Espero esta vez escribir bien esta historia, y esta vez será mejor que la anterior. Ah, y continuamos desde el final de Viajera del Tiempo ;3 asumo que ya saben cómo lucen los niños, así que porque soy floja, no voy a describirlos y hago copy-paste xp
Jay y Ryan se enfrentaron el uno al otro, el primero con su Odachi y el segundo con su kusari-fundo.
-Prepárate para sentir ¡la kusari-furia! -exclamó el rubio, atacando.
El pelinegro esquivó y bloqueó con su espada los ataques como pudo, hasta que encontró el momento perfecto y, con el mango de su espada, le dio un golpe en el cuello al rubio, noqueándolo.
-Buen intento, Ry.
-Nada mal, Jay... -dijo el rubio adolorido.
Kathy sacó su bo retráctil y lo giró un par de veces para lucir amenazante. Tori tenía sus shinken-do en manos... pero simplemente los guardó.
-De acuerdo, princesa, sólo guarda tu bastón y me aseguraré de ser gentil.
-Amm, eso dijiste la última vez y no fuiste gentil. -terminó la frase con un tono hostil.
-Claro, pero... pude haber sido peor.
-Ay, ajá.
La pelirroja atacó con su bo y la castaña esquivó. Volvió a atacar y a esquivar, hasta que en el momento adecuado, con su cola, la castaña le quitó el bo.
Katherine se sorprendió de ver sus manos vacías y a su prima castaña con su bo en manos. Fue lo bastante considerada como para no romperlo, pero apretó el botón que era para retraerlo y luego lo tiró al suelo.
-Debí guardarlo, ¿verdad?
-Sí debiste.
Victoria puso sus puños frente a ella (como Annie de Attack on Titan), lista para atacar. Kathy tragó duro.
Alice giraba su kusari-gama junto a Maya, que relucía sus kamas orgullosa. Shadow sacó sus dos uchiwas y las abrió, mientras que Cody sacó su bate con tachas.
-Hagamos una apuesta, los que pierdan le compran a los otros un helado. -sugirió Alice.
-Suena justo. -accedió Cody.
Alice lanzó la punta afilada de su kusari-gama y Cody la bloqueó con su bate, Shadow lanzó una de sus uchiwas y Maya las desvió con sus kamas.
Zack sacó su espada y Red su mazo.
-¿Listo para perder, Zacky?
El pelinegro no respondió y entrecerró los ojos con furia, apretando el agarre de su espada y dándole a Red una mirada de ultratumba por usar ese mote que tanto odiaba.
-¿Sabes? Ni tantas ganas tenía de pelear hoy. -dejó el mazo en el suelo.
-Nonononono, ahora peleamos, gallina.
-¡Mamáaaaaa!
Beverly tenía dos kunais con dos bordes afilados (como el de Minato de Naruto) y se puso en posición de combate. KJ tenía su naginata.
-Vamos con todo, ¿quieres? -sugirió el moreno.
-Cuando quieras, nene. -sonriendo, ella le saltó encima.
Leo, usando su gi negro con el logo del clan Hamato en su espalda, los miraba arrodillado desde el árbol bonzai que había en el centro del nuevo dojo. Gracias a la colaboración que hizo con Karai y el Clan de Pie reformado, el Clan Hamato había crecido y ahora incluso tenía nuevos miembros aspirantes a ninjas, siendo Leo el líder y sensei del mismo y Karai la líder del Pie.
Luego de sus enfrentamientos, los ganadores del primer asalto se miraron entre sí: Zack, Jay, Tori, KJ, Shadow y Alice.
-Zack, pelearás contra Jay, Tori, vas contra Shadow, y KJ contra Alice.
-¿No puedo ir yo contra Shadow?
-Alice...
-Ya, está bien. -resongó la niña.
Una vez terminado el entrenamiento, los 12 jóvenes se arrodillaron ante su sensei y padre, en caso de Jayson.
-Buen trabajo a todos. -los felicitó Leonardo, parado frente a sus estudiantes- Un par de detalles: Tori, eres muy dura en tus ataques, recuerda que no eres una máquina y puedes cansarte.
Victoria suspiró, pero hizo una reverencia a su tío.
-Hai, sensei.
-Alice, fuiste inconsistente... y también vaga. Tienes que mejorar eso.
