Advertencia: Todos los personajes de esta historia son propiedad de J.K. Rowling. Esto fue escrito solo por diversión y no fue hecho con fines de lucro. Las canciones que aparecen en esta historia son: "Luz" del maravilloso, genial y absolutamente sorprendente cantautor español Miguel Nández y "Todavía duele" que es interpretada por el gigante de la canción Nelson Ned.
Hola a todos y a todas las personas que leen este fic. Les agradezco que hayan seguido la historia hasta este momento y les aviso que solo falta un capítulo más para que se termine. Así que este es el final del fic, la siguiente entrega tendrá el cierre de todas las historias. Muchas gracias a todas las personas que enviaron sus mensajes a lo largo de las diferentes publicaciones y quiero agradecer también a los que leyeron y lo disfrutaron (aunque no dejaran un reivew…).
Capítulo XXXIX: Al fin libres
Los cuatro chicos fueron sorprendidos por la llegada de Dumbledore y Charlie… pero ¿qué hacía Charlie en Hogwarts?
Ninguno de ellos podía dar una respuesta a esta pregunta, pero estaban alegres de verlo. Tanto Dumbledore como el especialista en dragones estaban asombrados y preocupados por la presencia de los chicos en las habitaciones de Remus, pues esa noche una hermosa luna llena brillaba en el cielo.
– ¿Qué están haciendo aquí? –preguntó Charlie mirando a Ron y a Ginny directamente.
– Pues… –comenzó la chica, pero fue interrumpida por Harry.
– Estabamos buscando a Remus –dijo mirando a Dumbledore en lugar de al joven Weasley– pero no lo encontramos, solo hayamos esto…
El joven de ojos verdes, les señaló el pedazo de pergamino que habían hallado en la habitación. El director comenzó a leer la nota y Charlie se arrimó para hacerlo por encima de su hombro.
– ¿Quién escribió esto? –preguntó Charlie– ¿Fue Remus?
– No lo sé… –dijo Dumbledore– no lo creo…
– Está firmado "R" –insistió el especialista en dragones– ¿quién más pudo ser?
– No lo sé… pero Remus debía transformarse esta noche, así que teóricamente nadie debía venir acá… –dijo mirando nuevamente a los chicos.
Los cuatro jóvenes no atinaban a decir absolutamente nada y se miraban unos a otros.
– ¿Ginny? –dijo Charlie mirándola con una sonrisa en los labios– ¿vas a decirme por qué están aquí? –dijo melosamente, pero sin obtener ningún resultado.
Luego de unos segundos, lo intentó con la sensata del grupo.
– ¡Hermione! Tú mejor que nadie sabe los peligros que se enfrentan cuando hay un licántropo cerca en las noches de luna llena… ¿por qué vinisteis?
– Él había tomado la poción matalobos, así que no sé a qué peligro te refieres… –dijo la chica provocando la risa del director.
– ¡Basta! –dijo el anciano sonriendo levemente– supongo que buscaban alguna ayuda para resolver la visión que tuvo Harry¿no es así?
Nadie respondió, pero fue claro que Albus Dumbledore estaba en lo cierto… aunque Charlie no sabía de qué estaba hablando.
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Los mortífagos habían comenzado a moverse. La historia estaba bastante clara para todos: Malfoy había tomado el lugar de Pettiegrew para llevar a la señora Snape a su falsa boda, la mujer lo había matado y había huido con la científica. Era obvio para todos que Nymphadora Snape era una verdadera traidora…
¿Cuáles eran los pasos indicados ahora? Lord Voldemort estaba furioso y todos sabían que si no atrapaban a las dos mujeres antes de que lograran salir del castillo, el castigo que recibirían sería espectacular… y ninguno quería ser el primero.
La primera reacción de todos fue proponerse voluntarios para atraparlas… el que se quedara cerca del señor Oscuro sería la presa más propicia para que su señor descargara su coraje y nadie quería tener el honor.
Los mortífagos menos inteligentes habían propuesto ideas tan tontas como la de cerrar las puertas del lugar o buscar en la habitación que ocuparon las chicas minutos antes de desaparecer… Solo un mortífago sabía la verdad y eso lo convertiría en uno de los hombres de confianza del señor Tenebroso…
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Era obvio que la puertilla que la señora Snape había encontrado no había sido abierta en años. Se encontraba completamente oxidada y sus bordes se habían amalgamado a la pared. Era una suerte que tuvieran varitas a la mano, aunque Nymphadora había estado a punto de perder la suya en su caída en la cloaca…
– Podremos salir por allí ¿sí o no? –preguntó la científica bastante preocupada del tiempo que perdían.
