Aclarando
La tarde pasó así como vino, velozmente. El sol se ocultaba en el horizonte de la ciudad de Funbari. La noche se avecinaba, era tiempo de volver a la pensión.
Hannah caminaba cabizbajo, se sentía mal consigo mismo. No había cumplido con lo acordado con el señor Horo Horo. Tristeza se reflejaba en su rostro al ver a su Tamao-okasaan sonreírle a ese hombre que la miraba con discreción pero sin devolverle la sonrisa.
-Yo se lo prometí…- se repetía constantemente el niño rubio. Su pena no era percibida por la joven de cabellos rosas, era mejor así.- Le prometí que ella no se acercaría al shaman, pero…pero he faltado a mi promesa, y todo por irme a jugar…señor Horo Horo …lo siento - pensaba Hannah.
La mujer de ojos rosas caminaba tranquila, la compañía del joven Ren le era agradable. Ese silencio que los envolvía en el recorrido le hubiese molestado en un pasado, pero la naturaleza del joven es así.
Los primeros faroles comenzaron a encenderse.- Se ha hecho tarde…-dijo la joven observando las luces y al cielo que empezaba a oscurecerse.
-Apurémonos.- le dijo el shaman de ojos dorados viendo a la mujer que volteaba a ver al niño.
-Hannah, que haces ahí? Vamos.-dijo sonriendo Tamao, se acercó al niño y con cuidado le tomó la mano. Así pudo sentir lo fría que estaba.-Hannah?
Colocó una mano en su frente, revisando si tenía fiebre. No había. Le observó la carita y notó en ella una falta de ánimo que nunca había mostrado.
El niño alzó sus ojos oscuros y miró a la muchacha, estaba preocupada. Le sonrió.- No pasa nada, okassan.- terminó en un susurro.- sólo estoy…cansado.
Tamao lo miraba preocupada, en eso ve como el niño rubio se eleva del suelo y unos brazos lo alzan hasta sentarlo entre su cuello.-Joven Ren…
-Si estás cansado, sólo demorarás…-decía el chino sujetando las piernas del niño a ambos lados de su cabeza.- Está comenzando a llover…- dijo mirando al cielo que se ennegrecía más de lo normal.
Hannah había mostrado un ligero rubor por "culpa" de la "amabilidad" de ese sujeto. Pese que no le odiaba ni caía mal, lo dicho por la persona que admiraba simplemente no dejaban sus pensamientos tranquilos.
Pero, si hacía eso por un niño…-No puede ser tan malo.-pensó el niño sujetándose con más confianza del joven shaman proveniente de china.
Siguieron caminando, Tamao observaba el rostro del joven de cabello violeta. Tan serio, tan orgulloso…inclusive con un niño tan lleno de vida que llevaba sobre sus hombros y alborotaba su cabello. No pudo evitar reír de vez en cuando, en especial cuando el Joven le llamaba la atención al pequeño para que dejara de hacer eso pero, este por supuesto que se negaba.
Aún así…no lo bajaba.
Cuando llegaron a la pensión Asakura, todos los habitantes los estaban esperando en la sala. Habían tardado y aunque le costase demostrarlo, Anna Asakura estaba preocupada por su hijo. Y más aún con la ya lluvia que hacía.
-¿Y que tal les fue en su paseo?.- un sonriente Yoh Asakura les abrió la puerta del recibidor. Atrás de él estaba la itako mirándolos…con odio era poco decirlo pero, fijo sus negros ojos en lo que traía en los hombros el shaman chino.
-Anna-okasaan, no te molestes.- dijo sonriendo el niño rubio.
-Si supieras, estaba echando fuego, jejeje – habló con igual sonrisa tomando a su hijo y bajándolo.
La sacerdotisa se acercó al pequeño y lo cargó contra su pecho. Dirigió una mirada a los presentes y se retiró a la sala donde los esperaban el resto de los huéspedes.
-Está molesta…je- también mirando a Tamao y a Ren, el rey shaman siguió a su esposa.
-Será mejor ir también.- dijo Ren empezando a caminar pero una mano lo sujeto de la muñeca. Una sonrojada Tamao no lo miraba, sólo lo tomaba del principio de la mano.
Ren se sonrojó ante el tacto.
-Muchas…gra…gracias por el paseo Joven.- comenzó a hablar tímidamente la muchacha.-Discúlpeme si Hannah le causó…molestias…-dijo mirándolo a los dorados ojos.
El shaman estaba rojo de vergüenza, apenado a más no poder. Suavemente tomó la mano de la mujer y la apartó con delicadeza.
Volteándose para evitarle la mirada, evitar que ella viera su sonrojo, evitar hacer algo que podría no ser merecido.
