CAPÍTULO 6: YAMATO : RECUERDOS

Seguía sentado en el sofá con Natsumi cuando su hermano entró en el salón seguido por Sora.

¡Hola! – saludó el muchacho – ¿qué hacéis?

¡Matt se ha quedado a comer! – exclamó Natsumi como si fuera uno de los grandes acontecimientos del año.

¡Yuju! – se burló Sora en voz baja, pero no pasó desapercibido para ninguno de los presentes.

¿Qué haces tú aquí? – preguntó Matt a su hermano intentando ocultar la sonrisa. Sora siempre había sido muy mordaz y siempre le había hecho reír.

Sora me va a ayudar con el alemán – contestó el muchacho – Ya sabes que tengo que aprobar el próximo examen.

Que es mañana, te recuerdo. Así que será mejor empezar ya – dijo la muchacha mostrándole las escaleras para subir a su habitación.

Claro – contestó T.K. no muy convencido ante la perspectiva de pasarse toda la tarde estudiando alemán – Posiblemente me quede a dormir, Matt, así que prepara algo rico de cena.

Encima con exigencias – se quejó Sora. T.K. se puso un dedo en los labios indicándole, bromeando, que se callara a la vez que de sus labios salía un siseo de silencio. Sora lo miró de arriba abajo y luego empezó a darle manotazos para apartar su dedo de los labios; pero T.K. siempre los esquivaba.

De acuerdo – dijo Matt levantándose del sofá y sonriendo al ver que la relación de su ex-novia y su hermano no había cambiado nada – Yo ya me voy a casa. Gracias por la comida.

¿Ya te vas Matt? – preguntó Natsumi con ojos suplicantes al muchacho. Inmediatamente, detrás de ella Sora y T.K. se llevaron una mano al pecho como si les doliera el corazón por la partida de Matt. Esto no hizo más que acrecentar la sonrisa del rubio.

Lo siento, Natsumi. Tengo cosas que hacer – y dicho esto salió por la puerta todavía sonriendo. En verdad la relación de Sora y su hermano no había cambiado nada en cuatro años.

"Cuatro años" pensó de repente "Ya han pasado cuatro años"

Se acordó de aquel muchacho que había sido entonces. Se acordó de cómo le había jurado a Sora amor eterno ante la charca del parque. Y también se acordó de cómo la había traicionado.

El contrato que les abría paso al mercado de la música occidental había sido una gran oportunidad, tanto para él, como para la banda. Nada más haberlo firmado, se había dirigido a la casa de su novia para contárselo. Sus compañeros, excepto Kei, se habían reído de él por lo colgado que estaba de la muchacha, pero a él no le importó en absoluto. Cuando llegó a la casa de su novia le abrió la puerta su madre y le indicó que la muchacha estaba en su habitación, escaleras arriba.

Él subió corriendo y abrió la puerta de la habitación. La chica estaba sentada en una silla, haciendo deberes en su escritorio a la vez que movía la cabeza al ritmo de la música que estaba escuchando por unos cascos que llevaba puestos. No se había dado cuenta de que él había entrado en su habitación, así que cerró la puerta con mucho cuidado y se quedó observándola trabajar.

Le encantaba verla con el ceño fruncido, concentrada en su trabajo, moviendo nerviosamente el lápiz alrededor de sus largos dedos mientras pensaba la mejor forma de resolver el problema. Sus labios se movían al compás de la música que sonaba en sus oídos, cantando silenciosamente la canción que estaba escuchando. De repente su rostro se iluminó con una exclamación, como si hubiese comprendido algo. Se levantó para dirigirse a por un libró a la estantería que tenía al lado, pero a medio camino se percató que había alguien más en la habitación.

¿Cuánto tiempo llevas aquí? – preguntó con una sonrisa a la vez que se quitaba los cascos de los oídos.

"Dios" pensó Matt. Era tan guapa, tan inteligente, tan divertida… Y Matt supo entonces que no podía contarle que había firmado un contrato para marcharse dos años al extranjero dentro de unos meses.

