Aioria.
Aioria:
Hace un par de horas que espero en las afueras del templo de Aries a mi hermano mayor Aioros, este había prometido que daríamos un paseo juntos por Rodorio, pero igual que siempre me había dejado esperando. No era necesario preguntarme en donde se encontraba ya que la respuesta para mí era más que obvia. Estaba en Géminis en compañía de "su mejor amigo".
Yo quiero mucho a Aioros, toda mi vida lo he admirado como si de un Dios se tratase. Cuando me convertí en el Caballero Dorado de Leo constantemente me imaginaba como sería la vida en el Santuario con mi hermano y todos mis compañeros dorados reunidos. Yo creía que estar todos reunidos sería lo mejor que podría pasar. Definitivamente yo estaba en un error. Nada era igual ni siquiera parecido a lo que yo tenía pensado que sería. Ya que Saga pasaba más tiempo con mi hermano que yo.
Siendo sincero Saga no me molestaba, tampoco me molestaba que fuera el mejor amigo de mi hermano, lo que sí me molestaba es que absorbía hasta el último minuto disponible que tenía Aioros. Mi hermano rara vez compartía tiempo conmigo o con cualquier otro habitante del Santuario que no fuera Saga de Géminis. Y eso realmente ya me tenía más que arto.
Ya me disponía a retirarme a mi templo cuando escuche unos pasos que venían bajando las escaleras. Levante el rostro para poder observar que quien venía hacia mí corriendo era Aioros, quien venía bastante agitado por el largo tramo que representan las escaleras entre un templo y otro.
Traía puestos unos pantalones de mezclilla y una camisa color rojo, yo portaba unos pantalones muy similares y una camisa color verde; era un atuendo informal, pero el propósito era pasar desapercibidos en un pueblo como Rodorio.
-Creí que nunca llegarías- Mi actitud era molesta, por más que fuera mi hermano ¿por qué habría de soportar yo este tipo de cosas?.
-Lo... lamen... to... mu... cho – Su respiración era agitada debido a la dura carrera que seguramente había hecho de Géminis a Aries. Espere a que recuperara su ritmo de respiración habitual para que continuara. Una vez recuperado me explico la razón de su demora –Me retrase porque Saga se puso muy mal-.
Ahí fue cuando exploto la bomba yo ya no podía soportar esto ni un minuto más- Pues entonces dile a Saga que te acompañe a Rodorio! Por que yo ya no voy a ningún lado!-Ya había soportado demasiado. Si quería tanto a su amigo pues que lo llevara a él en lugar mío. Comencé a subir las escaleras muy molesto cuando sentí el brazo de Aioros reteniéndome.
-No puedo hacer eso. Saga no es mi hermanito- Su voz era suave y tranquila. Parecía una madre hablándole a su pequeño hijo. Fue entonces que me arrepentí de haberle gritado a Aioros.
Me solté de su brazo suavemente y agache la mirada para poder tranquilizarme un poco. -Lo siento... es solo que... bueno yo... siento que te importa más Saga que yo- Me sentía avergonzado por lo que acababa de decir, pero era lo que yo sentía.
Aioros se colocó enfrente de mí y levanto mi rostro con su mano derecha. Sus ojos color esmeralda no mostraban enojo alguno todo lo contrario, lo que yo observaba en ellos era comprensión. –Sé que últimamente no he tenido mucho tiempo para ti, pero también tienes que entender que Saga esta teniendo muchos problemas y necesita mi ayuda.- Yo asentí con la cabeza y continuo. –Solo recuerda que yo jamás podría cambiarte por Saga, por más que lo quiera él nunca será como tú. Y quien yo quiero que me acompañe al pueblo es mi hermanito-. Me ofreció una pequeña sonrisa y no pude evitar responderla con otra muy similar.
Aioros tenía esa facilidad de hacerme sentir mejor. En una ocasión recuerdo que Death Mask lo había llamado "El domador de leones", por que siempre podía hacer que me calmara sin necesidad de agredirme. –En ese caso, seré yo quien te acompañe- Mis ojos recuperaron su brillo travieso como de un niño al que le acaban de levantar un castigo.
