FUTURO EN EL PASADO
XV.
—Rin no te acerques —dijo Kagome sacando una de las pocas flechas que le quedaban.
—Pero —no dijo más nada al ver la expresión de la miko.
—Rin, aléjate de ahí —fue lo que la anciana Kaede le dijo. No quería alejarse, pero tampoco quería terminar estampada en algún árbol de por ahí, entonces se alejó hacia donde la anciana Kaede.
En la mirada de aquel youkai era visible la lucha interna que tenía contra sea lo que lo estuviese manipulando, Kagome se daba cuenta de ello, por mucho que quisieran temblarle las piernas al ver a tal oponente, no podía echarse para atrás, ella era por mucho, quien tenía más posibilidades de detenerlo.
Kagome debía encontrar la forma de acertarle con una de sus flechas, aunque lo veía en extremo improbable debido a la velocidad de su cuñado, otra forma sería acercarse lo suficiente para intentar algún tipo de exorcismo, si es que podía llamarse así, aunque si se acercaba lo suficiente sería una única oportunidad la que tendría, de otra forma terminaría muerta.
Mientras Kagome meditaba en un plan de acción, Miroku instintivamente se puso delante de su familia, intentaba vencer a las ganas que tenía de lanzarse enfrente y detener a Sesshomaru, era inútil, no lograría detenerlo, lo que lograría sería nada más estorbar. En cualquier caso, tenía que intentar proteger a su familia. Podía ver a Kohaku con la intensión de intentar algo, pero igualmente aquel youkai parecía demasiado para él.
Fue cuestión de un segundo, un parpadeo de la sacerdotisa bastó para que el youkai le lanzará al ataque, lanzó una flecha pero como lo sospechaba, no dio en el blanco, lo siguiente que supo es que estaba recostada sobre el pasto, el peso del demonio le impedía moverse, podía ver en sus ojos aquella sed de sangre, pero también veía la lucha que continuaba en su interior, Sesshomaru levantó la mano dispuesto a acertarle un golpe fatal, pero un pequeño atisbo de cordura lo detuvo, era ahora o nunca, Kagome concentró su poder sagrado y haló al youkai hacia ella, una luz iluminó el lugar; un segundo, dos segundos, no se veía nada.
Miroku y el resto estaban expectantes ¿había funcionado?, el silencio era abrumador, pero entonces un chillido se escuchó en todo el lugar. Poco a poco se fue viendo un poco más, en el suelo frente a ellos se veía un cuerpo inmóvil.
—Kagome —susurró Sango pensando lo peor, quiso ir hacia ella, pero Miroku la detuvo.
—Espera Sango, no salgas del campo de energía —la anciana Kaede y Miroku habían creado un campo de energía, esperando fuera lo suficientemente fuerte para despistar a Sesshomaru.
—Pero —se detuvo, mirando expectante la escena frente a ella.
¿Había fracasado? Kagome se encontraba inmóvil debajo de Sesshomaru, ninguno de los dos se movía ¿si quiera estaban vivos? Un quejido de la sacerdotisa les devolvió el aliento a los presentes, al menos parecía estar viva.
Sesshomaru escuchó a lo lejos aquel quejido, ¿quién era? Los parpados le pesaban demasiado, no podía abrir los ojos, otra vez aquel quejido, un segundo más y comenzó a detectar aquel aroma tan… tan ¿embriagante?, ¿dónde estaba?
—Sesshomaru —una vocecilla lo llamaba, aquella voz que no podía olvidar.
Abrió lentamente los ojos, qué pesados estaban, sentía algo suave debajo de él, no era el suelo, cuando abrió los ojos se dio cuenta que no, no era el suelo, era Kagome, esa mujer estaba debajo de él. Levantó las cejas con repentina sorpresa, lo estaba viendo a los ojos, parecía aliviada, ¿cómo habían terminado en aquella posición?
