Los personajes no me pertenecen ni el anime en el que esta basado mi fic. Disculpen si no respondo review al final pero agradezco y baso lo que ustedes me dicen para crear mis historias. Muchas gracias, este fic tiene para rato y espero que les guste…, por eso si pueden dejen su correo para contestarles personalmente .Chaufiss n.n
Después de la lluvia…
-Ufff, quien diría que anoche llovió.-desde una ventana del segundo piso, un hombre alto y trigueño observaba las calles empapadas por una repentina pero pasada lluvia.- Al menos no hubo truenos..jiji
El cuarto en el cual se encontraba estaba ocupado por dos personas más. Una mujer joven estaba sentada en una cama de sábanas blancas, con sólo un camisón de tiras de color marfil.
Pese a su apariencia despierta, sus ojos entreabiertos mostraban que la joven rubia todavía se encontraba en el mundo de los sueño más un repentino movimiento a su lado la hizo despertarse y girar la cabeza.
Un tierno niño rubio dormía cómodamente al lado de la itako. Acurrucado entre las sábanas, un despeinado Hannah Asakura se encontraba.
-Jeje durmió muy bien, no Anna?.-dijo el shaman mientras con lentos pasos se dirigía a la cama. Una vez ahí se sentó en ella y se apoyó lo suficiente como para poder ver al niño dormir.
-Tiene tu expresión despreocupada…inclusive cuando duerme…-habló por fin la mujer rubia, colocándose en posición recostada.
-Jejeje, tu lo crees?.-dijo riendo muy bajito el joven hombre para no despertar al pequeño.- Pero nos ha demostrado una madurez muy digna de ti, Anna?.-señalando más que lo obvio, el trigueño miró a su esposa.
-Qué esperabas…- sin mucha emoción la itako de largos cabellos rubios habló. Con una mano, Yoh, apartó algunos que caían sobre sus mejillas. La mujer no se inmutó por el contacto.
-Jiji, es verdad.- con los ojos entrecerrados el shaman se acercó para darle un beso, cuando sintió que el pequeño bulto que estaba al medio de los dos provocaba movimiento.
Poco a poco, el joven descendiente de los Asakura comenzó a despertarse. Abriendo lentamente sus ojos, observó la imagen de su padre sonriente al frente de él. Devolviéndole la sonrisa, bostezó y se levantó con torpeza.
-Buenos…Ahhh Días…-el niño no sabía donde estaba. Miró las blancas sabanas que lo cubrían y luego a los dos individuos que se encontraban con él…-Dormí…aquí…?-dijo muy despierto y girando su cabeza a las dos personas, que lo observaban con unas sonrisas en sus labios. Inclusa la itako sonreía, había extrañado a la criatura que dio vida.
-Así es.-hablando el padre, Yoh extendió sus brazos y cargó al niño. Traía puesto un largo polo blanco en su pequeño cuerpo, lo posó en sus rodillas y comenzó a jugar con sus cabellos rubios como la madre.
Anna miraba la escena, un perplejo Hannah junto con un hombre que se le asemejaba en cerebro, pero muy bondadoso y alegre, Yoh. Parecía que nunca se hubiesen marchado. En una tarde recuperaron el tiempo perdido de tres largos años.
El pequeño Hannah había aceptado con gran madurez, no propia de su corta edad, los repentinos sucesos que habían echo variar su mundo. Una especial conexión había surgido con apenas unas miradas, ese lazo que era compartido por los tres miembros, era algo que sólo la naturaleza podría comprender.
En otra estancia de la pensión, recorría una calma propia de una mañana fuera de lluvia. Los habitantes fueron despertándose poco a poco. Por hoy, Tamao, la pelirosa, decidió no levantarse como habituaba siempre.
Ella estaba en su habitación, acostaba en su cama. Disfrutando de la suavidad de su almohada y escuchando el sonido que emitía los cascabeles de su ventana, que se movían a la brisa que entraba discretamente por ella.
-Mmm, será mejor despertarme…-dijo la chica, colocando una mano en su frente y abriendo sus ojos rosas poco a poco. Sus cabellos largos rosas se encontraban en una trenza que caía a un lado de la almohada.