– Sí –le respondió el profesor– solo necesitaremos un par de hechizos más…
Unos segundos después, la trampilla sumergida se abría y ellos, junto con el contenido de la cloaca, se deslizaban fuera de los dominios del señor Tenebroso.
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Todo el grupo estaba reunido en ese extraño bosque. Unos más cerca de esa extraña trampilla y otros ubicados cerca del jefe. Era el más grande grupo de licántropos que alguien había visto reunido nunca. De hecho nadie los podía ver en ese momento…
El bosque era muy temido por los seres humanos, ya que era de conocimiento público que los lobos eran los dueños del lugar… y los hombres lobo eran los que gobernaban el sitio.
Cuando el grupo llegó, unos minutos antes, los licántropos del lugar habían llegado a recibirlos. La mayoría no tomaban la poción matalobos, así que eran altamente peligrosos, pero aun así, los recién llegados se adentraron en el bosque. Hubo una pequeña batalla… era de esperarse, pues los lobos del lugar querían defender su territorio, pero los nuevos hombres lobo lograron vencer fácilmente. Esta victoria, los llevó a ser los nuevos jefes de la jauría… o más bien, a que su jefe momentáneo se convirtiera en el jefe del lugar. Su nombre era Remus Lupin.
––––––––––––––––––– Flashback –––––––––––––––––––
Remus estaba a punto de tomar su dosis de poción matalobos. El brebaje era el que Aliance había preparado para él antes de partir rumbo al Reino Unido. No podía apartar su mente del gran problema en que se encontraba la hermosa científica…
Su concentración comenzaba a perderse en el tiempo cuando escuchó un extraño ruido en la chimenea de su habitación. ¿Qué era ese ruido? Tardó un poco en darse cuenta de que era un mensaje enviado por la red flu. El pergamino flotaba frente a su cara esperando a que él lo tomara.
"Nos trasladaremos a las afueras de Hogwarts, tal vez podamos ser de ayuda
R"
Ese era el mensaje recibido. No fue necesario nada más para que el licántropo tomara la poción y saliera prontamente del castillo de Hogwarts… iba a encontrarse con sus amigos.
––––––––––––––––– Fin del flashback –––––––––––––––––
Los licántropos del lugar no eran fáciles de manejar. Más de un hombre lobo de Bulgaria había sufrido heridas de parte de ellos. El grupo que comandaba Remus contaba con unos quince hombres lobo extranjeros, pero la lúcida mente de todos ellos, debida a la poción matalobos, les había permitido usar su maña y su gran inteligencia para imponerse ante los nativos del lugar. En total el grupo era ahora de unos cincuenta licántropos.
Este grupo se había formado debido al traslado del grupo de licántropos búlgaros y Remus al bosque en que se encontraban. La decisión de trasladarse allí fue bastante sorprendente para todos. Remus y Rómulo se habían puesto de acuerdo…
––––––––––––––––––– Flashback –––––––––––––––––––
El antiguo profesor de Hogwarts se había apersonado a las afueras del colegio nada más terminar de tomar su poción.
De detrás de los árboles, un grupo de hombres lobo comenzó a hacerse visible. Todos los licántropos eran de Bulgaria o sus alrededores. El grupo estaba liderados por Rómulo, el licántropo que Remus había conocido en el bosque cercano a la casa de Aliance.
– ¡Remus! –le había llamado el hombre lobo que lo conocía– me alegra ver que te llegó nuestra nota.
– ¿Qué hacen aquí? –les había preguntado Lupin– ¿cómo llegaron?
– …a mi también me alegra verte –dijo Rómulo tomando la voz del grupo– vinimos a ayudar con el rescate de Aliance Krum, ella es nuestra amiga…
– No hay nada que podamos hacer por el momento –les aseguró Remus– solo la pondríamos en peligro.
– ¡Vamos Remus! –le interpelaba el grupo que se había reunido en torno a los dos licántropos que conversaban– ¡Sabes que tenemos que ayudarla!
