-La verdad es que hasta yo hubiera acabado enamorado de él sin remedio, Hermi. ¿Quién nos iba a decir que nuestro más detestado profesor, el más frío y cínico de todos, estuviera casado y con un hijo?
-Que me lo digan a mi, que soy la que se ha enamorado perdidamente. Desde ese punto de vista también me duele, porque al menos sé que no es de hielo, que por dentro tiene un corazón muy grande...y que si la situación fuera distinta habría pensado que realmente podría conquistarlo
-¿Y no lo sigues pensando?-Hermione negó con la cabeza-te lo he dicho antes, deberías descubrir cuál es la verdadera historia de Jonathan y Snape, porque la que ha contado Jonathan no me la creo del todo. Por el tema de los apellidos y demás
-Volvamos a la torre-dijo la castaña tras un buen rato en silencio, sin saber qué decir ni que opinar sobre lo que había descubierto Ginny. Podía significar otra razón por la que hacerse ilusiones y hacerse daño
-¿Es todo lo que debo saber? Entonces debo reunirme con él lo más pronto posible ¿no crees?-hizo ademán de irse
-Sí...bueno hay algo más Severus
Severus fingió con gran maestría la desconfianza que sentía hacia esa mujer. Se llamaba Leandra, una mortífago de buen ver, la dueña de las caderas más deseadas entre los varones. Él las conocía tan bien como muchos otros pero eso fue hace tiempo...
-Y...¿qué más me tienes que contar? Leandra...
-Siempre me ha encantado oír cómo pronuncias mi nombre con esos labios-le dijo sensualmente la mujer, acariciando los labios de Snape, que sintió un desagradable escalofrío recorriendo su espalda. Estaba aguantando como nadie, pues lo que le transmitía esa mujer con anterioridad no era lo mismo que le transmitía ahora. Ni siquiera la deseaba como antes...¡qué decía deseo! Lo más que sintió fue lujuria porque cualquiera se resistía a una mujer como Leandra. Ahora ya no buscaba nada de eso, en su día la lujuria lo dejó más vacío de lo que ya estaba...
-Leandra, déjalo, debo irme, tengo prisas, debo ver al Señor Oscuro
-Vamos Sev, no tengas prisas...-Leandra le agarró por la capa y lo atrajo a su exuberante cuerpo. Snape sintió que los nervios le iban a jugar una mala pasada y que en breve su sangre se iba a concentrar en el lugar equivocado y el momento más inoportuno. Su instinto era lo que no podía controlar por muy bien que actuase y controlase otros impulsos
-Me tengo que ir para regresar pronto a la escuela, antes de que mi ausencia deje de pasar inadvertida, no todo el profesorado conoce mi labor como mortífago y espía de Voldemort-la mujer posó su mano en sus partes íntimas haciendo que se estremeciera de nuevo. Snape cerró por unos momentos los ojos para contenerse, para contener sus instintos y los impulsos de seguirle el juego a Leandra y salir del paso
-¿A qué temes Severus?-le susurró en el oído, en un tono muy, muy provocativo. El profesor metió sus manos en los bolsillos de la capa, para evitar que solas se dirigieran al cuerpo de la fémina que tenía delante. "Severus contrólate, ya hace mucho de todo esto, las cosas han cambiado muchísimo, incluso ahora siguen cambiando" se mentalizó. La mujer coló sus manos por debajo de la capa, hasta llegar a su túnica, y empezó a acariciar sobre ésta su torso. Y lo que vino a su cabeza, no fueron los momentos que pasó con aquella mujer...si no uno de los muchos sueños que había tenido últimamente: Hermione, que le acariciaba con gran ternura y le besaba con pasión, en una habitación que el reconocía como la Sala de los Menesteres.
