TITULO: Volviendo a empezar

Capitulo: Epílogo

Serie: Card Captor Sakura

Resumen: Aunque te hayan roto el corazón, siempre hay que volver a empezar.

Pairings: Eriol/Yukito-Yue

Category/Raiting: Slash/Yaoi. Angs, Drama, Romance. G

Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de CCS, pertenecen a sus creadoras y respectivos socios comerciales. Ésta solo es una historia escrita de fan para fans, sin fines lucrativos.

Lo único mío es la historia y OCC (Personajes originales).

De todas maneras si te gusta la historia y quieres publicarla, te pediría que antes lo consultes conmigo.

CAMPAÑA LE FAY No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. ALZA LA VOZ, NO TE QUEDES CALLADO ANTE EL PLAGIO.

Tiempo: En calidad de Universo Alterno.

Lugar: Ciudad de Tomoeda, Japón.

FEEDBACK: Este fic No contiene Lemon pero si M-Preg. (Embarazo Masculino). Si te molesta u ofende el contenido de este material, entonces te pido de la manera más atenta que No lo leas. Pues No me hago responsable de incredulidades, perjuicios o exabruptos. Ya Te he notificado.

Pero Si decides leer, entonces, ¡Qué lo disfrutes!.

KLF

El día era bello. Ni una sola nube en el cielo y eso le daba al color azul otro matiz, pero al mismo tiempo maravilloso.

Sonrió, el libro entre sus manos había perdido el sentido cuando una pelota hubo tocado su tobillo y después la regresó a su pequeño dueño con una sonrisa en los labios.

No existía en ese mundo, a su parecer, cosa más perfecta que ese momento.

El viento moviendo las frondosas hojas de los árboles.

La gente caminando o corriendo en el parque.

Las parejas paseando de la mano con su persona especial y los niños y padres jugando con real diversión, al vivir el momento. Al vivir la vida y mirarla pasar como quien admira la mejor de las obras.

Sonrió aun más y no evitó llevarse las manos a su abdomen.

-Ya pronto verás la luz del día y sabrás lo hermosa que es. Murmuró, acariciando su vientre redondeado quien se movió un poco en respuesta.-Oh, ¿pero impaciente?. Lo sé. Rió cuando su vientre volvió a moverse.-Sé que estas impaciente mi amor, pero debes aguardar con paciencia. Sino aprendes a vivir el momento te perderás de muchas cosas bellas.

La impaciente criaturita que habitaba desde hacía seis meses en su cuerpo, pateó de nueva cuenta, pero esta vez mucho más despacio. Una acción que le hizo comprender a su padre que su mensaje había sido captado.

-Eso es, mi bebé. La vida es muy bella. Sonrió, acariciando la redondez que dentro de algunos meses le llevaría una infinita e incomparable felicidad.

No le importaba que las personas lo miraran o que incluso cuchichearan a su espalda.

Era maravilloso para él estar embarazado. No todas las personas podían comprender una dicha como esa, mucho menos los de su género, quienes un tanto cohibidos o espantados solían señalarlo.

Pero el paso del tiempo lo había provisto de serenidad y paciencia. De aceptaciones y de inmensos momentos que atesoraba en la memoria como los bellos tesoros que eran.

El embarazo solo era otra de esas reliquias y cuando supo que podía dar a luz a otro ser, había sido el mejor de los obsequios.

Los cerezos en flor indicaban mayo y sonrió aun más cuando una pequeña hojita rosada cayó precisamente en el vientre que acariciaba con tanto amor y cuidado.

-Al parecer eres un imán de bellezas como tu padre. Cuando se lo contemos sonreirá mucho.

Y así era, pues un ser más amoroso que su esposo, no podía existir en la vida.

Respiró hondo. De un tiempo a la fecha se le dificultaba, pero todo era parte del hermoso y único proceso de llevar una vida que crecía lenta y divinamente en su cuerpo.

Una experiencia única y que solo al lado de su esposo y amor, había descubierto.

Sintió de nueva cuenta que una pelota chocaba con sus tobillos y rió cuando se comparó con el redondo objeto.

-Si continúo creciendo como lo hago, pronto pareceré pelota de soccer.

Y tal vez era verdad lo que Nakuru le decía, pero él jamás cambiaría la deliciosa experiencia del embarazo por nada en el mundo.

Cuando se dispuso a recoger el esférico y entregárselo a su dueño, se sorprendió gratamente cuando encontró no a un niño, sino a un adulto que al parecer no lo había reconocido.

