Hora del capítulo 5 x3
-A ver si entendimos... ¿nos están diciendo que la mascota mutante de Stockman los rastreó de alguna forma hasta la escuela y pelearon con ella y los Dragones Púrpura, sin sus armas, y aparte de eso regresaron los gemelos Fulci, pero olvidaron mencionarlo?
-Bueno, cuando lo ponen así, suena como algo malo...
-¡Es porque es malo, Red!
Los chicos se estremecieron ante el grito impaciente de Raphael, dándose cuenta de una cosa: estaban en problemas.
-En nuestra defensa, ustedes también le ocultaban cosas al abuelo Splinter, como cuando escaparon de casa para patinar y pelearon por primera vez con Stockman. -refutó Tori, cruzando sus brazos.
Leo abrió la boca para objetar, pero él, sus hermanos y hermanas se dieron cuenta de que la castaña tenía razón.
-Sí, pero aprendimos de nuestros errores. -dijo Howie rápidamente, tratando de excusarse a ella y a sus hermanos.
-Probablemente esto no sea de mucha relevancia, pero hay un detalle más...
-¿Qué cosa, Ryan?
-Pues, una chica de la escuela llamada Demi Roberts tomó fotos de nosotros, especialmente de KJ, las subió al periódico escolar y ahora su padre, jefe de la policía, nos está buscan- ¡au! -fue callado por un golpe de KJ, pero los adultos ya habían escuchado todo y atado cabos.
-¡¿Una civil los expuso y decidieron guardárselo?!
-¡No creímos que fuese tan importante!
-Sí es importante, Kathy. -trató de explicar Donnie con paciencia- Los capturaron... ¡en fotografías que ahora son públicas!
-Donnie, si me permitís hablar, yo salí en la mayoría de las fotos, los demás prácticamente ni aparecieron. -dijo KJ, tratando de suavizar las cosas, hablando con su acento argentino.
Los hermanos y hermanas se miraron entre sí y Leo decidió tomar la palabra.
-Me temo que todos están castigados.
-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!
-Nos ocultaron cosas y eso causó que los problemas se desbordaran, una semana sin misiones estancados en las alcantarillas tal vez les enseñen a recapacitar sobre cómo manejan las situaciones. -declaró Leo, cruzando sus brazos- Y no van a perder días de escuela, considerando que fue destruida.
Jay decidió hablar por los demás.
-Papá, el líder soy yo, si quieres enojarte con alguien, enójate y desquítate conmigo, las órdenes de no decir nada fueron mías. -Jay dijo esto tomándose el pecho.
-No es cierto, fue una decisión unánime, ¡au! -nuevamente golpearon a Ryan para que se callara, ésta vez fue Tori.
Leo miró mal a Jay y éste sonrió nervioso, dándose cuenta de que había metido la pata... otra vez.
-Dos semanas.
-¡Ay, dale! ¡Ni siquiera sos nuestro papá!
-No, KJ, pero soy su sensei, eso me hace responsable de ustedes, a mí y a todos nosotros.
-¡Esto no es justo! -protestó Ayana.
-¡Una palabra más y estarán en las alcantarillas un mes! -bramó Raph.
Los chicos se asustaron y decidieron no tentar a la suerte, incluso Ryan, quien era despistado, más no suicida.
-Está decidido: dos semanas en las alcantarillas para que aprendan la lección.
-Awwww. -resongaron los chicos.
En la Dimensión X
Los ingenieros Utrom trabajaban exhaustivamente en el portal que lideraba a la Tierra, mientras que el Consejo Utrom supervisaba todo. El Donnie del pasado también ayudaba, quien con los años se había vuelto experto en manejo de la tecnología Utrom y Kraang.
Repentinamente el portal se abrió.
-¡Funcionó! -exclamó Donatello alegre. Sin embargo, su sonrisa de disipó como la niebla en el viento cuando vio a varios soldados de la FPT entrando apurados con blásters. Los Utrom soldados también alzaron sus armas en defensa, pero los soldados humanos les dispararon, destruyendo sus exoesqueletos. Después de que las líneas de defensa cayeron, entró Alfil por el portal.
-¿Alfil? -Reina se tomó su mejilla metálica- ¿Qué haces aquí?
-Algo que debí hacer hace mucho tiempo. -con un bláster en mano, le disparó a Reina, Peón y Torre en las caras, haciendo que los cerebros salieran de los cuerpos de metal- Agárrenlos.
Tres soldados atraparon a los tres cerebros rápidamente y los metieron en unos cilindros de cristal que Alfil trajo con sus tropas, para luego encerrarlos dentro. Donnie sacó su bastón y se puso en guardia.
-No dejaré que hagas nada. -declaró, pero por detrás de él un soldado usó un bastón con toques eléctricos y le dio un electrocutazo a Donatello, dejándolo como peso muerto en el piso. Al finalizar, dos soldados lo tomaron de los brazos para llevárselo.
-Llévenlos a la prisión de máxima seguridad en el cuadrante seis. Quiero absoluta vigilancia en la prisión.
-No te saldrás con la tuya, Alfil. -gruñó Torre desde dentro de su cilindro de cristal. Alfil se acercó a ella y sonrió cínico.
-Creo que ya lo hice.
-Sacrebleu. -dijo Peón preocupado.