Rómulo y su grupo deseaba trasladarse a las cercanías del castillo oscuro, aunque ignoraban en dónde se encontraba. Remus, por su parte, instaba al licántropo a que se quedaran cerca del colegio, pues su presencia podía provocar que mataran a todos los que se encontraban atrapados en el castillo.
– ¡Tenemos que ir a ayudarla! –decía Rómulo vehementemente– ella siempre ha estado para tendernos una mano y ahora es el momento de que hagamos los mismo por ella…
– ¡Pero no al precio de su vida! –le cortó Remus– tienes que entender que el lugar está protegido…
Todos los hombres lobo se habían quedado en silencio.
– El mayor grupo de mortífagos que puedan imaginarse están reunidos en ese lugar y no van a dejar a títere con cabeza si se sienten amenazados. –intentaba razonar con ellos el ex profesor– Mientras la necesiten ella estará bien… desean que elabore una poción que no puede ser realizada durante la luna llena, así que no le harán nada… aun.
Nuevos aspavientos se presentaron en el grupo y fue nuevamente la voz tranquila de Remus la que consiguió apaciguarlos.
– Tenemos algunas personas adentro del grupo. Ellos nos traerán noticias de Aliance y nos ayudarán a dar el golpe de rescate… –aseguró sin saber si aun los espías y Nymphadora se encontraban con vida… o si podrían hacer algo…– ahora sería suicidio acercarnos.
El cúmulo de razones brindadas por Lupin había terminado por convencer a Rómulo y al grupo. Todos juntos, se habían trasladado al bosque prohibido a pasar la luna llena.
El grupo se encontraba ya en el bosque cuando la luna salió en todo su esplendor y todos se transformaron, formando una jauría peligrosa a simple vista, pero inofensiva, pues la poción matalobos les resguardaba su mente de los efectos de la transformación.
Todo habría seguido igual de no ser por la extraña sensación que había poseído a Remus Lupin. Su instinto lobuno se había mostrado con toda su intensidad… sabía que debían actuar y el lugar en que eran necesarios para ayudar a la científica que amaba.
––––––––––––––––– Fin del flashback –––––––––––––––––
Por eso los licántropos estaban allí, en un bosque que ninguno conocía, enfrentándose a otros hombres lobo y esperando que sucediera algo que les permitiera ayudar a Aliance Krum. Lo que todos ignoraban era qué iba a pasar…
No había sido difícil para ellos trasladarse. El agudo sentido del olfato de Remus habís sido capaz de encontrar el rastro del matrimonio Snape, y rápidamente había guiado a los hombres lobo hasta la chimenea que habían usado los profesores de Hogwarts para trasladarse. El hechizo de los Snape aun estaba presente y el portal abierto por ellos aun funcionaba, así que, por turnos, los licántropos se trasladaron a las cercanías del castillo tenebroso.
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Después de hablar con los chicos, Dumbledore y Charlie se había retirado para sostener una conversación que tenían pendiente. La llegada del joven Weasley había sido bastante sorprendente para todos, sobre todo para Dumbledore, que esperaba que se encontrara en Rumania cumpliendo con sus cometidos…
Charlie Weasley estaba destinado por la Orden del Fénix para contactarse con algunos seres mágicos específicos. Entre ellos se encontraban los licántropos de la zona. Debido a los trabajos de Aliance Krum, la gran mayoría de los afectados por este problema eran personas de fiar y todos eran fácilmente localizables.
Charlie ya había hablado con casi todos y tenía localizable a más de la mitad de ellos… fue de esa manera que se percató de la desaparición de un gran grupo de hombres lobo precisamente para la luna llena. Estaba seguro de que eso no era normal… ante este fenómeno, el experto en dragones había hechizado un calcetín para que lo llevara al pueblo mágico colindante con el colegio Hogwarts de magia y hechicería.
Tanto el director como el joven pelirrojo, habían decidido hablar con Remus en ese preciso momento. Al igual que Harry y compañía, sabían que la poción que el licántropo tomaba, dejaba su mente sin alteraciones, por lo que tal vez pudieran comunicarse con él y obtener una respuesta para lo sucedido. Ahora ambos estaban consternados.
– No comprendo por qué Remus desapareció –aseguraba el pelirrojo– nunca imaginé que se fuera sin avisarle… La nota no era para usted¡no tiene sentido!