-¿Mejorar en ser vaga? -se burló Ryan, pero Leo lo miró mal. Agachó la cabeza- Perdón, sensei Leo.
-Shadow, lo hiciste bien, pero eres lenta cuando se trata de tu defensa, trabaja en eso.
-Hai, sensei. -la chica hizo una reverencia también, mostrando respeto.
-Muy bien. -le mostró una sonrisa serena y luego juntó su puño con su palma- Tachiagaru.
Los jóvenes lo imitaron e hicieron nuevamente una reverencia, para luego ponerse de pie y retirarse del dojo.
Todo en la ciudad de Nueva York había cambiado con los años, gracias a los hermanos Hamato. Por ejemplo, ahora los mutantes no tenían que esconderse, no eran oprimidos e incluso tenían sus propias vidas y trabajos. Por ahora esto sólo incluía al estado de Nueva York, pero poco a poco iban a lograr que los mutantes tuvieran más cabida en el mundo y no se vieran obligados a ocultarse como tu gato cuando llegas a tu casa.
Ahora los jóvenes ninjas estaban haciendo algo primordial para ellos, algo que era muy necesario y, por desgracia, no lo disfrutaban.
Ir a la escuela.
Sí, sonaba como un entrenamiento súper cool, ¿a poco no?
Pero no, tenían que ir a la escuela. Es cierto que no sirve para un pepino, pero algo de educación necesitaban.
El único que se salvó fue Zack, ya que sus madres, Karai y Shinigami, lo tenían educado en casa. Lastimosamente esto causó que no tuviera muchas habilidades sociales aparte de las que practicaba con sus primos y su temperamento fuera muy fuerte, pero no estamos hablando de eso.
Era el primer día de clases y Red, Jay, KJ, Tori y Kathy entraron, con mochilas en mano, a la preparatoria Roosevelt, mientras que los demás iban a la secundaria de Roosevelt también. Menos Alice y Maya, ellas seguían en primaria, pues tenían 12 y 11 respectivamente.
Red y Tori, ambos en su forma mutante, pues no tenían vergüenza alguna de mostrar cómo eran, fueron a sus casilleros, topándose con dos chicos de unos 16, chico y chica, afrodescendientes. El chico tenía un undercut y rastas en la parte de arriba de la cabeza, y la chica tenía trenzas africanas.
-Hola, Ayana. Hola, Bryton. -saludó Red con la mano. Los chicos sonrieron al ver a sus amigos mutantes.
Por si se preguntan quienes son estos jóvenes, es una buena pregunta. ¿Recuerdan en la batalla contra los Triceratons que estaban las tortugas del presente y del futuro? Pues estos dos jóvenes son los hijos adoptivos de una de las Tortugas que luego se fueron al espacio con Fugitoid. El resto se explicará solo luego.
Tori puso la combinación de su casillero y una nota cayó al suelo. La tomó y leyó "Olvidaste tu paraguas". No entendió lo que significaba hasta que alguien empezó a dispararles con pistolas de agua a ella y a Red.
Ambos gritaron por lo frío que estaba el líquido y por la sorpresa de que alguien les hiciera eso. Una vez las cargas de agua se acabaron, pudieron divisar a dos jugadores del equipo de hockey con las pistolas de agua, riéndose a todo lo que daban.
-Eso les pasa por traer su mugre mutante a nuestra escuela, fenómenos. -se burló uno que era moreno de piel. El segundo era rubio.
Esto demuestra que, si bien ahora eran aceptados los mutantes, no todos tenían la mente tan abierta.
Bryton, quien también estaba mojado, aunque no tanto como Red y Tori, bufó.
-¿Empiezan a molestar desde el primer día ya? Muy maduros, chicos, muy maduros.
-Podrían buscarse otro hobby, ¿saben? -cuestiono Ayana, también mojada como su hermano.
-Mmm... nah. -dijo Alex, el rubio. El moreno se llamaba Taylor. Ambos siguieron riéndose y pavoneándose en lo que se iban, chocando las palmas. Tori gruñó, resistiendo la urgencia de ir a sacarles los ojos a esos dos, pero Ayana, que era como la voz de la razón para Tori, la detuvo.
-A menos que quieras más problemas, vamos a cambiarnos.
-¡Pero es que son- !
-Unos idiotas, lo sé, pero no valen la pena.