Tres días después, en la vieja guarida
Los chicos trataban de sobrellevar su encierro de manera "tolerable". Jay estaba viendo Héroes Espaciales en la televisión, Ryan leía un cómic, Bryton hacía lagartijas con Red, Kathy trabajaba en un pequeño prototipo de bomba de humo de metal (solo para experimentar) sentada junto a Ryan (y de paso le traducía las palabras que no entendía), KJ dibujaba en un cuaderno y Tori y Aya practicaban boxeo con una máquina con guantes de boxeo que Donnie les había diseñado (como la máquina de boxeo de Arcane)... bueno, por ahora Tori era la que golpeaba y Aya la que miraba. Y una placa tenía la cara de Bryton para golpearla.
-¡Es-to! ¡Es-tan! ¡In-jus-to! -decía Tori, golpeando la máquina en cada sílaba- ¡Llevamos aquí tres días y ya no aguanto el encierro!
Jay resopló.
-Lo sé, pero no hay mucho que podamos hacer...
Ryan no lo soportó y empezó a patalear y berrinchar.
-¡Ya no aguanto! ¡Me está dando claustrofobia! ¡No pude dormir porque comparto cuarto con Red y él ronca como un oso! -ante esa queja, Red dejó de hacer lagartijas- ¡Y ya me leí el mismo cómic quince veces!
-Oye, yo no ronco.
-Claro que sí, y lo haces así... -el rubio empezó a imitar ronquidos exageradamente fuertes y todos se rieron... bueno, todos menos Red.
-No me hace gracia.
Tori golpeó la placa con la cara de Bryton un par de veces y la máquina contó 4802 puntos para ella. La chica jadeó cansada y se quitó sus guantes de box. Fue a su cuarto por algo y a los cinco minutos salió aún en su forma humana, pues quería practicar su sigilo kunoichi sin depender de su forma mutante, con una peluca morena en un corte bob con iluminaciones, la máscara negra que le cubría la mitad inferior del rostro y su traje de kunoichi puesto.
-Estoy harta, me voy de aquí.
La joven empezó a dirigirse a la salida, pero Jay se interpuso.
-Wowowow, ¿a dónde crees que vas?
-A cualquier lado menos aquí, debo tomar aire fresco que no huela a cañería sucia o voy a perder la cabeza. -la chica lo empujó y tomó sus shinken-do de la entrada, poniéndose el cinturón con sus armas- Voy a patrullar la ciudad.
-¡¿Patrullar?! ¡Yo voy! -Ryan corrió a cambiar su ropa y Kathy también, pues tanto jugar con herramientas ya le daba dolor de cabeza.
-¿Acaso están locos? -preguntó Jay preocupado- ¿Y si nuestros padres ven que no estamos? ¿Qué van a decir?
-Probablemente papá diga algo como "¿Dónde están esos mocosos?" -esto último Red lo dijo con tono grueso, haciendo una mala imitación de su papá. Jay se palmeó la frente.
-Qué maduro eres, Red. Yo soy el líder, y como tal, no los dejaré irse.
Ryan y Kathy, ya con sus trajes, pelucas y máscaras puestos y sus armas en sus cinturones, se pusieron a los lados de Tori, listos para irse.
-Pues, como subordinados, nos vamos de todas formas.
Jayson no supo qué hacer, así que suspiró. Fue a su habitación, para sorpresa de todos, y a los pocos minutos salió con todo su equipo, su arma y disfraz.
-KJ, te quedas a cargo, yo iré con ellos para vigilar que no se metan en problemas.
Los demás quedaron contrariados ante esta declaración, por lo cual Bryton objetó.
-¿Y nosotros qué? También queremos salir.
-Si salimos todos, estaremos en problemas. -le dijo Ayana, siendo la voz de la razón- Descuida, Jay, si nuestros padres preguntan, ustedes están paseando por las alcantarillas.
Jay sonrió y salió junto a sus primos de la alcantarilla.
Tres minutos con veintidós segundos después
Bryton no lo soportó y dejó de hacer lagartijas.
-Yo también me voy, no aguanto más. -tomó una chaqueta de cuero, se la puso y guardó sus tekko en sus bolsillos.
-¿Acaso estás loco? ¿A dónde irás?
-Iré con Cody a entrenar un poco, necesita mejorar sus movimientos de hockey, Aya.
-Es jueves en la noche, el equipo del colegio ocupa la pista de hockey hoy. -replicó KJ.
-Entonces iremos a la pista pública. -el dominicano no dijo más y simplemente salió. La joven caribeña suspiró hastiada y fue a la máquina de box a practicar sus golpes.
-Esto acabará mal. -dijo para sí misma, poniéndose los guantes.
Cody y Bryton caminaban por las calles en lo que tomaban unas sodas.
-¿Listo para entrenar, joven padawan? -preguntó Bryton sonriendo soberbio.
-Sí, maestro. -Cody dijo esto con una sonrisa algo tierna.
-Estoy seguro de que cuando entres al equipo de la prepa, serás de los más populares.
-¿Tú crees? -preguntó él con algo de inseguridad, que si se lo preguntan, lo heredó de su mamá.
-Lo sé, compadre.
Estaban a unos cuantos metros de la entrada de la pista, cuando justo llegaron Alex y Taylor junto a dos chicos más.