– Creo que se fue con ellos… –sugirió el director– la nota decía que se trasladarían a las afueras del colegio. La nota no es de Remus para nosotros, es de ellos para Remus… eso lo explicaría todo… –añadió pensativo.
– Pero¿para qué?
– Creo que desean rescatar a su heroína…
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Víktor Krum miraba entre sonrisas como los grupos de mortífagos elegidos por el Innombrable salían del salón.
El primero de los grupos había sido enviado a revisar los jardines muertos del castillo tenebroso. Todos eran concientes de que nadie podría haber salido por las puertas del castillo, pues la seguridad de la reunión que sostenían lo habría impedido, pero no podía dejarse ningún lugar por revisar.
El segundo de los grupos se dirigía al río que cruzaba el valle en que se encontraban. Nadie había entendido el por qué, pero debían buscar en el cause del río y no regresar hasta tener algo que mostrar a su señor.
El último de los grupos era el que más se había extrañado, y secretamente molestado, por la orden recibida: debían revisar detalladamente las cloacas del castillo y seguirlas hasta su desembocadura.
– Tu razonamiento es el único que merece la pena –había dicho el señor Tenebroso– por eso te estás convirtiendo en uno de los mejores Krum…
– Gracias señor, su confianza me honra –dijo el búlgaro ante la mirada furibunda de Bellatrix Lestrange.
––––––––––––––––––– Flashback –––––––––––––––––––
– Las mujeres han escapado… –dijo lord Voldemort como meditando para sí mismo– quiero escuchar sus teorías…
Todos los mortífagos se sorprendieron ante esto. Sabían que él acostumbraba a solicitar sus ideas para dejarlos en ridículo ante sus muy elaboradas reflexiones; pero esta vez comprendían que serían escuchados. Lo inesperado de los sucesos, aseguraba que su señor no podía haber previsto los pasos de las fugitivas.
– Mi señor –dijo Bellatrix postrándose en tierra– la traidora tenía su varita y ahora ambas deben estar armadas.
– Es cierto, Bellatrix –dijo mirándola y escuchándola atentamente– la varita de Lucius debe estar ahora en su poder.
– Si lograron salir del castillo, pueden haber conjurado un traslador –sugirió directamente– si es así ya deben estar muy lejos.
Casi todos los presentes comenzaron a comentar la idea expresada por Bellatrix Lestrange. La mayoría de los mortífagos estaba dispuesta a aceptar esa conclusión por dos razones principales: sonaba lógica y les permitía evadirse de una persecución que bien podía quedar en nada. Todos eran concientes que seguirlas sin tener idea de su paradero solo les acarrearía un castigo ejemplar por permitir su escape.
La teoría de la mujer era bastante acertada, aunque contenía dos condiciones que no quedaban muy claras para el señor Oscuro y con bastante enojo contemplaba como sus mortífagos ignoraban que para que probar esa hipótesis era necesario que las mujeres consiguieran salir del castillo.
– No pudierron salirr del castillo –dijo una voz desde el fondo del salón.
Una gran sonrisa se dibujó en el rostro del Innombrable… ahora estaba seguro, su nuevo mortífago no le temía a los retos y parecía digno de confianza en sus deducciones. Lamentablemente para Bellatrix, tal sonrisa solo le auguraba una cosa: ahora tenía competencia ante los ojos de su señor…
––––––––––––––––– Fin del flashback –––––––––––––––––
Los fugitivos habían salido disparados del ducto. Si bien su aspecto era lamentable, su ánimo había subido tan rápido como se había vaciado la cloaca, así que ahora se disponían a dar el siguiente paso.
El plan original los habría hecho salir por el río que cruzaba el valle en el que se encontraban, pero ahora, se hallaban a unos cuantos kilómetros de ese lugar. Por lo tanto, el plan original ya no les servía de nada.
Por el momento, el profesor de pociones estaba haciendo uso de la varita de Lucius para limpiar a sus compañeras y a él mismo. Tras lanzar tres veces el hechizo limpiador, estuvieron listos para discutir su siguiente paso.
– Creo que lo más conveniente es avanzar, no podemos quedarnos quietos. Mientras nos movamos no podrán alcanzarnos –dijo Severus Snape.
