ԐFelicidadЗ
La ceremonia de despedida a los de último grado se vuelve algo emotiva, quizás demasiado emotiva, muchos compañeros terminan derramando lágrimas, se dicen palabras, elogios, buenos deseos y cosas de ese estilo. Muchos se tendrán que despedir de sus amigos porque serán transferidos a otras escuelas o incluso irse a otro país a estudiar. Es una buena razón para despedirse entre lágrimas.
Por su lado, Farlan parece bastante tranquilo, estará por estos lares por otros cuatro años, hasta que termine la carrera.
—No se me da ser tan emotivo, pero si quieres puedo empezar a llorar y decir lo mucho que te extrañaré. —dice mientras se cuela hasta donde estoy.
—Gracias, pero no. —comento.
Lleva la toga que la escuela nos ha prestado y el birrete, además del diploma que nos dieron hace como media hora, eso válida nuestro bachillerato.
—Pero hablando en serio. Me alegra que no te hayan expulsado de verdad ni una sola vez y eso que en varias sí que lo merecías. —se ríe y pone una mano en mi hombro. —Creo que eso sí lo extraño, meternos en problemas.
El último semestre sin ningún tipo de problema, apuesto a que la directora y el psicólogo escolar esperaban hasta este punto que pudiera meterme en problemas de nuevo. Pero sé cumplir mis promesas, si ellos controlaban al cuerpo estudiantil, yo no tendría que golpear a nadie, bueno, solo amenace a esos nerds una vez, pero como era de esperarse, no hicieron nada.
—¿Meternos? Discúlpame, pero quién se metía en problemas era yo, no tú. —digo.
—Por supuesto que sí, preocuparme por qué te atraparan es meterme en problemas.
Recordamos algunas de esas aventuras violentas, las veces que terminaba lleno de moretones o rasguños, la cantidad industrial de reportes que tengo a mi nombre y como deje la cara de muchos de los alumnos, algunos aún se van a quedar, otros también se van. Es divertido y dentro de lo que cabe, un poco vergonzoso, porque digamos que soy una mejor persona o al menos eso intento.
Luego de casi una hora, nos dejan ir, veo a mamá y a Mika en las gradas superiores. Ambas llevan un pequeño ramo de flores en las manos con una placa que pone "Felicidades por graduarte" y un búho, es algún tipo de chiste sin gracia. Mamá me abraza con cariño.
—Apuesto a qué no esperabas que esto sucediera. —digo y ella frunce el ceño.
—Claro que no, siempre tuve fe en ti solo que si estaba preocupada. —contesta ella.
—Pues yo no, tienes suerte de ser demasiado inteligente como para valer la pena y no te expulsaran antes. —Mikasa hace una mueca con los labios y niega, pero aun así me abraza y da su ramo de flores. —Felicidades.
Nos tomamos una foto conmemorativa junto al busto del fundador de la escuela, además de otra junto al auditorio. Un prefecto nos dice que podemos ir a dejar las togas y birretes a una de las aulas antes de retirarnos. Cómo no hay nada más que hacer por hoy, decidimos ir a dejar la vestimenta de graduación al aula indicada. Después de eso, mamá dice que me llevará a comer a donde yo quiera, será su regalo por haber terminado la escuela y por la posible aceptación de la universidad, cualquiera que sea.
—Aún falta un mes para los resultados. Preferiría no pensar en ellos. —ella me sonríe.
Eren e Isabel aún están en clases, no terminan hasta las cuatro de la tarde, supongo que lo veré después, estoy casi seguro que irá a visitarme a la casa para felicitarme por la graduación, había estado molestando por secundar la idea de Farlan de hacer una fiesta de despedida. Después de todo, somos la mitad del grupo quien termina por fin sus estudios básicos.
