ԐPijamadaЗ
Mis dotes para bailar son casi nulas, por no decir que decadentes, pero con todo eso, me divierto bastante haciendo pasos ridículos en la sala, guiado por las manos torpes de Eren, quien hace comentarios ocurrentes y se ríe más veces de las que podría contar.
—¿Me concedería esta pieza? —digo a modo de burla cuando las canciones cambian a una lenta y suave.
Él sonríe divertido, pero después se mete en el papel, me tiende la mano y acepta imitando un acento demasiado educado y elegante de hace como tres siglos.
Lo tomo de la cintura y de la mano derecha, damos pasos torpes como si anduviéramos en un vals medio ridículo, intentamos bastante no reírnos por cómo es que pareciera nos lucir de este modo. Sin embargo, conforme va reproduciéndose la canción, los ánimos van decayendo un poco, nos relajamos, seguimos moviéndonos al son de las notas y la voz del intérprete. Todo mi cuerpo se relaja, termino por dejarme caer sobre su hombro, él no se queja, sigue bailando lentamente en círculos, manteniendo un ritmo adecuado.
—Quisiera estar así siempre. —dejo salir, un poco invadido por la sensación que me provoca este momento.
—Es absurdo, si estuviéramos así siempre no podríamos hacer nada más. —ya, claro.
—Es una metáfora. —replico.
—Ah, perdón.
Aun con eso, ninguno de los dos hace algo para separarse o intentar hacer otra cosa diferente a esto. Es hasta que Mikasa vuelve que nos vemos obligados a hacerlo.
—Que cursis. —dice ella con cara de pocos amigos mientras cruza la puerta.
—Tú haces cosas similares con Yura. —contrataca Eren sin ninguna emoción en la voz.
Mi hermana frunce el ceño, pero al mismo tiempo se le enciende la cara de rojo brillante, delatando la vilmente.
Eren se cubre la boca y voltea a verme algo asustado.
—¿Eso está mal? —pregunta, de seguro recordando la vez que lo reprendí por hablar de más.
—No, en esta ocasión estuvo bien. —Mika me mira de mala manera.
Después de eso preparamos la cena, ellos dos hacen una tregua silenciosa para colarse en la cocina, al inicio mi hermana réplica y dice que ella puede hacerse cargo, pero Eren se defiende diciendo que quiere cocinar algo para mí y es justo porque hoy va a quedarse a dormir conmigo. Eso le gana a ella, al menos para que lo deje hacer lo que sea que quiera hacer. Yo no hago en intento de hacer algo con ellos, la cocina es pequeña y ya son demasiadas personas, claro, quitando de la ecuación mis nulas habilidades culinarias.
Así que me quedo en el desayunador viéndolos a los dos de un lado a otro, quitándose del camino del otro, cortando cosas, mezclando otras, friendo aquello, es curioso. Me pregunto porque a mí me resulta complicado hacer eso sí soy bastante bueno haciendo otras tantas cosas. Antes de que todo esté listo, mamá se une a la comitiva, se ofrece a terminar de cocinar para todos nosotros, Mika accede, pero Eren se niega a mover algún dedo de la cocina, porque es algo que ya empezó y será imposible moverlo de la línea hasta que termine. Mamá no hace más intentos, así que solo termina acompañándolo mientras continua con lo que Mika empezó.
—Y tú siendo bastante cabeza dura antes. —Mika se seca las manos y sienta a mi lado.
—Ya sé. —respondo no de tan buen humor.
—¿Quién lo diría? Incluso alguien como tú puede tener baja autoestima e inseguridades. —continua.
—Suficiente, Mika. —suelto. —Entiendo, me comporte como un verdadero idiota, no necesitas recalcarlo.
—Me alegra que lo tengas en mente. —me sonríe y da una palmada en el hombro.
Algunos minutos después, tanto mi madre como Eren sale de la cocina con los platos de comida, el chico de inmediato me tiende el plato con lo que ha hecho. Me dedica una sonrisa de esas planas que le hacen inflar los cachetes.
—Para ti, cariño. —es una especie rara de pasta con queso gratinado, hay bolitas de carne bañada en alguna salsa de tomate. Huele bien.
Tomamos asiento en la mesa, mamá nos cuenta sobre su día, nos hace preguntas del nuestro, es Eren quien más habla, está bastante a gusto respondiendo las preguntas que mamá le hace, come sin ningún problema, luce como si nada en el mundo le pudiese hacer sentir más en paz que estar en este comedor. Lo cual me hace sentir bien a mí también.
—¿Has pensado que es lo que quieres estudiar, Eren? —pregunta mamá.
—Lo que estudie mi cariño. Quiero estar donde él. —responde rápidamente. Mamá me dedica una mirada entre confundida y algo sobresaltada.
—Recuerda que eso debes pensarlo mejor. —replico para que esto no suene a que tenemos ese tipo de relación extraña donde hacemos lo que el otro hace.
—Lo he pensado mucho. —se mete una bolita de carne a la boca, manchándose los labios de grasa. —Quiero ir a dónde tú vayas.
Mamá no sabe cómo seguir la conversación, no sé si por lo incómodo que puede resultar o porque no sabe cómo seguir adelante. A veces Eren puede hacer que la gente se cuestione como llevar las conversaciones. Yo tampoco digo nada, quizás a la hora de la verdad su mamá logre hacer que centre más sus ideas. Aun es demasiado pronto.
