Yumesan
4: Los ojos de Len
-Admítelo- le dijo una voz a Horo Horo cuando estaba siendo entrenado por Pilika, a la tarde –estás celoso-
Horo Horo se dio vuelta y vio a Minako, quien corría junto a él con pesas en las manos y en los pies. Mariko no estaba con ella. Los dos corrían por una calle apartada de la aldea.
-¿Yo?- preguntó Horo Horo -¿Celoso¿De quién, de Chocolove?-
-No- dijo Minako, e hizo una pausa -sé que miras más a Maris que el resto de los chicos... Y que le tienes algo de rencor a Len, y que por eso se la pasan discutiendo. Pero desde que llegó Maris, pareces estar más molesto que antes... –
-Maris está con Len. ¿Crees que estoy celoso de ellos?- preguntó Horo Horo, molesto.
-No, creo que quieres ser tan feliz como Fausto con Eliza, o como yo con Chocolove, o como Len con Maris. Pilika es tu hermana, y ya veo que la quieres, pero quieres tener una pareja¿verdad?-
-¿Te me estás declarando?-
-No, a mí me gusta Chocolove-
-Pero Manta... –
-Él es un buen chico, pero es muy niño para mí. Lo considero un hermanito menor. Y créeme, yo soy más vieja de lo que piensas-
-Oh- dijo Horo Horo.
-No te pongas así de celoso. Algún día vas a encontrar a alguien que te guste y que te corresponda. Tal vez no venga de Argentina, tal vez no sea latina, y hasta tal vez no sea una chica, pero algún día la vas a encontrar. ¿Horo Horo?-
Horo Horo se había caído al escuchar "tal vez no sea una chica" y estaba tendido en el suelo. Minako se acercó a él, sonriendo.
-¿CÓMO QUE TAL VEZ NO SEA UNA CHICA?- le gritó Horo Horo, sonrojado.
-Yo sé por vasta experiencia cuándo un chico está enojado con otro por tal o cual motivo... Y sé que, en parte, te enoja que Len tenga pareja y tú no. En parte, que Maris se haya fijado en él y tú no. Y en parte, que Len la tenga a ella como pareja, y no a ti. Sentías algo más que enemistad por Len, y ése "enamoramiento" te asusta, porque sabes que Len no te va a corresponder-
Horo Horo la miraba sin decir palabra.
-Pero no te preocupes, es sólo falsa atracción, una etapa que se pasa en ésta edad, se llama de "seudo homosexualidad" y en poco tiempo se te van a aclarar las ideas- siguió Minako –Yo no diré nada, pero deja de hablar mal con Len. Al menos intenta ser su amigo-
Minako se fue, dejando a Horo Horo pensando.
Chocolove estaba en su habitación, mirando por la ventana, cuando alguien lo abrazó por el cuello. Chocolove se quedó quieto, pero después arriesgó.
-¿Minako?-
-¿Cómo adivinaste?-
Chocolove se dio vuelta y la miró. Era ella. Llevaba su traje de Tigre de agua puesto, y la verdad es que estaba hermosa. Chocolove se quedó mudo. Minako sonrió.
-¿Te gusta?- preguntó la chica con rapidez.
-Se parece un poco a mi espíritu- dijo Chocolove.
-¿Te gusto?- preguntó Minako, Chocolove respondió antes de ser consciente de ello.
-Envidio a Len por tener a Maris a su lado y pensaba que eras muy lind... – pero se cortó y se sonrojó.
-Perfecto- dijo la chica sonriendo –Al fin un chico lindo me da bolilla... – dijo abrazándolo.
Chocolove estaba rojo hasta las orejas. Entonces sintió y oyó algo extraño.
Un ronroneo.
Minako estaba ronroneando. Como su espíritu acompañante. Como Maris después de los entrenamientos, cuando aún estaba transformada y curaba a Len.
Chocolove la abrazó.
-Linda novia, Len- le dijo una voz conocida al oído.
Hao.
-¿Y ahora qué quieres?- le preguntó Len, sin mirarlo. Estaba en la playa, mirando la gran columna de luz que eran los Grandes Espíritus.
-Las Portadoras de Sombra son raras, hay menos de una por cada diez millones de humanos, con suerte has cien en todo el mundo... Tuviste mucha suerte en encontrarla-
Len no le contestó.
-No me vas a ignorar, Len- Hao se sentó a su lado –Hoy peleé con las cinco Lilis. Fue fácil, ni siquiera empecé y ya las había vencido. ¿Sabes lo que dije cuando ví que debía pelear contra ellas? Dije, "las voy a hacer picadillo" y lo hubiera hecho si no hubieran sido tan cobardes como para retractarse-
-Deja de presumir- Len había cerrado los ojos al escuchar a Hao y al abrirlos, se encontró con su rostro a menos de diez centímetros del suyo.