¿Matt¿Ocurre algo? – preguntó al muchacha preocupada aunque sin perder la sonrisa. Esto pareció sacar al muchacho de su ensimismamiento. Sería mejor que le contara lo del contrato otro día.

Nada – respondió el rubio a la vez que sonreía seductoramente mientras se acercaba a ella – Me gusta lo que llevas puesto.

Sora llevaba un camisón de tirantes, que se ajustaba a su figura y que le llegaba casi hasta las rodillas.

La muchacha cruzó los brazos sobre el pecho y levantó una ceja a la vez que miraba como se acercaba su novio.

¿De veras? – preguntó elocuentemente cuando el muchacho se paró enfrente de ella.

¿Qué llevas debajo de esto? – preguntó con una sonrisa pícara a la vez que tiraba del pico que hacía el camisón entre los pechos de la muchacha.

¡Matt! – exclamó ella en un tono de reprobación mientras le daba un manotazo para que apartara la mano.

¡Auch! – se quejó el rubio bromeando, pero enseguida la cogió de un brazo y la atrajo hacia él aplastando sus labios contra los de la muchacha. Ésta se sorprendió al principio, pero enseguida comenzó a corresponderle. Después de unos minutos se separaron y Sora volvió a cruzar los brazos sobre el pecho mirando desconfiadamente a su novio.

Está bien¿qué quieres? – preguntó – Porque si crees que así vas a convencerme, estás muy equivocado – aunque estaba mintiendo. El corazón le latía desbocado y si le hubiera pedido cualquier cosa, ella se la habría dado. No sabía que se pudiese amar tanto a una persona. Tal vez fueran jóvenes, pero ella esperaba no perder nunca ese sentimiento porque era maravilloso.

¿Por qué debería querer nada? – preguntó un poco ofendido el muchacho. Sin embargo, su corazón también latía acelerado.

Por que cuando me besas así, o es porque quieres algo, o es porque has hecho algo que sabes que no me va a gustar – entonces la muchacha le miró aún más desconfiada – ¿Qué has hecho Matt?

El muchacho la miró sorprendido en un primer instante pero luego se echó a reír. Avanzó hacia ella y la abrazó.

¡Dios¡Me encantas! – dijo aún riendo mientras la estrechaba entre sus brazos. La muchacha no pudo más que corresponder el abrazo y sonreír ampliamente. Después de unos momentos se separaron un poco, aunque sin llegar a soltarse.

No, en serio¿por qué has venido? – volvió a preguntar aún desconfiando un poco.

Porque me apetecía verte – respondió el muchacho robándole un breve beso en los labios y separándose de ella para ir a sentarse en la silla que había frente al escritorio. Miró los ejercicios que minutos antes había estado haciendo ella: Matemáticas. Luego giró la silla y se quedó mirándola.

Ella se acercó hasta situarse entre sus piernas y él la abrazó apoyando la cara sobre su vientre plano a la vez que ella juntaba las manos por detrás del cuello de él y comenzaba a jugar con unos mechones de pelo.

¿Sabes? Me has robado la silla – dijo ella bromeando. Él miró hacia arriba y se encontró con la sonrisa de la pelirroja. Luego él también sonrió.

Me gustan las vistas – Sora, al comprender que se refería sus pechos, se ruborizó y le empujó la cabeza un poco hacia atrás con la mano mientras le sacaba la lengua.

Esto sólo hizo aumentar la sonrisa del muchacho.

Pues la verdad, no hay mucho que admirar – dijo la muchacha mirando sus pequeños pechos.

Déjame que lo compruebe – dijo el muchacho levantando las manos hacia ellos. Pero ella fue más rápida y atrapó sus manos al mismo tiempo que negaba con la cabeza con una sonrisa y una ceja levantada.

El muchacho se encogió de hombros y volvió a posar la mejilla sobre su vientre a la vez que la abrazaba.

Estás demasiado delgada – dijo al cabo de unos instantes. Ella simplemente emitió una suave risa pero no dijo nada. De repente, a él se le ocurrió una idea y una sonrisa maliciosa cruzó su rostro. Separó un poco su mano derecha de la espalda de su novia y la bajó hasta meterla por debajo del camisón y darle un pequeño pellizco. La muchacha saltó y se separó de él.