Después de comer, incluso se ofrece a lavar los platos, pero mamá dice que no es necesario, él ya ha cocinado y no es justo que haga más y mucho menos cuando es un invitado en la casa. Tengo que llamar su atención de otra forma para que deje los platos en manos de mi madre, porque se lo necio que puede ser si se lo propone.
Lo llevo a mi habitación para que prepare su ropa de dormir, así como empiece a poner en orden todo su ritual para antes de ir a dormir. El pijama que trae es un conjunto de camiseta de mangas cortas y un short estampado con gatos blancos.
—¿Te gusta? —pregunta tendiéndola sobre la cama.
—Está bien... —es un pijama, ¿Qué más da?
Mi respuesta no parece gustarle, así que sale de la habitación al baño para cambiarse, decido esperar porque en realidad no hay mucho que yo pueda hacer ahora. Mi rutina de antes de ir a dormir no es tan laboriosa.
Vuelve dando saltitos graciosos y con una sonrisa un poco rara en el rostro, se para enfrente de donde estoy, poniendo sus manos en las caderas y abriendo las piernas en posición de estrella, presumiendo el pijama de gatos. Él debe disfrutar mucho de los halagos como para hacer algo como esto.
—¿Y ahora? —insiste.
—Sigue estando bien. —me mantengo.
Frunce el ceño y después hace algo que estoy seguro ha de haber visto en televisión o algún sitio en internet, contonea las caderas hacía la derecha, dejando caer su peso sobre ellas y acomoda sus piernas de manera que una casi queda sobre la otra, se recarga en la pared, acomodando su cabeza en ella. Luce... ridículo. Porque no encuentro alguna otra palabra para describirlo. Eren no tiene ese tipo de "encanto", es más bien del tipo "tierno".
—¿Te parezco sexy? —articula sus labios para formar un tipo de sonrisa que jamás en la vida ha hecho y eso empeora el asunto a niveles astronómicos.
Ah, esto es el colmo. ¿De verdad lo ha preguntado? Hay un deja vú, estoy seguro de que en algún momento de la vida me ha preguntado algo similar, pero no recuerdo que respuesta le di en ese entonces.
Siento pena ajena.
—Suficiente, deja de hacer eso. —me levanto de la silla del escritorio y hago que abandone esa estúpida pose pegado a la pared. —No necesitas hacer eso, es más, ¿Por qué siquiera lo has hecho?
—No respondiste. —se queja dejando caer su cuerpo como si fuera gelatina.
—Porque no hay respuesta que dar. No vuelvas a hacer algo como eso ¿Entendido?
—¿No te parezco atractivo?
¿Es que acaso hay un nivel nuevo que superar? ¿Es necesario que haga algo como esto? ¿Por qué?
—Luces como un adolescente en pijama de gatos. —respondo.
Se suelta de mi agarre y me mira con su rostro neutral, como si no pensara nada, pero sé que en realidad está pasando de todo dentro de esa mente suya. Vamos, yo acabo de salir de una crisis existencial antes, no necesitamos una nueva en menos de unas semanas.
—¿No te parezco atractivo? —repite, nuevamente con la voz neutra.
Suspiro. Preferiría no tener que tocar ese tema sobre qué es lo que uno consideraría atractivo o no.
—Si, si me lo pareces. —digo por decir.
—Bien. —eso parece gustarle.
Me adelanta el paso sin dirigirme una mirada para nada, luego se deja caer en la cama boca abajo. La tela del pijama se arruga, haciendo que tanto la camisa como el short se recorran más de lo necesario, dejando a la vista más piel de la que debería. La imagen me deja algo pasmado, haciendo que de repente toda la conversación de antes tenga bastante más sentido del que debería tener.
No me había dado cuenta de que tiene piernas largas, delgadas pero largas, ni tampoco en el tono de piel que tienen, algo más pálido que el que tiene en el rostro, muestra de que es un lugar que no siempre ve el sol, así como su vientre, ligeramente flácido, pero aún bastante delgado, que pronuncia su cintura en la posición en la que está en este momento. Se gira para acomodarse en dirección de la pared, haciendo que la cintura se acentúe un poco más, acomoda sus piernas de manera que una queda encima de la otra, dándoles demasiado protagonismo.
Tengo que desviar la mirada cuando siento una sensación extraña en el estómago, que me recorre la espina dorsal y de repente tengo un golpe de calor en rostro. ¿Cuándo ha subido tanto la temperatura?
Él...
¿Él de verdad lo hizo con "esa" intención?
Dios mío, ¿qué demonios está viendo en la televisión? Necesita nuevamente una restricción a cualquier contenido al que tenga acceso porque las cosas se están saliendo de control. ¿De cuándo a acá él tiene ese tipo de pensamientos?
Mi hermana toca la puerta y dice que si queremos ver películas antes de ir a dormir porque eso es lo que usualmente se hace en una pijamada. Eso atrae la atención de Eren quien abandona su anterior postura, recobrando la postura que yo reconozco desde siempre, salta de la cama y se adelanta a la puerta para salir. Cuando pasa por mi lado me toma de la muñeca jalándome a ir a su lado.
¿De verdad él puede tener ese tipo de pensamientos?
Gracias por leer.
Parlev.