Ambos fuimos hasta Rodorio y a partir de ahí el día pasó muy rápido. Primero fuimos por el centro de Rodorio solo para observar una que otra tienda, después Aioros me invitó un mantecado y por último compramos unas cosas que ocupaba para su templo. Una vez comprado todo nos dirigimos de nuevo al Santuario. Durante el camino de regreso se me ocurrió hacerle una pequeña broma a mi hermano.
-Oye Aioros podría saber ¿por qué pasas tanto tiempo con Saga?- Cuando formulé la pregunta pude ver un rápido destello en sus ojos. Al parecer mi plan esta funcionando, ya logre llamar su atención. Ahora el siguiente paso.
-En realidad no lo sé... solo me agrada mucho.- Parecía tranquilo, pero yo sabía que en realidad estaba nervioso. Parece ser que mi broma estaba ayudándome a descubrir algo que siempre sospeche, pero Aioros nunca me quiso decir. Lo que yo siempre quise saber es ¿qué sentía mi hermano por Saga? Y por lo visto me iba a costar mucho trabajo saberlo, pero yo no iba a darme por vencido tan pronto.
-¿Sabías que el otro día li vi muuuuyyyy cariñoso con Mu?- Mi voz había adquirido un tono juguetón. Entonces pude ver una expresión desconocida para mí en el rostro de mi hermano¿cómo describirla?. Era una extraña combinación entre asombro, tristeza y coraje.
-No, no lo sabía- Su voz había adquirido un tono triste. –Siempre me ha comentado que Mu le parece una persona muy interesante y agradable, pero jamás me comentó que le fuera atractivo- En ese momento pude ver en sus ojos unas lagrimas traicioneras que amenazaban con salir y resbalar por sus mejillas. Y al parecer él también se dio cuenta de su descuido y giró su rostro hacia otro lado para limpiarlas antes de que ocurriera un accidente.
Fue cuando lo entendí y mi asombro era tal, que tire las cosas que llevaba en mis manos y mi voz se entrecorto. –A..aioros... no me digas... que te gusta Saga... o ¿sí?-. Mi hermano volteó a mirarme con cara de total asombro.
-¿Por qué preguntas eso?- Y fue cuando me quedé sin excusas yo lo hacia por molestarlo, pero al parecer mi travesura había descubierto una verdad.
Tenía que inventar algo... lo que fuera!. Y fue cuando mi cerebro reaccionó e invento algo –Lo que pasa... es que no pude evitar notar como lo mirabas... y pues yo pensé que... tal vez tu sentías algo por él.- Esa excusa parecía suficiente. Por lo menos para convencer a Aioros.
-Pues... yo... es que a mí... - Comencé a notar un leve sonrojo en sus mejillas.- pues... sí. Saga... me gusta.- Nunca hubiera esperado una respuesta semejante, pero eso explicaba el porque Aioros pasaba tanto tiempo con Saga.
-Ya veo- Me repuse más rápido de lo que yo mismo imaginé. Entonces comencé a recoger las cosas que estaban regadas en el suelo. –Ah... y lo que dije de Saga y Mu era broma-. Ahora si mi hermano había tomado un color rojo similar a un jitomate. Yo reía mientras recogía las cosas, pero sin que el lo notará y es que le había hecho confesar sus sentimientos por accidente.
Todo el camino de regreso al Santuario lo recorrimos en completo silencio. Aioros seguramente estaba pensando como es que le había sacado las cosas de una forma tan fácil y sin proponérmelo realmente y yo iba pensando varias situaciones en las que Aioros le daba preferencia a Saga en lugar de a mí. Y mientras seguíamos caminado el sol se iba ocultando a nuestras espaldas.
Llegamos al Santuario fingiendo que nada había pasado. Acompañe a Aioros hasta su templo para subir sus cosas. Cuando por fin habíamos terminado me miró muy serio y me dijo. –No le iras a decir a alguien lo que te dije en el pueblo o ¿sí?- Parecía preocupado por que su secreto no fuera revelado.
-No te preocupes puedes confiar en mí. Saga nunca se enterara.- Le guiñe un ojo y le mostré una sonrisa. Aioros suspiro con alivio.
-Gracias.- Después nos despedimos y yo me dirigí a mi templo, en donde me bañe y me fui a la cama. Estaba muy agotado. No tarde demasiado en quedarme dormido.