¡Yamato¿Acaso fuiste un pulpo en tu otra vida? – preguntó sorprendida. Al ver la sonrisa en los labios de su novio, ella se giró y se alejó de él a la vez que intentaba desabrocharse del cuello el colgante que llevaba puesto. Él se levanto de la silla, aún sonriendo, con intención de ayudarla. Cuando acercó sus manos por detrás a las de ella, ésta se separó.

No necesito tu ayuda – dijo la muchacha haciendo que estaba enfadada.

Sora… No seas así – suplicó el muchacho mientras la abrazaba por detrás. Luego la dio un beso en la mejilla y al ver que ella sonreía, se separó un poco para seguir con la tarea. Ella dejó los brazos laxos y él le separó todo su pelo pelirrojo hacia el lado izquierdo de su cuello mientras ella ladeaba la cabeza – Siempre se te engancha con el pelo – se quejó al tiempo que conseguía por fin abrir el broche. Luego se lo puso delante de los ojos y ella levantó una mano para cogerlo mientras que él bajaba sus labios hasta posarlos en la piel de su cuello desnudo.

Matt… - intentó protestar la muchacha pero enseguida cerró los ojos disfrutando del momento. Era tan especial… De repente se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se separó del muchacho - ¡Para¡Mira lo que has hecho! – dijo a la vez que observaba en un espejo una gran zona roja en su cuello – Ahora me va a salir un chupetón. Tendré que ponerle maquillaje cuando vea a mis padres.

Ponte una bufanda o un pañuelo – sugirió él por detrás de su novia al tiempo que pasaba el dedo pulgar por la zona enrojecida.

Sí, claro, a conjunto con el camisón – se burló ella al tiempo que miraba a su novio con las cejas levantadas – Seguro que Mimi diría que estoy muy fashion.

Volviendo a tu camisón… - dijo el muchacho al tiempo que intentaba bajarle un tirante. Ella sonrió y se alejó, pero Matt la atrajo de nuevo y volvió a besarla. Ella sólo sonrió más.

De repente la puerta de la habitación se abrió y los dos muchachos se separaron rápidamente. Los ojos de la madre de Sora pasaron del muchacho a su propia hija y luego al cuello de ésta. Levantó una ceja pero no hizo ningún comentario.

Sora, cariño, me marcho a trabajar.

Muy bien, mamá – contestó la muchacha. La señora Takenouchi se quedó mirando alternativamente a los muchachos hasta que decidió actuar:

Yamato¿no tienes deberes que hacer en casa? – dijo la mujer lanzándole una clara indirecta al muchacho. No es que le cayese mal, al contrario, lo adoraba, aunque simplemente no la apetecía dejar a dos adolescentes solos con las hormonas a cien. No le apetecía ser abuela tan pronto.

El muchacho sonrió aunque no se dio por aludido.

Que va, no te preocupes, no tengo nada que hacer.

¿De veras? Pues yo tengo bastante trabajo en la floristería. Te podría buscar algo que hacer, para que no te aburrieras en toda la tarde – dijo mordazmente la mujer.

Acabo de recordar que sí tengo cosas que hacer – le dijo el muchacho y luego se giró hacia su novia señalando la puerta - ¿Sabes? Creo que…

Yo también lo creo – le cortó la pelirroja al tiempo que le empujaba hacia la puerta.

Sabes que te quiero – le susurró el muchacho a la vez que le besaba la punta de la nariz.

Yo también te quiero.

Y a mí me va a dar un coma diabético si continuáis así – dijo la mujer y tirando de la camisa del rubio lo arrastró escaleras abajo. Este se despidió de su novia con la mano al tiempo que intentaba no tropezar con los escalones. La muchacha le devolvió el gesto y cerró la puerta mientras se mordía el labio inferior. Era genial estar enamorada.

Cuando Maaya y Yamato salieron del ascensor, él pasó un brazo alrededor de los hombros de ella y la condujo hacia la calle.

Necesitas un poco de romanticismo en tu vida – bromeó el muchacho.

