Holas! Aquí les escribo el quinto capitulito de mi fic, aunque debo confesar que estoy con un poco de falta de inspiración, cansancio y que fácil y escribo mal algunas palabras pero ya que xu… ya empecé algo así que lo termino…algún día u.u jeje en fin I hope you enjoy whit this …. Jajaja chaufisss
Descubrimientos
Ojos y cabellos verdes, mirada cuyo ángel piadoso y labios en sonrisa serena. Lyserg Diethel, shaman con el don de la radiestesia proveniente de Inglaterra, estaba en ese momento en la pensión de los Asakura.
-Hola Ren como has estado…- se escuchó decir al joven de cabellos verdes.
El shaman chino se mostró algo sorprendido, sonriendo se acercó al de mirada tranquila. Lo saludó, fijando su vista en una insignia que traía en la solapa de su chaqueta.
-Dime tú como has estado…detective Lyserg Diehtel..- dijo esbozando una irónica pero sincera sonrisa en sus labios. El mencionado rió un poco y colocando su mano sobre la insignia, se la sacó.
-Que vergüenza…-rió Lyserg.- Habré olvidado sacármela.- Sonriendo, se acercó a la joven de cabellos largos y rosas que había estado en silencio observando la escena.-Hola… pero no nos han presentado todavía…Lyserg Diethel.- dijo este cogiendo y besando una mano de la joven de ojos rosas. La cual se sonrojó un poco ante la acción del joven peliverde.
-Tamao Tamamura…- dijo lentamente esta sin dejar de sonreír y sin apartar la mirada de su mano en la del joven. Lyserg miró directamente sus ojos rosas por un momento… eran hermosos y profundos.
-Mucho gusto…Tamao.- habló al fin soltando la mano de la chica, la cual automáticamente la cogió entre la que tenía libre y la aprisionó contra su pecho en señal de vergüenza. Todo esto no pasó por alto ante el chico de cabellos violáceos, que miraba con el ceño fruncido la escena. Ryu notó el semblante con el cual estaba su amigo proveniente de china y sonrió para sí, empezaba a entender algo que por mucho tiempo había quedado en duda…
-Pero si es Lyserg, que gusto verte..!- muchas cabeza voltearon hacia el origen de la voz. Un jovial Horo Horo bajaba las escaleras y se acercaba en pos de saludar al recién llegado. Este alegre también, sonrió al chico de cabellos azules. En el pasado, estos dos hombres había tenido unas cuantas diferencias pero ahora todo era diferente, si querer se conviertieron en muy buenos amigos.
-Horo, es un gusto para mí el verte.- dijo riendo el de cabellos verdes.
-Si, claro. ¿Cómo te ha ido dime…?
-Ahí… bien…yo…
-Bien? Si ahora Lyserg se ha convertido en todo un detective… que no te de pena decirlo, son cosas como para enorgullecerse querido Lyserg.- un animado Ryu interrumpió la conversación, Lyserg apenado sólo cerraba sus ojos y reía un poco más.
-Con que detective eh? Muy bien entonces! –Habló el peliazul tomando por el cuello al chico de ojos verdes y dándole un amistoso coscorrón en la cabeza. Tamao al ver al chico del norte portándose así, como un niño, no pudo evitar soltar una risita y mostrar un leve sonrojo. Ambos jóvenes reían, Ryu los acompañaba en el jolgorio, sólo Ren permanecía apartado de todo eso. ÉL sólo se limitaba a observar con sus brazos cruzados pero, no podía esconder ese semblante de alegría que se manifestaba. Esto fue notado por la pelirosa que se sonrojó aún más pero, de risa.- El joven…Ren debería ser más sincero…esta haciendo muecas…jejeje.-se decía al observar al joven chino que trataba de mantener su rostro serio ocasionándole mostrar ciertas muecas….todo esto era muy gracioso, al menos para ella.
-En fin…Lyserg, ¿Cuánto tiempo te vas a quedar?.-Preguntó Horo, soltando al chico.