-Vaya, miren esto, el tarado hijo de maricas tiene un pequeño pupilo. -se burló Taylor, y sus amigos rieron. Bryton gruñó y Cody se molestó inflando los cachetes.
-¿Qué hacen aquí, cabezas de pucks? -los retó Cody con la mirada, pero éstos sólo le dieron una mirada de muerte que lo puso nervioso.
-Por culpa de un monstruo mutante que destruyó la escuela, la pista de hockey está cerrada, así que usaremos la pública hasta cuando se nos dé la gana. -se burló Alex.
-No es justo, llegamos primero. -protestó Cody.
-Lo siento, enano, me temo que no podrás ser el super jugador estrella que quieres ser. -se burló ahora uno de los compañeros de Alex y Taylor. Los cuatro empezaron a reírse en lo que se pavoneaban, cuando de repente un puck golpeó al chico que se burló de Cody en la cabeza, rebotó y le golpeó también al otro, noqueándolos. Los dos chicos restantes voltearon sorprendidos, viendo a Cody con un palo de portero en manos que había sacado de su bolsa de golf y jadeando de la furia. Bryton tuvo miedo de la mirada asesina en ojos de Cody, quien se tronó el cuello decidido a pelear.
-Vengan con todo, sacos de basura.
Bryton se tomó unos momentos para procesar la situación, pero sonrió decidido y se puso sus tekko, tomando posición de pelea. Taylor y Alex gruñeron y corrieron a pelear con Bryton y Cody.
Cody peleaba con Taylor, el moreno de piel, chocando palos de hockey entre sí. Cody tenía la suerte de medir 1,73 de altura incluso con 13 años, por lo cual competía en tamaño con él. Taylor le dio a Cody un cabezazo para dejarlo atontado y luego le dio con el palo de hockey en la cara. Cody fue derribado con un chichón feo en la frente, pero cuando Taylor lo iba a volver a golpear, le dio una patada en la entrepierna, haciendo a Taylor arrodillarse de dolor y sin aire. Cody se puso de pie nuevamente, tiró el palo de hockey al suelo y le dio un golpe en la quijada, sacándole sangre y saliva. Taylor recuperó sus sentidos lo suficiente como para darle una patada en la rodilla a Cody, haciéndolo caer adolorido, y luego lo pateó en el rostro. Cody se tomó la boca ensangrentada y se sacó de ésta uno de sus caninos. Palideció y luego miró a Taylor con furia, abalanzándose sobre él.
Bryton usaba sus tekko para golpear repetidamente a Alex en el rostro, quien tenía severos moretones por los golpes. En un momento Bryton se detuvo para recuperar el aliento y Alex se las arregló para sacar de su bolsillo una navaja, que quién sabe por qué la tenía, e intentó apuñalar a Bryton. Éste esquivó la puñalada, pero no el tajo que le hizo en la frente, casi rozando el ojo. Alex siguió balanceando con fuerza su navaja, pero Bry logró bloquear un ataque, sosteniendo la muñeca del rubio. Lo llevó contra la pared del edificio de la pista de hockey y golpeó su mano contra la pared hasta que soltó la navaja. Bryton tiró la cabeza para atrás y le dio un cabezazo fuerte, tanto que lo desorientó a Alex y a él mismo. Ambos se separaron y tomaron la cabeza con dolor.
-Okay, mala idea. -el joven moreno miró al rubio enojado y volvió a tirársele encima.
En el TCRI
Alfil caminaba por los pasillos del edificio acompañado de un Utrom que fue obligadamente a explicarle cómo funcionaban las cosas ahora en la Tierra.
-Sumado a los avances tecnológicos que hemos hecho, Nueva York se ha convertido en el pilar de la industria tecnológica en todo el país. Tratamos de mover nuestras instalaciones al resto del país, pero... tienen algunos problemas con los mutantes.
Alfil se vio interesado ante eso último.
-¿Alguna vez trataron de negociar con las demás empresas de tecnología?
-Ehh, sí, pero no están de acuerdo con que los mutantes sean parte de la sociedad...
-Entonces creo tener una solución.
-¿Hacer un tratado de paz con el resto del país para que podamos abrirnos paso en la empresa de la tecnología y crear una vida mejor para todas las personas, extraterrestres y mutantes?
-No, idiota. -gruñó Alfil, cruzando sus brazos tras su espalda- Eliminaremos a los lastres. Quiero que me consigas una audiencia con el alcalde de Nueva York, urgentemente.
-Amm, no tenemos ese tipo de autoridad.
Alfil miró al Utrom con mirada de que lo iba a descuartizar en dos segundos, por lo cual el Utrom se puso nervioso.
-¿Sabe qué? Ni tanta autoridad necesitamos, pediré una reunión inmediatamente. -y se fue corriendo, en lo que Alfil sonreía complacido.
En otro lado de la ciudad
Jay, Kathy, Tori y Ryan corrían por las azoteas de los edificios buscando indicios de los Dragones Púrpura, Stockman o cualquier cosa para variar. Después de una buena cantidad de calles, se detuvieron a recuperar el aliento.
-Ahhh, nada como el aire fresco de ciudad. -dijo Tori, tomando una bocanada de aire sonriendo.
-¿Sí sabes que el aire está completamente contaminado por el combustible y petróleo de los automóviles?
-Kathy, no me arruines el momento.