No sé si lo necesito o no, – contestó también bromeando la mujer – pero lo que sí sé que no necesito en estos momentos es un nieto.

Yamato soltó una carcajada. Las mujeres Takenouchi siempre le hacían reír.

Te acompaño hasta la floristería – dijo al tiempo que le daba un beso en la mejilla a la mujer.

Pelota – dijo ella mientras comenzaba a caminar.

Yamato volvió a lanzar otra carcajada. Era genial estar enamorado.

Sí, era genial estar enamorado, pero tener que decirle algo importante a tu novia y no encontrar el momento adecuado no era tan divertido ¿Cómo era posible que fuera tan cobarde?

El tiempo parecía pasar más deprisa conforme se iba acercando la fecha de su partida y sus fuerzas para enfrentarse a Sora parecían mermar cada vez más. Un día antes de su partida, decidió que debía contárselo. No es que hubiese sido la mejor elección, poro al menos no esperaría a estar en América para llamarla y contarle que durante los siguientes dos años los separarían unos cuantos miles de kilómetros. Le sorprendió que ella ya lo supiera pero agradeció que lo apoyara, como siempre hacía. Aquella noche fue una de las pocas veces que la había visto llorar y le emocionó que aquellas lágrimas fueran para él.

Al día siguiente la esperó impaciente en el aeropuerto, pero los únicos que se acercaron a despedirle fueron sus padres y su hermano. Cuando subió al avión tuvo un presentimiento; todo lo que él era, todo lo que había sido y había tenido durante catorce años se quedaba en aquel aeropuerto. Él se iba para convertirse en una nueva persona, no sabía si mejor o peor, pero los últimos catorce años no los recuperaría jamás.

Las primeras semanas lejos de Japón fueron muy duras: nuevo idioma, nueva gente, nueva escuela… Incluso los ensayos con la banda se habían intensificado ya que los productores querían grabar cuanto antes el primer disco y ya se estaba preparando una gira que pasaría por las principales ciudades del país. Sin embargo, agradeció que al menos conociera a una persona en su nueva escuela, Mimi. La muchacha era la capitana de las animadoras y pertenecía al selecto grupo de la elite de la escuela privada a la que asistían. Ella le presentó a todos sus amigos y no les costo mucho ser aceptados a sus compañeros y a él, sobre todo después de saber que iban a ser famosos.

A veces eran tantas las atenciones que recibía de la muchacha que no estaba seguro de qué pensar. Sus compañeros de la banda le habían hecho la misma sugerencia que él había pensado, pero eso era imposible. Mimi sabía que estaba saliendo con su mejor amiga… o algo por el estilo, porque cuanto mejor le iban las cosas en América, peor parecía ir su relación con Sora. A los dos días de llegar a Nueva Cork, él la había llamado y había sacado discretamente el tema de que no se hubiese presentado en el aeropuerto. Ella le aseguró que había intentado llegar pero que con el tráfico le habías sido imposible. Enseguida supo que ella le estaba mintiendo pero no comentó nada. Poco a poco sus conversaciones se volvieron más esporádicas. Cada vez que hablaban por teléfono Sora parecía menos interesada en lo que él tenías que contarle y cada vez parecía que tenían menos que contarse. Era como si se hubiesen vuelto unos extraños.

A los tres meses de estar en Nueva Cork tenía todo lo que cualquiera adolescente pudiera desear: fama, dinero y mujeres. Su primer disco había sido un éxito de ventas; había subido como la espuma en las listas de todo el país. Fuera donde fuese era reconocido por toda la gente, en el colegio todo el mundo hacía lo que él dijese y cada vez que pasaba al lado de una mujer, ya fueran jóvenes o mayores, éstas giraban la cabeza para mirarle. No podía pedir más.

Una noche, uno de sus amigos dio una fiesta en su casa. Lo único que recordaba de ella es que Mimi le había empezado a traer copas y que a la mañana siguiente se había despertado en una de las habitaciones de la casa, con el peor dolor de cabeza de su vida y tumbado al lado de la muchacha, ambos desnudos.

Lo más duro de todo aquello fue llamar a Sora. Prefería que se enterase por él antes que por otra persona, y no dudaba que esa otra persona sería Mimi. Estaba claro el por qué de toda aquella ayuda durante los últimos tres meses.

