TITULO: Volviendo a empezar

Capitulo: Dos

Serie: Card Captor Sakura

Resumen: Aunque te hayan roto el corazón, siempre hay que volver a empezar.

Pairings: Eriol/Yukito-Yue

Category/Raiting: Slash/Yaoi. Angs, Drama, Romance. G

Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de CCS, pertenecen a sus creadoras y respectivos socios comerciales. Ésta solo es una historia escrita de fan para fans, sin fines lucrativos.

Lo único mío es la historia y OCC (Personajes originales).

De todas maneras si te gusta la historia y quieres publicarla, te pediría que antes lo consultes conmigo.

CAMPAÑA LE FAY No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. ALZA LA VOZ, NO TE QUEDES CALLADO ANTE EL PLAGIO.

Tiempo: En calidad de Universo Alterno.

Lugar: Ciudad de Tomoeda, Japón.

FEEDBACK: Este fic No contiene Lemon pero si M-Preg. (Embarazo Masculino). Si te molesta u ofende el contenido de este material, entonces te pido de la manera más atenta que No lo leas. Pues No me hago responsable de incredulidades, perjuicios o exabruptos. Ya Te he notificado.

Pero Si decides leer, entonces, ¡Qué lo disfrutes!.

KLF

-Yukito, ¿te ocurre algo?

-No, estoy bien gracias.

-¿Seguro?.

-Claro, ¿habría porqué no estarlo?.

La sonrisa despreocupada de siempre solo hizo suspirar a la muchacha que compartía turno con él.

-No, solo preguntaba. Es solo que te he visto muy…distraído últimamente. Más de lo usual.

El chico sonrió simplemente, jamás había explicado sus actos y no comenzaría haciéndolo en esos momentos.

No podía dejar de lado su innata manera de relacionarse con las personas, pero podía poner una barrera y era lo que durante esos años había estado haciendo: alejándose de las personas por miedo a que lo lastimaran.

En el trabajo era cordial pero solo lo necesario. No necesitaba a personas fisgoneando en su vida para después apuñalarle. La confianza se había perdido.

Pero Akiko, su compañera, había tenido razón en decirle que se encontraba distraído.

Desde que había tenido su pequeña conversación matinal con Eriol que se pasaba los minutos perdido en la nada, navegando en recuerdos y cosas sin importancia.

Ya no lloraba por las noches pero esa nueva manera zombie de vivir, tampoco era muy buena para él.

No había vuelto a saber que Yue visitara al joven mago nuevamente, pero podía intuir que el guardián aguardaba cualquier momento para hacerlo.

El lazo invisible con Clow era muy grande y poderoso, incluso más que la reencarnación.

-"Ojala yo tuviera ese lazo con alguien". Pensaba con frecuencia, sabiendo de sobra que ese alguien era Touya.

Así pues el muchacho dejó a la chica hablando prácticamente sola y caminó a su casa, dónde igual que todas las tardes, pretendía meterse a la cama sin preocuparse de nada.

Estaba seguro que de haber poseído alguna mascota, esta ya habría muerto por falta de atención.

Las calles concurridas, igual que siempre.

Los rostros sonrientes y despreocupados, igual que siempre. La luz del sol golpeando su rostro, como siempre.

La misma monotonía de la cual no podía salir por simple indiferencia y porque la vida le había dejado de importar tal y como era.

Dobló la esquina en la cuarta manzana, ahí donde los cerezos más bonitos y llamativos florecían en primavera dándole a las personas un perfecto espectáculo.

Su casa, aquel lindo departamento que entre Touya y él habían elegido después de una exhaustiva búsqueda, se encontraba muy bien ubicada.

Lo habían elegido por ello precisamente y también por la discreción que les regalaba.

Yukito miró el edificio y antes de acercarse se detuvo un momento.

Antes, hacía tres años le había parecido un lugar magnífico para vivir, pero ahora, tras la desgracia de su vida, esa magnificencia había desaparecido dejándole paso a la sombra de un pasado del cual solo vivía.

Suspiró. No tenía ni fuerzas para buscar otro departamento, era mejor seguir cómo estaba y ver si algún día ya no despertaba.

Se levantaba cada día solo por monotonía y porque Yue no le permitía sucumbir, pero sus planes más que conocidos eran y no se arrepentía de pensar así.

Retomó su camino, topándose en la puerta del edificio, con una grata sorpresa.

-¡Eriol!. Exclamó. Jamás se habría imaginado ver al inglés en la puerta de su casa.

-Hola. Bonito día, ¿no?. Fue el cortés y sonriente saludo del peliazul, quien se acercó al albino para mirarlo mejor.

-Si. Bonito. ¿Tienes mucho aquí'.

-No. En realidad el tiempo no tiene importancia cuando uno tiene tan linda compañía. Y señaló los árboles de cerezo que se alcanzaban a ver desde ahí.

Yukito no comprendió, pero las palabras de Eriol siempre eran metafóricas.

-¿Quieres…pasar?. Invitó el mayor sin deseos de hacerlo.

-No, gracias. En realidad vine a invitarte a comer.

-¿A mi?.

-Si ves a alguien más por aquí que se llame Yukito Tsukishiro, házmelo saber porque traigo una invitación para él.