-¿Qué haces?- Len retrocedió, confundido.
-Su equipo es muy fuerte, pero el mío lo es más... Y algún día deberás pelear contra ella, Len-
Len no dijo nada.
-Ella entró por decisión de los Grandes Espíritus, y yo no soy quién para contradecirlos... Pero te ganará, Len, te hará morder el polvo. Y si no lo hace ella lo haré yo-
Len lo miró fijamente, serio. Claro que lo sabía, pero si los Grandes Espíritus lo habían querido así, así sería. Se levantó de la arena.
-El último enfrentamiento es entre cinco, Len- dijo Hao -Entre cinco equipos diferentes. Será divertido ver cómo pelean entre ustedes por el título del Rey de los Shamanes-
Len no se movió.
-¿Acaso crees que ella desistirá por ti? Ingenuo. Ella también desea ser el Rey de los Shamanes... ¿O debería decir la Reina de los Shamanes?-
Len abrió los ojos y empezó a caminar.
-No te irás- dijo Hao.
Unas llamas envolvieron a Len. El Shaman chino se volvió y miró a Hao con sus ojos dorados, pero no dijo nada.
-Vas a ser mío, Len, lo quieras o no-
Len se sorprendió, y pestañeó un segundo. Hao desapareció, y apareció detrás de él. Lo tomó del torso y empezó a acariciarlo, de una forma que ni siquiera Maris lo había hecho antes. Se parecían más a las caricias de un amante. Len reaccionó apenas se acordó de Maris. Intentó llamar a Basón, pero Hao le puso una mano en la frente.
-No lo harás- dijo Hao, y se acercó a su oído –Eres tú o ella... Así que más vale que no te resistas-
Len se sorprendió primero, y se enfureció después. Sacó su lanza y se apartó de Hao. Le apuntó con su lanza al rostro, pero algo lo detuvo antes de poder moverse. Y no veía lo que era. No era miedo, no, él sabía cómo era el miedo, lo había visto muchas veces en sus oponentes, y esto no era miedo...
Len abrió los ojos. Hao estaba frente a él, sonriéndole. Tenía los ojos entrecerrados, y se acercaba demasiado. Le había pasado los brazos detrás del cuello, y Len no podía moverse. Ahora sí era miedo, pero no era sólo eso lo que le impedía moverse.
Hao le tomó el cuello y lo acercó con brusquedad hacia él. Lo besó violentamente, metió su lengua en la boca de Len, quien intentaba romper la barrera que lo ataba. Le empezaba a faltar el aire, y dejó caer su lanza. Las rodillas le temblaban, y finalmente cayó a tierra. Cuando pudo volver a respirar, abrió los ojos. Hao estaba sobre él.
-No te preocupes, Len, ella no lo va a saber nunca... – intentó volver a besarlo, pero Len reaccionó. Le pegó un puñetazo que lo sacó de encima, y se levantó con rapidez del piso. Corrió a través de las llamas, que lo quemaron, pero sólo sintió el dolor cuando se detuvo, frente al edificio en donde estaba con Horo Horo y Chocolove.
Entró corriendo, sin dar explicaciones a Horo Horo, quien volvía cansado con Pilika después de una jornada de entrenamiento agotadora. Pero cayó antes de llegar a la habitación, y allí se quedó
Cuando despertó, sentía algo cálido en su cabeza. Cuando abrió los ojos, no pudo ver nada. Pestañeó, pero no había cambiado nada. Sintió una mano cálida deslizarse por su mejilla.
-Len, gracias al Cielo- dijo la voz de Maris, y sintió que ella lo abrazaba.
-¿Maris?- era inútil preguntar. Sabía que era ella, pero necesitaba confirmarlo.
-Sí, soy yo- respondió la voz de la chica –Horo Horo y Pilika me llamaron. Fausto te curó lo mejor que pudo en cuanto le avisaron-
-¿Dónde estoy?-
-En tu cuarto. Estás aquí desde ayer a la noche-
-Y tú... ¿me acompañaste?- preguntó Len con una sonrisa.
-Sí... Es lo menos que podía hacer, Len-chan... –
Hubo una larga pausa. Len cerró los ojos. Después volvió a hablar.