-No fue nada…-susurró bajo pero con la claridad suficiente para ser escuchado por la pelirosa.
-Lo disfruté…
El chico giró su cabeza para verla. ¿Le había agradado estar con él? - ¿Qué…
La joven de dulce mirada le dedico una amable sonrisa y un sonrosado en sus mejillas.- Espero que se repita, joven Ren.- dijo empezando a caminar en dirección a la sala.
Cuando hubo ya desaparecido, el joven de cabello violáceo sonrió al vació y sin falta de aliento habló.- Yo también…
Un bullicio se escuchaba en la habitación donde estaban reunidos los shamanes de la casa. Ryu conversando animadamente con Lyserg, quien bebía un vaso de lo que parecía ser agua.
A comparación de Horo que convencía de tomar sake a un Yoh que miraba con ojos de piedad a su esposa. En cambio ella permanecía en silencio, dedicándose únicamente a cuidar del bulto en sus brazos. Que por lo cierto miraba muy divertido a su padre.
-Verdad que es genial?- dijo mirando a su madre. Muy animado estaba el pequeño Hannah, que se estaba ajustando a la idea de que su padre fuera el gran shaman king.
Anna miró a su esposo tomar un poco del sake ofrecido por el shaman del norte, y al instante poniéndose rojo.- Así es.-murmuró a su hijo.
-¿Es muy fuerte verdad, mamá?
La mujer posó sus ojos en los de su hijo. Era igual a su padre, ablandó su expresión y le mostró una cariñosa y leve sonrisa.-Tu padre es invencible, Hannah.
El niño sonrió ampliamente y se acomodó más en el pecho de su madre, para quedarse dormido.- Okasaan también, es muy fuerte…puedo sentirlo…-dijo entre bostezos y entrando al mundo del dios Morfeo.
Anna se sonrojó un poco y sostuvo con cuidado a su hijo, esperando que algún día este niño superara en fuerza al gran rey de los shamanes.
Tamao Tamamura estaba en silencio ante tanto alboroto provocado por joven Yoh y un ainu cantando alegremente. Vió con diversión la expresión de la señorita Anna, que miraba a su esposo con el ceño fruncido y roja de vergüenza.
Rió para sus adentros. Luego posó sus ojos en el delicado en apariencia, el detective Lyserg Diethel. Hablando tranquilamente con el hombre del exagerado cabello que al parecer le estaba comentando una gran noticia ya que no dejaba de mover las manos y sonreír ampliamente mientras que el peliverde le devolvía una nerviosa sonrisa.
Como siempre, posó sus rosas ojos en la figura que yacía en silencio al igual que ella a un lado de la ventana. Así siempre había sido: solitario.
Ante la mirada verde del detective, Tamao se levantó de su asiento y fue a acompañar al shaman de china. Posándose a su lado y sonriéndole con tanta dulzura, que hacía que el inglés se consumiera en celos.
¿Qué había pasado en la tarde que salieron? ¿Qué pudo haber pasado para que se desarrollara una confianza como la que sus ojos veía? ¿Por qué es que Ren, no la manda de vuelta a su asiento? …
-Soy un detective ja…y no puedo llegar a una conclusión tan obvia como es esa…-Pensó viendo a su amigo de ojos dorados mirar de reojo a la chica.- Ren, pensé que simplemente no te agradaba Tamao…pero me equivoco. Te simpatiza…y demasiado.- dijo en su mente a la vez que veía de su vaso de agua.
-Lyserg, esa mirada no te sienta bien.
La voz de la persona con la que había estado conversando lo sacó de sus pensamientos y aparentando estar tranquilo, miró a su acompañante- De que me hablas, Ryu?
El shaman de la espada de madera lo miro por encima de sus anteojos negros.- A mi no me engañas, pero…- dijo sonriente.- no creo que puedas hacer nada.-terminó posando su vista en Tamao hablando con el joven de fría mirada.
El inglés lo miró un momento, su amigo sabía más de lo que aparentaba. Fijó sus verdes ojos en el chino, notó la forma de mirar a la pelirosa. No era odio, tampoco era de incomodidad o antipatía…ni de un gusto pasajero.
-A Ren le agrada Tamao.-dijo al fin lo que tanto temía escuchar. Ryu se acomodó sus anteojos.
-¿Cómo sabes eso?-inquirió el peliverde, la curiosidad y el deseo de desmentir lo dicho por su amigo.
-Es cuestión…de observar. Sus palabras, sus acciones, esos pequeños gestos que son imperceptibles a la vista. Tú como buen detective deberías haberlo notado ya.- habló sonriendo el del exagerado cabello.
El joven de cabello verde miró sus puños, los cuales desde que la mujer había entrado al cuarto los tenía apretados. Poco a poco fue relajando sus manos y con aire vencido en su rostro, miró al shaman.