Las dos mujeres estuvieron de acuerdo con él y juntos se adentraron en el extraño bosque que los rodeaba. Tanto Severus como su esposa, comenzaban a sospechar que Aliance había tenido razón al decir que algo tenebroso podía esperarlos a la salida del ducto. El bosque en que se encontraban era muy silencioso y ambos sabían que eso no era común; menos en una noche de luna llena.
El bosque era muy oscuro. La espesura de los árboles impedia ver la luna, que brillaba radiante en lo alto de la bóveda del cielo. Las plantas que encontraban en su camino, estaban bastante maltrechas, por lo que era obvio que había animales salvajes que pasaban constantemente por allí. ¿Estarían aguardándolos en la espesura del bosque? Lastimosamente, la oscuridad no les permitía ver más allá de sus narices y la necesidad de pasar inadvertidos, les impedía iluminarse con la luz de sus varitas… no querían que un mortífago de vista aguda pudiera descubrirlos en medio de esa nada en la que se encontraban.
Avanzaron lentamente por el lugar y sus ojos poco a poco se fueron acostumbrando a su entorno. Snape abría brecha en el bosque y las dos mujeres le seguían muy de cerca. Era Nymphadora la que cerraba la formación, pues su experiencia como auror, la hizo tomar esta posición.
Aliance estaba completamente abrumada. Como científica que era, nunca se había visto expuesta a una situación semejante. Los peligros de su trabajo eran siempre de otro tipo, pero definitivamente lo encontraba emocionante.
Unos diez minutos después de haber salido de la cloaca, escucharon que tenían compañía.
– Hay alguien adelante –había dicho Snape en un susurro– estén preparadas.
Tanto las dos mujeres como él esperaban encontrar un grupo de mortífagos esperándolos al frente, pero cuando se disponían a lanzar el primer hechizo, un aullido de lobo les heló la sangre a los tres.
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Harry, Ron, Hermione y Ginny se habían retirado de la habitación de Remus al recibir una indicación del director. Aunque los adultos parecían saber más que ellos, ninguno pudo averiguar más de lo que ya sabían.
– Creo que Dumbledore sabe algo que no nos dijo –aseguró Ron.
– Él siempre sabe más de lo que dice –aseguró Harry– es una caja de sorpresas…
– Creo que la clave está en la nota que vimos… –dijo la castaña.
– ¿Crees que la dejara Remus para Dumbledore? –le preguntó la pelirroja.
– No, ni siquiera él lo cree… debe ser de alguien más… pero ¿de quién?
– ¿"R"? –dijo Harry– no lo sé.
– ¿Cómo supo Remus que su novia había sido secuestrada? –le preguntó Hermione a Harry.
Harry les narró todo lo que sabía de la historia de su amigo. Mientras tanto, las chicas se habían despojado de sus zapatos de gala y ambas descansaban sus pies desnudos sobre la alfombra.
– Accio zapatillas –dijo el pelirrojo, haciendo bajar de la habitación de Hermione sus más cómodas pantuflas de levantarse.
Harry y Ginny lo miraron sorprendidos¿qué había sucedido entre sus amigos para que Ron hiciera eso sin importarle que su hermanita y su amigo estuvieran presentes?
Hermione estaba completamente sonrojada. Con tanto ajetreo después de la cena y el baile de esa noche, ninguno de los dos le había contado a sus mejores amigos lo que había pasado entre ellos.
– Parece que ustedes tienen algo que contarnos –dijo Harry guiñándole un ojo a Ginny– ¿o no?
– No –le respondió Ron con tono indiferente– absolutamente nada –y, sin agregar palabra y ante la mirada atónita de la castaña, la besó amorosamente.
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Cuando la científica y el matrimonio Snape quisieron darse cuenta, se encontraban rodeados de licántropos. Eran por lo menos treinta los que podían ver, pero Snape estaba seguro de que habían más en la oscuridad.
– No se muevan –les dijo Aliance– no parecen dispuestos a atacarnos.
– Espero que ellos estén de acuerdo contigo… –dijo la señora Snape.
– Si quisieran atacarnos ya lo habrían hecho, tenlo por seguro.