-Lo siento...
Ryan, que estaba colgado de cabeza en las escaleras de una torre de agua, habló.
-Oigan, mi sexto sentido me está haciendo cosquillas.
-Ryan, te lo hemos dicho quince veces, no tienes un sexto sentido. -Tori dijo esto cruzando sus brazos.
-Hablo en serio, prima. -Ryan bajó de la torre dando un mortal- Siento que algo anda mal.
-Oigan, creo que Ryan no está muy equivocado, miren. -Kathy apuntó al este y ahí vieron el TCRI siendo rodeado por dos helicópteros. Los chicos prestaron especial atención a esto.
-¿Cuándo fue la última vez que el TCRI tuvo la atención del gobierno de esa manera? -preguntó Jay.
-No lo sé, y nunca creí decir esto, pero creo que deberíamos hacerle caso al sexto sentido de Ryan.
Ryan se cubrió la boca con ojos llorosos en lo que miraba maravillado a Tori. Ella rodó los ojos.
-Tendremos que ir con sigilo ninja. Lo que sea que esté pasando es probable que no quieren que lo sepan nuestros padres.
-¿Cual es el plan entonces, Jay?
-Lo primero, acercarnos y hacer vigilancia de lo que pueda pasar. No nos arriesgaremos a saltar a lo idiota, así que iremos con calma. Andando.
Jay empezó a correr y las dos chicas y el chico lo comenzaron a seguir.
Después de un largo trayecto corriendo, llegaron al TCRI... bueno, estaban en el edificio de en frente, viendo lo que ocurría. En una limosina negra llegó el alcalde de la ciudad, un hombre afrodescendiente de unos cuarenta años, siendo acompañado por cuatro guardaespaldas.
-¿No es ese el alcalde? -preguntó Tori en un susurro.
-Sí, ¿qué está haciendo aquí? -Kathy cuestionó en el mismo tono de voz.
-No creo que podamos bajar a preguntarle. -dijo Jayson pensativo, mirando alrededor- ¿Ven alguna forma de entrar?
-¿La puerta? -sugirió Ryan con obviedad, a lo cual Tori lo golpeó en la cabeza- Au, okay, mala idea.
-¿Qué tal los conductos de ventilación? -propuso Katherine- Tal vez sean lo bastante grandes para que nosotros cupiéramos.
-Sí están conscientes de que hablamos de infiltrarnos al TCRI sin saber si algo verdaderamente malo está pasando, ¿o no? -dijo Tori.
Jay lo pensó.
-Tal vez tienes razón.
-Yo creo que no, miren. -Kathy apuntó abajo y todos miraron. Desde la entrada del edificio estaba saliendo Alfil, y los chicos lo reconocieron al instante.
-¿Alfil? ¿No que estaba en prisión? -preguntó Ryan confundido.
-Sea cual sea la razón de su escape, que esté aquí es malo. -dijo Jay, decidido- Kathy, si puedes abrir las ventilaciones, hazlo.
De su bolsillo sacó una navaja suiza con varias herramientas. De ahí sacó un destornillador.
Cruzaron la calle con sus ganchos de ataque y Kathy encontró un ducto de ventilación. Con su destornillador lo abrió y miró dentro.
-Creo que es lo bastante grande solo para uno o dos de nosotros. -la chica de peluca negra miró al más joven del equipo picarse la nariz, y éste se sacó el dedo de ésta, limpiándoselo en su traje ninja. Tori miró a Kathy incrédula.
-¿Realmente quieres mandar a Ryan a un conducto de aire de un edificio de máxima seguridad Utrom? ¿Y si lo atrapan?
-No lo harán. -aseguró la esbelta- Y aunque lo hagan, ¿quién lo tomará en serio si lo interrogan?
-Adoro tu optimismo. -dijo Tori aburrida.
Jay pensó otra vez.
-Kathy, ¿crees poder descargar los planos de los ductos de ventilación para guiar a Ryan?
-Déjame intentar. -Kathy empezó a buscar en su celular y Jay le habló a Tori.
-Tori, tú eres casi del mismo tamaño que Ryan, entra con él para cuidarlo.
Tori asintió y se ajustó los guantes sin dedos que tenía puestos (de hecho, todos tenían de esos guantes). Kathy mostró los planos en su T-Phone.
-Jay, te pasé a tu T-Phone una grabación de las cámaras de seguridad, podremos saber a dónde llevamos a los chicos.
-Hecho. -Jay sacó su T-Phone.
Dentro del edificio, Alfil estaba liderando al alcalde a una sala de conferencias.
-Espero que comprenda la urgencia de nuestro encuentro, señor alcalde.
-Mi tiempo es muy valioso, ¿señor... ?
-Alfil. Solo Alfil.
Desde arriba, dentro de los conductos, Ryan iba por delante con su T-Phone iluminando el camino y Tori iba detrás con Kathy al teléfono en altavoz. Tenía su celular en mano.
-Escuchamos a Alfil diciendo que iban a una sala de conferencias, ¿dónde está? -preguntó Tori.
-Deberían ir como 50 metros adelante y luego otros 70 a la izquierda.
-Tenemos un problema. -dijo Ryan, viendo adelante. La chica miró por encima de su hombro, viendo dos caminos diferentes.
-Kath, hay dos caminos.
