Yumesan

2: La aldea apache

Ana no hizo comentarios acerca de lo que había pasado. Len no se separaba de Maris, ni ella de él, y Manta y Minako se había hecho muy buenos amigos. Fausto no hablaba con nadie. Chocolove estaba muy interesado en todas las chicas nuevas. Con Maris y Minako hablaban sobre sus poderes. Chocolove tenía como acompañante a un espíritu felino, y las dos chicas tenían algo similar que les daba sus poderes.

Ana les entregó los conocimientos de la Bitácora Mágica, y todo el grupo pudo evolucionar al siguiente nivel. Justo a tiempo, porque llegaron los Soldados X. Y Lizer venía con ellos. Ryo casi tiene un ataque al ver a Lizer con los Soldados X. Y los Soldados X le informan a Yoh que Hao no es otro que su gemelo.

Después empezaron a atacarlos. Amidamaru no podía fusionarse con Yoh por estar pasando por un cambio importante, pero todos, incluso Maris y Minako ayudaron a hacer tiempo. Los Soldados X se sorprendieron al ver a dos Portadoras entre el grupo. No las tenían registradas.

¿Qué hacen dos de ustedes con Yoh Asakura?- preguntó uno de los Soldados X -¿Acaso participan en el torneo de los Shamanes?-

No- dijo Maris –Sólo vinimos para ayudar a nuestros amigos-

Ustedes también poseen un gran poder espiritual. ¿Acaso saben que están en el lado equivocado?-

Nosotras sabemos muy bien cuál es el lado equivocado- dijo Minako, y lanzó a Cupido, el espíritu contra el cual estaba peleando, contra su dueña -¡Hielo!-

El espíritu Cupido fue rodeado por algo que se parecía al hielo, pero que no se derretía. El espíritu no podía moverse, y los Soldados X se sorprendieron.

Amidamaru terminó su transformación, y se unió a Yoh. Ahora, gracias a otra espada, Harusame se volvió una espada enorme, con la cual derrotaron a los Soldados X

El grupo viajó guiado por los poderes de Maris y Minako, quienes percibían por dónde debían ir. Llegaron a un pueblo que parecía sacado de las películas del Oeste. Allí había puros Shamanes, y se encontraron con un trío de Shamanes egipcios que decían ser de la clase sagrada. Pero los Soldados X llegaron con "la Dama de hierro" y los desafiaron.

En principio los Shamanes de Egipto demostraron un gran entusiasmo, pero los Soldados X –el jefe, la Dama de hierro y Lizer- los derrotaron. La Dama de hierro salió de sarcófago donde se encontraba, y todos pudieron ver que estaba rodeada de espinas. Ella dijo que era porque el mundo estaba en un gran caos, y que ella sentía todo ese dolor, y que purificaría el mundo.

Les preguntó a los Shamanes egipcios –que ya no tenían sus posesiones- si se arrepentían de sus pecados. Los tenía atrapados en viejos métodos de torturas, como una jaula en forma humana y dos sillas similares a la eléctricas, pero de madera. Fue entonces cuando apareció su espíritu acompañante, una deidad de la justicia de una de las civilizaciones más antiguas del mundo.

Por favor, elimina a éstos seres- le dijo la Dama de hierro.

¡No lo hagas!- gritó Yoh, pero el espíritu ya hacía silbar su hacha.

Pero el golpe no llegó.

Alguien había interpuesto dos lanzas de hielo.

Maris y Minako.

Todos se sorprendieron, en especial Chocolove. Minako estaba a su lado un segundo antes. ¿Cómo habían podido hacer eso en menos de un segundo?

Lizer y el jefe de los Soldados X también estaban sorprendidos. Hasta la Dama de hierro, quien no se había percatado de su presencia, se mostraba sorprendida.

Portadora y Sombra que ya se han separado¿qué están haciendo¿Acaso ustedes tampoco se arrepienten de sus pecados?- les preguntó.

Todos empezaron a murmurar. Las Portadoras de Sombra no se veían nunca, en especial en Estados Unidos. Muchos miraron al grupo de Yoh, y se preguntaban cómo se había juntado un grupo así.

No sabemos quién eres, pero no tienes derecho a matar a nadie- dijo Minako.

¿Pero cómo se atreven a hacerla frente a la Dama de hierro!- les gritó el jefe de los Soldados X.

Porque todo aquél que mata es un asesino- dijo Maris –Tenga las razones que tenga para hacerlo-

La Dama de hierro intentó atacarlas, pero Maris y Minako resistieron. Había algo que Len y los otros no habían visto nunca, pero no sabían qué era. La batalla entre La Dama de hierro y ellas dos era pareja. Maris y Minako actuaban como si fueran gemelas, vestidas como Tigres de Agua. Era el mismo traje que había visto Len la primera vez; malla azul con rayas negras, guantes hasta el codo y botas hasta las rodillas con el mismo diseño. Y tenían dos alas transparentes en la espalda, como si fueran de libélulas. Y su pelo se había vuelto negro, al igual que sus ojos. Len, Jun y Ana sabían que cuando peleaban, las Portadoras y sus Sombras sufrían esos cambios, pero los otros no.