Vamos a una pizzería de lujo, Mikasa es quien termina decidiendo el lugar, lleva unos meses deseando ir y probar la comida del lugar, no solo venden pizzas de alta calidad al puro estilo italiano, también pastas y salsas napolesas, yo digo que es demasiado, pero mamá le da cuerda y dice que por hoy podemos permitírnoslo, es un día especial así que deben aprovechar esos momentos dónde se puede disfrutar.
La pizza que pido es deliciosa, lo admito, mi hermana puede tener ideas bastante buenas si se lo propone.
—Quiero venir cuando sea mi salida. —dice ella mientras se llena la boca de queso.
—Vamos, cariño, no hables con la boca llena.
Es la primera vez que salimos los tres de este modo. Convivir, divertirnos, reírnos y ser una familia casi común, mamá está mejor que nunca, la han ascendido, así que recibe una paga mejor, por eso ha decidido ser capaz de gastar en esta comida como celebración, aún pasa poco tiempo en casa, pero ya no luce tan al borde ni estresada, sé que quizás sea por un corto tiempo porque con el ascenso posiblemente tenga nuevas responsabilidades. Mi hermana parece haber vuelto de golpe a su edad, aún se hace cargo de la casa, pero ahora tiene amigos, sale de compras de vez en cuando, trabaja en esa cafetería suya, tiene algo parecido a una pareja, porque no sé bien si ella y Yura han formalizado algo realmente, no me gusta indagar en su vida, pero si ella decide contármelo, no tengo problema alguno. Pero me alegro por ella,
Cuando vamos de regreso a casa, vemos la camioneta de la señora Jaeger estacionada frente al edificio. Mamá se pregunta si ha pasado algo.
—Apuesto a que solo es Eren siendo Eren. —dice mi hermana.
Y, no sorpresivamente, tiene razón, cuando nos acercamos lo suficiente, el chico sale disparado del automóvil hasta donde estoy, casi derribándome contra la pared, se cuelga de mi cuello y grita un felicidades cariño cerca de mi oído.
—Dios, mi vida, ten cuidado. —dice su mamá saliendo de la camioneta unos segundos tarde. —Lo siento, lleva desde que salió de la escuela queriendo felicitarte.
Mamá y ella intercambian saludos, mamá la invita a tomar algo dentro de la casa y la mujer se disculpa por los problemas causados.
—En lo absoluto, siempre es un gusto tenerlos aquí.
—¿Cómo es graduarse? —me pregunta Eren una vez que vuelve a pisar tierra.
—Solo termine la preparatoria no es gran cosa realmente, el siguiente año también lo terminarás tú. —me sonríe de manera rápida, solo curvando los labios y bajándolos casi al mismo tiempo.
—Yo salí de vacaciones hoy. —comenta.
—Lo sé.
—Vamos a ir a las vacaciones de la playa. —enseña toda su dentadura de manera orgullosa. —Me encanta ir a la playa.
—¿De verdad? ¿Sabes nadar?
—Si, tome clases de natación cuando era pequeño.
Supongo que quien puede manejar a un caballo y ser dueño de una hacienda, puede darse el lujo también de saber nadar. No me había dado cuenta que, aunque a veces se comporte como un niño, Eren sabe muchísimas más cosas que yo, no solo académicas, si no habilidades. Aún recuerdo la primera vez que me subí a uno de sus caballos.
—Genial.
Mamá prepara té, Mika se ofrece a hacer unas galletas porque tiene masa que le sobró de la última vez.
—Felicidades, por cierto, Levi. —dice la señora Carla cuando tomamos asiento en la sala.
—Gracias.
Muchas felicitaciones para un día.
—¿Cuándo entregan resultados de la universidad? —pregunta.
—Dentro de un mes.
—Bueno, apuesto a que entraras en cualquiera que tú quieras.
De verdad, eso espero.