El aludido sonrió ante el comentario. El inglés era muy gracioso cuando quería.

-Yo me refería a que si elegiste bien a la persona.

-Ham…si.

-¿Yue?. Preguntó el muchacho aun sin creer lo que escuchaba.

-No, Yukito. Sonrió Eriol quitándole importancia al nombre del guardián.

El chico parpadeó aun incrédulo. Nadie lo invitaba jamás a nada.

-Bueno, ¿nos vamos?. Me agrada probar uno de esos dulces de chocolate que sirven antes de la comida. Es un buen tentempié. Aseguró el menor, sonriéndole al aun choqueado albino.

Yukito no tuvo tiempo de decir o hacer nada porque fue halado con mucha facilidad por el inglés, que comenzó a relatarle cosas acerca de mirar con mayor atención a las personas y lo que había a su alrededor.

Lejos de prestar atención al inglés, Yukito pensó en lo irreal que parecía esa caminata.

Jamás se habría imaginado estar así con Eriol. En realidad con nadie.

Eriol y él pertenecían a diferentes generaciones pero Yue, su alter ego, no se cansaba de lanzarle señales de alerta que incluían leves sonrojos ante los cumplidos del muchacho peliazul e interminables acertijos que hacían pensar a su mente en cosas que no fueran morir.

El restaurante, como todo lo que Eriol elegía, fue un bellísimo y fino sitio, dónde fueron atendidos como un par de personajes importantes.

El peliazul no escatimó en gastos y propuso al albino un suculento platillo que incluía bastantes verduras y un exquisito sazón.

Jamás en su vida Yukito se había reído tanto.

Bien se conocía el intelecto del chico mago, pero jamás habría creído posible que su humor fuera también grande.

Rió y habló animadamente, tanto cómo no lo había hecho en esos años.

-Espero te haya gustado la comida. Sonrió el menor, cediéndole el paso cuando le abrió la puerta del restaurante.

-Oh, me encantó. Jamás había comido algo tan delicioso. Aclaró con veracidad.

-Pues sé de buena fuente que eres un excelente chef. Yo creo que puedes hacer exquisiteces incomparables a lo que hoy comiste. Observó el peliazul con su usual sonrisa.

Yukito no dijo nada. En realidad no sabía que decir al respecto.

-¿Tienes prisa?.

-Ninguna. Respondió el albino, observando la risita que su compañero dejaba escapar.

-Que bueno. Porque me encantaría pasar más tiempo contigo.

El albino no se atrevió a darle la cara a Eriol, porque la frase fue pronunciada con tanta intimidad y sinceridad que verdaderamente no sabía cómo interpretarla.

Así pues continuó caminando, dejando que Yue le indicara que todo saldría bien.

Yukito estaba acostumbrado al romanticismo de Touya o incluso a su ascetismo cuando no deseaba hacer nada, pero jamás se habría imaginado pasando el tiempo frente al parque.

Aquello si que lo desconcertó.

-¿Qué hacemos realmente aquí, Eriol?. Indagó con curiosidad.

-Observando. ¿Qué más?. Sonrió el muchacho, indicándole a su compañero que observara a las personas.

Yukito dio un enorme suspiro. Esa no era su idea de pasar una tarde. Pero tampoco lo había sido pasar el resto de su vida en soledad.

Así pues se reclinó en la banca que ocupaban y se dispuso a mirar.

Niños y madres paseando alegremente alrededor de los jardines.

Esposos encantados, aguardando a que su hijo diera sus primeros pasos, ayudados por una dama sonriente e igualmente emocionada.

Parejas de enamorados tomados de la mano. Mirándose con infinito amor. Profesándose eso que él conocía tan bien pero le dolía recordar.

El sol ocultándose, difuminando su luz a través de colores rojos y naranjas.

Los matices perfectos para quien buscaba la paz y tranquilidad de un momento.

-¿Vez lo que deseo mostrarte?. Cuestionó el inglés cuando las primeras estrellas se vislumbraron en el cielo.

-No entiendo. Negó el aludido, procurando mirar el cielo que lentamente se volvía negriazul.

Eriol sonrió. A veces su filosofía era muy diferente a las usuales, pero después de dos vidas era en lo único que creía.

-La vida está tan llena de pequeñas cosas que muchas veces las pasamos por alto. Dijo, tomando entre las manos una pequeña flor.-Estas nacen y mueren frente a nosotros pero aun así hay un sin fin de cosas que nos mantienen aquí, con vida. En este momento y espacio.

A veces nos olvidamos de tantas cosas que cuando nos detenemos a mirar florecer las rosas….nos maravillamos enteramente.

Los ojos del muchacho tomaron un brillo que hasta ese momento Yukito reconocía como de emoción.

-La vida, Yuki, está tan llena de maravillas que a veces no podemos mirar. Pero avanzar a paso lento y observarlas es el mejor regocijo que puede existir en la vida.

A veces lo que uno piensa que es nuestro todo, no es más que una minúscula parte de lo que en realidad tenemos por delante y perderla solo es el inicio de una gran historia por descubrir.

-Sigo sin comprender. Exclamó el albino, temblando un poco ante el cariñoso apelativo que el ojiazul había utilizado con él.

El inglés, sin perder ni un momento su sonrisa, asintió, depositando la pequeña flor dónde la había encontrado.