Desde afuera, Kathy miró los mapas.
-Vayan al de la izquierda, es un atajo.
Ryan y Tori siguieron gateando por los ductos.
Siete minutos después
Los dos chicos llegaron a la ventilación que mostraba la sala de conferencias. Ahí estaban entrando recién Alfil junto al alcalde y sus 4 guardaespaldas. Dentro de la sala ya habían soldados de la FPT, con armas. Apenas entró el último guardaespaldas, un soldado cerró las puertas y todos le apuntaron con sus armas al alcalde y compañía.
-¡¿Qué significa esto?!
-Debe entender, señor alcalde, no tengo nada en contra suyo. Solo necesito su autoridad para hacerme un favor. -el Utrom abrió su saco y de ahí extrajo un papel doblado y una pluma. Se las extendió al alcalde y éste leyó.
-¿"Yo, el alcalde Eric Adams, presento mi renuncia a la alcaldía de Nueva York, para cederle mi puesto al señor Alfil, quien tomará mi lugar en el cargo gubernamental de la ciudad"? ¿En serio cree estar en la posición de ordenar esto?
-Usted elige. -el Utrom hizo un gesto hacia el papel y luego a los soldados con sus armas, dejando al alcalde Adams contra la espada y la pared. El hombre suspiró y se acercó a la mesa para firmar el papel.
Desde el conducto de ventilación, a Ryan le entraron cosquillas en la nariz en lo que dejaba de grabar la conferencia.
-Tenemos un problema. -susurró el rubio.
-Sí, no me digas.
-No es eso, voy a estornudar.
Victoria, como último recurso, tomó la cara de Ryan, poniendo un dedo bajo su nariz, para cortar el reflejo del estornudo. Parecía que el estornudo no iba a salir, pero justo cuando Adams terminó de firmar, el reflejo regresó y Ryan estornudó en la mano de Tori.
-¡Agh, eres asqueroso! ¡¿Cómo estornudas en mi mano?!
-Hay alguien en la ventilación. -dijo uno de los soldados sorprendido.
-Atrápenlos. -ordenó Alfil.
-¡Salgan de ahí, ahora! -demandó Jay.
Los chicos salieron gateando lo más rápido que pudieron de la ventilación.
Otros siete minutos después
Ryan y Tori salieron de la ventilación a las afueras del edificio, pero al salir encontraron a Jay y Kathy siendo retenidos por los soldados, que les quitaron sus armas. Tori y Ryan sacaron las suyas, pero los soldados les dispararon con sus armas en modo aturdir y los dejaron aturdidos en el suelo. Les quitaron sus armas y los levantaron, cuando justo a tiempo llegó Alfil.
-¿Quiénes son, y cómo se infiltraron aquí? -preguntó hostilmente Alfil. Ninguno dijo nada, por lo cual Alfil se enojó- Quítenles esas pelucas y máscaras.
Cuatro soldados se acercaron a los chicos y, tomando sus rostros, les quitaron las pelucas y máscaras, dejándolas con sus armas tiradas en el suelo. Alfil abrió la boca sorprendido, pues los reconoció.
(Los que leyeron Viajera del Tiempo entenderán)
-Los hijos de las Tortugas. ¿Quién lo diría? -dijo Alfil con curiosidad en su voz.
-¿Nos conoces? -preguntó Ryan confundido.
-Claro que sí. Por culpa suya y de sus padres estuve varios centenares encerrados en la prisión Utrom, pero eso equivaldría a 20 años terrestres.
-Órale, ¿y cuánto viven los Utrom? -se preguntó Ryan confundido, pero Tori le dio un codazo para recordarle que debía concentrarse.
-Cuando ustedes viajaron en el tiempo al año 2014, alteraron todo en lo que yo había trabajado, causando que perdiera mi puesto en el Consejo Utrom y abominaciones como ustedes nacieran.
-Cuida tu lengua, Alfil. -gruñó Tori.
-Puedes bufar todo lo que quieras en la prisión. Llévenselos.
Los soldados tomaron a los chicos de los brazos y los empujaron a la prisión.
Como chequeo diario, las tortugas fueron a la vieja guarida a corroborar que sus hijos siguieran ahí como les fue ordenado. Para nada fue grata su sorpresa al ver que Ayana, Red y KJ eran los únicos que estaban en la guarida, haciendo lo suyo.
-Ah, chicos, ¿dónde están Bryton, Jay, Tori, Kathy y Ryan?
Red pensó para sus adentros "Rápido, hazte el tonto".
-¿Quienes son esos?
"¡No tan tonto!"
-Chicos, no es un juego, ¿dónde están?
-Salieron a pasear por las alcantarillas. -dijo Ayana, sudando frío. Leo la miró con aburrimiento en su rostro y miró a sus hermanos con una idea en su mente. Todos asintieron.
-Hashi, ahora.
-¡NO! -gritaron los tres adolescentes.
-Si quieren evitarlo, dígannos dónde fueron. -dictaminó Raph, cruzando sus brazos.
Los chicos se miraron entre sí sin saber qué decir.
-Hashi será.
-Awww...
Dentro de la prisión Utrom del TCRI yacían Kathy, Jay, Ryan y Tori, sin armas, ni disfraces. Después de su captura, Alfil se había asegurado de no dejarlos con nada encima más que su ropa. Tori golpeaba la puerta de metal mientras que Ryan estaba sentado con las piernas arriba contra la pared. Jay estaba sentado junto a Kathy en una banca metálica, los cuatro sin saber qué hacer.