Se han vuelto muy fuertes- dijo Ana en voz baja, pero Manta la oyó.

Tanto la Dama de hierro como Maris y Minako no cedían terreno por nada. Los Shamanes egipcios ya habían sido liberados, pero no se habían ido.

En cierto momento, las tres pararon. La Dama de hierro sonrió.

Son mucho más fuertes de lo que me habían dicho. Deberían venir con nosotros, y les mostraríamos el verdadero camino, para que se arrepientan de sus pecados- dijo ella.

Nosotros ya elegimos nuestro camino, gracias- dijo Maris.

Es una lástima que sea así- la Dama de hierro volvió a su encierro –Entonces no nos quedará otra salida que volver a enfrentarnos hasta que se arrepientan de sus pecados-

El trío desapareció.

Vaya, no sabía que tenían ésos poderes- dijo Horo Horo.

Es algo que hemos aprendido hace poco, practicando con Len... – dijo Maris, sonriendo, y abrazándolo. Len le correspondió. Estaban cenando en un restaurante. Los Shamanes los miraban, en especial a Maris y Minako. En sus manos izquierdas ahora se notaban más que nunca las gemas de Portadora de Sombra. Los brazaletes desaparecían cuando la portadora se separaba de su Sombra.

Pues creo que les dieron un buen vapuleo a la chica esa del sarcófago de torturas porque se fue sin matar a los tres Shamanes con máscaras raras de Egipto... – dijo Chocolove.

Ella es una chica que está convencida de que lo que hace está bien- dijo Minako –Y no le importa matar para demostrarlo. ¿Era esa la que decía que estaba más cerca de Dios que ningún otro ser?-

Pues creo que a ésos Soldados X les faltan algunas cosas en el balero- dijo Chocolove.

Pero la forma en que peleaban era impresionante- dijo Manta –Fue un empate técnico, pero sus ataques de hielo todavía están allí. Ya pasaron cinco horas, y no se han derretido-

Es porque esperan a la mañana para mostrarnos algo- dijo Maris con una sonrisa.

¿Para mostrarnos algo?- preguntó Len.

Sí, y es algo especial... Sobre todo para ti, Len- dijo Maris y lo abrazó con más fuerza.

A la mañana siguiente, todos se levantaron antes del amanecer. Len y Maris se encontraron y se dieron un beso antes de ir hacia la ventana. Incluso Ana estaba allí, y los espíritus acompañantes también tenían curiosidad.

Cuando los primeros rayos del Sol aparecieron, apareció algo en el cielo. Eran rayos de luces multicolores, como si fueran un gran mantel estelar.

Horo Horo lo reconoció enseguida. Era la Aurora Boreal.

Todos los Shamanes que habían madrugado se maravillaron del espectáculo, hasta que todo el hielo se evaporó. El espectáculo duró una hora, y durante todo ése tiempo Len y Maris no se habían soltado. Minako suspiró. Ya era imposible que Maris le prestara atención como ella quería... Pero al menos tenía a Chocolove y a Manta, dos buenos chicos.

Al menos, el patear para los dos lados tenía sus ventajas...

Debían llegar a la Aldea de los Apaches. Pudieron averiguar, gracias a cinco espíritus de unos guerreros que habían vivido hace quinientos años, hacia dónde debían ir, pero Maris y Minako los llevaron justo donde debían estar, y de la noche a la mañana surgió una gran montaña frente a ellos.

Adentro había un lago azul. Los espíritus fueron a averiguar, y encontraron una cueva sumergida que llevaba a alguna parte. Maris y Minako decidieron ir con ellos, ya que eran seres de agua. Se transformaron en su elemento, y ayudaron a todos a nadar hacia la otra punta de la cueva, si la había. Cuando todos –menos Maris y Minako, quienes podían respirar bajo el agua- ya habían nadado por mucho tiempo bajo el agua, y el aire se les iba terminando, las dos sintieron más que vieron –porque no se veía nada más que las paredes de la cueva submarina- que arriba había una salida, y subieron. Los otros lo siguieron, medio desesperados por aire.

Estaban en un lago dentro de una cueva. La siguieron, pero después de caminar horas llegaron hasta un callejón sin salida. Cuando intentaron volver atrás, el otro lado también estaba sellado. Los espíritus y las dos chicas sentían algo en el aire, y todo se desvaneció en medio de una luz que los cegaba.