-Ya lo harás Yukito, ya lo harás. Y cuando lo hagas…

La frase quedó incompleta y en el aire, pues el misticismo que el joven mago empleaba en sus palabras, siempre eran señal de una buena predicción.

Esa noche, cuando Yukito Tsukishiro arribó a su hogar, en lugar de ir directamente a su cama y abrazar la maltrecha camisa de Touya, contempló la luna.

Yue estaba con él, más nítido y presente que nunca. Ambos repasaban atentamente las palabras del peliazul y aunque resultaban complicadas solo podían llegar a una mutua opinión: Eriol se estaba introduciendo en sus vidas por algo y presentían que ese algo sería el que dirigiría por completo sus existencias.

Esa noche por primera vez en tres años, Yukito no lloró por Touya sino que pensó en la pequeña flor aferrada a la mano de Eriol Hiragizawa y en su sonrisa que parecía que todo lo podía.

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Sakura Kinomoto se detuvo justo frente a un sencillo café del centro. Lucía un vestido de brillantes colores veraniegos y un sombrero de hala ancha que no ocultaba su rostro.

Su buena amiga Tomoyo Daidôji había confeccionado para ella ese conjunto, que hacía resaltar la bella figura de su desarrollada anatomía.

A veces, su padre, le decía que se parecía a su madre pues el trabajo que la ex cazadora de cartas realizaba en sus horas libres, iba muy ligado a lo que Nadeshiko Kinomoto hacía en su juventud.

El viento sopló apenas un poco para indicarle, con su desarrollado sentido mágico, que su cita había llegado.

Se giró para encontrarse frente a frente con un apuesto joven de gafas, quien sonrió al reconocerla.

-Tan oportunamente puntual, mi querida Sakura. Es un verdadero regocijo el volverte a ver.

La muchacha de largos cabellos castaños sonrió a la adulación del inglés, el cual tomó su mano y la besó en muestra de cortesía.

-Fuiste muy amable al llamarme. Comunicó la muchacha, evitando que el rubor le subiera al rostro.

Las inusuales muestras de cortesía del peliazul siempre habían obrado en ella un delicioso bochorno que Eriol disfrutaba mirar.

-¿Cómo iba a pasar la oportunidad de verte?. Siempre es un placer estar en tú compañía.

Sin más caravanas el muchacho condujo a la joven al interior del café, dónde ambos pidieron un exquisito té de sabores.

El ambiente era calmo y tan bohemio a la vez que Sakura respiró tranquilamente, cómo hacía años no lo hacía.

Tal vez era la magia de Eriol, el cual siempre hacía confortable el lugar donde estuviera.

-De verdad que me sorprendiste al llamarme y decirme que estabas en la ciudad. No sabes la alegría que me dio. Comunicó la muchacha, deshaciéndose del sombrero que dejó libres unos cuantos rizos castaños.

-Realmente es un placer verte, Sakura. Me alegra ver que estos años han sido provechosos para ti.

-Lo mismo digo. Murmuró la muchacha al percatarse que realmente distaban mucho de los niños que alguna vez se habían conocido.

Ambos habían crecido para convertirse en jóvenes deseosos de explorar el mundo.

Ella a través del modelaje, como su madre. Él con sus propios y ocultos motivos pero que tal vez iban ligados a la pacifista manera de ser del inglés.

-¿Y dónde están Spinel y Nakuru?. Me extraña verte sin ellos.

-Se han quedado en Londres. En realidad mi estadía aquí es corta y no tenía caso interrumpir sus actividades por esto.

-Siempre preocupándote por los demás, Eriol. Eso te hace una persona excepcional.

El muchacho sonrió. Agradeciendo el rápido servicio de la cafetería.

En realidad le sorprendía ver los cambios en Sakura pero jamás le revelaría que de haber sido por él, jamás la habría visto.

Demasiadas cosas que pretender olvidar, pero al mismo tiempo muchas que no permitían ser relegadas.

-¿Y cómo está tu padre?. Indagó el muchacho.

-Bien. En la Universidad y en sus excavaciones. Él es feliz en eso. Sonrió la chica, cuyo orgullo y amor por su padre era evidente.

-Me alegro. Se merece todo la buena fortuna del mundo.

-Si, así es. Asintió Sakura.-Él pone todo su empeño por lograr sus metas, así como también mi hermano. Se ha sabido ganar una buena posición en la vida. Es candidato a representar un caso muy importante en Tokio. Estoy muy feliz por él.

Y se notaba. El amor de Sakura por Touya era legendario y muy grande, pero a Eriol no le apeteció indagar en el joven.

-Me alegra. Al menos es feliz. Un toque mordaz en la oración.

La muchacha suspiró. Tal vez no había sido bueno mencionar a su hermano mayor.

-Creo que lo sabes, ¿no es así?.

El peliazul sonrió al depositar la tacita en la mesa.

-No se a qué te refieres, mi estimada Sakura.

A veces la muchacha odiaba esa cordialidad que Eriol poseía, pues nadie en su sano juicio se comportaría así, cuando había tantas reclamaciones que hacer.

-A lo de Yukito y mi hermano. Que ellos dos…

-Oh, si. Algo escuché al respecto. Asintió el inglés y la castaña supo entonces el porqué había sido llamada por Eriol Hiragizawa.

