FUTURO EN EL PASADO

III.

La niña que había sido revivida por Sesshomaru, comenzaba a verlo con diferentes ojos, claro, mucho antes ya sentía gran cariño y admiración por él, pero nunca había sentido algo como lo que comenzaba a sentir en esos momentos. Cada que se enteraba que Sesshomaru llegaba a la aldea, se preparaba para verlo, se alisaba la falda, se cepillaba el cabello, salía corriendo al encuentro del 'Señor Sesshomaru', se preguntaba si tendría que llamarlo 'cariño' o 'mi señor'.

- Buenos días -decía Rin mientras le daba alcance a Sesshomaru.

- Rin -era el saludo de éste cada vez que la visitaba.

Quizá el cuerpo de Sesshomaru se encontraba en ese lugar con Rin, pero sus pensamientos estaban lejos, bien lejos, más precisamente en la mujer de su medio hermano. Aun así, se pudo dar cuenta del actuar tan extraño de Rin, algo había cambiado en ella, lo miraba de forma distinta, algo desde la última vez que la había visitado había cambiado.

Era claro que todos aquellos comentarios de los aldeanos comenzaban a provocar algo en ella, Sesshomaru veía a Rin y veía a la niña que había rescatado, pero también se daba cuenta que a los ojos de los demás, bien podría comenzar una familia en cualquier momento. Pero él sobre todos ellos, no tenía ninguna intención de tocar ese tema con ella ni con nadie, no era que no le importase, pero creía que no era de su incumbencia. Tal vez había encontrado al humano con quien pasaría el resto de su vida, pero no sería él quien preguntara.

Sus visitas eran monótonas, siempre le daba el encuentro apenas llegaba a la aldea, caminaban un rato hasta rodear casi por completo la aldea, él solía sentarse en el pasto mientras se recargaba en algún árbol, cerraba los ojos y descansaba un rato, al menos Rin ya no gritaba por todo, aunque en aquel momento un grito suyo le hizo cambiar de parecer, había encontrado alguna flor de la que sabía el nombre.

Cansado de pensar en una mujer que ya tenía dueño, se levantó con pesar y entonces se percató de lo cerca que se encontraba Rin.

- ¿Qué sucede? -preguntó mientras avanzaba unos pasos.

- Nada... -Rin guardó silencio y bajó la mirada.

- Me voy -definitivamente algo extraño ocurría con Rin.

- Espere yo -las palabras se le atragantaron en la garganta.

- ¿Qué? -nunca había sido muy paciente-, Rin si vas a decir algo dilo de una vez -y la falta de valor le causaba molestia.

- Yo... yo... -el color se le comenzaba a subir al rostro mientras apretaba con fuerza el ramo de flores entre sus manos-, yo... yo lo amo -y soltó todas las palabras que pudo en un instante-, lo amo y quiero que me tome como su mujer, yo sé que no sé hacer muchas cosas, pero puedo aprender, he escuchado lo que dicen los aldeanos, pero no tengo miedo de usted, confío en usted, siempre me ha cuidado y sólo tengo motivos para amarlo, por favor acepte mis sentimientos -lo último lo dijo un poco más fuerte mientras veía con anhelo la espalda de Sesshomaru.

Mientras él tenía los ojos bien abiertos de par en par, se repetían en su mente como un eco aquellas palabras que le había dicho Rin ¿lo amaba? ¿desde cuándo? ¿por qué?

¿En qué momento aquella niña lo había empezado a amar? es que no entendía cuál era el motivo que la hacía pensar en eso. Rumores. Eso era, los rumores que había escuchado día tras día habían llevado a Rin a creer que realmente él planeaba hacerla su mujer.

- Rin

- ¿Sí? -contestó dando un paso adelante

- Estás confundida, no tengo intensiones de hacerte mía -dijo dando la vuelta para encararla.

- ... pero -los ojos de Rin se abrieron con sorpresa y luego agachando la cabeza dijo-, los aldeanos, todos dicen que me hará suya, que por eso tantos regalos, por eso fue por lo que me protegía, por eso hizo todas esas cosas por mí... además, la anciana Kaede dice que ya no soy una niña... por eso, por eso yo... yo lo amo, por favor, formemos una familia.

- Rin aquellos son rumores nada más de gente que no tiene otra cosa que hacer y creo que también lo sabes, todo lo que llegue a hacer por ti fue porque quise no porque esperaba hacerte mía, si lo hubiera querido en el momento en que te conocí lo hubiera hecho -dio dos pasos hacia ella, Rin no puedo más que dar un paso atrás al ver aquella mirada tan intimidante-, estás confundida.

- Pero ¡Señor Sesshomaru! -gritó Rin al ver que Sesshomaru volvía a darle la espalda.

- Rin, tú misma dijiste que ya no eres una niña, así que deja de actuar como una -sonaba molesto.

- ¿Cómo espera que me tranquilice? si me está diciendo que no me quiere que

- No dije que no te quisiera -la confesión lo tomó por sorpresa también a él-, pero no es el tipo de cariño que esperas que tenga por ti. Así que acéptalo y olvídalo -comenzó a caminar.

- ¿Entonces por qué viene tan seguido así de pronto? sino me quire a mi entonces, ¿a qué viene? -los pasos de Sesshomaru se detuvieron un momento y luego continuo su camino.

Sería mejor que dejara de visitarla para que aclarara sus pensamientos de una vez, comenzó a elevarse en el cielo dejando a Rin llorando, mientras él se iba pensando en la pregunta de ella, ¿a qué iba? no podía mentirse, ver a Rin era el pretexto para verla a ella, a aquella mujer.

A la salida de la aldea alcanzó a distinguir a la mujer en cuestión, llevaba aquel traje de sacerdotisa tan característico; mientras se alejaba pudo sentir cómo por un segundo, la mujer de su hermano, lo observaba.