Aioros:
Vaya que día tan más loco, pensé mientras me dirigía al baño y comenzaba a desvestirme. Una vez desnudo me adentre en la tina en la tina con agua caliente. Como me relajaba estar con casi todo el cuerpo sumergido en el agua caliente. Recargue la cabeza en el borde de la tina y cerré los ojos, para pensar con un poco de claridad.
¿Cómo se me pudo ocurrir confesarle por accidente a Aioria mis sentimientos por Saga?. Que locura!. Saga siempre me había gustado aún después de lo ocurrido hace 13 años. Creo que empezó a gustarme desde el día que lo conocí. Siendo sincero, más que gustarme, yo estaba enamorado de mi compañero de armas y mejor amigo.
Sin embargo, por más que Aioria me hubiera prometido guardar mi secreto yo estaba muy inquieto. Aparte de él no había nadie que supiera sobre mi amor a Saga... eso era mentira claro que había otra persona! Ya no lo recordaba, hace años alguien aparte de Aioria se había dado cuenta de cómo miraba yo al geminiano. Y para mi mala suerte esa persona era el gemelo de Saga.
Eso es todavía peor. Ahora me encuentro entre la espada y la pared. Si Kanon no arreglaba las cosas con Saga este último se moriría de la desesperación, pero si todo se arreglaba yo corría el riesgo de que mi secreto fuera revelado. ¿Y ahora que voy a hacer?.
Traté de tranquilizarme. No podía ponerme así, tal vez Kanon ya ni recordaba aquel detalle, tal vez y nunca regresara al santuario. Por el momento puedo estar tranquilo. Aunque los gemelos se volvieran a ver y Kanon recordara mi secreto, tendrán demasiadas cosas de que hablar como para preocuparse por mis asuntos. Esto hizo que me relajara bastante.
Terminé de ducharme y me vestí. Me acerqué lentamente a mí habitación y me metí en la cama fatigado por los acontecimientos del día. Solo espero poder invitar a Saga a desayunar mañana para poder hacer que se olvide de Kanon por un rato. Con ese pensamiento en mi cabeza me quede atrapado en un profundo sueño, algo me decía que debía descansar por que las cosas estaban por complicarse mucho más de lo esperado.
Kanon:
No hace más de una media hora que salí del Santuario Submarino. Yo había planeado salir en la madrugada para estar entre las seis y siete de la mañana en el Santuario de Atena. Entre más pronto viera a Saga y arregláramos las cosas, más pronto volvería a ser el de antes y podría regresar con los generales.
Miré a Sorrento de reojo. Se veía tan bien con la luna iluminándolo por un costado. Parecía muy pensativo. Estaba mejor así él pensando en sus asuntos y yo en los míos, de esta forma no tendríamos que mantener una conversación incómoda. Solo había algo que me inquietaba mucho, desde hace rato me había percatado de que Sorrento me observaba demasiado... o ¿será mi imaginación?
Bueno, pues aquí esta terminado el tercer capitulo mi fic. Quiero aclarar algunos puntos en relación con este capitulo en especial.
El primero: La historia esta centrada en los dos Gemelos, Saga y Kanon, pero me di cuenta de que no son los únicos hermanos entre los santos dorados.
Segundo: en México le decimos Jitomate mientras que en algunas partes del mundo le nombran tomate, pero sigue siendo lo mismo.
Tercero: Sobre la bañera de Aioros, la verdad ignoró si los Santos cuentan con bañera o no, pero en mi fic lo puse como si realmente tuvieran una, solo por mera diversión.
Cuarto: La palabra mantecado no es muy común y hay quienes los llaman nieve o helado da igual el significado es el mismo.
yui-3000: Gracias por tu comentario prometo hacer lo que pueda por hacerlo un poco más fluido, también toma en cuenta que soy nuevo en el asunto, pero no importa veré que puedo hacer XD. Me agradaría siguieras la historia y siguieras marcando mis errores jijiji.
steff308: Bueno antes que nada gracias por tu review. Es cierto que en el anime nos muestran a un Sorrento con odio hacia Kanon, pero yo percibí que más que odio Sorrento le tiene miedo al General del Atlántico Norte, pero aún así me atreví a ponerlos como pareja. Y en cuanto al León Aioria pues aquí lo tienes, este capi lo hice especialmente para ti porque me recuerdas mucho a una amiga que tengo y a la que apreció muchísimo. Me gustaría me enviaras un review con tu opinión en especial.