-¡No pueden tenernos aquí dentro! ¡Conocemos nuestros derechos! -gritó Tori.
-Pues me temo que como mutante vas a perderlos a partir de la medianoche de hoy.
-¿Qué? -balbuceó Kathy.
-Oh, ¿no les dije? Como soy el nuevo alcalde, voy a imponer unas nuevas leyes en la ciudad, haciendo que el comercio nacional e internacional aumente. -explicó Alfil con sorna.
-No tiene sentido, el alcalde jamás renunciaría. -dijo Jayson.
-No habría necesidad de un alcalde nuevo si ya no hay.
Los chicos resollaron ante esa frase.
-¡Eres un maldito! -gritó Victoria desde adentro de la celda- ¡Eres igual al Kraang!
-Tu padre me decía mucho eso en su juventud, me temo que eres igual a él.
-¿Qué, cuando estaba con Y'Gythba? Ya nos sabemos el cuento completo, básicamente fuiste un cretino. -dijo Ryan, aún sentado con las piernas arriba.
-¿Por qué haces esto? -preguntó Jay, poniéndose de pie.
-Porque tiene miedo. -dijo Kathy, alzando la cabeza en realización- Sabe que los mutantes, alienígenas y humanos son formidables ellos mismos, piensa cuán fuertes serían si se aliaran.
-¿Entonces por qué no dejarlos aliarse?
-Le preocupa perder el control de la tierra si las tres razas se unificaran, por eso prefiere mantenerse en el poder separándolas. -Kathy se puso de pie y se acercó al vidrio- Temes perder el control de todo si los demás llegaran a unirse.
-Me temo que eso no pasará. -Alfil se cruzó de brazos- Una vez las leyes ya sean impuestas, ustedes serán enviados a una prisión de máxima seguridad en la Dimensión X, donde por cierto, encerré al anterior Consejo Utrom.
Los chicos resollaron en lo que Alfil se iba, pues dentro de poco tendría una conferencia de prensa. Jay miró a su equipo.
-Se acabó, tenemos que salir de aquí. -dictaminó Jay- ¿Tienen alguna idea?
-Creo que sí. -Kathy revisó sus bolsillos y sacó de ahí una pinza de dentista- Pero es una idea dolorosa.
-No estarás pensando en lo que creo que estarás pensando.
-Lo siento, Tori, pero lo es. -le ofreció a ella la pinza- Eres la más fuerte, hazlo.
Victoria tomó las pinzas y tragó duro en lo que se acercaba a Katherine. Ésta suspiró y abrió la boca.
Cinco dolorosos minutos después
Tori sostenía en sus manos la pinza ensangrentada con una muela electrónica, respirando agitada. Kathy tenía los ojos llorosos y su boca sangraba, pero logró suprimir su llanto lo suficiente como para trabajar. De su bolsillo sacó una pinza más pequeña, de las que se usaban para trabajar en circuitos. Puso la palma extendida, diciéndole en silencio a Tori que le diera la muela electrónica. Victoria lo dejó en su mano y la joven pelirroja empezó a trabajar en ella.
-Recuérdame para qué era esa muela. -susurró Ryan a Jay.
-Es un implante de rastreo. Si estamos en problemas, Kathy puede programarlo para que envíe una señal de emergencia a nuestros padres.
-Lo que sí, no lo haces lo suficientemente rápido.
-Trabajo lo más rápido que puedo, Tori. -gruñó Katherine.
-¡Pues no lo haces lo suficientemente rápido! ¡La ciudad corre peligro!
-¡Es difícil trabajar con esto teniendo dislexia y con tus gritos, María Victoria!
-¡No me llames Marí- ! -antes de que dijera algo de lo que se arrepintiera, Jay la detuvo sorprendido.
-¿Dijiste "dislexia"?
Kathy se dio cuenta de lo que dijo y se puso nerviosa.
-N-No, no dije dislexia, dije... alopecia.
Sus tres primos la vieron sorprendidos. ¿Su prima super inteligente era disléxica y durante 15 años lo mantuvo en secreto?
Kathy se vio rodeada por su familia y suspiró rendida.
-Sí... me diagnosticaron dislexia a los 7 años. -la pelirroja dejó la muela y su pinza pequeña en el piso y abrazó sus rodillas- Me daba mucha vergüenza decirles, porque se supone que soy la inteligente, sin embargo leer un párrafo tan simple como "la vaca hace mu" se me dificulta. -limpió una lágrima entrante- Papá tuvo que enseñarme todo o que sé de tecnología de manera que un disléxico entendiera. Hasta tengo una aplicación intérprete para gente con dislexia en mi celular personal para cuando esté en clases, solo tengo que escuchar la interpretación para entender. Odio esta condición, porque si incluso las matemáticas para niños suelen complicarme la vida, imaginen cómo será cuando tenga que abrir la cerradura para sacarnos de aquí. Soy una inútil. -ocultó su cara en sus rodillas.
Jayson se acercó a su prima y le puso una mano en su hombro.
-Kath, no eres una inútil. Sólo piensa en todas las cosas increíbles que haces.
-¿Cómo qué? -preguntó ella de malas.