-¡Basta!-soltó con brusquedad haciendo que la mujer se asustase de la reacción de Snape-es suficiente, tengo mucho que hacer. Lo siento. Adiós...ah y gracias por la información. Snape se fue por el lugar que ella le había indicado como el lugar donde estaba reunido Voldemort
Pasaron algunos días más, acercándose con peligrosidad las fiestas de Navidad, especialmente para Harry porque sabía que eso provocaría más tensión entre sus ya más que peleados amigos. Ron se portaba cada día más como un crío y ridiculizaba a Hermione cada vez que podía, para gracia de Lavender, que le reía todo. La castaña seguía con su encierro en la biblioteca o en lugares que nadie conocía...suerte que el día que quiso hablar con ella a solas, la encontró estudiando en la biblioteca
-Hola Harry-saludó alegremente la joven
-Hola Hermione, te estaba buscando
-¿Ah si? Dime...
-Quería decirte que no estoy de parte de ninguno de vosotros en todo esto...sino de los dos. Opino que es lo mejor que puedo hacer, seguir siendo amigos de los dos, sin meterme en donde no me llaman, ni apoyar a Ron, ni apoyarte a ti...aunque si quieres mi más sincera opinión: en todo esto eres tú quién llevas la razón-Hermione sonrió con sinceridad, como ya llevaba tiempo sin hacer
-Gracias...¿oye como llevas eso de las fiestas?
-Muy mal Mione, tengo que evitar pasar por debajo de los muérdagos. No tenía ni idea que tantas chicas iban tras de mi-contó el moreno, sonrojándose y provocando la risa de su amiga
-¡Qué ingenuo eres! Ten mucho cuidado Harry, hay chicas que están haciendo de todo para que les pidas que vayan contigo a la fiesta de Slughorn
-¿En serio?-el moreno estaba muy sorprendido
-Sí, así que date prisa por encontrar una pareja antes de que acabes tomando una de esas pociones de amor
-¿Pociones de amor? ¿De la tienda de Fred y George? ¿No eran ilegales?
-Se supone que sí, que no se pueden comprar y traer aquí. Pero dicen que se tratan de perfumes y los cuelan-Harry se quedó pensativo, aquello no le gustaba demasiado. Poco después se despidió de su amiga.
-Dime que no es cierto-Hermione levantó la vista para ver que Ginny estaba delante suya, con una mirada insondable, desconocida hasta ahora para Hermione
-¿Qué no es cierto qué?
-Lo que le acabas de decir a Harry
-¿Lo que le he dicho de que las chicas van tras él? Es cierto...
-DIME QUE ME ESTÁS TOMANDO EL PELO. HARRY NO PUEDE SALIR CON UNA DE ESAS ZORRAS-Ginny estaba vociferando, demasiado para encontrarse en la biblioteca, por lo que la señora Pince no tardó en presentarse y pedirle educadamente que dejara la biblioteca. La castaña la siguió pocos minutos después, tras recoger sus cosas.
-No debiste ponerte así Gin, es la verdad, van tras él...lo que no significa que vaya a salir con alguna de ellas-Ginny no dijo nada, estaba muy avergonzada por la reacción tan infantil que había tenido-si tanto te molesta podrías ir a hablar con él, aclararte de una buena vez...
-No, no hace falta-musitó mirando al suelo, aunque para las siguientes palabras sí miró a los ojos de su amiga-tú deberías ir, Mione, aunque sea para distraerte. No tiene que ser con mi hermano-dijo rápidamente cuando Hermione abrió la boca para discutir-podrías ir con alguien que conozcas de la casa Gryffindor. En fin...me voy
-A mi lo que me molesta Gin, es que puedas salir con quién amas y no quieras-la pelirroja ya se había alejado lo suficiente para no oír esas palabras
¿Eran imaginaciones suyas o Hermione le evitaba? ¿no estaba siendo un poco egocéntrico? Algo ocurría pues la chica estaba muy extraña. No es que llevaran una relación distinta a la que tenía él con otros alumnos, que se llevaran un poco mejor, pero había notado un enorme cambio en ella. Ni le mira a los ojos cuando hablan, apenas participa en las clases, ya ni se encuentran en los pasillos...¿qué estaba sucediendo pues? De la noche a la mañana se había vuelto muy fría con él ¿por qué? No podía quitársela de la cabeza, lo peor es que llevaba tiempo intentando olvidarla pero cuando menos lo esperaba aparecía su rostro angelical en su mente o en sueños...como cuando estuvo con Leandra.