Arreglándose algunos cabellos.- No lo sé, pensaba ver a Yoh y luego marcharme para Inglaterra -contestó tranquilamente.
-Vaya…-manifestó tristemente Horo.- entonces será una visita corta…
-Así es…-dijo.
-Dis..discúlpeme Joven…- dulce voz fue oía llamando la atención de todos, Ren, inclusive fijó su vista en la pelirosa que hablaba con temeridad.
-¿Si, Tamao? – dijo suavemente Lyserg y sonriendo dulcemente.
-¿Porqué…bueno, porque no se queda más tiempo? Después de todo esta es una pensión…hay suficiente…espacio.- dijo la joven mirando al suelo y con tono de nerviosismo. Era la primera vez que le hablaba a este hombre, sabía que era una persona amable y bondadosa. Eso le fue contado por Yoh. Pero, nunca había tratado con ella.
-Cierto, Cierto.- ahora hablando Ryu que tomaba la maleta que había traído consigo Lyserg. Este miraba como el hombre alto del cabello negro subía por las escaleras.
-Esta vez no te salvas, Lyserg. Ryu esta decidido en que te quedes… dijo riendo el ainu.- Por mí esta bien…tu que dices Ren?.- mirando a su amigo que estaba en silencio.
-La última palabra la tiene Yoh, es su casa…pero por mí haz lo que quieras.-dijo el joven chino sin mirar a los dos hombres.
-Ya escuchaste, te quedas.- finalizó el peliazul.
-Esta bien.-dijo suspirando pero sonriente el chico de cabello verde.- Por cierto…¿dónde está Yoh, ya debería esta aquí?
-Si, el joven Yoh llegó el día de ayer, joven Lyserg. Pero lamentablemente salió en la mañana junto con la señorita Anna y con su hijo.-habló la pelirosada, esbozando tierna sonrisa al hablar del niño.
-A ya veo…, espera…dijiste un hijo? .-dijo Lyserg, colocando cara de asombro. Lo último que esperaba saber era que Yoh había tenido descendencia…le resultaba extraño, más aún conociendo a la prometida de este.
-Así joven Diethel.- aseguró Tamao.
-Ya te contará Yoh cuando regrese.- dijo Horo Horo colocando una mano en su nuca. No pretendía ser él quien le dijese al inglés todo el asunto del hijo de Yoh…el tal Hannah.
-Más bien…Joven, debe tener hambre. ¿No gusta que le sirva algo de beber o de comer?- dijo la chica, cuyo rostro sólo se veía amabilidad y dulzura mezclada con sencillez y servicio.
-Eres muy amable pero, así esta bien. Muchas gracias, Tamao.- devolviéndole sorprendente sonrisa, que hizo ruborizar a la pelirosa, Lyserg se negó.
-Está bien, joven Lyserg. Sólo dígame si necesita algo.- Ruborizándose, Tamao dio media vuelta y se dirigió a la cocina. El joven de cabellos verdes la observó hasta que no fue más vista. Ojos dorados y negro observaron el comportamiento de la chica y del inglés. Ambos ojos mostraban una característica muy similar: celos.
La tarde pasó tranquilamente y cuando anocheció todavía no había rastro de la familia Asakura. Habían tardado mucho, se les extrañaba. En la pensión el ambiente era agradable, los cuatro hombres se reunieron en la sala y comenzaron a hablar de cómo habían vivido desde la última vez que se vieron. Con gratas sorpresas, todos descubrieron que habían esperado este día con muchas ansias. Sólo faltaban tres integrantes para completar el grupo: Manta, Chocolove y el mismo Yoh Asakura.
-El joven Manta está de viaje de negocios, es probable que no vuelva hasta fin de mes.-mencionó Tamao mientras servía tazas de té y leche a los ocupantes de la pensión.
-Es una lástima…yo quería saber si había crecido el enanin jejeje.- rió alegremente Horo Horo.