-Yukito te lo contó, ¿no es así?. Y tú me citaste para hablar de eso.

-Tan observadora e intuitiva como siempre. Ahora sé que realmente no me equivoqué cuando te cedí las cartas Clow.

Una excelente decisión, si me permites aludirme.

Sakura sonrió de lado. Había descubierto el meollo del asunto.

-Bueno. Suspiró la chica sin perder su sonrisa.-¿Qué es lo que deseas saber?.

-Yo creo que la información que poseo es tan completa y real que no necesito de más, sin embargo y a pesar de todo me corroen ciertas…dudas, que me gustaría discutir contigo. Si no es indiscreción, claro.

La muchacha negó. Después de todo ella también necesitaba de un punto de vista que no fuera el de Tomoyo o Shaoran sobre la actual situación de Yukito.

Estaba convencida de que nadie más que Eriol podría ayudarlo.

-Te diré todo lo que esté en mis manos. Después de todo Yue confía plenamente en ti.

-Si, pero Yukito no. Asintió el inglés, perdiendo por primera vez su formalismo.

-Lo sé. Desde lo de mi hermano que ha perdido la confianza en las personas. Se ha vuelto silencioso y parco. No es ni la sombra de lo que fue antes.

Realmente quedó destrozado.

Eriol miró la congoja de la muchacha. Esta realmente lo quería mucho y su sufrimiento consistía en la impotencia por no poder ayudar a uno de sus grandes amigos.

-Hasta Kero se cansó de tratar de buscar una solución. Simplemente Yukito no quiere saber de nada ni de nadie. Sino lo conociera tan bien, juraría que lo que quiere es…

-¿Morirse?. Indagó el inglés y obtuvo un asentimiento por parte de la ex cazadora.

-Si, eso exactamente pensamos Kero y yo. Yue…nuestro Yukito quiere morirse, pero algo se lo está impidiendo.

El delicioso sabor de Manzanilla era el perfecto para calmar muchos dolores, sin embargo aquel que su pecho tenía no pudo ser reparado por tan delicioso té.

Eso era tal vez lo que más le dolía a Eriol. No poder encontrar una solución a esa presión que su pecho manifestaba cada vez que pensaba en Yukito y su actual situación.

-Impotencia. Murmuró para si y aunque su orgullo de mago poderoso doliera, era la verdad.

Se sentía impotente para ayudar a quien deseaba.

-Creo que ya lo haz visto. Así que no hace falta describírtelo.

-No hace falta. Sin embargo me cuesta creer que un ser humano pueda ser capaz de crear tanto dolor.

-El amor es así. Susurró la muchacha sin apartar su vista de la azucarera.-El amor duele.

Eriol sonrió. Palabras más exactas no habría podido encontrar. El amor era tan hermoso pero igual de doloroso que el peor mal del mundo.

Ambivalente perspectiva para algo que debería ser solo bello.

-Creo que ambos lo sabemos muy bien, Sakura. Pero Yukito no quiere comprenderlo.

-Es que su vida era Touya. Exclamó ella asintiendo.-Y aunque lo comprendo, aun no se…cuando me enteré quise matar a mi hermano. Con total desfachatez nos anunció a papá y a mí que se iría a vivir con una muchacha que había conocido y que había abandonado a Yukito.

No podía creerlo. Bufó al memorar el momento.-Papá pidió también una mayor explicación pero su excusa fue: "El amor se acabó".

El inglés sonrió un poco. Si bien Sakura amaba mucho a su hermano, también era capaz de molestarse seriamente con él. Muestra de ello el puchero que realizó la chica al hablar sobre ese tema.

-Bueno, no podemos culparle de todo, Sakura. Nada es eterno.

-Yo lo sé, pero realmente me habría gustado que tuviera una excusa más decente que exponer. Eso es demasiado trillado a mi parecer. "El amor se acaba", ja, que desfachatez.

Y la castaña no pudo dejar de memorar a Lee Shaoran, su amor de infancia y novio de adolescencia, el cual había roto con ella con esa misma excusa.

Pero entre los dos realmente todo había terminado y la amistad que por años se había forjado indirectamente en ellos, había sido el soporte idóneo de la ruptura.

Ahora Shaoran se hallaba comprometido con Meiling y ella solo les deseaba lo mejor. De todo corazón.

-No quisiera contradecirte, mi querida Sakura. Pero creo que lo que tú hermano dijo era la verdad.

No se puede permanecer atado a una persona que ya no llena las expectativas. El tiempo juntos es lo que debe recordarse, y perdonar, aunque sea doloroso y complicado, las faltas y culpas que se puedan albergar.

Yo creo que Touya hizo bien en dejar a Yukito si ya no le amaba. Pero no perdono que haya sido de esa manera tan…vulgar.

-Concuerdo contigo. Aunque te confesaré que me tomó mucho tiempo hacerlo. Touya no tenía el derecho de engañar a Yukito. Él merecía saber la verdad.

Ambos jóvenes guardaron silencio un momento, indagando en sus propios corazones si realmente una mentira de ese tamaño era suficiente para perdonarlo todo.

-¿Vas a ayudarlo?. Cuestionó la muchacha después de romper el momento.