-Esas bombas de humo metálicas con dientes de trampas de oso que hiciste. -dijo Ryan sonriendo- Y siempre reparas la máquina de boxeo cada que Tori o Aya la rompen.
Jay le dio a Tori un ligero empujón para que dijera algo que animara a Katherine y la castaña suspiró.
-Y eres buena con la medicina, pocas veces he visto a alguien con un pulso como el tuyo cuando se trata de suturar heridas.
-Kathy, ¿qué más da si tienes dislexia? Eres increíble por saber sobrellevar tu condición de la manera en la que lo haces. Y si alguien puede programar el rastreador para que nos encuentren, eres tú.
Kathy miró a sus primos con esperanza y sonrió ligeramente. Tomó la muela y la pinza y empezó a trabajar.
-A ver, vamos a preguntarles esto otra vez, ¿dónde están Jay, Tori, Ryan, Kathy y Bryton?
-Tío Leo, ya te dijimos que no sabemos. -respondió Red.
Leo, Donnie, Raph, Mikey, Venus y Howie se miraron entre sí, poco convencidos de la misma respuesta que Red llevaba diciéndoles desde hace media hora.
-Sigue tejiendo. -ordenó Raph.
Red, parado con un pie en un triciclo y tejiendo, suspiró y siguió tejiendo su suéter rojo en punto Jersey. Por otro lado, Ayana estaba haciendo un split sobre unos bloques de cemento con palillos chinos sosteniendo huevos en la punta y KJ estaba en una silla giratoria sosteniéndose a sí mismo con las manos, de cabeza. Su cara estaba roja por la sangre que le bajaba al cerebro.
-Esto es maltrato infantil. -dijo KJ, mareado.
-Pues acabará tan pronto nos digan dónde están los chicos, a menos que prefieran randori. -sugirió Leo.
Red, asustado, siguió tejiendo, ahora con más rapidez, Ayana trató de endurecer su pulso sin éxito y KJ retuvo las ganas de vomitar.
Antes de que los chicos soltaran la sopa, Casey (con el cabello rapado como en su versión de 2016) llegó con Bryton y Cody esposados acompañado de Shadow, los dos varones cubiertos de moretones y sangre. Las tortugas vieron esto sorprendidos, Venus por sobre todo, y corrieron a socorrerlos, mientras que Ayana, KJ y Red dejaron lo que estaban haciendo, KJ yendo al baño a vomitar.
-Bryton, ¿qué pasó?
-Historia graciosa, tío Leo, nos cruzamos a los tarados del equipo de hockey de la escuela en la pista pública y los hicimos papilla. -rio nervioso Cody, también cubierto de moretones, aunque no tanto como Bryton.
-Resulta que Cody inició la pelea. -dijo Shadow, cruzando sus brazos.
-Tuve que arrestar a esos chicos del equipo por atacar a menores, pero obviamente Cody está castigado por empezar la pelea.
-¿Desde cuándo respetas la ley, tío Casey? -preguntó Red, sobando sus manos de los cayos que se le formaron de tanto tejer.
-Es detective Jones ahora, estoy en turno. -sacó unas llaves y le quitó a su hijo y a Bryton las esposas.
-Esto no es metálico. -dijo Cody de mala gana, sobando sus muñecas.
-Al menos ya sabemos dónde está Bryton, solo faltan los demás.
Justo después de que Donatello dijo eso, su celular sonó. Tomó el T-Phone y miró la pantalla, a lo cual su mandíbula se le cayó.
-Es el rastreador molar de Kathy. -los demás prestaron atención a eso- Mandó un mensaje en código Morse. Está en el TCRI, y dice... que Alfil regresó.
Todos resollaron y Leo tomó la palabra.
-El castigo terminó, vayan por sus trajes, todos, ¡ahora! -ordenó Leo. Miró a los gemelos, que no hacían nada, y sonrió- Dije "todos", chicos.
Los gemelos miraron a Leo maravillados, pero Venus interrumpió.
-Pero tienen 13, no tienen la edad aún.
-Ya la edad no importa. Si saben pelear, es suficiente para mí. -Leo puso cada mano en el hombro de cada uno de los gemelos- ¿Creen estar listos? -ambos se vieron el uno al otro y asintieron con predisposición- Entonces por esta vez son parte del equipo. Llamen a Beverly, la necesitaremos también.
Raph sacó su T-Phone y le marcó, en lo que los demás iban a cambiarse para rescatar los demás.
Las tortugas junto a Casey y sus seis alumnos corrían por los tejados con sus trajes ninjas puestos.
-¿Cuál es el plan? -preguntó Raph a Leo mientras corrían.
-Paso uno, nos infiltramos al TCRI, paso dos, buscamos a los chicos y los sacamos de prisión, paso tres, salimos de ahí.
-¿Y Alfil? -preguntó Mikey.
-Nos encargaremos de él con más tiempo.
Quince minutos después
Gracias a la magia de la televisión, las tortugas y los niños llegaron a la zona de la prisión, buscando a sus hijos. Leo les hizo unas señas a Mikey y Raph para que revisaran las celdas, mientras los niños revisaban que no hubiera nadie a la redonda para pillarlos con las manos en la masa. En eso, Donnie encontró la celda con los chicos.