Mamá y ella hablan sobre otros temas para cuando el té está listo, Eren me propone hacer una partida de naval, mi hermana funciona como espectador, hace preguntas sobre el juego y lo que no entiende, sorprendentemente, es Eren quien aclara todas sus dudas, usando un lenguaje técnico que pareciera que en algún momento de su vida fue militar naval. Sé que es fan de los soldados y ese tipo de cosas, pero igual no deja de sorprenderme. Jugamos varias veces, en algunas Mika es quien juega en mi lugar porque yo soy bastante malo, o, mejor dicho, Eren es demasiado bueno jugando esto. Lo hace como si fuera algo real.
—¿Cuándo será la fecha de la fiesta? —pregunta él en un momento donde Mika está acorralada.
—No sé, aún no han dicho nada los demás. —respondo mientras como una de las galletas.
—Me gustan las fiestas. —Eren termina por derrotar a mi hermana quien se queja porque ha sido demasiado difícil.
—¿Sí?
—Son divertidas y más cuando son con amigos. —mira a mi hermana, no sé qué piensa. —¿Debería dejarte ganar la siguiente vez?
—Sabes. —responde ella. —Eso es ofensivo.
Ojalá todo fuera así. Me gusta como está siendo todo esto. Despertar, convivir, estudiar, divertirme, reírme con los demás, hacer bromas absurdas, jugar juegos infantiles, sin preocupaciones. Amar...
Ha habido momentos difíciles, pero somos capaces de salir de ello, volver a la rutina y ser parte de algo mejor, siempre adelante, como si nada. Me gusta, amo como va siendo todo esto. Nunca pensé que mi vida podría dar un giro de esta manera, donde pudiera alegrarme de estar vivo en este pedazo del planeta.
—Cielo, debemos irnos. Es tarde. —la señora Carla se dirige a Eren quien vuelve a acomodar su partida.
—¿Tan pronto?
—Casi son las ocho de la noche, cielo.
Frunce la nariz, no muy a gusto.
—Bien.
Acomoda el juego de manera ordenada, mete todo a la caja y después me la entrega, pero antes de tomarla de vuelta, él la suelta y da un brinco en su lugar, a todos nos da un susto.
—Mamá. —grita.
—¿Qué sucede? —ella se acerca rápidamente a ver qué ocurre, lo revisa de todos lados, buscando lo que sea que le pueda suceder.
—Levi vendrá con nosotros a la playa.
Es general. Todos dejamos salir aire casi decepcionados pero aliviados al mismo tiempo.
—Eren, no debes dar esos gritos. Nos asustas. —se queja mi hermana.
—Levi vendrá con nosotros a la playa. —insiste.
—Mi vida, aún no tenemos todos los planes y no puedes tomar decisiones por él.
—Él lo prometió. —se queja.
—Bueno, hablaremos de eso después. —pasa una mano por su cabello dando un largo suspiro.
Ella me mira, igual que siempre que piensa que debe disculparse en nombre de su adorado hijo.
—Está bien. —responde él. —¿Vendrás verdad?
Susurra una vez que su madre da media vuelta para despedirse.
—Lo pensaré.
Me abraza, dejando caer su peso sobre el mío, le agarro gusto a colgarse como oso sobre mí. Me besa tomándome de las mejillas y presionándolas hasta que mis ojos se hacen pequeños.
—Basta. —murmuro algo divertido.
—Te quiero. —deja salir mientras vuelve a besarme.
—Yo a ti.
—Eren, despídete, nos vamos.
Lo veo irse hasta donde está su mamá, agita la muñeca para decir adiós a mi hermana y mi madre, luego para decirme adiós a mí.
Mamá se ofrece a acompañarlos hasta la salida del edificio, pero la mujer le dice que lo hay problema, así que los vemos alejarse por el pasillo hasta el elevador.
—Me das escalofríos. —dice mi hermana cuando volvemos a entrar.
—¿Por?
—Jamás habías visto a alguien de esa manera. Es tan... —se abraza a sí misma como si sintiera frío.
—Eres una horrible persona.
Se ríe mientras corre a su habitación.
Gracias por leer.
Parlev