Esa mujer era puro fuego, él lo sabía muy bien
FLASH BACKUn alma corrompida, eso era lo que tenía el joven Severus, tan corrompida que no ya no existía en su diccionario la palabra amor. Claro que, seguía siendo un hombre, y tenía unas necesidades...a las que siempre les encontró remedio.
Ganaba mucho dinero gracias a ser un mortífago por lo que siempre tenía dinero para alternar bares de mala muerte todas las noches. Después de varias copas y una breve conversación, la mujer en cuestión siempre caía rendida a sus encantos: sus besos, sus caricias, sus sensuales palabras...culminando todo en la cama de un hotel. A la mañana siguiente se despertaba solo, sin hacer caso al frío que sentía su alma por aquella soledad.
Siempre era igual, convirtiéndose en casi rutina, acostarse con mujeres solitarias en bares, con prostitutas a veces, cuando era urgente por su necesidad...y hasta con algunas compañeras. En esa época tan buena de su vida sexual pasó a formar parte de las filas de Voldemort, Leandra, una mujer fría como el hielo, despiadada y sin remordimientos, capaz de hacer lo que sea por satisfacer a su señor. Todos los varones, jóvenes y no tan jóvenes sabían bien que no era la única forma que tenía de satisfacer a su señor...y a sus compañeros. Oficialmente era la amante de Voldemort pero en la sombra era la de muchos. Era una mujer preciosa, con un cuerpo en cuya desnudez enloquecía a los hombres, unos labios carnosos que siempre besaban salvajemente a los de sus víctimas y recorrían con gran habilidad cualquier superficie...en resumen, una mujer muy envidiada por todas las féminas, las que eran también mortífagas. La amante perfecta para cualquier hombre...pero convirtiéndose Snape en él preferido por ella. Aún siendo algo más mayor que él, Leandra acabó cayendo también por sus encantos y manteniendo con él más relaciones que con ningún otro.
Para evitar confrontaciones se veían a altas horas de la noche o si tenían la suerte de colaborar el uno con el otro en una misión en el exterior. Ni a Snape le convenía que supieran los demás que era el favorito de Leandra ni a ella le convenía perder la confianza de su señor. Era el favorito pero para él era la mejor amante que había tenido hasta entonces, con ninguna disfrutaba tanto como con ella, ninguna le hacía sentir tanto placer.
Mantuvo relaciones con ella hasta que se enteró de lo que nunca creyó que se enteraría, porque tenía la esperanza de que nunca sucediese. Fue Malfoy quién de nuevo le trajo unas noticias que cambiarían el rumbo de su vida
-¿Te has enterado ya?-le preguntó Malfoy con inseguridad, en el bar donde solían ir ellos dos y donde les conocían, aunque no por ser mortífagos...
-Si me dices sobre qué...-Snape miraba su copa de ginebra, distraído, rara vez miraba a los ojos de quién le hablaba
-Sobre Potter y Evans-el hombre rubio obtuvo la reacción deseada, a pesar de que años atrás habría reaccionado de un modo muy distinto. Su amigo desvió la mirada de la ginebra, para observarlo a él, con aparente calma y el ceño ligeramente fruncido
-No sé nada de ellos desde hace mucho tiempo-dijo finalmente con voz ronca-¿qué ocurre ahora?-Snape deseaba que fuera que habían roto, que un mortífago o el propio Voldemort hubiera acabado con ellos...