-Eso intento. Fue el susurro del inglés y Sakura simplemente suspiró.

-Yo sé que podrás ayudarlo, Eriol. Yue confía plenamente en ti y solo es cuestión de tiempo para que Yukito también lo haga.

Ambos te respetan a su manera y cómo creador de Yue tú…

-Clow fue el creador de Yue, Sakura. No mío. Aclaró el muchacho sin enfado, pero si un poco irritado de cargar con ese pasado que no le correspondía.

-Lo lamento. A veces se me olvida. Sonrió la chica, comprendiendo al inglés.-En todo caso tú recuerdas lo que fuiste y tal vez puedas encontrar la manera de sacarlo de dónde está. Realmente vivo consternada. No me abre cuando lo visito, no responde al teléfono y cuando lo invoco no se presenta. Realmente comienzo a pensar que no sirvo de mucho.

Eriol posó con delicadeza su mano sobre la de la chica, quien respiró hondo y le dedicó una amplia sonrisa.

El silencioso idioma del peliazul podía lograrlo todo, incluso que el pesimismo se volviera optimismo.

-Tú has hecho mucho, Sakura. Te lo he dicho, con nadie más los habría dejado de no haber sido tú.

Les mostraste el valor de la amistad y del amor. Sobre todo a ser independientes y a vivir.

Te lo agradezco mucho, Sakura.

-No es nada. Es lo que debía hacer. Asintió la chica.-Además las gracias debo dártelas yo por haber creado a tan magnificas criaturas y buenos amigos.

Eriol aceptó la sonrisa de la muchacha, pero se dispuso entonces a confesarle un gran secreto.

-Realmente no fueron creados. Ellos fueron concebidos.

Sakura abrió sus ojos hasta el grado de la incertidumbre.

¿Qué era lo que había escuchado?.

-Ellos fueron concebidos por amor, Sakura. Clow era un mago solitario que amaba la vida y las bellezas de esta, por eso mismo es que nacieron Kerberos y Yue. Simplemente del amor.

Aquello era lo más hermoso que Sakura había escuchado alguna vez y supo que el mago Clow había sido realmente un gran ser humano.

-Ahora entiendo. Musitó la muchacha al sonreír un poco.-Ahora entiendo el por qué Yukito se encuentra así. Él está enfermo, enfermo de amor, ¿no es así?.

Eriol asintió. Se sentía feliz de que la castaña hubiera comprendido todo de inmediato.

-Yukito y Yue son uno mismo y como ambos fueron creados a partir del amor, lo necesitan para seguir existiendo. Por eso su dolor. Confió el inglés al mirar los verdes ojos de la muchacha.-Todo humano al perderse en el amor está cediendo una gran e importante parte de si mismo. Cuando la pierde es una herida importante que el tiempo te ayuda a curar.

Con Yukito es diferente.

-¿Por qué él es un ser mágico?.

-Porqué él fue creado para amar, Sakura. Pero en el proceso se olvidó de todo lo que implica amar y en eso está el dolor; ese dolor que te hace crecer y te fortalece para seguir adelante con la vida.

Yue lo sabe, pero Yukito no quiere saber de ello.

La ex cazadora de cartas parpadeó un poco antes de comprender del todo las palabras del peliazul.

Al parecer la personalidad humana de Yukito estaba sufriendo por el dolor de las sensaciones humanas.

Simplemente era tal vez que el albino de alguna vez hermosa sonrisa, lo único que necesitaba era volver a creer en la vida y empezar de nuevo.

-¿Tú sabes cómo ayudarlo, Eriol?. ¿Tú sabes cómo ayudar a que Yukito se recupere y vuelva a ser el mismo de antes?.

Sakura esperaba una afirmación, pero el movimiento de cabeza negativo de Eriol la desconcertó.

-Yo solo estoy haciendo lo que está en mi poder hacer. He estado con él una semana entera dónde lo he llevado por el complicado camino de mis pensamientos, que me hicieron crecer y salir de mis propios dolores.

Pero al parecer entre más intentos hago por sacarle una esperanza, más esfuerzos él hace por retroceder.

Se está matando, Sakura y me temo que ni toda la magia del mundo será suficiente para hacerlo vivir.

La castaña reprimió un sollozo. La impotencia de no poder hacer absolutamente nada era abrumadora.

No quería que a Yukito le pasara nada, pero la única persona en la cual había depositado sus esperanzas, le estaba diciendo que no podía hacer nada.

La situación realmente era deprimente.

-Creo que es hora de que nos marchemos. No deseo continuar importunándote.

Anunció el inglés, despejando su voz de la enorme congoja que antes había mostrado.

Sakura solo asintió y de un momento a otro se dirigieron a su casa, dónde Eriol caballerosamente la dejó.

-Espero poder verte de nuevo antes de que te vayas. Anunció la muchacha, mirando las sombras que el atardecer formaba con sus cuerpos en la acera.

-Y yo también, Sakura. Realmente he disfrutado de tú agradable compañía.

Antes de despedirse el muchacho se inclinó y depositó un beso en la mano de la castaña, quien entendió que probablemente ese era un hasta pronto.

-Ojala puedas ayudarlo, Eriol. Ojala puedas.

-Ese es el único pensamiento que invade mi cabeza, querida mía.