Tori trató de relajarse, contó hasta 234.223, escurrió su cabello y tomó algo de ropa seca que tenía en su casillero.
-Y lo peor es que este top era nuevo. -refunfuñó la joven mutante.
-Luego te compras otro. -le reclamó Red, ganándose un golpe.
-¿Vienen al patrullaje de esta noche?
-Cuenta con eso, muñeca. -respondió Bryton, ganándose una mirada de ultratumba de Victoria, pues las únicas dos personas que la llamaban así eran Beverly, que recordemos era su pareja, y su padre, Raphael- Lo siento.
-Hoy será el primer patrullaje de Ryan. -mencionó Red- Cumplió los 15 ayer.
-Oye, eso es fantástico.
-Lo sé, Aya, pero Ryan tiene... ya sabes...
-¿Déficit de atención?
-Podríamos ponerlo así...
-No te preocupes, todo saldrá bien ésta noche. -aseguró Ayana. Red solo esperaba que tuviera razón.
La noche cayó en la ciudad de Nueva York. Era hora del ansiado patrullaje.
En la calle Delancy, sobre un edificio, Zack, Jay, KJ, Tori, Ayana, Bryton, Ryan y Kathy, estaba cada quién con su uniforme del Clan Hamato, menos Zack porque era del Pie, con su color distintivo: Zack rojo cereza, Red rojo normal, Jay azul Francia, Kathy lila, Tori ciruela, Ayana bordó, Bryton azul marino, Ryan naranja y KJ verde azuloso.
Aparte los varones usaban bandanas negras, la de Ryan y Red les cubrían hasta sus cabezas, y tenían espacio para los ojos, mientras que las tres chicas usaban mascarillas negras como la de Karai, cubriendo su nariz para abajo.
-Muy bien, Ryan, es tu primera noche de patrullaje, así que voy a poner algunas reglas que se especifican contigo, ¿entendiste? -dijo Zack. Ryan quiso ser serio, así que puso su puño en su mano e hizo una ligera reverencia, para dar a entender que estaba prestando atención. Zack mostró una "sonrisa", porque bien sabemos que Zack casi ni sonríe, y siguió hablando- Para empezar, recuerda que el que está a cargo aquí soy yo, por ende, lo que yo digo, se hace. -explicó, pero Ryan alzó la mano. Suspiró- ¿Sí?
-¿Y si me dices que me coma lodo, tengo que hacerlo?
Zack cerró los ojos, tomó aire, contó en su mente hasta 14.000.605 y volvió a abrirlos.
-¿En qué situación te haría comer lodo?
-No lo sé, tal vez para buscar una pista.
Tori se palmeó la frente desde lejos mientras que Bryton aguantaba la risa.
Zack trató de controlar la poca paciencia que le quedaba.
-Voy a decirte el resto de las reglas y más vale que no me interrumpas; puedes hacer preguntas cuando termine, ¿quedó claro? -Ryan iba a responder, pero Zack no se lo permitió- Muy bien, como ya dije, el líder soy yo, pero tenemos roles para todos aquí, Kathy y KJ son el cerebro, si alguno falta, tenemos un reemplazo, Jay es el segundo al mando en caso de que yo no pudiera asistir a alguna misión, Red y Bry son la fuerza bruta, Aya y Tori fuerza estratégica, ¿tú qué serás?
Ryan quiso responder, pero una alarma no muy lejana empezó a sonar.
-Muy bien, ya saben cómo es esto, ¡andando! -ordenó el joven de la cola de caballo. Todos lo siguieron corriendo como Inuyasha sobre los techos.
Corrieron como por 5 minutos hasta llegar a un banco donde habían un grupo de ladrones que estaban llevándose sacos de dinero.
El equipo se detuvo sobre una azotea y miraron desde arriba lo que ocurría.
-Okay, este es el plan, Jay y Tori van a ir por delante, KJ y Bryton por detrás, si algo sale mal, Ryan y yo vamos a- Alto, ¿dónde está Ryan?
-Amm, no quieres saber. -respondió Ayana.
Zack deseó ser ciego por un momento cuando vio a Ryan peleando con su kusari-fundo contra uno de los ladrones. Y para colmo era el más grande.
Lo sorprendente era que los ladrones eran adolescentes, que salían y entraban sacando bolsas de dinero.