Tamao se molestó un poco con el comentario del ainu, no le gustaba que ridiculizaran a las personas. Ella sabía muy bien como se sentía eso y por eso no aprobaba lo dicho por el peliazul.
-Pues yo esperaba que te hubiera crecido la inteligencia…eso si antes tenías.
Muchas risas se escucharon. Ren había sido el autor de lo mencionado, el ainu se molestó por lo dicho de su amigo pero le molestó más al ver a la joven dueña de sus ojos, reíse libremente de eso.
-Cállate tiburón, tu no has cambiado nada, sigues igual de amargado…
-No habré cambiado, pero al menos no he empeorado como otros.- dijo con mirada maliciosa viendo directamente a los ojos negros del shaman del norte.
-Ya, ya, basta. No quiero que cuando Don Yoh vuelva encuentre el lugar destrozado por culpa de ustedes dos.- habló Ryu a notar una venita de cólera en el ainu, deteniéndolo a la vez para evitar que se abalanzara contra el chino.
-Ya verás, picudito…cuando estemos solos…-masculló por lo bajo Horo Horo.
-Cuando quieras, de todas formas perderás.- dijo el gran Ren Tao con la clásica arrogancia que lo caracteriza.
-Vamos muchachos, no ven que hay una dama aquí con nosotros.-indicó Lyserg refiriéndose a Tamao.
-Joven Lyserg…-esta se ruborizó dado a que el shaman peliverde le sonrió con dulzura.
Tanto el peliazul como del de cabellos violáceos se miraron con enojo, luego se fijaron en la pelirosada que seguía con el rubor pero que sonreía nerviosamente. Suspiraron resignadamente y se calmaron. Ryu se rió complacido.
-Déjalos pelear, los buenos amigos siempre pelean jejeje.
-A TI QUIEN TE PREGUNTÓ? ……. Yoh? -gritaron al unísono Horo Horo y Len Tao a la persona que había hablado que para su sorpresa era su amigo el pacifista, Asakura Yoh.
-jijiji hola chicos?- dijo alegremente el trigueño.
-Don Yoh! Qué felicidad pero, ¿porqué tardó tanto y donde está Doña Anna? – preguntó el hombre del exagerado cabello.
-El paseo estaba tan bonito que perdimos la noción del tiempo jejeje.- rió. Fijando su atención a un joven de cabellos verdes- Oh, Lyserg, que bueno que estes aquí con nosotros. n.n – acercándose al chico de los ojos verdes y sentándose a su lado.
-Es bueno verte a ti también Yoh.- sonrió el chico con amabilidad.
-Yoh…
Volteando su mirar, el shaman king posó sus ojos en la itako que yacía en la puerta parada y con un bulto en brazos. Su mirada era indiferente al nuevo huésped aún así hizo una pequeña señal de respeto. Lo que sostenía en sus brazos era el pequeño Hannah, que dormía cómodamente. La mujer rubia lo tenía muy bien sujetado a ella.
-Anna, jeje Hannah sigue dormido?- inquirió el esposo mirando a la mujer del semblante frío.
-Si, lo llevaré a su cuarto Yoh.-diciendo este se dio media vuelta y se retiró.
Los cinco hombres presentes vieron irse a la itako. Lyserg Diethel, tenía curiosidad con respecto a la criatura que llevaba la sacerdotisa en brazos. Preguntó al hombre castaño y este se sonrojo con profundidad.
-Mi hijo…jijijij .- dijo avergonzado este.
Para el inglés fue una sorpresa tremenda. No se le había sido comunicada la noticia. Pese a su asombro, felicitó al rey shaman e insistió en conocerlo por la mañana. Tamao sonrió, el joven Lyserg se mostraba muy entusiasmado con la idea de Hannah… si tan sólo estuviese enterado de todo lo que había pasado antes de su visita.
-Y dime Tamao, tu tienes hijos? – preguntó repentinamente a Tamao el hombre de cabellos verdes.
Sonrojada, Tamao rió nerviosamente… como decirle al joven, que por tres hermosos años tuvo un hijo.- No..no joven Lyserg, no tengo ninguno.-dijo ella bajando un poco su ver.