Y sin decir más, solo dedicándole una de sus suaves sonrisas, Eriol Hiragizawa se retiró de la residencia Kinomoto, dónde en la entrada la ex cazadora de cartas lo miró partir.

-Tan enigmático como siempre. Sonrió la castaña, esperando que él pudiera salvar a su adorado Yukito.

-¿En dónde estabas?. Indagó la voz varonil de su hermano, quien había ido de visita esa tarde.

-Con un amigo. Aclaró la chica, sujetando su larga cabellera en una coleta baja.

Los azules ojos de Touya brillaron con enfado. Siempre celaría a su "pequeña" hermana.

-¿Qué amigo?. Continuó investigando con mucha más atención.

-Uno que vino de visita.

-¿Es el mocoso?. Inquirió el pelinegro, haciendo alusión al alto Shaoran que para él siempre sería una molestia.

-No. Negó sonriente la muchacha, tomando una galleta de chocolate.-Es otra persona.

-¿Quién?.

-¿Nunca supiste de ese dicho que decía que la curiosidad mató al gato?.

-No me importa. Tú seguridad siempre será asunto delicado. Nunca curiosidad.

Sakura enarcó una ceja.

-Ese cuento no me agrada, hermano. Solo te diré que es un amigo de la infancia, que tuve el placer de mirar antes de que…

Y de pronto lo comprendió todo.

-Él "lo" ama tanto que te lo entregó. Por eso su deseo de ayudarle, y su impotencia por no poder hacerlo. Murmuró, sabiendo entonces el porqué esa mirada melancólica por parte de Eriol.

-¿Qué?. Preguntó el pelinegro sin entender nada.

Pero Sakura no respondió, simplemente miró a su hermano como quien intenta descubrir un enorme secreto.

-Creo que haz hecho mucho daño, pero también creo que lo mejor que pudiste hacer fue dejarlo. Así ambos podrán al final ser felices.

-¿Qué?.

Por vez primera en esos años, Sakura Kinomoto sonrió ampliamente, sabiendo que el destino estaba cambiando para bien.

-¿Te haz vuelto loca, monstruo?. Indagó el pelinegro sin aun entender a su hermana.

-No. Negó sonriente.-Solo he comprendido muchas cosas que desde niña no podía entender. Gracias por dejarlo libre, hermano. Muchas gracias.

Y sin más la chica subió a su habitación para llamar a Tomoyo y contarle su descubrimiento.

Relatarle que al fin había entendido que a pesar de que Clow había sido un mago muy poderoso, siempre había amado la esencia del amor y que por ello hubo creado a dos seres bellos llenos de luz.

Y que a pesar de no haber querido hacer distinción, se había enamorado de un ente en especial, al cual dejó libre por puro amor.

Le diría entonces a su amiga, quien con lágrimas en los ojos la escucharía, que Clow había pretendido renacer para ayudarla a ella, pero sobre todo para reencontrarse con ese ser a quien en ningún momento había dejado de amar y al cual, sin embargo, había vuelto a perder por amor.

Al final lo había comprendido y con mayor ahínco deseó, que una nueva oportunidad se cerniera en los dos seres que vivían por amor.

Volvió a mirar la luna.

Todas las noches desde no sabía cuando, se dedicaba a contemplar a la luna con cierta melancolía.

No era que encontrase algo en ella que le agradara, era solamente que su atracción hacia él era inminente.

Le agradaba. La luna le daba paz, pero estaba comenzando a sentirse extraño.

-Hoy Akiko me dijo que me había visto sonreír. Informó a Yue, pero sabía que este había escuchado a su compañera de trabajo.-Dijo que hoy, mientras uno de los chicos de las cajas me comentaba sobre la nueva propaganda, yo había sonreído. La verdad no se si lo hice, pero ella mencionó que nada había tenido que ver con lo que ese muchacho me decía.

Creo que se está quedando ciega de tanta contabilidad que hay que hacer.

Rió, pero al final esa acción solo le hizo suspirar con mucha fuerza.

-¿Qué es lo que tienes, Eriol Hiragizawa, que me haces sentir tan diferente a lo que quiero?.

La cuestión jamás tendría respuesta pero al menos intuía que Yue concordaba con él.

Desde que Eriol había aparecido en sus vida que él se sentía diferente.

La sola presencia del muchacho hacía que algo dentro de él se emocionara, que deseara salir a escucharlo hablar o simplemente a quedarse callado, a su lado, mientras miraba a las personas o incluso solamente el cielo estrellado.

La compañía de Eriol era cálida aunque este no hablara y sumamente pasiva cuando su encantadora sonrisa o sus enigmáticos acertijos, hacían acto de presencia.

En realidad no sabía lo que era, pero esos días al lado del inglés lo llenaban de sensaciones que a veces, deseaba olvidar.

Se retiró de la ventana para introducirse en su habitación.

La penumbra de esta le golpeó en el rostro y por primera vez en tres años quiso acompañarse de alguien.

Hasta ese momento no había sentido la soledad tan latente pues se la vivía en sus recuerdos o llorando a aquel que lo había abandonado. Pero desde que tenía más cosas que pensar, cómo en todo lo que Eriol trataba de decirle con metáforas, que comenzaba a albergar el deseo de tener a alguien a su lado.