Aliance se ubicó ahora en el frente del grupo. Esto si era algo que ella conocía y era mejor que se colocara donde pudiera hacer algo, en caso de que las cosas se salieran del paupérrimo control en que se encontraban. Si los hombres lobo veían que iban a ser atacados, lo más probable era que ellos no tuvieran ninguna posibilidad de sobrevivir…
Pasaron algunos minutos y ninguno de los integrantes de los dos grupos que se habían encontrado hacía ningún movimiento. Fue en ese momento que escucharon un nuevo aullido. Este era fuerte y se escuchó bastante cerca, sorprendentemente para el trío que se encontraba rodeado, los licántropos que tenían a su alrededor fueron separándose de manera que quedó un trecho muy angosto por el cual pasar.
Ninguno de ellos se atrevía a dar un paso. Aliance que era la experta y se encontraba de frente en el grupo, no se animaba a dar el primer paso; su razonamiento no era desencaminado… si ellos avanzaban y los licántropos se sentían atacados, serían su cena sin ningún miramiento; por eso, ella esperaba algún otro movimiento por parte de la jauría antes de aventurarse a dar un paso.
Un hombre lobo de pelaje muy gris y mirada tierna se acercó a ellos por el espacio que los demás habían dejado. Aliance supo con certeza que ese era el jefe del grupo y mirándolo fijamente, supo que conocía a ese lobo… pero eso no era posible¿o sí?
– ¿Remus? –dijo a media voz.
Obviamente no pudo comprender la respuesta que obtuvo, pero el licántropo los guió entre sus congéneres hasta que traspasaron la barrera que los hombres lobo habían formado.
Aliance había caminado rápido tras Remus, pero nunca intentó tocarlo, sabía que eso provocaría un ataque seguro de parte del resto del grupo, pues creerían que atacaba a su jefe. Sin mediar una sola palabra más, el trío se alejó; y a sus espaldas un grupo muy numeroso de hombres lobo, guardaba su retaguardia.
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El segundo grupo de mortífagos estaba liderado por Rodolphus Lestrange. Todos estaban buscando por la ribera del río, pero ninguno había encontrado absolutamente nada. El jefe no podía decirse que estaba enojado, la verdad es que era de noche y aunque la luna les ayudaba con su brillante luz, era difícil ver en esas aguas tan oscuras.
Pero la suerte se puso misteriosamente de su lado.
– Tengo algo –le dijo McNair al acercarse a él y silenciosamente le alargó un objeto blanco.
Rodolphus lo reconoció de inmediato, tal y como lo hicieron el resto de los mortífagos: era una máscara de las que ellos utilizaban¿cómo había llegado allí? Ninguno de ellos podía imaginar que ese objeto se le había caído a Nymphadora Snape al sumergirse en la cloaca.
El jefe del grupo estaba preocupdo. No encontraron ningún otro rastro de las mujeres y eso los pondría en un predicamento al presentarse nuevamente al castillo¿la máscara había salido por el desagüe como un sedimento más? o ¿se le había caído a la viuda en el momento de la huída?
No tenía la respuesta y eso era lo más grave; pero bueno, no estaba dispuesto a despreciar el objeto que les permitía presentarse ante su señor sin las manos vacías. Así que después de verificar el mal resultado de la segunda revisión del lugar, ordenó al grupo que regresara al castillo… y se desaparecieron mágicamente.
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Harry y Ginny estaban sorprendidos pero muy alegres; aunque en sorpresa nadie le ganaba a Hermione. La castaña no esperaba que Ron hiciera algo así. Había estado a punto de reclamarle que dijera que no tenía nada que contarle a sus amigos, pero olvidó completamente la idea…
– Deberíamos cambiarnos, estos vestidos comienzan a ser molestos… –dijo Ginny haciendo que ambos chicos volvieran a la Tierra.
Hermione estaba algo colorada y a una seña suya, Ginny se levantó y juntas se dirigieron a sus habitaciones, indicándole a los chicos que pronto regresarían.
– Felicitaciones –le dijo Harry a su amigo, cuya mirada seguía perdida en la puerta por la que desaparecieron las dos chicas.
– Gracias –murmuró el pelirrojo– ¿cómo te fue a ti?
– Bueno… –el chico moreno le contó lo sucedido y el inconveniente del paseo en escoba que le impidió concluir su noche con una adecuada declaración.
Ambos chicos hablaban rápido temiendo ser descubiertos por las chicas, pero ellas no tenían ninguna prisa en bajar, pues mantenían una conversación similar en sus habitaciones.
– ¿Son novios? –le preguntó la pelirroja a su amiga.
– Pues no me lo ha pedido formalmente… pero creo que sí –respondió la castaña.