-Cuanto lo lamento. Se disculpó el atractivo hombre, quien en mangas de camisa de trabajo sonreía un poco.

-No hay porque, Touya.

El muchacho de ojos azules y cabello oscuro miró con desconcierto a quién le hablaba, llevándose una doble sorpresa al ver de quién se trataba.

-¿Yukito?. Musitó incrédulo, mirando el vientre abultado de quien en antaño había sido su pareja.

El albino asintió, sonriendo como en sus días mozos.

-Un gusto volver a verte después de tantos años, To-ya. Saludó, sin inhibir el apelativo cariñoso que en el pasado había utilizado con él.

-Si…es realmente sorprenderte verte aquí y…en ese estado. Realmente es…fascinante. Reveló el ojiazul, tomando asiento al lado de su ex pareja.

-Veo que te sorprende verme así. Estoy enorme. Rió el albino, contagiando esa risa al muchacho que despejó su nerviosismo.

¿Cuánto tiempo había pasado?.

Seis años desde la última vez que lo vio.

Touya debía admitir que el Yukito que tenía en frente no era parecido al que recordaba. No sonreía igual y obviamente no estaba embarazado.

Su hermana Sakura le había hablado de ese bello acontecimiento pero él jamás había querido creerle.

Ver para creer, dictó su mente de inmediato y en realidad no supo como reaccionar.

-No esperaba encontrarte por aquí. Pensé que estabas en Inglaterra. Inquirió el joven abogado, encontrando la elocuencia que lo caracterizaba en su trabajo. El aplomo ante todo.

-Ni yo, pero el destino es tremendamente travieso, ¿no te parece?.

Si, definitivamente Yukito sonreía mucho y por un momento Touya se sintió azorado.

-Estamos de vacaciones. Informó el albino, acariciando su vientre que comenzaba a moverse de nuevo.-Eriol tuvo cosas que hacer y decidimos venir unos días. Además le guardo un gran cariño a esta ciudad. Comunicó, sonriendo cuando otra hojita rosa cayó sobre su abultado vientre.

¿Qué decir cuando lo último que recordaba de Yukito eran lágrimas e historias desgarradoras de su manera de vivir?.

Si en su tiempo había aminorado la culpa con exceso de trabajo, en ese momento no pudo más.

Su forma de irse del lado de aquel mágico ser no había sido la correcta, pero su juventud y carácter habían obrado de inexperiencia.

¿Qué hacer en ese momento cuando los brillantes ojos castaños del muchacho lo escudriñaban con ansias?.

El destino realmente era extraño.

-Haz cambiado mucho. Añadió el albino tras finalizar su recorrido visual.-Te dejaste la barba. Sonrió, acariciando la mejilla blanca del de ojos azules.

-Si. Me hace ver mayor. Añadió el muchacho, recordando que a su actual pareja le gustaba la barba de candado.

-Eso es bueno para tu trabajo, ¿no?.

-Si. Entre más edad aparente, más respeto. Gajes del oficio.

Yukito comprendió. Aunque Touya jamás le había hablado mucho de su trabajo como abogado, él intuía que era un mundo muy duro y diferente a lo que estaba acostumbrado.

-Yuki yo…

-Hemos cambiado mucho. Los dos. Interrumpió el aludido mirando a los niños que jugaban delante de él.-Ambos hemos atravesado por tanto que nos ha hecho avanzar, y muy lejanos quedan los tiempos en los que tú y yo nos quisimos mucho.

-Yo jamás me he perdonado la manera tan idiota en la que te dejé. Reveló Touya, sabiendo que era el momento de su confesión.-Jamás pude, y créeme que me arrepiento de haberte hecho sufrir tanto.

-Así es la vida. A veces dichosa, a veces infeliz.

Es el ciclo de la vida. Sonrió el albino, suspirando enternecidamente. Su embarazo le propiciaba cambios de humor impredecibles.

-Yuki. Llamó Touya tomando las manos de su compañero.-De verdad perdóname. No me explico el cómo amándote tanto yo pude…

-Ya no te atormentes con eso. Interrumpió el muchacho mirando sinceramente los ojos azules que en su pasado tanto había amado.-Tú lo dijiste, el amor se acaba.

-Pero no era la manera de…

-Tal vez no. Suspiró melancólicamente.-Pero lo pasado debe quedarse donde está y no revivirlo.

Realmente cuánto había cambiado el albino.