-No puede ser. Se dijo, recostándose en la cama.-Simplemente estoy desconcertado. Él…él es quien me tiene así.

Yue asintió en su interior con energía, pero él se negaba siquiera a aceptar que el muchacho, unos años menor que él, pudiera ser el causante de todo lo que le estaba ocurriendo.

Él ya no estaba para emocionarse con nadie y era preferible vagar en la oscuridad a viajar hacia esa cálida y brillante luz que comenzaba a inundarle el alma.

-Ya no puedo creer en nada ni en nadie.

Fue la afirmación que se dio, antes de proponerse no volver a ver a Eriol Hiragizawa.

El muchacho le hacía daño. No intencional y ni siquiera sabía si realmente era eso, pero le hacía sentir cosas que más que aceptarlas, le daban miedo.

Después de que le lastimaran y rompieran el corazón, difícilmente podía aceptar las cosas. Era más fácil negarlo todo que aceptar que comenzaba a albergar reales esperanzas.

Esa noche, por segunda vez y desde que el inglés estaba en Japón, Yue voló por los cielos para encontrarse con él.

El joven se encontraba meditando nuevamente en su viejo sofá rojo, y no tuvo que hablar para hacerse notar.

-Haz venido de nuevo. Pronunció el peliazul sin siquiera abrir los ojos.

-Si. Discúlpeme si lo he interrumpido. Se excusó el ángel, acercándose lentamente al joven.

-Jamás podrías interrumpirme, Yue. Simplemente supuse que respetarías nuestro acuerdo.

El guardián sonrió a medias, sin perder su enigmática presencia. Pero aun así y como si costumbre se hubiera vuelto, se apoyó en el regazo del muchacho, quien con toda la quietud del mundo comenzó a acariciar los brillantes y sedosos cabellos blancos.

-Perdóname. Murmuró el ángel cuando se sintió seguro.-Pero no pude cumplir la promesa de no venir a verte sin el consentimiento de Yukito.

-¿Qué ocurrió?. Señaló el joven mago, recordando la promesa que Yue le había hecho de no volver a visitarlo sin que el muchacho de anteojos lo quisiera. Pero como todo en la vida del ente mágico, las cosas no seguían una secuencia.

-Es que él…está confundido. Admitió el guardián, aferrrandose con fuerza a la mano libre del muchacho.

-¿Confundido?. ¿En qué sentido?. Quiso saber, continuando con las caricias sobre el cabello del ángel.

-Él…creo…que comienza a entender lo que haz tratado de decirle. Apuntó el guardián, mirando los azules ojos del joven que solamente asintió.

-Amo…yo…yo…

-Te dije que no me llamaras así. Soy simplemente Eriol. Sonrió el inglés, acariciando la pálida mejilla del ángel.

Pero este se aferró a la extremidad con intensidad, besándola con fervor, cuando hasta ese momento jamás se había atrevido a dar alguna evidente muestra de afecto a su señor.

-Para mí siempre serás mi amo. La persona…la persona a quien más amo en esta vida.

-Yue. Murmuró Eriol sin sucumbir a todo eso que con paciencia y meditación había guardado en su corazón.-¿Tú sabes por qué Clow quiso que fueras humano?.

El guardián negó, pero continuó aferrándose a la cálida mano entre las suyas.

-Porque el deseaba que tú experimentaras las cosas desde otra perspectiva. Que tuvieras libertades y el libre albedrío de los humanos.

Él deseó que fueras uno de ellos para que experimentaras sensaciones y gustos distintos a los que como guardián puedes tener.

-Además yo lo deseaba. Interrumpió Yue tras mirar a Eriol a los ojos.-Yo deseaba ser humano solamente por una razón.

El inglés suspiró. Él lo sabía.

-Clow lo sabía.

Advirtió el joven pero no fue suficiente para amedrentar la decisión del ángel, quien aferrándose al cuello del muchacho cómo la primera vez, continuó hablando.

-Cuando el amo Clow me dijo que me concedería el don de ser completamente humano, yo lo acepté gustoso, pues yo sabía que sería la única manera para confesarle…para confesarle mi amor y obtener el suyo.

Yo sabía. Prosiguió, recargándose en el hombro del muchacho.-Que si yo era humano entonces podría darle lo que él quisiera y podría amarlo por el resto de su vida. Pero él…tú me abandonaste. Pronunció herido.-Tú me abandonaste y me cediste a esa niña que no me interesaba y para finalizar me pusiste en el camino de ese hombre que solo me trajo sufrimientos.

-La intención de Clow era solamente la que te he dicho. En ningún momento quiso herirte, Yue.

El ángel no respondió, pero si cerró los ojos tratando de conservar su serenidad.

-Pero luego regresaste. Continuó, cuando se sintió restablecido.-Regresaste y me volviste a dejar. Me volviste a lanzar a los brazos de Touya y no te importó mi sufrimiento.

-Te equivocas. Interrumpió el inglés, haciendo que el guardián lo mirara.-A mí siempre me importará todo lo que sientas y es mentira cuando dices que te abandoné.

Te dije una vez que yo solo deseaba tú bien y el de Yukito y así fue en su momento. Te enamoraste de Touya y eso fue suficiente para que yo supiera que estabas en buenas manos.

