierto. Es verdad, él quería volver. El viaje de negocios sólo era excusa, lo que realmente quería era encontrarse con esas personas que hace 3 años no veía. Pero su orgullo no permitiría mostrarse feliz de volver a verlos.

Su amigo lo conocía bien y tomó esa actitud como una "sí". Luego se fijó en la mujer que todavía estaba parada un lado de ellos.- Señorita Tamao, Buenos Días.- saludó el hombre a la joven.

Esta sólo asintió la cabeza en respuesta y dio media vuelta diciendo que iba a preparar el desayuno. A Ren le llamó la atención (otra vez) la actitud de la joven. No entendía lo que en ese momento pasaba.

-Lo hace bien ¿no?- dijo Ryu al ver que el chico se había quedado observando a la joven.

-¿Qué cosa? – dijo Ren al no entender lo que decía su amigo.

-Todo a su tiempo. Pronto entenderás.- Dijo el hombre mientras mira en la dirección por la que se había ido la chica.

El joven de cabellos violáceos se quedo observándolo cuando sintió que algo le jalaba el pantalón. Dirigió su mirada para saber que era y se encontró con unos ojos negros llenos de entusiasmo y vitalidad. Era Hannah.

-Es verdad, Ren. Él es Hannah Asakura, mi joven Maestro.- habló Ryu mientras que Hannah soltaba el pantalón de Ren ya que había cumplido su objetivo. Llamar la atención del joven Tao.

-Hannah … Asakura… ASAKURA?.- repitió mentalmente Tao. Ese apellido… pertenecía al de su amigo Yoh, a Yoh Asakura, se dijo mientras trataba de analizar lo que había escuchado.- Imposible… el apellido, pero…- empezó.- Noo… o será acaso que él sea el padre de este niño, será él el … esposo de…ella?.- una sonrisa irónica apareció en su rostro.- imposible, si ese sujeto hubiera echo algo, aquella sacerdotisa lo hubiera matado.- pensando eso, el joven chino se tranquilizó un poco. Odiaba sentirse confundido. Era así como se encontraba ahora, primero la actitud de la joven pelirosada, ahora este niño y su apellido. Junto con las palabras de su amigo acerca de que todo se iba a aclarar, no lo ayudaban a tranquilizarse.

-Hola!.- se escuchó decir al pequeño. Pero no obtuvo respuesta.- Oye, es verdad que eres tan poderoso como mi Tío me estuvo diciendo? - soltó de repente Hannah.

Ren lo miró.- Qué atrevido, llamarme de tú….- pensó Tao.- No quisieras comprobarlo, pequeño?.- dijo el joven de cabello violáceos sabiendo que provocaría al niño.

Hannah obvió el comentario de pequeño y se le iluminó el rostro. Justo cuando iba a responder, la aparición de Tamao lo hizo calmarse.

-Eso sería interesante.- comentó Tamao.- Hannah.- llamó ella, el niño rubio la miró.- ¿no quisieras enfrentarte con este hombre?

-Claro que.. que Sí mamá.- dijo Hannah emocionadísimo.

-Bien… pero eso será el día en que te hagas más fuerte. Con las capacidades que tienes ahora no eres contrincante para él. Tienes que volverte fuerte, Hannah. Sino no serás nunca un verdadero Shaman.- dijo esto.

Ren la miró sorprendido.- Un shaman… este niño?.- dijo todavía sin creer lo que había oído.

-Un shaman en entrenamiento.- habló Ryu colocando una mano en la cabeza del niño.- El joven Maestro, esta aprendiendo a usar sus poderes.- dijo y Hannah lo miró un poco triste.

-Pero, yo puedo enfrentarlo… ¿verdad que sí?- suscitó Hannah.

-Claro joven maestro, pero…-mirando a Tamao.- hoy no creo que sea conveniente. Además su madre ha dicho que no.

Grave error, a Hannah se le había olvidado ese detalle. Su madre siempre había sido estricta con él. Siempre lo hacía entrenar con el motivo de hacerse fuerte. Siempre diciéndole que se haga un hombre. Hannah, quería mucho a su madre por eso. Ella quería que se volviese un hombre, le tenía un gran respeto. Pero también un poco de miedo, ya que podía (Tamao) ser demasiado ruda en cuestión de entrenamientos.

-Esta bien…- dijo derrotado y bajando su mirada…- Pero… te prometo que algún día me haré lo suficiente fuerte para poder derrotarte.- dirigiendo una mirada desafiante pero con un poco de inocencia hacia Ren Tao.

-Como quieras, pequeño.- Rió Tao. La insolencia del niño le causaba risa al joven de cabellos violáceos.