Sus ojos castaños mostraban madurez y su carácter siempre amable era en esos momentos un espejo, dónde sus sentimientos se exponían claramente.

Si Yukito había sido un ángel cuando lo conoció, en ese momento lo era aun más.

Un bello ángel de amor.

-Perdónate y vive tú vida con plenitud. Es lo único que puedo decirte.

Touya sonrió, a pesar de que casi nunca lo hacía. Solo Yukito podía lograrlo y miró con cierta melancolía el pasado.

-Te mereces lo que te está sucediendo, Yuki. Veo que eres completamente feliz.

-Y dichoso. Aclaró, señalando su abultado vientre.

-Oh, si, sobre todo dichoso. Sonrió el ojiazul.-Pero aun no me explico el cómo pudiste…concebir.

-Yue contribuye mucho. Aclaró el joven, reclinándose en la banca.-Sin su magia ni Eriol, jamás habríamos podido tener esta enorme dicha de ser padres. Es gracias a él que podemos ser mucho más felices.

-Así que Yue. Me alegro mucho. Añadió Touya, admirando que su compañero realmente lucía hermoso en su estado.

-Si. Eriol hizo un trato con Yue. Reveló Yukito al sentirse en confianza.-Yue siempre va a mar a Eriol, sea cual sea su forma, y a través de mi puede hacerlo libremente porque yo también lo amo.

-Eso se nota. Añadió el pelinegro, sintiendo un poco de envidia.

-Yue le prometió que si yo decidía no vivir con Eriol, él no volvería a buscarlo y respetaría mis decisiones. Habló, recordando su parco pasado.-Pero por el contrario, si yo aceptaba ir con él, entonces Yue nos ayudaría a ser felices y esta fue su hermosa manera de recibir y dar amor. Gracias a su magia, Eriol y yo podemos ser padres. Es lo que siempre quisimos.

Touya no entendía demasiado sobre la compleja persona de Yue, pero supo, por los repentinamente grises ojos de Yukito, que desde el momento en que la magia del ángel se había esparcido para procrear, él y Yukito se habían vuelto uno finalmente y eso fue la mejor noticia que el pelinegro pudo escuchar.

-Al final los tres son dichosos. Murmuró y Yukito asintió.

-Muy felices.

Touya comprendió que no había nada más que decir, por lo que incorporándose se dispuso a despedirse de su antiguo amor.

-Yuki yo…

-¡Papi, papi!. Interrumpió una vocecita que tomó forma al acercarse a los dos hombres.

-Jazmín. Sonrió Yukito al abrazar al remolino que llegó a su lado.

-¡Papi, papi, ¿me viste jugar?

-Por supuesto que si. Sonrió el albino, acariciando los largos cabellos blancos de su hija. Una preciosa niña de tez blanca y ojos tremendamente grises.-Jamás podría dejar de mirarte, cariño.

La niña de nombre Jazmín rió, aferrándose a su padre, no sin antes besar el voluminoso vientre que le impedía muchos movimientos al muchacho.

-¿Te sorprende?. Inquirió Yukito tras mirar al pasmado Touya.

-Realmente si. Asintió, parpadeando un par de veces por si estaba teniendo alguna especie de alucinación.-Pensé que eras…

-¿Primerizo?. Sonrió el albino con cierta gracia.-Realmente no. Casi tres maravillosos años me avalan como padre, así que como sospecharas no espero a esta preciosura totalmente en blanco. Añadió, señalando su voluminosa persona.

Touya entonces si sonrió realmente, la vida otorgaba grandes y bellas sorpresas.

-¿Papi?. Llamó la niña tras dejar su dedo pulgar unos momentos de lado.

-Quiero ir papá. Aclaró la criaturita y Yukito asintió de inmediato.

-Pero antes debo presentarte a un amigo. Él es Touya.

La niña, con refinado acento inglés y pulcros modales, extendió su mano libre hacia el ojiazul, quien se inclinó para quedar a su altura.

Touya no era muy afecto a los niños, pero debía reconocer que Jazmín era bellamente encantadora.

-Ho-a. Saludó la niña sin soltar su pulgar.

-Mucho gusto, Jazmín.

Como todos los niños pequeños, Jazmín corrió a refugiarse a la espalda de su padre que con cierta dificultad se había incorporado de la banca, sonriendo a la mueca graciosa que su ex pareja había efectuado.

-Se que no es de creerse, pero al año en que Eriol y yo nos casamos, esta linda señorita nos alegró la existencia. Fue cuando me enteré de que podía concebir. Deberías de haberme visto en ese tiempo, realmente estaba muy nervioso pero feliz de poder dar a luz.