-Pero él me abandonó. Dijo, confesando por primera vez que él y Yukito eran uno.-Me hizo sufrir mucho y aun me cuesta creer que un humano pueda soportar todo el dolor que un corazón roto muestra.

¿Por qué, por qué duele tanto aquí?.

Preguntó, señalando un corazón oculto entre la estoicidad y el llanto de aquel ser que diariamente se debatía entre convertirse en humano completamente o regresar a ser simplemente un guardián mágico.

Eriol sabía sobre esos sentimientos y aun así no se atrevía a hablar con la verdad.

Ya suficiente habían sufrido los dos como para otra cruda realidad, por eso hizo algo que jamás había hecho: besó la frente de Yue y lo acurrucó contra si. Esperando con ello reconfortar a su dulce ángel.

-El ser humano es fantástico. Hay tantas cosas que disfrutar y ver. No todo es sencillo. Admitió sin dejar de acariciar la espalda del guardián azul.-Pero tiene sus momentos buenos y malos.

Vivir es simplemente la mayor de las aventuras y experiencias. Respirar, admirar y sentir, aunque duela, no puede comparase con nada, mi querido Yue.

El ente mágico suspiró. Estaba comenzando a pensar realmente que ser humano no era tan malo.

Disfrutaba mucho siendo Yukito. Podía hacer muchas cosas que como Yue jamás podría hacer y una de ellas era comer.

Lo admitía, le encantaba comer y sobre todo el pastel de chocolate que podía disfrutar en grandes cantidades.

Si, ser humano no era tan malo. Aunque siempre existieran sentimientos que no agradaran.

-Me gusta ser humano. Confió Yue sin miedo.-Me agrada, pero aun hay que convencer a Yukito de que a él también.

-Si y es una tarea difícil, al parecer.

El ángel asintió, sabiendo que el albino era mucho más complicado que él mismo.

-Pero lo lograremos, Yue. Lo haremos y decida lo que decida él, nosotros debemos respetarlo.

-Amo…Eriol. Corrigió el guardián sonriendo discretamente.-Yo daría lo que fuera porque tú te quedaras…

-Te seré sincero, Yue. No me quedan muchos días en Japón. Debo regresar a Inglaterra y continuar con mi vida.

El peliazul percibió el estremecimiento del ángel, por ello le acarició con prontitud la espalda. Lo que menos deseaba era la tristeza del guardián.

-Estos días he hecho lo posible porque Yukito acepte muchas cosas, pero mi tiempo se termina.

-Hablas como aquella vez, cuando te despediste de Kerberos y de mí. Murmuró Yue, queriendo olvidar tan terrible momento en su vida.

-Es diferente ahora. Sonrió Eriol, tratando de relajar a su compañero.-No moriré todavía, pero es preciso que continúe con mi vida. ¿Comprendes?.

Con dolor el ángel asintió. Había olvidado por un momento que Eriol tenía una vida lejos de él.

-Pero eso no significa que me olvide de ustedes. Yo los aprecio tanto como a la propia vida. Jamás podría hacer algo que los volviera a lastimar.

-Entonces quédate. Quédate y convence a Yukito de que tú eres nuestra cura. Hazlo. Exigió en tono dulce el ángel, besando la mano que intentaba acallar sus palabras.

-No…puedo. Susurró simplemente el muchacho y él tenía sus propios motivos para ello.-Pero puedo intentar una última opción y espero que tú me ayudes, mi estimado Yue.

-Yo lo haría todo por ti, Eriol. Lo sabes.

-Lo sé y te lo agradezco. Sonrió, acariciando nuevamente la mejilla de Yue.-Por ello voy a pedirte que pienses muy bien en la proposición que voy a hacerte, porque es probablemente la última vez que utilice la magia de este báculo sagrado. ¿Entiendes?.

Si Eriol lo decía, entonces él lo haría.

En el pasado su amor por Clow había sido todo su mundo y si su reencarnación le pedía morir, él lo haría. Simplemente porque un amor como el suyo, ni con la traición de Touya se había desvanecido.

En ese momento, cuando los azules ojos de Eriol brillaron, puso en duda una cuestión: ¿Realmente se había enamorado de Touya o todo había sido simplemente el deseo de recuperar el sentimiento del amor?.

Esa duda tal vez siempre lo perseguiría.

El joven inglés por su parte suspiró, había meditado demasiado la propuesta que iba a hacerle a su ángel y sabía que si aceptaba estarían rescatando la parte humana de este de un encierro crucial.

Debía irse y regresar a su vida pero no podía hacerlo sin antes terminar su misión.

Debía salvar a Yukito y para eso necesitaba de Yue…de su Yue, de ese ángel a quien siempre había amado y que en ese momento amaba mucho más. No solo por ser un ente de hermosa magia, sino por ser un humano de infinita dulzura y amor.

El reloj comenzaba a marcar cuenta regresiva.

Continuará….

Gracias, mil gracias por sus comentarios y por leer esta historia.

Yo se que no es normal pero siempre me han gustado las parejas extrañas y bueno, ojala que pueda dejar mucho mensaje con esta historia

Solo queda un chap y el epílogo. Es una historia pequeña pero igual disfruto mucho haciéndola.

Nos vemos pronto y gracias de nuevo a todos ustedes, su amiga:

KLF