-Lo noté, Ryu- respondió el inglés.- Tan sólo esperaba que fuesen falsas percepciones, equivocadas intuiciones, hasta un error de mi vista pero…-dijo con una triste sonrisa en su rostro.- Si hubiese llegado antes…
-Es mejor así.-cortó su amigo al desesperanzado shaman.- Eres un buena persona Lyserg. Pero es mejor dejarlo todo como está.- habló sonriendo y dando unos toques en el hombro del chico de cabello verde.
El chico suspiró y le devolvió la sonrisa. Sus ojos estaban un poco opacos, volvió a mirar al shaman. Un impacto lo recibió. El gran Ren Tao le sonreía con calidez a la mujer de cabello rosa. Ese hombre tan sombrío, tan frío…y ella, le correspondía la sonrisa.
-Acaso no es tierno verlo así jejeje.- habló entre risas el alto hombre. Lyserg esbozó una mueca.
-Ren Tao…tierno? Jajaja.-comenzó a reír.
Pronto sus risas atrajeron la atención del resto de personas, que los miraban en pregunta. Pronto tranquilizaron sus risas y una pregunta surgió de los labios de inglés.
-¿Tamao le corresponde?
Callando un momento, el hombre se puso a analizar lo preguntado. Nuevamente un sonrisa apareció en sus labios.- Esa muchacha a pesar de todo lo que ha pasado es todavía muy ingenua…
-Entonces, la va ver muy difícil…-dijo tranquilamente el shaman de la radiestesia. Pese que aún no le agradaba la idea…y el hecho de dejar de pelear por un amor inalcanzable…Ren simplemente era el más apto.-pero aún así…es el más quedado…
-Jajaja.-río Ryu dando unas palmadas en la espalda de Lyserg- Pero como te dije es mejor que así sea. Él debe de ser cuidadoso, sino podría abrir una herida que creo que nunca ha cerrado…
-Una herida?-habló intrigado.
Ryu observaba a la muchacha llevar de la muñeca al shaman para luego sentarlo a un lado de ella en la sala. Con sumo agrado observó lo sonrojado que se encontraba el rostro del shaman de china y la hermosa sonrisa amable que le dedicaba la jovencita.
- Las heridas que deja el primer amor, Lyserg.-dijo con tristeza el hombre de negra cabellera.- Y los retazos que deja un corazón roto…
-El primer amor…y la decepción…-comentó el shaman inglés observando al par de jóvenes conversar. Luego fijó su vista en Yoh y en su esposa, el shaman se había acercado a la itako y se había sentado a su lado a contemplar a su hijo. Al hijo de ambos.- Yoh…
-Veo que no es necesario explicarte, me alegro que sea así.-dijo Ryu.-Sólo espero que Ren no le haga daño, sé que no lo hará.-dijo con firmeza lo último.- Pese a que es un idiota…jajajaja
El joven hizo una mueca en sus labios. Más si aún no se había rendido, no quería competir…no es su estilo.- La competencia se la dejo a los desesperados y obsesivos…además…-pensó.- Esas sonrisas tan llenas de dulzura que le muestra, no se comparan a las que me dio a mí…
Suspirando pesadamente.-Le deseo suerte…
Si bien se encontraba nervioso por el repentino acercamiento de la chica a él, no podía mostrarlo. Sentía un nudo en la garganta cuando ella se posó a su lado en la ventana. Su dulce aroma le llenaba los sentidos pero, se perdía entre el olor del licor que había sido consumido por dos alegres shamanes.
-Joven Ren, porque no se une con todos…-habló suavemente la chica del rosa cabello, mirando a un joven de ojos dorados observar al vació de la ventana.
La miró de reojo.- Para que Hoto Hoto me quiera envenenar…prefiero vivir.- dijo con ironía el shaman de china.
La chica soltó una risita tonta.-Creo que el joven Horo se está dejando llevar jeje.- y su mirada la fijó en el ainu de cabello azul que reía junto con el castaño.
-See…-contestó Ren aún mirándola de reojo. Cuando los ojos rosas de la joven encontraron los suyos, el rubor nació de sus mejillas. Gracias a Kami, sus cabellos tapaban parte de su rostro y evitaban que la pelirosa notara eso.
La chica le sonreía, nada más hacía eso. ¿No se le cansa la cara de tanto sonreír?. Eso le pasó por sus pensamientos.- Por que lo haces…-comenzó a hablar.
-Qué cosa…joven Ren?- respondió Tamao.