Cuando le contó todo lo ocurrido a Sora, decidió adoptar un tono frío e indiferente con la intención de que ella le odiara. Sin embargo, ella simplemente le obligó a prometer bromeando que le dedicaría una canción en su próximo disco.

Y así terminó todo. Después de aquella llamada no volvió a saber nada más de ella.

Después de dos años fuera de Japón, decidió regresar a su país natal. Podría haberse quedado en Nueva Cork, pero extrañaba a sus padres, a su hermano, a sus amigos, a… No, ya no la extrañaba, intentaba convencerse. Pero si era sincero una de las razones por las que volvía era para ver cómo había cambiado y sobre todo quería saber para quién era su sonrisa ahora. Pero cuando regresó ella ya no estaba. Nadie sabía dónde estaba. De un día para otro había desaparecido.

Pero ahora, después de cuatro años, si sabía como había cambiado. El corazón le había dado un vuelco al escuchar su nombre aquella mañana. Aunque no quisiera admitirlo el escuchar de nuevo su voz le había traído a la memoria antiguos recuerdos.

La voz de su hermano le sacó de su trance. Al marcharse de casa de Yogi se había tumbado en su cama y se había pasado toda la tarde recordando.

¿No has hecho nada de cena? – le preguntó su hermano pequeño.

Lo siento T.K. Me he… entretenido con unas cosas que tenía que hacer – mintió.

Sí, ya, claro. – respondió el muchacho sarcásticamente mientras dirigía una mirada al escritorio limpio – Sí, tienes razón. Dormir y hacer el vago entretienen bastante.

Yamato rió ante el comentario de su hermano. Casi nunca se le podía mentir.

¿Qué te parece si pedimos unas pizzas?

Secundo la moción – dijo T.K. levantando la mano y dirigiéndose al teléfono – Tranquilo, me sé el número de memoria. Para casos de emergencia, ya sabes…

Yamato rodó sus ojos y entró en el baño para pegarse una ducha. Cuando terminó, se puso unos pantalones de pijama y una camiseta, y bajó las escaleras. Su hermano estaba tumbado en el salón, con el mando en una mano pasando rápidamente los canales de la televisión que colgaba de la pared y con la otra comiendo un trozo de pizza.

Sírvete – le dijo con la boca llena a su hermano mayor en cuanto éste entró en el salón. Siguió pasando los canales hasta que volvió a llegar al inicial. Como no había nada que le interesase decidió dejarlo en un capítulo que ya había visto de Los Simpsons. Después de más de medio capítulo, Yamato decidió preguntarle a su hermano una de las cosas a las que había estado dándole vueltas aquella tarde:

¿Cómo es que te llevas tan bien con Sora?

Al principio T.K. le miró un poco sorprendido, pero sabía que tarde o temprano aquella pregunta terminaría por surgir.

¿Celoso? – bromeó el muchacho pero al ver la mirada que le dirigió su hermano prefirió no tentar su suerte – Vivía encima de nosotros cuando estuve en China.

¿Por qué no me lo dijiste? – preguntó un poco molesto el mayor.

Porque ella no quería – respondió el muchacho como si aquello fuera lo más lógico del mundo.

¿Pero por qué?

¡Y yo que sé¡Pregúntaselo a ella! – y después de unos segundo añadió de forma insegura – Sinceramente Matt, si mi ex-pareja me hubiera puesto los cuernos sería la última persona que quisiera ver – al ver que su hermano estaba sorprendido, añadió – Sí, Matt, todo nos enteramos a la semana.

¿Os lo contó Sora? – preguntó no creyendo que la muchacha fuera capaz de ello.

¡No digas tonterías! A nadie le gusta decir que va rayando el techo. Fue Mimi. Lo contó como si hubiese sido una noche de pasión. Estaba muy satisfecha de sí misma. ¿Puedo preguntar qué pasó?

Ni yo mismo lo sé. Sólo recuerdo haberme despertado a su lado.

Entonces, más que una noche de pasión fue una noche de borrachera.