-Hao me siguió hasta la orilla del lago. Cuando traté de irme, hizo aparecer llamas a mi alrededor. Trató... Trató de seducirme, y logró besarme, pero le pegué cuando se quiso pasar de la raya. Salí corriendo, pero las llamas me quemaron-
-Fausto nos lo dijo. Tenías quemaduras por todo el cuerpo, en especial en los brazos y las piernas- también les había dicho que parecía sufrir una crisis nerviosa, aunque ella no se lo dijo –No te preocupes, no tendrás que batallar sino hasta dentro de una semana- hizo una pausa –Parece que está intentando jugar a dos puntas. Trató de besarme a mí también, antes que te encontrara de nuevo. Y también se le insinuó a Anna-
Len no volvió a hablar. Maris pensó que se había dormido, y le dio un beso en los labios. Len abrió los ojos y recordó lo que había pasado. Maris se sorprendió al verlo llorar.
-¿Qué te sucede, Len?- preguntó, alarmada.
-No puedo ver- dijo Len –Hao me dejó ciego-
Fausto no podía hacer nada. No eran razones médicas las que le había quitado la vista a Len. Sus ojos no estaban dañados por las llamas. Anna se hizo rogar mucho antes de acceder a tratar de curarlo. Pero ninguno de los espíritus convocados, magos, médicos y druídas, entre muchos otros, pudieron devolverle la vista. Len no se había levantado de la cama, y Maris y Basón no lo habían abandonado ni por un instante. Minako, Mariko y Yukari eran las que más lo sentían, y Chocolove acompañaba a su novia.
Nadie podía creer lo que había pasado. Minako salió de la habitación y se enfrentó a Hao, en la orilla, la misma en que antes habían luchado él y Len.
-¿Qué le hiciste?- le preguntó ella cuando sintió su presencia.
-Sólo le propuse algo, pero él se negó... – dijo Hao.
-¿Acaso no te das cuanta que no lo lograrás? Él nunca se unirá a ti-
-No quiero que se una a mí a la fuerza, quiero que venga por voluntad propia a mí... ¿Acaso crees que Maris es la única que patea para los dos lados?-
-Ella nunca jugó a dos puntas. Es sincera y de sentimientos puros. No necesita usar la violencia para convencer a otros de sus ideales. Y tampoco se unirá a ti-
-¿En serio?- Hao sonreía burlonamente –No lo creo... veremos si Len resiste en su siguiente batalla... ¿Sabes que si alguien entra e intenta parar la batalla, los árbitros lo detienen¿Y que si no lo detienen, consideran descalificado al equipo al que ayuda ésa persona?-
-¿Eso te parece divertido?-
-Sé cómo conseguir lo que quiero, y lo estoy haciendo. Y si crees que dejaré correr esto, te equivocas. Apenas estoy empezando... –
Y desapareció.
Len no se quiso levantar sino hasta el segundo día. Ayudado por Maris, quien lo sostenía, Len fue a darse una ducha, después que Maris le recordara dónde estaba todo. Basón no había hablado con nadie que no fuera Len, ni siquiera con los otros espíritus o con Minako, de la que se había hecho amigo. Maris también se tragaba las lágrimas, pero no lo resistió más y le habló a Basón cuando Len se estaba bañando.
-Basón, sé que tú también sufres por Len. Yo tampoco puedo soportar verlo así... Y Minako fue a enfrentar a Hao, a preguntarle por qué lo había hecho, y tengo miedo que quiera destruirnos a todos por medio de los nervios... La verdad, no sé qué hacer-
-El señorito es fuerte- dijo Basón –Lo superará. Aunque nunca se había quedado ciego, practicó muchas veces con los ojos vendados-
-Su próxima batalla será contra el Equipo Amazonas. Los conozco. Son Shamanes brasileños, y son muy poderosos. En ése país es donde hay más presencia shamánica en toda Latinoamérica. Tal vez en toda América. Son fuertes. Y con Len en éste estado, temo por él... No por el daño físico que sufriría, sino por lo que le está pasando a su mente-
Basón no dijo nada.
-Quisiera hacer algo, pero no sé qué. Hao no le devolverá la vista, ya lo sé, pero quiero hacer algo para ayudarlo. Lo que sea-
Ésa noche, Len no bajó. Se quedó todo el tiempo en su habitación, acostado en su cama, hasta que una voz lo sacó de sus pensamientos.
-Vaya, el golpe surtió efecto. Te ves patético, Len-
Sintió que una mano fría le tocaba el pecho, y se deslizaba hacia su costado, mientras la otra le tocaba la mejilla.
-Ahora, terminaré lo que empezamos en el lago- dijo Hao.
Guts! LEN SE QUEDÓ CIEGO! Dios mío, ni yo me esperaba esa jugada de Hao... Pobre Len, se pegó un bajón impresionante, y ni hablar de Maris y Basón... El último tiene ganas de matarme por lo que le hago sufrir.
-¡Hey, dijiste que en el próximo Fan Fic yo iba a ser el novio de Minako!-
-Bueno, Manta, fue una decisión de ella, no me reclames a mí-
-¡No es justo!-
-Así es la vida en éste país-
Guts.