-Muy bien, cambio de planes, Tori, Kathy y Aya, ayuden a Ryan, KJ, tú llamas a la policía, los demás vamos a asegurarnos de devolver el dinero. -declaró Zacarías.
Las chicas bajaron del edificio y corrieron a ayudar a Ryan, quién peleaba con un grandulón de un metro noventa y rubio con un pañuelo púrpura en la cabeza, mientras que KJ llamaba a la policía con su T-Phone.
El grandote le tiraba puños y Ryan esquivaba los ataques como serpiente.
-¡Jaja, qué lento! -se burló el rubio de 1,63 de altura, esquivando los puños- Hasta mí papá es más rápido, ¡y es una tortuga!
El tipo se detuvo de repente y sonrió alegre.
-¡¿Tu papá es una de las Tortugas Guerreras?! -preguntó emocionado el mastodonte.
-Sí, es Miguel Ángel, y me enseñó a usar ésta arma, es un kusari-fundo. -mostró con algo de inocencia su arma, sin saber que una chica afrodescendiente con rastas, los costados afeitados y piercings en la oreja y labio se acercaba por detrás de él con un bate de béisbol.
-¡Ryan, cuidado! -gritó Kathy, peleando con una chica japonesa de dos coletas altas negras con reflejos morados y ropa que usaría una chica con estética gótica kawaii. Lo desconcertante es que la japonesa no dejaba de carcajear mientras usaba un cuchillo para pelear.
Kathy usaba su bastón para boquear los ataques, pero en eso la chica intentó apuñalar su rostro y le cortó algunos cabellos al esquivar el ataque, demostrando que el cuchillo estaba bastante afilado.
Ryan volteó cuando le advirtieron, pero justo llegó Ayana son sus tonfas a bloquear el golpe de la chica de piercings mientras que Tori se encargaba de atacar al mastodonte rubio. La chica de las trenzas empujó a la de rastas y empezó a pelear con ella. Repentinamente la alarma se apagó y de ahí salieron dos adolescentes más, uno de unos 16 y otro de unos 13, el primero con rasgos coreanos, ojos verdes, pelo negro corto y un gorro azul, mientras que el segundo era latino con pecas y el pelo rizado, aunque era difícil distinguir si era chico o chica, con una gorra blanca y púrpura.
El primero destacaba por tener en su brazo izquierdo el tatuaje de un dragón púrpura.
Ryan, que quedó en medio de todo, analizó al situación... la gótica kawaii usaba ropa púrpura... el mastodonte dos pañuelos púrpuras... la chica de los piercings una chaqueta universitaria púrpura... el o la latino o latina tenía una gorra púrpura... y el coreano un tatuaje de un dragón púrpura... esto significaba una cosa.
-¡Son Dragones Púrpura! -exclamó Ryan, dándose cuenta.
-¡¿Qué?!
-¡¿Qué?!
-¡¿Cómo?!
-¡¿Nani?! -exclamó KJ desde arriba del edificio.
-Rayos, se dieron cuenta. -se quejó el coreano- ¡Raven, Curtis, Feng, retirada!
El rubio, la japonesa y la afro dejaron de pelear con las chicas y se dirigieron a donde dejaron las bolsas de dinero, tomaron lo que pudieron y empezaron a correr seguidos del coreano y el/la niño/a latino/a.
-¡Se escapan! -Tori quiso correr, pero Zack, que salió de la nada junto a los demás, la detuvo.
-No irán muy lejos. -Zack mostró una mueca presumida ante está declaración, pues ya se escuchaban de cerca las sirenas.
-Pero tienen el dinero.
-No te creas, Aya. -aseguró Bryton, mostrando unas bolsas de basura detrás de él. Abrió una y de ahí salieron varios fajos de billetes.
-Ohh, ingenioso. -sonrió Ryan, pero al ver qué los demás lo miraban con reclamo, sabía que estaba en problemas- Ah... jejeje, de adultos vamos a recordar esto y nos vamos a reír.
-Ryan Ángel Hamato Tilley. -habló Zack lentamente.
-Ese es mi nombre. -a Ryan se le cayó el sudor de la frente.
-Espero en un futuro no tener que recordarte que no puedes ser imprudente así. -lo retó Jay, cruzando sus brazos.
Ryan se frotó un brazo arrepentido y Zack decidió hacer eso que pocas veces hacía: mostrar preocupación.