-Los encontré. -llamó Donnie en voz baja. Los demás se acercaron corriendo y Donnie abrió el panel de cables, tratando de abrir la celda.
-¿Están todos bien? -preguntó Leo preocupado.
-Salvo de que necesito un nuevo implante dental, todo cool. -dijo Kathy, alzando un pulgar, con su boca aún sangrando.
-Qué bueno, ¡porque cuando salgan de ahí- !
-¡Shh! -Howie calló a Raph- ¿Quieres que todo el edificio se entere de que estamos aquí?
-¿Por qué no apretamos este botón? -Mikey apretó un botón en la pared y una alarma empezó a sonar. Mikey sonrió nervioso en lo que Raph se le acercaba enojado.
-¡¿Cuántos botones necesitas apretar para entender que no se tocan cosas de tecnología alienígena?!
-Claramente no los suficientes. -murmuró Shadow.
-¡Listo! -Donnie conectó un cable y la puerta de la celda se abrió. Una vez abierta, Raph, Mikey, Leo y Donnie corrieron a abrazar a sus hijos con preocupación.
-Andando. -Leo salió con Jay detrás de él, pero justo aparecieron soldados de la FPT con sus blásters. Las tortugas y los chicos sacaron sus armas y los encerrados tomaron las suyas de la pared junto a sus máscaras, que los soldados fueron lo bastante brutos como para dejarlas junto a ellos.
-¡A la carga! -gritó Leo, corriendo hacia los soldados, sus hermanos y alumnos siguiéndolo.
Alfil se acomodó su traje y salió al escenario de conferencias. Muchos periodistas estaban contrariados de ver a un desconocido en lugar del alcalde en el escenario. El Utrom disfrazado tocó un par de veces el micrófono para ajustar el sonido y se aclaró la garganta.
-Buenas noches. Probablemente se preguntarán dónde está el alcalde. -habló Alfil- Pues, lo están viendo ahora. El anterior... se vio obligado a abdicar. -suprimió una risa y toda la audiencia se miraron entre ellos confundidos- Ahora que yo tengo el control de la ciudad, ofrezco unas nuevas leyes. Por pedido internacional y nacional, a partir de hoy a la medianoche, los mutantes perderán todos sus derechos que le favoreció el gobierno anterior. -todos resollaron de la impresión, pero Alfil siguió hablando- Sumado a eso, los alienígenas Salamandrianos serán expulsados de la Tierra. Y cualquier persona que mantenga contacto con los mutantes, será llevada a una prisión de máxima seguridad en la Dimensión X, donde cabe aclarar que no hay oxígeno. Y como último comunicado, toda persona que tenga un matrimonio con algún mutante, será anulado, sus hijos serán llevados a un laboratorio para extraerles los genes mutantes de su cuerpo e irán a la cárcel.
Muchos de los espectadores empezaron a abuchearlo y querían tirarle piedras, pero justo llegaron los soldados de la FPT a detenerlos. Alfil bajó del escenario con sus brazos cruzados tras su espalda.
-Envíen a los niños encerrados a la prisión del cuadrante seis en la Dimensión X. -ordeno Alfil a uno de los soldados- Y no les proporcionen respiradores.
-Am, ¿señor Alfil? Los niños escaparon.
-¿Qué? -el Utrom volteó sorprendido.
-Las tortugas se infiltraron al edificio y se los llevaron. -informó el soldado.
-¿Entonces para qué te pago? -Alfil se alejó a pisotones y el soldado miró en su dirección confundido.
-Pero nunca me ha pagado.
Pasaron un buen rato corriendo hasta que llegaron a las alcantarillas. Recuperaron el aliento lo mejor que pudieron cuando Leo decidió hablar.
-Me alegra que estén bien. -dijo agitado- Pero eso no quita el hecho de que estén en problemas.
-Papá, esto es mi culpa, si quieres-
-¿Enojarme contigo? Lo haré. -Jay quedó congelado en su lugar, definitivamente no eran las palabras que esperaba escuchar de su padre- Te confiamos la responsabilidad del equipo y por tu falta de compromiso los capturaron. Se suponía que tenías que ser el que los guiara por buen camino, no por las travesuras. -Leo se cruzó de brazos y Jay bajó la cabeza avergonzado- Cuando eres el líder y alguien te admira, no puedes ser egoísta. Si dices "corran", ellos corren. Si dices "salten", ellos saltan. Si dices "fuego", aparecen con aceite. Pero lo que pase es tu responsabilidad. -la tortuga se azul se frotó el rostro- Tal vez no estás lo bastante capacitado para ser líder de este equipo después de todo.
Jay sintió una katana atravesarle el pecho ante esa declaración.
-Oye, no puedes culpar a Jay por nuestra metida de pata. -intervino Tori- Salir de la alcantarilla fue mi idea.
-Sí, y nosotros arrastramos a Jay a esto, no te desquites con él. -dijo Ryan.
Leo miró a sus hermanos, quienes se encogieron de hombros sin saber a quien castigar. Leonardo pensó y miró a todos sus alumnos.
-Su castigo se suspende debido a la situación en la que estamos. -dictaminó él- Mejor que arreglen lo que pasó, o si no el equipo será disuelto hasta nuevo aviso.
Los chicos resollaron con miedo y Leo se dirigió a una de las habitaciones a descansar después de todo lo que habían corrido.