– Mi hermanito no tardará en pedírtelo, te lo aseguro…
– Si no lo hace él, lo haré yo…
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El tercer grupo de mortífagos era el que se encontraba más cerca de los fugitivos. La líder del grupo era Bellatrix Lestrange, la que hasta esa noche era considerada la mano derecha de lord Voldemort.
Sobreponiendo su fuerza de voluntad al asco que les daba ingresar en las cloacas, el grupo se dirigió al ducto nauseabundo. Para llegar a la entrada de las cloacas era preciso pasar por las mazmorras, así que los siete mortífagos se dirigieron hacia ese lado del castillo.
Bellatrix no estaba segura de qué era lo que no calzaba, pero sabía que algo fallaba. Imposibilitada para investigarlo en ese momento, decidió dejar sus inquietudes para el regreso y se concentró en su misión.
– Avancen en silencio –indicó al grupo– no queremos que las palomas vuelen…
Todo el grupo obedeció al instante y el silencio más absoluto se hizo entre ellos. Esto era efecto del miedo que les inspiraba la mortífaga, pues en cierta medida era tan temible como el señor Oscuro. Si la hacían enojar, podía ensañarse crudamente con ellos y no le importaba terminar con la vida de alguien si no recibía la orden directa de no hacerlo.
El grupo avanzó lentamente, procurando revisar cada espacio a su alcance. Las aguas sucias fluían con más velocidad de lo esperado, producto de la trampilla abierta un poco más adelante. Esto fue lo primero que alertó a los mortífagos de que algo extraño sucedía en esos conductos. Muchos hubieran preferido lanzar miles de maleficios al tubo antes de seguir caminando, pero la orden de silencio y la presión del Innombrable para que revisaran el lugar los impulsaba a seguir adelante.
Cuando el grupo había avanzado cerca de quinientos metros, escucharon una caída de agua… definitivamente eso no era normal. En un ducto, las caídas internas al estar en un lugar cerrado, producen un sonido sordo; en cambio la caída que oían era muy sonora… como si fuera una cascada natural. Pero esto no tenía sentido, ya que el agua de la cloaca no debía escaparse¿o se encontraban ya a orillas del río?
La estimación que hizo Bellatrix considerando la distancia recorrida y las posiciones del castillo y del río, le dijo que eso era imposible. El río aun estaba muy lejos…
– ¡Alto! –exclamó apenas para ser oída por todos– ¡Rotter! Averigua qué sucede al frente –le ordenó.
El mortífago avanzó lentamente y unos diez minutos después regresaba corriendo.
– No hay nadie adelante, pero encontré un escape de agua. El contenido de la cloaca está saliendo por una abertura que no es visible a simple vista, creo que la caída es de varios metros…
– Vamos –ordenó la líder– saldremos por allí.
Ella era conciente de que la situación era diferente a la que habían imaginado en el salón del castillo. Esa salida no debía estar allí, o al menos eso era lo que ella suponía, pues no tenía la costumbre de conocer los planos de la expulsión de las aguas negras de los lugares en que debía vivir. Las cosas extrañas seguían sucediendo…
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La orden de alto de Bellatrix fue escuchada por los hombres lobo del bosque que rodeaba el castillo. Solo el líder de los licántropos había reconocido la voz y, a una orden suya, todos se habían escondido… y una extraña sensación de inquietud había hecho presa de Remus Lupin.
Luego de varios minutos, pudieron ver como junto con el agua amarillenta que caía del ducto bajaban también un pequeño grupo de mortífagos completamente anegados por el contenido de la cloaca. La líder había tomado la delantera y con un movimiento rápido, se había colocado correctamente su máscara.
El grupo comenzó su avance por el terreno del bosque a paso lento. Todos tenían sus varitas en alto, listas para atacar a las mujeres que perseguían o a algún animal o ser mágico que les atacara. Habían avanzado veinte metros cuando se escuchó un aullido muy agudo.
– ¡Alto! –exclamó la Bellatrix Lestrange– licántropos… –sentenció.
El grupo se removió vivamente al escuchar la confirmación de sus sospechas personales. Había hombres lobos en el bosque, y la presencia de la luna llena (aunque no fuera visible en la espesura del bosque), les auguraba momentos difíciles. A un movimiento de Bellatrix, todos reanudaron su avance.