-Se van a casar dentro de poco. Lo siento
Allí había ido a parar, en un grupo de oscuras intenciones, para intentar realmente olvidar todo su dolor, un dolor que estaba empezando a resurgir...aunque no en el instante que escuchó las palabras de Malfoy, que sonrió con cinismo y dijo
-Pues sí que le iban bien a esos dos ¿no? Unidos para toda la vida-pidió la cuenta, pagó y se despidió, aparentando apatía...una apatía que se fue rompiendo con el paso de los días, cuando su congelado empezó a sentir calor. Cuando las caricias de Leandra, dejaron de apagar un dolor que fue paulatinamente en aumento
FIN DEL FLASH BACKSi iba a la dichosa fiesta de Slughorn, tendría que ver a Ron con la pava de Lavender, no le apetecía ver a ninguno de los dos. Si iba tendría que ver a Jonathan, al cual no tenía muchas ganas de ver, aunque tal vez no lo dejaban de entrar por ser demasiado joven. Y a otro que vería sería a Snape...¿a Snape? Su corazón estaba dividido, una parte de él deseaba con todas sus fuerzas verle, otra parte no quería verlo ni en pintura, tras saber que estaba comprometido de por vida. Finalmente venció la parte que anhelaba verlo cuando McLaggen le pidió que lo acompañara a la fiesta. Se vistió con su túnica de gala y se reunió con el chico en la Gran Entrada. Juntos, hablando de Quidditch, se encaminaron al despacho del profesor de pociones. Al entrar los chicos se sorprendieron al ver que el despacho había aumentado considerablemente para la ocasión. Era temprano pero ya había muchísima gente para todos los gustos: alumnos, profesores, personas que supuso Hermione que conocían a Slughorn, los que parecían antiguos alumnos...
Y allí estaba, vestido con una túnica azul marino, Severus Snape, puesto muy cerca de la mesa donde habían colocado multitud de platos llenos de comida, rodeados por botellas de distintas bebidas (vino, cerveza de mantequilla, hidromiel...), observando absorto el ir y venir de todo el mundo. Hermione no quiso mirarlo descaradamente, para que McLaggen (no se fiaba de él) no pensara nada raro. Le dio la espalda para seguir oyendo la monotemática conversación de McLaggen, que seguía pensando que él era mejor guardián que Ron...o eso creía porque su atención estaba en el antiguo profesor de Pociones, porque no podía dejar de pensar que lo tenía a pocos metros de él pero que lo sentía muy lejano y su corazón deseaba conocer con todas sus fuerzas al hombre que hay tras su mirada de hielo y que fue capaz de conquistar y ser conquistado. ¿Olvidar? Para su corazón era pedir demasiado...porque ya era demasiado tarde
Sólo esa noche, al menos, lo podría odiar a gusto. Albus Dumbledore prácticamente lo obligó a ir a la fiesta de Slughorn. No sólo no quería ir porque no le gustaban esos eventos, sino que no quería ir porque conocía muy bien las fiestas de ese tipo. Pero no, allí estaba, estático cerca de la mesa de la comida, viendo de pasar a todo tipo de personas. Se aburría soberanamente allí. Vio entrar a Ronald Weasley y el corazón se le encogió ¿vendría acompañado de Hermione? Respiró aliviado al ver que se trataba de Lavender Brown. Ambos, con sonrisas estúpidas dibujadas en sus caras se acercaron a la mesa de comida, se sirvieron algo de beber y se alejaron, ignorando que él estaba allí, no debían imaginarse al profesor más adusto de la escuela en una fiesta como esa. Más tarde llegó Harry Potter, detrás suya iba su acompañante. Deseó que no fuera Hermione, sentía que sería el colmo que el hijo de su más odiado rival le volviera a arrebatar a la mujer que amaba...pero no, le seguía Luna Lovegood. ¿Iría Hermione a esa fiesta? ¿Estaba acaso invitada? ¿Quién le acompañaría? Pronto obtuvo la respuesta cuando llegó ella acompañada del señorito McLaggen (N/ A: de cuyo nombre no puedo acordarme xD)...¿de McLaggen? Snape sintió como el color se le iba del rostro ¿de verdad estaba con ese chico? Casi preferiría al señor Weasley como pareja de Hermione...¡qué estaba diciendo! ¡con ninguno! Deseaba que estuviera con él, antes que con ningún otro. El profesor de Defensa se giró sobre sí mismo y se llenó hasta arriba un vaso. Iba a necesitar el alcohol para mantener la calma y ver como otro disfrutaba de la compañía de su amada. Conocía muy bien esos sentimientos, los celos y la rabia, porque se había pasado gran parte de su vida, sintiéndose así. "Sin embargo" pensó "esta vez va a ser diferente"
Ya se estaba cansando un poquito de tanto Quidditch. Oír hablar de lo mismo durante una hora sin parar y de la boca del fanfarrón más grande de la escuela...era insoportable. ¡Y se quejaba de Draco Malfoy! McLaggen le podía hacer la competencia perfectamente. Aprovechó que su acompañante saludaba a un viejo conocido, ex alumno, para acercarse a Harry
-¿Cómo lo llevas?-le preguntó el moreno
-Bien, bien-respondió con poca convicción-¿y tú con Luna?