Matt simplemente asintió y con eso dio por finalizada la conversación. Al poco rato se levantó y recogió todo lo que había ensuciando mienta su hermano se volvía a tirar en el sofá. Dejó la pizza que había sobrado en un plato por si su padre quería comer algo cuando llegara a casa.

Yo me voy a la cama T.K. – dijo con un bostezo desde la puerta del salón – No te acuestes tarde – el pequeño simplemente levantó un brazo por encima del sofàlo cual le indicó a Yamato que posiblemente se dormiría allí y cuando su padre llegara lo despertaría y le obligaría ir a dormir a su habitación , no sin antes recibir unas cuantas protestas.

Cuando llegó a su habitación cogió el paquete de tabaco y salió a la terraza. A su padre no le gustaba que fumara y menos aún que lo hiciera en casa. Cuando casi había acabado el cigarro la puerta de la terraza de al lado se abrió y Sora salió por ella vestida con un camisón y con las manos detrás del cuello.

Maldita sea… - murmuraba mientras luchaba por desenredar el enganche del colgante de su pelo. Al ver a Yamato en la terraza de al lado se giró abruptamente. Yamato rió por lo bajo y de repente tomó una decisión.

¿Vas a seguir ignorándome? – le preguntó a la muchacha.

¿Vas a seguir ignorándome tú? – le preguntó ella a su vez mientras se giraba para encararle y cruzaba los brazos sobre el pecho. Yamato volvió a reír. No había perdido ni una pizca de orgullo.

¿Quieres que te ayude con el colgante? – Sora lo miró de arriba abajo con los ojos entrecerrados durante unos segundos y luego se acercó hasta donde él estaba a la vez que agachaba la cabeza. Yamato dio una última calada a su cigarro y tiró la colilla por el balcón. Después colocó sus manos sobre el cuello de la muchacha y comenzó a desenredar el pelo del enganche – No sé por qué te empeñas en ponerte colgantes con estos enganches.

Porque son los que me gustan.

Ya, pero se te enganchan.

Ya, pero me gustan.

Yamato se dio por vencido. Era imposible mantener una conversación estúpida con ella y ganarla. Para cambiar de tema el muchacho comenzó a habla de cosas triviales: la escuela, el cine, los deportes… Ella se aferró a ese hilo de conversación y en vez de no verse desde hace cuatro años, parecía que no se habían visto desde ayer.

Ella se había relajado tanto, que apoyó la cabeza sobre sus brazos mientras él le acariciaba el cuello. Hacía rato que había conseguido desengancharle el colgante y ellos todavía seguían hablando de una de las películas de Emir Kusturica. Sólo cuando empezó a tener frío, Sora se dio cuenta de lo que había estado ocurriendo. "Qué estúpida" pensó. Se había dejado llevar por el momento.

Me voy a dormir – dijo enderezándose de repente. Esto también había pillado por sorpresa a Yamato. Se había encontrado tan a gusto… Vio como la muchacha se giraba con un leve rubor en las mejillas y se dirigía hacia el interior de su habitación.

Sora – la llamó al notar algo en su mano. La muchacha le miró – Te olvidas el colgante.

Gracias – murmuró ella al volverse para recogerlo. Cuando sus manos se tocaron, algo recorrió el cuerpo de ambos. Ninguno de los dos supo lo que era y ninguno de los dos tenía intención de averiguarlo.

La muchacha volvió a encaminarse hacia su habitación todavía confundida.

¿Sabes? – ella se volvió a mirar por encima del hombro – Siempre me gustó ese camisón.

Sora miró hacia abajo y con una sonrisa a la vez que meneaba la cabeza con incredulidad entró en su habitación. Yamato nunca cambiaría.

Notas de la autora: Vale, ya sé que dije que actualizaría después de los exámenes de febrero, pero es que a uno de mis profesores les dio por poner un trabajo. Aunque era voluntario es de esos que te sirven para aprobar si estás entre el 4 y el 5, y en esa asignatura, creedme, necesitas toda la ayuda posible. Así que lo siento de nuevo por tardar.