-Solo queremos evitar que te lastimes a ti mismo o a alguien más. -explicó Zack con calma- Lo entiendes, ¿no?
Ryan asintió con la cabeza gacha.
-Muy bien, vámonos. -dictaminó Zack, para luego caminar lejos de la escena.
Los demás lo siguieron, pero Ryan se quedó atrás, pues escuchó un ruido. Se aseguró de que no lo vieran y se alejó a ver cuál era el causante de ese ruido. Venía del banco.
Se metió por la ventana rota y miró alrededor. Todo estaba oscuro salvo por la luz de calle que venía de afuera. El chico sacó tu T-Phone y prendió la linterna, iluminando el lugar. Al mirar alrededor no vio mucho, bóveda abierta, billetes tirados, un monstruo cyborg de ojos rojos sacando bolsas de dinero, papeles tirados...
Un momento, ¿qué acababa de ver?
Medio tembloroso volteó a ver de nuevo a dónde estaba el cyborg monstruo y le apuntó con la linterna. Éste gruñó y miró con furia al joven Ryan, quién estaba a nada de necesitar cambiar sus calzones.
No muy lejos, el equipo estaba caminando sobre las azoteas, cuando de repente KJ se dio cuenta de que cierto chico rubio no estaba.
-Oigan, ¿y Ryan?
Los demás miraron alrededor, buscando a susodicho joven de ojos celestes que por segunda vez en la noche se les perdió. Tori gruñó y Zack gritó hacía el cielo como si se transformara en Super Sayajin.
-¡CON UN DEMONIO, RYAN! -exclamó Zack, furioso.
-¿Donde pudo haber ido?
La pregunta de Jayson fue interrumpida por un alarido que, por el tono chillón de voz, sonaba a Ryan. Y venía del banco.
-¡Está en el banco! -gritó Tori, empezando a correr seguida de los demás.
De vuelta en el banco, Ryan estaba esquivando asustado los golpes que ese monstruo, mutante, lo que fuera, gritando como niñita asustada. Eventualmente tropezó con un ladrillo, probablemente usado para romper la ventana del banco, y se golpeó la cabeza, quedando semi-inconsciente. Logró abrir los ojos lo suficiente como para ver qué el monstruo tomaba una silla de oficina con una mano, que era bastante grande, y estaba a punto de aplastarlo con ella, pero el joven estiró su mano a un fajo de billetes y alcanzó a lanzarselo a su cara. Con el mutante distraído, Ryan volvió a ponerse de pie y salió corriendo por la ventana donde entró y escapó de ahí, respirando agitado y corriendo a todo lo que daban sus piernas.
El equipo llegó al edificio frente al banco justo en el momento en el que Ryan salió corriendo.
-¡Ahí está! -exclamó Bryton, apuntando al joven que corría, pero justo en ese momento, el mutante salió, con dos enormes sacos de dinero.
El equipo vio eso sorprendidos, pues el mutante se parecía mucho a Pie Grande, pero tenía menos pelaje, y algunas partes de su cuerpo eran metálicas, como un cyborg, sumado a que sus ojos eran completamente rojos.
-Okay, ¿qué recoronchos es eso? -preguntó KJ bastante sorprendido.
-Nos haremos esa pregunta luego, vamos por Ryan. -ordenó Zack.
-Pero esa cosa está robando dinero. -objetó Ayana.
-Presentaremos nuestro testimonio a la policía luego, por ahora vamos tras Ryan. -declaró Zacarías. Los demás decidieron no protestar, pero Ayana se quedó atrás, y Tori notó eso.
-Dime que no piensas lo que yo creo.
-Vamos, bestie, sabes cómo es. -Ayana se puso una mano en la cadera al declarar eso. Tori suspiró y decidió acompañar a su amiga a seguir el rastro de billetes que dejó el mutante.
Como dos cuadras después de correr sin parar, Ryan se cansó lo suficiente como para que los demás pudieran alcanzarlo. Jay le puso una mano en el hombro y el chico saltó del susto, pero se calmó al ver qué se trataba de su primo y compañía.
-Ryan, ¿qué ocurrió? -preguntó Jay preocupado.
-U-Un m-m-m-mons-t-t-truo c-c-c-cyborg. -explicó el chico tartamudeando.
-Lo vimos, tomó unos sacos de dinero y luego se fue. -dijo Bryton, masajeando los hombros del rubio para calmarlo.