Se levantó lentamente y cambió su ropa de dormir por una blusa de mangas cortas blancas y sus clásicos pantalones negros. Peinó su cabello y lo dejó suelto esta vez…
Bajó las escaleras con cuidado, creyendo que nadie estaría despierto, a pesar de que no era muy tarde. Eran apenas las 7 de la mañana. Yendo en dirección a la cocina en pos de preparar el desayuno, Tamao encontró en la mesa tres botellas vacías de leche.
Supuso quien las había bebido y dejado allí, sonrió un poco dado a que no esperaba que el joven Ren se hubiese despertado temprano.- Pero porque dudar eso, él siempre ha sido una persona madrugadora…- pensó la joven recogiendo y botando los frascos del blanco líquido.
Ahora se disponía a preparar el desayuno, vio como a medida que pasaba los minutos, los demás ocupantes de la pensión bajaban. Primero fue el Señor Ryu, que bajó con los jeans y la camiseta blanca puestos, su cabello peinado de la forma usual y con los ahora novedosos, lentes oscuros.
Luego bajaron los esposos Asakura junto con Hannah, que saludó alegremente a Tamao abrazándola por el cuello. Gesto que fue muy bien recibido por la mujer. Vaya cambio e tan sólo unos días, todavía la quería.
Pero, algo llamó la atención de la pelirosa. El joven peliazul todavía no bajaba. Al igual que el chino no hacía su aparición..
-Que extraño…-murmuró la joven para sí.
-Que pasa Tamao? – preguntó el shaman de cabellos castaños al oír a la mujer.
-Bueno joven, es que… aún no bajan ni el Joven Ren ni el Joven Horokeu…-habló con lentitud la mujer.
-Es verdad…Lyserg tampoco no ha bajado…-dijo Yoh acotando la falta de su amigo.- Seguramente seguirán dormidos…jejeje
-No creas que yo tengo esa manía…Yoh
Una persona acompañada por otra, hizo su aparición en la pequeña cocina. Era el joven Diethel quien había hablado con calma, el otro hombre era el shaman de hielo, Usui que venía con una cara de sueño impresionante.
-Lyserg…Ahhh me obligó a bajar…-dijo aún con sueño el ainu.
-Lo siento.-se disculpó el peliverde.- sino fuera porque escuché pasos en las escaleras no te despertaban.-dijo con delicada sonrisa, luego viendo a las personas sentadas.- No creí que todos hubieran despertado…Buenos Días.- cordialmente, saludó el shaman inglés.
-Buenos Días…-en unísono contestaron los saludados.
-Si…si buenos días.-saludó con un poco de mal humor en su voz el ainu. Sus ojos negros pasaron por todos los demás que siguieron desayunando, hasta que se detuvieron el la mujer de cabellos rosas. Tan hermosa…
La chica notó que la estaban observando pero sólo se limitó a sonreírle en respuesta.
Los ojos del shaman de cabellos verdes también se habían fijado en la mujer desde que entro al cuarto, más otra persona llamó su atención en ese momento. Un pequeño niño rubio se embutía un tazón de arroz "salvajemente"…
-Yoh… él es tu hijo- su voz suave resonó en la habitación y un silencio se provocó involuntariamente. El mencionado alzó su cabeza, aún con el tazón cerca de su cara, sus ojos negros brillantes se abrieron de par en par y…
-! ERES TAMBIÉN OTRO DE LOS LEGUERROS LEGENDARIOS! .-su pequeña boca repleta de arroz soltó un grita que hizo que todos se taparan sus oídos…
Luego de que se cayó, Yoh habló.- Lyserg…te presento a Hannah. Hannah, él es Lyserg Diethel y viene de Inglaterra.
El niño tan pronto escuchó el nombre, de un salto bajo de la mesa y se acercó a él. Sus pasos temblorosos no indicaban que era un pequeño que forzara semejante grito. Más, el shaman era de buen corazón y se agachó para poder observar al niño rubio.
-Mucho gusto, Hannah.-dijo Lyserg, acercando una mano al infante. El cual presurosa la tomó y riendo dijo:
-Mucho gusto!.- sin gritar pero con cierta energía, su voz alegre hizo sonreír al resto de ocupantes del cuarto.
-Están despiertos…-otra voz fue escuchada, ahora proveniente del Joven shaman de china.
-Muy buenos día, joven Ren…-saludó la pelirosa con una sonrisa en sus labios y con un rubor leve en sus mejillas.