-Me lo imagino y realmente me alegro mucho por ti, Yuki.

Jazmín haló entonces a su "Papi", el cual comprendió la indirecta.

-Debemos irnos o esta señorita puede caerse de sueño. Casi es hora de su siesta.

-Comprendo. De todas formas fue un verdadero placer encontrarte y…mirar que eres muy feliz.

Yukito no mencionó nada pero realmente era más que feliz.

La vida lo había provisto de muchas coincidencias y una más había puesto punto final a su pasado.

El eslabón que faltaba para que su alma descansara en paz.

Mientras miraba a Touya caminar, lejos de él, pudo sentir el descanso de su alma. Ya no sentía nada por el pelinegro, nada fuera de un deseo de bienestar y tal vez amistad, pues como había dicho Sakura alguna vez: el amor solo se convierte en otra cosa.

-Te deseo lo mejor, To-ya. Murmuró, tomando la mano de su hija quien se restregaba los ojitos con insistencia.

Había sido verdad, Jazmín había llegado en el momento más afortunado de su vida y agradecía inmensamente por tenerla.

Con su otro bebé en camino, su dicha no podía ser más grande ni comparable.

-¿Pero a dónde fueron ustedes tres?. Indagó la voz melosa y paciente de Eriol, quien fue al encuentro de su dulce familia.

-Parque. Respondió la niña, sonriendo cuando el peliazul la cargó y le dio un beso.

-¿De verdad?. ¿Y te divertiste?.

-Si, si. Me gustan las hojas rosas. Rió la niña, abrazándose al cuello de su padre.

-Cerezos, mi cielo. Árboles de cerezos y son distintivos de este país.

Pero a Jazmín no le importaba si eran árboles de manzanas o peras, lo que ella había disfrutado había sido lo que contaba y mientras estuviera con sus padres, nada más importaba.

Yukito sonrió y sin quedarse fuera de aquel bello recibimiento, besó los labios de su esposo, quien gustoso caminó a su lado.

-Jugó mucho. Sonrió Yukito cuando observó a su hija quedarse profundamente dormida en los brazos de su padre.

-Lo sé. Es sano para ella.

-Mucho.

-¿Y tú como te sientes?.

-De maravilla.

Y era la verdad, en más hermoso estado jamás habría podido estar.

Eriol atrajo entonces a su esposo, quien con total amor recostó su cabeza en el hombro del peliazul, el cual sonrió al tener a sus tesoros a su lado.

Desde que Jazmín había nacido que era mucho más sobre protector con su familia.

Jamás estaban de más las precauciones.

El albino masajeó su vientre. A seis meses y su espalda ya le mataba pero debía admitir que cada vez que se miraba al espejo contemplaba una belleza sin igual, y no era que fuera ególatra, simplemente que su embarazo era maravilloso.

-Eriol, ¿recuerdas cuando me propusiste matrimonio?.

El inglés asintió, besando la frente de su consorte.

-Por supuesto. Me ofende tú cuestión.

Siempre tan paciente y refinado. Por eso Yukito lo amaba.

Y recordó entonces que después de su arribo a Inglaterra su vida había dado un tremendo giro. Si se había imaginado su vida al lado de aquel muchacho, la realidad había superado sus expectativas.

La ternura y el amor de Eriol lo llenaban cada día de gozo y maravillas. Jamás parecía tener fin y la dicha que experimentaba entonces cuando el inglés lo besaba o le hacía el amor, era pura e infinita.

Incomparable con nada.

Memoró el día de la "importante pregunta", una noche de estrellas en el jardín. Una mesa romántica para dos y a Suppy y a Nakuru de espías.

Una argolla plateada en forma de corazón y lágrimas en los ojos con un sí de por medio.

La sencilla ceremonia días después y a partir de ese día momentos infinitesimales de felicidad y alegría.

Posteriormente había nacido Jazmín, quien había dado inicio a su esperanza y vida.

-¿En qué piensas?. Interrogó el inglés con cierta perspicacia.

-En nosotros, en nuestra hermosa felicidad. Sonrió, besando la blanca mejilla de su esposo.

-Precioso tema. Una hermosa vida y bellos recuerdos.

-Tú siempre tan elocuente, Eriol.

-Es mi característica, amor.

El albino sonrió. ¿Cómo no amar a ese hombre?.

-Te amo, ¿lo sabes?. Cuestionó, mirando directamente a los ojos azules.