Fue muy rápido que sucedió todo. Los mortífagos parecían dispuestos a atravesar el bosque sin separarse unos de otros, pero la presencia de un licántropo en la retaguardia de la formación, pareció hacer que sus ideas variaran. Tener a un hombre lobo colocado a las espaldas no era la idea de bienestar de ninguno de los perseguidores de la señora Snape y de la científica, y esto hizo que Rotter y Bergin detuvieran su avance para encararse al ser que les seguía… gran error para ambos…
Al separarse del grupo los dos hombres que cerraban la formación de mortífagos, otros dos licántropos se acercaron a ellos. Ambos hombres comenzaron a lanzar maldiciones a los licántropos, pero la agilidad de estos seres les impidió acertar a sus blancos. Fue en ese momento que todos los mortífagos sintieron la necesidad de defenderse… la jauría se encontraba ya rodeando al grupo.
Unos cuantos minutos después los mortífagos habían sido reducidos a la inmovilidad. Solo la jefe del grupo mantenía una férrea lucha contra uno de los licántropos. El resto del grupo de hombres lobo parecía haber comprendido que eso era una lucha entre líderes, por lo que ninguno hizo el más mínimo esfuerzo por ayudar a su jefe. Instantes después, un certero zarpazo de parte del lobo dejaba semi inconsciente a la mortífaga, que escuchó entre el ruido de su cabeza un estraño aullido que parecía decir "Sirius"…
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Los tres perseguidos de esa noche avanzaron rápidamente a través del bosque. Aunque no iban a su lado, sabían que tenían una escolta de licántropos que los protegía de los otros seres que habitaban esas tierras.
El esfuerzo que debían hacer no era tanto, pero las experiencias vividas durante esa jornada y la oscuridad de la noche los obligaba a emplearse a fondo para lograr su cometido.
Cuando el grupo estuvo en las orillas del bosque, y se consideraron los suficientemente a salvo, Nymphadora propuso que hicieran una traslador para arribar a las afueras de Hogwarts. Su propuesta fue bien recibida por los otros dos y con un rápido movimiento, y muy ágil para su habitual manera de comportarse, la profesora de Defensa contra las Artes oscuras hechizó un jirón de su túnica y los tres desaparecieron del lúgubre bosque.
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Al regresar al castillo oscuro, el grupo que había revisado el río entró silenciosamente al salón principal.
– No olvidaré tu ayuda de esta noche –decía el señor Tenebroso– te has convertido rápidamente en uno de los mejores elementos de este equipo.
Todos avanzaron lentamente y pudieron ver el mortífago que recibía tales alabanzas: Víktor Krum.
El semblante del búlgaro se mantenía impasible. En su mente, había una gran cantidad de pensamientos que reclamaban atención, pero la necesidad de cerrar su mente al señor Oscuro, lo obligaba a dejar de lado todo sentimiento y toda preocupación. Su único deseo era poder retirarse de la presencia de su amo… lo antes posible.
Estaba seguro de que ya el grupo formado por el su hermana y el matrimonio Snape, debería haber llegado al río. ¿Habrían podido hacerlo antes de que llegaran los mortífagos? o ¿habían caído en una emboscada tendida por él mismo? Krum no podía estar seguro de nada… y por eso evitaba desconcentrarse.
La llegada del grupo del río, completo y sin rehenes, le indicaba que sus cálculos habían sido correctos y el trío que le interesaba en ese momento ya se encontraba a salvo…
– Mi señor –dijo Rodolphus inclinándose profundamente ante su amo– esto es todo lo que pudimos encontrar –dijo mostrándole la careta de la viuda.
– ¿Eso? –casi susurró el Innombrable– te atreves a presentarte ante mi ¿sólo con eso?
El grupo de mortífagos comenzó a temblar… sabían lo que les esperaba, pero no esperaban lo que sucedió después.
– Víktor, acompáñame a enseñarles a cumplir mis órdenes –dijo el señor Tenebroso– ¡enséñales!
Era un hecho, Víktor Krum era la nueva mano derecha de lord Voldemort.
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Quiero aprovechar para agradecerle a Sara Fénix Black por haber revisado cada uno de los capítulos que publiqué y por darme sus pertinentes sugerencias cada vez que escribo algo… TQM
Gracias por leer el fic y espero sus comentarios para enriquecer el cierre del fic.