-Buenos dias…-respondió Ren sin verla y sentándose en donde pudo.
-Que bueno que nos acompañes, Ren.- habló el shaman despreocupado del largo cabello castaño. A su lado una rubia itako miraba al inglés sosteniendo a su hijo en brazos.
-Tuve que hacer temprano…-dijo cogiendo un tazón de arroz de los que había en la mesa y mirando de reojo a la pelirosa que le ofrecía desayuno al joven de cabellos verdes.
Al otro extremo de la mesa, el shaman del norte le miraba atentamente. Ya no había dudas en su mente, anoche, aclaró lo que en su adolescencia tanto había temido. Que su mejor amigo, sintiera deseos por la misma persona a la cual el decía amar.
Ese pensamiento le era de desagrado y le llenaba a la vez de tristeza, porque en sí no había razón para molestarse. La joven de ojos rosas no era todavía nada suyo…para que molestarse…
-Dígame, en que especializa usted! .Y su espíritu acompañante? Es verdad que fue uno de los X-Laws? Que lo hizo salir de ese grupo?
Después del desayuno hubo una ronda de interrogamientos por parte del niño llamado Hannah. Lyserg Diethel, audaz detective le sorprendió la "terquedad" que poseía el pequeño, aunque con gusto contestó todo lo preguntado.
Tamao que estaba con ellos sólo se limitaba a sonreír y en agradecer en señas al joven de cabellos verdes las molestias por las que ocasionaba Hannah. Este le devolvía la sonrisa, pero cambiada. Había en ella más que un significado: ternura, dulzura…cosas que la muchacha no pudo interpretar debido a su inocente mentalidad.
Ren, el shaman de ojos dorados y cabellos violáceos miraba siempre de reojo y con el ceño fruncido la escena tan particular que tenía al frente. Dos personas y un niño…parecían una familia.- Estupideces…-se dijo a sí mismo para calmar los sentimientos negativos que florecían en su interior.
-Joven Ren…no quiere algo de beber.-preguntó la joven parada y frente a él.- Es que voy a traer té para el joven Lyserg y quería saber…si…se le…ofrecía algo.-dijo sonrojándose un poco.
El shaman de los ojos inexpresivos miró a la mujer.- No deseo nada…-dijo con frialdad que pasó sin hacerse notar por la mujer.
-Oh, esta bien, permiso.-dijo está y se retiró a traer lo encomendado.
Ren la vio irse y cerró de nuevo sus ojos. Lyserg, que todavía conversaba con el niño rubio, notó la indiferencia que había tratado a la mujer que estaba empezando a considerar.
Una vez terminada su conversación con Hannah, el shaman inglés se acercó a un lado de Ren Tao.
-Te pasa algo..Ren?.-preguntó calmadamente el joven.
-No me pasa nada…Lyserg.- con igual calma pero con en un tono que denotada fastido, el joven de cabellos violáceos contestó.
-Te pasa algo…-reiteró su amigo el inglés con su mirada fija a la pequeña laguna del patio.
Hubo un silencio incómodo. Como decirle el motivo de su enojo a joven de carácter amable. No debía, ni quería hacerlo, ya le era suficiente problema el soportar...todo.
-Ren, dime que tienes…-volvió a hablar el shaman de cabellos y mirada verdusca.
-Quien me obliga.-fue lo único que contestó el shaman de dura mirada. Fastidiado por la insistencia del hombre.
Al acompañante no le gustó la respuesta pero conocía el carácter de su amigo, así que suspiró.- Sabía que responderías algo así…
Era imposible sacarle una respuesta positiva o al menos sacarle algo, al shaman de ojos color ámbar.
-Esta bien…si no quieres hablar, tan sólo hazme un favor.- habló el inglés sin mirar a Tao.
-Favor…?.-respondió el chino.
-No quiero que mires con esos ojos a Tamao…-dicho esto se levantó y se dispuso a irse.
Pasos tranquilos se escuchaban, desaparecían poco a poco por el pasillo, dejando a un Ren Tao sorprendido y aún más molesto por lo dicho. Quien se creía él como para ordenarle algo…eso enfurecía al chino.
-Oh y el joven Lyserg?
Su voz, su dulce voz…lo sacaba de sus pensamientos y de su enojo.