Cuando Len despertó, estaba en una cuidad desierta. Y abandonada hace mucho. No pudo encontrar a Yoh, Horo Horo, Ryu, Chocolove o Fausto en la ciudad. Sólo encontró la tabla de Horo Horo, hecha pedazos, como si algo muy caliente la hubiera golpeado. Más adelante, cerca de un bosque, la espada quebrada de Yoh. Y en el borde mismo de los árboles, la lanza de Maris, sin brillo, derritiéndose al Sol.

Len corrió por el bosque, buscándolos. Llegó hasta un claro, donde había un gran árbol. Y entre sus ramas, desmayados estaban todos. Chocolove, Horo horo, Ryu, Fausto, Yoh y Minako. Y Maris. No les podía ver el rostro, ni sabía cómo habían llegado hasta allí, pero Len corrió hacia ellos.

Una barrera se lo impidió, y unas voces le hablaron.

"Lárgate"

¿Quiénes son?- preguntó Len.

"¡Lárgate!"

No sin ellos-

"¡LÁRGATE!"

Len se lanzó contra el escudo, pero algo lo hizo rebotar, y cayó mal sobre el piso.

"¿Acaso prefieres la muerte?"

El cielo se volvió negro. Len no podía ver nada más que el árbol rodeado por el escudo invisible.

No- dijo Len levantándose -¡Pero no pienso irme de aquí son todos ellos¡¡¡Y MENOS SIN MARIS!"

Len se lanzó al ataque, con toda su fuerza. Le pegó al escudo, que esta vez no lo hizo rebotar. Se volvió blanco y se quebró, dejando ver...

Len se quedó boquiabierto. Estaba en un barranco, y frente a él, una gran columna de luz que llegaba hasta el techo de la gran caverna donde estaba.

Cuando despertó, ésta vez sí, Maris estaba a su lado. Lo había estado abrazando todo el tiempo, y se alegró mucho al verlo despertar.

Habían llegado.

Estaban en la aldea apache. Manta, Jun, Lee, Tamao, Minako, Ana y Maris, todos habían llegado. Horo Horo, Ryu, Fausto, Yoh y Chocolove estaban con ellas.

¿Cómo llegaron aquí?- preguntó Horo Horo.

Cuando desaparecieron bajo la superficie se abrió una puerta que daba a una cueva azul, y nos trajo hasta aquí- dijo Minako.

El Torneo de los Shamanes empezaría en poco tiempo. Len entrenaba con Maris, Yoh ere entrenado tortuosamente por Ana, y Horo Horo por su hermana Pilika, quien había venido a verlo. Choclove entrenaba con Minako, y Ryu entrenaba con todos. Fausto entrenaba contra Minako, y le costaba trabajo mantenerse. Las dos chicas tenían mucho más poder del que demostraban.

Pero algo raro pasó. Silver apareció frente a Maris y Len, quienes estaban con Minako, Jun y Lee en el barranco donde Len había visto a loa Grandes Espíritus, la columna de luz. Jun, Lee y Minako estaban por irse y dejar sola a la pareja, cuando Silver apareció.

Portadora y Sombra, los Grandes Espíritus han hablado sobre ustedes- dijo Silver –Han decidido entregarles un Oráculo Virtual, para que participen en el Torneo de los Shamanes-

¡Qué?- se le escapó a Minako.

Pero nosotras no estuvimos en la primera ronda, y nos somos Shamanes- dijo Maris, cuando se repuso de la sorpresa –¿Acaso podemos hacerlo?-

Los Grandes Espíritus así lo quieren. Y tú también, Jun Tao-

¿Eh?- Jun estaba sorprendida. Ella no había participado en el Torneo.

Así lo quieren los Grandes Espíritus- dijo Silver –Extiendan su mano izquierda, por favor-

Todas dudaron, pero le hicieron caso. Tres rayos de luz se separaron de los Grandes Espíritus y rodearon el brazo izquierdo de las tres chicas. Maris ya no llevaba su brazalete, al pasar a la última etapa no lo necesitaba, y sólo quedaba una gema en el dorso de su mano, un rubí. El rayo de luz dio en el medio de la gema, y formó un Oráculo virtual para cada una, pero el de Maris era diferente. No tenía un color definido, sino que cambiaba a cada momento, como si estuviera hecho de humo de colores.

Cuando la luz se desvaneció, todas estaban sorprendidas. Len y Lee tenían la boca abierta, y las chicas también. Silver se dispuso para irse.

Yo tampoco sé la razón, pero así lo quieren los Grades Espíritus, y así debe ser- y desapareció

Guts! El segundo capítulo y las cosas se ponen interesantes! Maris, Minako y Jun competirán en el Torneo de los Shamanes... como equipo. Es que son ellos, los Grandes Espíritus los que me dictan, yo sólo soy la que lo escribe... Y va para largo todo esto. Debo decirles que ni siquiera yo sé en qué va a terminar todo esto, así que no me pregunte, porque les juro que no sé.