Tamao observaba esta escena y para sus adentro reía de la actitud tan fresca que tomaba "su hijo" con el joven chino. Realmente le hubiera gustado poder abrazar al niño rubio cuando llegó, poder decirle lo preocupada que estaba por él… pero debía cumplir su rol hasta el final. Había notado las miradas extrañadas que el joven Tao había echo con respecto su actitud. Ya pronto se terminará se dijo así mima.

-Es hora de desayunar.- dijo la pelirosada dándose media vuelta, yéndose. Todos en la habitación la miraron y la siguieron.

La casa se había "llenado" de ruido. El pequeño niño, Hannah acosaba prácticamente a Ren Tao con preguntas acerca de… bueno todo. De su vida, sus entrenamientos, de su papel de la Shaman Fight, todo. Hasta le mencionó aquel beso que le había dado ese espíritu llamado SHAMASH para poder revivirlo cuando fue herido de muerte en una pelea. Claro que este comentario hizo que el chino se pusiera más que rojo, dirigiendo a la vez una mirada asesina al hombre alto de cabello extravagante, quien había sido el que le contara todo al niñito rubio. El hombre, Ryu se estremeció con la mirada, entendía que debía callar al niño para que dejara en paz al chino, que con su rostro más normal explicaba (de muy mala gana) lo que había sucedido en ese entonces.

En otro lado de la pensión (segundo piso), una desanimada Tamao colocaba un gran libro en un estante viejo. El sonido de la puerta principal cerrarse le indicó que alguien había entrado en la pensión.

Bajó al primer piso y lo primero que captó su vista la dejó anonadada. Un hombre alto, de tez blanca, con un cabello alborotado y largo de color azul pero con raíces negras pero con una cinta que no permitía que todo el cabello que se fuese al rostro… su rostro, era un hombre atractivo con ojos color negro. Vestía pantalones holgados azul marino y una camiseta blanca junto con un chaleco también azul con motivos tradicionales de una parte de Japón.

El hombre se dio cuenta de la presencia de Tamao, alzó su brazo en señal de saludo mientras que en su rostro una cálida sonrisa se mostraba.- Hola Tamao… tanto tiempo sin verte.-dijo el todavía sin presentar joven.

-Pero… si es usted… joven Horo Horo…- habló con dificultad la pelirosada. El joven peliazul la miró complacido… todavía lo recordaba.

-HORO- HOROOOOO!- un fuerte gripo seguido por constantes pasos de escuchó venir en la dirección en las que se encontraba el mencionado.

Tamao miró como un agitado Hannah bajada las escaleras y se "lanzaba" al encuentro del recién llegado.

-ESCUCHÉ BIEN? HORO HOROO?' OTRO DE LOS GUERREROS LEGENDARIOS?- dijo sin aliento el niño rubio mientras examinaba al joven peliazul. Otros pasos se escucharon, eran de Ryu y Ren.

-Pero Horo Horo, qué sorpresa (aunque no tanta), viniste temprano.- dijo el hombre de cabellera negra extravagante. El peliazul se acercó a saludar a su amigo, estrechando una mano.

-Hola que bueno verte Ryu.-dijo Horo Horo sonriente.

-Ja, pudiste llegar cerebro de pájaro (nota: no soy buena en insultos uu).-dijo el chino en tono de arrogancia hacia el recién llegado. Quien no se molestó, para su sorpresa, sonrió ante lo que había dicho el joven de cabellos violáceos.

-A mi también me da gusto verte, Ren.- dijo y se acercó a saludar a su amigo tendiéndole una mano. Este alzó una ceja, era raro que su amigo no le contestara el "insulto", estrechó la mano que tenía adelante.- alias Tiburoncillo… jeje.-Río Horo Horo, esta bien… le contesto el "saludo" que antes Ren le había echo.

-Y este niño, ¿quién es?- preguntó el peliazul al ver que Hannah se había aferrado fuerte a su brazo. El niño rubio dirigió su mirada a los ojos negros de Horo Horo y sonrió con más ganas.

-Su nombre es Hannah, es mi hijo.- Sorprendiendo al hombre peliazul, Tamao habló tomando suavemente a Hannah del brazo de Horo Horo.

-Tu hijo..? Cuándo..?.- tartamudeó, mientras que en su cerebro procesaba la información que acababa de recibir. No era posible pensó.

-Eso no tiene importancia para usted, joven Horokeu.- Dijo Tamao mietras volvía a su postura indiferente pero con la diferencia de que traía a Hannah en los brazos.- Hannah, él es Horokeu Usui, es también uno de los guerreros legendarios.- le indicó al niño, que parecía un bebé en los brazos de la pelirosada…

-Horo Horo esta bien.- este acercándose un poco hacia Tamao y el niño.- Tu nombre entonces es Hannah ¿no?