Volteó un poco su rostro hasta observar al de ella. Su rubor se había aplacado un poco pero seguía presente. Dudó en preguntar, que motivos habían para que dijese eso…era mejor callar. Aún así…- No. Nada…
No podía, simplemente no se sentía con el derecho. Ella lo miraba confundida, más con la maldita sonrisa en sus labios. Labios que sólo servían para comunicar cosas amables o esbozar hermosas sonrisas. Su rostro, todo en ella esparcía bondad. Pensamientos ilusos…
-Joven Ren…-empezó la pelirosa.- Yo…no sé porque pero…siento que a usted, yo… no le agrado. Discúlpeme si es…así Joven…yo…-dijo nerviosa y sin dejar de mirar a sus dorados ojos.
Ren cerró su mirada y volvió su vista a la lluvia que caía afuera.
-Te equivocas…-susurró despacio el joven de nacionalidad china.-No tiene, nada que ver contigo…-pero vaya que ella tenía que ver en sus reacciones. En esos pequeños cambios que hacían sobre él.
La chica sonrió un poco, se había preocupado que todo lo que el joven hacía era una farsa, aunque ella no tenía el derecho de reclamar algo así, se sentía aliviada.
Otra vez, el corazón palpitaba con dolor en su pecho. Esa mirada dorado le evadía, no se dignaba a verla. Esos mechones de su violeta cabello impedían que viese su rostro.
Tan sólo llamarlo, tan sólo para que voltee…para poder perderse en su mirar, para sentirse intimidada. Pero también para contemplarlo.
-Oye…-le llamó el chino.- Qué sientes por Horo Horo…
La pregunta la tomó de improviso, ni él se había dado cuanta de que las había pronunciado hasta que fue escuchada por sus oídos. Ahora sí no quería mirarla, no se atrevía, el sonrojo, el maldito sonrojo de las mejillas se había intensificado…
Ella también sintió su rostro arder, ¿¿¿¿porque él le preguntaba esas cosas? Acaso él sabía algo…
Tamao miró con timidez el semblante oculto del chino. Sus ojos brillaban, sus manos se las había llevado a su pecho y no dejaban de temblar. Pero porque temer…porque el nerviosismo, no, no era eso.
De todas las cosas que le hubiese preguntado, le tuvo que preguntar por ese sujeto. Más una sonrisa triste apareció en su rostro sin querer.
-Yo le tengo un sincero cariño al joven Horokeu, joven Ren.-contestó la pelirosa. Ren sintió que le clavaban una estaca, con fuerza apretaba sus puños.- Más es sólo un cariño de amigos.-concluyó la mujer cerrando sus ojos y suspirando.
Esas palabras llegaron a sus oídos y tardaron segundos en procesar la información. Más una sonrisa apareció en su semblante oscuro.- Si es que ella siente algo por mí, debe ser tan sólo eso…amistad.
Lentamente giró su cabeza y observó que la de ella estaba gacha. Con cuidado tomo su mentón y le alzó la cabeza. Ella abrió los ojos rosas al tacto de su mano.
Su ver serio, duro y frío. Mezclado con una sonrisa dulce, tierna…eso es lo que la pelirosa pudo notar.
-Joven Ren…-entre suspiros la joven pudo vocalizar su nombre. Su sonrojo volvía y él no dejaba de mirarla, de tomarla por el mentón.
Los ojos del shaman violáceo se perdían en los rosas de ella. Ese sonrosado en las mejillas le venía bien a la hermosura de la chica…pero eso no venía al caso.
Con la misma suavidad que la tomó, dejó de hacerlo. Soltó la barbilla de la joven y volvió su vista a las demás personas, que gracias de nuevo a Kami, no habían notado lo que había echo. Al menos eso pensaba.
-Vamos con ellos…-le dijo a la pelirosa. Pero esta no salía de su encanto.- Oye…-le volvió a hablar.
-Ahh…-dijo apenada.- sii sii volvamos joven.-ahora roja pero de vergüenza por la cercanía que había tenido con el shaman. Tamao lo cogió de la muñeca y lo llevó consigo a seguir de la "reunión" que se estaba realizando.
Más de su mente no salía de la visión que había tenido. Él se había sentado a su lado y su vista se había fijado en el canto del joven Yoh y el joven Horo. Y estaba sonriendo divertido.
Otra vez, los latidos de su corazón, esos golpeteos que hacía que su pecho le doliese y que sus mejillas ardiesen…
Cumplían su más grande temor: que su corazón comience a latir por alguien.
Fin del capitulo
Holasss como prometi aquí ya hay algo de dulzura,no mucha como para empalagarse pero algo es algo en fin muchas graciasss a todos los que me dejan review con sus comentarios y una vez mas dejen sus correos xq me fascina hablar con las personas que gustan de hacer algo como lo ke yo hago, escribir locuras y tonteras pero ke al final le gusta a las personas XDD en fin muchas graciass chaufisss XD