-No, pero me encanta descubrirlo todos los días en tu mirada. En tu belleza y en la gracia de saber que portas a nuestros tesoros. Murmuró, besando lentamente los labios del muchacho que le correspondió con entera pasión.

El beso no se prolongó demasiado. Después de todo aun tenían toda la vida para continuar profesándose amor.

-Me encontré con alguien. Murmuró Yukito sin apartarse del hombro de su esposo.

-¿Con quien?. ¿Sakura?.

-No…su hermano.

Eriol asintió. Ese momento habría de llegar tarde o temprano.

-¿Todo bien?.

El silencio del albino le preocupó un poco, pero cuando este volvió a sonreír todo pensamiento pesimista se desvaneció.

-Por supuesto. Todo está solucionado y la herida, sanada.

-Me alegro mucho, amor. Me alegro mucho.

Y era verdad, pues no hay progreso sin antes mirar atrás y saber que el pasado no puede afectarte más.

Eso Yukito lo sabía ya y podía consagrarse a continuar viviendo en paz con su familia y prepararse para el próximo retoño quien comenzaba a patear nuevamente.

-Tiene hambre. Anunció el albino de repente.

-¿No lo haz alimentado?. Eres un insensible. Bromeó el peliazul, acariciando el abultado vientre que pareció agradecer el gesto.

-Es que quiere helado. Respondió Yukito, besando la mejilla de su esposo.

-Ah, ¿con que helado?. Debí suponerlo. Sonrió Eriol tomando la mano del albino.-En ese caso vamos a la heladería y cuando Jazmín huela la vainilla, seguramente se despertará en el acto.

-Como si no lo supieras, ama la vainilla.

-Y yo te amo a ti.

Yukito volvió a sonreír y a ferrarse a la mano libre de su esposo quien no dudó ni un momento en volverlo a besar.

Ningún sabor podía compararse siquiera a la delicia de probar el néctar de su consorte.

Un gusto que era totalmente reciproco.

Cuando la peculiar familia se perdió de vista, la azulada mirada de Touya brilló con intensidad.

Si no hubiera visto la escena jamás habría creído que Yukito era tan feliz.

-Perdí mi oportunidad. Se dijo, pero no se arrepentía, porque las palabras que su hermana alguna vez le había dicho con emoción, le golpearon.-Fue mejor dejarte libre para que buscaras tú verdadera felicidad y aunque se que te costó demasiado, ahora puedes disfrutar de tu recompensa.

Me alegra que seas feliz, Yuki.

-¿A quien miras?.

Una joven rubia y de ojos verdes se acercó. Ella era Natasha, su actual pareja.

Touya no sonrió, era su carácter natural, pero si la tomó de la mano y le cedió el balón con el que estaban jugando. Lo que deseaba era regresar a su casa y vivir su propia felicidad, exenta ya de culpas.

Si Yukito lo había perdonado, era tiempo de que él también lo hiciera.

-¿Touya?. Recalcó la muchacha con cierta incertidumbre. Era extraño que el ojiazul se perdiera tanto tiempo en un solo lugar.

Esa vez el aludido sonrió un poco, suspirando después a su respuesta.

-A la felicidad y el amor, Natasha, el puro amor.

La chica no comprendió, pero supo por el semblante relajado de Touya, que había sido algo bueno, así pues lo siguió.

El círculo estaba cerrado y la dicha era ya un hecho.

Después de tanto sufrir al fin la recompensa era el Amor y todo gracias a que se confió en la vida y en recuperar de nueva cuenta lo que se creía perdido.

Todo en la vida tiene un porque y solo es cuestión de levantarse y continuar adelante.

Es parte a fin y al cabo de las bellezas de la vida.

Fin

Aunque te hayan roto el corazón, siempre hay que volver a empezar. Esta es la moraleja de la historia que pensé jamás vería la luz.

Agradezco de todo corazón a quienes me siguieron, así como sus muestras de apoyo.

Espero al menos que se queden con algo de esta historia.

La vida es bella y el dolor es parte de, así que ánimo. Aun hay mucho que descubrir

Espero también hacer otra cosa de CCS, aunque aun no tengo nada en mente, me agradó bastante llevar a cabo Volviendo a empezar y ahora que saben me gustan las parejas extrañas, espero contar con su apoyo para futuros proyectos.

Un saludo muy afectuoso y nos vemos muy pronto

su amiga:

Katrinna Le Fay

Abril 2006