-Sí, soy Hannah Asakura…-respondió este un poco calmado, ya que su madre estaba a su lado. No era apropiado exaltarse si ella estaba cerca.

-Asa..Asakura…?.-repitió Horo Horo, Ren lo miró y comprobó que su amigo estaba sorprendido al igual que él cuando escuchó el apellido del pequeño…

-Señor Horo Horo…-dijo tímidamente Hannah. El chino se sorprendió.-y A este por que si lo trata con respeto…- pensó. El aludido, Horo Horo miró al niño en brazos de Tamao. Esta por la cercanía en que estaba del peliazul retrocedió un poco.

-Dime, Hannah.-respondió este.

-Po..podría hacerle unas preguntas.. con respecto a usted.- dijo el niño, mientras le pedía a su madre que lo dejase en el suelo.

-Creo… creo no hay problema en eso.- Sonrió animado Horo mientras que miraba a Tamao dejar al niño de sus brazos.- vaya… sigue igual de hermosa...-pensó.

-BIENNNN.- gritó Hannah, sin estar junto a su madre, podría comportarse con más libertad. Luego la miró sabiendo que esta estaría molesta, pero la pelirosada se encontraba mirando al vacío. Hannah le extrañó eso en su madre, pero volvió su mente hacia las preguntas que le haría al joven peliazul, mientras que su mirada brillaba intensamente y una risita escapaba de sus labios.

-No sabes en lo que te has metido.- susurró Ren lo suficiente como para que su amigo lo escuchara. Una sonrisa satisfactoria apareció en su rostro con sólo pensar en lo que el pequeño "engendro" rubio le preguntaría a Horo.

Hannah tomó del brazo al peliazul y se lo llevó consigo a otra habitación, de su boca ya empezaban a salir preguntas. La cara del joven de cabello azul sólo había una sonrisa un poco forzada… Ryu se fue con ellos, antes dirigió una señal de respeto a Tamao, la cual salió de su trance y permitió que fuera con ellos.

Sólo Ren había notado el momento que la pelirosada se había puesto ida. Los dos se quedaron solos en ese rato. La pelirosada había vuelto a poner una mirada fría, pero luego fijó su atención a Ren y ablandó su ver. Se hizo un silencio que

-¿Qué es lo que pasa aquí?.- habló por fin Tao, con el tono frío, cortante que tanto lo había caracterizado en su niñez.

Tamao se sorprendió, pensó que nunca más iba a escuchar aquel tono en su voz…- Aqué se refiere Joven Tao?- dijo la chica.

-No me pueden engañar fácilmente, algo está pasando en este lugar. No será de gran importancia para mí… pero, tus actitudes hacia ese niño… a tu hijo, son muy extrañas… ¿una madre se porta tan fríamente con su hijo? O es que están ocultando algo, el apellido de ese niño, por ejemplo… su apariencia, no es nada parecida a la suya. Dime además, por que el repentino cambio de actitud frente a mí y luego hacia el niño… ese niño, Hannah no es tuyo...- más que pregunta parecía que Tao estaba dictaminando algo.

A la pelirosada sintió cómo se le caía la careta que había estado portando. Sonrió por lo bajo y lo miró con unos ojos sin vida que ni el mismo Ren pudo evitar mirar…- Hannah es mi hijo joven Tao.-dijo la joven con un tono un poco bajo.- Lo demás son sólo suposiciones suyas, con su permiso…- Tamao giró y se fue.

Tao no quedó satisfecho con lo que había escuchado. Muy dentro de su mente el quería oírla decir que no era suyo, que lo que el creía era verdad, que el apellido sólo es una coincidencia y que el padre de su hijo no era Yoh Asakura, como el chino suponía.Tao la iba a seguir cuando…

-Hola Ren, ¿cómo has estado? Jejeje.-se oyó decir a alguien y un golpe cerrando la puerta indicaba la presencia de una persona en la entrada de la pensión Asakura.

Ren quedó en shock, esa voz lo saludaba, tan fresca, era una voz que él conocía muy bien, que le traía tranquilidad el sólo oírla, esa risa… No era posible. El joven de cabellos violáceos giró poco a poco su cabeza, sus pensamientos quedaron en blanco… y la sorpresa invadió su rostro. Frente a él estaba…

-Yoh…

Bueno terminé el segundo capítulo, ojalá sea de su agrado. Nn dejen reviews por favor jejeje . Pronto pondré cosas referente a la pareja Ren x Tamao pero de a poquitos, jijiji.

Muchas gracias a aquellos que leyeron el primer cap y les haya gustado nn