-Mejor que otras candidatas...ya que no está disponible la mejor...-Hermione lo miró desconcertada, aún más cuando Slughorn lo agarra efusivo de un brazo y lo arrastra hacia un grupo de entre los que están Snape. Cerca de este mismo grupo está una muy bebida profesora Trelawney, muy tocada desde que comparte clases con Firenze. Su corazón la impulsó sin remedio a quedarse cerca de allí, a escuchar la conversación, no sabía que podía traer de bueno aquello pero mejor que oír al idiota de McLaggen con su ego...
La profesora Trelawney estaba con sus divagaciones, contándolas casi a grito pelado, que unido al ruido del lugar apenas podía oír que decían pocos metros más allá. Repentinamente hubo un barullo extraño en la puerta de entrada, por la que entró Filch acompañado ni más ni menos que ¡por Malfoy! Ahora sí podía escuchar la conversación, ya que todos guardaron silencio, sin embargo no siguieron conversando en el grupo donde estaban Snape y Harry. Slughorn miraba sorprendido a un Malfoy demacrado y enfermo y Snape ¿qué significaba aquella mirada? Harry y Hermione se miraron unos instantes, preguntándose lo mismo. La castaña pudo intuir que su amigo sospechaba que podía traer algo entre manos el rubio
-Este chico intentaba colarse en la fiesta sin invitación-repuso con frialdad Filch
-¡Eso es mentira! ¡Yo no intentaba colarme!
-Déjelo Filch, no importa que quisiera entrar ¡por mi está más que invitado!-el profesor lo dijo en un tono muy alegre, se notaba que ya había tomado sus copas de más. Hermione se desplazó de su puesto de "vigilancia" para observar mejor a Snape. Sus oscuros ojos miraban con enorme enfado... "¿enfado? Está mirando enfadado a Malfoy? ¿por qué se ha enfadado tanto?". El profesor, asegurándose que Slughorn seguía distraído, se acercó al rubio y le susurró algo, a lo que su alumno asintió. Poco después salieron discretamente del despacho, sin que nadie, excepto Hermione, se diera cuenta...aunque sí que se había dado cuenta alguien más: Harry, que desapareció repentinamente de la sala. La verdadera razón por la que había ido a la fiesta se había esfumado por lo que decidió marcharse también, antes de que McLaggen se acordara de que venía acompañado
Aquel año se iría a su casa a pasar las navidades. Ginny, Harry y hasta el tonto de Ron, se iban a pasar juntos las navidades, así que allí en la escuela no hacía nada, teniendo mucho tiempo libre para pensar (los deberes como siempre ya los tenía hechos) en lo acontecido en los últimos días. Para eso, se iba a su casa, y aunque tuviera el mismo tiempo, al menos tenía la compañía de sus padres.
-¿De verdad te vas? ¡Puedes venirte a mi casa Mione!-le suplicó Ginny cuando le dijo que se iba con sus padres a pasar las navidades
-Me encantaría pero estando peleada con tu hermano lo único que causaría son problemas
-Venga Hermione...-la castaña le besó la mejilla y antes de irse le dijo
-Despídete de Harry ¿vale? ¡Felices Fiestas!-cogió su equipaje y volvió a casa
Aquella fría mañana de Navidad, se despertó feliz, al saber que tenía al pie de su cama los regalos de sus amigos, era lo que más le iba a alegrar en sus cortas vacaciones. Abrió el regalo de Harry, el de Ginny, el de la Señora Weasley, el de Hagrid...