-¿Dónde está ahora?
-Cuando saliste, él también lo hizo, pero en la dirección contraria. -explicó Kathy con calma.
-¿Y Aya y Tori?
-¿De qué hablas? Están aquíiiiiiii... -Red tuvo que comerse sus palabras al ver qué Tori y Aya no estaban- Ratas...
-Cómo que hoy a todos se les ocurre escaparse cuando nadie los ve. -comentó Kathy. Zack bufó con hastío y marco a Tori.
El celular de Tori vibró, pero por estar corriendo ella no lo sentía.
Ambas chicas estaban siguiendo al mutante desde las azoteas que se movía demasiado rápido para el gusto de ambas. Por suerte, como unas siete cuadras más alejado del banco, las chicas llegaron a un edificio de bodegas abandonado. Decidieron no tentar la suerte y entrar por arriba, dónde el cyborg no las vería.
Aya encontró una ventana abierta y entró por ahí seguida de Tori, quién la cerró para no levantar sospechas. Ambas se escabulleron por las vigas metálicas del techo, buscando algún indicio del cyborg o de cualquier cosa, para ser francos.
De repente las luces se encendieron y abajo las chicas pudieron ver al cyborg mutante cargando las dos bolsas de dinero hasta una mesa, dónde alguien estaba sentado. Las chicas abrieron los ojos sorprendidas al ver de quién se trataba.
Era un cuerpo de robot con un cerebro enfrascado en la parte de la cabeza con un solo ojo conectado por unos nervios al cerebro. El robot era algo escuálido y tenía luces rojas.
-Oye, reconozco esa tecnología. -murmuró Tori- Es de Stockman.
-¿Baxter Stockman? -repitió Ayana en la misma voz- Pero no se ha sabido de él en años.
-Vi los planos que el tío Donnie hacía, sé que es de Stockman.
-Vamos de qué trata esto. -sugirió la chica de las trenzas.
Ambas miraron abajo para poner atención.
-Buen trabajo, mí mascota. -dijo el robot, y por la voz, era obvio que ese era Stockman. Tori se cubrió la boca en lo que Stockman robot se ponía de pie- No trajiste lo que pedí, pero ésto será suficiente. -le tiró al mutante un trozo de carne y esté lo tomó, para luego mordisquearlo- No falta mucho para completar mí venganza contra esas míseras tortugas. -rio el robot, lo cual es raro considerando que es un robot, pero de repente al alzar la vista en medio de su risa malvada, abrió su único ojo viendo a las dos intrusas en el techo- ¡Intrusas! ¡Atrápalas, mi mascota! -apuntó a las chicas.
-Hora de irse. -dijo Ayana. Las dos chicas treparon las vigas de metal siendo perseguidas por el mutante cyborg, quién trepaba cual mono. Tori no logró abrir la ventana, así que rompió el cristal de una patada y ambas salieron, para luego empezar a correr. Justo antes de que el cyborg las empezara a perseguir, Stockman apretó un botón de un control y el cyborg se calmó, volviendo con su amo.
-Vamos quiénes eran esas chicuelas. -Stockman conectó con un cable al cyborg a su monitor para ver la memoria de lo que había recolectado. Revisó el archivo de memoria y vio una grabación de todo lo ocurrido en el banco, los nuevos Dragones Púrpura entrando, el equipo entrando a la escena y luego cómo tomaba el dinero. Adelantó a unos minutos después, cuando Ryan apareció, y en un momento en el que se dio la vuelta para correr, vio el logo del Clan Hamato en su espalda. Puso pausa y prestó atención especial al símbolo.
-Ese es el símbolo del Clan de las tortugas... ¿eso significa que lograron reproducirse o encontraron discípulos? Sea cual sea el caso, me encargaré de ellos. -se frotó las manos.
Aya y Tori seguían corriendo sin saber que no eran seguidas. Ayana volteó detrás sin dejar de correr.
-Creo que ya no nos sigue.
-¿Cómo estás tan segura?
Antes de que pudiera responder, ambas chocaron con Zack y los demás, cayendo de sentón al suelo.
-¡Chicas! -exclamó Ryan aliviado- ¡¿Vieron esa cosa?! ¡Es enorme!
-No es lo único que vimos. -espetó Tori- Es mejor que llamemos a nuestros padres, esto les concierne.