-Ah ya veo…- habló muy tranquilamente y sonriendo con ternura.- Serías muy buena madre. Ryu me ha contado sobre tus dotes culinarios y lo hacendosa que eres. Además…que eres muy linda.- Esto último lo dijo apoyando su mentón en su mono, que la tenía sobre la mesa de manera seductora.
Dos miradas incrédulas junto con otras dos sumamente sorprendidas, observaron al inglés. Que parecía muy ocupado en ver a la joven rosa. Esta estaba sonrojada a más no poder, fijó sus ojos en los demás hombre que estaban en su entorno y muchos de ellos estaban como en blanco.
Su mirada rosa pasó por el castaño, que reía con gracia por lo dicho del joven, pasó por los ojos de Ryu que estaban sorprendidos, los ojos negros oscuros del joven Usui estaban en blanco y tenía la boca abierta… más el semblante que más le llamó la atención fue el del joven chino. La miraba con indiferencia, ojos dorados sin vida, no sabía decir con certeza si estaba molesto o si no le interesaba en realidad… pero al resto si le llamó la atención lo dicho por el inglés.
-Si es verdad jejeje, Tamao sería una estupenda madre.-habló el castaño posando sus ojos oscuros en Tamao, sonriendo con dulzura. Esa sonrisa, para ella, valía mucho y todo.
-Me largo a dormir.- molestó y con dureza se oyó a Tao. Se paró y con su ver ensombrecido pasó de largo a Tamao que estaba cerca de la puerta y subió por las escaleras en silencio….
-Y a ese…que le pasa? – preguntó Horo saliendo de su trance.
Yoh se limitó a reir, conocía muy bien el carácter de su amigo y sabía con cierta exactitud lo que tenía. La pelirosada, se sentía confusa…porque el joven Ren se había marchado tan de mal carácter, fue algo que echa dijo o …
-Bueno, ya es hora de que vayamos a dormir no lo cree Don Yoh?.-habló Ryu parándose y siguiendo por la puerta donde hace unos segundos atrás se había ido el chino.
-Esta bien, Ryu.- dijo el castaño shaman.- Lyserg, te quedarás verdad? Podremos hacer una fiesta el día de mañana..- alegremente el hombre le habló al shaman de cabello verde.
Con amabilidad el inglés le respondió que se quedaría hasta cuanto le sea permitido. Le agradaba pasar rato con el joven de tranquila mirada, a él le debía mucho: la vida, una nueva oportunidad y una nuevo dogma para vivir… todo gracias a la bondad de su persona… y aunque sonara muy obvio de su parte, tenía otro motivo por el cual quedarse…
Desde que llegó pudo percibir el la mujer rosa un aura de ternura y bondad muy bello. Lo maravilló por completo, y además, ver la hermosura de la muchacha, lo entusiasmó más. En Londres, ninguna mujer le llamó la atención, estaba muy ocupado realizando su sueño y el de su padre como para "perder" el tiempo en cosas sin sentido alguno. Nunca pensó que al venir a Japón… lo primero que cruzaría por su mente era poseer a aquella belleza de cabellos rosas.
-Entonces…hasta mañana.
En las penumbras de la habitación, un joven violáceo maldecía en chino al recién llegado. Que diablos estaría pensando Lyserg al hablarle de esa forma…- decía en su mente. Sus ojos dorados mostraban rabia esperando desatarse…había pasado mucho tiempo y aunque había aprendido a controlarse, le era imposible ahora evitar la idea de destrozar algún árbol o desatar su energía con la primera persona que viera…
-Por que no esta ahora Chocolove…- dijo irónicamente Ren mientras se le cruzaba la idea de golpear sólo por "diversión" a su amigo el moreno.