-Se marchó...-contestó el chino con la vista perdida en ella.
-Oh…bueno…
El clima era muy bueno, el sol comenzaba a salir y secaba los grandes charcos de agua que había dejado la lluvia del día de ayer. La pequeña laguna se veía reluciente a comparación de los charcos.
Sentados sin dirigirse la mirada, ambos ahí solos, con sólo unos escasos centímetros de distancia…
-Joven Ren…-la doncella de ojos rosas, de manera tranquila y temerosa le hablaba, haciéndolo a él estremecerse. Desde cuando empezó a sentirse así…
Un sonido de su garganta le indicaba que podía seguir hablando. La chica se notaba nerviosa, el shaman chino podía percibir el miedo…que ironía, el lo infundía es lógico que lo sintiera.
-Yo…quería, preguntarle…-hablaba con nerviosismo y dificultad para expresarse.- Yo…
-Quieres salir?
-Qué? .-sorprendiéndola de golpe y ocasionándole un fuerte sonrojo, Tamao no creía lo que había escuchado.
-No lo voy a repetir…-repitió sin mirarla, pero con claro rubor en las mejillas y con el ceño fruncido.
-Bueno...yo.-comenzó mirando sus manos cruzadas puestas en su regazo. Luego mirándolo y con el rojo permaneciente en su cara, una sonriente Tamao aceptó gustosa.
-Bien…-terminó parándose y ofreciéndole una mano a la mujer.
La joven titubeó en tomar la mano, pero lo hizo muy avergonzada, después de todo que tenía de malo…
Pero, justo cuando se disponían a salir, un grito muy conocido por los dos detuvo su paso. En la puerta principal se hallaba una persona…
-ADÓNDE LLEVAS A MI MADRE TAMAO!
Un pequeño Hannah estaba ahí, con los brazos cruzados y una expresión molesta en su rostro. Rápidamente corrió y apartó ambas manos que habían permanecido sujetas. Abrazando las rodillas de Tamao, el niño rubio no estaba dispuesto a dejarla a ir con ese sujeto.
-Hannah? Qué pasa…?.-habló sorprendida la pelirosada, a la vez que mirada al pequeño aferrado a ella.
-No quiero que te vayas con este…sujeto…-dijo el niño mirando con ojos "suplicantes" a la chica.
-Sujeto…quien se cree este mocoso al tratarme de esa forma tan despectiva….- Pensó con molestia Tao a la vez que arqueaba una ceja y se fijaba en el rubio.
-Pero…Hannah… sólo vamos a …-habló la chica pero fue interrumpido por la criatura.
-YO VOY CON USTEDES.- gritó el niño, pareciese que estuviese encaprichado…-o endemoniado.- se dijo a sí mismo el shaman de ojos color oro.
Tamao miró a su acompañante y trató de sonrier…acaso le estaba pidiendo permiso para traerlo…-Joven…?
Ren entendió y a pesar de que no quería llevar al hijo de los Asakura, no podía negarse ante la petición sin habla de la mujer de largo cabello rosa.- Que haga lo que quiera…sólo que no moleste.
Diciendo eso, adelantó unos pasos y se fue caminando por delante de los dos. La muchacha sonrió y el niño se encontraba más que feliz…-una parte del plan está funcionando…jejej.- pensó para sí el pequeño rubio…
-Entonces…vamos Hannah?.-dijo Tamao ofreciendo una mano amigable al infante.
-Siiii!.-contestó alegremente el niño y fueron rápidamente a alcanzar al chino que caminaba maldiciendo por lo bajo.
-Me lleva el diablo…
FIN del capitulo
Terminé otro capítulito (aplausos) jejeje bueno he adelantado este porque en lo que resta de la semana no voy a escribir porque tengo exámenes finales jejeje. En fin, muchas gracias por leer la historia y dejar review, aprecio eso bastante jeje. PROMETO que ya no voy a alargarla más y ya comenzaré con lo romántico…es ke tengo muchas ideass y….no les voy a decir jijiji.
Muchas gracias por los buenos deseos a ShAd3s.Darkness, jeje haré todo lo posible n.n por no fallar.
Espero que les siga gustando lo que hago y si gustan, lo seguiré haciendo. GRACIAS CHAUFISSS.