-¿Y este regalo?-había abierto todo los paquetes, le quedaba uno más, empaquetado muy cuidadosa y elegantemente. Sonrió con cinismo, Ron no podía ser, no era tan cuidadoso. El papel era de color negro azabache, con un bonito lazo dorado y dentro había un estuche del mismo color que el papel. Abrió el estuche y se encontró con un precioso colgante de oro, un león idéntico al de su casa, al león de Gryffindor. La joven se quedó anonadada, preguntándose quién ha podido mandarle semejante regalo. Cogió el colgante y justo debajo había una pequeña notita
"Te regalo esto para que no olvides lo que eres y nunca pierdas la valía que te caracteriza
El Príncipe Mestizo"
CONTINUARÁ...
Notas de autora (23-04-06): en este capi cometí un pequeño error a causa de lo habitual, el hecho de que no leo lo anterior. Se supone que Snape lo había llamado Voldemort, no Leandra (que yo sepa la Marca es la manera de comunicación entre Voldemort y los mortífagos, no el de uno y otro mortífago) pero no lo tuve en cuenta y Snape solo habla con Leandra, como si fuera ella quien diera la información.
Notas de autora: Me habría encantado haber puesto este capi en Navidad, que hubiera sido lo suyo, pero no me dio tiempo xD. Como vuelvo a quedarme de forma indefinida sin internet he hecho con un poco de prisas la última parte, desde la de Snape en la fiesta hasta el final, así que posiblemente cuando vuelva edite este capi, precisamente esta parte
En el capi anterior alucinasteis con lo de Jon, en este creo que os sorprenderá Leandra, el nuevo personaje que decidí crear. Ya tenía pensado de hace tiempo cómo iría esa parte de la vida de Snape como mortífago, relacionado con prostitutas y mujeres en bares de mala muerte, pero decidí ponerle la guindilla con este personaje. Tenía pensado en un primer momento que fuera Bellatrix pero como no se llevan demasiado bien me decanté por hacer este personaje.
Ahora Hermione recibe este regalo, que quienes leyeron el sexto libro saben de quién se trata xD, pero la chica no y decidirá investigar ¿descubrirá quién es o no?
Y con esto y un biscocho paso a los RR
LakotaSnape: ¡Ufff! Una preguntita ¿te gustan los culebrones? XD Podría ser una opción pero no, no es eso, es mucho más fuerte...a mi me gustan los culebrones y por eso tal vez he pensado en una historia bastante fuerte :-P. De todas maneras tienes razón hay situaciones en las que es mejor poner distancia con la gente que amas...tenemos el ejemplo de Harry con Ginny en el sexto libro
Feliz Año Nuevo!
Tercy: Sobre Jon no ha habido mucho más pero si de Snape. Sobre lo de Jon...bueno, no lo digo aquí pero más adelante descubrirá que su única intención era que Hermi le creyera
A mi también me gustaría revelarlo todo de un tirón...¡pero así no tendría gracia! Jajajaja pensaba que lo del castigo, había escrito que Snape le perdonaba temporalmente el castigo, tenía metido eso en la cabeza...oO. Sí realmente se da cuenta de que ella se está distanciando y añadido sus celos...pues empieza a actuar un poco. Y creo que en próximo capi se dará cuenta de lo que hace Jon
Feliz Año nuevo!
Libe-patil: un poco sí que sí, pero vaya es normal ¿no? se fue a enamorar de un hombre con bastantes años más que ella. Pero tras lo malo siempre hay algo bueno...
Amsp14: como he dicho anteriormente, Jon no dice del todo la verdad, lo que quiere es herir a Snape y Hermione. Cierto, nuestro querido profesor va a tener muchos problemas...mejor dicho ya los empieza a tener con el distanciamiento de Hermione. Puede ser que lo ajeno es mejor quieto...pero como ocurre siempre, al corazón no se le puede dominar.
Feliz año nuevo a tods