La verdad es que he decidido hacer sólo un único capítulo y mantener así un poco la longitud de los anteriores capítulos. Intentaré subir el próximo capítulo la semana que viene.

Por cierto, muchas gracias a toda la gente que ha dejado su review, me ha encantado.

Yuriko1 : "Cuando he visto que tu historia estaba al principio de mis favoritos, no me lo podía creer". Eso me ha hecho mucha gracia. No sé si ahora te creerás que lo esté también. Me encanta que te encante (¿Un poco redundante, no?). En cuanto a lo del capítulo cuarto, se sabrá en el próximo capítulo (si no me olvido de ponerlo), aunque es una chorrada (según como se mire). Simplemente quería dejar claro que no se trataba de la relación de Sora y Matt.

Laura: Me alegra que te haya hecho reír. Pero¿por qué estas depre? Busca siempre lado el positivo de las cosas, es lo que yo hago, y mira que soy de la filosofía de "ponte siempre en lo peor". Espero que esta especie de continuación del capítulo te levante un poco el ánimo (aunque también es un poco deprimente). Un saludo.

sakura-hop: Muchas gracias, me alegra que te guste este fic. A ver cuando me llega la inspiración y continuo Temptation. Todavía no he escuchado ningún tema de los que me dices¿cuál me recomiendas? Por cierto, actualiza pronto Alea jacta est, baby, me encanta.

Alexeigirl: Siento lo de los ojos, no era mi intención, lo juro (). No, en serio, me encanta que te haya gustado. Espero que te guste la ampliación que le hecho al capítulo, he puesto un poco celosillo a Matt, aunque no éste no ha querido admitirlo (je, je). ¡Y por Dios, continúa Mi más grande anhelo¡Estoy picadísima!

Enelya-ab: ¿Casada y con 20 hijos¡Venga ya! Bueno, aquí está la ampliación del capítulo, para quitar el gusanillo un poco más ¿no? A ver si la próxima semana puedo subir el siguiente capítulo. De verdad, cada vez que me dejas un review me subes los colores y por qué no decirlo, también me haces reír un montón. Muchas gracias y espero que te guste.

Leticia Margota: Muchas gracias. Me alegra que te esté gustando. A ver qué te parece lo nuevo¿vale?

Atori-chan: ¿Te ha gustado¡Genial! Tus fics también son geniales, aunque no los puedo leer con la regularidad que quisiera A lo mejor leo un capítulo un día y a la siguiente vez que vuelvo a leer el fic ya has actualizado dos o tres capítulos más, gomen.

Hillary: Muchas gracias por "todos" tus reviews. Para que no te molestes, te he puesto una escena un poco "romántica" al final. Lo de los recuerdos es fundamental para el desarrollo de la historia (aunque todavía no estoy muy segura). Espero que te guste la ampliación que le he hecho al capítulo.

Sasha: Normal que me eches la bronca, pero es que entre el trabajo y los estudios casi no me da tiempo a nada. Espero que te guste el capítulo.

Darkwolf: Contigo también se me sube la sangre a la cara, muchas gracias por tu review. ¿Matt no se merece a Sora? Posiblemente, pero las chicas solemos ser estúpidas y perdonar todo lo que "el amor verdadero" nos hace¿no crees? Aunque ahora te darás cuenta que no fue completamente culpa de Matt¿no?

SkuAg: "Energúmeno" (por el diccionario); Persona muy furiosa o violenta. Pero en el fic se lo dice a modo de broma. No te gusta ni Hikari ni Mimi… humm, podías formar un grupo con mi hermana. Me alegra que te guste el fic, a mí los tuyos me encantan, sobre todo el de ¿Una foto?

Sorita-DG1: ¿Qué te ha parecido? Parece que también te gusta la relación entre Sora y Takeru, me alegra oír eso. Sólo he leído dos fics tuyos, pero me han encantado. Espero con ansias que subas más a la página. Un saludo.

Angel Nemesis: ¿Sora-Takeru? Interesante, pero creo que se ven más como hermanos que como novios y como tú bien has dicho, está mi hermana… Creo que con eso lo digo todo (je, je) Me alegra que te haya gustado, a ver que te parece la ampliación.