Con un brazo apoyado en su frente, mirando al techo, con el torso desnudo y con sus pantalones clásicos chinos, sentía que la soledad lo embargaba… que estupidez… ya estaba acostumbrado… porque ahora era de extrañarse eso. Unos golpeteos en su puerta lo obligaron a regresar a la realidad. No sentía deseos de levantarse y no lo hizo…
Pero, los toques de su puerta no cesaron. Con molestia se levantó del futón, sin cubrir su pecho, no le interesaba, fue y abrir la puerta. Más una voz lo detuvo justo en la manija.
-Joven…Ren…¿se encuentra usted bien?
Tan delicada, tan suave… como podía hacer que su nombre sonara tan armonioso…Demonios, que rayos estoy pensando- Cogiéndose la cabeza con una mano se reprochó.
-Joven Ren?.- Otra vez, que insistente…esta preocupada acaso?
-Que.-al fin respondió el chino si abrir la puerta. Sólo estando a tan corta distancia de la manija.
-Se encuentra usted bien, joven? – preguntó la chica, estaba preocupada.
No hubo respuesta. Que decirle a la mujer, que se sentía enfadado por la repentina confianza que el shaman había tenido con ella? Ya tenía suficiente con lo que escuchó el otro día decir a Horo Horo…ahora esto.
-Joven?
-Maldita sea…sólo vete…-empezó a hablar pero sin emitir sonido, su mente le decía a ella que desapareciera pero, muy en su interior no era lo realmente quería.
Lentamente fue girando la perilla, abrió la puerta lo suficiente como para que el delgado cuerpo de la pelirosa pasara. Ella lo hizo, la oscuridad del cuarto la intrigó…-Joven Ren, que le pasó allá abajo?-empezó a dialogar la joven.
Sin mirarla.- Estaba cansado…- No tenía porque explicar sus acciones, pero ver esa expresión en el rostro de la joven lo obligaba.
-Cansado?...
-Sí.
Silencio. La chica lo observó y notó que no traía puesta una camisa. Se ruborizó al ver el torso bien formado del joven chino, a la luz de la luna y junto a la oscuridad de la habitación, hacían al de por si apuesto Ren Tao, irresistible.
El calor no abandonaba su rostro y a pesar de que no la veía el chico sintió un cambio en el ambiente.
Dirigiendo su mirada dorada a la rosa de ella el joven comprobó lo que hace mucho tiempo su razón trató de evadir… era muy hermosa. Su piel blanca pálida, sus labios carmesí, sus bellos ojos rosas y el largo cabello del mismo color…parecía una bella visión para sus ojos. Estúpido calor en su rostro, maldito rubro que se mostraba haciendo evidente sus pensamientos y… deseos.
-Me preocupé por usted.-habló con serenidad y desviando su mirada del cuerpo del chino.-Pensé que lo había ofendido con algo…
Silencio…
-No..., tú no hiciste nada…
-Seguro joven? Entonces …
-Olvida lo sucedido…, estaba cansado.
-Está bien..-dijo la joven, quien aún no estaba convencida pero, al menos tranquila de que el joven de cabellos violáceos no estuviera enfadado con ella.- Bueno joven Ren, me retiro , que descanse…- haciendo una reverencia se dispuso a salir de la habitación.
-Sí…hasta mañana.-dijo el chino todavía con el rubor y observándola irse.
Cuando la puerta se cerró, el joven de ojos dorados se fue directamente al futón, cerrando sus ojos suspiró pesadamente y sonrió en la oscuridad. Sin saber, que al lado de la puerta un hombre peliazul había escuchado la conversación. Y aunque al principio no quería notarlo, se dio cuenta de que lo que había temido tiempo atrás se estaba realizando…
-No debo perder tiempo, Tamao, serás mi esposa y de nadie más.- dijo yéndose a su habitación el apuesto ainu de cabellos azulados.- No me importa si debo competir una vez más contigo….Ren.
FIN DEL CAPITULO
Terminé y disculpen por la demora XD, es que tenía exámens y toda la cosa jejeje. Muchas gracias a aquellas personas que leen mis capitulitos y espero que les guste este nuevo episodio de su novela………… blah blah jejeje en fin gracias y chaufissss n.n
